CIPER ACADÉMICO / ANÁLISIS ELECTORAL
Reevaluando la tesis del desplome
22.05.2021
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CIPER ACADÉMICO / ANÁLISIS ELECTORAL
22.05.2021
¿El sistema de partidos está al borde de un desplome? La columna discute la idea de que estamos presenciando el fin del sistema de partidos tradicionales y la disolución del eje izquierda-derecha que ha dominado la política nacional. El autor subraya que no todos los partidos se han venido abajo (al PC, PS y FA le va bastante bien) y que ha emergido el eje pueblo-elite que puede repotenciar una lectura ideológica de nuestros conflictos y mantener vivos a los partidos. Así, la Lista Apruebo, sería “izquierda-elite” mientras que la Lista del Pueblo “izquierda-pueblo”. Argumenta que es posible que para los que no acudieron a las urnas, la ideología tenga menos sentido. Pero, “los votantes son ideológicos”, especialmente en un sistema de voto voluntario, argumenta.
Este artículo presenta resultados de una investigación recientemente publicada en la revista Latin American Politics & Society titulada: “Reevaluando el rol de la ideología en Chile”.
Transparencia: Giancarlo Visconti no trabaja, ni es consultor/a o comparte o recibe financiamiento de ninguna compañía u organización que pudiera beneficiarse de este artículo, y no tiene que transparentar ninguna militancia política ni afiliación relevante más allá de su condición de académico/a o investigador/a.
La tesis del desplome ha estado muy presente en la discusión pública en Chile en los últimos años. Esta teoría ha tomado aún más fuerza luego del estallido social de octubre del 2019 y de los sorprendentes resultados que tuvieron los independientes en las elecciones de convencionales en mayo del 2021. ¿De qué se trata la tesis del desplome en Chile? En términos generales, este argumento, que ha difundido sobre todo el analista político Mirko Macari, plantea un colapso total de las estructuras políticas post-transición. En términos un poco más particulares, implicaría el fin del sistema de partidos tradicional y la disolución del eje izquierda-derecha que ha dominado la política nacional por décadas.
Los paupérrimos resultados obtenidos por partidos tradicionales como la Democracia Cristiana (DC) o el Partido Por la Democracia (PPD), sumado a un inesperado número de convencionales elegidos por listas de independientes como La Lista del Pueblo (LDP) o Independientes No Neutrales (INN), parecen confirmar parte de esta tesis. A esto se suma la emergencia de un nuevo clivaje en la política chilena que podría ser descrito como una división elite-pueblo.
Bajo este clivaje, los votantes que se sientan representados por el eje “pueblo” dejarían de pensar en función ideológica de izquierda-derecha, y se movilizarían por el hastío e irritación hacia el sistema político actual y en contra de las jerarquías tradicionales.
En esta columna evaluaré, sobre la base de investigaciones recientes, los puntos claves de la tesis del desplome. Si bien es cierto que existe evidencia sobre el deterioro del sistema de partidos y de la perdida de relevancia del eje izquierda-derecha como ordenador de la política chilena (Luna y Altman 2011), también existen muchos matices que permitirían argumentar que Chile vive un proceso de transformación política profunda pero no necesariamente un desplome o colapso total. Una transformación implica la convivencia de elementos nuevos y antiguos en la política chilena, mientras que el desplome se refiere a la destrucción y nacimiento posterior de algo completamente nuevo. Es claro que Chile está cambiando, la duda es cuánto y hacia dónde.
El colapso de partidos bien establecidos no es algo nuevo en la región. Probablemente el caso más emblemático es Venezuela. Desde finales de la década de 1950 hasta principios de los noventa, los partidos Acción Democrática (AD) y el Demócrata Cristiano (COPEI) concentraban casi el 80% de los votos (Coppedge 1997). Con el auge del Chavismo en 1998 ambos partidos fueron relegados a un rol más que secundario obteniendo menos de un 5% de los votos (Morgan 2007).
¿Por qué un partido de relevancia nacional colapsa tan rápidamente? La desaparición de partidos históricos usualmente esta precedida por una erosión de la identificación partidaria (Lupu 2016). En el caso chileno, más de un 70% se identificaba con un partido político luego de la transición a la democracia en 1990. Sin embargo, ese número cayo drásticamente a un 26% en 2013 (Navia y Osorio 2015).
Números de recientes encuestas CEP muestran datos aún más bajos de identificación partidaria. Además, datos de otras encuestas como del proyecto de opinión pública en América Latina (LAPOP) evidencian trayectorias similares, en donde el caso chileno muestra uno de los declives en identificación partidaria más drásticos de la región (Luna y Rosenblatt 2012).
Existen muchos matices que permitirían argumentar que Chile vive un proceso de transformación política profunda pero no necesariamente un desplome o colapso total
Estos menores niveles de identificación con partidos tradicionales generaron espacio para la emergencia de nuevos liderazgos y partidos políticos fuera del eje tradicional Concertación-Alianza. En 2017, el Frente Amplio logró elegir 17 diputados siendo quizás el mejor ejemplo de un proceso de transformación y renovación del sistema de partidos chileno. En la derecha también han existido fuerzas que han intentado crear nuevos movimiento y partidos, siendo Evopoli y el partido Republicano quizás los mejores ejemplos de esto.
