Serie: El negocio de la USS (I)
Universidad San Sebastián I: Paso a paso, el modelo del lucro
08.10.2013
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Serie: El negocio de la USS (I)
08.10.2013
Vea también:
– «Universidad San Sebastián II: Los contratos con el Santiago College y artilugios para hacer crecer la inversión»
– «Universidad San Sebastián (III): Donaciones políticas secretas y arriendos inflados
– Universidad San Sebastián (IV): La operación final para ocultar el lucro
Un temporal de proporciones está azotando al llamado “Olimpo” de la Universidad San Sebastián (USS). Así le llaman al octavo piso de su casa central, en calle Pío Nono en Santiago, donde tienen sus oficinas el vicerrector Luis Cordero Barrera y también el “accionista” principal, Alejandro Pérez, quien fue durante 15 años gerente general de Celulosa Arauco y Constitución (CELCO), el ejecutivo más importante del Grupo Angelini.
Los embates no sólo se relacionan con la reciente investigación judicial de la que es objeto el permiso de construcción de su imponente casa central (donde se ubica el “Olimpo”), el que se habría obtenido por medio de cohecho al hoy condenado director de Obras de la Municipalidad de Recoleta, Carlos Reyes Villalobos. A ello se suma el intempestivo anuncio de cierre de la sede de la USS en Osorno, la investigación tributaria que inició el Servicio de Impuestos Internos (SII) sobre sus cuentas y la indagación del Ministerio Público de sus transacciones financieras y acreditación institucional.
Lo descrito sitúa a Alejandro Pérez en el epicentro de varias irregularidades y posibles ilícitos investigados simultáneamente por la justicia. Su problema principal sigue siendo la forma en cómo se convirtió en el principal dueño de la USS. Esta es la primera parte de una serie en que CIPER encontró las escrituras que prueban cómo Alejandro Pérez y sus socios compraron en 2007 el principal paquete accionario de la USS en $30 mil millones, a través del traspaso de acciones de las dos sociedades controladoras: Inversiones Laguna Blanca S.A. e Inversiones Laguna Blanca Dos S.A. Y también los documentos legales que muestran las transacciones realizadas para favorecer a sus empresas relacionadas y cómo han lucrado sus “dueños”, cobrando arriendos a precios que subían sin control y usando los pagos de aranceles de sus más de 20 mil estudiantes como aval para obtener millonarios préstamos de los bancos y así seguir expandiendo su negocio.
En las siguientes entregas de esta serie, se revela también la venta en 2009 de un paquete de acciones de las sociedades dueñas de la USS a una sociedad de Pablo Valenzuela Valdés, Premio Nacional de Ciencias, en $3.760 millones; la “donación” de las empresas controladoras de la USS a campañas políticas en la elección de 2009 y préstamos de sumas de varios ceros a las empresas relacionadas, sin intereses. Operaciones financieras que la autoridad en su momento detectó, consignó y dejó pasar.
Gran parte del negocio en que se convirtieron las universidades ha sido no solo el cobro de arriendos, sino el transformarlas durante años en “fiadores y codeudores solidarios” de préstamos que los controladores piden para sus sociedades comerciales. Estos préstamos se traducen en inversiones inmobiliarias que luego se arriendan a la universidad. El método es el mismo que el detectado en la Universidad del Mar y en la Santo Tomás, por citar dos de las investigaciones de CIPER (Vea “Cómo lucraron los dueños de la Universidad del Mar (I) y “Lucro en la Universidad Santo Tomás: los préstamos por $13 mil millones que el Mineduc obvió”).
Así se obtuvieron los US$ 43 millones que demandó la construcción de la nueva casa central de la USS en calle Pío Nono, justo al frente de la histórica Escuela de Derecho de la Universidad de Chile. El imponente edificio –que se extiende en 27 mil metros cuadrados– fue inaugurado el 6 de noviembre de 2009 y alberga a 3.900 estudiantes. Un proceso de expansión que se inició el 12 de julio 2001, cuando sus entonces dueños lograron la ansiada autonomía. Un certificado que le permitiría a sus controladores después extenderse a otras cuatro ciudades de Chile. Del 2001 en adelante, la otrora pequeña casa de estudios que se inició en 1990, en Concepción, con sólo dos carreras, se transformó en un coloso de la educación superior con 24 mil estudiantes y sedes en Concepción, Osorno, Puerto Montt, Santiago y Valdivia.
