CIPER REHIZO LA RUTA DE CÓMO SQM FINANCIÓ EL PODER DEL EX LÍDER GREMIALISTA
Así operó la máquina que armó Longueira para financiar su actividad política
13.09.2017
Hoy nuestra principal fuente de financiamiento son nuestros socios. ¡ÚNETE a la Comunidad +CIPER!
CIPER REHIZO LA RUTA DE CÓMO SQM FINANCIÓ EL PODER DEL EX LÍDER GREMIALISTA
13.09.2017
Hasta marzo de este año existían los datos, pero no confesiones. Se sabía que desde el círculo férreo de Pablo Longueira se articuló una red de boleteros para recibir cientos de millones de grandes empresas. Pero poco había sobre el destino de esas platas. Los datos decían que Soquimich había sido la única financista de las dos fundaciones –Chile Justo y Web-, que Longueira creó en 2006 cuando su apetito presidencial se desató. Pero la ruta del dinero no estaba trazada. La única certeza era que todos los millones confluían en el comando de operaciones que el ex senador y ex ministro de la UDI tenía montado en Costanera Andrés Bello con Nueva Los Leones (Providencia).
Todo cambió el 6 de abril pasado. Ese día, Carmen “Coca” de Castro, una de las principales colaboradoras de Longueira, rompió el silencio cuando declaró ante el Ministerio Público:
“Respecto del destino de estos fondos, según lo que me dijo Titi (Valdivielso), estos correspondían a un aporte para un fondo común, para apoyar a los distintos candidatos a diputados, concejales, alcaldes en campañas vinculadas al partido UDI (…) Creo que Pablo Longueira apoyaba la recaudación de fondos para campañas de jóvenes candidatos a alcaldes, concejales y diputados, quienes tenían dificultades de financiamiento, y la Titi trabajaba con Pablo Longueira, era su jefa de gabinete y su asistente personal (…) Existía un fondo común para financiar todas estas situaciones, y en su administración no tuve injerencia alguna”.
Su confesión fue suficiente para comenzar a hilar los cabos sueltos que se acumulan en la indagatoria judicial que se inició en marzo de 2016 y que tiene formalizado a Longueira por delitos tributarios y cohecho.
La reconstrucción de la ruta del dinero realizada por CIPER indica que al menos $1.300 millones pagados por SQM y otras 13 empresas pasaron por una red de boleteros, sociedades y fundaciones ligadas a Pablo Longueira y su entorno.
La línea de tiempo que reconstruyó CIPER con la captación de esos dineros desde el círculo de hierro de Longueira está alimentada por muchos relatos e imágenes. En la mayoría de ellos aparecen jóvenes universitarios cobrando cheques y vale vista en cajas de bancos para luego entregar esos millones en efectivo a un junior o a una asesora del ex senador. Su equipo se las arreglaba para mantener activa la correa transmisora del financiamiento ilegal. En paralelo, se reclutaba a nuevos boleteros. Había que mantener la máquina aceitada.
La declaración de Coca de Castro permite tejer datos. Ahora puede entenderse que Longueira pidiera un préstamo de $100 millones a sus amigos de Copra para financiar campañas de la UDI en 2009, y que luego utilizara el dinero proveniente de SQM para devolver ese préstamo. Todo servía para engordar el “fondo común” que financiaba campañas. Millones que sirvieron para aportarle a las candidaturas de Pablo Zalaquett, Jorge Castro, Emilio Amstrong, Gustavo Alessandri Balmaceda, Paula Phillips y del propio Longueira.
CIPER revisó las cartolas de las cuentas corrientes que Longueira y su principal asistente, Carmen Luz (Titi) Valdivielso han utilizado en los bancos Santander y BCI, y cruzó esos datos con las declaraciones judiciales que han entregado testigos claves de su entorno. En esos relatos está el detalle: cómo el dinero obtenido gracias a la emisión de boletas falsas viajó incluso dentro de maletines con un destino, la sede de las fundaciones Chile Justo y Web.
Durante años Pablo Longueira cimentó parte de su poder en la UDI gracias a sus estrechos lazos con el mundo empresarial, como los que creó con la dupla histórica al mando de SQM: Julio Ponce Lerou y Patricio Contesse. Solo ahora se revelan los detalles de las operaciones al margen de la ley que realizó para obtener de SQM aportes por al menos $1.000 millones.
