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A propósito del juicio contra el policía que asesinó a George Floyd: cinco lecturas esenciales sobre la violencia policial contra los hombres negros
01.04.2021
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01.04.2021
Esta semana se inició en EE.UU. el juicio por el asesinato de George Floyd. Este texto de The Conversation resume importantes investigaciones sobre la violencia policial en ese país. Su lectura nos recuerda también que, respecto de la violencia policial en Chile luego del 18/O, “estamos más cerca de la impunidad que de la verdad”, como dijo el director del INDH en febrero.
Créditos imagen de portada: El sobrino de Floyd, Brandon Williams (centro), con el reverendo Al Sharpton (izquierda) fuera del centro gubernamental del condado de Hennepin, fuertemente custodiado, en Minneapolis, Minnesota, antes de que comenzara el juicio por asesinato del oficial Derek Chauvin, el 29 de marzo de 2021. Stephen Maturen / Getty Images.
Traducción de Emilia Guzmán
El juicio del ex oficial de policía, Derek Chauvin por la muerte de George Floyd está en marcha en Minneapolis, Minnesota. Chauvin, que es blanco, está acusado de asesinato en segundo grado, asesinato en tercer grado y homicidio involuntario por la muerte de George Floyd, quien era negro, durante un arresto en mayo pasado.
Durante 8 minutos y 46 segundos, Floyd, esposado y boca abajo en el pavimento, dijo repetidamente que no podía respirar, mientras otros oficiales solo miraban. Un video que registró la muerte de Floyd se volvió viral y se desencadenó una ola sin precedentes de protestas masivas contra la violencia policial y el racismo.
Se espera que el juicio por asesinato de Chauvin dure hasta cuatro semanas.
Estas cinco historias ofrecen un análisis de expertos y antecedentes clave sobre la violencia policial, el historial de Derek Chauvin y el racismo en la aplicación de la ley estadounidense.
Desde 2000, la policía estadounidense ha matado entre 1.000 y 1.200 personas por año, según Fatal Encounters, un archivo actualizado de asesinatos policiales. Es desproporcionadamente probable que las víctimas sean negros, hombres y jóvenes, según un estudio de Frank Edwards en la Escuela de Justicia Criminal de Rutgers, en Newark.
En 2019, Edwards y dos coautores analizaron los datos de Fatal Encounters para evaluar cómo el riesgo de muerte a manos de la policía varía según edad, sexo y raza o el origen étnico. Descubrieron que, si bien «la policía es responsable de una parte muy pequeña de todas las muertes» en cualquier año, «es responsable de una proporción sustancial de todas las muertes de jóvenes».
La violencia policial fue la sexta causa principal de muerte de hombres jóvenes en los Estados Unidos en 2019, después de accidentes, suicidios, homicidios, enfermedades cardíacas y cáncer.
Ese riesgo es particularmente alto para los hombres jóvenes de color, especialmente para los hombres negros jóvenes.
“Aproximadamente 1 de cada 1,000 hombres y niños negros son asesinados por la policía durante su vida”, escribió Edwards.
Por el contrario, la población masculina general de Estados Unidos es asesinada a una tasa de 0.52 de 1.000, aproximadamente la mitad de la frecuencia.
Muchos agentes de policía que matan a civiles tienen antecedentes de violencia o mala conducta, incluido Chauvin.
En un artículo sobre la violencia policial escrito después del asesinato de George Floyd, la académica en justicia penal Jill McCorkel señaló que Derek Chauvin fue «objeto de al menos 18 denuncias de mala conducta por separado y estuvo involucrado en dos incidentes de disparos adicionales».
Durante una parada en la carretera en 2006, Chauvin fue uno de los seis oficiales que dispararon 43 tiros contra un camión conducido por un hombre buscado para ser interrogado en un asalto doméstico. El hombre, Wayne Reyes, quien según la policía les apuntó con una escopeta recortada, murió. Un gran jurado de Minnesota no culpó a ninguno de los oficiales.
