CIPER DESCLASIFICA DOCUMENTOS DE INTELIGENCIA POLICIAL
Los chats que muestran cómo el general Villalobos dirigió la trama de la “Operación Huracán”
16.04.2019
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CIPER DESCLASIFICA DOCUMENTOS DE INTELIGENCIA POLICIAL
16.04.2019
CIPER tuvo acceso a documentos y mensajes por whatsapp que intercambiaron oficiales que orquestaron el montaje de la “Operación Huracán”, para incriminar a dirigentes mapuche en atentados incendiarios. Las huellas virtuales apuntan al ex general director de Carabineros, Bruno Villalobos, como cabeza de la trama que dio origen a esa operación. Uno de sus hombres de mayor confianza, el mayor Patricio Marín, quien estaba a cargo de las operaciones de inteligencia en La Araucanía, recibía sus órdenes directas y le reportaba cada detalle de Huracán. A pesar de la experiencia de dos hombres duchos en inteligencia, dejaron chats que permiten reconstruir sus pasos.
Seguir al mando de Carabineros después de marzo de 2018, una vez terminado el segundo gobierno de Michelle Bachelet, fue el objetivo que se propuso el general Bruno Villalobos a fines de 2016. Así lo confidenció en su círculo íntimo y también en reuniones de máxima privacidad y reserva que tuvieron lugar en el condominio de su casa de descanso en Peñaflor (ver reportaje de CIPER). Para cumplir su meta, Villalobos debía diseñar un plan y tenía solo un año para ejecutarlo.
El pilar principal con el que contaba el general Villalobos era la Inteligencia policial, el área que conocía muy bien y que siguió controlando con mano férrea aún después de asumir como director general, pues ya la había dirigido en dos periodos: entre 2008-2012 y 2014-2015. Desde esa estructura policial llegó a conocer los secretos de todos los altos oficiales de su institución y también de muchos políticos. Como edecán de Bachelet en su primer período presidencial (2006-2010), había estrechado lazos de confianza con la mandataria y se jactaba de que nadie lograría convencerla de sacarlo de su cargo. El problema era entonces asegurar su permanencia con el nuevo presidente que asumiría en marzo de 2018.
Villalobos sabía que Región de La Araucanía era la zona en la que podía demostrar sus capacidades. El conflicto con comunidades mapuche había ido aumentando y con ello también se multiplicaban las críticas a las deficiencias del trabajo policial. Allí se podía marcar una diferencia para asegurar su continuidad en el mando.
Villalobos se movió estratégicamente durante ese año electoral. Porque el telón de fondo que lo obligaba a mantenerse en el cargo era una investigación que recién había iniciado el Ministerio Público a las finanzas de su institución y que el 6 de marzo de 2017 provocaría la salida de un general y ocho oficiales de Intendencia. Con grandes titulares se anunció que el fraude era de $600 millones.
El desarrollo de la investigación aumentaría esa cifra a más de $29 mil millones, monto que aún sigue creciendo. Y el escándalo arrastraría consigo a 135 formalizados (entre policías y civiles), sumiendo a Carabineros en una crisis histórica. Pero Villalobos sí sabía lo que estaba en juego.
Por esa razón, el general director se apresuró en anunciar lo que llamó “medidas estructurales” para enfrentar la incipiente investigación del fraude. Para entonces, su plan estratégico en La Araucanía ya estaba en marcha. En octubre de 2016 nombró como jefe de Control de Orden Público de esa zona al general Eric Gajardo. Su segunda decisión sería más estratégica: llevó de vuelta a esa zona a un hombre de su total confianza, el mayor Patricio Marín Lazo, a quien le entregó la misión de reorganizar la unidad de inteligencia local para neutralizar a los grupos mapuche más radicalizados.
A inicios de 2017 Bruno Villalobos ya tenía diseñado su plan, un camino que finalmente daría origen a otro escándalo: la Operación Huracán, en la que se investiga la implantación de chats falsos en celulares de dirigentes mapuche para inculparlos de atentados incendiarios. Y su plan se puso en ejecución el 15 de marzo de 2017 en una reunión que sostuvo con los jefes de la Unidad de Inteligencia Operativa Especializada (UIOE) de Carabineros de La Araucanía, donde ya trabajaba el mayor Marín Lazo.
