CIPER ENCONTRÓ ACTA NOTARIAL CON LA LISTA DE LOS OBJETOS
La valiosa colección de arte que la nuera de Pinochet busca proteger
07.12.2016
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CIPER ENCONTRÓ ACTA NOTARIAL CON LA LISTA DE LOS OBJETOS
07.12.2016
Vea también: «El verdadero valor de la fortuna que acumuló Pinochet»
María Soledad Olave Gutiérrez (54 años) es la única familiar política de Augusto Pinochet que ha estado procesada en la investigación del origen de la fortuna que ocultó el dictador. Frente a las medidas adoptadas en tribunales, ella ha respondido con dureza afirmando que se trata de una persecución judicial contra la familia de su esposo, Marco Antonio Pinochet Hiriart. A nueve años de haber sido sobreseída en el juicio del Caso Riggs, las escrituras que rastreó CIPER indican que Olave también siguió la estrategia diseñada por los Pinochet para proteger sus bienes.
Tal como informó CIPER, durante 2015 los herederos del dictador comenzaron a traspasar propiedades a nombre de sus hijos. Así sucedió con el fundo Los Boldos y también con el departamento en La Dehesa donde habita la matriarca, Lucía Hiriart (ver reportaje). Casi todas las transacciones se sellaron en la notaría de Alfredo Martin Illanes y cuatro de ellas tuvieron lugar el 9 y el 10 de octubre de 2015.
El primer día fue Lucía Hiriart quien transfirió a sus nietos su parte de Los Boldos. Al día siguiente, el 10 de octubre, lo hicieron Verónica, Augusto y Jacqueline Pinochet Hiriart. Fue así cómo encontramos en ese mismo libro notarial, en la página que precede a las escrituras mencionadas, un misterioso documento firmado por María Soledad Olave.
El acta lleva por título “Ratificación de contrato de bienes muebles”, y no indica quién es la contraparte de Olave.
Para develar el misterio fue necesario seguir rastreando hasta encontrar archivado en otro libro notarial, un documento que Olave firmó dos meses antes, el 12 de agosto de 2015, en la notaría de Armando Ulloa Contreras. Allí se lee que el anticuario Jorge Hugo Torres Sandoval declara haberle vendido entre marzo de 1987 y agosto de 1995, una serie de objetos que parecen ser de gran valor, pero cuyo precio se omite.
La lista da cuenta de la colección de piezas de arte, alfombras y objetos antiguos que pueden valer una pequeña fortuna. Lo que hace imposible tasar al menos los cuadros con exactitud, es que en ese documento notarial las dimensiones de las obras están cortadas en el margen de la hoja (ver lista completa).
En ninguno de los dos documentos se deja constancia de la causal de ese inventario. Solo se explicaría por el interés de María Soledad Olave de dejar constancia de que su valiosa colección no forma parte del patrimonio familiar de los Pinochet Olave.
El matrimonio de Marco Antonio Pinochet y María Soledad Olave tuvo lugar el 28 de octubre de 1989. Aprovechando los últimos meses que le quedaban a Augusto Pinochet como gobernante de facto, la boda se realizó en el palacio presidencial de Cerro Castillo, en Viña del Mar, según se relata en el libro La familia, historia privada de los Pinochet, de Claudia Farfán y Fernando Vega.
El certificado oficial da cuenta de que la ceremonia civil tuvo lugar en Isla de Maipo. En esa ocasión los novios pactaron una unión con separación total de bienes, lo que en teoría protege las pertenencias de Olave de un embargo que pudiera afectar a su esposo. Como se sabe, Marco Antonio Pinochet aún tiene en curso un juicio tributario cuyo fallo definitivo está pendiente.
El acta en cuestión podría ser una protección sobre los objetos más valiosos que se encuentran al interior de la residencia de los Pinochet Olave.
El documento detalla las compras de esos objetos, las que supuestamente tuvieron lugar hace más de 20 años. Para ello, Olave y el anticuario certifican que “este contrato de compraventa se celebró verbalmente sin que se hubiera consignado por escrito”.
