LAS ACTAS, INFORMES Y ESTADOS FINANCIEROS QUE TODOS APROBARON
Las pruebas de que los dirigentes del fútbol fueron cómplices del hoyo financiero que dejó Jadue
13.05.2016
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LAS ACTAS, INFORMES Y ESTADOS FINANCIEROS QUE TODOS APROBARON
13.05.2016
El 3 de noviembre de 2014 Sergio Jadue se sentía protegido en su templo de Quilín. Ese día, fue reelecto por unanimidad a la cabeza de la Asociación Nacional de Fútbol Profesional (ANFP) y su administración solo recibía elogios de sus pares. Jadue fue alzado como el artífice de los mejores contratos de la historia de la asociación y, con la ayuda de una generación dorada de jugadores que ya había brillado en el Mundial de Brasil, nada podía fallar. Un año más tarde, un misil disparado por el FBI desde Nueva York y que llevaba la marca de la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol), derrumbó su templo.
A partir de ese momento, los dirigentes de los 32 clubes del Consejo de Presidentes de la ANFP intentaron crear una muralla entre ellos y las millonarias coimas que el propio Jadue confesó haber recibido, y los desfalcos que fueron apareciendo en la asociación. Ese muro ya no existe. Porque lo que Jadue hizo durante los cinco años que estuvo al mando de la asociación (2011-2015), tuvo el beneplácito y el silencio de todos. Para ello, hizo uso de su mejor jugada: repartir los millonarios ingresos que recibía la ANFP entre los clubes asociados, además de otorgarles créditos blandos que sobrepasaron los límites establecidos.
En total, las sociedades anónimas del futbol ingresaron a sus arcas más de $42 mil millones entre créditos y contratos de “La Roja”, a lo que se suma la suculenta cifra que proviene del Canal del Fútbol (CDF), la que solo en 2015 les significó otros $32.800 millones. Así, a fines del 2014, la ANFP se había transformado en un verdadero banco que entregaba dinero a cambio de subordinación y silencio.
Las consecuencias de todo aquello están hoy a la vista: un déficit que, según la directiva actual, supera los $9 mil millones. Entre los dirigentes de clubes y de la ANFP hay unanimidad: Sergio Jadue es el único culpable. Distintos directivos aseguraron a CIPER que nunca supieron de las maniobras realizadas por la directiva anterior, porque “la información era entregada por Jadue de manera confusa y en medio de ‘fuegos de artificio’, una estrategia que el calerano manejaba como un maestro”.
La indagación de CIPER desmiente esa versión. Porque tanto el directorio pasado como el Consejo de Presidentes de la ANFP –del cual eran parte cinco miembros del actual directorio (ver nómina)– fueron informados y alertados del profundo hoyo financiero que se estaba acumulando.
Una de las pruebas de ello está en un puñado de documentos de la ANFP que CIPER revisó: estados financieros anuales, informes semestrales, controles de finanzas y las actas del directorio y del consejo de presidentes donde estos informes fueron presentados.
Allí figuran los seis aumentos de remuneraciones del cuerpo técnico de Jorge Sampaoli entre 2012 y 2015, los millonarios créditos a los clubes que sobrepasaban el máximo autorizado; y también, como lo informó La Tercera, las abultadas cifras que estaban gastando los clubes por sus plantillas técnicas y de jugadores. Un gasto sin control que dejó a 11 clubes con pérdidas que superan los $12 mil millones durante 2015, según informó El Mercurio.
La revisión que hizo CIPER de esos archivos confirma la estrategia utilizada por Jadue: muestra cómo desde que se instaló en el timón de la ANFP en 2011, se dispararon los préstamos que se otorgaban a los clubes. Si en 2011 alcanzaban a $550 millones, en 2014 llegaron a $2.153 millones. En total, durante todo el período de Jadue, la ANFP prestó más de $6.500 millones a los clubes asociados.
El resultado de ese despilfarro quedó a la vista de todos a fines de 2014: al 31 de diciembre de ese año, los clubes adeudaban $3.428 millones a la ANFP (ver documento). Según el estatuto de la ANFP, el máximo de préstamos a cada club no puede superar los $50 millones (lo que da un total de $1.600 millones al año). Cuando se informó a los directivos de los 32 clubes que la deuda llegaba casi a los $3.500 millones, todos supieron que la norma se había violado. Pero nadie dijo nada.
