Lo Barnechea, la pesadilla de Renovación Nacional
12.06.2008
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12.06.2008
La larga teleserie de descalificaciones, amenazas, acusaciones e incluso críticas religiosas en que se convirtieron las primarias de RN en Lo Barnechea terminó de la peor forma para un partido que había aprendido a tomar palco ante las desgracias municipales de la UDI. Poco más de una semana después de que su presidente, Carlos Larraín, denunciara inexplicablemente “irregularidades” en los comicios, la paz interna de la tienda se hizo añicos y abrió flancos para que se cuestione la probidad de la codiciada comuna y también de Vitacura. Una historia en la que incluso figuran personajes vinculados al mismo escándalo que tiene de cabeza a Huechuraba y Recoleta.
Mientras la UDI se está llevando la peor parte de la seguidilla de escándalos de corrupción municipal, con una de sus alcaldías al borde de un proceso judicial y otras dos -no menos emblemáticas- que esperan resoluciones de Contraloría que no se vislumbran nada esperanzadoras, en los últimos meses RN había apelado eficazmente al silencio corporativo para no contagiarse de la misma peste de la que todos los partidos quieren escapar a casi cuatro meses de las elecciones. Hasta ahora.
La fórmula quedó hecha trizas después de que la semana pasada su propio presidente, Carlos Larraín, denunciara que hubo “irregularidades” en las primarias de abril pasado, en las que el profesor de Historia Felipe Guevara se convirtió en el candidato a alcalde por Lo Barnechea tras vencer a la profesora de Inglés Ximena Ossandón. En vez de sofocar una guerrilla interna entre bandos irreconciliables, los polémicos comicios terminaron por poner de nuevo en el tapete los problemas de RN con una de sus comunas más poderosas y codiciadas por su potencial de negocios inmobiliarios, pero también una de las más cuestionadas en materia de transparencia y probidad.
La pugna -que pese a ser silenciada en público sigue ganando fuerza en la sede de Antonio Varas 454-, borró todo lo que hasta entonces se elogiaba de la gestión del abogado y concejal por Las Condes. Pese a que su estilo frontal incomodaba a varios dirigentes, Larraín había logrado poner fin al eterno historial de vendettas internas que condenaba a RN; había firmado una paz instrumental con la UDI, evitando ofender su ya delicada carencia de candidato a La Moneda, y había esquivado casi cualquier escándalo que empañara la carrera presidencial de Sebastián Piñera.
Aquel Larraín, chapado a la antigua y hasta gracioso, incluso se había devorado mediáticamente a Hernán, el Larraín gremialista. Y mientras la marea de denuncias de corrupción comenzaba a azotar a la tienda de calle Suecia -lo que contribuyó a provocar el quiebre de su directiva y la insólita competencia entre Coloma y Kast-, RN se las arregló para que sus propios escándalos pasaran sin pena ni gloria.
En comparación a los publicitados casos de Huechuraba, Recoleta y Colina, muy poco se ha dicho de los dos alcaldes de la tienda de Antonio Varas destituidos y condenados por delitos (Carlos Valcarce, de Arica, por estafa y fraude al fisco; María Gricelda Campos, de Freire, por fraude al fisco), y de otra jefa comunal investigada por la justicia a raíz de una decena de denuncias sobre irregularidades vinculadas a familiares suyos (Rosa Oyarzún, de Padre Las Casas). Ni siquiera el desafuero de la diputada Amelia Herrera -por fraude al fisco- provocó ruido.
Todo eso terminó cuando las palabras de Carlos Larraín detonaron el lunes 2 de junio una pelea a gritos e insultos en la directiva y el comité electoral del partido, que además reveló las pésimas relaciones del timonel con su secretaria general, Lily Pérez, y con su vicepresidente Cristián Monckeberg, a quien no le contesta el teléfono y con suerte le habla hace meses. Un cuadro que además indignó a Piñera, a quien no le conviene una crisis partidaria cuando va encabezando las encuestas.
Y todo por una teleserie que comenzó incluso antes de que la alcaldesa Marta Ehlers perdiera la pelea por su repostulación a un quinto período, luego de que Larraín se lo exigiera en septiembre pasado, tras malas evaluaciones a su gestión y transparencia. La jefa comunal cedió en diciembre último, horas antes de que CIPER publicara las irregularidades que había cometido el 2002 durante la aprobación del Plan Regulador Comunal.
