EL NEGOCIO FAMILIAR SIGUE FUNCIONANDO
Hotel Terranostra: la desconocida inversión de los dueños de la Universidad el Mar
05.08.2014
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EL NEGOCIO FAMILIAR SIGUE FUNCIONANDO
05.08.2014
Vea también: » Quiebra de la U. del Mar: dueños que lucraron reclaman pago de $4 mil millones»
Cuando el Hotel boutique Terranostra abrió sus puertas a fines del año pasado en la zona patrimonial de Valparaíso, estaba embargado. Ya registraba dos demandas –hoy son tres– por deudas por casi $1.000 millones. Los juicios están ligados a ex rectores y socios fundadores de la Universidad del Mar (UDM), pues la historia de este hotel se enlaza con el auge y caída de la que llegó a ser la tercera universidad privada más grande del país. Comparten la misma familia de dueños y sus intrincadas redes de sociedades.
Mientras el imperio universitario caía a pedazos, los trabajos del Hotel Terranostra avanzaron hasta completar la remodelación de un edificio de comienzos del siglo pasado en calle Esmeralda, a los pies del Cerro Concepción. El inmueble está avaluado por el Servicio de Impuestos Internos en $335 millones, pero su valor comercial es mucho mayor. Sus 20 habitaciones tienen duchas recubiertas en mármol y las tarifas oscilan entre los $80 mil y $100 mil diarios, pero en Año Nuevo llegan a los US$ 1.000 (unos $560.360).
La propiedad y los líos judiciales del hotel están vinculados a las familias de Héctor Zúñiga Salinas, ex rector y fundador de la Universidad del Mar, y de Jorge Aspée Westphal, ex rector de la sede de Punta Arenas y ex miembro de la junta directiva de dicho plantel. Aspée es también socio de Zúñiga en una de las inmobiliarias que se usaron para retirar utilidades de la universidad. Cabe recordar que en la investigación judicial por la venta de acreditaciones de entidades de Educación Superior, que realizaba Eugenio Díaz (ex presidente de la Comisión Nacional de Acreditación, CNA), Zúñiga fue imputado por lavado de activos y cohecho y pasó seis meses en la cárcel.
El 2012 se recordará como el año del desplome de la Universidad del Mar, pero cuando todo se venía abajo y apenas dos meses antes de ser detenido y formalizado, Héctor Zúñiga seguía haciendo negocios. El 24 de septiembre firmaba como segundo aval en el pagaré N° 420013761638 del Banco Santander, por un préstamo de $871,6 millones (UF 38.600). Su esposa, Marcela Mendia Mendiola, pidió el crédito como apoderada de la empresa y fue además primer aval. Ambos figuraban como codeudores solidarios de la Sociedad Hotelera Valparaíso S.A., dueña del Hotel Terranostra, que se comprometió a pagar en 137 cuotas de $ 8,5 millones (UF 377), desde el 19 de marzo del 2013 hasta el 19 de julio de 2024 (ver documento). Un compromiso que no cumplieron. Argumentaron que si bien Marcela Mendia suscribió el pagaré a nombre de la empresa hotelera, en ese momento el representante legal no era ella, sino Diego Zúñiga Mendia, ex miembro de la Junta Directiva de la UDM, y quien resulta además ser hijo de ambos.
¿Quiénes son los dueños del hotel? ¿Quién debía pagar la millonaria deuda? Desenredar la madeja de sociedades detrás del negocio es tan complicado como desentrañar la red que permitió a Héctor Zúñiga y sus socios lucrar con la Universidad del Mar.
La primera hebra está en la constitución de Hotelera Valparaíso S.A., el 12 de diciembre de 2006. Un año y medio más tarde, el 7 de mayo de 2008, obtuvo su denominación actual: Sociedad Hotelera Valparaíso S.A., empresa que según la escritura está destinada a la explotación por cuenta propia o ajena de hoteles, restaurantes o actividades afines; elaboración, distribución y venta de alimentos preparados; otorgar servicios de alimentación a toda clase de personas, instituciones y empresas. El capital: $90 millones. Sus socios: Inversiones Betel Limitada e Inversiones La Higuera S.A. (ver documento).
