SWISSLEAKS:
Gigante bancario HSBC acogió dinero sucio vinculado a dictadores y mercaderes de armas
08.02.2015
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SWISSLEAKS:
08.02.2015
(Traducción: ABC Color Paraguay)
Documentos secretos revelan que el gigante bancario mundial HSBC ha lucrado durante mucho tiempo haciendo negocios con traficantes de armas que dotaban de bombas de mortero a niños soldado de África, recaudadores de dictadores del Tercer Mundo, comerciantes de diamantes de sangre y otros forajidos internacionales.
Los archivos filtrados desde el sistema interno de la rama bancaria privada de HSBC en Suiza, están relacionados a cuentas de más de US$ 100 mil millones y brindan una inusual mirada dentro del súper secreto sistema bancario suizo –una que el público nunca antes ha tenido–.
Los archivos obtenidos por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus siglas en inglés) a través del diario francés Le Monde, muestran los negocios del banco con clientes involucrados en un espectro de actividades ilegales, especialmente en el ocultamiento millones de dólares en impuestos de las autoridades. La base de datos obtenida también muestra los archivos privados de famosos jugadores de fútbol y tenis, ciclistas, estrellas de rock, actores de Hollywood, realeza, políticos, ejecutivos corporativos y familias adineradas.
Estas revelaciones ponen bajo el reflector el punto en que se intersecan el crimen internacional y los negocios legítimos, y expanden dramáticamente lo sabido sobre el comportamiento potencialmente ilegal o antiético en los últimos años dentro del HSBC, uno de los bancos comerciales más grandes del mundo.
Los archivos muestran que algunos clientes hicieron viajes a Ginebra para retirar grandes montos en efectivo, a veces en bajas denominaciones. Los archivos también muestran grandes sumas de dinero controladas por comerciantes de diamantes, conocidos por operar en zonas de guerra y haber vendido gemas para financiar insurgencias que causaron incontables muertes.
HSBC, cuyas oficinas centrales están en Londres y que cuenta con oficinas en 74 países y territorios en seis continentes, inicialmente insistió en que ICIJ destruyera los datos.
A fines de enero, tras ser informado de la magnitud de los hallazgos del equipo, el banco dio una respuesta final más conciliadora, diciendo al ICIJ: “Reconocemos que la cultura de cumplimiento y de auditoría en el banco privado HSBC en Suiza, al igual que en la industria en general, eran significativamente más bajas que en la actualidad”.
La declaración escrita dice que el banco ha “tomado acciones significativas en los últimos años para implementar reformas y sacar a clientes que no cumplan con los nuevos y estrictos estándares de HSBC, incluyendo aquellos casos en que hemos tenido dudas respecto a su cumplimiento tributario”.
El banco añadió que reenfocó esa parte de su negocio. “Como resultado de este reposicionamiento, la banca privada de HSBC en Suiza ha reducido su base de clientes en casi un 70% desde 2007”.
La forma en que la industria bancaria “offshore” acoge dinero y oculta secretos ha tenido enorme implicancia en sociedades de todo el mundo. Académicos estiman de forma conservadora que US$ 7,6 billones se hallan en paraísos fiscales de ultramar, evadiendo a tesorerías de gobiernos al menos US$ 200 mil millones al año.
“La industria ‘offshore’ es una gran amenaza para nuestras instituciones democráticas y nuestro contrato social básico”, dijo a ICIJ el economista francés Thomas Piketty, autor de Capital en el Siglo XXI. “La opacidad financiera es una de las principales impulsoras de la creciente desigualdad global. Permite que un gran espectro de grupos de ingresos altos y gran riqueza paguen tasas de impuestos nimias, mientras el resto de nosotros pagamos impuestos altos para financiar bienes y servicios públicos (educación, salud, infrestructura) que son indispensables para procesos de desarrollo”.
Los archivos secretos obtenidos por el ICIJ –que cubren cuentas hasta 2007 asociadas a más de 100.000 individuos y personas jurídicas de más de 200 países– son una versión de los documentos que el gobierno francés obtuvo y compartió con otros gobiernos en 2010, llevando a procesos y multas a individuos por evasión de impuestos en varios países. Las naciones cuyas autoridades recibieron los archivos franceses incluyen a Grecia, Gran Bretaña, Australia, Irlanda, India, Bélgica y Argentina.
En la mayoría de los países no es ilegal mantener cuentas bancarias “offshore”, y que una persona se vea identificada con una cuenta en el Banco Privado HSBC no es por sí solo un indicador de haber cometido una falta. Algunos de los nombres mencionados en los archivos pueden haber tenido una conexión a una cuenta bancaria suiza, como haber sido su apoderado, pero sin ser dueño del dinero en la cuenta o siendo propietario de sólo una parte del mismo. Otros de los nombrados pueden no haber tenido nunca una cuenta bancaria suiza.
El actor de Hollywood John Malkovich, por ejemplo, dijo a través de un representante que nada sabe sobre una cuenta que cita su nombre y especuló que pudo haber estado relacionada a Bernie Madoff, ex corredor de bolsa condenado por fraude que había estado a cargo de parte de sus finanzas. Un representante de la actriz británica Joan Collins dijo al ICIJ: “En 1993 mi cliente depositó fondos en una cuenta bancaria en Londres y luego descubrió que, sin su permiso, el dinero había sido transferido a la cuenta suiza a la que se refiere”. El representante añadió que no hubo evasión de impuestos.