Esta trayectoria de transformación se profundizó aún más drásticamente con los resultados de la elección de constituyentes. Partidos tradicionales como la DC o el PDD perdieron gran relevancia en el sistema político. Otros como el Partido Socialista (PS) lograron sortear la ola y mantenerse en pie. Mientras que partidos históricos como el Partido Comunista (PC) o relativamente nuevos como Revolución Democrática (RD) siguen una trayectoria complemente opuesta y mejoraron su performance electoral. Estos resultados matizan un poco los augurios más fatalistas sobre el desplome total de las instituciones partidarias en Chile. Al parecer no todos los partidos seguirán el camino de AD y COPEI en Venezuela y algunos podrían ser capaces de evitar caer al precipicio.
Las dinámicas post-estallido han generado discusiones sobre el fin del eje izquierda-derecha como el gran explicador de las lógicas políticas en Chile. Incluso si nos vamos a un periodo pre-estallido, ya existía evidencia de que esta variable estaba perdiendo relevancia para entender cómo los votantes tomaban decisiones electorales.
Chile ha tenido históricamente altos niveles de estructuración programática de sus partidos políticos, en donde el eje izquierda-derecha era rico en contenido e importante para los ciudadanos a la hora de votar (Zechmeister 2015). Sin embargo, al igual que con la identificación partidaria, el número de personas que no se identifica con alguna ideología ha aumentado en las últimas décadas (Bargsted y Somma 2016) ¿Qué explicaría este fenómeno?
En un artículo recientemente publicado en Latin American Politics & Society esbozo algunas posibles explicaciones (Visconti 2021).
Primero, los altos niveles de malestar y desaprobación a la clase política que existen, incluso antes del estallido (Joignant, Morales y Fuentes 2017), pueden haber alejado a los ciudadanos de las etiquetas de izquierda o derecha.
Segundo, el conflicto democracia-autoritarismo generado luego de la transición se ha vuelto menos relevante en la discusión política chilena (Torcal y Mainwaring 2003), por ende, ser de izquierda o de derecha tiene menor carga histórica hoy que 30 años atrás.
Una posibilidad es que Chile transite hacia una transformación y no un colapso, con quizás cuatro o más grupos políticos organizados a lo largo del eje pueblo-elite e izquierda-derecha
Tercero, las dos principales coaliciones políticas en Chile han convergido hacia el centro, por lo menos antes del 2014. Mientras que la Concertación mantuvo la mayoría de las reformas promercado introducidas en dictadura (Maillet 2013), la Alianza tomó ciertas ideas sobre políticas de protección social, especialmente en época de campañas (López y Baeza, 2011) y el nacimiento de Evopoli contribuye aún más hacia la convergencia al centro de la derecha tradicional (Alenda, Le Foulon y SuárezCao 2018).
Luego del estallido de octubre del 2019, se ha documentado la emergencia de un nuevo clivaje político. En una columna publicada en CIPER Académico, Juan Pablo Luna y Sergio Toro, argumentan que las lógicas tradicionales de izquierda y derecha no ayudan a resolver los conflictos que explotaron inorgánicamente durante las protestas y movilizaciones sociales de 2019 (Luna y Toro 2020). Mientras la elite política sigue pensando en lógicas ideológicas tradicionales, los ciudadanos se mueven sobre la base del hastío y rabia hacia los sesgos y desigualdades sistémicas que existen en la sociedad chilena. Este nuevo eje lo podríamos llamar pueblo-elite, en donde el pueblo son los ciudadanos que experimentan los abusos del sistema mientras que parte de la elite serían los políticos tradicionales (independiente de su ideología).
Sin embargo, hay razones para pensar que este nuevo conflicto puede perfectamente convivir con el eje tradicional izquierda-derecha, en donde la lista del Apruebo y parte de la lista Apruebo-Dignidad representen a la «izquierda-elite» y la lista del Pueblo a la «izquierda-pueblo». Asumir la disolución del eje ideológico implica que para los votantes da lo mismo elegir a un candidato «del eje pueblo y de derecha» o a uno «del eje pueblo y de izquierda», lo cual parece poco probable, particularmente durante elecciones presidenciales y con voto voluntario (en donde las personas con más claridad ideológica son las que más participan).
En mi artículo publicado en Latin American Politics & Society implementé una encuesta en barrios de clase media y baja en las comunas de Cerrillos, Recoleta, e Independencia durante las elecciones presidenciales de 2017. En este estudio encontré que la ideología aún es importante para entender las preferencias políticas de los chilenos, pero esto es verdad solo para una parte del electorado. Las personas que tienen una mayor probabilidad de votar son los que le dan más relevancia a la ideología. En otras palabras, los votantes son ideológicos y los no-votantes no lo son.
