CIPER ACADÉMICO / ANÁLISIS
Estimación del exceso de muertes y fallecimientos por Covid-19 en 2020
18.03.2021
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CIPER ACADÉMICO / ANÁLISIS
18.03.2021
El 19 de marzo se cumplió un año de la primera muerte por COVID-19 en Chile. Esta columna examina críticamente los decesos reportados a partir de entonces. La cifra oficial es de 16.821 muertos para 2020, pero usando datos del MINSAL, el autor sugiere que el número real está entre 21.000 y 24.000. Si contamos de marzo a marzo, los decesos reales podrían llegar hasta los 31.000.
Transparencia: El autor no trabaja para, ni recibe financiamiento de compañía u organización alguna que pudiera beneficiarse de la publicación de este artículo.
*El artículo fue actualizado el 30 de marzo
Medir el exceso de muertes resulta relevante para evaluar cómo se ha desarrollado la pandemia en distintos países. Este indicador se construye comparando las muertes de un año con el promedio de muertes de los años anteriores. En Chile los datos que se usan para este cálculo son lo que reporta el Departamento de Estadísticas e Información de Salud (DEIS) del Ministerio de Salud.
Como parece obvio, dado que nadie moría por COVID en 2019, todas las muertes por esa enfermedad en 2020 deberían ser contadas como “muertes en exceso”. Sin embargo, al medir el exceso de muertes en Chile se observa un hecho curioso. Este exceso (en 2020 respecto de 2019) es menor que el total de muertes por COVID-19 informadas para ese mismo año. En números brutos el total de “muertes en exceso” fue de 14.526, considerando el crecimiento anual de defunciones. Pero ese mismo año murieron 16.842 personas como consecuencia de la pandemia (de acuerdo con cifras del DEIS hasta el 18 de marzo).
Este fenómeno también ocurre en otros países, pero son una minoría. De acuerdo con el análisis continuo de The Economist, de 69 países que entregan datos, 14 tienen lo que podemos llamar “un exceso de muertes negativo” y son los que controlaron bien la pandemia. Destaca en ese grupo Nueva Zelanda, donde fallecieron 2 mil personas menos que el año anterior. Esto es posible por varios motivos, entre ellos, que las restricciones para frenar la expansión del virus pueden tener como consecuencia reducir otras muertes que ocurren normalmente, como las derivadas de accidentes de tránsito. La consecuencia es que aunque hay muertes “nuevas” por el COVID-19, esta alza es neutralizada por la baja de otras causas de muertes.
Chile, sin embargo, pertenece al grupo de 8 países donde la pandemia no fue bien controlada. Y sin embargo, sus decesos por COVID-19 son un 16% más alto que la cantidad de fallecimientos en exceso. ¿Cómo se explica esta anomalía? ¿Se están contabilizando bien los decesos por coronavirus? ¿O el exceso real de fallecidos es distinto? Estas son las preguntas que trataremos de contestar en este artículo.
Para responder el dilema anterior y mostrar que la realidad puede ser incluso peor que los números que ya conocemos, usaremos los datos disponibles del DEIS. En el caso de 2019 y 2020, los datos aún no son definitivos, pero estimamos que los cambios serán marginales.
El primer paso para calcular el exceso de muertes es considerar el aumento anual de éstas. La cantidad está relacionada con la tasa de natalidad que tenía Chile cuando nacieron las personas que están falleciendo ahora y también con otros factores como las mejoras en la salud, sobre todo en lo que se refiere a la mortalidad infantil.
Considerando que hoy la esperanza de vida aproximada es de 80 años (82 en mujeres, 78 en hombres), la tasa de natalidad que tenemos que mirar es la de 1940. Esta no debiera ser más del 2% y , efectivamente, haciendo una regresión geométrica desde el 2001 al 2019, obtenemos un crecimiento promedio del 1,5%, que se ajusta muy bien a partir del 2012. Usando esta regresión, podemos estimar que en 2020 deberían haber fallecido 111.278 personas. Sin embargo, de acuerdo con el anexo de defunciones del 11/3/2021, han fallecido 125.804 personas. Vemos entonces que hay un exceso de 14.526 fallecidos (cifra consignada más arriba), lo que representa un aumento de un poco más del 13%. Esta cifra aumenta un poco si la comparación la hacemos con 2019 (y consideramos un crecimiento del 1,5%): el exceso llega a 14.800 decesos, lo que da un aumento del 13,3% (aunque el año 2019 estuvo sobre lo esperado, en parte por la influenza). Conservemos esta última cifra en la memoria porque será relevante luego.
