UN INFORME SECRETO DE LA DEA, PROCESOS JUDICIALES Y REGISTROS DE CHILE, ESTADOS UNIDOS, CANADÁ, ESPAÑA Y PANAMÁ
Los documentos que muestran los nexos de los hijos de Pinochet con narcotraficantes
10.09.2023
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UN INFORME SECRETO DE LA DEA, PROCESOS JUDICIALES Y REGISTROS DE CHILE, ESTADOS UNIDOS, CANADÁ, ESPAÑA Y PANAMÁ
10.09.2023
Al final de la dictadura, Marco Antonio Pinochet hizo negocios con Focus Chile y tanto él como su hermano Augusto aparecen en la contabilidad de esa empresa. Documentos judiciales y registros oficiales de Colombia, Canadá, Estados Unidos, Panamá y España, demuestran que esa compañía era controlada por narcos colombianos, por el principal traficante de drogas de Canadá y por un representante de Mohamed Khashoggi, el hijo del mayor traficante de armas de esos años. El abogado Ambrosio Rodríguez, asesor de Augusto Pinochet y Lucía Hiriart, fue nombrado árbitro por los socios de Focus cuando ya estaban en la mira de la justicia de varios países. La malla societaria del negocio, iniciada en Panamá con acciones al portador, fue constituida por Héctor Novoa Vásquez, hermano del subsecretario del gobierno de Pinochet, Jovino Novoa.
Cuando la dictadura se acababa, en Santiago convergieron los intereses de los dos traficantes de armas más poderosos del mundo con los de importantes narcos que movían cocaína hacia Europa y Estados Unidos. Y como actores inesperados en esa historia, figuraban también los hijos de Augusto Pinochet Ugarte, el general que se preparaba para entregar el poder total luego de 17 años de gobierno. Junto a ellos también había un asesor que integraba el círculo más íntimo de la familia del dictador, un par de exagentes de la DINA y la CNI, y el hermano de uno de los fundadores de la UDI.
Hasta ahora los Pinochet Hiriart siempre habían negado su participación en el negocio de Edgardo Bathich: Focus Chile. Entre los controladores de esa empresa -que armaba camiones con piezas de segunda mano importadas de Europa- figuraba el mayor narcotraficante que operaba hasta entonces en España -Firmino Tavares quien fue condenado en 2001 por intentar lavar más de US$20 millones provenientes del narcotráfico-, y una familia colombiana a la que la DEA estadounidense investigaba por tráfico de cocaína y lavado de dinero: los Ochoa Galvis. El capital que el mismo Bathich había aportado a la compañía era de Mohamed Khashoggi, hijo de Adnan, el traficante de armas más importante del mundo en esos años, de quien se llegó a calcular que era el hombre más millonario del mundo en la década del 80.
Bathich no solo era el representante de los intereses de Khashoggi en Chile, sino que mantenía parentesco con Monzer Al Kassar, otro protagonista del comercio ilegal de armas al final de la guerra fría.
CIPER tuvo acceso a la contabilidad de Focus, donde están las pistas que ligan a los hermanos Marco Antonio y Augusto Pinochet Hiriart con los dueños de este negocio.
Ellos no eran los únicos vinculados al régimen militar que participaron en esta historia. También tuvo un rol Ambrosio Rodríguez, el abogado de confianza de Augusto Pinochet y Lucía Hiriart, quien venía saliendo de un cargo que le inventó el dictador: Procurador de la República. Era tal la cercanía de Rodríguez con el matrimonio Pinochet Hiriart, que la esposa del dictador le encargó tramitar con extrema urgencia su separación de bienes cuando se destapó el caso Riggs, para poner a salvo los bienes que podían ser retenidos por la justicia.
