CIPER ACADÉMICO / ANÁLISIS ELECTORAL
Todo lo bueno que trajo la paridad
19.05.2021
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CIPER ACADÉMICO / ANÁLISIS ELECTORAL
19.05.2021
Alguna vez los políticos y politólogos chilenos recorrieron universidades del mundo hablando de los beneficios de la Transición. Hoy nuestra democracia maltrecha y cuestionada, se ha vuelto a poner en la vanguardia gracias al mecanismo paritario. En esta columnas dos politólogas del equipo que diseñó el mecanismo y lo impulsó en el Congreso explican cómo la paridad redibujó la cancha política. “Las mujeres poseen desafíos enormes y se espera muchísimo de ellas”, escriben las autoras. Instan a extender el mecanismo a todas las elecciones, pues allí donde no hubo obligación de paridad, las mujeres no llegaron a las listas. “Para alcaldías, solo 22,6% de las candidaturas corresponden a mujeres; la cifra sube a 39% para concejales”, describen.
Transparencia: Las autoras no trabajan en, ni reciben financiamiento de ninguna organización que pudiera beneficiarse de este artículo. Además, no deben transparentar ninguna militancia política ni afiliación relevante más allá de su condición de académicas.
Chile será el primer país del mundo con un órgano constituyente compuesto paritariamente. Esto lo sabíamos desde el 25 de octubre de 2020. Sin embargo, las lecciones que quedaron de las jornadas del 15 y 16 de mayo 2021 refuerzan la idea de la relevancia de la paridad para lograr la integración cabal de las mujeres.
Esta fue una lección aprendida a partir de la experiencia de 2017. Ese año se estableció una cuota de género a nivel nacional y por partido; fue un camino errado que generó un magro número de mujeres electas: solo un 23% de la cuota del 40% llegó al Congreso (Le Foulon y Suárez-Cao 2018). El mecanismo actual mejoró los requisitos de igualdad de género en las candidaturas y les puso presión a los partidos para buscar a candidaturas altamente competitivas. Las listas ahora fueron encabezadas por mujeres, con estructura de sucesión alternada (la famosa “cebra”) en los 28 distritos del país, más la obligatoriedad de que las candidaturas para escaños reservados de los pueblos originarios contaran con un/a alterno/a del sexo opuesto, provocaron una multitud de candidatas.
Sin embargo, fue la paridad de salida, es decir, el imperativo de integrar paritariamente a nivel distrito, lo que finalmente obligó a los partidos y a las listas a llevar a mujeres capaces, competitivas y con alta electividad. Junto con ello, la paridad de salida ayudó a echar por tierra dos mitos: que el electorado es machista y no vota por mujeres, a quienes ve como incapaces para el ámbito de lo público y prefiere mantener en la esfera doméstica; y segundo, que “no hay mujeres”, que las mujeres no tienen interés o no están capacitadas para ser agentes políticas de peso propio. La integración paritaria generó los incentivos para que los partidos y las listas buscaran mujeres con electividad. Valga como evidencia anecdótica el desempeño de las candidatas en los programas de debate en la televisión, en un número importante de casos, con deshonrosas excepciones, superaron en formación y argumentos a sus contrincantes masculinos (por ejemplo, las respuestas de Constanza Schonhaut a Felipe Harboe y Diego Riveaux; la forma en que Antonia Orellana interpeló Arturo Zúñiga sobre el aborto; o como Lucía López encaró a Henry Boys).
La paridad por distrito en las candidaturas no fue el único factor que modeló el proceso electoral. La posibilidad de inscribir listas de independientes también fue un factor determinante en el escenario que tenemos hoy. En las candidaturas provenientes de los movimientos sociales se concretaron alianzas estratégicas entre ellas y ellos para crear listas muy competitivas contra los partidos políticos. También se presentaron candidaturas independientes en listas de partidos. Y hasta existieron candidaturas independientes sin lista.
La paridad obviamente tuvo un impacto en las candidaturas de mujeres. El Observatorio Nueva Constitución recopiló perfiles de las candidaturas y encontró que un 51% eran mujeres y un 61% independientes en cualquiera de sus presentaciones. Asimismo, eran candidaturas de personas más jóvenes y con poca experiencia política anterior a este proceso.
