RELIGIOSA HOLANDESA GESTIONABA LAS ADOPCIONES DESDE UN HOGAR QUE FUNCIONABA EN EL BOSQUE, BUIN Y CURACAVÍ
Adopciones irregulares de niños chilenos: se abren en Países Bajos los registros de 155 casos entre 1970 y 1990
30.08.2024
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RELIGIOSA HOLANDESA GESTIONABA LAS ADOPCIONES DESDE UN HOGAR QUE FUNCIONABA EN EL BOSQUE, BUIN Y CURACAVÍ
30.08.2024
Entre 1970 y 1990 al menos 155 niños fueron enviados irregularmente a Países Bajos desde el Hogar de Menores Las Palmas, fundado por Geertruida Kuijpers, religiosa laica que falleció en 2023. Sus familiares entregaron los registros de esos casos a FIOM, una entidad que facilita el reencuentro de personas con sus familias biológicas. A contar de este domingo 1 de septiembre, FIOM comenzará a entregar respuestas a las solicitudes de información hechas por adoptados y familias biológicas chilenas que buscan a sus parientes. Hasta la fecha, solo 23 adoptados han solicitado la revisión de expedientes. Hasta el mes de diciembre los interesados pueden pedir antecedentes. El Ministerio de Justicia y Seguridad de los Países Bajos indicó a CIPER que está dispuesto a evaluar una cooperación con autoridades chilenas, si le solicitan acceder a los documentos.
Con padres desconocidos y sin un certificado médico que acreditara los datos del nacimiento, el Registro Civil de Melipilla inscribió en 1972 a una menor de dos meses bajo un nombre holandés: Mirjam Else Welink van Ijken. La pequeña tenía su destino trazado y crecería en los Países Bajos sin saber sobre su familia biológica. Ese futuro fue determinado por la ciudadana neerlandesa Geertruida Kuijpers, quien intervino en múltiples adopciones de niños chilenos que fueron enviados a Holanda, gestiones que desplegó desde el Hogar de Menores Las Palmas, entidad que ella misma fundó en la actual comuna de El Bosque.
CIPER accedió a la documentación que traza la ruta de adopción de Mirjam Welink. Su nombre fue escogido por sus padres adoptivos, quienes dos años antes ya habían establecido contacto con la red que facilitaría su adopción. En las cartas que intercambiaron desde 1970 con Gertie Vogel y Alicia Mesa, dos mujeres que colaboraban con la “hermanita Gertrudis” (Geertruida Kuijpers), se les indicó que les podían ayudar a encontrar un bebé chileno y facilitarles las gestiones para su adopción y traslado a los Países Bajos.
Aunque no hay certezas sobre cuántos niños salieron de Chile para ser adoptados por parejas de los Países Bajos, para las familias chilenas que buscan a parientes que pudieron ser enviados a ese país irregularmente, sin autorización de sus padres, se encenderá una luz de esperanza desde este domingo 1 de septiembre. A partir de ese día, el centro de estudios FIOM, de los Países Bajos, comenzará a responder las solicitudes de información de quienes buscan a hijos, hermanos o sobrinos. FIOM tiene en sus registros documentos relacionados con 155 niños enviados desde el hogar Las Palmas. Los archivos le fueron traspasados por familiares y herederos de Geertruida Kuijpers, tras la muerte de esta última en 2023
FIOM es una entidad privada que recibe financiamiento del gobierno neerlandés, especializada en ayudar a personas que buscan a su familia biológica. Hasta mayo de este año, FIOM realizó un inventario de los papeles, documentos y carpetas sueltas de Las Palmas, las que incluyen la historia, correspondencia y/o información de viajes de los adoptados. En algunos casos, solo hay nombres y fechas de nacimiento.
Según ha podido establecer el Poder Judicial chileno, a partir de la investigación que inició en 2018, son 20 mil los menores que fueron adoptados de forma irregular por extranjeros entre 1970 y 1990. Hasta hoy se han abierto 1.206 causas por estos hechos, pero 655 de ellas fueron sobreseídas, en espera de nueva documentación, y solo 501 siguen activas.