Pero eso no es todo. Porque los clubes seguían fuertemente endeudados y estaban acosados por las empresas de factoring. La prueba es que, a fines de 2013, la ANFP solicitó un crédito al BBVA y al Banco Penta por US$30 millones en total, para saldar las deudas que tenían algunos clubes con los factoring. La garantía para los bancos -y que se dejó establecida en acta- fueron las próximas cuotas que los clubes recibirían del CDF, con la condición de que el máximo que podía alcanzar el préstamo por club sería de US$1 millón (ver documento).
El acuerdo no fue respetado. Porque Unión La Calera, el club que presidió Jadue y que le permitió ser elegido presidente de la ANFP, recibió US$2 millones, el doble de lo establecido, un “regalo” que no le impidió descender esta temporada a Primera B. Los mismos US$2 millones recibió Deportes Concepción, club que fue propiedad de Nibaldo Jaque, secretario general de la ANFP y el más estrecho aliado de Jadue. Nadie sabe qué hizo ese club con la danza de millones que llegaron a sus arcas. Hoy, sus jugadores están impagos, el club expulsado del fútbol profesional por morosidad y su sede cerrada. Pero la ANFP no ha presentado querella por sus deudas, para que sea la justicia la que identifique quién o quiénes se quedaron con esos millones.
No solo los clubes de Jadue y Jaque se beneficiaron de estos últimos préstamos. También lo hizo Ñublense, el club propiedad del hermano del tesorero de la ANFP, Alexander Kiblisky, el que obtuvo US$1,2 millones, sobrepasando también el límite acordado. Del resto de los 32 clubes, 18 solicitaron el máximo (US$1 millón), mientras que Curicó y San Felipe pidieron US$400 mil y US$500 mil, respectivamente (ver nómina).
La directiva de Sergio Jaduetuvo un trofeo mayor de dinero a repartir: los contratos por derechos correspondientes a la selección nacional. Fue la mejor arma de Jadue para obtener sumisión y silencio de los 32 clubes. Entre 2012 y 2015 repartió casi $23 mil millones: $10 mil millones del contrato con MegaSports, $2 mil millones del contrato con Nike, $8.500 millones por adelanto y entradas de la Copa América y $1.600 millones que en los balances solo se registra como “flujo ANFP”.
Todos estos dineros tuvieron un beneficio adicional: no pagaron impuestos porque se entregaban a los clubes a cambio de una promesa que la ANFP garantizó: fomentar el desarrollo del fútbol joven. Una promesa que todo indica que no se cumplió.
La fórmula que acordaron en la ANFP para repartir estos dineros, que provienen del valor en alza que fue teniendo la selección nacional en el mercado, fue que debían ser rendidos a final de cada año para su revisión. CIPER tuvo acceso a la documentación oficial respectiva y ella indica que a fines de 2015 más de la mitad de los $23 mil millones repartidos, no ha sido rendido. Un dato grafica la falta de control: en 2012 ni un solo club rindió los $1.600 millones repartidos por ese concepto.
La regencia de Jadue partió con una promesa clave que fue tomada del programa con el que su “padrino” Jorge Segovia (principal controlador de Unión Española y de la Universidad SEK), llegó en 2010 a la presidencia de la ANFP, de la que debió salir al poco tiempo en medio del primer escándalo: “La selección chilena, un aporte de todos”. El incentivo que acompañó ese slogan fue que los excedentes de la selección “deben ser distribuidos entre todos los asociados en forma igualitaria” (ver reportaje CIPER “Las platas de la Roja: El botín detrás de la guerra del fútbol”).
En esa época (2010), los ojos del mundo del fútbol estaban puestos en el grupo de los 23 jugadores de la selección chilena y que se convirtieron en el mayor susto de la España campeona del mundo en Sudáfrica. Una generación dorada que, por su calidad y personalidad, iba a traer contratos millonarios para la ANFP. La promesa que Jadue les puso a los clubes sobre la mesa el día de su elección, los engolosinó a todos. Y así fue, porque los millones llegaron.
