STEVEN LEVITSKY, COAUTOR DE “CÓMO MUEREN LAS DEMOCRACIAS”, COMENTA EL ESTUDIO QUE ANALIZÓ RIESGOS AUTORITARIOS EN LAS PROPUESTAS DE KAST Y BORIC
«Me preocupa Kast, y su poco compromiso con la democracia»
16.12.2021
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STEVEN LEVITSKY, COAUTOR DE “CÓMO MUEREN LAS DEMOCRACIAS”, COMENTA EL ESTUDIO QUE ANALIZÓ RIESGOS AUTORITARIOS EN LAS PROPUESTAS DE KAST Y BORIC
16.12.2021
Cientista político y profesor de Harvard, Steven Levitsky es coautor de “Cómo mueren las democracias”, texto de referencia en su disciplina convertido en superventas, donde aborda el avance de liderazgos autoritarios dentro de sistemas democráticos. La matriz de análisis allí propuesta fue aplicada por la Fundación Ciudadanía Inteligente para detectar propuestas de los presidenciables Boric y Kast -durante un período acotado de sus campañas- que involucren riesgos de autoritarismo: mientras el primero registró cinco intervenciones que caen dentro de indicadores de riesgo, el abanderado de derecha presentó 33. En esta entrevista con CIPER, Levitsky comenta los resultados de este estudio y lo que se juega en la segunda vuelta: “Darle la presidencia a un candidato como Kast… es un peligro”.
Muchas otras veces en la historia política reciente las voces de advertencia sobre el alza de liderazgos autoritarios intentaron aplacarse con frases de escepticismo y disuasión, asegura Steven Levitsky:
«Que no es para tanto… “Ya verás cuando sea presidente y le tome el peso al cargo…”; “ sabrá comportarse de forma correcta…”. Sucedió con los partidarios de Bolsonaro, de Fujimori, de Bukele… Y ahí tienes a Trump: lo pusimos en la Casa Blanca y terminamos con un fallido golpe de Estado. Hoy nadie dice que los rasgos antidemocráticos de Trump sean una exageración».
Cientista político de referencia, Steven Levitsky es profesor de Gobierno en la Universidad de Harvard y coautor, junto a Daniel Ziblatt, del superventas Cómo mueren las democracias (2018). Entre otros aportes, el texto propone una metodología para medir el riesgo autoritario de líderes emergentes que participan en elecciones, pero que una vez en el poder socavan el sistema democrático. Varios ejemplos en los últimos años lo confirman, de izquierda y de derecha: Trump (Estados Unidos), Chávez y Maduro (Venezuela), Bukele (El Salvador), Ortega (Nicaragua) y Bolsonaro (Brasil), entre otros.
Riguroso observador de la política latinoamericana, Levitsky aceptó conversar con CIPER para comentar el reciente estudio hecho en Chile que aplicó su matriz de análisis a un período acotado de la campaña de los presidenciables Gabriel Boric y José Antonio Kast para detectar riesgos de autoritarismo (vea ese informe publicado por CIPER con su base de datos y fuentes). El estudio, realizado por la Fundación Ciudadanía Inteligente, revisó los programas y las declaraciones de ambos candidatos entre el 23 de agosto pasado (cuando inscribieron sus candidaturas) y el pasado viernes 10 de diciembre. Las conclusiones indican que, en el periodo analizado, Boric registró cinco intervenciones que califican dentro de indicadores de riesgo autoritario (una “marginalmente autoritaria” y cuatro “parcialmente autoritarias”), mientras que Kast figura con 33 (cuatro “marginalmente autoritarias”, nueve “parcialmente autoritarias” y 20 “autoritarias”).
La conclusión del informe de Ciudadanía Inteligente es clara: la candidatura de Kast “es la que levanta más alertas en torno a la posibilidad de estar frente a un líder potencialmente autocrático”. Levitsky, junto con darle su visto bueno al uso de su fórmula en este estudio, concuerda: “Darle la presidencia a un candidato como Kast… es un peligro”.
En contacto telefónico con CIPER, Steven Levitsky comenta desde Boston las elecciones presidenciales en Chile, con un tono de advertencia por lo que está en juego para la convivencia democrática.
«Es imposible pronosticar cómo un candidato vaya realmente a gobernar; no podemos saberlo con certeza, pues nadie predice el futuro. Pero tomando en cuenta muchos casos en el pasado, sí vemos que hay una relación, y bastante fuerte, entre el comportamiento y los discursos de un candidato, y su ejercicio del poder. Quienes muestran ciertas tendencias autoritarias suelen luego asaltar las instituciones democráticas».
—¿Observa ese riesgo en los candidatos que se presentan a segunda vuelta de la elección presidencial en Chile?
—Te advierto que no me considero un experto en la política de tu país. Pero de lo que leo y observo, creo que es la primera vez en el nuevo período democrático chileno en que existe una candidatura que representa una amenaza a la democracia. Es sorprendente, pues Chile ha mostrado una clase política más robusta que la de muchos de sus vecinos. Había cosas establecidas y hasta en el caso de Piñera sabíamos que había votado por el “No”. No es lo mismo ahora. Darle la presidencia a un candidato como Kast… es un peligro. Ya hemos visto lo que ha sucedido en Brasil, en Estados Unidos, en El Salvador…
La matriz para analizar el comportamiento de riesgo autoritario que Levitsky y Ziblatt compartieron en Cómo mueren las democracias, se sostiene en cuatro indicadores clave:
Al aplicar estos indicadores a las propuestas y declaraciones recientes de Boric y Kast, el informe de Ciudadanía Inteligente concluye: “Este ejercicio permite identificar intervenciones discursivas y programáticas que alertan que en estas elecciones estamos en presencia de un líder con características concretas de un potencial autócrata. En este sentido y de acuerdo a nuestro estudio, podemos afirmar que José Antonio Kast representa una amenaza para la democracia en Chile”.