Fue así como 1.279 personas compitieron por un cupo en la convención y 95 candidaturas para pueblos originarios.[1]
Sin embargo, a pesar de que la campaña estuvo marcada por las asimetrías económicas fuertes habituales, el difícil acceso a los medios de comunicación tradicionales y la televisión; las alternativas independientes se las arreglaron para promover sus candidaturas, que al parecer incluso fueron más temáticas y programáticas que las de los partidos tradicionales. Como consecuencia, la distribución de escaños fue la siguiente: 48 (31%) para las candidaturas independientes, 37 (24%) para la derecha, 28 (18%) la coalición Apruebo Dignidad (Frente Amplio y el Partido Comunista), 25 (16%) para la Lista del Apruebo (partidos de las ex Concertación, Ciudadanos y Nuevo Trato) y 17 (11%) escaños reservados para pueblos originarios.
Estos resultados abren la Convención de manera distinta a la esperada por los analistas y medios de comunicación. El pésimo desempeño de la derecha, que no pudo siquiera igualar los votos que sacó el Rechazo en 2020, fue probablemente el evento más discutido y que deja al descubierto la tensión entre las sensibilidades internas (Alenda et al. 2019; 2020). En una elección en distritos chicos, con el resto del espectro político fragmentado y siendo beneficiarios de la brecha de financiamiento partidario a su favor, como muestra el Ranking de Candidaturas con ingresos que superan los 70 millones de pesos de Servel[2], obtener el 20% de los votos y 27% de los escaños es una derrota importante. El retorno de la inversión para Vamos por Chile fue bajo, sus convencionales “costaron” 112,8 millones per cápita, mientras que las y los de La Lista del Pueblo apenas 3,8 millones (según datos de Unholster).
Lo sorpresivo es que a pesar de todos los intentos por menospreciar la paridad, las mujeres exhibieron un rendimiento electoral superior al de los hombres, y el instrumento de corrección para obtener la paridad de salida terminó beneficiando más a los hombres más que a las mujeres. Así, hubo 11 casos (preliminares) en que las mujeres debieron ser sacrificadas en favor de los hombres. Los más resonantes fueron el de Natalia Aravena (Convergencia Social, Distrito 13) quién obtuvo más votos que su compañero de lista Marcos Barraza (Partido Comunista) quien finalmente ingresó a la Convención.
Dos casos emblemáticos más ocurrieron en los distritos 3 y 6 respectivamente, en que la lista de Apruebo Dignidad en que María Angélica Ojeda (Partido Comunista), debió ser reemplazada por su compañero de lista Hernán Velásquez (Frente Regionalista Verde Social) y en el distrito 6 en la lista de Independientes No Neutrales Rocío Veas fue reemplazada por Miguel Ángel Botto. También hubo casos en que mujeres se beneficiaron con la Corrección de Paridad, por ejemplo en el distrito 14 en que Jaime Coloma Álamos (UDI), debió ser reemplazado por su compañera de pacto Claudia Castro (independiente en cupo UDI) para conservar el equilibrio de género del distrito.
Tabla 1. Efecto de la paridad de salida.
El hecho de que la corrección paritaria haya beneficiado a más hombres que mujeres es la mejor muestra del buen funcionamiento del sistema. Como señalamos anteriormente, sin una abundante cantidad de candidaturas femeninas competitivas, situadas en posiciones elegibles habría sido muy difícil obtener los resultados que observamos en los que el 50% de la Convención Constitucional estará compuesto por mujeres. Como se observa en la tabla 2 de todas las listas, al momento es escribir esta columna, las que más aportan mujeres son la lista de independientes.
Tabla 2. Mujeres electas por lista
¿Qué factores influyeron en este resultado? Primero, los partidos de las coaliciones más antiguas del sistema, como los de Vamos por Chile y la Lista del Apruebo podrían haber vuelto a seguir las lógicas de selección de candidaturas presentadas históricamente y en las parlamentarias de 2017 (Arce, 2018), en que la negociación se realizó con prevalencia de las instituciones informales y se bajó desde el nivel central, ocupando para ello comisiones negociadoras que actuaron en paralelo a las instancias formales. Esas comisiones que decidían los cupos estaban compuestas en su gran mayoría por hombres. Aún cuando estas comisiones fueron obligadas a introducir mujeres en sus listas, no hubo un especial cuidado en el reclutamiento, ni tampoco una planificación para que las mujeres fueran preparadas para competir.