La primera remesa de dólares llegó en noviembre de 2012. Sergio Jadue se presentó ante el directorio (conformado por Jorge Segovia, Cristián Varela, Nibaldo Jaque, Jaime Baeza y Alexander Kiblisky, quien se excusó ese día) con una oferta que dejó boquiabierta a todos. Había llegado a un acuerdo por los derechos televisivos y comerciales de la selección chilena para las clasificatorias a Rusia 2018 por US$106 millones. El oferente: MegaSports, perteneciente a Carlos Heller, entonces solo dirigente de Azul Azul (sería presidente a partir de abril de 2014) y cabeza del Grupo Bethia.
El acta de esa sesión dice: “El presidente explicó la oferta que hizo la empresa (MegaSports) y detalló cuáles son los derechos que pretende adquirir. Asimismo, las reuniones que hubo y los derechos que se excluyeron”. El acuerdo contó con la aprobación unánime del directorio, el que elogió la gestión de Sergio Jadue (vea acta).
Casi un mes después, el 18 de diciembre de 2012, se realizó el Consejo de Presidentes donde Jadue informó de la oferta. Apoyado en un powerpoint, explicó los beneficios: “es casi un cien por ciento de aumento” comparado con la administración pasada. Y detalló: por los derechos televisivos y comerciales de la selección chilena se pagarían US$20 millones al contado al momento de suscribir la firma, y el resto (US$86 millones) en 48 cuotas iguales y sucesivas.
Pero eso no fue todo lo que revisaron los dirigentes de los 32 clubes. El segundo punto de la tabla fue la fórmula de reparto de esos dineros. Un obstáculo impedía concretar la promesa hecha por Jadue. Por ser una corporación de derecho privado sin fines de lucro, no podía repartir dineros entre sus asociados. Y se hacía prácticamente imposible al considerar que la mayor parte de los 32 clubes asociados eran sociedades anónimas que sí tienen fines de lucro. Todos sabían que Impuestos Internos (SII) estaba encima: había iniciado una cobranza asociada a las transacciones y utilidades de la ANFP (se cerró el 27 de enero de 2014 con un pago de $1.691 millones, menos del 5% de lo que debieron pagar, ver reportaje de CIPER “Copa América: La operación relámpago de la ANFP para evitar otro round con el SII”).
No contaban con la astucia del calerano (o de sus gestores, el más importante Jorge Segovia, entonces aún vicepresidente de la ANFP) y de la directiva que lo secundó. Porque en esa misma sesión en que el consejo de presidentes aprobó el contrato con MegaSports, Sergio Jadue presentó la fórmula que permitiría sortear el obstáculo por la “vía legal”: los dineros se repartirían con excepción tributaria bajo el objetivo de promover el desarrollo del fútbol joven.
Jadue llevó a esa sesión a un asesor tributario, quien explicó el modelo a los presidentes: “Todos los ingresos que son propios de la ANFP van a tener que pagar impuestos. Entonces, qué se me ocurre a mí, apelando a la realidad de la corporación: lo que se tiene que hacer es asumir ciertos gastos que son propios de los clubes y que son necesarios para que el ‘producto selección’ pueda venderse a mejor valor, que es mejorar los cadetes. Esto, lógicamente, tienen que resolverlo ustedes, pero a mí se me ocurre que tiene una buena defensa (ante el SII) que la ANFP asuma los gastos de financiamiento de los cadetes de los clubes y directamente con rendición de gastos de los clubes y, de esa forma, logramos ‘netear’ el ingreso de la ANFP y no le generamos el ingreso tributario a los clubes”. Así registró el acta la “fórmula” acordada.
Un ejecutivo de la ANFP que fue parte de la elaboración de este plan, explicó a CIPER por qué el fútbol joven era la solución perfecta: “Entregaba la justificación ideal para el SII, que era la formación de futuras estrellas del balompié nacional. Un reparto del dinero que era justificado y que tiene que ser rendido”.