A nivel nacional, menos de una de cada 12 denuncias de mala conducta policial resulta en algún tipo de acción disciplinaria, según McCorkel.
Incluso cuando se despide a los agentes que usan fuerza excesiva, como lo fue Chauvin después del asesinato de George Floyd, estos incidentes, que ocurren con tanta frecuencia y durante años, tienen un precio emocional en las comunidades negras.
En una encuesta de Gallup de 2020, uno de cada cuatro hombres negros de entre 18 y 34 años informó que la policía lo había tratado injustamente durante el último mes.
Los investigadores de racismo y desigualdad Deadric T. Williams y Armon Perry analizaron datos del Estudio de familias frágiles y bienestar infantil, que encuestó a casi 5.000 familias de ciudades de EE. UU., y encontró que las interacciones policiales negativas tienen «implicancias de gran alcance para las familias negras».
«Los padres que informaron haber sido detenidos por la policía tenían más probabilidades de tener conflictos o falta de cooperación en la relación con la madre de sus hijos», escribieron.
Las madres negras también informan «sentimientos de incertidumbre y agitación» después de que la policía detiene a los padres, encontraron Williams y Perry. Eso puede «afectar la forma en que ella ve la relación, provocando enojo y frustración».
Según un estudio de 2014 sobre vigilancia policial en Europa y Estados Unidos realizado por el investigador de Rutgers Paul Hirschfield, la policía estadounidense era 18 veces más letal que la policía danesa y 100 veces más letal que la policía finlandesa.
La principal razón de esta diferencia, escribió Hirschfield en un artículo que explica sus hallazgos, es simple: armas.
En la mayoría de los estados de EE. UU., es «fácil para los adultos comprar pistolas», escribió el investigador, por lo que «la policía estadounidense presupone que hay armas”. Eso puede hacerlos «más propensos a identificar erróneamente teléfonos celulares y destornilladores como armas».
La ley estadounidense es relativamente indulgente con tales errores. Si los agentes pueden demostrar que tenían una «creencia razonable» de que había vidas en peligro, pueden ser absueltos por matar a civiles desarmados. En contraste, la mayoría de los países europeos permiten la fuerza letal solo cuando es «absolutamente necesario» para hacer cumplir la ley.
«El miedo infundado de Darren Wilson de que Brown estaba armado probablemente no lo habría absuelto en Europa», escribe Hirschfield (se refiere al caso del ex policía de Ferguson que mató a tiros a Michael Brown).
Mucho antes de las leyes modernas sobre armas, el racismo estaba profundamente arraigado en la policía estadounidense, como escribió la investigadora de justicia penal Connie Hassett-Walker en junio de 2020.
En el sur, las primeras organizaciones para hacer cumplir la ley fueron las patrullas de esclavos, compuestas de hombres blancos.
“Las primeras patrullas de esclavos surgieron en el Sur de Carolina a principios de 1700s”, escribió Hassett-Walker. A finales de siglo, todos los estados esclavistas los tenían. Las patrullas de esclavos podían entrar legalmente al hogar de cualquier persona basándose en la sospecha de que estaban albergando a personas que habían escapado de la esclavitud.
Las fuerzas policiales del norte no se originaron en el terror racial, pero Hassett-Walker escribe que, no obstante, lo inflingieron.
Desde la ciudad de Nueva York hasta Boston, los primeros policías municipales “eran abrumadoramente blancos, hombres y más enfocados en responder al desorden que al crimen”, escribe Hassett-Walker. «Se esperaba que los oficiales controlaran las ‘clases peligrosas’ que incluían afroamericanos, inmigrantes y los pobres».
Esta historia persiste hoy en los estereotipos negativos de los hombres negros como peligrosos. Eso hace que personas como George Floyd sean más propensas a ser tratadas agresivamente por la policía con resultados potencialmente letales.
Este artículo fue publicado originalmente por The Conversation. Lea aquí el original. CIPER lo difunde en el marco del acuerdo que ambos medios tienen para divulgar investigación académica en formato accesible para todo el público.