La estrella de rock David Bowie respondió al medio aliado del ICIJ The Guardian que ha sido un residente legal de Suiza desde 1976. Tina Turner, aunque es vista como una cantante esencialmente estadounidense, ha vivido en Suiza por casi dos décadas, y renunció a su ciudadanía de EE.UU en 2003.
En muchas instancias los registros sí describen comportamiento cuestionable, como banqueros asesorando a sus clientes sobre cómo tomar un amplio rango de medidas para evitar pagar impuestos en sus países – y clientes que dicen a sus banqueros que sus cuentas no fueron declaradas a sus gobiernos–.
La investigación del ICIJ y un equipo de organizaciones periodísticas de 45 países, profundizó aún más en los oscuros rincones del HSBC que la investigación realizada por el Senado de los Estados Unidos en 2012, la cual descubrió que el banco tenía controles laxos que permitían a carteles latinoamericanos de drogas lavar cientos de millones de dólares mal habidos a través de sus operaciones en los Estados Unidos, volviendo utilizable el dinero sucio.
El extenso reporte del Subcomité Permanente de Investigaciones del Senado sobre HSBC decía también que algunas filiales del banco evadieron restricciones del gobierno de EE.UU. contra transacciones financieras con Irán y otros países. Y la división estadounidense de HSBC proveyó dinero y servicios bancarios a bancos de Arabia Saudita y Bangladesh que, según el reporte, se cree ayudaron a financiar a Al-Qaeda y otros grupos terroristas.
Más tarde en 2012, HSBC accedió a pagar más de US$ 1,9 mil millones para saldar investigaciones criminales y civiles en EE.UU. e ingresó a un acuerdo de proceso diferido de cinco años.
Una fuente del subcomité dijo que investigadores del Senado habían solicitado al Banco Privado HSBC los registros de cuentas obtenidos por el ICIJ, pero que fue rechazado por la gerencia del banco. Los nuevos documentos muestran la actividad del banco en muchas otras partes del mundo, y revelan todo un nuevo rango de clientes y acciones cuestionables por parte del banco.
Las revelaciones del ICIJ también llegan luego de que The Wall Street Journal informara en enero que un reporte preliminar del monitor independiente designado para el banco –del cual se espera que una sinopsis se haga pública en abril– demostrará que HSBC está fallando en sus intentos de reforma.
Los documentos obtenidos por el ICIJ se basan en datos originalmente conseguidos por un ex empleado de HSBC convertido en informante, Hervé Falciani, y entregados a las autoridades francesas en 2008 (ver perfil de Falciani). Le Monde obtuvo el material de la investigación de los archivos por parte de la autoridad francesa de impuestos y lo compartió con ICIJ, bajo el acuerdo de que éste último crearía un equipo de periodistas internacional que pudiera analizar los archivos desde todos los ángulos.
El ICIJ reclutó a más de 140 periodistas de 45 países, incluyendo reporteros de Le Monde, BBC, The Guardian, 60 Minutes, Süddeutsche Zeitung y más de 45 otras organizaciones mediáticas.
Los reporteros hallaron los nombres de actuales y antiguos políticos de Gran Bretaña, Rusia, Ucrania, Georgia, Kenia, Rumania, India, Liechtestein, México, Túnez, la República Democrática del Congo, Zimbabue, Ruanda, Paraguay, Djibouti, Senegal, las Filipinas y Argelia, entre otros. Encontraron a varias personas que actualmente están en la lista de sanciones de EE.UU., como Selim Alguadis, un hombre de negocios turco que supuestamente suministró sofisticados instrumentos eléctricos al proyecto secreto de armas nucleares de Libia, y Gennady Timchenko, un multimillonario socio del presidente ruso Vladimir Putin y uno de los principales blancos de las sanciones impuestas a individuos y negocios rusos en respuesta a la anexión de Crimea y la crisis en el este de Ucrania.
Los archivos no indican los roles exactos de Alguadis y Timchenko en relación a las cuentas suizas. Un vocero de Timchenko dijo que las razones de las sanciones eran “inverosímiles y muy imperfectas” y que su cliente “siempre ha estado en total cumplimiento con todos los asuntos de impuestos”.
Alguadis dijo a ICIJ: “Por razones personales, he tenido muchas cuentas bancarias en bancos turcos e internacionales a lo largo de mi vida. A veces, sentí que era prudente mantener parte de mis ahorros ‘offshore’”. Alguadis calificó las acusaciones de EE.UU. como “ridículas” y, junto con negar cualquier vínculo con Libia, agregó: “Todas nuestras exportaciones fueron declaradas como corresponde en las aduanas turcas y son completamente legales”.