El gusto artístico de María Soledad Olave es bastante ecléctico. La lista incluye cuatro cuadros de Roberto Matta, un grabado de Goya, una escultura de Botero, una acuarela de Jorge Tacla, una escultura de Palolo Valdés, óleos de Hugo Marín y Armando Lira y dos cuadros de Sammy Benmayor, entre otras obras.
Se detallan además doce alfombras -de distintos tamaños- persas, turcas, paquistaníes y de Kurdistán. Entre los muebles hay sillas y sillones Luis XV, un arrimo del renacimiento italiano, además de una cómoda, un mueble y una mesa con cubiertas de mármol. Los objetos enumerados incluyen un ícono religioso de una virgen rusa, botellas de cristal; además de bandejas, candelabros, mates y una sopera de plata.
CIPER decidió ubicar al anticuario Jorge Torres. En la tienda que antiguamente lo hizo conocido, ubicada en calle Quinchamalí (Las Condes), ya no está. Torres quebró en 2010 y ahora vende sus antigüedades en un local del barrio Italia (Providencia). Al ver el acta con el detalle de los bienes que supuestamente él le vendió a María Soledad Olave, el anticuario Torres dijo no recordar haberla firmado. No lo negó tampoco. Repitió que no recordaba. Y cuando se le pidió que refrescara su memoria leyendo uno a uno los objetos que allí aparecen, tampoco los reconoció como ventas suyas.
Luego de algunas cavilaciones, Torres dijo a CIPER que solo algunos de esos objetos podrían haber sido de su tienda:
-El óleo de Hugo Marín puedo haberle recomendado que fuera a comprarlo directamente a la galería o a un remate. Los prendedores mapuche pude haberlos vendido yo, pero tendría que mirarlos. Sin mirar una fotografía no puedo decirle cuánto costaban, no sabría…
Lo que sí reconoció Torres fue una relación de amistad con María Soledad Olave, a quien ve esporádicamente en situaciones sociales:
-La conocí primero a ella y después conocí a su esposo, Marco Antonio. Eso fue en 1985. La conocí por medio de amistades que teníamos en común. Ella tenía un grupo de como 20 amigas, entonces nos veíamos en fiestas y en reuniones sociales. La última vez que nos topamos fue hace más de un año, en un desfile de Cecilia Bolocco.
Respecto de sus gustos artísticos, Jorge Torres señaló a CIPER que Olave “no era coleccionista, compraba para amoblar la casa. Tenía cosas bonitas en los pasillos, pinturas, pero era una casa común y corriente”.
Marco Antonio Pinochet (59 años) es el cuarto de los cinco hijos del matrimonio Pinochet Hiriart y siempre se dijo que era el favorito de su madre. Aunque en su juventud protagonizó algunos escándalos de índole personal y más tarde en el mundo de los negocios, con los años se mantuvo en un segundo plano mientras su hermano Augusto ocupaba el sitial de oveja negra de la familia.
La detención de su padre en Londres en octubre de 1998 terminó de golpe con el bajo perfil que se había esmerado en mantener junto a su esposa. Marco Antonio Pinochet asumió entonces el rol de vocero de la familia, defendiendo al general de una manera enérgica pero a la vez más racional y menos rabiosa que algunos de sus hermanos.
El descubrimiento en 2004 de las cuentas ocultas que el dictador mantenía en el Banco Riggs de Estados Unidos, iluminaría una nueva faceta de Marco Antonio Pinochet. Fue entonces que emergió su rol clave en la familia: los cruces de cuentas y documentos de respaldo mostraron que era la persona de mayor confianza de su padre en el manejo de su fortuna y uno de los articuladores de su ocultamiento.
En 2004 el ministro Sergio Muñoz lo procesó por existir “presunciones fundadas que le correspondió participación de cómplice en el delito tributario (…) especialmente por cuanto cooperó en el manejo de los fondos que mantiene Augusto Pinochet Ugarte en el extranjero, actividad en que utiliza incluso documentación falsificada”.