Pero, ¿por qué Larraín no zanjó la carrera por la sucesión de la alcaldesa con una negociación en vez de abrirse a unas poco usuales y arriesgadas elecciones primarias, que a la larga desataron el escándalo?
Si se les pregunta a los detractores del timonel, contestan que Larraín se inclinó por favorecer a Ximena Ossandón, ya sea por las buenas o presionado por el poderoso clan que tiene a un alcalde en la directiva -Manuel José Ossandón, de Puente Alto- y al director del Instituto Libertad, Roberto. Si se les pregunta a los adherentes de Larraín, dicen que no pudo parar la presión de las figuras del partido que apoyaban a Guevara: los senadores Alberto Espina y Andrés Allamand, y -muy especialmente- el alcalde Raúl “Tronco” Torrealba (Vitacura).
En torno a estos nombres se ha agudizado la lucha intestina desatada por Larraín, y ante ello algunos dirigentes del partido han confesado en los últimos días sus preocupación por la posibilidad de que el conflicto escale, ya que “puede terminar afectando a mucha gente”. Otros, más fríamente –pero también en privado- subrayan que es la segunda vez que el bando que apoya al presidente de RN las emprende contra Lo Barnechea:
– Es una pelea antigua entre bandos, pero también es un problema de plata. De mucha plata.
La frase, explican, alude a la pugna por el millonario negocio inmobiliario en la comuna, como lo reveló la ruidosa caída de Ehlers. Pero para entender mejor su alcance hay que revisar quién es quién en esta pelea, qué hicieron en los últimos años, cuáles son los amigos y –sobre todo- cuáles dejaron de serlo.
El primero en ofrecerle a Carlos Larraín que postulara como alcalde de Lo Barnechea fue Joaquín Lavín el año 2000, más que nada en un infructuoso intento por sacárselo de encima en Las Condes, donde el concejal lo criticaba cada vez que podía. Después fue en el 2004 cuando dirigentes y militantes de RN se lo volvieron a proponer, más o menos en la misma fecha que la entonces directiva –liderada por Sergio Díez– le pidió por primera vez a Ehlers que no repostulara. Pero Larraín se fue de negativa nuevamente, ya que prefirió seguir haciéndole la vida difícil al sucesor de Lavín y su archienemigo, el alcalde UDI Francisco de la Maza.
Dos años después, cuando Larraín se convirtió en presidente de la tienda, el mapa político en la oposición había cambiado bruscamente tras la derrota de Lavín y la consecuente debacle de la UDI, mientras la figura de Piñera se fortalecía.
Es entonces, en 2006, cuando algunos fijan el origen de su fuerte alianza con Roberto Ossandón, líder del clan homónimo. Ossandón, a esas alturas, ya tenía quebradas sus relaciones con Espina, con el ex secretario general Rodrigo Hinzpeter y con Allamand, luego de que los dos primeros lo desplazaran en 2005 en el manejo de la campaña presidencial de Piñera. Los que conocen dicha historia recuerdan muy bien que Ossandón no se los perdonó, dolido luego de haber impulsado casi en solitario una candidatura que pocos meses antes parecía una locura, a la que Allamand se opuso enérgicamente.
Un colaborador de Larraín afirma que éste “siempre se quejó que mientras la UDI le había sacado brillo a Las Condes, aprovechando su potencial político, RN no ha sido capaz de hacer lo mismo en Lo Barnechea y Vitacura, por la cantidad de intereses en juego”. Quienes conocen a Ossandón tienen la misma impresión, pero sus detractores apuntan que dicha visión terminó de convertirse en manifiesto interés en la primera de ambas comunas cuando su hermana Ximena se enfrentó a Guevara en las primarias.
La pugna con Allamand empujó a Ossandón a convertirse en el articulador de la llegada del octogenario Sergio Díez a la presidencia de RN, y terminado el período de éste, hizo lo mismo por Larraín. Desde entonces, adherentes y detractores de ambos afirman que uno de los puntos de vista en que coincide la dupla formada por Larraín y Ossandón es en las críticas a la gestión municipal en comunas que gozan de amplias espaldas financieras.