Algunos clientes señalados con millones y a veces decenas de millones de dólares en sus cuentas son figuras notorias y políticamente bien conectadas como Rachid Mohamed Rachid (26), ex ministro de comercio egipcio que huyó de El Cairo en febrero de 2011, en medio del levantamiento contra Hosni Mubarak. Rachid, quien está en la lista como apoderado de una cuenta con un valor de US$ 31 millones, fue condenado in absentia por supuesta especulación con precios y malversación de fondos públicos. Entre los otros nombres se incluye el difunto Frantz Merceron, supuesto recaudador del fallecido ex presidente haitiano Jean Claude “Baby Doc” Duvalier, quien fue acusado de saquear hasta US$ 900 millones antes de huir de su país; y Rami Makhlouf, cuyo primo y socio cercano, el presidente sirio Bashar al Asad, durante los últimos tres años ha ayudado a causar la muerte de decenas de miles de sus ciudadanos en la guerra civil del país. Merceron está listado como apoderado de una cuenta de US$ 1,3 millones a nombre de su esposa. Makhlouf aparece como dueño beneficiario en múltiples cuentas.
Los archivos muestran a personas que figuran involucradas en procesos judiciales, como Vladimir Antonov, ex dueño del club de fútbol inglés Portsmouth FC, quien se enfrenta a un juicio en Lituania por un fraude bancario de € 500 millones; Margulan Seisembayev, un banquero kazajo acusado por la Alianza Bancaria de saquear sus activos; y Tancred Tabone, ex líder de la compañía estatal petrolera de Malta, Enemalta, quien se enfrenta a un proceso por supuestamente exigir sobornos.
En una declaración, el abogado de Tabone dijo que su cliente niega todos los cargos y añadió que él “autorizó formalmente a las autoridades suizas que brinden toda esa información… Sus asuntos fiscales en ese aspecto están en orden”. Antonov aparece listado como dueño beneficiario de una cuenta por valor de US$ 65 millones. Seisembayev aparece como dueño beneficiario en múltiples cuentas.
Un representante del ex dueño de Portsmouth FC dijo a The Guardian: “El señor Antonov no es ni ha sido nunca contribuyente en el Reino Unido. Él abrió la cuenta suiza a la que usted se refiere en 2008 por motivos de negocios, y porque los bancos suizos proveen un mejor nivel de atención al cliente y son mucho más flexibles que cualquier banco británico”.
En un reflejo de la gran variedad de nombres en los datos, otros que aparecen son Li Xiaolin, hija del ex premier chino Li Peng, famoso por su papel en la masacre de la Plaza Tiananmen; Joseph Fok, un juez de la más alta corte de Hong Kong; y el príncipe Michael y la princesa de Kent, el querido primo de la reina Isabel II de Inglaterra y su esposa.
La cuenta vinculada al príncipe y la princesa estaba a nombre de su compañía, Cantium Services Limited. Un representante de la pareja dijo que la cuenta “nunca recibió ni tuvo fondos” y fue cerrada en 2009. Li Xiaolin es listada, junto a su esposo, como dueña beneficiaria de una cuenta que tuvo US$ 2,5 millones. Fok aparece como poseedor de una cuenta que fue cerrada en 2002. Ninguno de los dos respondió a solicitudes de comentarios.
Los archivos reflejan un espectro de realeza, desde el rey Mohammad VI de Marruecos al príncipe heredero de Bahrein, Salman bin Hamad bin Isa Al Khalifa, y docenas de miembros de la familia real de Arabia Saudita. Muchos eran dueños beneficiarios parciales o totales de cuentas. El rol del rey de Marruecos no fue especificado.
Un vocero del príncipe heredero de Bahrein dijo: “El Príncipe heredero invirtió en un fondo de cobertura regional sobre el cual no ha ejercido ningún control ni ha obtenido ventaja fiscal alguna”.
Figuras de negocios y donantes políticos de EE.UU. incluyen al financista y filántropo S. Donald Sussman, cuya cuenta es anterior a su matrimonio con la congresista demócrata de Maine, Chellie Pingree; el multimillonario dueño de la cadena de lencería Victoria’s Secret, Les Wexner, quien donó US$ 250.000 en 2012 a una organización política creada para apoyar la campaña del ex candidato presidencial republicano Mitt Romney; y la familia israelí comerciante de diamantes Steinmetz. The Wall Street Journal reportó en 2007 que la firma de inversiones de capital de la familia Steinmetz, Sage Capital Growth, pagó generosos montos por discursos y otros servicios a Rudy Giuliani, ex alcalde de Nueva York celebrado como un luchador contra el crimen organizado y la corrupción, quien luego buscó sin éxito la nominación presidencial republicana.
Un representante de Sussman dijo que la cuenta no era suya, añadiendo que había hecho una inversión pasiva en un fondo de capital de riesgo de tecnología. El representante dijo que era este fondo el que tenía la cuenta, cuya existencia descubrió por primera vez al recibir las preguntas del ICIJ. “Las inversiones del Sr. Sussman fueron intereses minoritarios y no tuvo participación en la administración de los fondos, las decisiones de inversión ni otras actividades”, dijo el vocero. Ni Wexner ni la familia Steinmetz respondieron a nuestras solicitudes.
Un análisis de los archivos por parte de ICIJ muestra que muchos individuos vinculados a cuentas tomaron precauciones adicionales para proteger sus identidades, a pesar de que el personal del HSBC constantemente aseguraba a sus clientes que ya estaban protegidos por el estricto secreto bancario suizo.