Inversiones Betel se constituyó el 15 de septiembre de 2006 con domicilio en Punta Arenas. Sus fundadores fueron José Ramón Zúñiga Salinas, su esposa María del Rosario Jiliberto González y su hijo Pablo Andrés Zúñiga Jiliberto. Es decir, se trata de una sociedad conformada por el hermano, la cuñada y el sobrino de Héctor Zúñiga Salinas. Se creó mientras Pablo Zúñiga Jiliberto era rector de la sede Punta Arenas de la UDM. Siguiendo el modelo de negocios con el que operaban los dueños de la Universidad del Mar, Betel se convirtió en una de las sociedades accionistas de la inmobiliaria dueña de esa casa de estudios en Magallanes.
Pablo Zúñiga Jiliberto llegaría a ser gobernador de Valparaíso y debió renunciar cuando estalló el escándalo de la acreditaciones fraudulentas y el lucro que hacían los dueños de la Universidad del Mar con los dineros del Crédito con Aval del Estado (CAE) y de los aranceles pagados por sus más de 19 mil alumnos. El mismo día que el Ministerio de Educación comenzó a realizar una auditoría económica a la UDM (en virtud de las denuncias realizadas por la Contraloría y la Comisión Nacional de Acreditación), el 4 de junio de 2012, Zúñiga Jiliberto se retiró de Inversiones Betel y ésta quedó en manos de los siguientes socios: José Ramón Zúñiga Salinas, María del Rosario Jiliberto González, Paola Andrea Délano Koch (esposa de Pablo Zúñiga Jiliberto) y Marianne Lilian Koch Kretschmer (madre de Paola Délano y suegra de Pablo Zúñiga Jiliberto).
El segundo socio fundador de la Sociedad Hotelera Valparaíso es Inversiones La Higuera S.A., empresa que constituyeron el 3 de febrero de 2006, Paola Pellerano Poblete y su marido Jorge Aspée Westphal.
Jorge Aspée Westphal, además, es uno de los socios del matrimonio Zúñiga Mendia (Sociedad Zúñiga y Compañía Limitada) en la Sociedad de Servicios y Asesorías Valparenas S.A. y en Sociedad Inmobiliaria e Inversiones Valparenas S.A. Aparte del nombre, ambas sociedades comparten varias similitudes. Las dos se constituyeron el 19 de enero de 2004, ambas se inscribieron en Valparaíso, pero con domicilios comerciales en Punta Arenas; fueron conformadas como sociedades anónimas cerradas y cuentan con los mismos socios: Sociedad Zúñiga y Compañía Limitada (Héctor Zúñiga Salinas y la empresa de su esposa Marcela Mendia Mendiola), Jorge Aspée Westphal, Raúl Jorge Baeza Aspée (tío de Jorge Aspée Westphal, ex rector nacional y socio fundador de la UDM), Pablo Andrés Zúñiga Jiliberto y José Daniel Greenhill Martínez (ex rector de la sede Iquique de la Universidad del Mar, entre 2006 y 2011).
Inmobiliaria Valparenas se dedica a impartir cursos, asesorías, seminarios de capacitación y consultorías, entre otros objetivos. También a invertir en inmuebles. De hecho, era la dueña de la sede de la Universidad del Mar en Punta Arenas y la vía por la cual Héctor Zúñiga, su familia y socios retiraban las utilidades de su inversión en Magallanes (ver recuadro).
En abril del 2011 el Fondo de Inversión Southern Cross estuvo a punto de comprar el 70% de la Universidad del Mar. Un negocio que parecía altamente rentable, pero cuya trastienda ya mostraba riesgos. El lucro excesivo desarrollado por sus dueños comenzaba a mostrar sus nocivos efectos. De los 22 mil alumnos repartidos en 18 sedes que contabilizaba en 2007, su año más exitoso, ya estaba en 19 mil alumnos en 14 sedes, y se anunciaba el cierre de otras en distintos puntos del país
Pero 2011 fue también el año en que la palabra “lucro” comenzó a relacionarse de manera directa con el deterioro de proyectos educativos de determinadas universidades, unido al retiro de utilidades por parte de sus dueños. Las movilizaciones estudiantiles cobraron mayor fuerza. Mientras, en la Universidad del Mar ya no era posible maquillar sus problemas financieros. Los reclamos por no pagos de sueldos de profesores comenzaron a ser una constante. Por lo mismo, era tan importante para los dueños de la UDM que se materializara la venta a Southern Cross. En agosto de 2011, ese fondo de inversiones anunció que desistía de esa “alianza estratégica” con la UDM por “no estar dadas las condiciones”.