Esta investigación entrega el más detallado relato de cómo se crea una universidad y de cómo ésta crece alimentando a una red de sociedades que lucran con ella. Aquí está paso a paso, documento a documento, toda la historia de la USS, una de las tres universidades privadas más grandes de Chile, cuyo éxito financiero se grafica en el arriendo del terreno e inmueble donde funcionaba el colegio Santiago College, uno de los paños más caros de Providencia, para instalar ahí una de sus siete sedes.
La operación la concretó en marzo de 2008 la sociedad matriz de Alejandro Pérez y sus socios al incorporarse a la propiedad de la USS (IAB Inmobiliaria S.A.). El precio pactado con la Fundación Educacional Santiago College, con el expreso consentimiento del Board of Trustees of Santiago School, fue de 3.500 UF mensuales ($80.861.690 según UF al 8 de octubre de 2013). Pues bien, el paso siguiente de Pérez y sus socios fue subarrendarle a la USS el mismo terreno y edificio por 7.000 UF ($161.723.380 según UF al 8 de octubre de 2013).
La Universidad San Sebastián inició sus actividades en Concepción en 1990, con solo dos carreras y el aval del Ministerio de Educación otorgado el 9 de febrero de ese año. Con Carmen Vidal Montecinos en la rectoría, recibió sus primeros alumnos en las carreras de Ingeniería Comercial y Psicología. Sus dueños eran dos matrimonios penquistas: Javier Pivcevic Bayer y su esposa Verónica González Contreras; y Héctor Raúl Poblete Almendra y su señora de entonces, María Cecilia Salvatierra Ibáñez.
Un año y medio más tarde, el 30 de julio de 1992, la USS presentó su proyecto institucional al entonces Consejo Superior de Educación (CSE). Fue entonces que se sumaron otras cinco carreras: Derecho, Periodismo, Contador Auditor, Educación Parvularia y Servicio Social. Una octava carrera quedó en ese momento sin aprobación: Medicina.
La decisión del CSE se fundamentó en que la USS “no contaba con los recursos docentes, didácticos, económicos, financieros y físicos necesarios para ofrecer el título profesional de Médico Cirujano y el grado académico de Licenciado en Medicina”. En marzo siguiente, la USS aportó nuevos antecedentes y finalmente, el 8 de junio del ‘93, el CSE le otorgó la certificación a la carrera de Medicina, lo que le permitió a la USS inaugurar su área de Salud en 1994.
La USS ya contaba con 699 alumnos en diciembre de 1993 cuando fue visitada por tres pares académicos para el primer ciclo de verificación de avances de su proyecto institucional. Las observaciones –entregadas en junio del ’94– apuntaron a que la dedicación horaria de los profesores no alcanzaba para cumplir las funciones de docencia con los alumnos: el número de profesores de media jornada o dedicación completa era insuficiente. También el ítem “investigación” marcó en rojo: no se constataron políticas claras de desarrollo.
La observación más grave fue financiera: “En materia institucional, se observa un desequilibrio entre el desarrollo en términos de generación de recursos económicos y el desarrollo académico de la universidad”. Así, la visita del ente regulador concluyó que si la USS quería cumplir su proyecto en un nivel mínimo de calidad, debía subsanar sus deficiencias.
No obstante los problemas detectados, los flujos de dineros aumentaban. Así lo revela la creación de una nueva sociedad personal de dos de sus controladores: Javier Pivcevic y su esposa, Verónica González, crean el 22 de agosto de 1994 la sociedad Inversiones Rosario Limitada con un capital de $7.500.000, de los cuales González aporta $7 millones y los otros $500.000 los pone Pivcevic con 4.500 acciones de Inversiones Coliumo S.A. La investigación de CIPER revela que Inversiones Coliumo ya operaba entonces como la principal sociedad relacionada de la Universidad San Sebastián, con cobros millonarios no justificados, cuyas ganancias se iban a las sociedades personales de sus dueños, al punto que el propio Consejo Superior de Educación encendió la alerta (ver informe del CSE).
El otro matrimonio controlador no se quedó atrás: Héctor Poblete, en sociedad con su esposa, María Cecilia Salvatierra Ibáñez, crearon Inversiones Pensum S.A. el 11 de noviembre de 1994, con un capital de $6.500.000.