Muchas de las cuentas eran de compañías de paraísos fiscales como las Islas Vírgenes Británicas, Panamá o la remota isla de Niue, en el Océano Pacífico, en vez de estar a nombre de los individuos a quienes pertenecían el dinero. Miles más utilizaron cuentas numeradas sin nombre.
En los documentos, un empleado de HSBC se refiere a una de las más prominentes figuras corporativas de Australia, Charles Barrington Goode, por sus iniciales.
“Al dueño de cuenta Sr. Ch.B.G. le gustaría ser llamado Sr. Shaw (encabezado de cuenta). Así que durante toda la discusión estuvimos hablando del Sr. Shaw…”, escribió un funcionario en un documento. La cuenta de Goode estaba bajo el nombre “SHAW99”.
Al momento en que se escribió esa nota, Goode era el director del banco ANZ, uno de los más grandes de Australia. En su otro rol en la política, Goode fue nombrado por un senador durante un debate en el Parlamento Australiano en 2001 como “el hombre encargado de la bolsa, el recolector de fondos, para el Partido Liberal”, el actual partido gobernante de Australia al que pertenece el primer ministro, Tony Abbott.
Dos fundaciones con las que Goode ha estado públicamente asociado en Australia –The Cormack Foundation y Valpold Pty Ltd.– dieron más de 30 millones de dólares australianos a la rama Victoria del Partido Liberal entre 1998 y 2013, de acuerdo a registros de la Comisión Electoral australiana.
Goode dijo a ICIJ que abrió la cuenta “hace 30 años”, y que el banco insistió en que usara un seudónimo. “El funcionario del banco me dijo que, por razones de seguridad, necesitaba un nombre, uno que no fuera el mío propio, o un número, para identificar la cuenta y que debería usar al comunicarme con el banco. Elegí el nombre ‘Shaw’”. Goode dijo que la cuenta “estuvo durmiendo por alrededor de 25 años”, y que antes de que la cerrara hace cinco, la había declarado a las autoridades tributarias australianas, y que pagó impuestos por cualquier ingreso derivado.
Los documentos elevan nuevas preguntas sobre pasadas declaraciones públicas de HSBC en las que afirmaba que sus funcionarios no ayudaban a clientes a cometer evasión de impuestos. En julio de 2008, por ejemplo, Chris Meares, entonces jefe de operaciones bancarias privadas de HSBC, dijo en una audiencia parlamentaria británica: “Prohibimos a nuestros banqueros alentar o involucrarse en evasión de impuestos”.
Tres años antes, a un adinerado cliente británico, Keith Humphreys, director del club Stoke City FC de la Premier League inglesa, se lo describe diciendo a un gerente de HSBC que una de las cuentas suizas de su familia estaba “no declarada” ante las autoridades de impuestos del Reino Unido. Los archivos muestran que a ese momento tenía más de US$ 450.000.
Humphreys dijo al medio aliado del ICIJ, The Guardian, que la cuenta suiza no era mantenida por él sino por su padre, y que luego fue voluntariamente declarada a las autoridades. La cuenta, dijo “fue establecida siguiendo los consejos financieros que se le dieron en su momento”, y revelada a las autoridades británicas en 2011, con una multa de £147,165.
En otra instancia, un empleado del HSBC escribió en el archivo del empresario irlandés John Cashell, quien luego sería condenado por fraude de impuestos en su país natal: “Su preocupación es el riesgo de que se informe a las autoridades irlandesas. De nuevo me empeñé en asegurarle que no había riesgo de que eso pasara”. Cashell no respondió las solicitudes de comentarios.
El propio banco se mostró incómodo ante una transferencia de € 20 millones hecha por un empresario serbio. Pero los empleados del banco simplemente le pidieron actuar de una forma menos conspicua: “Explicamos que hasta ahora el banco no interfirió con sus transacciones de transferencia de dinero”, dice el documento, “pero preferiría reducir esas actividades a una escala menor. [Él] entiende nuestras preocupaciones y usará cantidades menores”.
El personal del HSBC también pareció mostrar muy poca preocupación ante la descripción que recibieron de un doctor canadiense, Irwin Rodier. “Este cliente se muestra algo paranoico, por ejemplo cada vez que iba a venir a ZH (Zúrich), volaba a París y rentaba un auto para conducir hasta ZH, para no revelar su destino final, etcétera”.
Rodier dijo al medio aliado del ICIJ CBC/Radio Canada que desde entonces había saldado sus impuestos con las autoridades canadienses.
En su declaración al ICIJ, HSBC dijo: “En el pasado, la industria bancaria privada suiza operaba en forma muy distinta a como lo hace hoy. Los bancos privados, incluyendo al Banco Privado HSBC en Suiza, asumían que la responsabilidad del pago de impuestos recaía sobre los clientes individuales, no sobre sus bancos”.
Los archivos muestran que algunos clientes europeos recibieron asesoría sobre cómo evadir un impuesto de retención a los ahorros bancarios que entró en vigencia en los países de la Unión Europea en 2005. Suiza acordó implementar el impuesto –llamado Directiva Europea de Ahorros, o ESD por sus siglas en inglés–.