Un abogado de la oficina de Rodríguez constituyó empresas para narcos que después fueron perseguidos penalmente en Chile y en Europa. Pero, lo más relevante es que Ambrosio Rodríguez contaba con la confianza total de los traficantes que controlaban Focus, al punto que lo designaron como árbitro, en un acuerdo firmado en Ibiza (España), cuando dos de estos “inversionistas”, ya acosados por la justicia, tuvieron desacuerdos financieros al momento de repartirse el patrimonio de la compañía.
Otro actor de esta trama fue el abogado Héctor Novoa Vásquez, hermano de Jovino Novoa, el exsenador y presidente de la UDI que en dictadura fue subsecretario General de Gobierno. Héctor Novoa fue el abogado que estructuró la malla societaria desde Panamá para que los socios de Focus pudiesen controlar el negocio utilizando acciones al portador, lo que impedía conocer la identidad de los dueños finales del negocio. Novoa realizó esas gestiones como parte del estudio de abogados Eluchans y Compañía, de Edmundo Eluchans, ex Presidente de la Cámara de Diputados y actual consejero constituyente.
Héctor Novoa era, al mismo tiempo, director del Banco O´Higgins, en el que los dueños de Focus abrieron cuentas corrientes donde se depositaron los, al menos, US$5,7 millones que se ingresaron desde el extranjero para financiar el negocio y también para comprar más de 30 propiedades en distintas regiones de Chile. Los trámites para internar ese dinero también los hizo el abogado Novoa. Entre las propiedades adquiridas por los socios de Focus figuran varias lujosas casas en Lo Barnechea y Rapel. Con los dineros de las sociedades panameñas también invirtieron en la discoteque Alive -en Avenida El Bosque, Providencia-, epicentro del “carrete” del mundillo del régimen. El mismo grupo de inversionistas también llegó a controlar empresas pesqueras, de transporte, agrícolas, apícolas y de packing. Algunas de ellas continúan activas.
La justicia nunca investigó a fondo esas inversiones, ni tampoco los vínculos de los Pinochet Hiriart con el negocio narco. Quien más se aproximó fue el ministro Sergio Muñoz cuando estaba al mando del Caso Riggs. En esa causa figura un cuaderno separado que contiene un informe secreto de la DEA que menciona a los hijos de Pinochet, al que CIPER tuvo acceso. En el mismo cuaderno hay evidencia que acredita que durante la dictadura, fuera de todo control, el Complejo Químico del Ejército vendió éter -fundamental para procesar cocaína- a narcotraficantes.
El informe confidencial de la DEA entregó pistas de los nexos de los Pinochet con narcotraficantes. Allí se señala, por ejemplo, que en 1975 Augusto Pinochet Ugarte autorizó un contrabando de cocaína hacia Estados Unidos. También se da cuenta del testimonio de Ivan Frankell Baramdyka, un narco norteamericano que llegó a Chile en 1985 con una identidad falsa -Trinidad Moreno-, y que formó una empresa pesquera en sociedad con un ex funcionario del Consulado de Chile en Los Ángeles, California. No era cualquier narco, en el proceso judicial que se le abrió en Estados Unidos lo acusaron de ingresar 1.500 kilos de coca desde México. En declaraciones judiciales y en entrevistas a la prensa, Baramdyka dijo que formó parte de una red narco en la que estaba involucrado uno de los hijos de Pinochet y altos oficiales de las Fuerzas Armadas chilenas.
El informe de la DEA que aparece en la investigación del ministro Muñoz también da cuenta de los vínculos de los Pinochet Hiriart con el grupo que controlaba Focus, incluyendo a Christian y Álex Jacob Neder, hijos del general de la FACh Elias Jacob Helo, quien llegó a ser director de sanidad de la Fuerza Aérea. Sobre uno de ellos, la DEA dice que “en el 1991 Jacob fue identificado como consumidor de cocaína y en el año 2000 registrado como traficante de narcóticos”.