El de Mirjam Welink es uno de los casos que siguen abiertos. Hasta la fecha no sabe quiénes son sus padres, aunque durante dos décadas creyó saberlo. En 2001 le pagó a Geertruida y a su hermana Baastianse, quienes le ofrecieron una especie de “tour” por Chile para ubicar a su familia biológica. Tras un emocionante encuentro, fue convencida de que por fin había encontrado a su familia. Durante dos décadas lo creyó, pero en 2021 una prueba de ADN le confirmó que había sido estafada y que seguía sin conocer sus orígenes.
Aunque Mirjam ya solicitó a FIOM sus expedientes, no hay registros sobre su nacimiento en los archivos que maneja la institución. Ella solo ha podido establecer que su adopción fue gestionada por Geertruida Kuijpers, quien se presentaba como una “religiosa laica” católica, con ayuda de Alicia Mesa, Gertie Vogel, y María Teresa Arredondo. Mesa es la única que sigue viva. CIPER contactó a familiares de Vogel y Arredondo, pero no quisieron participar en este reportaje. También contactamos a Alicia Mesa, pero no quiso responder preguntas.
Por el momento, FIOM solo ha recibido 23 solicitudes de adoptados para el desarchivo de papeles. Desde el 10 de junio pasado se abrió la inscripción en el sitio web de FIOM, proceso que durará hasta diciembre. Las familias que buscan a los menores que fueron a dar a los Países Bajos durante las décadas de 1970 y 1980, también podrán acceder a la información si la piden. A quienes encuentren antecedentes útiles en los papeles se les facilitará la asistencia de un consejero, para proveerles atención y acompañamiento.
En colaboración con el periodista Jelle Baars, CIPER se contactó con el Ministerio de Justicia y Seguridad de los Países Bajos para consultar sobre una posible cooperación para compartir a la justicia chilena copia de los documentos de Las Palmas entregados por los familiares de Kuijpers a FIOM. En respuesta, señalaron que evaluarían una eventual petición de las autoridades y, que en tal caso, considerarán de manera favorable las posibilidades de participación.
Mirjam Welink, actualmente es directora de Stichting Chilean Adoptees, fundación comprometida con los derechos de los adoptados chilenos en los Países Bajos. Junto a otras víctimas, solicita que Chile y los Países Bajos trabajen en conjunto a partir de los documentos de Las Palmas que están en manos de FIOM, tal como el Presidente Gabriel Boric suscribió un acuerdo de colaboración con Suecia en materia de adopciones irregulares.
En 2021, el reporte de la Comisión de Investigación sobre Adopciones Internacionales neerlandesa, reconoció que se cometió fraude y corrupción, falsificación de documentos, y robo de niños de forma sistemática en las adopciones gestionadas desde Chile. Para el ex ministro de Protección Jurídica de los Países Bajos, Franc Weerwind, no fue necesario iniciar una causa judicial propia. En conversación con el medio holandés Algemeen Dagblad (AD), aseguró que confiaba en que Chile investigaría a fondo. Pero, la justicia chilena ha avanzado a paso lento.
Después de años de investigación chilena, el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos inició la Mesa Interinstitucional de Trabajo sobre adopciones irregulares donde participan los ministerios de Desarrollo Social y Familia, de Relaciones Exteriores y de Salud. También la integran servicios públicos como el Registro Civil e identificación, Servicio Nacional de Menores, Servicio Médico Legal y Servicio de Protección Especializada a la Niñez y Adolescencia, además de las ONG Connecting Roots y Nos Buscamos, y la agrupación de Hijos y Madres del Silencio.
En 2014 se hicieron las primeras denuncias por adopciones irregulares (ver reportajes CIPER). Cuatro años más tarde, tras comenzar una investigación en la Corte de Apelaciones de Santiago, el ministro Mario Carroza declaró que fueron más de 20 mil adopciones irregulares en que los niños salieron el extranjero. Se identificó la participación de funcionarios públicos, entidades privadas y religiosos, en la gestión de estas adopciones.