Su sintonía política con empresarios vinculados al negocio de la educación lo benefició con otro aporte para financiar campañas: un préstamo de $100 millones que le hizo en 2009 Copra, la inmobiliaria de sus amigos históricos de la UDI, Marcelo Ruiz, Ignacio Fernández y Luis Cordero.
Los $100 millones, sin intereses, los devolvió en varias cuotas con pagos desde la cuenta corriente de la también representante legal de sus fundaciones: Titi Valdivielso. Fue el tesorero de Copra, Enrique Herrera Rodríguez, quien reveló la existencia de préstamos políticos a Longueira:
“En diciembre del año 2009 hubo seis operaciones desde Copra por un total de $100 millones (…) en ese entonces el gerente era Ignacio Fernández, quien era el representante y actuaba en forma personal con poder de firma. Él me mencionó en esa fecha que iba a girar esos cheques y que tenían por finalidad financiar campaña política de la UDI en el periodo 2009 (…) tanto Ignacio (Fernández) como Marcelo (Ruiz) y Lucho (Cordero) eran personas estrechamente ligadas a la UDI y amigos de Pablo Longueira, por lo que esta situación no me llamó la atención” (declaración del 11 de octubre de 2016).
Ese préstamo se hizo efectivo a través del pago de siete cheques. Seis de ellos están fechados el 11 de diciembre de 2009, a solo dos días de la elección presidencial y parlamentaria, la que por primera vez desde el retorno a la democracia le entregó a la derecha la mayoría en la Cámara de Diputados.
Todos los cheques emitidos por Copra fueron cobrados por cercanos a Longueira. El primero, por $15 millones, lo cobró Cristián Navarro Gordnich, un suboficial de Carabineros que estaba a cargo de la seguridad del entonces senador. Otros dos cheques por $15 millones cada uno fueron cobrados por Alejandro Miranda, quien era el director ejecutivo de la Fundación Web. En 2014 Miranda figura como socio de Connectiva, la empresa que creó junto a Gonzalo Cornejo (uno de sus aliados históricos en la UDI) para prestar asesorías parlamentarias a los diputados gremialistas.
Otros $30 millones (a través de dos cheques) fueron cobrados por Karin Grollmus, la periodista que acompañó a Longueira como asesora de prensa durante su paso por el Ministerio de Economía, y que antes participó en las campañas presidenciales de Joaquín Lavín en 1999 y 2005. El sexto cheque (por $10 millones) lo cobró el junior de las fundaciones, Bruno Vera. Estos seis cheques fueron pagados en efectivo en dos sucursales del Banco Estado: Tobalaba y Providencia.
El último cheque del préstamo de $100 millones de Copra fue por $15 millones y se emitió el 12 de enero de 2010. Fue cobrado por Titi Valdivielso en la sucursal Tobalaba del Banco Estado.
Tres meses después de otorgado ese préstamo, dos de los dueños de la inmobiliaria Copra y estrechos amigos de Longueira fallecieron en un accidente aéreo: Marcelo Ruíz e Ignacio Fernández. Ambos iban rumbo a Concepción en una avioneta modelo Piper a prestar ayuda tras el terremoto del 27 de febrero de ese año y a verificar los daños de la sede local de la Universidad San Sebastián, de la cual eran directivos y dueños.
“Después de la muerte de Ignacio y de Marcelo en marzo de 2010, se puso en contacto conmigo la Titi (Valdivielso), quien me llamó directamente para decirme que existía esta deuda con Copra, me reafirmó lo que yo ya sabía, me solicitó la cuenta corriente de Copra y me comentó que era con el objeto que se fueran devolviendo las platas que le había prestado Ignacio Fernández, a lo cual accedí” (declaración de Enrique Herrera del 11 de octubre de 2016).
La devolución del préstamo político se efectuó a través de tres depósitos en efectivo, once transferencias electrónicas desde la cuenta corriente de Valdivielso en el Banco BCI y un cheque emitido por Carmen “Coca” de Castro. Todas estas operaciones se materializaron entre junio de 2010 y mayo de 2011. CIPER reconstruyó esa ruta y comprobó que las platas de las boletas de SQM calzan con los pagos a la inmobiliaria.