En el fracaso de la venta de la UDM influyó también el inminente estallido del millonario fraude de la multitienda La Polar, con deudas repactadas sin consentimiento a más de un millón de clientes, las que se hacían aparecer en los balances como “activos por cobrar”. Ese modelo fue ideado por quienes fueran sus dueños en los años más exitosos: Southern Cross
A pesar de que la Corfo apostó por el proyecto hotelero, otorgándole un subsidio de $5 millones, los asuntos financieros tampoco andaban bien en el Hotel Terranostra, por entonces en obras. Tres días antes del desistimiento oficial de Southern Cross al negocio con la UDM, el 19 de agosto de 2011, ingresó al Primer Juzgado Civil de Valparaíso una demanda contra la Sociedad Hotelera Valparaíso S.A. y también contra la constructora a cargo de las obras, Latitud Sur. La razón: una deuda de más de $47 millones. Los demandantes: la empresa de construcciones JCTS Limitada (cuyo dueño es Juan Carlos Saavedra Saavedra), Juan Álvarez León y Rafael Cabello Matus. Los tres reclamaban haber hecho trabajos de mantención, remodelación y fletes de escombros del hotel, respectivamente, contratados por la Constructora Latitud Sur, empresa que a su vez fue contratada por la Sociedad Hotelera para estos fines.
Todos ellos afirmaron en su demanda que no se les había pagado el total de los montos comprometidos, ocasionándoles perjuicios económicos y de salud.
No fue ésa la única deuda que Héctor Zúñiga mantenía con Juan Carlos Saavedra, uno de los demandantes. En 2010, su empresa le hizo trabajos de revestimientos y habilitación de dormitorios y baños a la casa particular que el entonces rector de la Universidad del Mar tiene en Reñaca, en el sector Las Golondrinas. Según relató Saavedra a CIPER, los trabajos los hizo mientras se solicitaban los permisos para comenzar la obra en el Hotel Terranostra. Cuando terminó las refacciones en la casa de Reñaca, Zúñiga le dijo que no habían quedado buenas las terminaciones y que había una filtración. Le quedó debiendo cerca de un millón ochocientos mil pesos. Saavedra no fue más allá en su reclamo, porque estaba confiado en que pronto iniciaría el trabajo mayor en el hotel y ahí sí le pagarían.
El arquitecto Marcos Cancino Riffo, representante de la Constructora Latitud Sur, confirmó en el tribunal, en su declaración del 31 de diciembre de 2013, que los trabajos del hotel fueron realizados por Saavedra y los otros dos demandantes durante los años 2009 y 2010. Dijo también que en junio de 2010 la obra se paralizó “sin liquidación posterior del contrato de construcción”. Cancino desestimó toda responsabilidad de su empresa, Latitud Sur, en la deuda que reclaman los demandantes, afirmando que como la hotelera tampoco les ha pagado, “esta empresa también ha sido perjudicada” (ver documento).
Cancino no dijo toda la verdad. Porque los lazos entre la constructora y la hotelera van mucho más allá del contrato por las obras del Hotel Terranostra. La Constructora Latitud Sur se constituyó el 3 de febrero del 2005, en Viña del Mar, con un capital de $500.000. Sus socios fundadores fueron Marcos Cancino Riffo y María Teresa Yuri Castellón. Pero cuatro años y medio más tarde, el 12 de noviembre de 2009, María Teresa Yuri le vendió sus derechos a un nuevo socio, Eduardo Zúñiga Lara, otro de los hijos de Héctor Zúñiga Salinas, el formalizado ex rector de la UDM y codeudor solidario de la Sociedad Hotelera Valparaíso S.A. Es decir, uno de los hijos de Zúñiga se convirtió en dueño de la constructora en los precisos momentos en que ésta hacía trabajos en el hotel de propiedad de su familia.