Pero la ESD afectaba solo a individuos, no a corporaciones. Los archivos muestran que HSBC aprovechó este agujero legal para promocionar productos que transformaban a individuos en corporaciones en relación al reporte de impuestos.
Los documentos registran que, día a día a lo largo de 2005, clientes llegaron a Suiza para hacer retiros de efectivo en libras esterlinas, euros, francos suizos, dólares estadounidenses, incluso krones daneses –a veces pidiendo papel moneda usado de pequeña denominación–.
Uno de los que fueron suministrados con efectivo en dólares y euros fue Arturo del Tiempo Marques, un agente de bienes raíces sentenciado en 2013 a siete años de cárcel en España por contrabandear cocaína. Controlaba hasta 19 cuentas de HSBC con más de US$ 3 millones. No respondió a nuestras solicitudes de comentarios.
En una transacción, el magnate británico Richard Caring, acompañado por guardias de seguridad, fue mostrado en septiembre de 2005 retirando más de cinco millones de francos suizos en efectivo.
HSBC explica la entrega de la enorme cantidad de efectivo a Caring citando una declaración suya de que planeaba depositar el efectivo en otro banco suizo, y no quería que ninguno de los bancos esté al tanto del otro. Escribieron: “RC se esfuerza mucho en mantener la discreción”.
Un representante de Caring dijo a The Guardian que este no evadió impuestos y que su “uso de fondos ‘offshore’ se condujo bajo principios de impuestos ampliamente utilizados y aceptados”.
Los archivos muestran que Caring, un gran donador en la política británica, transfirió US$ 1 millón a la Fundación Clinton, una organización sin fines de lucro establecida por el ex presidente de EE.UU. Bill Clinton con la misión de “fortalecer la capacidad de la gente de los Estados Unidos y alrededor del mundo para enfrentar los desafíos de la interdependencia global”.
La donación a la Fundación Clinton fue solicitada en diciembre de 2005. El mes anterior, Caring financió una extravagancia de champaña y caviar en el Palacio de Invierno de Catalina la Grande en San Petersburgo, Rusia, adonde transportó a 450 huéspedes para que sean entretenidos por Sir Elton John y Tina Turner, y escucharan un discurso de Bill Clinton. El evento recaudó más de £11 millones para una caridad dirigida a niños.
Varios prominentes benefactores de la Fundación Clinton aparecen como dueños de cuentas en la rama suiza del HSBC, incluyendo al empresario canadiense Frank Giustra y la superestrella alemana de carreras Michael Schumacher, siete veces campeón de Fórmula 1. Un representante de Schumacher, quien aparece en la lista como miembro beneficiario de una cuenta cerrada en 2002, dijo a ICIJ que el piloto es residente de Suiza desde hace mucho tiempo.
Los registros muestran que Giustra es la única persona listada en una cuenta de HSBC con más de US$ 10 millones en 2006/2007, aunque su rol en la cuenta no está especificado.
The New York Times reportó en 2008 que Giustra donó a la Fundación Clinton poco después de que Bill Clinton acompañara a Giustra en un viaje a Kazajistán en 2005. Cuando llegaron, Nursultan A. Nazarbayev, quien ha ejercido por décadas como presidente de Kazajistán, se reunió con los dos visitantes en un suntuoso banquete de medianoche.
El periódico señaló que Clinton hizo una declaración pública de apoyo a Nazarbayev, que chocaba con la postura del gobierno estadounidense y de su propia esposa, la entonces senadora Hillary Rodham Clinton, quien había criticado a Kazajistán por su historial en derechos humanos. Dos días después, registros corporativos muestran que la compañía de Giustra ganó el derecho a involucrarse en tres proyectos estatales de uranio en Kazajistán.
Tanto Clinton como Giustra dijeron al Times que viajaron juntos a Kazajistán para ver en persona el trabajo filantrópico de la fundación. Un vocero de Clinton dijo al diario que el ex presidente estaba al tanto de que Giustra tenía intereses mineros en Kazajistán, pero que no hizo nada para colaborar con esos intereses.
Un vocero de la Fundación Clinton dijo a The Guardian que “tiene fuertes prácticas de transparencia e integridad de sus donantes que van mucho más allá de lo que se requiere a caridades de EE.UU., incluyendo la transparencia total de todos nuestros donantes”.
Los datos compartidos por las autoridades francesas son ahora la base de investigaciones formales en varios países. Magistrados franceses están examinando si el banco ayudó a algunos clientes a evitar pagar impuestos en 2006 y 2007. Las autoridades francesas han requerido al HSBC depositar una fianza de €50 millones. Fiscales belgas también acusaron al banco de cometer fraude tributario a finales del año pasado.
En agosto de 2014, agentes de impuestos argentinos requisaron las oficinas del HSBC en Buenos Aires. El Buenos Aires Herald reportó que el jefe argentino de impuestos Ricardo Echegaray había acusado al HSBC de haber estado “impulsando una plataforma para facilitar el fraude” como “una maniobra para esconder información sobre cuentas bancarias de los recolectores de impuestos”.