Con la fórmula establecida, sólo faltaba que llegaran los demás contratos. En el intertanto, había que mantener el reparto funcionando, por lo que se distribuyeron los dineros que entregó la Conmebol para organizar la Copa América en Chile, y los ingresos por venta de entradas del mismo evento.
La bicicleta funcionó en perfectas condiciones hasta marzo de 2015, cuando se anunció el proceso de licitación para vestir a “La Roja”. Fueron invitadas a participar las marcas deportivas Under Armour, Brooks, Penalty, Puma, Nike y Adidas. De ellas, sólo llegaron los sobres con ofertas de las tres últimas (ver documento).
Un ejecutivo de la ANFP fue el encargado en abril de 2015 de abrir los sobres ante el consejo de presidentes. Puma ofreció un pago anual de 81.875 UF ($2.055 millones), Nike ofertó 182.449 UF ($4.479 millones) por año y Adidas 176.176 UF ($4.422 millones) también anual. Además, dos empresas ofertaron un pago up front (por adelantado) por la firma del contrato: la de Nike fue de 80.650 UF ($2.026 millones) y la de Adidas, 56.650 UF ($1.421 millones). Adidas y Puma ofertaron contratos por cuatro años, mientras que Nike ofreció ocho años.
Al finalizar la presentación de las ofertas, Sergio Jadue dijo las palabras mágicas: “Como nosotros tenemos presupuesto, los up front lo vamos a repartir en reparto igualitario a los clubes para que ustedes lo utilicen de buena manera”. La opción de Nike fue elegida en forma unánime por el consejo porque era la que repartía el mayor monto de manera inmediata.
Solo Jorge Lafrentz, representante de Santiago Wanderers, esbozó una tímida cautela sobre los montos que se estaban repartiendo: “Es delicado hablar el tema de montos, porque, lo que ocurre, es que en la imagen popular creen que hay danzas de millones y millones y millones de dólares; que todos los clubes con esto se hacen ricos; y hay que ser muy cuidadosos y austeros en la comunicación de las cifras para que no exista mala interpretación, porque, por otra parte, hay distribución del Canal del Fútbol” (ver acta).
Lafrentz tenía razón. El 12 de agosto de 2015, dos días después de la firma del contrato, se repartieron $2.026 millones. La demora entre la adjudicación (abril) y el inicio de contrato (agosto) tuvo una explicación que fue un presagio de la tormenta que se les vendría encima solo meses más tarde: “Debido a que Nike está siendo investigada a propósito del caso FIFA y FBI en la venta de derechos indumentaria deportiva de la selección de Brasil”, le explicó al directorio de la ANFP, el secretario ejecutivo. Por esta misma razón, la casa matriz de Nike en Estados Unidos, pidió que el contrato tuviera una fiscalización externa. La ANFP no lo creyó necesario y no aceptó.
Hoy el problema principal para la ANFP no es Nike, sino poder demostrar que los dineros repartidos entre los 32 clubes sin pago de impuestos, bajo la promesa de que se utilizarían en la promoción y desarrollo del fútbol joven, efectivamente tuvieron ese destino. El dinero reservado para las divisiones inferiores de los clubes, se encuentra en tela de juicio. Y ello, porque en algunos clubes simplemente esa inversión no se ve.
Durante los cinco años de Jadue se repartieron unos $714 millones por club por ese concepto. Y la responsabilidad no es solo de la ANFP. Administrativos de la asociación que tuvieron relación con esas rendiciones, aseguraron a CIPER: “En Impuestos Internos sólo se hace una revisión documental, pero nadie, ni la ANFP ni la Superintendencia de Valores y Seguros (SVS) o el Ministerio de Justicia, que recibe las rendiciones y memorias anuales, revisa si la compra de indumentaria, comida o tanta otra cosa que se dice en el papel, es real o no”.
Directivos de la ANFP reconocieron a CIPER que no tienen la capacidad de fiscalizar de verdad cómo se invierte el dinero del fútbol joven, por lo que solo realizan una revisión documental de los gastos. Lo mismo que luego hacen funcionarios del SII.