CIPER detectó un nuevo vínculo comercial entre el representante de la Constructora Latitud Sur y los negocios que hacía Héctor Zúñiga con la Universidad del Mar. Cancino Riffo y Zúñiga Lara fundaron University Studies Abroad Chile Limitada, empresa que ocupa como nombres de fantasía “Estudios Extranjeros Chile Ltda.” o “Abroad Chile Ltda.”. Creada el 20 de mayo de 2009, los otros socios que figuran en su constitución son: Paola Olguín Narváez, Manuel Soler Guerrero y Baezu Inmobiliaria e Inversiones S.A. Esta última sociedad anónima cerrada, registra como socios a Héctor Zúñiga Salinas y Raúl Jorge Baeza Aspée, cofundadores también de la Inmobiliaria Valparenas (que arrendaba la sede de Punta Arenas a la UDM).
La caída de la Universidad del Mar se precipitó en mayo de 2012, luego de que el entonces rector Raúl Urrutia renunciara reclamando que mientras se adeudaban $550 millones en imposiciones a los docentes y empleados, los dueños se auto pagaban $600 millones a través de inmobiliarias de sus propiedad. En paralelo, el Ministerio Público había iniciado la investigación judicial por la presunta compra de la acreditación obtenida por la UDM en la Comisión Nacional de Acreditación en 2010, lo que fue revelado en un reportaje de CIPER publicado el 31 de enero de 2012 (ver reportaje “Sistema de acreditación universitaria bajo sospecha por polémico contrato”). Poco después era formalizado el que fuera presidente de la Comisión Nacional de Acreditación (CNA), Eugenio Díaz.
Para entonces la movilización estudiantil se hizo incontenible. Los alumnos de la UDM se tomaron algunas sedes de la universidad y el Ministerio de Educación (Mineduc) iniciaba auditorías financieras y académicas en todas las sedes de la UDM.
Uno de los hitos de la investigación del Ministerio Público ocurrió el 24 de noviembre de 2012, cuando se formalizó a Héctor Zúñiga Salinas por delitos reiterados de cohecho, soborno y lavado de activos. Zúñiga pasaría seis meses en la cárcel. El proceso está en curso y los descubrimientos hechos por el equipo que encabeza el fiscal Carlos Gajardo se siguen acumulando. A fines de mayo pasado, la fiscalía detectó nuevas cuentas bancarias de Héctor Zúñiga, dos en Panamá, las que sumaban $55 millones (una de ellas a nombre de la UDM); y una tercera en Estados Unidos.
Otro juicio que tiene como protagonistas a Héctor Zúñiga y a los otros dueños de la Universidad del Mar, pero esta vez como demandantes de una deuda, es el que determinó la quiebra del plantel. Los cuatro controladores de la UDM forman parte de la junta de acreedores y demandan una deuda de casi $4 mil millones (ver reportaje). Pues bien, el 14 de julio pasado, esa misma junta decidió activar el cobro judicial de la deuda que contrajeron miles de sus alumnos para pagar sus estudios. Y ello, porque dado que los dueños de la UDM mantenían la mayoría de los inmuebles que utilizaban como propiedad de sociedades relacionadas, pero ajenas al estatuto legal de la Universidad del Mar, no se pueden rematar. Así, los estudiantes deberían pagar a quienes precisamente provocaron el desplome de su universidad. Una caída que se precipitó con el retiro sin control de dineros hacia otras sociedades personales. Como probablemente lo haya sido en su origen la inversión del Hotel Terranostra.
Tan estrechamente ligados están los dineros de la Universidad del Mar con los fondos que manejaban en sus sociedades personales, que en el juicio por la quiebra de la UDM también figura la existencia del pagaré avalado por Héctor Zúñiga y su esposa para cubrir la inversión del hotel boutique.
Desde que el matrimonio Zúñiga Mendia avaló el crédito, en septiembre de 2012, la sociedad hotelera no pagó ni una sola cuota, por lo que el 8 de abril del 2013 el Banco Santander interpuso una demanda en el Cuarto Juzgado Civil de Valparaíso (ver documento). El banco consiguió el embargo de la propiedad por el monto total de la deuda, que ya alcanzaba los $883 millones, sin contar intereses pendientes (ver documento).