HSBC dijo en su declaración al ICIJ que estaba “totalmente comprometido al intercambio de información con las autoridades relevantes” y estaba “impulsando de forma activa medidas para asegurar la transparencia de impuestos de sus clientes, incluso por adelantado a un requerimiento regulatorio o legal de hacerlo. También estamos cooperando con las autoridades relevantes en investigar estos asuntos”.
Los documentos también elevan preguntas sobre por qué había investigaciones en algunos países y en otros no –y si algunas investigaciones no eran del todo meticulosas–.
Por ejemplo, algunos de los materiales más extensos se relacionan con los clientes del banco en el Reino Unido. Investigaciones iniciales de las autoridades francesas de impuestos identificaron a más de 5.000 clientes británicos vinculados a US$ 61.000 millones en depósitos en HSBC –más clientes y más dinero que cualquier otro país–.
Aunque los investigadores franceses probablemente sobreestimaron en un inicio los verdaderos montos en manos de clientes, la oficina británica de impuestos concluyó que 3.600 de los 5.000 nombres que recibió de los franceses en 2010 estaban “potencialmente en falla de cumplimiento”. Un reporte a un comité de la Cámara de los Comunes en septiembre de 2014 dice que la oficina de impuestos acababa de recuperar £135 millones en impuestos atrasados de individuos en la lista, en comparación con las £220 millones recolectadas por España y las £188 recolectadas por Francia. Lord Stephen Green, quien estaba a la cabeza del HSBC durante el período que cubren los registros, se convirtió luego en el ministro de Comercio de la administración de David Cameron en Gran Bretaña, una posición que tuvo hasta 2013.
Aparte de casos aislados en cortes federales de EE.UU., parece que el Servicio de Ingresos Internos (IRS, por sus siglas en inglés) de dicho país ha estado trabajando muy discretamente, a pesar de que los investigadores franceses de impuestos identificaron a 1.400 personas con conexiones en los Estados Unidos, con cerca de US$ 16 mil millones. De nuevo, esa cifra era más alta que los montos identificados por ICIJ.
En una declaración al medio aliado de ICIJ, 60 Minutos, la IRS dijo que desde que los contribuyentes de EE.UU. fueron alentados a revelar voluntariamente sus cuentas “offshore” en 2009 “ha habido más de 50.000 revelaciones y hemos recolectado más de US$ 7 mil millones sólo con esta iniciativa”. La agencia no reveló cuántos de ellos, si acaso hubo alguno, tenían cuentas de HSBC.
Lo que ocurrió luego de que Francia enviara a Grecia los nombres de más de 2.000 clientes griegos del HSBC, disparó un furor que ahora tiene al ex ministro de finanzas griego enfrentándose a un juicio.
Grecia recibió los nombres en 2010, pero nada pasó hasta octubre de 2012, cuando una revista griega, Hot Doc, publicó los nombres y destacó la falta de una investigación sobre si griegos adinerados estaban evadiendo impuestos mientras el país aplicaba medidas de austeridad, incluyendo recortes de salarios y aumentos de impuestos para aquellos que los pagaban.
En contraste con la reticencia con la que habían ido tras la posible evasión de impuestos, las autoridades griegas fueron rápidas en arrestar al editor de Hot Doc, Kostas Vaxevanis, y acusarlo de violar leyes de privacidad. Fue rápidamente sobreseído, y su juicio provocó ira cuando dos ex jefes de la policía financiera declararon que ni el ex ministro de finanzas Giorgios Papakonstantinou ni su sucesor ordenaron una investigación de la lista. Papaconstantinou dijo que la misma se había perdido.
Cuando la lista finalmente apareció, le faltaban los nombres de tres familiares de Papakonstantinou. Este ahora enfrenta cargos criminales de lesión de confianza, alteración de un documento oficial y negligencia en el deber por su falta de acción cuando recibió la lista y la remoción de los nombres de sus familiares.
Vínculos al tráfico de armas aparecen repetidamente en los archivos obtenidos por ICIJ.
HSBC mantuvo a Aziza Kulsum y a su familia como clientes incluso luego de que Kulsum fue señalada por las Naciones Unidas como financista de la sangrienta guerra civil en Burundi, en la década de 1990.
El reporte de 2001 de las Naciones Unidas también dijo que Kulsum tenía una participación clave en la República Democrática del Congo, en el comercio ilícito de coltán, un mineral de importancia estratégica utilizado en aparatos electrónicos. Gran parte del suministro mundial de coltán viene de zonas de conflicto en el centro de África, donde facciones armadas controlan muchas minas, extorsionan a mineros y lucran con la venta de mineral ilegal.
Si bien dos de las cuentas de Kulsum fueron cerradas antes de 2001, una tercera cuenta con valor de US$ 3,2 millones fue congelada (aunque no cerrada) por “razones de cumplimento” no especificadas en una fecha desconocida. El esposo de Kulsum tenía una conexión no especificada con otra cuenta que no fue cerrada y que tenía unos US$ 1,6 millones adicionales en un punto dado de 2006/2007. HSBC se refería a Kulsum como una “mujer de negocios (roca y metales nobles)” y como la dueña de una fábrica de cigarrillos.
