Asignación de mujeres en ministerios: la desigualdad de género que no se ha podido erradicar de la política
19.08.2021
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19.08.2021
La paridad ha permeado algunos espacios de representación política, particularmente aquellos que dependen de procesos electorales. ¿Pero qué ocurre con los lugares donde se asignan cargos sin intermediación ciudadana, como los ministerios? Las autoras de esta columna de opinión analizaron, desde una perspectiva de género, cómo se ha comportado la repartición de cupos en este sector desde 1990 hasta 2020. El resultado no es alentador: de 303 puestos disponibles, solo 69 han sido ocupados por mujeres. Basándose en un estudio internacional que categoriza los tipos de ministerios según el presupuesto con el que cuentan y el tipo de materia que intervienen, las autoras también detectaron que más de la mitad de esas ministras (el 57%) fueron designadas a carteras ligadas a la esfera privada del hogar y la familia (que no disponen de grandes recursos), y no a aquellas relacionadas con la esfera pública de la política, como economía o seguridad.
Chile hizo historia al elegir la primera Convención Constitucional paritaria del mundo. Sin embargo, esta realidad contrasta con que las mujeres continúan siendo minoría en los demás espacios de representación política. El Senado, por ejemplo, está compuesto en un 30% por mujeres, la Cámara de Diputados y Diputadas en un 23%, las gobernaciones en un 19%, las alcaldías en un 17% y las concejalías en un 33%.
Estos se tratan de cargos que son elegidos democráticamente. Por ello, vale la pena preguntarse si acaso los cupos asignados por la Presidencia, que dependen de decisiones políticas y no de procesos eleccionarios, tal como son las asignaciones ministeriales, presentan un panorama distinto.
Lamentablemente, la respuesta es negativa: las mujeres también son -y han sido- minoría en el gabinete de gobierno.
En un estudio realizado por las autoras de esta columna, se detectó que desde 1990 a 2020 las mujeres han ocupado, en promedio, solo un 23% de los cargos ministeriales. Además, al analizar las carteras ministeriales según dos categorías propuestas por un estudio internacional comparativo, observamos que un 57% de ellas fueron asignadas a ministerios de temáticas consideradas femeninas, tales como los Ministerios de Desarrollo Social y Familia, y Educación, y un 50% fueron asignadas a ministerios de bajo prestigio, caracterizados por un bajo control de recursos, tales como los Ministerios de la Mujer y Equidad de Género, y Bienes Nacionales.
Esto revela que los roles tradicionales y los estereotipos de género han estado muy presentes en las asignaciones para el gabinete en la historia reciente de Chile, lo que evidencia una fuerte resistencia al cambio de las normas de género. Esto resulta particularmente preocupante en el contexto del debate sobre mecanismos de paridad, ya que sugiere que las estrategias que mantienen a las mujeres excluidas de la política se han adaptado ante los cambios legislativos y sociales.
Actualmente, el conflicto por superar es que en Chile no se ha implementado ningún mecanismo de paridad de género para cargos asignados. Al no haber elecciones, no se puede aplicar una cuota en candidaturas como se hace con el Senado y con la Cámara de Diputados y Diputadas, y tampoco se podría implementar el mecanismo de corrección de género que se usó para las elecciones de Convencionales. En este escenario, tendrán que ser diseñadas, debatidas e implementadas nuevas estrategias de género si queremos lograr la paridad en el gabinete de gobierno.
En el estudio titulado “Asignación Desigual de Mujeres al Gabinete en Chile 1990-2020”, realizamos un análisis respecto del número de ministras que han sido elegidas desde la conformación del primer gabinete de Patricio Aylwin, en 1990, hasta la composición del gabinete del segundo gobierno de Sebastián Piñera, al 31 de diciembre de 2020.
Sobre esa base, encontramos que desde 1990 a 2020 solo 69 mujeres han sido designadas como ministras, de un total de 303 cupos disponibles, lo que equivale a un 23% de los cargos ministeriales (Tabla 1). La representación de mujeres en cada gobierno varió considerablemente, siendo la más baja durante el gobierno de Aylwin (0%) y la más alta durante el primer gobierno de Michelle Bachelet (38%). Las cifras también muestran que, durante ambos gobiernos de Piñera, disminuyó de manera importante el número de mujeres asignadas al gabinete en comparación a los dos gobiernos de Bachelet, lo que se puede interpretar como un retroceso en el progreso que se había logrado.
Tabla 1
Estas cifras muestran que, si bien en Chile aumentó sustancialmente la presencia de mujeres en cargos ministeriales en las últimas décadas, los programas implementados -o los esfuerzos realizados- por incrementar la representación de mujeres en este espacio de la política no han tenido un impacto positivo sostenible en el tiempo.