El pago de la primera cuota fue posible gracias a la boleta falsa que emitió el ahijado de Longueira, Rubén Carvacho, a SQM el 27 de septiembre de 2010. Casi un mes después SQM le pagó $5 millones. El 25 de octubre Carvacho depositó la misma cantidad en la cuenta corriente de Titi Valdivielso en el Banco BCI. Lo hizo en la sucursal Coraceros de Viña del Mar. Dos días después, el 27 de octubre, Valdivielso utilizó ese dinero para transferir esos mismos $5 millones a Copra.
Un mes después, la cónyuge de Carvacho, Carolina Chamorro, también emitió una boleta falsa a SQM por $5 millones. El 23 de noviembre los mismos $5 millones fueron depositados en la cuenta corriente de Valdivielso, en la sucursal de Reñaca del Banco BCI. Un día después ese dinero figura en la transferencia que le sirvió a la asesora de Longueira para pagar la segunda cuota a Copra, a cuya cuenta transfirió $3 millones.
El análisis de la cuenta corriente de Valdivielso no deja lugar a dudas. Hasta antes que Carolina Chamorro le transfiriera los $5 millones -de la boleta falsa a SQM- su saldo era de $2,4 millones. Ese monto no le alcanzaba para pagarle a Copra. Solo después que tuvo en su cuenta el dinero originado en SQM, pudo concretar el pago de la segunda cuota del préstamo.
En febrero de 2011 la mano derecha de Pablo Longueira hizo otras tres transferencias a Copra. Esos tres nuevos pagos de la deuda coinciden con depósitos en efectivo que recibió en su cuenta corriente, los que tienen su correlato en tres boletas falsas pagadas por SQM.
Entre el 19 y el 20 de enero de 2011 SQM recibió tres boletas falsas, como lo reconocieron sus titulares en la Fiscalía: una de Nicolás Guíñez por $5 millones, otra de Antonia Alessandri por $3 millones y una de Ana Carolina Palacios por $7 millones. Una vez que los tres boleteros recibieron el pago, le depositaron el monto exacto pagado por SQM a la cuenta de Carmen Luz Valdivielso el 11, el 14 y el 18 de febrero respectivamente. El monto de esos depósitos le permitió a Valdivielso poder abonarle a Copra tres nuevas cuotas por $10 millones en total entre el 22 y el 23 de febrero de 2011.
Guíñez, Alessandri y Palacios son parte de la red de boleteros que operaba en torno a las fundaciones de Longueira y donde Carmen Luz Valdivielso ocupaba un rol central. Tanto Antonia Alessandri como Ana Carolina Palacios (su cuñada) declararon que fue ella quien les solicitó emitir esas boletas.
Esa misma operación se repitió un mes después, cuando la cuenta corriente de Valdivielso recibió otros tres depósitos que coinciden con pagos de SQM a boleteros reclutados por ella: $3 millones a Patricio Martínez, $7 millones a Ana Carolina Palacios y $5 millones a Gustavo Alessandri Bascuñán. Dinero recibido, dinero transferido. El 8, el 13 y el 28 de abril Valdivielso realizó giros a Copra por un total de $11 millones.
La relación de Pablo Longueira con los dueños de Copra ha sido tan estrecha que hay otros negocios en que aparecen vinculados. A través de la Inmobiliaria del Inca, Copra participa en la Compañía Minera Maagal, donde Pablo Longueira también ha sido accionista a través de una de sus sociedades familiares.
En 2011 Pablo Longueira volvió a recurrir a Copra para obtener financiamiento. A través de Luis Cordero pidió otros $25 millones. Ese préstamo se concretó con el pago de un cheque a nombre del ex senador el 15 de febrero de 2011.
“Don Luis Cordero me llamó para informarme que don Pablo Longueira me llamaría para pedirme $25 millones señalándome que se le iba a otorgar este préstamo a través de un mutuo. Ese mutuo se realizó ante notario y se pagaron los impuestos respectivos” (declaración de Enrique Herrera del 11 de octubre de 2016).
El gerente general de Copra agregó que ese préstamo está prácticamente saldado. En efecto, el 27 de septiembre de 2013 el hijo mayor de Longueira, Juan Pablo, apareció en las oficinas de Copra con $23.192.385 en efectivo. Se desconoce su procedencia. Ese mismo día, el dinero fue depositado en una cuenta corriente de Copra. El saldo del préstamo era de $1,8 millón.
