Gastos e ingresos electorales (I): La campaña presidencial 2005 peso a peso
24.09.2009
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24.09.2009
El debate presidencial de TVN volvió a poner en el centro de la polémica la necesaria transparencia de los gastos de campaña de los candidatos y la relación entre dinero, negocios y la política. CIPER analizó en detalle las “rendiciones revisadas” de los dineros utilizados por los candidatos en la campaña de la primera vuelta presidencial de 2005 que el Servicio Electoral (Servel) acaba de publicar en su página web. El registro oficial arroja datos sabrosos, pero también deja al descubierto los vacíos de la ley que permiten que información relevante sobre el origen de los aportes así como el monto real de las platas utilizadas permanezca en una zona oscura o en secreto.
La norma que desde 2003 regula y limita las platas de campaña, al menos obliga a los candidatos a hacer una rendición pública que entrega información relevante sobre el origen y destino de los fondos, pero si se analizan en detalle esas cuentas, el gasto electoral en Chile en muchos sentidos sigue siendo una caja negra.
En la última campaña, los aspirantes a La Moneda tenían un límite de $4.292.165.204 para sus gastos de campaña. Por primera vez los candidatos presidenciales recibirían fondos públicos –de acuerdo al número de votos obtenidos- y debutaba además la regulación a las donaciones. Una normativa que permite donar dinero en forma anónima para las campañas (menos de 20 UF, directamente al candidato), reservada (más de 20 UF, a través del Servel, pero sin revelar su identidad) o de manera pública.
En 2005, ninguno de los candidatos declaró haber gastado el máximo permitido. En la primera vuelta, Sebastián Piñera fue quien reconoció un mayor gasto –seguido de cerca por Michelle Bachelet-, y fue por lo tanto quien obtuvo mayores ingresos a su caja electoral: poco más de $3.900 millones.
Pese a las diferentes alternativas que ofrece la ley, el 91% de los ingresos de Piñera provinieron de créditos bancarios que le otorgó el Banco Santander ($3.578 millones). De acuerdo a la información entregada por el Servel –calculada según los votos que obtuvo en la primera vuelta-, sólo $927 millones le fueron reembolsados posteriormente como parte del financiamiento fiscal. Lo anterior arroja una pérdida de más de $2.500 millones que debió asumir el candidato de Renovación Nacional.
En el ítem aportes reservados, Piñera recaudó $297 millones. Sólo un donante privado, Inmobiliaria Monte Aconcagua S.A, hizo público su aporte. La empresa es parte del grupo Aconcagua, consorcio en el que Piñera tenía en ese momento un 17,5% de la propiedad. Las cuentas del Servel también indican que además, el candidato puso de su bolsillo $18 millones.
Michelle Bachelet obtuvo créditos del Banco del Desarrollo por casi $2.000 millones, de los cuales el Servel sólo le reembolsó posteriormente $1.677 millones. Fue la única candidata presidencial que recibió aportes privados de carácter público, los que ascienden a $154 millones. Sin embargo, la información publicada por el Servel consigna que el detalle de los donantes está en un archivo adjunto que no figura en su página web y que aunque fue solicitado por CIPER, aún no ha sido entregado.
Sólo dos de los aportantes de Bachelet aparecen individualizados en la tabla del Servel: Eduardo Báez Faúndez, quien entregó $527 mil, y DyR Ltda., que aportó $3,1 millones en dinero y $3,5 millones en servicios de call center. Báez Faúndez es un militante PPD que fue candidato a concejal por Lo Espejo y DyR, de acuerdo al Diario Oficial, es propiedad de René Foncea Solís y Daniela Bitrán Israel, abogada del Ministerio Secretaría General de Gobierno durante la administración de Ricardo Lagos.
Además, Bachelet es la única candidata presidencial que registró aportes de partidos políticos, pero sólo del Partido Socialista. El PS destinó a la campaña de su militante $280 millones. De todos modos, el grueso de sus donantes fueron reservados: $1.142 millones.
Pero fue el actual candidato a senador por la Quinta Región Costa, Joaquín Lavín, quien obtuvo el mayor monto de aportes reservados en la última campaña presidencial: $1.419 millones, el 60% del total. Gran parte de la diferencia, $700 millones, provino de créditos con los bancos Security y BCI. Además, solicitó que le reembolsaran directamente $153 millones por pagos pendientes.