También analizamos las carteras ministeriales aplicando dos métodos de clasificación, desarrollados por Mona Lena Krook y Diana Z. O’Brien, en base a un análisis comparativo de gabinetes en el mundo.
La primera clasificación se refiere al “género” de los ministerios, la que se desprende del tipo de temas que intervienen: los que están relacionados con la esfera pública de la política o economía han sido históricamente asociados a hombres, mientras que los que tocan la esfera privada del hogar y la familia, han sido asignados a mujeres.
Aplicando esta categorización, clasificamos los ministerios en Chile según su “género” (Tabla 2) y calculamos el porcentaje de ministerios masculinos, femeninos y neutros en Chile (Tabla 3), al igual que el número de mujeres asignadas a cada tipo de ministerio (Tabla 4).
Este análisis muestra que, si bien solamente un 22% de las carteras ministeriales se pueden clasificar como femeninas, más de la mitad de las mujeres que fueron seleccionadas como ministras ejercieron su cargo en ellos (57%). Se observa, además, que durante los últimos 30 años la asignación de mujeres a estos ministerios nunca ha sido menor al 50%.
Asimismo, los datos revelan que hubo mejoras en la equidad de asignaciones durante el primer gobierno de Bachelet. Sin embargo, en su segundo mandato, al igual que en el actual gobierno de Piñera, se alcanzó la mayor asignación de mujeres en ministerios femeninos, con un 63% en ambos períodos.
Estas cifras sugieren que, a la hora de determinar las asignaciones ministeriales, la idea de “ministerios de hombres” y “ministerios de mujeres” ha tenido un impacto en la conformación de gabinetes, relegando a las mujeres ministras a las carteras consideradas apropiadas para su género.
Tabla 2
Tabla 3
Tabla 4
La segunda clasificación de Krook y O’ Brien se refiere al nivel de prestigio de los ministerios a nivel mundial. En ella se distingue a las carteras de “alto prestigio”, en base a su visibilidad y al control significativo sobre políticas públicas; a las de “medio prestigio”, que pueden controlar recursos financieros importantes, pero tienen menos estatus y visibilidad; y los ministerios de “bajo prestigio”, los que se caracterizan por una falta de control de recursos.
Resulta importante aclarar que por “prestigio” Krook y O´Brien no se basan en la opinión que el público tiene sobre la importancia de un ministerio, ni de la evaluación de la gestión de un/a ministro/a. Por el contrario, las autoras se refieren a la influencia de esa cartera sobre el proceso político, la visibilidad de su gestión y el control de recursos financieros.
Aplicamos esta categorización para clasificar los ministerios en Chile según su “prestigio” (Tabla 5), calculamos el porcentaje de carteras según esta nominación (Tabla 6), y extrajimos el porcentaje de mujeres ministras asignadas a cada una de ellas (Tabla 7).
En base a esto, se observa que el 36% de los ministerios analizados son de alto prestigio, y que solo el 20% de las mujeres ministras fueron asignadas en uno de ellos, lo que representa una brecha de 16 puntos en comparación con los ministros hombres. En cuanto a los ministerios de bajo prestigio, estos representan -en promedio- un 15% del gabinete, y un 29% de las mujeres ministras ocuparon su cargo en una cartera de esta nominación. En este contexto, destaca el hecho de que las asignaciones a ministerios de alto prestigio nunca han alcanzado la paridad de género, y que el porcentaje de ministras más alto (31%) se observó durante el gobierno de Ricardo Lagos (2000-2006).
Al revisar las cifras por gobierno, se revela que la asignación de mujeres a ministerios de bajo prestigio comenzó con un 50% durante el gobierno de Frei (1994-2000), disminuyó en los cuatro mandatos siguientes, subió en el segundo período de Bachelet, y volvió a alcanzar un 50% durante el actual gobierno de Piñera. En otras palabras, ha habido un retroceso en la representación de mujeres ministras durante los últimos períodos presidenciales.
Todo lo anterior demuestra, además, que la participación de mujeres ministras ha sido mayor en ministerios de bajo prestigio y menor en ministerios de alto prestigio, y que esta tendencia se ha agudizado durante el actual gobierno de Piñera.
Tabla 5
Tabla 6
Tabla 7
De manera complementaria, al comparar de manera cruzada ambas categorías (de género y prestigio) se identifica que la totalidad de ministerios de alto prestigio son ministerios masculinos. Dicho de otra manera, ningún ministerio femenino es de alto prestigio. Esto muestra la baja apreciación que todavía se tiene en las asignaciones ministeriales por las labores asociadas al género femenino.
Ante la persistencia de formas de exclusión de las mujeres en el gabinete, es primordial la existencia de marcos normativos que no solo aseguren una mayor participación de mujeres en estos espacios de la política, sino que se realicen asignaciones que no se basen en los roles de género tradicionales. Para esto, recomendamos: