SWISSLEAKS: LA VENTA DE UN SISTEMA PARA EVADIR IMPUESTOS
Hecha la ley, hecha la trampa y un nuevo negocio para el HSBC
11.02.2015
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SWISSLEAKS: LA VENTA DE UN SISTEMA PARA EVADIR IMPUESTOS
11.02.2015
Traducción: ABC Color Paraguay
Los banqueros del HSBC en Suiza promocionaron entre sus clientes millonarios nuevas y reservadas formas de proteger sus ahorros de las grandes reformas impuestas por Europa una década atrás para frenar la evasión tributaria.
“Debería estar informado de las distintas opciones que existen para atenuar el efecto económico de este impuesto”, dijeron Colyn Wiss, entonces jefe de Operaciones del Banco Privado HSBC (Suiza), y Denis Soussi, el jefe de Impuestos del banco, en una carta enviada a sus clientes en febrero de 2005.
La carta es sólo parte de la historia.
Un enorme registro de archivos previamente confidenciales de los clientes expone detalles privados de miles de cuentas del Banco Privado HSBC (Suiza). Ellos describen los esfuerzos del banco para ayudar a sus clientes a crear conglomerados de empresas en Panamá y en las Islas Vírgenes Británicas, para así sortear la nueva norma que estableció un 15% de retención por los intereses obtenidos en Suiza y un pequeño número de paraísos fiscales en el extranjero.
Los detalles de las cuentas están en los archivos de la investigación gubernamental que obtuvieron el diario francés Le Monde y el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus siglas en inglés).
En una declaración escrita para ICIJ, HSBC dijo que “la cultura de cumplimiento y de auditoría” en su banco privado en Suiza fueron “significativamente más bajas que en la actualidad”. HSBC señaló que reconoce que “ahora se espera que los bancos asistan a las autoridades tributarias en perseguir a evasores, además de no facilitar la evasión de impuestos o cualquier forma de desobediencia de las obligaciones tributarias”. El texto no se refería a ningún período relacionado específicamente con los impuestos europeos.
Fiscales en Bélgica, Francia y Argentina están ahora investigando la unidad suiza del banco HSBC –cuya matriz está en Londres–, la segunda compañía bancaria más grande del mundo por el tamaño de sus activos, y por algunos de sus clientes. El asunto se reflejó en Estados Unidos también.
En diciembre, un juez federal autorizó al Servicio de Ingresos Internos de EE.UU. (IRS, por sus siglas en inglés) para emitir una orden judicial contra el banco HSBC de Estados Unidos y varios servicios de mensajería para identificar contribuyentes estadounidenses que “podrían estar evadiendo” impuestos federales a través de la firma consultora de c Sovereign Management & Legal Ltd, ubicada en un paraíso fiscal, de acuerdo con la Oficina del Fiscal General de Estados Unidos para el Distrito del Sur de Nueva York. Algunos contribuyentes estadounidenses pueden haber usado a Sovereign para crear compañías anónimas en Panamá y donde sea para “ocultar sus activos extranjeros”, dijo el fiscal federal.
El IRS está buscando registros desde fines de 2005 hasta 2013, señala un registro judicial. Ello incluye documentación de las relaciones entre Sovereign Management y el banco HSBC en Panamá y Hong Kong a través de las cuentas de HSBC Estados Unidos. Tales registros “podrían ser una fuente abundante que los guíe en la identificación de los clientes estadounidenses de Sovereign”, dijo el asistente.
Sovereign no respondió a nuestra solicitud para referirse al tema.
Las investigaciones vienen en un momento sensible. Tanto HSBC Holdings PLC, la corporación líder, como el Banco HSBC Estados Unidos, la unidad nombrada en la orden de la corte de diciembre, evitaron por poco las persecución penal en 2012 por sus laxos controles que permitieron que carteles de drogas latinoamericanos lavaran al menos US$ 881 millones y por ayudar “a sabiendas e intencionalmente” a mover cientos de millones de dólares a Irán y otras naciones para evitar las sanciones de Estados Unidos.
Ellos ahora operan bajo el control de un monitor aprobado por la corte estadounidense y gracias a un acuerdo que aplaza la acusación por cinco años, y que podría revertirse si infringe el acuerdo o comete más delitos. HSBC pagó US$ 1.900 millones como sanción y acordó hacer reformas a gran escala para abordar fallas en los controles anti lavado de dinero y en la debida diligencia identificada en información de cuatro delitos archivada en el caso.
La multa –la más grande para un banco en la historia de Estados Unidos, hasta ahora– equivalía a menos de dos meses de ganancias para su empresa matriz, que empezó en Hong Kong, una colonia británica de avanzada, y Shangai, a fines del siglo XIX. Ahora es un gigante financiero global con 54 millones de clientes, oficinas en 75 países y activos por cerca de US$ 2,7 billones.