El cuarto competidor presidencial de 2005, Tomás Hirsch, sólo tuvo ingresos por $194 millones. Según su rendición, no obtuvo ningún peso a través de donaciones, y todo lo recibió gracias a créditos de los bancos del Desarrollo y Monex. Pidió reembolsos por poco más de $10 millones en gastos pendientes.
El gasto electoral fue uno de los protagonistas del primer debate de esta campaña. Marco Enríquez-Ominami le enrostró a sus contendores su falta de transparencia, diciendo que sólo él había dado a conocer sus gastos: $204 millones. Sebastián Piñera respondió que él también había publicado sus cuentas en su página web. Muchos corrieron a verla, pero el sitio estaba caído. En todo caso, su informe indica que en el mes previo al inicio formal de la campaña presidencial, es decir, antes de que la ley autorice a hacer propaganda y que los gastos sean considerados de campaña, el candidato de la Coalición por el Cambio había desembolsado $419 millones, el doble que Enríquez-Ominami. De Frei no hay registro, pues no ha transparentado sus gastos.
¿Cuánto cuesta la propaganda en campaña presidencial? En 2005, fue lejos el ítem en que más gastaron los candidatos. Piñera destinó a ello el 72% de sus recursos; Bachelet, el 54%; Hirsch el 52% y Lavín, el 60%. Medios de comunicación e imprentas se llevaron una importante tajada en pequeños y medianos pagos individuales.
Los cerebros de las campañas y sus franjas recibieron cheques cuantiosos. Mackenna y Armstrong S.A. estuvo a cargo de la “creación y difusión de la campaña política” de Piñera, por la que recibió un total de $181 millones. La franja televisiva corrió por cuenta de MCM Cine S.A., que facturó $58 millones. A eso se suma el trabajo de Jonathan Knuckey, quien recibió $6,6 millones por la dirección cinematográfica, lo mismo que cobró Dayane Vera por la dirección de arte. El encargado de la fotografía, Diego Manuel Medina, recibió $2,8 millones.
En el comando de Bachelet, la agencia de publicidad Aldea –la misma que trabaja ahora con Frei– cobró $71 millones por la campaña publicitaria y la franja. Sólo la mitad fue imputada a gastos de propaganda, mientras que el resto se cargó a servicios. A Aldea se suma Producciones de Diseño Felicidad –también fichada por Frei– que recibió $76 millones por la dirección creativa. Pero el mayor desembolso unitario de la campaña de Bachelet fue para la ahora quebrada empresa Cine Cien, que facturó $642 millones por la producción de cortos para la franja.
Vista Films Producciones trabajó en la creación y producción de la franja política de Joaquín Lavín por $321 millones. A eso hay que sumar los $243 millones que cobraron Larraín y Compañía por el diseño y producción de la campaña del candidato de la UDI.
Entre los datos curiosos están los $53 millones que Lavín pagó a Latincolor por las fotos Polaroid que se tomaba con sus adherentes y que han sido uno de sus sellos de campaña. Otra herramienta que utiliza bastante es la propaganda mediante llamados telefónicos, por los que pagó $125 millones a Publicidad y Comunicaciones NE y otros $50 millones al Centro de Investigaciones Sociales.
En la rendición de Lavín también se registran los pagos hechos a su polémico ex asesor Iñaki Busto, con quien quebró relación luego de las acusaciones cruzadas con el yerno del presidenciable, Isaac Givovich, por el manejo de los dineros de la Municipalidad de Huechuraba. Durante la campaña, Busto cobró $12 millones como coordinador de las giras y su empresa FullCall otros $4,7 millones por llamados telefónicos.
En las cuentas de Michelle Bachelet llaman la atención los pagos realizados a EMETRES Ltda., que suman $342 millones por conceptos como la administración de los fondos de campaña, administración de terceros, servicios para la campaña presidencial y asesorías de campaña. Esta fue una de las empresas mencionadas por el Instituto Libertad –ligado a Renovación Nacional-, cuando en 2006 hizo cuestionamientos a las rendiciones de Bachelet.