Su cercanía con los financistas de la UDI quedó patentada una vez más en esos días de alta tensión cuando los controladores del Grupo Penta, Carlos Eugenio Lavín y Carlos Alberto Délano, decidieron aportarle $100 millones.
“Para la campaña de primarias de Pablo Longueira, Lavín (Carlos Eugenio) y Délano (Carlos Alberto) lo financiaron con cerca de $100 millones (…). Me pidieron que se lo entregara a Longueira en efectivo. Esta suma yo la transferí a mi cuenta Settelman del Banco Penta por dos montos de $50 millones y solicité que se me entregara el dinero en efectivo en mi propia oficina… Me la entregaron en un sobre-bolso café. Yo fui con el bolso a la oficina de Lavín y se lo mostré (…). Luego, mi secretaria Mylene llamó al contacto y yo se los entregué, pero no recuerdo quién era. Esto lo hice en mi oficina” (declaración de Hugo Bravo, ex gerente general de Empresas Penta, del 2 de octubre de 2014).
Los $100 millones entregados a Longueira por Hugo Bravo fueron confirmados ante la Fiscalía por los dos controladores de Penta, Lavín y Délano.
En julio de 2013, tras haber ganado la primera elección primaria de su sector, Pablo Longueira se deprimió y abandonó la carrera presidencial. Su preocupación central era pagar deudas de campaña y solventar su vida mientras su organismo se recuperaba.
En una investigación anterior CIPER detalló las maratones de recaudación de dineros que entonces protagonizaron tres de sus colaboradores: Carmen Luz (Titi) Valdivielso, Bruno Vera y Vicente Correa Bulnes (ver reportaje “Los secretos de la millonaria campaña de Pablo Longueira en las primarias de 2013”).
Durante esos mismos meses, Longueira recibió otro aporte, que lo alivió. Desde junio de 2013 la Fundación Jaime Guzmán le pagó un cheque por $6,3 millones mensual. El primer pago se concretó el 3 de junio de ese año, cuando Longueira aún seguía en carrera. Ese aporte se mantuvo, al menos, hasta diciembre de 2013, según consta en la cuenta corriente que el gremialista tiene en el Banco Santander.
El vínculo de Longueira y la Fundación Jaime Guzmán es estrecho. Al punto que en los estatutos de su Fundación Chile Justo se establece que en caso de disolverse, será la Fundación Jaime Guzmán la que heredará sus bienes.
En total, entre junio y diciembre de 2013 la Fundación Jaime Guzmán le pagó a Pablo Longueira $44 millones.
La declaración judicial de Carmen Coca De Castro aportó un dato clave para entender parte del destino final de la ruta del dinero que se captaba desde el comando de operaciones de Longueira. Su rol en esta trama ha sido importante. Partió trabajando con Pablo Zalaquett cuando este era alcalde de La Florida, y se vinculó estrechamente a Longueira desde 2005 cuando participó en su campaña senatorial. Al año siguiente se convertiría en una pieza esencial de las dos fundaciones que el senador creó como su nueva plataforma política. Fue la primera persona del círculo de hierro de Longueira que se decidió a hablar ante los fiscales.
Cuando el 6 de abril pasado los persecutores le preguntaron por el destino de los $5 millones que la boletera Solange Hermosilla le depositó en su cuenta corriente en 2009 (dinero proveniente de SQM), De Castro reveló la existencia del “fondo común” para financiar campañas.
Al igual que Valdivielso, Carmen (Coca) De Castro se preocupó de reclutar boleteros. Alfonso Mora Domínguez (sobrino de Longueira y entonces estudiante de Derecho de la Universidad Católica) declaró que fue ella quien en 2012 le solicitó conseguir un ingeniero comercial y un abogado para que emitieran boletas falsas a SQM. Ese año, De Castro era la jefa de la campaña electoral de Pablo Zalaquett, quien buscaba seguir al mando de la alcaldía de Santiago.
De Castro asumió entonces que los dineros conseguidos a través de boletas falsas se usaron para financiar campañas. Y Mora Domínguez agregó: “Creo que el dinero era para pagar gastos de deudas o proveedores de la campaña de Pablo Zalaquett”. La misma De Castro, quien también ha sido directora de las dos fundaciones creadas por Longueira, aparece pagando el arriendo de la sede de ellas en Providencia entre enero de 2013 y febrero de 2016. En total, de su cuenta corriente personal salieron $123 millones con ese fin. Además, en enero de 2011 emitió un cheque por $10 millones para pagar parte del préstamo de Copra a Longueira. Hasta ahora se desconoce el origen de los millones utilizados por ella para realizar esos pagos.