Otra arista que la justicia no investigó en profundidad es la del tráfico de armas: Augusto Pinochet Hiriart declaró en la causa del Riggs que viajó a Libia para concretar un negocio relacionado con Adnan Khashoggi, el traficante de armas cuyo hijo era representado en Chile por Edgardo Bathich, creador de Focus. En la contabilidad de esa empresa CIPER encontró una glosa que indica que se destinaron US$6 mil para financiar un viaje de Augusto Pinochet Hirirat a Libia. Además, en la causa judicial que investigó delitos tributarios de Focus, está adjunta una denuncia anónima dirigida a quien comandaba esa indagatoria, el ministro Humberto Villavicencio, ya fallecido: esa carta acusa que en los galpones de Focus ubicados en La Cisterna se fabricaban armas destinadas a libios.
Según esa denuncia, quien habría estado a cargo de ese proyecto era Fritz Dreyer Hansen, ingeniero en aeronáutica que llegó a ser general de brigada de la FACh durante la dictadura. En 1980, Dreyer diseñó el T-35 Pillán, un avión de entrenamiento utilizado por la FACH. En la contabilidad de Focus aparecen gastos asociados al “Proyecto Fritz Dreyer”, los que incluyen viajes a Europa y África, y también compras a Famae.
Hay más datos en otras causas judiciales y en archivos desclasificados de Estados Unidos. En 2006, el exjefe de la DINA, Manuel Contreras, denunció que los hijos de Pinochet estaban vinculados al narcotráfico. Pero, entonces ya era un hombre desprovisto de poder que solo quería conseguir un mejor trato de la justicia, por lo que sus palabras no tuvieron impacto. La información que surge ahora indica que, 17 años antes, en 1989, entregó los mismos datos de manera reservada a la Embajada de Estados Unidos. Entonces dijo que uno de los hijos de Pinochet tenía vínculos con el narcotráfico, junto a Armando Fernández Larios, exagente de la DINA que participó en el atentado a Letelier y que hoy vive en Miami bajo un programa de protección a testigos (vea aquí ese archivo).
Hay más. Entre fines de los ‘80 e inicios de los ‘90 operó en Chile una red narco peruana que tuvo vínculos directos con Eugenio Berríos, el químico de la DINA que producía gas sarín y otras armas químicas. El abogado que constituyó y modificó las sociedades que ocuparon los peruanos para darle un cariz legal a sus negocios en Chile era del estudio de Ambrosio Rodríguez, el mismo abogado de confianza de los Pinochet Hiriart que aparece como árbitro del acuerdo en Ibiza de los inversionistas de Focus. La historia del exagente Eugenio Berrios y sus nexos con narcos fue reconstruida, con ocasión de los 50 años del golpe, en un podcast realizado por el Centro de Investigaciones y Proyectos Periodísticos (CIP) de la Universidad Diego Portales (acceda acá al podcast).
No es el único link entre los narcos peruanos y los dueños de Focus. Un oficial de Carabineros, Marcelo Vargas Goas, tenía relaciones con ambos grupos: mientras a Focus le compraba camiones -conocía a Bathich desde su juventud-, con los peruanos se hizo amigo luego de que los allanara y les encontrara cocaína. En la trama también aparece otro hombre vinculado a los servicios de seguridad de la dictadura: Raúl Contreras Salas pasó de ser el guardaespaldas de Ambrosio Rodríguez, con sueldo pagado por la CNI, a ser jefe de seguridad de una de las empresas del líder de la banda peruana. Cuando ese grupo se desarmó, se fue a trabajar para la familia Edwards, propietaria de El Mercurio.
Este es el resultado de una investigación periodística de más de cinco meses. Para este reportaje se revisaron expedientes judiciales y bases de datos en Chile, Perú, Colombia, Canadá, Estados Unidos, Panamá y España. También se desarchivaron ocho causas del antiguo sistema de justicia chileno, las que suman decenas de miles de fojas con antecedentes que al ser contrastados permiten detectar las huellas que dejaron en Chile importantes traficantes de drogas y de armas que tejieron negocios que incluyeron a los hijos de Pinochet. Recabamos antecedentes en nueve Conservadores de Bienes Raíces, lo que nos permitió conocer las propiedades relacionadas con los protagonistas de esta historia. Y armamos un mapa con más de 50 sociedades que evidencia la relación entre ellos. También realizamos decenas de entrevistas y nos apoyamos en un archivo de prensa que comprende un periodo de más de 40 años.