Algunas críticas hacia el sistema de bancos en paraísos fiscales dicen que la única forma efectiva para disciplinar a gigantes financieros como HSBC es procesarlos por cargos criminales o ir por las fortunas personales de sus ejecutivos principales.
“Todos ellos huyeron con una montaña de dinero. Es rídiculo”, dijo Jack Blum, un ex investigador del Senado y asesor superior de la Red de Justicia Tributaria (sin afiliación política), en una entrevista. “Enviarlos a la cárcel sería una buena idea. Pero antes de eso, hacerlos pagar, hasta el último centavo”.
Los problemas de HSBC han persistido desde el acuerdo.
En noviembre, una de sus principales unidades operativas –el banco HSBC PLC de Londres– fue multada por US$ 618 millones por reguladores en Estados Unidos y Reino Unido por manipular constantemente el mercado de divisas extrajeras con otras grandes instituciones financieras. Además está acusado en una querella civil en Estados Unidos donde inversionistas afirman que el banco, junto a un pequeño número de otras grandes instituciones financieras, manipuló por años los precios del oro y la plata.
La Securities and Exchange Commission (regulador de valores estadounidese, conocida como SEC, por sus siglas en inglés) ordenó a la unidad suiza de HSBC el pago de US$ 12,5 millones adicionales en noviembre por proveer servicios de asesorías en los Estados Unidos hasta fines de 2010 o comienzos de 2011 sin estar registrada.
Otro regulador estadounidense, la Corporación de Protección del Depósito Federal, está tomando acciones civiles contra el holding HSBC y sus unidades bancarias en Estados Unidos junto a cerca de dos docenas de otras grandes instituciones financieras por la presunta manipulación de la tasa de interés más importante del mundo, el Libor, desde 2007 hasta mediados de 2011.
“En HSBC, sus empresarios aún no lo entienden”, dijo en una entrevista Dennis Lormel, ex jefe de la unidad de delitos tributarios del FBI. “Están más fuera de control que bajo control”. La cultura del banco no cambiará, agregó, “hasta que su área de los negocios tenga compensaciones de acuerdo a su cumplimiento”.
Mientras el HSBC se defiende en un creciente número de frentes legales, las autoridades tributarias alrededor del mundo también se están dirigiendo hacia algunos de sus clientes usando los propios registros del banco.
Esto ocurre más de cinco años después de que el ex especialista computacional de HSBC convertido en informante, Hervé Falciani, secuestrara los registros de las cuentas del banco privado suizo y enviara los datos del tesoro del banco a las autoridades francesas (ver perfil).
En agosto, HSBC reveló que oficiales belgas y franceses estaban investigando a sus afiliados suizos.
“El Banco Privado HSBC (Suiza) ha sido notificado que ha sido puesto bajo una investigación formal por un juez belga, quien junto con autoridades francesas, está examinando si el banco actuó apropiadamente en el pasado en relación con ciertos clientes que tenían requerimientos tributarios belgas”, dijo HSBC en un comunicado escrito. “Las investigaciones belga y francesa han sido notificadas previamente en nuestros registros y continuaremos cooperando de la forma más completa posible”.
En octubre, un juez belga acusó formalmente a HSBC de lavado de dinero por presuntamente ayudar a más de mil millonarios belgas a evadir impuestos. Las autoridades estadounidenses también están investigando si algunos clientes de HSBC evadieron pagar impuestos a través de cuentas no declaradas ante el Tesoro de Estados Unidos, de acuerdo a los registros de las cortes de Nueva Jersey y Virginia.
Michael Danilack, un inspector subrogante del IRS, declaró en el caso de Virginia en febrero de 2014 que a inicios de 2010 se enteró de que Francia “había recibido información sobre estadounidenses que mantenían cuentas no reveladas en el Banco HSBC en Suiza”. Danilack dijo que solicitó copias de esa información a las autoridades francesas y recibió una carta y un CD con los datos en abril de 2010.
Danilack se retiró en julio pasado y estaba inhabilitado para emitir comentarios. Un vocero de IRS declinó responder cualquier pregunta sobre el caso, aludiendo a la privacidad de los contribuyentes.
En el caso de Nueva Jersey, Eli Chabot y su esposa Renee aparecieron para entrevistas con abogados de IRS en mayo de 2012. Los Chabot “se rehusaron a responder preguntas sobre cuentas en bancos extranjeros”, dijo la agente de impuestos de IRS Angelina Grasty en una declaración presentada en la corte.
