ENTREVISTA A EDUARDO HOLZAPFEL, INVESTIGADOR ASOCIADO DEL CENTRO DE RECURSOS HÍDRICOS PARA LA AGRICULTURA Y LA MINERÍA (CRHIAM):
“Si manejamos bien la agricultura, podemos hacer que sea más sustentable”
30.06.2021
Hoy nuestra principal fuente de financiamiento son nuestros socios. ¡ÚNETE a la Comunidad +CIPER!
ENTREVISTA A EDUARDO HOLZAPFEL, INVESTIGADOR ASOCIADO DEL CENTRO DE RECURSOS HÍDRICOS PARA LA AGRICULTURA Y LA MINERÍA (CRHIAM):
30.06.2021
Para que el desarrollo agrícola esté alineado con la disponibilidad y usos que pueden darse al agua, es necesario saber cuánta agua hay disponible en las distintas cuencas que dan forma a Chile y tomar decisiones a partir de esa información, afirma Eduardo Holzapfel. El investigador plantea que si es necesario detener cultivos por algún tiempo para mantener el equilibrio de una cuenca, esas decisiones deben tomarse a nivel del Estado y los usuarios.
La agricultura es la actividad que más agua consume en Chile, con un 72%, muy por sobre el consumo humano (8%) y el de otras actividades, como la minería (4%). Esto se traduce en que muchas miradas se posan sobre ella a la hora de pensar en la crisis hídrica que estamos atravesando, sobre todo después de casos como el de Petorca, en la Quinta Región, donde la producción de palta dejó casi a un pueblo completo sin posibilidad de consumir agua.
Sin embargo, para Eduardo Holzapfel[1], investigador asociado del Centro de Recursos Hídricos para la Agricultura y la Minería (CRHIAM), el asunto es mucho más complejo que simplemente buscar un culpable en todo este difícil entramado que esconde la escasez hídrica. Holzapfel, quien lleva años estudiando la optimización de recursos hídricos en la agricultura y los sistemas de riego, ha llegado a la conclusión de que el problema del agua es cultural.
—¿Usted cree que el desarrollo agrícola, al menos en Chile, ha atentado contra el agua como recurso?
—Yo no creo que se ha atentado contra el agua como recurso. La agricultura requiere agua para producir alimentos, y creo que es un recurso relevante para nuestro desarrollo. A lo mejor esta idea puede hacer ruido, pero yo pienso que el futuro del país está en la agricultura.
—¿El futuro de Chile?
—Sí. O sea, la minería tiene los días contados, porque es un recurso finito. En cambio, la agricultura, si la manejamos bien y somos coherentes, podemos hacer que sea más sustentable. Para eso tenemos que enfocar el manejo del agua desde las cuencas. ¿Cuánta disponibilidad de agua hay en una cuenca? ¿Cuáles son los planes de desarrollo? En Estados Unidos y Europa, donde también hay conflictos sobre estos temas, se ponen de acuerdo en cuáles son los procesos que tienen que realizar para que tanto la agricultura como la minería (en nuestro caso), y la parte recreativa y ambiental, se conjuguen. Entonces hay que entender que exportar es una condición interesante, pues tenemos un clima privilegiado. Lo que hay que buscar es formas de no crear conflicto. Aunque creo que éstos han sido producto de que no ha habido una consciencia y una cultura del agua en general.
—¿De quién no ha habido consciencia?
—De todos.
—Pero decir todos es como decir nadie…
—En las ciudades hay poca cultura del agua, la gente la hecha a correr y le da lo mismo. Y en la agricultura también, tú ves correr el agua en la noche en lugar de que se esté usando. Por eso me parece importante concebir el manejo de esas cuencas asociado a un control del recurso. Los recursos del cobre podrían ir a este tipo de infraestructura que significa desarrollo futuro. Con todos los estudios que tenemos podríamos perfectamente planificar bien el manejo de una cuenca y su desarrollo desde el punto de vista de la agricultura, de las ciudades, de la minería. Pero lo que a mí me preocupa es que no tengamos más consciencia. Yo diría que son pocos los políticos o la gente que ha trabajado en esta línea que conoce más o menos bien el proceso y que están conscientes de lo que significa el hecho de cuidar el agua.
—¿Con quién habría que trabajar la conciencia sobre el agua? ¿Con los pequeños agricultores? ¿Los grandes?