Este es el primer capítulo de una entrega especial de tres reportajes.
En la contabilidad de Focus Chile aparece dos veces el apellido Pinochet. La primera es por un préstamo a Marco Antonio Pinochet Hiriart, el menor de los hijos varones del dictador, por US$20.461. Esa deuda está fechada el 20 de octubre de 1989, dos meses antes de que se formalizara la creación de Focus Chile, y aparece vinculada a una cuenta del Citibank de Edgardo Bathich, abierta en el exterior.
En los años 90 varios artículos periodísticos afirmaron que Bathich y Pinochet Hiriart eran socios, pero ellos siempre lo negaron. ,“¿Cuál es la relación que usted tenía con los hijos del general Pinochet?”, le preguntó a Bathich el periodista Manuel Salazar en su libro “Traficantes y lavadores”. La entrevista fue reproducida en El Mercurio y allí aparece la respuesta: “A Marco Antonio Pinochet lo veía siempre en los mismos locales que solíamos frecuentar, en la vida social que llevábamos. Coincidíamos en discoteques o en fiestas, pero de ahí a como se mencionaba en la prensa que teníamos alguna sociedad, ojalá hubiera tenido, pero creo que ni siquiera hablamos de negocios”.
Marco Antonio Pinochet se refirió a su relación con Bathich en la declaración judicial que prestó en junio de 2003 en la causa por la desaparición y asesinato de Eugenio Berríos, el químico de la DINA: “Debo manifestar que efectivamente conocí en el año 1988 a Edgardo Bathich Villarroel, en lugares públicos, entre esos la discoteca ‘Gente’. Posteriormente viajamos juntos a un concurso de belleza en la ciudad de Punta del Este de Uruguay y en otra oportunidad nos encontramos en Miami, Estados Unidos. Sin embargo, a la pregunta que se me hace, nunca he tenido relación comercial con esta persona. En una ocasión Edgardo Bathich adquirió una lancha marca ‘Chaparral’, a través de una importación directa, de la cual yo era el representante en Chile”.
Lo que Marco Antonio Pinochet no dijo en esa declaración, fue que las lanchas Chaparral que él representaba eran vendidas en el local de Focus, tal como lo prueban avisos publicados en los diarios, y que fueron registrados en el libro “La Delgada Línea Blanca”, de los periodistas Rodrigo de Castro y Juan Gasparin.
Sobre el negocio con las lanchas declaró Alex Jacob Neder, uno de los directivos de Focus -hijo del general de la FACh, Elias Jacob Helo-, en la arista del Caso Riggs que indagó la relación de los Pinochet con el narcotráfico: “Con respecto a Marco Antonio Pinochet, efectivamente lo ví en unas cuatro oportunidades junto a Edgardo Batich con quien eran amigos y habían hecho negocios en común, en particular un negocio relativo a las lanchas marca Chaparral. Según tengo entendido Marco Antonio Pinochet se quedó con el negocio”.