Eli Chabot mantuvo cerca de US$ 2,8 millones en cuatro cuentas no reveladas en HSBC a través de una compañía para la cual estaba registrado como beneficiario, de acuerdo a un registro de IRS. En octubre, la corte ordenó a los Chabot obedecer a las solicitudes de información del IRS, a lo que están apelando ahora.
Los abogados de los Chabot no devolvieron las llamadas en busca de comentarios.
En febrero de 2014, el IRS llevó una acción similar contra Constantin Kotzev de Arlington, Virginia, un ingeniero eléctrico y hombre de negocios que brindó el trabajo de diseño en el Air Force One (el avión presidencial de EE.UU.) durante la presidencia de Ronald Reagan, de acuerdo al Cambridge Who’s Who (quién es quién).
Kotzev albergó cerca de US$ 859.823 en una cuenta no declarada del HSBC en Suiza desde diciembre de 2006, de acuerdo con el IRS. Kotzev le dijo que él “no poseía ningún registro de respuesta” para su requerimiento de información sobre la cuenta, de acuerdo a los registros judiciales de los agentes tributarios. En julio, el IRS le dijo a la corte que Kotzev “ahora había producido todos los documentos de respuesta”, y desestimó la petición de aplicación.
Matthew C. Hicks, abogado defensor de Kotzev, dijo que su cliente no tenía ningún comentario sobre la investigación del IRS, que aún continúa.
La dedicación al secreto por parte de los bancos suizos y sus clientes millonarios es una razón de por qué la Unión Europea y algunos de sus socios no miembros, como Suiza, implementaron una iniciativa de transparencia continental conocida como Directiva de Ahorros Europeos, o ESD –por sus siglas en inglés–, en julio de 2005.
Bajo el acuerdo, los miembros de la Unión Europea y los estados cooperadores se comprometieron a trabajar juntos para reportar al gobierno del país de origen del titular de la cuenta sus intereses ganados en otro país.
En Suiza, el gobierno se excluyó del intercambio de información y en su lugar acordó retener el 15% de los ingresos por interés y remitir la mayor parte sin revelar el nombre de los clientes, manteniendo así sus leyes de privacidad.
La fase inicial del programa funcionó tan bien que los ingresos tributarios que compartió Suiza casi triplicaron los € 225,9 millones entre la segunda mitad de 2005 y el año 2006 completo, de acuerdo a un documento de trabajo fechado en septiembre de 2008 y preparado por el cuerpo ejecutivo de la Unión Europea.
Pero la directiva de la Unión Europea pertenece sólo a individuos, no a corporaciones –un resquicio del que el Banco HSBC se agarró para vender productos que transformaron a un individuo en una corporación con propósitos de reportes tributarios–.
Los registros de HSBC del período demuestran que los administradores de las relaciones comerciales del banco promovían entusiastamente productos diseñados para disminuir el impacto de la ESD.
A través de la creación de una corporación “cubierta” en un paraíso fiscal en las Islas Vírgenes o Panamá, de la que técnicamente se podía ser dueño a través de un intermediario como una fundación o un fondo de inversión, HSBC y otros crearon una doble capa de anonimato para clientes millonarios cuyas ganancias pudieran permanecer escondidas o no tributadas, como lo demuestran registros y entrevistas.
“Reúnete con Maurice, él abrirá una corporación panameña como una solución para el ESD. Después transferirá sus activos a una nueva cuenta”, señala un registro de una cuenta de HSBC de febrero de 2005, refiriéndose a la cuenta del inversor de bienes raíces belga, Maurice Freund, de Londres. Durante el siguiente par de años, una cuenta a nombre de la corporación panameña tuvo cerca de US$ 2,3 millones en depósitos. Freund y su esposa están registrados como “usuarios de internet” de esa cuenta, un rol no definido en los archivos. Este registro es parte de los archivos que terminaron en manos de los investigadores gubernamentales.
“El sr. Freund desea advertirle que está en contacto con las pertinentes autoridades tributarias en relación con estas cuentas y que no hay nada para que su periódico esté preocupado”, dijo Alan Blake de Willow Management, respondiendo a una solicitud por un comentario por parte de Freund.
Una nota de junio de 2005 en la cuenta del consejero iraquí de British Investment, Joseph Sofer –quien instruyó al banco con una cuenta de más de US$ 1,1 millón en 2006/2007– señala: “El propósito del nuevo fondo de inversión es refugiar los fondos de la Directiva de Ahorros Europea”. Diana McNichol, una supervisora secretarial en el Banco Kleinwort Benson en las Islas del Canal, quien figura en los materiales del fondo de inversión como contacto de Sofer, dijo que podría remitirle a él la solicitud del periodística por comentarios. No respondió esa solicitud.