Los hallazgos de los movimientos desde las cuentas donde Pinochet ocultaba su fortuna, terminaron por involucrar también a la esposa de Marco Antonio Pinochet. Una de las cuentas secretas del dictador fue abierta en 1985 en Nueva York, con el nombre de su titular falso: “Marco P. Hiriart”. En 1989 el titular se modificó (en fideicomiso) y pasó a ser de “J. Ramón Ugarte”, uno de los alias que utilizó Pinochet para ocultar sus dineros. Finalmente, en 1999, estando ya detenido en Londres el general, la cuenta fue traspasada a nombre su nuera, María Soledad Olave. La investigación judicial determinó que por esa cuenta pasaron más de US$2 millones sin origen justificado.
El sucesor de Muñoz, el ministro Carlos Cerda, amplió los procesamientos a gran parte de la familia Pinochet, incluyendo a Soledad Olave. Su defensa la asumió el actual presidente del Consejo de Defensa del Estado (CDE, entidad querellante en la misma causa), Juan Ignacio Piña.
“Yo creo que todo esto es un show mediático para el juez, porque él gana dinero haciendo estas cosas. Por cada Pinochet que mete preso, lo premian», acusó con dureza entonces María Soledad Olave. El SII también se había querellado en su contra por no haber declarado ingresos por $35 millones.
En diciembre de 2006, el lanzamiento del libro La nuera del general, de la periodista Paula Afani, transformó al Club de la Unión en un epicentro del pinochetismo. El evento fue la ocasión para que nuevamente la esposa de Marco Antonio Pinochet lanzara duras acusaciones: «El apellido de mi marido era una carnada demasiado atractiva para un juez que consideró que conmigo haría una pesca milagrosa, que mostraría como trofeo de guerra a las autoridades de gobierno«.
La resolución de Carlos Cerda fue revocada por la Corte de Apelaciones, la que invalidó casi todos los procesamientos, salvo los de Marco Antonio Pinochet y el albacea de su padre, Óscar Aitken. Con Pinochet muerto, el Caso Riggs se cerró en 2015 con sólo seis condenas a los militares que facilitaron la malversación de fondos del ex comandante en jefe. El fallo está en acuerdo en la Corte de Apelaciones de Santiago.
Pero las indagaciones que hizo la policía en torno a los dineros de Olave, entregan un cuadro interesante sobre su patrimonio. Destaca la herencia que recibió de su padre en 1998, que incluía dos departamentos en Providencia y una parcela en San Bernardo. En la investigación del Caso Riggs, Soledad Olave afirmó que los US$150 mil con que abrió una cuenta en Puerto Rico correspondían a la venta de dos departamentos que recibió en herencia.
La investigación también reveló que una copia de su cédula de identidad fue presentada por su marido cuando éste abrió la cuenta de Meritor (creada en el paraíso fiscal de Bahamas), una sociedad que también movió fondos de su suegro. Según dijo Olave en ese momento, su única relación con las cuentas de su esposo era que aparecía como beneficiaria en caso de muerte.
Cuando estalló el Caso Riggs, Soledad Olave era representante en Chile de la marca de ropa española “Don Algodón”, y era socia de “Agrocomercial Olave”, “Agrícola Olave” e “Inmobiliaria Imperial” junto a sus hermanos. En los documentos notariales se identificó como “agricultora”.
Desde 1994 su negocio textil estuvo asociado a Fermar, una empresa ligada a su esposo y que figura entre las transacciones de su suegro en el extranjero. En 1995 creó San Esteban Limitada junto a su madre y un hermano. Luego, San Esteban se asociaría con Forinvest Holding Co., una sociedad anónima identificada como empresa extranjera y que también estaría ligada a un socio de Marco Antonio Pinochet, para crear Real Inversiones. Esta última sociedad fue utilizada en 2006 para comprar la casa en La Dehesa, vecina a la de Augusto Pinochet y Lucía Hiriart en Los Flamencos, donde viven Soledad Olave y su esposo.
Después del estallido del Caso Riggs, Soledad Olave siguió haciendo negocios. En 2009, creó “Agrícola, Forestal e Industrial María Soledad Olave Gutiérrez Empresa Individual de Responsabilidad Limitada”. Al año siguiente esa empresa modificó su nombre por el de “Agrícola e Inversiones Tres Puntas Limitada”. El último registro comercial data de 2011, año en que junto a su hija María Josefina Pinochet, constituyó “Asesorías e Inversiones TOBIAS Limitada”.