Varios extrabajadores de la lujosa casa que Bathich construyó en el Lago Rapel le dijeron a CIPER que a fines de los ‘80 era común ver llegar en helicóptero a su jefe acompañado de Marco Antonio Pinochet. Uno de esos extrabajadores, Bernardo Cornejo -quien fue alcalde de Litueche entre 2004 y 2012 en cupo DC, y luego Consejero Regional hasta 2022-, agregó que la información que ellos manejaban era que el terreno en Rapel era de Bathich y de Pinochet:
– Yo trabajaba haciendo la mantención al sistema eléctrico y también ocupándome de las lanchas y de los vehículos acuáticos. Y al que veía algunas veces ahí era a Marco Antonio Pinochet. Lo conocí personalmente. Entre los trabajadores se comentaba que él era socio con Edgardo en la propiedad de ese terreno en Rapel, pero eso no me consta. Ambos, casi siempre, llegaban en helicóptero. Era una propiedad bastante grande en relación a las otras que había en esa zona. Era una península que después la cortaron e hicieron un islote. Yo salí de ese trabajo por cuestiones políticas. Don Edgardo Bathich en una ocasión me dijo “te voy a tener que despedir, a pesar de que yo estoy bastante conforme con tu trabajo, pero aquí está el hijo del general y todos dicen que tu eres del No”. Y ahí me finiquitaron, esto fue antes del plebiscito del ‘88-, le dijo Bernardo Cornejo a CIPER.
Ni Edgardo Bathich ni Marco Antonio Pinochet quisieron responder las preguntas que les fueron enviadas para este reportaje a través de una carta el pasado 2 de septiembre. Tampoco respondió Augusto Pinochet Hiriart, el hijo mayor del general Pinochet, quien también aparece en la contabilidad de Focus Chile relacionado con la glosa “viaje Libia”. Ese gasto por US$6 mil no tiene fecha.
Algunas pistas de ese viaje aparecen en el expediente del Caso Riggs. Allí Augusto Pinochet hijo declaró el 3 de agosto de 2004 y relacionó un viaje suyo a Libia con el negocio de Valmoval, la empresa que le vendió al Ejército y que fue el origen del caso de los “pinocheques” en los años 90: “Fui yo quien viajó a Libia, y el hermano, o medio hermano, de Kadaffi (SIC), quien manejaba la parte económica, fue quien aprobó esto. El señor Kashoggi, a quien yo había conocido en Los Ángeles, que era muy cotizado y tenía unos negocios relacionados con provisiones al Ejército estadounidense, el proveía a la costa del Pacífico, este señor Kashoggi vendía armamentos que de Estados Unidos (SIC). Kashoggi se relacionaba con Kadaffi”.
En esa declaración no se especifica el negocio con Kashoggi, ni tampoco si se refiere a Adnan, el traficante de armas, o a Mohamed, su hijo y a quien representaba en Chile Edgardo Bathich.
Esos vínculos de los Pinochet Hiriart con Edgardo Bathich y el grupo de narcotraficantes y mercaderes de armas que se movía alrededor del negocio de Focus Chile, fue advertido por la DEA estadounidense. Eso queda en evidencia al revisar un informe secreto de esa agencia al que CIPER tuvo acceso para esta investigación.
El informe de 15 páginas se lo entregó la DEA a la Jefatura Nacional Antinarcóticos de la PDI. En julio de 2004 el entonces agente oficial de la DEA en Chile, James Kuykendall, se reunió con el ministro Sergio Muñoz, que llevaba el Caso Riggs, y le ofreció ayuda. Le dijo que tenían información sobre la desviación de precursores químicos a Bolivia, la participación de chilenos en esas actividades desde los ‘70 y antecedentes sobre las personas investigadas en la causa, entre ellos los hijos de Pinochet (vea aquí el oficio de la PDI a la DEA solicitando la información).
El informe con los antecedentes llegó a fines de 2004. La PDI se lo entregó al ministro Muñoz el 22 de diciembre. La DEA no quería que esa información le fuera atribuida. Todos los antecedentes contenidos en el documento fueron considerados en extremo delicados y, hasta ahora, habían permanecido bajo reserva.
Allí se detallan los posibles vínculos de los Pinochet con el narcotráfico. Se enumeran todos los antecedentes recopilados por la DEA, tomados desde fuentes abiertas, como artículos de prensa, y también los recogidos por sus agentes. Entre esos datos, por ejemplo, se advierte que en 1975 Augusto Pinochet Ugarte autorizó a un narco para que enviara cocaína a Estados Unidos. También se informa que un pariente de un alto ejecutivo de la empresa SQM “en 1996 alegadamente fue identificado como narcotraficante, sin embargo, no hay más información al respecto”. Ese ejecutivo era un hombre de confianza de Julio Ponce Lerou, el exyerno de Augusto Pinochet que estuvo casado con Verónica Pinochet Hiriart. Esta última fue socia del hombre sindicado por la DEA, según registros de 1980 revisados por CIPER.