El “fondo común” -que según De Castro servía para financiar campañas de la UDI- también alcanzó para otros candidatos a las municipales del 28 de octubre de 2012. CIPER revisó en detalle una segunda cuenta corriente de Titi Valdivielso, en el Banco Santander, y halló traspasos de dinero a postulantes de la UDI.
Dos días antes de esos comicios, el 26 de octubre, Valdivielso le transfirió $3 millones a Emilio Amstrong, el arquitecto que compitió por la alcaldía de Concepción en representación del gremialismo y que hoy es consejero regional del Bío Bío. Cinco días después la misma cifra fue transferida por Valdivielso a Jorge Castro, el entonces candidato UDI a la reelección de la alcaldía de Valparaíso, y que hoy es candidato a diputado de Chile Vamos en cupo gremialista por el distrito de la ciudad puerto.
Una tercera beneficiada fue Paula Phillips, quien también recibió $3 millones el 20 de septiembre de 2012, cuando ella era candidata de la UDI a concejal por Lo Barnechea. Obtuvo la reelección y hoy es también directora de la Corporación La Esperanza, la ONG dedicada a la rehabilitación de adictos a las drogas que creó el senador Jaime Orpis, desaforado por cohecho, fraude al fisco e ilícitos tributarios en la investigación judicial por el financiamiento ilegal de Corpesca.
Los $9 millones que Carmen Luz Valdivielso les giró a Emilio Amstrong, Jorge Castro y Paula Phillips también podrían venir de SQM. La ruta fue la siguiente: entre el 14 y el 21 de septiembre de 2012, Titi Valdivielso recibió $21 millones en su cuenta corriente del Banco BCI. Quienes le depositaron ese dinero fueron Antonia Alessandri, Patricio Contreras, Ana Carolina Palacios y Alfonso Mora Domínguez, todos ellos por dineros pagados a través de boletas falsas. Ese monto salió rápidamente de la cuenta corriente de Valdivielso en el BCI. Ella misma los transfirió a otra de sus cuentas en el Banco Santander.
El 20 de septiembre de 2012 Valdivielso giró desde su cuenta del BCI $3 millones a su cuenta del Santander, los mismos que terminarían depositados en la cuenta corriente de Paula Phillips, y el 21 de septiembre firmó un cheque por otros $18 millones a un destinatario no identificado.
Un mes después nuevos pagos de SQM a boleteros terminaron en su cuenta corriente en el BCI. El 16 de octubre de 2012 Ana Carolina Palacios le depositó a Valdivielso otros $5 millones que había recibido de la minera. Un día después Valdivielso le giró al junior de las fundaciones, Bruno Vera, un cheque por $5 millones. Se desconoce en qué se utilizó ese monto cuando se transformó en dinero en efectivo.
Entre el 25 y el 29 de octubre la cuenta de Valdivielso recibió otros $9 millones a través de transferencias electrónicas de remitentes desconocidos. Ese dinero le permitió girar $3 millones a Emilio Amstrong y la misma suma a Jorge Castro.
El 19 de noviembre de 2012 la operación volvió a repetirse casi calcada. Ese día varios boleteros (Antonia Alessandri, Carlos Feres Ducci, Diego Coopman y un cuarto no identificado) le depositaron a Valdivielso en total $20 millones. Un día después, una vez más Bruno Vera cobró el cheque por los mismos $20 millones. “El cheque que se me exhibe lo cobré por instrucciones de la señora Titi. Lo cobré en el Banco BCI y el dinero se lo entregué a ella el mismo día” (declaración de octubre de 2016).
Gustavo Alessandri Balmaceda, ex diputado RN en los inicios de la transición,fue otro de los candidatos beneficiado por los aportes ilegales a la política que se articulaban desde las dos fundaciones de Longueira:
“En el año 1992 nos conocimos (con Longueira), me pareció un hombre correcto y franco, discutimos, nos abrazamos, le dije que no peleáramos más, que yo quería ser su amigo, y desde ahí nunca más nos separamos” (declaración del 18 de mayo de 2017).