El éxito de la paridad en la integración de la Convención pone en el candelero a los debates sobre la posibilidad de construir una constitución feminista
A lo anterior se deben agregar factores como el declive de la votación de ambas coaliciones, y en particular, la decadencia de las opciones de centro que solo fueron representadas por hombres: los 3 escaños del Partido Por la Democracia, los 2 del Partido Demócrata Cristiano, el escaño del Partido Liberal y el único del Partido Radical. El Partido Socialista, feminista según su declaración de principios, exhibió mejor desempeño electoral alcanzando 15 curules, de los cuales sólo 3 pertenecen a mujeres (dos de ellas independientes).
En el caso de la derecha, el aporte de mujeres a la Convención es mayor que el de la ex Concertación y la distribución de escaños es más equitativa entre los partidos más grandes. Así, salvo Evópoli que integra con 5 escaños y una distribución equilibrada de género 3 mujeres y dos hombres, la Unión Demócrata Independiente lo hace 17 bancas (8 mujeres y 9 hombres), también conservando los equilibrios de género. En este caso, la diferencia se marca en Renovación Nacional que aporta 15 escaños distribuidos en solo 5 mujeres y 10 hombres.
Por su parte, la lista Apruebo Dignidad eligió 19 mujeres y 9 hombres a la Convención Constitucional y prácticamente todos los partidos de la coalición, exceptuando al Frente Regionalista Verde Social, integraron más mujeres que hombres. Así, el Partido Comunes integró a 1 mujer, Convergencia Social a 4 mujeres y 2 hombres, Frente Regionalista Verde Social a 1 mujer y 3 hombres, el Partido Igualdad a 1 mujer, el Partido Comunista a 5 mujeres y 2 hombres; y Revolución Democrática a 7 mujeres y 2 hombres.
Respecto de las listas de movimientos sociales e independientes como la Lista del Pueblo, las listas de independientes regionales (que para esta columna serán acuñadas como los otros independientes) y la lista de los Independientes No Neutrales presentan resultados interesantes que tienden a favorecer la elección de mujeres. En concreto, del total de los 48 curules obtenidos, 29 corresponden al género femenino y 19 al masculino. La Lista del Pueblo aportó 23 escaños, 14 de ellas son mujeres; las listas de los otros independientes y movimientos sociales integraron 14 candidaturas de las cuales 10 son mujeres; mientras que la lista de Independientes No Neutrales obtuvo 11 bancas distribuidas paritariamente ya que 5 son mujeres.
Finalmente, los Pueblos originarios integraron 9 mujeres y 8 hombres respectivamente, sin embargo fue aquí donde 4 hombres se vieron beneficiados con la normativa de paridad, y debieron reemplazar a sus compañeras de lista que obtuvieron una mayor votación que ellos: 2 hombres del pueblo Mapuche, un hombre del pueblo Atacameño y 1 del pueblo Colla.
Las elecciones locales y regionales pusieron aún más en evidencia qué pasa cuando no hay medidas de acción afirmativa: no llegan mujeres a las listas. Para alcaldías, solo 22,6% de las candidaturas corresponden a mujeres y la cifra sube a 39% para concejales
El mecanismo de corrección funcionó creando los incentivos necesarios para promover mujeres elegibles y aseguró que esta Convención Constitucional sea paritaria. En esto Chile es hoy vanguardia mundial, pero ¿qué depara el futuro? Sin duda la paridad y los escaños reservados para pueblos originarios dejaron la vara alta en lo que se refiere a reconstruir los lazos de representación en nuestro país. La simultaneidad con las elecciones locales y regionales pusieron aún más en evidencia qué pasa cuando no hay medidas de acción afirmativa: no llegan mujeres a las listas. Para alcaldías, solo 22,6% de las candidaturas corresponden a mujeres y la cifra sube a 39% para concejales. Con la proximidad de las elecciones generales en noviembre es imperativo reformar la cuota existente para el Congreso para acercarnos a los resultados de la Convención Constitucional. Asimismo, resta extender la paridad a las elecciones de Consejos Regionales y concejales.