Se trata de antecedentes en poder de la DEA, que tenía un ojo puesto sobre la actividad de la familia Pinochet, pero que no fueron profundizados. Así lo plantea el informe: “La información que se les está proporcionando es de naturaleza histórica y la mayoría de esta información se origina en las fechas del 1970-1980. Nada ha sido hecho para verificar esta información”.
La confidencialidad solicitada por la agencia estadounidense quedó anotada en otro apartado: “Se proporciona esta información con el entendimiento de que no debe ser atribuida a una fuente específica, excepto dentro de medios gubernamentales” (vea aquí ese documento).
Sobre Edgardo Bathich, la DEA dice que “en 1991 alegadamente Bathich es consumidor de cocaína y traficante de armas. Arrestado en 1992 en Madrid, España, junto a Monzer Al Kassar en posesión de múltiples kilogramos de cocaína”. Si bien es cierto que Bathich fue arrestado junto a Al Kassar cuando aterrizaron en Madrid en un vuelo proveniente de Viena, CIPER no pudo acreditar que los arrestaran con cocaína en su poder.
De quién sí hay antecedentes es de Hugo Marambio Arellano, socio de Marcelo Townsend Pinochet, primo de los Pinochet Hiriart. El informe de la DEA apunta: “En 1992, fue identificado como socio de una compañía de consignación marítima. En 1997, fue identificado como propietario de una nave confiscada con cinco toneladas de cocaína. En 1998 fue arrestado en Chile por conspiración relacionada con cocaína y lavado de dinero en conjunto con Manuel Losada”. De eso sí hay rastros en la prensa y en los expedientes judiciales.
En ese proceso judicial fue condenado el empresario viñamarino Manuel Losada luego de que el buque Harbour fuera interceptado en Guantánamo (Cuba), con cinco toneladas de cocaína colombiana.
Esto no aparece en el informe de la DEA, pero es un dato relevante. Hugo Marambio Arellano era socio del primo de los Pinochet Hiriart en negocios relacionados con el transporte marítimo. En Proveedora de Naves y Servicios Marítimos Limitada y en Agencias Marítimas Internacionales Limitada, compartía propiedad con Marcelo Townsend Pinochet, hijo de María Inés Pinochet Ugarte.
Gonzalo Townsend Pinochet, otro sobrino de Augusto Pinochet, también aparece en el informe de la DEA. Lo hace en un listado de personas identificadas por la agencia como “distribuidores de clorhidrato de cocaína en la Quinta Región y Santiago”. El reporte remite a información levantada por la Brigada Antinarcóticos de Valparaíso de la PDI, en 1997. En conversación con CIPER, Gonzalo Townsend negó cualquier participación en el negocio del narcotráfico. Su hijo y su ex esposa fueron detenidos por Carabineros en noviembre de 2004 con dos kilos de cocaína y 56 plantas de marihuana “además de unos tres millones de pesos en efectivo, joyas, un auto en el que comercializaban la droga y una pistola con municiones sin percutar”, según recogió entonces El Mercurio.
Si bien la arista del Caso Riggs fue la causa judicial que más se acercó a chequear antecedentes sobre los vínculos de los Pinochet con traficantes de drogas y de armas, no hubo acusaciones formales. Lo que buscaba el ministro Muñoz era el origen de los millones de dólares que los Pinochet mantenían ocultos. Solo una parte de esa fortuna salió a la luz, al detectarse las cuentas que tenían en distintas sucursales del Banco Riggs, en Estados Unidos.