En 2019 la causa fue traspasada a Jaime Balmaceda, ministro en visita extraordinaria que realizó audiencias con las madres engañadas y adoptados. Se realizaron exámenes para comparar las firmas de los documentos de adopción y las autorizaciones ante notario sobre traspasos de tuición. La misma Geertruida Kuijpers fue llamada en 2019.
A pesar de todas estas diligencias, el ministro Balmaceda, en entrevista concedida a El País en marzo de este año, declaró que no estimó que existieran delitos ni presunciones que atribuyeran participación en los hechos como autor, cómplice o encubridor. Tras estas declaraciones, Hijos y Madres del Silencio, agrupación de apoyo para víctimas de adopciones forzadas y tráfico de niños en Chile, pidió que Balmaceda fuese alejado de la causa.
Recientemente, el ministro Alejandro Aguilar heredó la causa. CIPER se comunicó con él, pero respondió que aún está conociendo los antecedentes y que recién estaría en condiciones de dar declaraciones a fines de septiembre.
“Se presentó como una monja laica holandesa”, afirma Sor María Cristina Tola Roscetti, directora de la Fundación Regazo, quien por primera vez se refiere al tema. Geertruida llegó a Chile en 1970 a trabajar al Hogar de Acogida Regazo. Sor Cristina afirma haber compartido en varias ocasiones con la holandesa y declara que “nunca fue parte de las Hermanas de la Caridad y no hacía uso del hábito religioso”. En las instalaciones de la Capilla de la Medalla Milagrosa, menciona que la señora Geertruida era de difícil carácter y prepotente, que nunca asistió a misa junto a la congregación o participó en los almuerzos, sino que solo iba a visitar a las niñas. Según cuenta, iba y venía de Chile a Holanda, traía regalos para las niñas y donaciones para mantener el hogar, que apenas se sostenía en la época.
Después de cinco años, Kuijpers terminó su relación con Regazo tras una pelea con la fundadora, María Carmen de la Vega. Geertruida no estaba de acuerdo con su forma de trabajo. Lo que ella buscaba era crear un lugar en donde el vínculo madre e hijo se mantuviera. En entrevista con Radio Media Naranja en 2016, Kuijpers señaló a la hermana María de la Vega como la responsable de las adopciones forzadas. CIPER accedió a documentos que vinculan a la holandesa con la adopción de Mirjam en 1972, dos años después de su llegada al país. Sor Cristina sostiene que en Regazo se realizaban adopciones consentidas por las madres y que el hogar actuaba según lo que determinaban los Tribunales de Justicia. “Eran los jueces los que decidían si las niñas se quedaban en el hogar o si eran dadas en adopción”, asegura.
En la Fundación Las Palmas, Kuijpers operaba con ayuda de trabajadoras sociales, niñeras y notarios. Tras retener a los menores dentro del hogar, gestionaban los papeles de adopción. Supuestamente, las madres firmaban una declaración jurada renunciando a sus hijos y autorizando su residencia en Holanda. Ante notario, realizaban el cambio de tuición a Geertruida Kuijpers Wegbrands.
En 1976, Geertruida fundó Las Palmas junto a su hermana Wilhelmina, conocida como Bastiaanse. Su esposo, Alexander Bastiaanse, registró a Stichting Kindertehuis Las Palmas en la Cámara de Comercio de Rotterdam. En 1995, el Ministerio de Justicia les autorizó a realizar actividades sin fines de lucro. Los Aviadores 1134, en El Bosque, era la sede central de Las Palmas.
La revisión de las cartas de Holanda a Chile, a las que Mirjam Welink dio acceso a CIPER, y el libro “Adoptie”, escrito por Bastiaanse, revelan que el hogar se financiaba con los pagos que hacían las parejas que adoptaban niños y donaciones recibidas en la cuenta de Geertruida Kuijpers. Hacían grandes recaudaciones de dinero, la locutora holandesa de la radio Katholieke Radio Omroep, Mia Smelt, les ayudó en varias ocasiones realizando convocatorias de donación en los años 70.