Otra cuenta cuestionable aparece bajo el nombre de Katex Mines Guinee. De acuerdo a un reporte de 2003 de las Naciones Unidas, Katex Mines era una compañía de fachada utilizada por el Ministerio de Defensa de Guinea para traficar armas a soldados rebeldes de Liberia durante los combates en 2003. Niños soldado sin experiencia peleaban en ambos bandos; cientos de personas murieron y más de 2.000 fueron heridas. La cuenta aparece con US$ 7,14 millones tres años después de que los reportes de la ONU se hicieran públicos.
Otras notas muestran que personal del HSBC se reunió con un cliente, Shailesh Vithlani, en Dar es Salaam, Tanzania, en 2005, para asesorarle en cómo invertir su dinero. The Guardian reportó en 2007 que Vithlani, listado como el dueño beneficiario de una cuenta, era un supuesto intermediario que negoció que la compañía británica de armas BAE pagara en secreto US$ 12 millones a una cuenta bancaria no especificada en Suiza a cambio de que el gobierno tanzano comprara un radar militar sobrefacturado. Vithlani, a quien no se pudo contactar para comentarios, dijo a The Guardian en 2007 que no pagó dinero desde Suiza a funcionarios de Tanzania.
Otro cliente de HSBC vinculado a BAE era Fana Hlongwane, un asesor político y empresario sudafricano. La Oficina de Fraudes Serios del Reino Unido dijo en declaraciones brindadas a fiscales sudafricanos en 2008 que Hlongwane recibió dinero de BAE a través de una cadena disfrazada de intermediarios extranjeros para promover negocios armamentísticos.
Los abogados de Hlongwane no respondieron a nuestras repetidas solicitudes de comentarios.
En una declaración jurada hecha en 2014 en el marco de una investigación aún inconclusa del contrato armamentístico, Hlongwane negó “cualquier evidencia que me implique a mí y/o a mis compañías en cualquier corrupción o falta”.
Hlongwane es nombrado como el dueño beneficiario de una cuenta, Leynier Finance SA, que contenía US$ 888.000. Dos otras cuentas que tenían US$ 12 millones en un punto dado de 2006/2007, no especifican su rol exacto.
Otro dueño de cuenta parece estar vinculado al escándalo denominado “Angolagate”.
En 2008, fiscales franceses iniciaron los procedimientos contra más de 40 personas implicadas en negocios armamentísticos corruptos en Angola en la década de 1990. El escándalo, que supuestamente involucró sobornos por más de US$ 50 millones intercambiados por contratos con un valor de casi US$ 800 millones, nombraba a figuras francesas de alto perfil, incluyendo al hijo del ex presidente francés Francois Miterrand.
La cuenta probablemente vinculada a Angolagate, bajo el nombre de Micheline Arlette Manuel, fue denominada Corday y estuvo abierta desde 1994 hasta 1999. El rol exacto de Manuel con la cuenta no fue especificado.
Corday es el nombre en una serie de cuentas bancarias de HSBC y otros bancos que han sido públicamente vinculadas al esposo de Micheline Arlette Manuel, Yves, quien también tuvo una cuenta con HSBC y murió luego de una condena por su rol en el escándalo. El veredicto de una corte francesa de octubre de 2011 dice que Yves Manuel recibió y ocultó US$ 2,59 millones que sabía venían de la compañía que pagó sobornos a funcionarios franceses y angoleños. Ella no respondió a solicitudes de comentarios.
Otra cuenta puede ser hallada a nombre de Wang Chia Hsing, el hijo del presunto intermediario en un infame negociado de armas en Taiwán, Andrew Wang Chuan-pu.
Wang Chuan-pu es un fugitivo buscado en Taiwán por su supuesta participación en el asesinato del capitán de la Marina taiwanesa, Yin Ching-feng, y una serie de escándalos de sobornos y corrupción que implicaban a Taiwán, Francia y China.
El South China Morning Post reportó que Wang Chuan-pu dejó Taiwán poco después de que el cuerpo de Yin –quien estaba a punto de revelar supuestos sobornos y corrupción en la compra de seis fragatas francesas por parte de la Marina– fue hallado flotando cerca de la costa norte de la isla en diciembre de 1993. A pesar de la muerte de Chuan-pu a comienzos de este año, anunciada por sus abogados suizos el 30 de enero, sus causas judiciales continúan en Suiza y Taiwán.
Los documentos de HSBC muestran conversaciones continuas entre Wang Chia-Hsing, quien es descrito como decorador de interiores y aparece con un domicilio en Londres, y empleados del banco incluso en un período en que la cuenta con más de US$ 38 millones estaba bajo una orden judicial de bloqueo. Los archivos no aclaran cuál era el rol exacto de Wang Chia-Hsing en la cuenta. Sin embargo, los archivos registran que pidió al banco que reconozca su estatus de no-domiciliado en el Reino Unido, una referencia a un ciudadano extranjero residente en el Reino Unido que no paga impuesto de ingresos o impuesto de ganancias capitales por ingresos en el exterior. Es generalmente considerado una forma de evasión de impuestos. Las notas del banco indican que un funcionario del HSBC estaba dispuesto a dar una fecha anterior a un formulario.
Un representante de Wang Chia-Hsing dijo que él ha “pagado todos los impuestos a tiempo y no ha actuado de forma impropia o ilegal”.