La investigación del Caso Riggs sí logró establecer que desde el Complejo Químico del Ejército en Talagante se vendieron precursores químicos sin control a narcotraficantes en los años 80. Esa información también había permanecido bajo reserva.
En 1993 el narcotraficante estadounidense de origen colombiano Frankell Ivan Baramdyka lo había adelantado: desde el Complejo Químico del Ejército en Talagante se vendían productos químicos que sirven para procesar la cocaína, sin ningún tipo de registro, a narcos. Él agregó que formó parte de esas operaciones, que en Chile colaboró con una red compuesta por altos generales de las Fuerzas Armadas, la CNI, Bathich y uno de los hijos de Pinochet, la que exportaba cocaína a Europa utilizando los vuelos que transportaban armas de Famae y de Cardoen. Baramdyka dijo todo eso en una entrevista concedida al entonces editor de la revista Análisis, Rodrigo De Castro.
Extraditado desde Chile, Baramdyka volvió a Estados Unidos en 1993 para enfrentar cargos por ingresar 1.500 kilos de coca a ese país. La investigación del ministro Muñoz comprobó, al menos, una parte de la denuncia. Esos antecedentes están contenidos en un cuaderno especial del Caso Riggs, cuyos documentos se pueden revisar en el buscador online “Papeles de la Dictadura”, iniciativa desarrollada por CIPER, con colaboración del CIP UDP, al conmemorarse los 50 años del golpe de Estado.
El Complejo Químico del Ejército producía éter porque lo necesitaba para fabricar pólvora. Y los narcos lo requerían como precursor para elaborar cocaína. En los años 80, solo esa planta militar tenía permiso para producir éter en Chile.
Ante los detectives de la PDI declaró Hernán Velásquez Mulatti, brigadier (r) del Ejército que en febrero de 1985 asumió el mando del Complejo Químico. Allí estuvo hasta febrero de 1987, cuando le entregó el cargo al coronel Gerardo Huber (involucrado en el tráfico de armas a Croacia, asesinado en 1992). Velásquez Mulatti fue la primera luz de alerta en la indagatoria del ministro Muñoz:
“En cuanto a nuestros clientes, era el Ejército principalmente y clientes del área privada. Respecto a la producción de Éter eran aproximadamente unos mil litros al mes y los clientes que lo adquirían, me llamó mucho la atención que para la venta de este producto no había control y se le vendía a cualquier persona, incluso me percaté que provenían desde Bolivia”, declaró Mulatti. Agregó que llamó al Departamento de Drogas de Carabineros, quienes fueron hasta la planta en Talagante junto a agentes de la DEA. Ellos le pidieron que registrara a los compradores de éter, anotando sus nombres y la patente de sus vehículos.
En marzo de 2005, los detectives que trabajaban junto al ministro Muñoz requirieron al gerente de la División Química del complejo de Talagante, entonces coronel de Ejército Patricio Garín, todos los registros anteriores a 1986 sobre la producción de éter, además de los respaldos contables de cada venta, pero la respuesta del coronel fue que esos documentos no existían (vea aquí el informe de la PDI con esa información).
Según estableció un informe de la PDI alojado en la causa, anualmente el Complejo Químico del Ejército producía unos 6 mil litros de éter para ser vendidos a civiles, a excepción de los años 1984 y 1985, cuando se produjeron 12 mil y 20 mil litros, respectivamente. La investigación logró acreditar que a mediados de los ‘80 se vendieron 20 mil litros a un ciudadano boliviano que se los llevó en camiones hasta Arica, utilizando a intermediarios, y que luego esa carga fue interceptada por la policía boliviana, junto a la DEA, quienes la decomisaron (revise aquí el informe de la PDI).
(*) Lea en la segunda parte de este reportaje el historial de los socios de Focus con los que se relacionaron los hijos de Pinochet: un narco colombiano, el principal narco canadiense y traficantes de armas investigados en Europa.
* Este reportaje fue actualizado a las 18:53 horas del 13/09/2023 y a las 00:35 del 16/09/2023.