“John llamó desde Irlanda”, empieza otra nota de abril de 2005 sobre una cuenta mantenida por los dueños de un negocio de abastecimiento de oficinas, John y Brenda Cashell, según los registros del banco. “Discutimos su exposición ante la ESD. Su mayor preocupación es en relación con el intercambio de información y yo le aseguré que no habría ninguno”. Un seguimiento dice, “John llamó desde España. Una vez más su preocupación es sobre el riesgo de revelación ante las autoridades irlandesas”.
Los Cashell llegaron a tener US$ 515.899 en el peak de su cuenta en 2006/2007. Mientras los registros del banco indican que la pareja optó por invertir en bienes raíces en España en vez de hacerlo en uno de los fondos en paraísos fiscales ofrecidos por el banco, John Cashell se declaró culpable en Irlanda en diciembre de 2014 y fue multado por negligencia al declarar sus ingresos por intereses en sus devoluciones de impuestos desde otras cuentas en paraísos fiscales entre los años 2001-2003.
John Cashell no respondió a la solicitud por comentario dejada en su oficina y en su celular personal.
“Es, en mi opinión, un escándalo si HSBC estaba ofreciendo un producto que más o menos elude la nueva legislación de la Unión Europea”, dijo el profesor de Economía de la Universidad de Copenhague Niels Johanessen en un email.
A David Garrido, consejero general del banco privado en Suiza, le recordaron durante una indagación judicial belga a fines de octubre de 2014 los comentarios que previamente hizo a las autoridades francesas de que “ningún banco suizo estaba consciente –ya sea correcto o errado– de que era ilegal ofrecer estructuras a los clientes para no estar en la mira de la Directiva de Ahorros Europeos”. En respuesta, Garrido dijo a las autoridades belgas: “Hoy un banco diligente tendría una aproximación distinta”, de acuerdo a una copia de su testimonio obtenida por Le Monde. Y HSBC lo hace ahora, agregó.
Los depósitos del banco suizo a nombre de residentes de la Unión Europea cayeron hasta un 40% en relación con otros depósitos suizos en los seis meses inmediatamente antes y después de que los requerimientos de la ESD entraran en vigencia, de acuerdo con el economista danés Johanessen, quien estudia la elusión y la evasión tributaria. Él estima que durante el mismo período, los depósitos suizos con base en Panamá aumentaron en un 129%.
Raymond Baker, presidente de Integridad Global Financiera, un servicio de asesoría e investigación sin fines de lucro ubicado en Washington que rastrea el flujo de dinero ilícito, está presionando al Congreso y a los redactores de leyes de Estados Unidos para establecer registros públicos de información de “dueños beneficiarios” que podrían estar disponibles para fiscalizadores y las policías.
El término “dueños beneficiarios” se refiere al controlador final de las cuentas financieras, los activos y las entidades, y no a quien tiene autoridad para firmar o el título legal que pueda esconderla.
Deshacerse de las compañías anónimas es “el punto de inicio para alcanzar la transparencia financiera”, dijo Baker en una entrevista. Él las llamó “la herramienta número uno para lavar los procedimientos delictivos, corrupción y evasión de impuestos”.
Mientras tanto, el monitor aprobado por la corte que el caso HSBC, Michael Cherkasky –un ex fiscal del estado de Nueva York– ha armado un equipo de 60 personas para controlar las reformas que el banco prometió en su acuerdo de 2012 sobre lavado de dinero. Cherkasky declinó emitir comentarios para esta historia.
En diciembre de 2013, fiscales estadounidenses dijeron al juez en la investigación diferida del caso que HSBC Estados Unidos reveló “tres aparentes violaciones a las Regulaciones y Sanciones contra el Terrorismo Global” relacionadas con los pagos que involucran a personas y compañías que el Departamento del Tesoro estadounidense identificó tres años antes como financistas de Hezbollah, el grupo terrorista libanés.
La carta de los fiscales no mencionó que un ex empleado anti lavado de dinero de HSBC llamado Everett Stern dice que descubrió los mismos flujos ilícitos justo después de que el Departamento del Tesoro hiciera la conexión con Hezbollah. Stern dijo en una entrevista reciente que él se quejó de las presuntas infracciones a los funcionarios del banco en el momento y que montó una protesta pública sobre este y otros asuntos en septiembre de 2013 –tres meses antes de que el Departamento de Justicia reportara el mea culpa de HSBC–. Los fiscales dijeron que los funcionarios del Departamento del Tesoro determinaron que cualquier infracción no era resultado de una conducta deliberada o imprudente, y el banco acordó pagar un castigo de US$ 32.400.