Las sorpresas comenzaron el 20 de diciembre de 2013, cuando el abogado defensor de Héctor Zúñiga y Marcela Mendia, Juan Carlos Manríquez, hizo entrega en el tribunal de una escritura pública que buscó demostrar que Marcela Mendia había firmado como aval principal del crédito sin tener la calidad legal para ello. Se trató del acta notarial del directorio de la Sociedad Hotelera Valparaíso S.A., realizado el 26 de agosto del 2010, en la que aparece que, a contar de esa misma fecha, el gerente general y representante legal será Diego Ignacio Zúñiga Mendia (hijo de Héctor Zúñiga y Marcela Mendia), en reemplazo de su primo Pablo Zúñiga Jiliberto. Quien presidió esa sesión, según el acta, fue Marcela Mendia (ver documento).
Pero el directorio de la sociedad hotelera hizo nuevos cambios. El 30 de septiembre de 2013, Hotelera Valparaíso S.A. constituyó un nuevo directorio (no se nombra a Marcela Mendia como saliente) el que aceptó la renuncia de Diego Zúñiga Mendia como gerente general y representante legal. Como presidenta del nuevo directorio, fue designada Paola Pellerano Poblete, acompañada por Francisco Iribarra Quintana y Cristian Carrasco Mendia (sobrino de Marcela Mendia y quien también fue parte de la Junta Directiva de la Universidad del Mar) (ver documento).
Como nuevo gerente de la sociedad hotelera asumió Jorge Aspée Westphal (ex rector de la Universidad del Mar en la sede de Punta Arenas, y esposo de Paola Pellerano). Como se dijo al inicio de este reportaje, el matrimonio Aspeé Pellerano era dueño de una de las sociedades fundadoras del Hotel Terranostra: Inversiones La Higuera S.A.
Un anuncio hecho por el nuevo gerente sería el indicio de nuevos cambios en la sociedad. Aspée informó al directorio que Bruno Pellerano Poblete (hermano de la presidenta del directorio, Paola Pellerano), había puesto a disposición de la empresa $50 millones, depositados en una cuenta corriente.
Ese generoso préstamo se entendería pocos días después de que el Hotel Terranostra abriera su puertas –en diciembre de 2013- y un día después de que se pidiera levantar el embargo que afectaba a la Hotelera Valparaíso S.A. (9 de enero de 2014), cuando la sociedad Inmobiliaria e Inversiones Pellerano Hermanos Limitada, comprara el hotel en $650 millones (según inscripción en el Conservador de Bienes Raíces de Valparaíso, ver documento).
La inmobiliaria fue creada el 19 de diciembre de 2013 por dos socios: Bruno Pellerano Poblete y María Ignacia Larraín Pellerano (hija de Paola Pellerano), con un capital de $5 millones. Solo un mes y medio más tarde, el 30 de enero de 2014, María Ignacia Larraín Pellerano vendió sus derechos a Inversiones Aspée-Pellerano Limitada. ¿Quiénes son los socios de Inversiones Aspée-Pellerano Limitada? La última modificación a esta sociedad se realizó poco después de la compra del Hotel Terranostra (6 de febrero), quedando con dos únicos socios: Paola Pellerano Poblete y Jorge Aspée Westphal (capital de $464.752.140), la presidenta y el gerente general de la sociedad Hotelera Valparaíso S.A.
El 9 de abril de 2014, tres meses después de que se alzara el embargo y se concretara la venta del Hotel Terranostra, el abogado del Banco Santander, Ignacio Zamorano Orellana, informó al tribunal: “La parte demandada de Hotelera Valparaíso S.A., con el producto de la venta del inmueble embargado en autos, extrajudicialmente, ha pagado $650 millones, suma que debe imputarse al total de la deuda…”
El juicio iniciado por el Banco Santander sigue su curso, porque aún se adeudan más de $200 millones. Las posibilidades judiciales que existen son pedir un nuevo embargo por la deuda pendiente o que la empresa renegocie con el banco el pago del monto adeudado.