CIPER accedió a los informes contables de la fundación (vea los informes financieros de Las Palmas) donde se señala que los ingresos correspondían a donaciones, regalos y también, por las adopciones.
En el año 2000 comenzó el cierre de Las Palmas. Las hermanas traspasaron las cuatro instalaciones del hogar a la Fundación Integra. Finalmente, en 2005, se registró en el Conservador de Bienes Raíces de Buin la entrega definitiva de sus dos últimas propiedades. Actualmente, la casa en El Bosque funciona como Jardín Infantil Las Palmas, de Integra.
Hasta hoy se desconocen los detalles del día de su nacimiento y la identidad de sus padres biológicos, Mirjam Welink nació el 10 de mayo de 1972. Aunque en 1970 comienza su historia cuando Gertie Vogel y Alicia Mesa respondieron las dudas del matrimonio holandés de Berend Jan Welink y Cornella Johanna van Ijken, sobre su interés de adoptar a un niño chileno. Aseguraron que buscarían ayuda con la monja Geertrudia Kuijpers, quien trabajaba en un hogar de acogida. Tras revisar los documentos de su adopción, CIPER logró trazar la ruta de adopción de Welink.
Dos meses después del nacimiento de la niña, en julio de 1972, Bernad Welink requirió que su futura hija se registrara bajo el nombre de Mirjam Else Welink van Ijken. Solo 11 días después fue inscrita de manera irregular con nombre y apellido holandés en el Registro Civil de María Pinto, en Melipilla, con padres desconocidos.
Semanas más tarde la pediatra del Hospital San José de Melipilla, Albina Hernández Cofré, revisó a la recién nacida y emitió su primer certificado médico, señalando que la menor nació por cesárea en el Hospital Barros Luco a cargo del doctor Torres. En el documento se reveló un nuevo dato: la madre y padre tenían 20 y 32 años, respectivamente. No hay registros que confirmen los datos oficiales del nacimiento.
En agosto del mismo año, el Juzgado de Letras de Melipilla le entregó la tuición definitiva a la asistente social María Teresa Arredondo González y se le autorizó para viajar al extranjero con la menor. Según la resolución, ambas residían en calle Pardo 575, en la misma comuna. El documento señala que es hija de “padres desconocidos y siendo su madre extranjera al parecer”.
El Consejero de la Embajada de los Países Bajos, A.B Hoytink, y Extranjería certificaron y autorizaron la tuición, el certificado médico, el viaje al extranjero y la residencia de la menor en Holanda. Así mismo, se emitió el pasaporte de la recién nacida. Días más tarde, el padre adoptivo compró boletos de avión de KLM con destino a Amsterdam, para Mirjam y la señora Arredondo.
Durante dos días, Gertie Vogel y la menor se registraron en el Hotel Kent ubicado en calle Huérfanos 878, Santiago. Se reunieron con María Teresa Arredondo en el aeropuerto para comenzar el viaje de Mirjam hacia su nueva vida. El 19 de octubre de 1972 aterrizó en Amsterdam, donde sus futuros padres le esperaban. Los documentos de ingreso fueron timbrados por la Policía de Aduanas de los Países Bajos.
Hace unos años, Justin Versleijen comenzó a leer los archivos de su adopción, pero algo no cuadraba. Según el carnet de identidad chileno, está inscrito como Víctor Andrés Castillo Castillo. Así se repite en los certificados de nacimiento y en el pasaporte. No es el caso del traspaso de tuición, firmado ante el notario Clovis Toro Campos, en San Miguel. Despertó una alerta al ver que bajo la misma cédula de identidad, aparecía el nombre “Francisco José Castillo Castillo”.
El 18 de junio de 1979, con 16 años, la madre de Justin, a quien llamaremos Mónica para resguardar su identidad, llegó al Hospital Barros Luco con 29 semanas de embarazo. Aunque durante el parto tuvo algunas complicaciones, dio a luz a las 22:45 a su primer hijo. Estuvo hospitalizada cuatro días y el personal de salud le señaló que debía pagar su estadía y la del recién nacido. Sin dinero ni apoyo familiar, Mónica no tuvo más opción que aceptar la oferta: una monja la ayudaría con los gastos, le dijeron, solo tenía que ir a trabajar al Hogar Infantil Las Palmas y ahí cuidarían de ella y su hijo.
