Cartas: Solucionar la escasez hídrica y dialogar con rigor
04.10.2021
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04.10.2021
La siguiente es una respuesta a la columna «Carretera Hídrica, ¿solidaridad o egoísmo?»
Señor director:
Creemos que la columna «Carretera Hídrica, ¿solidaridad o egoísmo?» [en CIPER Opinión, 15/9/2021] no aporta ningún argumento científico, y entra en afirmaciones ideológicas para temas sobre los cuales los autores no tienen legitimidad; por ejemplo, al sugerir que las comunidades deben ver limitado su crecimiento pese a proyectos dispuestos a contribuir a él.
Sus autores continúan afirmando conceptos equivocados, a pesar de la información que compartimos sobre el Proyecto Río Submarino Chile Sur Norte, además de que le confunden con proyectos de carretera hídrica terrestre. Extrapolar a esa innovación estudios de trasvases terrestres aplicándole las generalidades correspondientes carece de cualquier validez científica: el proyecto es radicalmente distinto del «Trasvase Tajo-Segura en España», el cual toma más del 50 por ciento del caudal a unos 600 km. de la desembocadura.
El proyecto Río Submarino transportará una fracción de la «disponibilidad de agua» ―diferencia (A-B) entre (A) el caudal real en la desembocadura y (B) el caudal ambiental requerido para el pequeño tramo río abajo y la pluma del río en el mar―, la que determinará el Estudio de Impacto Ambiental y otros estudios como consulta ciudadana o indígena; precisarán la eventual mitigación o compensación adecuada y explicitarán el monitoreo y la adaptación para ajustar el Proyecto a las realidades futuras. El fundamento científico de un EIA está ampliamente expuesto en la literatura internacional.
Una primera aproximación de esa disponibilidad de agua la entrega el Estudio Corfo/UCh-2019, al señalar que de Valparaíso a Puerto Montt hay 1.000 m3/s de promedio anual, principalmente en 4 ríos: Maule 125 m3/s, Biobío 375 m3/s, Imperial y Toltén. La demanda proyectada a 2050 de Valparaíso a Arica sería de 378 m3/s para todos los usos, incluido el riego de 900.000 ha. nuevas. Es decir, un margen de 1 a 3 entre demanda y disponibilidad (el Balance Hídrico Nacional proyecta que podría reducirse de 1 a 2), lo que asegura el Proyecto y la posibilidad de transformar regiones inicialmente dadoras en receptoras. En la Mesa Nacional del Agua, el profesor Fernando Santibáñez establece al respecto, «o se mueve el agua hacia la agricultura, o se tendrá que mover la agricultura hacia el agua».
La citada columna acusa al Proyecto de antropocéntrico, siendo que cumple con concretar el derecho humano al agua y los ODS 6 y 2, considerando por igual los requerimientos ambientales. Olvidan sus autores que los Derechos de Agua del Proyecto son propiedad de la DOH y que nuestras iniciativas son inclusivas conlas comunidades: los APR, la pequeña minería que no accede a la desalación, la pequeña agricultura familiar e indígena. Es responsabilidad del Estado de Chile atribuir p.ej. 200.000 ha. fiscales a regar en 200 veces 1.000 ha. o en 20.000 veces 10 ha.: son siempre 200.000 ha., pero expresan distintas políticas sociales.
El profesor Jorge Ortega concluye que, regando 200.000 ha., el Proyecto aumentaría el empleo agrícola en 286.000 puestos; el PIB total, en US$5.132 millones y los ingresos fiscales en US$1.026 millones anuales recurrentes, cuyo valor presente de US$39.000 millones sería un múltiplo de la inversión del Proyecto. El Proyecto se limitará a transportar un recurso estatal hacia beneficiarios designados por el Estado, cobrando un precio regulado por el Estado. ¿Es eso «egoísmo privado» o «beneficiar a un grupo reducido de personas»?
El profesor Horacio Gilabert muestra que se podrían plantar más de 100.000 ha. de bosque nativo, captando 900.000 tCO2: más de 50 por ciento de los objetivos de Chile en el Acuerdo de París. ¿Es eso «atentar contra la biodiversidad»?
La columna se equivoca sobre la toma de agua, ya que una tubería de difícil acceso no debe transportar otra cosa que agua muy limpia. Los tratamientos y filtros en la captación devolverán los desechos resultantes, minimizando la disminución de nutrientes y sedimentos, y asegurando no transportar especies invasivas dañinas. Será, entonces, el mejor defensor de la calidad del agua captada para reducir dichos tratamientos. ¿Es eso faltarle el respeto a los ecosistemas de los ríos dadores o de las regiones receptoras?
Aluden a la Directiva Marco del Agua europea, cuando ninguna reglamentación puede referirse a una innovación por falta de referencias. Olvidan los juicios favorables al Proyecto de diversas fuentes internacionales, por no mencionar los chilenos, tales como: el Foro Mundial del Agua, Estambul, informe de la sesión 3.2.1; Ghislain de Marsily, de la Academia francesa de Ciencias, P.233 de «L’Eau, un trésor en partage»; y el galardón de la Solar Impulse Foundation, «1000 soluciones para cambiar el mundo».
En resumen, los autores de la columna expresan una opinión personal; respetable como cualquier opinión, pero nada más. Llamamos a los detractores del Proyecto a expresar sus argumentos científicos en los estudios a realizar después de la eventual Declaración de Interés Público, y así contar con mayor sustento para sus afirmaciones.