Ambas sociedades –Inversiones Rosario e Inversiones Pensum– se convertirían en sociedades relacionadas de la Universidad San Sebastián
A fines de enero de 1996, la USS fue nuevamente fiscalizada en terreno. Ya tenían 1.639 alumnos y, sin embargo, como lo consigna en su informe el CSE, “no existían espacios destinados a las dependencias de las distintas carreras, por lo que era recomendable definir –en el corto plazo– el proyecto de su infraestructura física y localización definitiva”. Cuatro meses después, el CSE estudió nuevos antecedentes y concluyó que existía “evidencia de una situación financiera compleja”, baja liquidez y un “alto endeudamiento”. El informe agrega que la USS no había logrado consolidar un patrimonio que le permitiera estabilidad y viabilidad a su proyecto. Dada la gravedad de la situación, el CSE decidió llevar a cabo un monitoreo estricto de la situación financiera.
Un flujo de liquidez y respiro financiero fue lo que trajo la incorporación a la propiedad de la Universidad San Sebastián de un conocido empresario de Concepción: el ingeniero comercial José Luis Zabala, quien llegó como socio mayoritario de la USS en 1997, asumiendo al año siguiente la presidencia de su junta directiva.
CIPER no encontró los documentos que registran los montos de esa venta del paquete accionario mayoritario de la USS al Grupo Zabala, cuyo rubro principal es el inmobiliario. Pero sí halló otro documento que muestra que la familia Zabala se convierte en la accionista principal de Inversiones Coliumo, la principal empresa relacionada de la USS, a través de Inmobiliaria e Inversiones Pie de Monte Limitada, la que adquiere un 87,5% de su capital: $668.296.947. Inversiones Pensum S.A. (de Poblete y Salvatierra), tenía un 6,88% e Inversiones Rosario S.A. (Pivcevic), un 5,62%.
El ingreso de Zabala a la propiedad de la USS trajo consigo la creación de la principal sociedad relacionada de la universidad: Inversiones Laguna Blanca S.A., creada el 22 de abril de 1997. La sociedad anónima cerrada fue constituida por Inversiones Rosario S.A. (Pivcevic y González), Inversiones Pensum S.A. (Poblete y Salvatierra) e Inmobiliaria e Inversiones Pie de Monte S.A. (José Luis Zabala); con un capital de $1 millón. Como se verá más adelante, Laguna Blanca S.A. –y su sociedad gemela Laguna Blanca Dos S.A.– servirán a los controladores de la USS para vender en sucesivas etapas “acciones” de la universidad, sorteando así la prohibición legal existente.
Zabala debió enfrentar la nueva evaluación negativa del CSE luego de una visita de verificación financiera realizada el 8 y 9 de mayo de 1997. Para entonces, la universidad tenía 1.726 alumnos en Concepción y, según el CSE, acumulaba “una situación financiera de permanente estrechez en los últimos cuatro años, lo que se evidencia al observar que durante todo el periodo examinado registra un capital de trabajo negativo”. Además, el endeudamiento “no le ha permitido un leverage razonable, a pesar de no observarse un incremento sustancial de los activos fijos, que sólo se incrementaron en un 12% real durante los cuatro años”.
El informe concluyó que la insuficiente consolidación patrimonial se debía “a las transacciones con empresas relacionadas y a un excesivo gasto financiero”.
El informe concluyó que la insuficiente consolidación patrimonial se debía “a las transacciones con empresas relacionadas y a un excesivo gasto financiero”. En 1994, 1995 y 1996 las transacciones más significativas de la Universidad San Sebastián fueron con su empresa relacionada Inversiones Coliumo S.A. Los evaluadores concluyeron que duranteesos años, “se produjo una considerable canalización de fondos que favorecieron patrimonialmente a dicha sociedad, representada especialmente por pagos de mayor valor en arriendos de inmuebles, compras de activo fijo, adquisición de intangibles y arriendo de bienes muebles entre otros”. Otro hecho irregular detectado por los fiscalizadores del CSE fueron los pagos de honorarios y remuneraciones a familiares de los socios de la corporación, “sin que existiera constancia de la prestación de los servicios”.
Dada la gravedad de los hechos detectados, el CSE requirió una explicación detallada por parte de la universidad. Una de las interrogantes fue cómo se explicaba que la USS subarrendara por pisos los inmuebles a la sociedad relacionada Inversiones Coliumo S.A., “pagando por ello una renta mayor al que correspondía al arriendo original, sin que existiera valor agregado alguno en la operación”. Lo mismo se pidió para compras de activos fijos y de derechos de marcas indebidamente justificadas que no respondían a las reglas del mercado.
Después de una nueva visita inspectiva, el 2 de abril de 1998, el Consejo Superior de Educación decidió no certificar la autonomía y extender el periodo de seguimiento de la USS por tres años más.