Los juicios por deudas que enfrenta la sociedad Hotelera Valparaíso S.A. no han terminado. El 29 de julio pasado el Banco de Crédito e Inversiones (BCI) interpuso en el Tercer Juzgado de Valparaíso una demanda por poco más de $19 millones, pago pendiente por un crédito de $212 millones. La deuda fue contraída el 24 de mayo de 2012 (ver documento).
El pagaré esta vez sí fue suscrito por Diego Zúñiga Mendia, en representación de Hotelera Valparaíso S.A. Pero como sus avales y codeudores solidarios son los mismos que firmaron el crédito con el Banco Santander –sus padres, Marcela Mendia y Héctor Zúñiga-, el abogado del BCI, Osvaldo Oëlckers Aljaro, solicitó mandamiento de ejecución y embargo de los bienes del deudor y sus codeudores solidarios.
Aunque el abogado Oëlckers aclaró a CIPER que este juicio lo maneja en forma independiente, curiosamente pertenece al estudio jurídico Oëlckers Urrutia y Cía., el que tiene entre sus socios a Raúl Urrutia Ávila, ex rector de la UDM, quien jugó un rol decisivo en el desplome al demostrar la forma en que lucraban los dueños de esa universidad.
Mientras los distintos juicios que afectan a los dueños y a los estudiantes de la Universidad del Mar siguen su desarrollo, los dueños del Hotel Terranostra continúan haciendo inversiones. Recientemente, el 14 de julio de 2014, Bruno Pellerano Poblete y la Inmobiliaria e Inversiones Pellerano Hermanos Limitada, constituyeron la sociedad por acciones Hotelera Terranostra SPA, con un capital de $45 millones. Está por verse cómo esta nueva empresa familiar entrará a jugar en la madeja de sociedades vinculadas al Hotel Terranostra.
Los dueños de la Universidad del Mar pagaban $22 millones cada mes por el arriendo de su sede en Punta Arenas, ubicada en calle Jorge Montt Nº 710 (con un avalúo fiscal de $917,5 millones). En rigor, era un dinero que se pagaban a ellos mismos, porque lo cobraba la Inmobiliaria Valparenas, una de las tantas sociedades que crearon los cuatro controladores de la UDM para retirar las utilidades que la ley les prohibía. En el contrato de 2008, Pablo Zúñiga Jiliberto (hasta poco antes rector de la sede de Punta Arenas) firmó como representante de Valparenas, y por la Universidad del Mar lo hizo Raúl Baeza Aspée (ver documento). El hecho de que ambos fueran socios de la Inmobiliaria Valparenas no provocó que ninguna autoridad objetara esos contratos por el visible conflicto de interés. Nadie ha ejercido nunca ese control.
Al desatarse la crisis en la Universidad del Mar, el mismo mes en que se eligió una nueva junta directiva, Inmobiliaria Valparenas, representada por el abogado Juan Vivar Uribe, presentó una demanda por término de contrato y de arrendamiento contra la UDM en el Tercer Juzgado de Letras de Punta Arenas. La causa: no pago del arriendo de esa sede desde septiembre de 2011 a mayo de 2012, involucrando una deuda de $116,7 millones. Los socios controladores de la UDM buscaron a través de esa acción judicial agilizar por todos los medios el retiro de fondos antes de la debacle total.
La Universidad del Mar no tuvo abogados que defendieran sus intereses. Y de ello hay constancia en el tribunal, porque el 22 de enero de 2013, los abogados Javier Solís Uribe y Mario Elgueta Saldivia renunciaron al patrocinio argumentando “pérdida de comunicación” con la UDM y no pago de honorarios. Fue en ese mismo escrito que informaron que la sede de la UDM había sido vendida en diciembre de 2012 “por la propia inmobiliaria demandante a un tercero”.
En efecto, mientras Héctor Zúñiga Salinas se encontraba en prisión preventiva, la sede de Punta Arenas fue vendida a un comerciante local. En esos meses y hasta bien avanzado 2014, la venta y el traspaso de inmuebles fue una de las vías que utilizaron los dueños de la UDM para enfrentar el temor de que en el juicio por cohecho, soborno, y lavado de activos se decretaran medidas cautelares para el patrimonio que todos ellos acumularon en sociedades personales y familiares.
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