Por otro lado, a la misma fecha, los decesos por COVID-19 confirmados con un test PCR positivo eran 16.842, es decir más de 2 mil personas fallecidas más. La figura 1 muestra la curva mensual de fallecidos por COVID-19 (sólo con PCR positivo y total), el exceso de muertes y su diferencia, que a partir de abril es negativa.
Figura 1
Exceso de muertes comparado con fallecidos por Covid-19 en Chile
Para entender esta aparente contradicción, tenemos que mirar cómo cambiaron las causas de defunción en Chile. Usando los datos del DEIS, la Tabla 1 compara 2019 y 2020 (la variación ya considera el aumento anual de 1,5% y se usa un aumento estimado por cada causa da valores similares). Recordemos que de acuerdo con la terminología usada por el DEIS hay dos causas de muerte asociadas al COVID-19: defunciones con un PCR positivo (U07.1 ), y defunciones sólo con certificación médica (U07.2) que el DEIS también llama “sospechosos”, en vez de probables.
Tabla 1
Variación de causas de defunción entre 2019 y 2020 ordenadas por frecuencia.
Lo primero que debemos destacar es que en 2020 los fallecidos por COVID -19 (ambos tipos) fueron 18,2% del total (22.217 casos), lo que ubica al COVID-19 como la tercera causa de defunción en poco más de 9 meses. Pero esta comparación es poco precisa pues la primera muerte por COVID-19 confirmado se produjo el 19 de marzo (e informada el 21 de marzo) y no en enero. Si consideramos entonces desde esta fecha hasta el 18 de marzo de 2021 tenemos que el COVID-19 sería la primera causa de muerte en los últimos 12 meses, con más 29.800 fallecidos, incluyendo los casos probables.
Esperamos que el proceso de vacunación disminuya drásticamente la morbilidad, pues considerando que ya llevamos más de 6.700 (15 de marzo) personas fallecidas en menos de 3 meses, una proyección lineal para un año 2021 sin vacunación, implicaría alrededor de 35 mil fallecidos por el COVID, es decir peor que en 2020
Lo segundo a notar es que, si no tomamos en cuenta el coronavirus, la mayoría de las causas de defunción disminuyeron en 2020. En algunos casos, ostensiblemente, como las del aparato respiratorio y las enfermedades infecciosas. También disminuyeron los suicidios, lo que puede implicar que hubo una mayor cohesión familiar y social producto de la pandemia. Sin embargo, otras causas claramente aumentaron. Por lo tanto, para entender realmente los cambios de defunción agregamos un nivel de detalle más en la Tabla 2.
Tabla 2
Causas de defunción entre 2019 y 2020 ordenadas por cambio porcentual
Con la tabla anterior podemos agrupar las causas de defunción en tres clases:
1) Causas que han disminuido y que no pueden relacionarse con el COVID -19 (identificadas con el color celeste en la tabla 2). Sumándolas obtenemos 4.902 personas fallecidas menos.
Esta disminución en las muertes se podría explicar con las personas que ya tenían una de estas enfermedades y se contagiaron con el virus, falleciendo. Es decir, esto nos da una estimación de los decesos con comorbilidad de un 22,1% (4.902 de 22.217). Muchas personas creen que quienes ya tenían una enfermedad de base no deberían contabilizarse como fallecidos por COVID -19, sino como fallecidos con COVID -19. Sin embargo, la edad promedio de los fallecimientos atribuidos a esta enfermedad es aproximadamente 75 años (ver Figuras 2 y 3), lo que es 5 años menos que la esperanza de vida. Por lo tanto, la mayoría de esas personas sí murieron por COVID-19.
Figura 2
Distribución de edad y género para fallecidos con PCR+
Figura 3
Distribución de edad para todos los fallecidos Covid-19
2) El segundo grupo son causas que el virus ha modificado (con fondo azul en la tabla 2). Ellas son causas respiratorias (especialmente la gripe y neumonía), causas externas, suicidios y otros trastornos mentales que pueden tener su origen en las cuarentenas y el estrés natural de la situación en personas mayores. Los datos muestran que otras enfermedades urinarias podrían haber aumentado por el Covid-19, pero hemos decidido no contabilizarlas. También tenemos que las causas externas sólo disminuyeron un 1,6%, pero es interesante ver que, por ejemplo, hubo menos caídas y accidentes de tránsito y más muertes por ahogamiento e incendios. Para todas estas causas no podemos usar el crecimiento anual, pues la pandemia las ha modificado.
Aplicando el crecimiento anual a todas las otras causas y sumando el valor del 2020 para este grupo obtenemos un exceso de defunciones más realista: 19.440 personas fallecidas.