Los tres años de plazo sirvieron para que los flujos de dineros en la USS hacia su nueva empresa relacionada, Inversiones Laguna Blanca S.A., se multiplicaran. Así lo prueba la escritura hallada por CIPER fechada el 30 de noviembre de 1998, que registra el aumento de capital de Inversiones Laguna Blanca S.A. de $1 millón a $917.153.560, divididos en 10.100 acciones. Como se verá, los ingresos de esta sociedad solo provenían de sus negocios con la USS.
En octubre de 1999, cuando la USS ya contaba con 2.023 alumnos, el CSE realizó una cuarta visita para monitorear el avance de los procesos institucionales. La verificación resultó lamentable: no hay constancia de que la universidad cuente con un patrimonio inmobiliario propio, puesto que no hay evidencia de que el traspaso de los inmuebles de propiedad de sus sociedades relacionadas – y que a su vez la USS les arrendaba -, se esté llevando a cabo. Tampoco existen antecedentes de avances de las obras del anunciado nuevo Campus Universitario, señala el acta respectiva.
A pesar de las “exigencias” del CSE, la USS no se convirtió en dueña de sus inmuebles. El 30 de marzo de 2000, Laguna Blanca amplió su objeto social e incluyó la compra de bienes inmuebles para su posterior venta y/o arrendamiento y el arrendamiento de inmuebles amoblados. Los nuevos informes financieros fueron enviados al CSE para su evaluación, incluyendo la situación patrimonial inmobiliaria y el plan para incorporar inmuebles en construcción. Inexplicablemente, el 31 de agosto de 2000, la USS pasó el examen. Faltaban pocos meses para que venciera el plazo que determinaría su autonomía o la revocación del reconocimiento oficial. La última visita del ente regulador tuvo lugar en mayo de 2001, cuando en sus aulas estudiaban casi 2.500 alumnos. El 12 de julio de 2001, la Universidad San Sebastián obtuvo su autonomía.
La obtención de la autonomía era la única pieza que faltaba para iniciar la expansión tanto territorial como en alumnos. A principios de 2002 se abrió la sede en Puerto Montt. Sus 2.600 metros cuadrados construidos y sus 500 estudiantes se sumaron a los más de 3.500 que ya estudiaban en la sede original de Concepción, con 11.426 metros cuadrados construidos.
2002 marca un punto de inflexión para uno de sus dueños. En abril de ese año, una de sus accionistas originales, María Cecilia Salvatierra, esta vez sin su esposo (Raúl Poblete), constituye Inversiones Esmeralda Ltda., junto a una de sus hijas y un capital de $2 millones. Poco después, esa sociedad ingresaría a la propiedad de Inversiones Laguna Blanca S.A.
2003: La USS en un año pasó de tener poco más de 4.000 alumnos a 6.511 matriculados. Los flujos de dinero crecían en igual proporción.
El patrimonio de las sociedades relacionadas a la USS siguió aumentando. El 13 de noviembre de 2002 Inversiones Laguna Blanca S.A. volvió a aumentar su capital a $1.429.284.243 dividido en 14 mil acciones ordinarias. En la escritura hallada por CIPER se establece que el aumento se origina en una “revalorización de capital propio”. En 2003 la USS agregó dos nuevas sedes: Osorno, con 361 alumnos; y Talcahuano, con 436 estudiantes. Así, la USS en un año pasó de tener poco más de 4.000 alumnos a 6.511 matriculados. Los flujos de dinero crecían en igual proporción.
Una escritura de la junta extraordinaria de accionistas de Inversiones Laguna Blanca S.A. realizada el 26 de mayo de 2003, en calle San Sebastian 1839, oficina 801 (Las Condes), permite identificar la composición accionaria de la Universidad San Sebastián de ese momento. La preside Alfredo Rivera Balart, vicerrector de infraestructura docente de la USS; y participan como accionistas: Inmobiliaria e Inversiones Pie de Monte Ltda., representada por José Luis Zavala Ponce (8.569 acciones); Inversiones Rosario S.A., representada por Javier Pivcevic (2.171 acciones); Inversiones Esmeralda e Inversiones Pensum, representadas por Cecilia Salvatierra Ibáñez (1.327 acciones); y la Universidad San Sebastián, representada por José Luis Zavala y Javier Pivcevic Bayer (1.933 acciones).
La escritura encontrada por CIPER indica que los accionistas decidieron ampliar el objeto de Inversiones Laguna Blanca S.A., incluyendo la prestación de todo tipo de servicios y asesoría, sea de carácter financiero, legal, contable, tributario, administrativo, por cuenta propia o de terceros, y disminuir el número de miembros del directorio de cinco a tres: José Luis Zavala Ponce, Pilar Zavala Meruane y Javier Pivcevic.