EMETRES era el nombre de fantasía de la Sociedad de Marketing y Asesorías Molina y Morales Limitada, creada en julio de 2005 y desaparecida un año más tarde. Así había quedado establecido en su escritura, que define su objeto como “Asesoría financiera, económica, política administrativa y publicitaria de personas naturales y jurídicas; la realización de eventos culturales, deportivos, sociales y políticos; el desarrollo de colectas públicas; de campañas de recaudación de fondos; de actividades de promoción y marketing de marcas comerciales, de productos, de personalidades, de imágenes corporativas y afines; pudiendo administrar dichos fondos y destinarlos a la compra y/o arriendo de bienes y servicios que tengan por objeto la realización de cualesquiera de los objetos previamente enunciados”. Uno de sus socios es Marcelo Morales Villarroel. Según El Diario, Morales fue asesor financiero de la campaña de Bachelet, quien luego lo designó director y vicepresidente del Metro.
La rendición de cuentas de Sebastián Piñera es la única en la cual no cuadran como debieran los ingresos y gastos: $3.902.539.996 v/s $3.902.540.035. La diferencia es de sólo $39. Según se explicó en el Servel, esto puede deberse a que la información publicada por el organismo no es exactamente la misma entregada en febrero de 2006 por los candidatos, sino que sólo contiene aquellos gastos que fueron aprobados como tales. Dado lo insignificante del monto, también podría tratarse de un error.
Lo que no cambió respecto a la rendición inicial de Piñera es la factura por $3.927.000 que entregó la cuestionada empresa Publicam por “arriendo de letreros en diferentes calles”.
De la rendición de Sebastián Piñera se concluye que no gastó un peso en encuestas. Obviamente sería inverosímil decir que no hizo sondeos de opinión. Durante la campaña se dijo que éstas eran realizadas por la Fundación Futuro, que él mismo preside y que dirige su hermana. Si así fuera, estaría lejos del objeto con el cual dicha fundación fue creada (Ver reportaje sobre la Fundación Futuro).
Sus contrincantes tampoco aparecen con excesivos gastos en sondeos. Bachelet sólo registra a la empresa de estudios de opinión Feedback como encuestadora, que facturó $46 millones. Pero en el item servicios, también hay un pago a Datavoz por $2,2 millones por un estudio cualitativo.
Lavín se mantuvo fiel a la encuestadora favorita de la UDI, Benchmark, a quien encargó estudios por $21 millones.
Marco Antonio Enríquez-Ominami y Eduardo Alfredo Juan Bernardo Frei también tuvieron que informar de sus egresos y gastos al Servel el 2005, pero el primero como candidato a diputado y el segundo como aspirante a senador.
Enríquez-Ominami estuvo lejos de los $113.014.774 que permitía la ley de gasto electoral para el distrito 10 de la Región de Valparaíso. Sólo declaró haber recibido y gastado $78 millones.
De ese total, $15 millones correspondieron a aportes anónimos y $10 millones a aportes reservados. Registra además $13 millones en aportes públicos, los que no fueron entregados en dinero sino por el usufructo de distintos bienes. Los donantes son muy cercanos a él. Su actual gerente de campaña, Cristián Warner, le entregó en comodato un Mitsubishi Galant, su mujer Karen Doggenweiller, un Mitsubishi Montero, y la Sociedad Rivas y Rivas –de la que es dueño en un 99%-, le cedió dos vehículos. Su aporte patrimonial propio fue de $2,7 millones.
Un registro que de seguro esta vez Enríquez Ominami no tendrá en sus cuentas es el aporte que le hizo el Partido Socialista: $12 millones, a los que habría que sumar los $15 millones que el candidato pidió que le reembolsaran al partido por concepto de facturas. Para sí mismo pidió un reembolso de $8,6 millones.
Frei tampoco declaró haber gastado los $246.404.611 que le permitía la ley, sino sólo $195 millones. La gran mayoría ($145 millones) provino de aportes reservados, mientras que otros $50 millones los obtuvo de un crédito del Banco del Desarrollo. De acuerdo a la información publicada por el Servel, Frei sólo aportó de su bolsillo la insólita suma de $ 4.826.
*Asistente de investigación: Jorge Sullivan