Uno de los estrechos colaboradores de Larraín afirma que éste “siempre se quejó que mientras la UDI había le había sacado brillo a Las Condes, aprovechando su potencial político, RN no ha sido capaz de hacer lo mismo en Lo Barnechea y Vitacura, por la cantidad de intereses en juego”. Quienes conocen a Ossandón tienen la misma impresión, pero sus detractores apuntan que dicha visión terminó en convertirse en manifiesto interés en la primera de ambas comunas cuando su hermana Ximena se enfrentó a Guevara en las primarias. El cuadro se complicó cuando ella no ocultó que era la favorita del presidente del partido.
Semejante contexto convirtió a las elecciones de abril pasado en una guerrilla entre clanes enfrentados por distintas razones. Al contar con el apoyo expreso de Espina, Allamand, Torrealba y Ehlers, a Guevara le sobraban razones para que los Ossandón le declararan la guerra.
La campaña fue encarnizada, desde las típicas destrucciones de propaganda hasta duras descalificaciones entre ambas candidaturas, en las que se sacaron a relucir asuntos financieros, inmobiliarios, académicos y hasta religiosos. En pocas semanas los bandos en pugna se dieron con todo.
En los cerros y poblaciones de Lo Barnechea el equipo de Guevara le aseguraba a los votantes que su contendora los iba a perjudicar si ganaba el municipio. El bando de Ossandón, irritado con el eslogan de su adversario (“un alcalde profesional” ) no halló nada mejor que criticarle que en su currículo detallara que era “candidato” a magíster en Ciencias Políticas de la Universidad de Heidelberg (Alemania); era lo mismo que en su oportunidad le enrostró el diputado RN Nicolás Monckeberg al ministro Francisco Vidal, y que después se le volvió en contra. Pese a que Guevara hace clases hace veinte años en la Universidad Adolfo Ibáñez, la institución eliminó de la ficha personal de su website toda mención de su paso por la casa de estudios germana.
El tiroteo no se detuvo. El 4 de abril, Guevara declaró a La Segunda que Ximena Ossandón “es del Opus Dei, tiene nueve hijos y es dueña de casa… ¿a qué o a quién le va a quitar tiempo para ser alcaldesa?”, frase que ofendió a algunos importantes partidarios suyos. Y el diputado UDI por la zona, Julio Dittborn, le escribió a El Mercurio una carta en la que advirtió que el futuro alcalde “no debe estar ligado a familias o empresas que tengan una alta presencia en el sector inmobiliario de esta comuna”, en una clara alusión a la empresa de propiedades Ossandón Corredores.
Para los partidarios de Guevara, este último dato explica el “declarado interés de Ossandón en quedarse con el municipio”.
Así, y antes de que se contara el último voto de las primarias, la familia de la derrotada candidata ya reclamaba varias situaciones irregulares. Carlos Larraín -un abogado de la Católica y licenciado en Economía y Derecho de los Seguros en la Universidad de Lovaina- supervisó el proceso y hasta proclamó a Guevara, sin hacer objeciones. Por eso el partido quedó boquiabierto cuando afirmó la semana pasada en La Tercera que no pudo evitar las irregularidades y que “Ximena era la cara nueva, pero ciertos poderes instalados no quieren la renovación. Y cuando los poderes instalados se asocian, pueden producir estos resultados”.
Aunque horas después Larraín declararía a La Segunda que estudiaría la rendición de cuentas de campaña que Guevara entregó a RN -una de las quejas más airadas de Ossandón -, nadie olvidó su mención a “los poderes instalados que se asocian”. En una guerra con mensajes oblicuos, todos entendieron que se refería, sin nombrarlos, a variados y discretos vínculos entre Lo Barnechea y Vitacura.
“Lo más grave es que don Carlos terminó abriendo un flanco que puede terminar perjudicando al Tronco”, resumen en Antonio Varas aquellos que se saben de memoria la historia de Guevara, sus lazos con ambos municipios, y los recientes problemas que aquejan al alcalde de Vitacura en el plan inmobiliario. Aparte de una demanda del Consejo de Defensa del Estado contra el municipio –por reparación de daño ambiental a raíz de permisos de construcción otorgados en terrenos protegidos-, está pendiente el conflicto del jefe comunal con los vecinos que reclaman un plebiscito para zanjar su resistida propuesta de aumentar la altura de edificios en la calle Monseñor Escrivá de Balaguer.
En este último punto, las quejas acerca de los vínculos comerciales y familiares del edil con la constructora Simonetti –que opera en la comuna con su suegro como uno de los dueños-, hace tiempo dejaron de ser un secreto y hasta han motivado cartas a los diarios. Los amigos de Torrealba no desconocen el asunto, pero lo defienden argumentando que sus lazos con la firma “son muy menores”.