Por último, hay que evaluar incorporar mandatos de paridad horizontal para Alcaldías y Gobernaciones Regionales. La paridad horizontal funciona obligando a las listas a presentar el mismo número de candidaturas de hombres y de mujeres a los cargos unipersonales (alcaldes y alcaldesas en lo local y gobernadores y gobernadoras en lo regional). Así, si inscriben candidaturas a gobernaciones en las 16 regiones del país, 8 de estas deberán ser candidaturas de mujeres; y lo mismo con las candidaturas a los gobiernos locales. Este mecanismo es factible de ser perfeccionado para que las listas no tengan la posibilidad de ubicar a las candidatas en las contiendas donde no son competitivas e igual cumplir la cuota. En el caso de México, por ejemplo, esto se logra a través del principio de competitividad. Así, la autoridad electoral es mandatada por la ley para determinar, a partir de los resultados obtenidos en la elección anterior, el nivel de competitividad –alta, media o baja– de las listas en los lugares (regiones, comunas) en los que disputa un cargo, y se prohíbe que las candidaturas de algunos de los sexos sean postuladas de manera desproporcionada en donde no tengan posibilidades reales de ganar. Las bajas candidaturas de mujeres en lo local y lo regional exigen que busquemos las medidas afirmativas necesarias para otorgar una igualdad de oportunidades real.
El éxito de la paridad en la integración de la Convención pone en el candelero a los debates sobre la posibilidad de construir una constitución feminista. Entre muchos temas relevantes para el feminismo podemos encontrar al reconocimiento del trabajo doméstico no remunerado y del cuidado, el derecho a vivir una vida sin violencia, los derechos sexuales y reproductivos, una educación de calidad, laica y no sexista, un sistema de salud digno y que no reproduzca los estereotipos de género, transversalidad del enfoque de género en las políticas públicas, así como otros temas que apuntan a una distribución más equilibrada del poder a través del diseño de un gobierno menos centralista en términos territoriales y más equilibrado entre Poder Ejecutivo y Legislativo y con mecanismos de participación ciudadana de incidencia, entre tantos otros. Sin dudas, y en lo atingente a esta columna, la necesidad de instalar una democracia verdaderamente paritaria es también uno de los temas más fundamentales, quizás hasta la condición de posibilidad de varios de los otros relevados.
Las mujeres poseen desafíos enormes y se espera muchísimo de ellas. Es importante recordar que no todas ellas son feministas. Las mujeres somos más de la mitad de la población y no un grupo de interés homogéneo. Tampoco sería justo desligar de la responsabilidad de una sociedad con igualdad de género a los hombres. Debemos seguir atentamente el desempeño tanto de hombres como de mujeres en este nuevo camino a reescribir el pacto social en Chile.
Alenda, S.; Suárez-Cao, J. y Le Foulon, C. (2020) “La derecha chilena en la encrucijada: la contrahegemonía de los liderazgos subnacionales y solidarios”, Revista CIDOB d’Afers Internacionals 126 (diciembre), p. 65-87. DOI: doi.org/10.24241/rcai.2020.126.3.65.
Alenda, S.; Le Foulon, C. Y Suárez-Cao, J. (2019) “La batalla por las ideas en tiempos post-ideológicos: Adaptaciones y permanencias ideológicas en la nueva centro-derecha chilena”, Revista de Sociologia e Política 27(70) https://doi.org/10.1590/1678-987319277004.
Arce, J. (2018). “Cuotas: notas para una autopsia”. En J. Suárez-Cao. y L. Miranda (2018), La política siempre ha sido cosa de mujeres. Elecciones y protagonistas en Chile y la Región. FLACSO.
Le Foulon, C. y Suarez-Cao, J. (2018) “Parlamentarias 2017 y mujeres: ¿el vaso medio lleno o medio vacío?”. En J. Suárez-Cao y L. Miranda (2018), La política siempre ha sido cosa de mujeres: Elecciones y protagonistas en Chile y la región. Santiago: FLACSO.
[1] Observatorio Nueva Constitución 2021, “Observación 2”. Disponible aquí.
Este artículo es parte del proyecto CIPER/Académico, una iniciativa de CIPER que busca ser un puente entre la academia y el debate público, cumpliendo con uno de los objetivos fundacionales que inspiran a nuestro medio.
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