Este nuevo número nos permite resolver el dilema inicial, esto es, que las muertes por COVID-19 (16.842) fueran superiores al exceso de muertes (14.800). Ahora podemos decir que el exceso no es de 13,3%, como se había estimado, sino de 18,3% o 17,5%, dependiendo si usamos la predicción inicial o la ajustada para 2020. Este valor también está entre los decesos con PCR positivo, 16.821, y el total de COVID -19 para 2020 de 22.217 (ver Figura 4). Esto indicaría que al menos 48,5% de los casos sospechosos (identificados como COVID -19 (s) en la tabla 1) son defunciones que deberían confirmarse para llegar al exceso corregido estimado.
3) El tercer grupo de causas de defunción son las que han aumentado y se indican con fondo naranja en la tabla 2. Estas causas son comorbilidades habituales del COVID -19, pues las personas con hipertensión, diabetes o trastornos metabólicos son más vulnerables. Pero las dos causas que más han aumentado, sobre un 40%, son las que se asignan a personas que fallecen de vejez: síntomas y “signos generales” y “causas mal definidas”. Estos aumentos son estadísticamente significativos y podrían dar cuenta de defunciones por COVID-19 que no han sido contabilizadas, por ejemplo, personas que murieron en su casa. La suma de ellas da 2.024 personas que son sospechosas de haber fallecido por esta enfermedad. Esto es equivalente a usar la estimación basada en el año 2019 para estas enfermedades, con lo que aumenta el exceso real de muertes. Si sumamos este número al exceso anterior y al total de fallecidos por Covid-19, tenemos que el número de fallecidos por el virus durante el 2020 debería estar entre 21.464 (que incluye 89% de las defunciones probables) y 24.241 defunciones (ver Figura 4). Esto implica un exceso de muertes de entre 21,8 a 22,8%, dependiendo de qué predicción para 2020 usemos. Con esto, los fallecidos por Covid-19 durante 2020 podrían llegar al 19,3%, haciendo que esta enfermedad ocupe el tercer lugar, sólo 2% detrás de tumores y 2,4% detrás de enfermedades circulatorias. Sin embargo como ya dijimos anteriormente, esto contabiliza menos de 10 meses del virus. Si tomamos 12 meses, pasa claramente al primer lugar.
Figura 4
Resumen de exceso de muertes estimados y de personas fallecidas por Covid-19.
Nuestra estimación es que el número real de fallecidos Covid-2019 en 2020 debiera ser cercano a la cota inferior, alrededor de 21.500 personas. Pero como son casos no contabilizados, el número oficial final será cercano a las 19.500 personas fallecidas por COVID-19. Finalmente, para resumir el análisis anterior, mostramos en la Figura 5 el porcentaje de defunciones de cada uno de estos grupos en ambos años, agregando las 3 causas que no cambiaron y que están en color verde en la Tabla 2.
Figura 5.
Porcentaje de defunciones en los grupos definidos anteriormente.
Con esto hemos demostrado que el exceso de muertes no considera ni las causas de defunción que disminuyen ni las causas de defunción que aumentan y que podrían haber sido casos de Covid-19 no contabilizados. Agregando estos dos factores, vemos que el número de personas fallecidas por Covid-19 para el año 2020 podría estar sobre las 21 mil personas en vez de ser un poco más de 14 mil. Extrapolando este mismo análisis a los datos hasta el 18 de marzo, en 12 meses ya habrían fallecido entre 27.400 y 30.900 personas por Covid-19, lo que significaría una mortalidad entre el 0,14% y el 0,16% en un año.
Esperamos que el proceso de vacunación disminuya drásticamente la morbilidad por el Covid-19 y el exceso durante 2021 sea mucho menor, pues considerando que ya llevamos más de 6.700 (15 de marzo) personas fallecidas en menos de 3 meses, una proyección lineal para un año 2021 sin vacunación, implicaría alrededor de 35 mil fallecidos por el Covid-19, es decir peor que en 2020. Así que hay que seguir cuidándose por lo menos hasta la primavera cuando ya debiéramos tener la famosa inmunidad de grupo, aunque no sabemos por cuánto tiempo ya que no se conoce la duración exacta del efecto de las vacunas y de si nos protegen de todas las variantes actuales y de futuras mutaciones.
Este artículo es parte del proyecto CIPER/Académico, una iniciativa de CIPER que busca ser un puente entre la academia y el debate público, cumpliendo con uno de los objetivos fundacionales que inspiran a nuestro medio.
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