Además, la mitad de la muestra fue capaz de darle contenido político a las etiquetas de izquierda y derecha, lo que significa que para una parte importante del electorado estos no son conceptos vacíos. Por lo tanto, es difícil creer que votantes que han utilizado etiquetas ideológicas para votar por presidentes durante décadas se olviden complemente de éstas.
Entonces ¿estamos camino al desplome total? No necesariamente. Si comparamos el sistema político pre-1973 (Frei, Allende) con el post-1990 podemos ver varias semejanzas y claras diferencias. Partidos históricos como el PS y la DC siguieron siendo parte importante del sistema político, aunque unidos dentro de una misma coalición. Los partidos tradicionales de derecha se transformaron en nuevas agrupaciones y se refrescaron programáticamente con ideas provenientes principalmente del gremialismo. El conflicto izquierda, centro, derecha muy presente durante la década de los 60’ mutó hacia un sistema bipolar con dos coaliciones que intentaban converger hacia el centro, especialmente durante las segundas vueltas presidenciales.
¿Podría Chile experimentar un proceso similar al pre-post-1973 en donde el sistema de partidos se transformó sustantivamente pero no comenzó desde cero? Actualmente existe mucha incertidumbre para dar una respuesta taxativa. Una posibilidad es que Chile transite hacia una transformación y no un colapso, con quizás cuatro o más grupos políticos organizados a lo largo del eje pueblo-elite e izquierda-derecha. En este escenario los vínculos entre ciudadanos y partidos podrían volverse más robustos, en particular para los partidos políticos que logren vincularse con organizaciones ciudadanas y que tengan amplio trabajo territorial.
Los votantes son ideológicos y los no-votantes no lo son
El estallido de octubre de 2019 podría transformase en un catalizador para reconectar a la clase política con los ciudadanos. Otra alternativa sería la emergencia de un liderazgo populista que termine por destruir lo que queda del sistema de partidos y por disolver complemente el eje izquierda-derecha. Solo el tiempo nos dirá hacia que dirección viaja el país.
El autor agradece los comentarios y sugerencias de Micaela Lobos.
Alenda, Stéphanie, Carmen Le Foulon y Julieta Suárez-Cao. 2018. “La batalla por las ideas en tiempos post-ideológicos: Adaptaciones y permanencias ideológicas en la nueva centro-derecha chilena.” Revista de Sociologia e Política.
Bargsted, Matías A y Nicolás M Somma. 2016. “Social cleavages and political dealignment in contemporary Chile, 1995–2009.” Party Politics 22(1):105–124.
Coppedge, Michael. 1997. Strong parties and lame ducks: presidential partyarchy and factionalism in Venezuela. Stanford University Press.
Joignant, Alfredo, Mauricio Morales y Claudio Fuentes. 2017. Malaise in Representation in Latin American Countries: Chile, Argentina, and Uruguay. Springer.
Luna, Juan Pablo, y David Altman. 2011. «Uprooted but stable: Chilean parties and the concept of party system institutionalization.» Latin American Politics and Society 53, no. 2: 1-28.
Luna, Juan Pablo y Sergio Toro. 2020. “Ruido. ¿Por qué los partidos no escuchan al Chile actual?” CIPER Academico.
Luna, Juan Pablo, y Fernando Rosenblatt. 2012. «¿ Notas para una autopsia? Los partidos políticos en el Chile actual.» Democracia con partidos. Informe para la reforma de los partidos políticos en Chile: 115-252.
Lupu, Noam. 2016. Party brands in crisis: Partisanship, brand dilution, and the breakdown of political parties in Latin America. Cambridge University Press.
López, Miguel Ángel y Jaime Baeza. 2011. “Las elecciones chilenas de 2009-10:¿ se derechizó el país?” América Latina: política y elecciones del bicentenario (2009- 2010) pp. 277–302.
Maillet, Antoine. 2013. “La construcción política de los mercados. Variedades de neoliberalismo en el Chile post-dictadura.” Santiago/Paris: PUC Santiago/SciencesPo.
Morgan, Jana. 2007. «Partisanship during the collapse of Venezuela’s party system.» Latin American Research Review: 78-98.
Navia, Patricio, y Rodrigo Osorio. 2015. «It’s the Christian Democrats’ Fault: Declining Political Identification in Chile, 1957–2012.» Canadian Journal of Political Science/Revue canadienne de science politique : 815-838.
Visconti, Giancarlo. 2021. «Reevaluating the Role of Ideology in Chile.» Latin American Politics and Society 63, no. 2: 1-25.
Zechmeister, Elizabeth. 2015. “Left-Right Identifications and the Latin American Voter.” In The Latin American Voter. The University of Michigan Press.
Este artículo es parte del proyecto CIPER/Académico, una iniciativa de CIPER que busca ser un puente entre la academia y el debate público, cumpliendo con uno de los objetivos fundacionales que inspiran a nuestro medio.
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