El nuevo amigo de Longueira, quien fue candidato a diputado como independiente por La Florida en 2009 y fue derrotado, ha sido director de las fundaciones de Pablo Longueira. Fue citado a declarar en mayo pasado por los $10 millones que recibió de SQM a través de dos boletas falsas de marzo de 2010 y junio de 2011. “Es un aporte que me hicieron desde SQM para pagar parte de las grandes deudas que contraje para financiar las campañas. La Titi (Valdivielso) me dijo que SQM efectuaba aportes a la política, que estaba apoyando a los candidatos”, fue su explicación.
Alessandri Balmaceda es hermano por parte de padre del alcalde de Santiago, Felipe Alessandri Vergara, y su hijo es el actual alcalde de Zapallar, Gustavo Alessandri Bascuñán, quien emitió cinco boletas falsas a SQM por $23 millones en total y una al Banco BCI por $5 millones. Cuando en julio de 2016 el actual alcalde de Zapallar declaró ante los fiscales, afirmó: “Ella (Carmen Luz Valdivielso) me dijo que era para financiar algún candidato o actividad política”. Y confirmó los dichos de otros boleteros sobre la ruta que seguía el dinero: “Cuando lo cobraba en efectivo, el dinero se lo entregaba directamente a Carmen Luz (Titi) en las oficinas de Nueva Los Leones 281, en un sobre”.
La familia Alessandri planea expandir su presencia en la política: Gustavo Alessandri Balmaceda es candidato a diputado por el gremialismo en el Distrito 6 (V Región interior, que incluye la comuna de Zapallar).
El dinero que el círculo duro de Longueira recolectaba a través de boletas falsas a empresas, recorría siempre un camino similar. El testimonio judicial de uno de los boleteros, Nicolás Guíñez, lo grafica:
“El junior (Bruno Vera) me pedía que lo acompañara hasta las dependencias de la fundación (…) él llevaba el maletín con el dinero, como siempre, ya que cada vez que nos juntábamos a retirar el valor del cheque o vale vista, él llevaba y me entregaba el documento a cobrar o lo tenía el banco y me daban la colilla, y el junior siempre estaba a mi lado, el dinero nunca pasaba por mis manos, él siempre tomaba el dinero de la ventanilla y lo guardaba en un maletín”.
Así, el junior de las fundaciones se paseaba por distintos bancos de Santiago recolectando el dinero de los boleteros. Uno de ellos, Ricardo Jorquera, entonces estudiante de Derecho de la Universidad Finis Terrae, lo relata así:
“Recuerdo que tuve que dar mis datos para que giraran los dos cheques, a los días me llamaron para decirme que estaban listos los cheques y que me juntara en el Paseo Ahumada afuera de un banco que no recuerdo. Me iba a estar esperando una persona gorda y baja. Me pareció que era un junior, yo llegué y no sé cómo nos juntamos porque era una persona que yo no conocía. Él traía los cheques y me dijo que los cobrara y que después tenía que pasarle la plata a él en efectivo. Eran en total $11,4 millones (pagados por SQM). Yo hice la fila y él me esperó atrás, y cuando cobré los cheques, me dirigí a él y le entregué todo el dinero. Luego nos separamos”.
En otras ocasiones la propia Carmen Luz Valdivielso acompañaba a los boleteros a cobrar el dinero a los bancos. Así lo recordó el estudiante de Derecho de la Finis Terrae, Sebastián Prat: “Una vez le entregué el dinero fuera del Banco BCI, cuando me acompañó un estafeta de la Titi y ella me esperó fuera del banco. Al salir del banco le entregué el dinero en efectivo a ella” (declaración de agosto de 2015).
Bruno Vera reconoció ante laFiscalía su rol en la recolección del dinero: “Recuerdo haber acompañado a personas a hacer esos trámites pero no recuerdo los nombres de esas personas. Recuerdo haber acompañado a la señora Titi y a Juan Pablo Longueira, pero no sé cuánto dinero cobraban ellos pues yo no pasaba a la caja… todo lo que yo hago lo hago por indicación de doña Titi. Yo para salir de la oficina debo pedirle permiso a ella” (declaración de abril de 2016).