Es lo que explica en parte -agregan- la irrefrenable ira que se apoderó de Torrealba durante las casi cuatro horas que duró la pelea a gritos del pasado lunes 2 de junio en Antonio Varas, cuando las emprendió contra Larraín a punta de irreproducibles epítetos.
Aunque es casi un desconocido a nivel masivo, el profesor de Historia Luis Felipe Guevara Stephens (40) es todo un personaje en RN, a cuyos próceres se acercó en la década de los ’80. Entonces Allamand presidía el Movimiento Unión Nacional (MUN), Espina era el presidente de la juventud de dicha colectividad, y entre ambos lo reclutaron pensando en convertirlo en dirigente universitario.
El recién llegado tuvo su bautismo de fuego poco tiempo después, cuando el MUN, el gremialismo y el grueso de la oposición se agruparon bajo RN como único partido. Fue en las ya míticas elecciones de marzo 1988, que terminaron quebrando a la tienda luego de la expulsión de Jaime Guzmán y la creación de la UDI. Sí, las mismas en que Pablo Longueira llegó a la sede de Suecia a la cabeza de una masa de pobladores que aterrorizaron a los aristócratas dirigentes, que de inmediato lo apodaron “Pungueira”.
En esos comicios, el joven Guevara estaba a cargo de un local de votación en Pudahuel. Desde allí telefoneó a sus correligionarios avisando que un grupo de gremialistas lo tenían “encerrado en una pieza y amenazado con una pistola”. Uno de sus amigos aún se ríe al recordar que una veintena de dirigentes –encabezados por Bernardo Matte- fueron en su rescate: “No tengo muy claro si el detalle de la pistola lo exageró o no”.
Pese a ello, otro conocido suyo recuerda que a comienzos de los ‘90 Guevara era un reconocido jarpista -en esos años bromeaba imitando la manía de Sergio Onofre de tomarse las solapas – y que como tal se enfrentó a un entonces joven Rodrigo Hinzpeter, en unas elecciones por la Juventud de RN que terminaron en una lista única.
Con la pérdida de poder de Jarpa a mediados de los ‘90, Guevara optó por unirse a Allamand, por entonces líder de la “Patrulla Juvenil” de la tienda. “De ahí en adelante hizo una carrera discreta pero segura. Tuvo lo que llamamos el don de la ubicuidad”, dice un dirigente del ala dura de la tienda. En ese sector insinúan con sorna que, gracias a esa alianza habría conseguido una de las becas que otorga la fundación alemana Hans Seidel -que es a RN lo que la Konrad Adenauer a la DC- para estudiar en la Universidad de Heidelberg, y que por la misma vía llegó a la Adolfo Ibáñez, donde hoy enseña en la Escuela de Gobierno.
Fue a fines de los ’90 cuando Guevara se convirtió además en el brazo derecho de Torrealba, a cuya municipalidad llegó a trabajar en 1997, y donde hasta hoy es director de Desarrollo Comunitario -cargo más conocido como Dideco- y jefe de Educación y Salud. En paralelo se le reconoce como uno de los principales operadores políticos del partido en la zona junto a Rodrigo Ubilla, ex administrador municipal de Lo Barnechea y viejo aliado de Allamand.
Entre los amigos de Guevara se cuentan el director jurídico de Torrealba, Andrés Ibarra Videla; el administrador municipal de Marta Ehlers, Fernando Salamé Saldías, y el abogado UDI Aníbal Rodríguez Letelier, ex funcionario de los dos municipios. Este último es muy cercano a la alcaldesa Carolina Plaza (Huechuraba) y al jefe comunal de Recoleta (Gonzalo Cornejo), pero además está estrechamente vinculado al ya famoso operador ex UDI Iñaki Busto, sindicado como el ideólogo de la empresa GMA y uno de los protagonistas del durísimo dictamen de la Contraloría contra Plaza.
Pero los lazos no terminan allí, porque los cercanos a Guevara agregan a la lista de sus amistades a varios funcionarios de ambas comunas. Entre ellos se cuenta el director jurídico de Torrealba, Andrés Ibarra Videla; el administrador municipal de Marta Ehlers, Fernando Salamé Saldías, y el abogado UDI Aníbal Rodríguez Letelier, ex funcionario de los dos municipios.