«No me han sorprendido tanto los resultados electorales en Chile, en el sentido de que en los últimos años en muchos países han ido surgiendo outsiders a las trayectorias políticas y liderazgos relativa o completamente nuevos, como hace poco en Perú», confirma Levitsky en esta entrevista. «La gente está enojada. Por eso muchos en la derecha eligieron a Kast, y no a Sichel. Los progresistas enojados optaron por Boric, y no por la vieja Concertación. Entonces, lo que hay en común hoy es la rabia, y por eso ganaron los candidatos que menos tenían que ver con el viejo establishment».
—Pero ni Kast ni Boric son outsiders al sistema. Han ostentado cargos parlamentarios y son visibles en política desde hace tiempo.
—Sí, pero vienen posicionándose en espacios disidentes. En el caso de Kast, encontró hace tiempo su lugar en la ultraderecha; rompió con la UDI por eso. Kast forma parte de un club trasnacional de una nueva derecha no liberal (en inglés sería iliberal) que cuando ha llegado al poder ha amenazado la democracia, como se ha visto en Hungría, Brasil, Polonia, Filipinas… Por su parte, Boric también proviene de una posición antisistema, radical, aunque a diferencia de Kast ha reconocido en público sus cambios y la toma de distancia de posiciones suyas en el pasado; como hizo por ejemplo con ese terrible video en el que celebraba una camiseta con la imagen de Jaime Guzmán asesinado. Boric ha sido más sistemático en diferenciarse de sus aliados, como lo ha hecho con el PC, que aparece menos comprometido con la democracia liberal.
“Creo que es la primera vez en el nuevo período democrático chileno en que existe una candidatura que representa una amenaza a la democracia”.
—Habla usted de los rasgos autoritarios de José Antonio Kast, quien, pese a ellos, obtuvo la primera mayoría en primera vuelta. ¿Es que acaso a los votantes no les importan esos síntomas antidemocráticos?
—Muchas veces la gente al votar no está pensando primeramente en democracia, sino en que está hastiada, con frustración; que quiere un cambio. Por eso es tan importante el informe de Ciudadanía Inteligente, y lo que los medios y organizaciones civiles puedan advertir. Hoy, la democracia no se muere como en los viejos tiempos: sus asesinos no son los generales, los Pinochet… sino presidentes elegidos, que saben imponer sus ideas de una manera mucho más sutil y menos evidente. Entonces, a los ojos de los ciudadanos quien destaca no es un líder autoritario, sino alguien fuera de la elite establecida, y eso les gusta. Su voto no es pro-autoritarismo, sino más bien desde el hastío. Por eso estamos en problemas cuando el candidato que mejor representa el cambio es quien menos comprometido está con la democracia.
—En estas semanas de campaña previa a la segunda vuelta electoral, ambos candidatos han modificado sus programas, entrevistas y dichos en debates buscando atraer a un electorado más moderado. ¿Debemos entender con eso que el centro político tiene una relevancia mayor que la que registran las votaciones?
—Es que la gente está rabiosa, pero no por eso abandona sus ideas políticas. Y el electorado chileno es heterogéneo: hay conservadores, progresistas, indiferentes a la política… Ambos candidatos ya captaron a los enojados de derecha e izquierda, pero quedan muchos otros. Los peces que todavía están en el mar son más de centro y, lógicamente, Boric y Kast tienen que ir a pescarlos. Hay que tomar en cuenta que la participación electoral en Chile es baja y que el voto ya no es obligatorio. Incluso, en una elección tan relevante como ésta, la mitad de la gente no fue a votar en primera vuelta. Si Kast llegase a ganar con el 51% y la participación electoral es del 60%, eso querrá decir que quizás el 30% del país votó por él. Por eso, no debemos hacer grandes conclusiones de qué piensa o siente hoy la sociedad chilena.
—¿Es posible sacar conclusiones de estos resultados electorales en relación con la revuelta social de hace dos años?
—Quizás, sí. Una parte de los electores respondió de forma conservadora al caos de 2019, buscando orden y seguridad, pero eso es algo que tendría que responder alguien más al tanto de la política chilena que yo. Sí puedo decir que Chile está dividido y desmovilizado. Hay mucha incertidumbre. Gane quien gane este domingo estamos todavía al medio de la tormenta. Parecía que Chile llevaba dos años de un movimiento importante hacia la izquierda, pero ahí tienes los resultados de primera vuelta. Si el domingo gana Kast habrá una tensión muy grande entre un presidente reaccionario y una Convención Constituyente progresista. Si gana Boric, recibirá muchas presiones desde la izquierda y la derecha de quienes lo apoyaron. Por eso creo que es una elección importante, pero para nada definitoria, y que el camino chileno no está para nada dirimido. Aunque me preocupa Kast y su poco compromiso con la democracia, la democracia chilena va a sobrevivir. Serán cuatro años en que ésta se mantendrá. Y vendrá otra elección. No quiero subestimar la profundidad de la crisis que se vive, pero las bases culturales, sociales y políticas de la sociedad chilena son fuertes.