CIPER accedió a los chats de los jefes de ese grupo que revelan lo que allí se decidió. La conversación entre el jefe de la UIOE, el coronel Marcelo Teuber, y su segundo al mando, el mayor Patricio Marín Lazo, dan la clave de lo que se preparaba: introducir métodos hacker para penetrar las comunicaciones internas de grupos mapuche. Para ello se contrataría a un “asesor informático” y se crearía una unidad “de análisis forense informático”.
Ese “asesor informático” ya estaba trabajando con Carabineros: Álex Smith. Quien después sería conocido como “el profesor”, se vanagloriaba de manejar modernas herramientas digitales que tenían la capacidad de interceptar chats privados. Smith se incorporó a la “Oficina de Análisis” de la UIOE, al mando del capitán Leonardo Osses, recién instalada en el cuartel de calle Hochstetter, en Temuco.
El plan era explosivo. La jugada de Villalobos era tan osada como peligrosa.
El 4 de abril de 2017, dos semanas después de oficializar su plan hacker con la UIOE, el general le envió un whatsapp al mayor Marín ordenándole que Alex Smith identificara al autor de un tuit que difamaba a la hija de la presidenta Michelle Bachelet: “Va presa”, le escribió a Marín y le adjuntó un post de twitter que afirmaba que la hija de la mandataria estaba presa en Argentina por tráfico de drogas (una noticia falsa).
Las órdenes de Villalobos eran para Marín la máxima prioridad. Solo un día después el mayor le envió la respuesta: (las transcripciones de los mensajes de whatsapp corrigen numerosas faltas de ortografía):
Mensajes posteriores de Marín a Villalobos apuntaron a una periodista de La Segunda como la autora de los mensajes de Twitter. Esa periodista señaló a CIPER que esa información era falsa.
Hubo más encargos personales en abril de 2017. El 10 de ese mes, Villalobos le pidió a su oficial de confianza que diera con los autores de una noticia falsa difundida en redes sociales donde se afirmaba que otra de las hijas de Bachelet se había casado en secreto en Argentina con la periodista Scarleth Cárdenas. Dos días después, Villalobos fue informado que esa fake news había salido de las oficinas de la UDI.
Patricio Marín se escribía y conversaba casi a diario con el general Villalobos. La noche del 25 de julio de 2017 Villalobos le encargó otra misión especial: ir a buscar un sobre al barrio Lomas de Mirasur (Temuco), que le entregaría una persona identificada como Marlen Urrutia. Marín cumplió la orden esa misma noche. ¿Qué contenía ese sobre? Misterio. Lo que sí se sabe es que el sobre llegó a manos de Villalobos a través del chofer de Marín. Ese tipo de encargos se repitieron a lo largo de 2017.
Agosto de 2017. Las herramientas informáticas del “profesor” Smith han dado frutos y la policía tiene listo un racimo de diez dirigentes mapuche radicales que ofrecerle al poder político. El expediente policial incluye conversaciones virtuales donde éstos asumen la autoría de una serie de atentados incendiarios contra camiones forestales. El listado incluye a los voceros más visibles de los grupos radicalizados: Héctor Llaitul, de la Coordinadora Arauco Malleco (CAM) y los hermanos Huenchullán, de la comunidad de Temuicuicui Autónoma, entre otros.
En esos días en que se prepara la detención de los comuneros, los policías de la UIOE comparten -por whatsapp- chats cuyos autores serían dirigentes como Llaitul y los hermanos Huenchullán. En esos mismos mensajes se palpa el optimismo: han logrado cerrar el círculo sobre sus blancos. El general Villalobos sigue cada paso de la operación y, si es necesario, se salta a los mandos de inteligencia.
El 9 de agosto, Villalobos le envió el siguiente mensaje al mayor Marín:
El 30 de agosto de 2017 Bruno Villalobos llegó a las 16:30 a la Fiscalía de Temuco para coordinar la operación. Fue el fiscal Luis Arroyo quien reveló lo que habló ese día con Villalobos (cuando declaró en la investigación judicial por el montaje de la “Operación Huracan”):
“En esta reunión el general Villalobos nos informó a los concurrentes que poseía importante información de inteligencia sobre los sujetos que habrían participado de los últimos atentados incendiarios de Transportes Calafquén, en Metrenco, y en San José de la Mariquina, que había ocurrido dos días antes. Quería conocer los canales a través de los cuales nos podía entregar la información para que fuera útil en las investigaciones”.