Este último es muy cercano a la alcaldesa Carolina Plaza (Huechuraba) y al jefe comunal de Recoleta (Gonzalo Cornejo), pero además está estrechamente vinculado al ya famoso operador ex UDI Iñaki Busto, sindicado como el ideólogo de la empresa GMA y uno de los protagonistas del durísimo dictamen de la Contraloría contra Plaza, que derivó el caso al Ministerio Público y al Consejo de Defensa del Estado. Rodríguez además tiene fuertes lazos con Cristián Otaegui, actual jefe de informática de Huechuraba y relacionado a otras empresas proveedoras de municipios UDI.
El año pasado, uno de los subalternos de Guevara, Rodrigo Sepúlveda, dejó Vitacura para asumir como Dideco en Lo Barnechea, en reemplazo de Salamé.
Varios de estos nombres figuran en el desorden que se ha apoderado de la tan disputada comuna que aspira a dirigir Guevara, donde en las últimas semanas se han acumulado reclamos por diversas irregularidades: algunas ya las conocen los concejales de Lo Barnechea hace más de dos meses, mientras otras ya han motivado al menos dos presentaciones a la Contraloría.
Los “nuevos” problemas en Lo Barnechea comenzaron a ventilarse el pasado martes 8 de abril, apenas dos días después de las elecciones primarias en las que Guevara derrotó a Ossandón. Según el acta de la sesión del concejo Nº 597, pocos minutos después de que los asistentes fueran informados del resultado de los comicios, el concejal DC Felipe Rodríguez hizo pasar un muy mal rato al administrador municipal y amigo de Guevara, Fernando Salamé -quien ejercía como alcalde subrogante ante la ausencia de Ehlers-, al preguntarle por un documento en que él aparecía autoasignándose horas extraordinarias, en noviembre de 2007.
Lejos de negar lo ocurrido, Salamé replicó que dichos papeles estaban “con el conforme de la alcaldesa”, pero que le llegaron cuando la estaba subrogando y él no se fijó, argumentando que si se hubiera fijado que incluía su nombre, “obviamente no la habría firmado”. La cosa se agravó cuando los presentes se enteraron de otro documento fechado en enero de este año, en el que Salamé nuevamente se autoasignaba horas extraordinarias; esta vez también las había autorizado a otros 22 funcionarios, encabezados por su propia esposa, Maritza Viviana Urzúa Rodríguez.
Ya incómodo –y luego que la concejal UDI Sol Letelier admitiera que la situación “no aparece bien de forma”-, Salamé retrucó que “aquí no hay ninguna ilegalidad”, precisando que dichas horas se pagaron con motivo de un festival de teatro que sí se había realizado. El concejal Rodríguez no quedó conforme, y luego de la sesión pidió a la Dirección de Control Interno que aclarara el tema.
El asunto se difundió rápidamente, provocando la molestia de varios funcionarios municipales, ya que la esposa de Salamé -con quien se casó en 2001- es la Jefa del Departamento de Personal de la municipalidad, y por tanto incide en la selección y calificación de muchos de ellos.
Las cosas empeoraron cuando comenzaron a circular copias del Decreto Nº 1494, del 22 de octubre de 2004, que trasladaba a Maritza Urzúa desde la Dirección de Obras al Departamento de Personal, que finalmente pasó a encabezar. El documento fue firmado por el propio Salamé como alcalde subrogante.
Con ese mismo cargo, el funcionario firmó el pago de horas extraordinarias en dos ocasiones. La primera quedó registrada en la orden de servicio Nº 19, del 23 de noviembre de 2007, que sólo lo benefició a él durante los meses de noviembre y diciembre, “a partir de las 21 horas” argumentando “la cantidad de actividades de fin de año”. La segunda quedó impresa en la orden Nº 5, del 18 de enero de 2008, con la que se asignó para sí, para su esposa y otros 21 funcionarios, “el pago de hasta 40 horas extraordinarias al 50% efectivamente trabajadas y previamente certificadas por el Administrador Municipal” -es decir, él mismo-, con motivo del Festival de Teatro 2008.
La indignación de algunos funcionarios los llevó a enviar a la Contraloría -el pasado 14 de mayo- una presentación que detalla estos hechos, en la que relatan que la respuesta dada por la Dirección de Control “omite toda referencia a la inhabilidad incurrida”, y hacen presente que Ley de Bases Generales de Administración del Estado prohíbe relaciones de parentesco o entre cónyuges a dicho nivel. Hasta ahora, el organismo no se ha pronunciado.