Carmen Luz Valdivielso no perdía el tiempo. Cualquier ocasión especial le servía para sumar boleteros. Rubén Carvacho (ahijado de Longueira) recuerda que en septiembre de 2010 fue a ver a su padrino a las oficinas de Nueva Los Leones para contarle que había aprobado su examen de grado e invitarlo a su juramento ante la Corte Suprema. Esto fue lo que ocurrió cuando él pasó a despedirse de Valdivielso:
“Me preguntó si tenía boletas de honorarios y me preguntó si podía hacer una boleta. Yo le respondí que sí y no le pregunté para que la quería. Yo no cuestioné que me pidiera la boleta, porque como era la asistente de mi padrino, me pareció bien”. Ese mismo día Titi Valdivielso le pidió al ahijado de Longueira que su señora también emitiera una boleta falsa.
La investigación judicial en curso ha logrado determinar que el protagonista principal en el origen de los dineros entregados ilegalmente por SQM al entorno de Longueira era el propio ex senador. El testimonio más claro de la cadena de mando que operaba lo entregó Katherine Bischof, la histórica secretaria del entonces gerente general de SQM, Patricio Contesse:
“Puedo señalar que don Patricio Contesse no conocía a Titi Valdivielso, al menos nunca se reunió con ella mientras yo fui su secretaria, ya que Titi siempre hablaba conmigo. A su consulta, nunca la Titi me solicitó por cuenta propia que yo generara o creara pagos para proveedores. En otras palabras, toda creación de proveedor que yo disponía se hiciera era por instrucción de don Patricio Contesse, quien me indicaba que me iban a contactar o que me iban a llegar documentos para procesar a pago. Y con dicha instrucción, y una vez recibido el certificado o el documento contable, yo gestionaba el proceso de pago. Puedo señalar a su pregunta que cada cierto tiempo don Pablo Longueira se reunía con Patricio Contesse” (declaración de abril de 2017).
La amistad entre Longueira y Contesse está latamente documentada. De hecho, su intercambio de correos electrónicos fue el que destapó la intervención de SQM en un artículo de la Ley de Royalty del gobierno de Sebastián Piñera, lo que terminó con Pablo Longueira formalizado por cohecho (ver reportaje “La ruta del artículo que le permitió a SQM el beneficio de la invariabilidad tributaria”).
La estrecha amistad entre Patricio Contesse y Pablo Longueira también favoreció a uno de los más estrechos aliados en la política y los negocios del ex líder de la UDI: Cristián Leay. El ex miembro del directorio de TVN tenía incluso sus oficinas comerciales en la misma sede de las fundaciones de Longueira. El dato interesante es que nadie sabe a cambio de qué SQM le pagaba UF500 semestrales ($13,3 millones) al Centro de Estudios Nueva Minería, sociedad comercial formada por Leay en 2006, el mismo año que Longueira creó sus fundaciones.
A pesar del elevado monto involucrado en las boletas falsas a través de las cuales SQM le entregó a Pablo Longueira cientos de millones para financiar campañas y su poder en la UDI, el SII aún no decide iniciar una acción legal en contra del ex senador.
Copra es una sociedad que Pablo Longueira conoce bien. Estuvo en su constitución en 1987 junto a Andrés Chadwick, Luis Cordero, Andrés Serrano e Ignacio Fernández. En 1990 Longueira y Chadwick se desligaron de ella, aunque mantuvieron estrechos vínculos políticos y de amistad con el resto de los socios. El grupo siguió invirtiendo en el negocio de la educación y en 1991 crearon la Inmobiliaria Andrés Bello (cuando ingresaron a la propiedad de la universidad del mismo nombre, UNAB), a la que se sumó Marcelo Ruíz.
En 2003 el grupo le vendió su participación en la Andrés Bello a Laureate en US$70 millones. Cuatro años después compraron el control de la Universidad San Sebastián. El motor de ese nuevo negocio ha sido Alejandro Pérez, el ex alto ejecutivo del Grupo Angelini quien debió decirle adiós a su brillante posición luego de la muerte masiva de cisnes de cuello negro en el río cruces de Valdivia provocada por la contaminación de Celco, la empresa que él dirigía.
CIPER explicó en cuatro extensos reportajes el mecanismo utilizado para lucrar por los dueños de esa universidad cuya junta directiva es presidida por Luis Cordero (ver capítulo I, II, III y IV). La Inmobiliaria Andrés Bello cambió de nombre en 2015 (ahora se llama Inmobiliaria del Inca), y Copra sigue apareciendo entre sus socios controladores.