Cesáreas en Chile (II): “Quien decide la vía de parto es uno, no la mujer.”
17.04.2015
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17.04.2015
Vea también:
– «¿Es efectivo que las mujeres chilenas prefieren la cesárea al parto vaginal?»
– «La construcción del temor al parto»
– «Cesáreas en Chile IV: De pelvis malonas«
En la columna anterior -la primera de esta serie- propusimos complejizar la idea que circula en los medios respecto de que son las mujeres quienes “piden cesáreas” y compartimos evidencia que contrasta esa idea, incluidos algunos resultados preliminares de nuestro estudio (proyecto FONIS SA13I20259). Planteamos que la responsabilidad de la alta tasa de cesárea en Chile no es ni la preferencia de la mujer ni la solicitud directa de la misma.
En esta columna nos interesa detenernos en el proceso de toma de decisiones que lleva a que tengamos en Chile una de las tasas más altas del mundo de partos por vía quirúrgica. Nos vamos a enfocar en el sector de salud privado, que en el año 2012 presentó un 71,8% de cesáreas. En este sector, las mujeres gestantes se atienden con un(a) obstetra, quien se encarga de seguir el proceso y de informar a las mujeres. Pensemos que hay un grupo de mujeres muy informadas sobre opciones y vías de parto, muchas de las cuales van a buscar equipos médicos idóneos para plantear y discutir su plan de parto, que es la expresión de expectativas, deseos y preferencias en torno al proceso. Y también pensemos que hay un grupo mucho mayor de mujeres que no están informadas y esperan que el (la) médico las guíe durante el proceso de toma de decisiones.
Ahora pongámonos en el lugar de una mujer gestando a su primer hijo(a), que viene con la escasa información que circula en nuestra cultura, la cual patologiza y dramatiza el proceso de gestación y nacimiento. Ella vió como en “Soltera otra vez” la protagonista paría en posición horizontal y gritando en un pabellón con poca intimidad y vio por cable los programas de Discovery Health, donde todo es urgente y todos los partos requieren más de una intervención. Además, una amiga le contó los horrores del parto vaginal y otra, las bondades de la cesárea. De hecho, ella misma nació por cesárea. A ella, como a la mayoría de las y los chilenos, no le hablaron de salud reproductiva en el colegio ni en la universidad y, por tanto, lo que sabe respecto de lo normal y lo anormal o de lo fisiólogico y patólogico de una gestación y nacimientos, es poco y nada.
Llega a la consulta de un(a) obstetra que a lo largo de la gestación le va confirmando que el parto vaginal es riesgoso y difícil, y que ella no tiene las mejores condiciones para intentar un parto vaginal. Atendamos a algunos testimonios de mujeres entrevistadas en el marco del proyecto citado: «Desde el principio le encontré (al médico) toda la cara de que quería cesárea, lo de la edad fue lo que más me repitió, que a mis 39 años era muy riesgoso un parto vaginal, pero en el fondo me la vendía por mil razones»; “por mi estructura física era cero posibilidad por parto vaginal, técnicamente me dijo que yo era muy angosta, no había ninguna posibilidad, no cabía. Fue por un tema de mis huesos, porque yo eso se lo pregunté harto, y me dijo que por mis huesos era muy complicado”. Y veamos ahora el testimonio de un obstetra: “Para justificar una cesárea uno puede utilizar cualquier argumento, si para uno es súper fácil, desde el punto de vista médico, si uno quiere cesárea, cesariza. Si la mejor opción para uno es una cesárea, es terriblemente fácil, uno puede buscar entre miles de argumentos que van a convencer a la paciente.”
Ahora pongamonos en otro escenario, la misma mujer llega a la consulta de un(a) obstetra que promueve el parto vaginal, la va ayudando a manejar sus temores y le entrega información de calidad para mostrarle que el parto vaginal no es riesgoso, sino que al contrario, es más beneficioso que la cesárea. Y ella nos cuenta: “Uno ha leído tanta información que en realidad no sé… le dije al doctor ‘usted vea lo que es mejor para mí’ porque algunas de mis amigas me decían ‘trata de ver un parto programado, cesárea”, como que yo eligiera el día y todo el cuento. Entonces conversé con el doctor, y me dijo […] que el parto programado no era lo mejor, que yo tenía que esperar el proceso natural. Me explicó que la cesárea no era una opción, sino que era en caso de riesgo, y me empezó a explicar los riesgos. Me dijo ‘tú en este minuto estas súper bien, tenemos la diabetes controlada, el bebé está un poco grande pero no tanto, no tenemos ningún problema como para sacarla antes […]. Ahora, en el momento del parto, si ocurriera algo, podemos hacerte una cesárea. Pero tampoco es algo que tengamos que decidir antes’”.
¿Qué nos dicen los obstetras entrevistados sobre esto?: “Algunas mujeres piensan que es mejor la cesárea, aunque no es tan así. Hay formas de manejar los temores que ellas tienen, el dolor, las complicaciones, y si uno tiene ganas e invierte el tiempo y esfuerzo en explicarlo… las opciones que uno ofrece, esperemos a tal fecha, ahí vemos, y la mayoría de las pacientes aceptan”.
Un obstetra entrevistado afirmó que: “El que decide la vía del parto es uno, no la mujer”. Esta cita confirma el gran poder y hegemonía médica en el proceso de toma de decisiones y del tipo de información que se entrega. Sin poner en duda que la última palabra a la hora de decidir la vía del parto es del equipo médico, que tiene el conocimiento técnico para intervenir en caso de complicaciones, podemos cuestionar el tipo de información y de decisiones que se toman en la atención obstétrica. Hay un mundo de diferencia entre equipos médicos que promueven la cesárea y aquellos que promueven el parto vaginal, y en el Chile de hoy es también responsabilidad de los y las usuarias el empoderarse para elegir al equipo médico idóneo para dar acogida a su plan de parto ideal o que, al menos, le entregue información “imparcial” sobre las vías de parto. Recordemos que estamos hablando del sistema privado de atención en salud, donde la epidemia de cesáreas casi dobla al sector público y el número de nacimiento crece a diario.
Un último dato. Durante 2014 se realizó una encuesta a 198 parejas de la Región Metropolitana que participaron en los últimos años en talleres de preparación al parto dictados por una matrona independiente, con enfoque de promoción del parto fisiológico (vaginal). La totalidad de las parejas se atendieron en salud privada, donde mencionamos que la tasa de cesáreas del año 2012 fue de 71,8%. En la muestra hubo un 26% de cesárea (bebés nacidos tras la participación en el taller de preparación al parto), es decir, 45,8 puntos porcentuales menos que en salud privada en general. Además, un 20% de las parejas declararon haberse cambiado de equipo médico hasta encontrar al equipo que consideraran idóneo. Al preguntar por las razones del cambio de equipo médico, la mayoría respondió que fue porque no podían responder adecuadamente a su plan de parto. De hecho, un 77% de las parejas señaló que el curso les permitió establecer una conversación más horizontal con su equipo médico.
Previamente, en 2006 y en el sistema público de salud, un estudio de la Universidad de Concepción también mostró que los programas de educación prenatal, con enfoque en el parto fisiólogica, son una vía exitosa para promover los partos vaginales. En dicho estudio la intervención de la educación prenatal redujo las cesáreas desde un 27,3% a un 7,5%.
Entonces, ¿de quién es la decisión?