Pero los problemas no terminaron allí. En la misma sesión del 8 de abril, los concejales se enfrascaron en otra discusión, que sacó a la luz cuestionamientos al uso de los dos jeeps que tiene a su disposición la alcaldía –una Nissan X Trail y un Toyota Land Cruiser- y al excesivo gasto en combustible que registraron durante el año pasado. El episodio derivó en una disputa entre los detractores de Ehlers y sus adherentes, que se quejaban que la alcaldesa no estaba presente para defenderse.
El tema no sólo estaba muy en boga en esos días -ya que denuncias similares derribaron de sus puestos a la subsecretaria de Transportes y al jefe de la escolta presidencial de Carabineros-, sino que además reflotaba un caso en que la Contraloría sancionó a Ehlers, quien se vio obligada a reponer lo que gastó en el uso de un vehículo y dineros municipales para costearse el viaje y estadía a un seminario de RN en Futrono.
CIPER tuvo acceso a documentos del Departamento de Administración y Mantención de Vehículos -dependiente de la Dirección de Administración y Finanzas-, en el que se detallan el gasto y consumo de 40 móviles municipales. Los papeles cubren el período comprendido entre enero y noviembre de 2007, durante el cual ambos jeeps asignados a la alcaldía gastaron un total de $ 8.928.914 en combustible. El gasto anual de uno de ellos, comprado en enero del año pasado, no es superado por ninguno de los vehículos contenidos en este listado.
El caso provocó la molestia de algunas juntas de vecinos, una de las cuales, “Jardín La Dehesa”, le envió a Ehlers una carta el 26 de mayo pasado, en la que le pide que les aclare ésta y otras irregularidades.
En medio de toda esta polémica también cayó Aníbal Rodríguez -el amigo de Guevara y de Iñaki Busto-, luego de que el secretario municipal de Lo Barnechea, José Domingo Sagüés, objetara los pagos de las asesorías por las que estaba contratado a honorarios. La razón fue que los informes con los que debía rendir cuenta de su labor –y que eran visados por Sepúlveda y Salamé- eran todos idénticos, y por lo tanto, bastante dudosos. El conflicto terminó con la silenciosa renuncia de Rodríguez, quien además registraba contratos en otros municipios.
A todo lo anterior se agregó hace pocas semanas una nueva situación en la que tomó parte la Contraloría, y que podría confirmar o descartar lo que hace meses era un secreto a voces en RN: la eventual existencia de irregularidades en la adjudicación de permisos precarios para publicidad por parte de los municipios. Bajo dicha modalidad, un alcalde puede asignar discrecionalmente –sin llamar a licitación ni menos publicar en el portal ChileCompra- espacios a empresas del rubro por el tiempo que estime conveniente.
El pasado 24 de abril, Contraloría ofició a la alcaldesa Ehlers y al alcalde Torrealba para que le envíen un “informe fundado” sobre la situación de los permisos precarios, luego de acoger una presentación ingresada el 28 de marzo por un estudiante de derecho. Este último denunció por escrito que en ambos municipios “la gran mayoría de los espacios públicos que dichas municipalidades pueden entregar a particulares para la realización de publicidad en la vía pública, en bienes nacionales de uso público, han sido entregadas a una sola empresa, “Sur Media Publicidad Limitada”, mediante el procedimiento de permisos precarios, y por un monto, entre ambos municipios, de aproximadamente $1.500.000.000 según el valor de mercado de dichos espacios”.
El escrito enviado por la Contraloría a Vitacura y Lo Barnechea les dio 15 días hábiles para contestar, plazo que venció el pasado 15 de mayo. Ambas alcaldías contestaron el mismo día: el martes 10 de junio recién pasado. De momento se desconoce qué contestaron Ehlers y Torrealba, pero los documentos ya se encuentran en poder de la Jefatura de Inspección de la División de Municipalidades, y se espera un pronunciamiento para mediados de julio. La duda es si este último se alcanzará a conocer antes de las elecciones municipales, ya que ayer el contralor Ramiro Mendoza advirtió que al menos los informes de auditoría sólo serán notificados y publicados hasta el 20 de julio: después de esa fecha su divulgación será suspendida hasta después de los comicios.