Solo un mes más tarde, el 20 de junio de 2003, se volvió a reunir en forma extraordinaria la junta general de accionistas de Inversiones Laguna Blanca S.A. para sancionar un nuevo aumento de capital: de $1.429.284.246 pasa a $2.041.528.333 dividido en 20.000 acciones ordinarias. Un aumento que se pagaría con la emisión de 6.000 acciones de $6,0166 UF cada una, las que serían suscritas y pagadas dentro del plazo de tres años.
Días más tarde, Laguna Blanca S.A. absorbió a la Inmobiliaria e Inversiones B & J S.A., la que se disolvió. Era otra de las empresas relacionadas de la USS y le arrendaba la propiedad de calle General Cruz Nº 1561, en Concepción. El inmueble pasó a formar parte de los activos de Laguna Blanca.
La expansión continuó. En 2004, 2005 y 2006 la USS abrió sedes en Valdivia y Santiago, llegando a tener más de 10 mil alumnos en 51 mil metros cuadrados construidos. Al culminar ese proceso, sus dueños decidieron ir por la acreditación institucional, un certificado que les daría acceso a otros beneficios. El más importante: que sus alumnos pudieran acceder al Crédito con Aval del Estado (CAE).
La Comisión Nacional de Acreditación (CNA) le otorgó a la Universidad San Sebastián la acreditación institucional por dos años el 6 de junio de 2006. El único reparo: la carencia de mecanismos para evaluar que los egresados de una misma carrera de sedes distintas logren objetivos académicos equivalentes. Con ese certificado, en 2007 la USS pudo recibir $339 millones por el CAE otorgado a 254 de sus alumnos.
Como si hubieran estado al tanto de la decisión de la CNA que afectaría sus finanzas, seis días antes de la acreditación, el 31 de mayo de 2006, los dueños de la USS decidieron –en junta extraordinaria de accionistas de Inversiones Laguna Blanca S.A. (ver acta)– dividir la sociedad y crear Inversiones Laguna Blanca Dos S.A.
La creación de la nueva sociedad dio origen a varios cambios. El primero fue modificar el objeto de la sociedad madre, Inversiones Laguna Blanca S.A.: se excluyó de su giro el arrendamiento de inmuebles amoblados y se le asignó un capital de $1.786.883.763 divididos en 15.900 acciones. La nueva sociedad, Inversiones Laguna Blanca Dos S.A. (100 acciones), quedó formada por los mismos accionistas en los siguientes porcentajes: Inmobiliaria e Inversiones Pie de Monte Ltda. (Zavala), 72 acciones; Inversiones Rosario S.A. (Pivceciv), 15 acciones; Inversiones Pensum S.A. (Salvatierra), 9 acciones; Javier Pivcevic Bayer, 2 acciones y Cecilia Salvatierra, 2 acciones. En sus objetos se explicita una amplia gama del rubro inmobiliario, compra, venta y arrendamientos y comercialización de inmuebles; además de todo tipo de servicios y asesorías. Su primer directorio quedó conformado por: José Luis Zabala Ponce, Pilar Zabala Meruane, Javier Pivcevic Bayer. Y como inspectores de cuentas: Karen Soto Lemonao y Gladys Lobos Montero (Ver cuadro con la repartición accionaria de las sociedades relacionadas).
CIPER encontró el informe pericialsolicitado pos los accionistas para ejecutar la división, realizado por Karen Soto Lemonao el 31 de mayo de 2006, el cual permite conocer los inmuebles asignados a Inversiones Laguna Blanca Dos S.A., todos arrendados a la Universidad San Sebastián:
A-. En Santiago: 1) Propiedad de Ricardo Cumming, valorizada en $864.344.720, la que fue adquirida por compraventa a Compañía Distribuidora Industrial S.A. en quiebra, el 27 de octubre de 2003.
B-. En Concepción: 2) Propiedad de calle General Cruz Nº 1.577, valorizada en $1.142.123.326, adquirida por compra a la Universidad San Sebastián el 30 de noviembre de 1998. 3) Propiedad de calle General Cruz Nº 1561, valorizada en $655.204.983 y adquirida al haber reunido en su poder el 100% de las acciones de Inmobiliaria Inversiones B&J S.A. el 9 de julio de 2003. 4) Propiedad de calle Pedro de Valdivia Nº 1.171, valorizada en $424.856.065, adquirida por compra a la Universidad San Sebastián el 9 de diciembre de 2005. 5) Propiedad de calle Pedro de Valdivia Nº 1.187, valorizada en $424.865.065, adquirida por compraventa a la Universidad San Sebastián el 21 de diciembre de 2005.