—Con los grandes y de todas maneras los pequeños agricultores. Usando fotografías aéreas y análisis satelital, hemos estudiado cómo se riega en general. Estas investigaciones nos dicen que a pesar de tener riego por goteo, todavía se está regando mal, muy mal. Hemos investigado la cuenca del embalse Convento Viejo, en la zona de San Fernando, y hemos hecho estudios en otras cuencas. Hay pequeños agricultores que tienen tomates, grandes agricultores que tienen viñas, medianos agricultores que tienen cerezos, y así sucesivamente. Y hemos visto que muchas veces quien está manejando el riego, o sea el que está a cargo de las casetas de equipos de control del sistema, es gente que no es la idónea. Eso lo hemos visto con empresas, con instituciones de riego y también con pequeños agricultores, quienes tienen que hacer varias cosas a la vez y de repente dejan el agua puesta y se olvidan, y eso es porque no tienen sensibilidad de lo que significa el agua.
—Si usted tuviera que hablar con los/as nuevos/as gobernadores/as de las distintas regiones, ¿qué medidas concretas les recomendaría para promover una cultura del agua y un uso más eficaz del recurso?
—Lo primero que les diría es que estudiemos las cuencas: qué es lo que tienen, cómo está la distribución hoy día, cuáles son las superficies bajo riego, cuánto utiliza la población y cuáles son los proyectos a futuro. En el caso de la agricultura, particularmente, tendríamos que ver hasta dónde se puede crecer, por ejemplo. O sea, decir: “La agricultura puede tener hasta tal cantidad de agua en esta cuenca”.
—¿En qué cuencas habría que poner límites?
—La zona norte es más crítica que la zona sur, eso está claro. Pero cada cuenca hay que manejarla de forma diferente, de acuerdo a la disponibilidad de agua y las proyecciones que tengamos. En Estados Unidos cuando hubo un periodo de sequía, a los agricultores que tenían cultivos anuales les dijeron: “Mire, este año nosotros les vamos a pagar, ustedes no van a sembrar ¿ya?, porque no tenemos agua suficiente para poder regar y vamos a tratar de mantenernos seguros”. Y así ocurrió.
—¿En qué zonas de Chile podría implementarse una medida como ésa?
—Hay zonas críticas cerca de Santiago y en la Quinta región, por ejemplo. Ese tipo de decisiones se pueden tomar, pues la cuenca tiene que tener una estabilidad, pero no todo el tiempo podemos hacer eso. La tarea primordial de los gobernadores es promover el estudio de las cuencas y ver cuál es la factibilidad de desarrollo que tienen en función de la disponibilidad de agua. Y esto último es importante porque creo que tenemos suficiente agua para hacer el trabajo.
—Esa es una buena noticia.
—Sí, no en todas las cuencas, pero desde O’Higgins hacia el sur podríamos decir que tienen un nivel de agua relativamente adecuado. De Ñuble hacia el sur obviamente que hay bastante agua disponible, pero no hay infraestructura: son lugares donde se puede mejorar el riego. Lo importante es que tenemos agua para la población, para la agricultura y para que la gente pueda disfrutar de los lagos,y lo que tenemos que hacer es manejarla bien para proyectarnos. Creo que las tecnologías están, ahora, ¿cómo podemos sensibilizar a la gente? Eso es algo en lo que tenemos que trabajar. Crear una consciencia sobre la cultura del agua.
[1] Profesor titular y emérito de la Facultad de Ingeniería Agrícola, de la Universidad de Concepción.
Este artículo es parte del proyecto CIPER/Académico, una iniciativa de CIPER que busca ser un puente entre la academia y el debate público, cumpliendo con uno de los objetivos fundacionales que inspiran a nuestro medio.
CIPER/Académico es un espacio abierto a toda aquella investigación académica nacional e internacional que busca enriquecer la discusión sobre la realidad social y económica.
Hasta el momento, CIPER Académico recibe aportes de seis centros de estudios: el Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (COES), el Centro de Estudios Interculturales e Indígenas (CIIR), el Centro de Investigación en Comunicación, Literatura y Observación Social (CICLOS) de la Universidad Diego Portales, el Núcleo Milenio Autoridad y Asimetrías de Poder (NUMAAP), el Centro de Recursos Hídricos para la Agricultura y la Minería (CRHIAM), el Instituto Milenio para la Investigación en Depresión y Personalidad (MIDAP) y la Facultad de Humanidades de la Universidad de Santiago (UsachFAHU).
Estos aportes no condicionan la libertad editorial de CIPER.