CIPER tuvo acceso al instructivo que entregó la ANFP para estas rendiciones (ver instructivo). El proceso consta de dos etapas: la primera, es una planilla excel modelo que incluye tablas por remuneraciones, honorarios, facturas y un resumen de todos los gastos. En la segunda fase, se envían copia de todos los documentos a la ANFP, donde quedan archivadas. En el propio instructivo se incentiva el relajo: allí se estipula que el club que no cumpla con la rendición deberá devolver sólo el 20% de la “cifra no rendida”.
CIPER solicitó a la ANFP acceso a estas rendiciones de fútbol joven. No hubo respuesta. También consultó al SII detalles sobre la fiscalización de estas rendiciones. Tampoco hubo respuesta.
CIPER tuvo acceso a un correo electrónico de la Unidad de Control Financiero (UCF) de la ANFP, enviado a miembros del directorio el 27 de noviembre de 2015. Allí se detallan todas las rendiciones que han hecho los clubes de los dineros entregados para el desarrollo del fútbol joven, además de la identificación de aquellos que están en deuda. En total, de los casi $23 mil millones que se repartieron durante el mandato de Sergio Jadue, más de $12 mil millones aún no se rendían (ver nómina).
El 24 de abril de 2015 todos los miembros del Consejo de Presidentes de la ANFP recibieron el estado financiero del período 2014. Allí, nuevamente había constancia del déficit acumulado. En el acta respectiva consta que solo un consejero (identificado como representante de la U. de Chile) expresó su preocupación por las cuentas de la ANFP. Específicamente, sobre el aumento de costos en la selección chilena:
“Nos gustaría poder preguntar acerca de un incremento importante que ha habido en los costos de la selección nacional. ¿Cómo se ve eso hacia el futuro y cómo ven ustedes esa situación? Porque una parte importante del aumento de los costos de la asociación tiene que ver con eso”, dijo el consejero.
Al parecer, la respuesta por parte de la directiva fue insatisfactoria, porque el consejero insistió: “Nosotros no tenemos ningún problema respecto a la aprobación del gasto que se hizo, más bien, saber cuáles son las razones por las cuales ha aumentado el gasto en la selección. Porque de acuerdo a la cifra que nosotros disponemos, ha aumentado de los $6 mil millones (en 2011) a $11.500 millones (en 2014)” (ver acta).
Fue el propio Sergio Jadue quien le respondió: “Básicamente, en gastos en jugadores, los premios, premios del cuerpo técnico que no estaban presupuestados, la gira que se realizó de los trabajos preparativos para el mundial, etc. Ese es más o menos el desglose de los ítems más importantes de lo que usted hace mención”.
En ese momento, Sergio Jadue ya había negociado dos nuevos aumentos con Jorge Sampaoli, además de otro monto de US$200 mil que se incluyó en un anexo y que obligaba al DT a realizar charlas y revisar la malla curricular del Instituto Nacional del Fútbol (INAF), una tarea que cumpliría en un “informe oral” (ver reportaje de CIPER “Ultimátum de Justicia: La ANFP cuadra la caja o se querella por las platas ‘perdidas’”).
En el mismo informe financiero de abril que conocieron todos los dirigentes, aparecen las “cuentas por cobrar a clubes”. Fue la fórmula de ocultar en el balance los préstamos que la ANFP había entregado a los equipos, vulnerando incluso las normas que imponían límites. En el “estado financiero” que revisó CIPER, ese ítem corrobora el explosivo aumento del endeudamiento de los clubes: los préstamos no pagados pasaron de $334 millones en 2013 a $3.428 millones en 2014. No hubo un solo directivo de club que reclamara o que alertara sobre ese monto. Solo silencio y aprobación. Todos aceptaron el balance (ver “estado financiero”).
Meses más tarde, en agosto del 2015, los directivos de los clubes tuvieron otro remezón cuando recibieron el estado financiero del primer semestre de ese año, con los flujos de caja proyectados (del 31 de julio hasta diciembre). Para que nadie dijera que no entendió, el informe fue acompañado de una presentación en powerpoint. Allí se incluyen los $149 millones que la ANFP pagó a los abogados estadounidenses que Jadue contrató para su defensa en el “escándalo FIFA”. Y los $960 millones más que se le pagarían a Sampaoli y su cuerpo técnico en la nueva adecuación del contrato. Una modificación que le significaría a la ANFP pagar otros $400 millones en impuestos, como consta en el informe.