C-. En Valdivia. 6) Propiedad de calle General Lagos Nº 1.140 y Nº 1.150, valorizada en $171.744.957, adquirida por compra a Inversiones Austral Ltda., el 7 de octubre de 2003. 7) Propiedad de calle Pérez Rosales Nº1.095, valorizada en $20.000.000, adquirida por compra a Inversiones Austral Ltda. el 7 de octubre de 2003. 8) Propiedad de General Lagos y General Sotomayor (General Lagos Nº 1.095), valorizada en $171.744.957, comprada a Hilda Eguiluz Figueroa el 22 de julio de 2005.
D-. En Osorno. 9) Resto del lote B del fundo Pilauco, sector Cuinco, valorizado en $1.097.603.229, adquirido por compraventa a la Universidad San Sebastián el 15 de diciembre de 2005.
E-. En Puerto Montt. 10) Predio ubicado en calle Pelluco, Puerto Montt, denominado lote C, valorizado en $440.125.521, comprado a Marta Márquez Maripán, el 16 de octubre de 2002. 11) Propiedad de calle Lago Panguipulli Nº 309, valorizada en $19.171.000, adquirida por compraventa a José Orlando Cárdenas el 30 de diciembre de 2005. 12) Propiedad de calle Lago Panguipulli Nº 310, valorizada en $19.171.000, comprada a la sucesión Bustamante Velázquez, el 22 de diciembre de 2005.
En septiembre de 2006, cuando los dueños de la USS estaban por iniciar un segundo ciclo de expansión, falleció José Luis Zabala, motor del crecimiento vertiginoso y quien en 2005 había asumido la rectoría de la universidad.
En septiembre y noviembre de 2006, en avenida Presidente Riesco Nº 5.711, piso 14, tendrán lugar dos reuniones que afectarán decisivamente el rumbo de la USS. La primera, es la sesión de directorio de Laguna Blanca S.A. Bajo la presidencia de Pilar Zabala Meruane y con la asistencia de los directores Javier Pivcevic Bayer y Andrés Vaccaro Buscaglia (gerente general del holding Zabala); y de la abogada Carolina Arenas Riveros (actúa como secretaria); y de Karen Soto Lemonao, revocan poderes y le otorgan “las más amplias facultades” a Pilar Zabala Meruane (por sí sola) y a Andrés Vaccaro Buscaglia indistintamente con cualquiera de Javier Pivcevic Bayer y Karen Soto Lemonao.
La segunda reunión, corresponde al directorio de Inmobiliaria Monjitas S.A., de propiedad de José Luis Zabala, quien ya ha fallecido, donde se adoptan medidas para agilizar la toma de decisiones. La preside su hija, Mariela Zabala Meruane; y participan las directoras Pilar y Maite Zabala Meruane. Están presentes también el gerente del grupo, Andrés Vaccaro Buscaglia, y la abogada Carolina Arenas Riveros. Vaccaro asume un rol importante. Inmobiliaria Monjitas se incorporará como socia de la Corporación Universidad San Sebastián.
Todo estaba preparado para los grandes cambios que se avecinaban. Los nuevos actores serían hombres conocidos en el mundo empresarial chileno, dispuestos a invertir fuerte en el negocio educacional. Los protagonistas serían Alejandro Pérez, quien recientemente había dejado la gerencia de CELCO en medio del escándalo por el daño ambiental provocado por una planta en el Río Cruces y que arrasó con el 74% de los cisnes que poblaban ese Santuario de la Naturaleza; y Luis Ernesto Videla, quien había hecho una larga carrera como ejecutivo de Lan Chile.
Faltaban solo algunas formalidades para que se concretara el gran negocio de los nuevos controladores de la USS. Un paso se cumplió el 2 de marzo de 2007, fecha en que los abogados Fernando Batlle Lathrop y Rodolfo Guerrero Píes constituyeron la sociedad anónima cerrada “Inversiones y Asesorías Educacionales S.A.”. Nombre Fantasía: EDU S.A. y su capital: $1 millón. Su objeto: formar parte y/o controlar otras sociedades o entidades dirigidas o relacionadas con el fomento de la educación, pudiendo asumir la administración de las mismas, además de una larga lista de otros negocios relacionados con la educación. Su primer directorio quedó integrado por: Alejandro Pérez Rodríguez, Luis Ernesto Videla Berguecio y Ramón Valdivieso Ríos.