Al llegar, conoció a la “hermanita Gertrudis». Los ubicaron en piezas separadas en la casa de Los Aviadores 1134. Con el paso de los días, no le permitían ver a Víctor o darle de amamantar. Después de dos semanas, la llevaron a trabajar a otras sedes de Las Palmas, en Buin y Curacaví. Al volver su hijo ya no estaba, lo habían enviado a Holanda.
El 21 de junio de 1979, en una declaración jurada firmada en la notaría de Bernardo Hojman, se autorizó el viaje de Víctor a Holanda. Al día siguiente y ante el mismo notario Clovis Toro Campos, se le concedió la tuición del menor a Geertruida Kuijpers y se menciona que la madre renunció al niño ante la ley. Los documentos están firmados por Mónica, pero ella no estaba en conocimiento de estas diligencias, según lo que comenta su hijo. Pese a que existían incongruencias en los documentos de Victor, fueron timbrados en Chile por el Ministerio de Justicia, el Ministerio de Relaciones Exteriores y por el cónsul de los Países Bajos, H.G.A Elink Schuurman.
Con apenas tres semanas de vida y sin que Mónica lo supiera, Víctor emprendió el viaje que los separó por 45 años. En un avión de KLM y con Kuijpers a su cargo, llegaron a Amsterdam el 12 de julio de 1979. En noviembre del mismo año comenzaron los trámites para el traspaso de tuición en el Juzgado de La Paz de Tilburg en los Países Bajos. Es así como se declararon responsables del menor Wilhemus Gerardus Versteijen y Glenda Yvonne Elias, bajo la legislación neerlandesa. El matrimonio realizó el cambio de nombre dos años después, Víctor Andrés Castillo Castillo es ahora Justin Versteijen.
A principios de los 2000, Geertruida y su hermana llamaron a los adoptados en Holanda, ofreciendo servicios para la búsqueda de sus parientes chilenos. Entregaban cartas llenas de certificados, nombres y direcciones a cambio de dinero. A través de “paquetes turísticos” incluían recorridos por Chile y coordinaban el reencuentro con las familias biológicas.
En 2003 se contactaron con Justin, prometiendo encontrar a su madre en Chile. Pero, rechazó la propuesta. No fue hasta inicios del 2024 que conoció a su madre biológica, CIPER se contactó con Mónica a través de Justin, pero ella no quiso referirse al tema.
La periodista holandesa Petra Vissers conversó con CIPER tras su investigación del caso de Mirjam. En el podcast del medio Trouw, Welink revela que su búsqueda comenzó durante la adolescencia. Le escribió a uno de los nombres que aparecía en los documentos de adopción: Gertie Vogel, quien se molestó por la solicitud y no quiso ayudarla. Siguió su rastreo y en 1998 contactó a las hermanas Kuijpers, ya que según otros adoptados ellas podrían tener respuestas. Fue en 2001 que Baastianse la llamó para contarle que habrían encontrado a su hermano. Con mapas, ubicaciones y fotos de un cementerio, agregaron que su madre estaba muerta. Fue entonces que les ofreció el “paquete turístico”. Mirjam pagó a las hermanas para encontrar a su familia y partió a Chile. Tras un emocionante encuentro, Welink creyó que por fin había conectado con sus raíces.
Mirjam tenía dudas, los detalles de la historia que le armaron las Kuijpers no calzaban. Después de 20 años del reencuentro arreglado por la religiosa, Welink decidió hacer una prueba de ADN. El resultado fue devastador: no compartía genes con la familia a la que creyó pertenecer por dos décadas. Indignada por las mentiras y con la ayuda de un abogado, Mirjam exigió respuestas a las hermanas Kuijpers. A través de un correo electrónico, Geertruida afirmó que no tenía los papeles de la adopción. La casa estaba llena de cajas y había que hacer limpieza, escribió.