Un análisis hecho por ICIJ muestra que casi 2.000 clientes del HSBC que aparecen en los archivos están asociados a la industria de los diamantes. Entre ellos está Emmanuel Shallop, quien fue subsecuentemente condenado por comerciar con diamantes de sangre.
Diamantes de sangre, o diamantes de conflicto, son términos utilizados para hablar de gemas extraídas de minas en zonas de guerra que luego son vendidas para financiar más guerra. Diamantes minados durante las recientes guerras civiles de Angola, Costa de Marfil, Sierra Leona y otras naciones han recibido ese mote.
“Los diamantes tienen una larga historia de estar vinculados a conflictos y violencia”, dijo Michael Gibb, de la organización internacional de derechos humanos Global Witness. “La facilidad con que los diamantes pueden ser convertidos en herramientas de guerra, si no se determina apropiadamente su fuente, es impresionante”.
Los documentos indican que HSBC estaba al tanto de que Shallop estaba siendo investigado por las autoridades belgas al mismo tiempo que el banco lo estaba ayudando. “Hemos abierto una cuenta de compañía para él con base en Dubai… El cliente está siendo muy cuidadoso porque está bajo presión de las autoridades tributarias belgas que están investigando sus actividades en el área del fraude fiscal con diamantes”.
El abogado de Shallop dijo a ICIJ: “No queremos dar comentarios sobre este asunto. Mi cliente no quiere que su nombre se mencione en ningún artículo por motivos de privacidad”.
Otros dueños de cuentas de HSBC pueden ser vinculados a Omega Diamonds, que en 2013 se enfrascó en una disputa por impuestos en Bélgica por US$ 195 millones, sin admitir ninguna responsabilidad. Las autoridades belgas alegaron en su denuncia civil que Omega trasladó ganancias a Dubái comerciando diamantes falsamente valorados de minas del Congo y Angola. Durante el período de estas supuestas transacciones, los dos directores de la firma, Ehud Arye Laniado y Sylvain Goldberg, tenían cuentas de HSBC. Un tercer accionista de Omega, Robert Liling, aparece en los archivos como dueño de varias cuentas.
Un abogado de los tres hombres dijo que ninguno fue procesado por ofensas de impuestos. “La disputa de impuestos entre Omega Diamonds y las autoridades tributarias belgas sólo involucra a Omega Diamonds, y ninguno de los señores Laniado, Goldberg o Liling estuvo vinculado en esto. La disputa tributaria de Omega Diamonds fue resuelta en un arreglo amistoso”.
Los vínculos de clientes de HSBC con Al Qaeda primero fueron destacados en un reporte del Senado de EE.UU. de julio de 2012, que citaba una supuesta lista interna de benefactores financieros de Al Qaeda. El reporte del Senado decía que la lista salió a la luz luego de una búsqueda en las oficinas bosnias de la Benevolence International Foundation, una organización sin fines de lucro con base en Arabia Saudita que el Departamento del Tesoro de EE.UU. había designado como una organización terrorista.
Osama bin Laden, la mente maestra detrás de los ataques del 9/11, se refería a la lista manuscrita de 20 nombres como la “Cadena de Oro”.
Desde el momento en que los nombres de la lista de la Cadena de Oro se hicieron públicos en reportes noticiosos en la primavera de 2003, un subcomité del Senado dijo que el HSBC debería haber estado “bajo aviso” y al tanto de que estas poderosas figuras de negocios eran también clientes de alto riesgo.
Aunque la importancia de la lista de la Cadena de Oro ha sido cuestionada desde entonces, ICIJ encontró lo que parecen ser tres nombres de la Cadena de Oro con cuentas suizas de HSBC que existían después de esa fecha.
Los documentos revelan muchas historias sombrías, pero al menos una es irónica.
Gente en la lista de buscados de la Interpol, la agencia policial internacional, como los traficantes de diamantes Mozes Victor Konig y Kenneth Lee Akselrod están entre los dueños de cuentas de HSBC, al igual que Elias Murr, presidente del directorio de la Fundación para un Mundo Más Seguro, una organización que apunta a luchar contra el terrorismo y el crimen organizado. Murr, quien fue un prominente empresario antes de entrar a la política, era ministro del interior de Líbano en 2004 cuando una cuenta suya en HSBC fue mantenida a través de una compañía llamada Callorford Investments Limited. Para 2006/2007, la cuenta contenía US$ 42 millones.
Un vocero de Murr dijo que la fortuna de su cliente y su familia son de público conocimiento, y su familia ha tenido cuentas en Suiza desde antes que él naciera. Dijo que la cuenta no estaba conectada a su rol en la política. “No es ilegal y no es sospechoso que un ciudadano libanés abra y mantenga cuentas en ningún lugar”.
Contribuyeron a este artículo: Gerard Davet, Fabrice Lhomme, Elliot Blair Smith, Ryan Chittum, Charles R. Babcock, Cecile Schilis-Gallego, Matthew Caruana Galizia, Hamish Boland-Rudder, Emilia Diaz-Struck, Marcos Garcia Rey, Delphine Reuter, Karen Chang, Frederic Zalac, David Leigh and James Ball.