El 8 de mayo de 2007 se crean 7 sociedades con los mismos directores: Alejandro Pérez, Luis Ernesto Videla y Ramón Valdivieso. Ya todo está listo para vender el paquete accionario principal de la Universidad San Sebastián
En ese mismo mes de marzo de 2007, el directorio de Inversiones Laguna Blanca S.A. se reúne para sincerar el capital efectivamente pagado al 31 de diciembre de 2005: lo disminuye de $1.798.092.577 a $1.786.883.763, y baja sus acciones de 16.000 a 15.900. Precisa también que el patrimonio asignado a la sociedad Inversiones Laguna Blanca Dos S.A. alcanza a $17.725.861.776.
El 8 de mayo de 2007, los mismos abogados Batlle Lathrop y Guerrero Píes tendrán bastante trabajo. Deberán constituir otras siete sociedades anónimas cerradas para sus mandantes: “Inversiones para el Crecimiento Educacional S.A.”, “Sociedad Educacional Cervantes S.A.”, “Sociedad Educacional Columbus S.A.”, “Sociedad Educacional Pío IX S.A.”, “Sociedad Educacional Ciclotrón S.A.”, “Sociedad Educacional del Sur S.A.” y “Sociedad Educacional Chile 2020 S.A.”. Cada una de ellas tendrá un capital inicial de $100.000, y en sus primeros directorios figuran las mismas personas: Alejandro Pérez, Luis Ernesto Videla y Ramón Valdivieso.
La explicación para la creación de las nuevas sociedades, que pasarán a ser socias de la Corporación Universidad San Sebastián, CIPER la encontró en otro documento mercantil relacionado con la venta de la mayor parte accionaria de la USS, finiquitada ese 22 de mayo de 2007. Allí se lee que la dueña de todas ellas es “Inversiones para el Crecimiento Educacional S.A.”, actualmente dueña de: 990 acciones de la Sociedad Educacional del Sur S.A.; 990 acciones de la Sociedad Educacional Cervantes S.A.; 990 acciones de la Sociedad Educacional Columbus S.A.; 990 acciones de la Sociedad Educacional Pío IX S.A.; 990 acciones de la Sociedad Educacional Chile 2020 S.A. y 990 acciones de la Sociedad Educacional Ciclotrón.
En el acta se deja constancia de la llegada de nuevos socios, encabezados por Alejandro Pérez. Nadie habla de compra, tampoco de ventas. Solo se menciona la palabra “renuncias”. Y todo dura dos horas y 45 minutos.
Ya todo está listo para vender el paquete accionario principal de la Universidad San Sebastián, lo que se concreta el 17 de mayo de 2007 en la asamblea extraordinaria de dicho plantel y que preside Pilar Zabala Meruane (en representación de Inversiones San Luis S.A. e Inmobiliaria Monjitas) y en la que actúa como secretaria la fiscal transitoria de la USS, Carolina Arenas Rivero. En el acta se deja constancia de la llegada de nuevos socios, encabezados por Alejandro Pérez. Nadie habla de compra, tampoco de ventas. Solo se menciona la palabra “renuncias”. Y todo dura dos horas y 45 minutos.
Los nuevos socios: Sociedad Educacional del Sur S.A., Sociedad Educacional Columbus S.A., Sociedad Educacional Cervantes S.A., Sociedad Educacional Pío IX S.A., Sociedad Educacional Chile 2020 S.A., Sociedad Educacional Ciclotrón S.A. Todas ellas “vinculadas a Luis Ernesto Videla Berguecio y Alejandro Pérez Rodríguez, son aceptadas unánimemente”, se lee en la escritura.
Así, en mayo de 2007 la corporación de la Universidad San Sebastián tendrá nueve socios: las seis sociedades recién creadas, más Inversiones San Luis S.A., Inmobiliaria Monjitas S.A., Inversiones Rosario S.A. Una de sus dueñas fundadoras, Cecilia Salvatierra Ibáñez, es nombrada socia honoraria. No se menciona que lo hace como poseedora de 1.771 acciones de la sociedad controladora: Inversiones Laguna Blanca S.A.
Cuatro días más tarde, el 22 de mayo, se lleva a cabo el traspaso del control de la USS a los nuevos socios mayoritarios. En el acta de la sesión del consejo directivo de la Corporación de la USS, se deja constancia que asisten los nuevos socios: Sociedad Educacional Columbus S.A., Sociedad Educacional Cervantes S.A. y Sociedad Educacional Chile 2020 S.A., todas representadas por Alejandro Pérez Rodríguez; Sociedad Educacional del Sur S.A., Sociedad Educacional Pío IX S.A. y Sociedad Educacional Ciclotrón S.A. representadas por Luis Ernesto Videla Berguecio. Siguen participando del ente directivo de la USS, Inversiones San Luis S.A. e Inmobiliaria Monjitas S.A., representadas por Pilar Zabala Meruane, e Inversiones Rosario S.A., en la personería de Javier Pivcevic Bayer.