Era al menos la tercera vez en esos meses que Villalobos llegaba a la Fiscalía de Temuco para respaldar las pericias desarrolladas por la UIOE. En las dos reuniones de agosto, Villalobos les comunicó a los fiscales que la información ya la había entregado a La Moneda.
Los antecedentes que entregó Villalobos eran una bomba. Pero había flecos sueltos que constituían una amenaza latente. Los chats que intercambian el director general de Carabineros con Patricio Marín a la salida de la reunión con los fiscales de Temuco, son reveladores:
El software Oxygen –que permite intervenir un celular– era la solución que Marín le ofreció a su jefe para validar ante los jueces la autenticidad de los whatsapp supuestamente intercambiados por los líderes mapuche:
Oxigen sería la herramienta que le permitiría a Inteligencia de Carabineros sustentar como prueba válida los chats de comuneros que ya tenían en su poder y que habían entregado a la Fiscalía y a La Moneda. El software fue comprado por Carabineros a la empresa Xmart Lab y su costo ($21 millones) fue cancelado en efectivo gracias a los gastos reservados que maneja la institución. El pago lo autorizó directamente Villalobos.
El dueño de Xmart Lab, Gonzalo Paredes Quezada, declaró a la Fiscalía que fue el mayor Patricio Marín Lazo quien lo contactó para adquirir el software Oxygen. La compra se concretó el 1 de septiembre: “(Marín llegó) con el dinero en efectivo equivalente al monto cotizado, con el objeto de adquirir el producto seleccionado. Recuerdo que al momento de pagar el producto el mayor Marín extrajo desde una maleta un sobre plástico sellado con el nombre del ‘Banco Central’, que contenía billetes con una nominación de $20.000. Al abrirlo se contabilizó la suma de $20.000.000. Luego extrajo distintos fardos de billetes de $10.000 y pagó la diferencia”.
Archivos confidenciales de la policía a los que accedió CIPER, muestran que entre el 6 y el 11 de septiembre un ejecutivo de Xmart Lab, Rafael Mendoza, le explicó vía correo electrónico al “profesor” Álex Smith como ocupar el software recién adquirido, el que les permitiría romper el bloqueo de los celulares de los comuneros mapuche y acceder a sus archivos. Para ello le recomendó complementar Oxygen con el software Kingo Root. Fue exactamente lo que hicieron en la UIOE. En los celulares de los dirigentes mapuche detenidos en la Operación Huracán quedó la huella de cómo los carabineros buscaron en internet alguna página para descargar el programa Kingo Root, rompiendo todas las normas que se estilan para periciar un aparato telefónico.
Smith aseguraba que había desarrollado un software para interceptar chats sin tener acceso físico a los teléfonos. “Antorcha” le llamó al supuesto programa con el que habría conseguido captar los mensajes incriminatorios de los dirigentes mapuche. La investigación judicial posterior ha demostrado que “Antorcha” nunca funcionó y que el único software que realmente se usó para manipular los celulares de los inculpados fue Oxygen.
Una investigación del diario electrónico Interferencia reveló que el general Villalobos le ocultó la compra del software Oxygen a la Contraloría.
En medio de los preparativos informáticos para poner en marcha la “Operación Huracán”, el 8 de septiembre Álex Smith se traslada a Santiago. “El profesor está listo en el Trizano”, le informó por whatsapp Marín a Villalobos. Se trata del Hotel Trizano, ubicado en Ñuñoa, que es propiedad de Carabineros. “Blu lo mandó a buscar”, responde Villalobos (general Gonzalo Blu, entonces director de Inteligencia).
La reunión de los generales Villalobos y Blu con Álex Smith tiene lugar a solo pocos días del estreno de la “Operación Huracán”.
El 13 de septiembre Marín le informa a Villalobos: “Tenemos todo listo”. Solo esperan el vamos de la Fiscalía. La expectación cunde en la sede de la UIOE en Temuco y también en la Dirección General de Carabineros, en Santiago.
En esos días la comunicación entre Villalobos y Marín es principalmente vía conversaciones telefónicas. El nerviosismo aumenta. Villalobos le ordena a Marín venir a Santiago. El general director se cuida: no lo recibe en su despacho en calle Zenteno, a pasos de La Moneda. En la tarde del sábado 16 de septiembre, Marín y Villalobos se juntan en la tienda Paris del mall Alto Las Condes. Marín lleva en sus manos la carpeta con el informe que acaba de firmar el general Blu, que oficializa las pruebas que sustentarán en tribunales la “Operación Huracán” (es el Informe 130, el primero que entregará Inteligencia de Carabineros a la Fiscalía con las supuestos chats incriminatorios de los líderes mapuche).