Sobre el déficit acumulado, ese informe es muy claro. Tras la Copa América y considerando los premios que se debían pagar a los jugadores por haber salido campeones en ese torneo continental, el flujo de caja proyectado a diciembre preveía un déficit de $3.477 millones (ver documento). Una vez más, nadie dijo nada.
Debieron pasar más de dos meses -y cuando ya era evidente que Sergio Jadue se hundía junto a los otros directivos de la Conmebol- para que en el directorio de la ANFP se escuchara una voz disidente. En noviembre de 2015, cuatro miembros de la directiva de la asociación por primera vez le enrostraron a Jadue haber negociado solo con Nibaldo Jaque un contrato. Hasta ese momento nunca les importó que Jadue gestionara solo los contratos de MegaSports, los aumentos para Sampaoli y tampoco que decidiera unilateralmente los montos de los préstamos a clubes. Y fue la renovación que Jadue hizo con Santa Mónica (por US$3 millones), empresa española dedicada a la compra y venta de derechos comerciales deportivos, la que encendió la primera mecha en el directorio (ver contratos con Santa Mónica).
Jadue abandono la reunión abruptamente y evidentemente ofuscado. Días después viajó a Estados Unidos donde confesó haber recibido US$2,2 millones en coimas como vicepresidente de la Conmebol (vea reportaje de CIPER: “Sergio Jadue: el juego sucio que le reportó US$2,2 millones”).
Si para muchos la imagen de Jadue, saliendo de Chile rodeado de carabineros, marcó el fin de una etapa, lo que los dirigentes del fútbol chileno no pueden decir es que recién ese día empezaron a saber lo ocurrido. Como se ha dicho, todos supieron en distintos momentos el déficit que se estaba acumulando. Y muchos de ellos participaron de las decisiones que beneficiaron a sus clubes y que dejaron un forado en la corporación que hoy lideran.
Arturo Salah asumió como presidente de Blanco y Negro S.A. (Colo Colo) en abril de 2013, meses después del primer reparto de la ANFP a los clubes por el contrato de MegaSports. En el período de Jadue, Colo Colo recibió $714 millones para el fútbol joven. A noviembre de 2015, Blanco y Negro aún no había rendido $378 millones, correspondiente a los repartos de 2012, 2014 y 2015.
Durante su período como presidente de la concesionaria del Club Social y Deportivo Colo Colo, Salah estuvo presente en dos repartos de dineros por fútbol joven (segundo anticipo de MegaSports y primer anticipo de la Copa América 2015) y fue parte del consejo de presidentes que acordó pedir un crédito por US$30 millones a los bancos BBVA y Penta para saldar los factorings.
En similar situación están Aldo Corradosi (Audax Italiano y actual tesorero de la ANFP) y Juan Carlos Silva (Deportes Iquique, actual director de la ANFP), ambos también empezaron a acudir al consejo en 2013, como representantes de sus clubes (no eran presidentes). Y a diferencia de Salah, allí se mantuvieron hasta su elección en el actual directorio, por lo que participaron en un total de cinco reparticiones de dineros (se agrega el segundo anticipo por la Copa América y el contrato con Nike). En noviembre de 2015, Audax Italiano aún no había rendido $308 millones del fútbol joven, mientras que Deportes Iquique estaba al día.
La complicidad de Sebastián Moreno (Cobresal) y de Gaspar Goycoolea (San Luis), secretario general y vicepresidente respectivamente de la actual directiva que encabeza Salah, es mayor: estuvieron desde el principio y participaron de la decisión de la fórmula del “fútbol joven” con la cual se evitaba pagar impuestos por los dineros que la ANFP repartiría entre los clubes. Ambos llevaron a sus clubes la primera tajada del contrato con MegaSports. Moreno fue presidente de Cobresal desde junio de 2012 hasta enero de 2016, cuando entró junto a Salah a la directiva de la ANFP. Goycoolea fue presidente de San Luis desde 2008 hasta julio de 2014. Su club se benefició en 2013 con un préstamo de $55 millones.