No hay engaño en el plan a seguir y que verbaliza Pilar Zabala: se están “tomando todas las medidas y creando todas las instancias con el objeto de afrontar el periodo de acreditación, ahora por un periodo mayor, así como el procedimiento de acreditación en el área de salud y educación”.
Las actas dicen que la sesión de la corporación rectora de la USS se inició a las 14 horas de ese 22 de mayo. Pues bien, cuatro horas más tarde, las mismas personas daban inicio a la sesión del directorio de la principal sociedad dueña de la USS: Inversiones Laguna Blanca S.A., en la que Alejandro Pérez asume el control.
La escritura la formalizó el abogado de Alejandro Pérez, Rodolfo Guerrero Pies, y da cuenta de la asistencia de todos los accionistas: Pilar Zavala (11.267 acciones), en representación de Inversiones La Foresta; Javier Pivcevic Bayer (2.862 acciones), por Inversiones Puerto Porvenir S.A.; y Cecilia Salvatierra Ibáñez (1.771 acciones), por Inversiones Esmeralda Ltda. Total: 15.900 acciones. Acuerdan aumentar el directorio a seis personas. A Pilar Zabala y Pivcevic se agregan: Alejandro Pérez, Luis Ernesto Videla, Ramón Valdivieso y Eduardo Pérez Marchant. Como gerente general queda Alejandro Pérez.
A las 18:45 horas de ese mismo día comenzará el directorio de Laguna Blanca Dos S.A., el que adoptará idénticas decisiones que el de Laguna Blanca S.A.
Lo que no se dice en ninguno de los documentos anteriormente mencionados es que la llegada de nuevos “socios” a la corporación rectora de la Universidad San Sebastián y al directorio de sus dos sociedades controladoras principales, tenía su origen en una compra y venta de acciones. Esta quedó registrada en un “Contrato de prenda mercantil sobre acciones y prohibición” (Ver documento) que tiene la misma fecha de los directorios anteriores, 22 de mayo de 2007, y que CIPER encontró en la Notaría de Félix Jara Cadot.
El documento suscrito por los representantes de Inversiones y Asesorías Educacionales S.A., Alejandro Pérez y Luis Ernesto Videla, certifica que han comprado 10.494 de las 15.900 acciones de Inversiones Laguna Blanca S.A. e Inversiones Laguna Blanca Dos S.A., en $30.555.020.393. A los Zabala (Inversiones La Foresta) les correspondieron casi $23 mil millones. A Javier Pivcevic (Puerto Porvenir), $4.400 millones y a María Cecilia Salvatierra (Inversiones Esmeralda), la cantidad de $3.280 millones.
$30.555.020.393 pagaron Alejandro Pérez y Luis Ernesto Videla, a través de Inversiones y Asesorías Educacionales S.A., por el control de la Universidad San Sebastián en 2007.
En el segundo y tercer punto del contrato se lee que “Inversiones y Asesorías Educacionales S.A.” adquirió las acciones de la siguiente forma: “Una parte por novación por cambio de deudor, otra parte se paga al contado al momento de la suscripción de la compraventa y traspaso, y el saldo restante será pagado en cuatro cuotas anuales iguales y sucesivas”, que vencían el 30 de junio de 2008, de 2009, de 2010 y el 30 de junio de 2011. En el documento también se detallan los montos de las cuatro cuotas.
Ciper encontró en la Notaría Benavente el «Alzamiento de prenda sobre acciones«, fechado el 16 de diciembre de 2011, que confirma los montos antes señalados (Ver documento).
Luis Ernesto Videla no alcanzaría a ver pagada la última cuota. Conocido por haber sido gerente general de Lan por una década, moriría el 1 de marzo de 2010 en un accidente aéreo cuando viajaba con una delegación de la USS a Concepción, para ayudar en la zona afectada por el terremoto. Otros cinco directivos de la universidad, entre ellos dos de los socios de sus sociedades controladoras, también fallecieron. En ese momento Videla se desempeñaba como vicerrector de Asuntos Económicos y Administrativos y pocos meses antes había alcanzado a coronar el crecimiento de la universidad con la inauguración de la casa central de la San Sebastián, en calle Pio Nono.