La prisa y el nerviosismo están en su punto máximo. Y se entiende. El plan maestro se juega sus cartas. Y hay fisuras. Los mensajes entre Villalobos y Marín analizados por CIPER dan cuenta de que el equipo de la Fiscalía de Temuco encabezado por Luis Arroyo, revisó ese primer informe y lo corrigió, lo que viola la ley: los informes de inteligencia solo pueden ser revisados por los fiscales una vez que la policía los libera. Esa corrección es la que provoca que Marín le envíe el siguiente mensaje a Villalobos horas antes de reunirse con él en el Alto Las Condes:
Cuatro días después, la Fiscalía de Temuco aún demora la orden para dar luz verde a la ejecución de la “Operación Huracán”. Los mensajes que se envían Villalobos y Marín el 20 y 21 de septiembre son decidores:
Al día siguiente (22 de septiembre) es Marín quien inicia el diálogo: “No quisieron mi general. Pero hay dos cosas importantes que usted debe manejar”. Villalobos le ordena que la comunicación siga por una línea interna.
El 23 de septiembre es el general Villalobos quien muy temprano se comunica con Marín: “¿Nada de nada?”. “Mi general, tengo la orden”, es la respuesta de Marín, la que desata un frenético reporte minuto a minuto desde Temuco a Santiago anunciando cada una de las detenciones de los dirigentes mapuche:
Los “blancos” iniciales eran diez líderes mapuche, pero ese día solo pueden capturar a ocho. El 24 de septiembre todos los detenidos quedan en prisión preventiva. En la audiencia de control de detención, la Fiscalía presenta en el tribunal las pruebas entregadas por Carabineros: mensajes electrónicos que los inculpan de los atentados. Esos chats son reproducidos con espectacularidad por los diarios y la televisión. La operación de comunicaciones que acompaña a “Huracán” es efectiva: se presentan reproducciones de los chats como la primera vez que se cuenta con pruebas tan claras y contundentes de la acción subversiva de los líderes mapuche.
El general Bruno Villalobos controla cada paso de la operación. Ese mismo 24 de septiembre sigue dando instrucciones por whatsapp:
Cuatro días después, el 28 de septiembre, Villalobos daba un nuevo golpe comunicacional: filtró a la prensa mensajes de los dirigentes mapuche detenidos en la “Operación Huracán”, esta vez implicándolos en un supuesto tráfico de armas desde Argentina. Después del espectacular resultado que obtuvo con los líderes mapuche detenidos, nadie se hizo preguntas sobre la veracidad de estos chats. Ese nuevo montaje ya tenía nombre: “Operación Andes”. Pero esa jugada no alcanzó a concretarse. En la segunda quincena de enero todo se desmoronó: el fiscal
Luis Arroyo denunció que los supuestos chats captados por “Antorcha” eran falsos y la justicia comenzó a destapar la trama.
El intercambio de mensajes entre Villalobos y Marín se detuvo precisamente el 25 de enero, cuando en la prensa explotó el escándalo:
El 13 de febrero de 2018 CIPER reveló cómo el capitán Leonardo Osses le envió al “profesor Smith” un correo electrónico con un archivo que contenía chats falsos que fueron implantados posteriormente en el celular del líder de la CAM, Héctor Llaitul (vea ese reportaje). Dos días después, pasaron a retiro cuatro oficiales, entre ellos el general Blu y el mayor Marín. La suerte ya estaba sellada y Villalobos no sobreviviría al cambio de mando en La Moneda. El 12 de marzo, apenas un día después del retorno del Presidente Sebastián Piñera al Palacio de Gobierno, Bruno Villalobos se vio obligado a presentar su renuncia.
En tribunales la historia continúa. El próximo jueves 25 de abril serán reformalizados los ex integrantes de la UIOE acusados como responsables por el montaje de la “Operación Huracán”, entre ellos están Gonzalo Blu, Patricio Marín Lazo, Leonardo Osses y Álex Smith. Ese día el fiscal a cargo de la indagatoria, Carlos Palma, podría pedir una extensión en el plazo de la investigación.
Hasta ahora el Ministerio Público no ha solicitado la formalización del ex general director de la institución, Bruno Villalobos.