CIPER ACADÉMICO / OPINIÓN
Faltas graves a las exigencias investigativas básicas. Respuesta a una columna de Daniel Chernilo
09.01.2021
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CIPER ACADÉMICO / OPINIÓN
09.01.2021
El doctor en filosofía Hugo Herrera responde a la columna de Daniel Chernilo, “Carl Schmitt entre nosotros”, publicada en CIPER, hace algunas semanas. Chernilo argumentó que el lenguaje de Herrera “proviene directamente de Schmitt”, pensador alemán al que define como integrista, conservador y militante Nazi. En esta columna Herrera acusa a Chernilo de hacer una lectura parcial y distorsionada de su trabajo. “Estamos, en el mejor de los casos, ante una incompetencia severa; en el peor, ante el incumplimiento de los deberes mínimos de la honestidad intelectual”, escribe.
Ver columna de Daniel Chernilo “Carl Schmitt entre nosotros. Algunas reflexiones”
Chernilo se refiere, en su texto, a mi recepción del pensamiento de Carl Schmitt. Ese es el objeto del artículo (dedicado a la recepción de Schmitt por parte de Fernando Atria y mía). Sin embargo, en su artículo Chernilo omite las dos monografías y todos los artículos que he escrito sobre Carl Schmitt. Las monografías son: Carl Schmitt als politischer Philosoph. Versuch einer Bestimmung seiner Stellung bezüglich der Tradition der praktischen Philosophie. Berlín: Duncker & Humblot 2010; y Carl Schmitt between Technological Rationality and Thelology. The Position and Meaning of his Legal Thought. Albany: SUNY Press 2020 (para los artículos, puede verse aquí).
O sea, en un texto que versa sobre mi recepción de Carl Schmitt, Daniel Chernilo no considera, precisamente: los libros y los trabajos en los que yo he estudiado a Carl Schmitt.
Además, en el artículo de marras, Chernilo me interpreta no sólo al margen, sino contra mis afirmaciones expresas hechas en los dos libros que él sí cita.
Aquí paso revista a las cuatro afirmaciones en las cuales descansa la argumentación de Chernilo y que éste me atribuye contra mis afirmaciones expresas:
(1) Chernilo dice que yo sostengo una “apelación esencialista al pueblo”. En cambio, he escrito lo siguiente: “el pueblo … no es cuestión determinada”; “el pueblo no es una cosa, no un objeto determinable … Él acusa un dinamismo que lo vuelve inatrapable en conceptos y fórmulas fijas, según los cuales se determina y comprende a los objetos o cosas … el pueblo es imprevisible, sus contornos son difusos”; “nadie sabe … a ciencia cierta cuál es la situación popular”; El pueblo … es variable. No es un todo inmutable o idéntico a sí mismo. El pueblo es una multiplicidad, la unidad de lo diverso. Puede incluir grupos étnica y culturalmente distintos, con orígenes divergentes”; es una “suma (por cierto, no sólo una suma) de individualidades singulares, únicas … El pueblo muta y es una totalidad que, aunque acusa contornos, es permeable a lo nuevo. ‘Comunidad imaginada’ es la expresión que emplea Benedict Anderson para describir a la nación o al pueblo y reparar en esa variabilidad y permeabilidad del hecho popular” (Octubre en Chile. Acontecimiento y comprensión política: Hacia un republicanismo popular. Santiago: Katankura 2019, páginas 16-17, 21, 24, 26-27; cf. 115-116.
(2) Chernilo señala que yo postulo “la primacía de lo irracional por sobre la deliberación”. He escrito, en cambio, lo que sigue: “En la deliberación pública puede tener lugar, ciertamente, una iluminación. Gracias a las justificaciones y críticas, muchos prejuicios y atavismos logran volverse objeto de consideración y pierden su fuerza. Y ocurre, además, que intereses eventualmente dañinos quedan expuestos en su carácter de tales” (Razón bruta revolucionaria. La propuesta política de Fernando Atria: Un caso de precariedad hermenéutica (Santiago: Katankura 2020, página 33; ya el año 2009, en el libro ¿De qué hablamos cuando hablamos de Estado? Santiago: Ies 2009, páginas 61-62, efectué una explicación y justificación de la importancia de la deliberación pública).
(3) Yo no creería, afirma Chernilo, en “principios jurídicos como la división de poderes”. Pero he abogado expresa y latamente por el “principio republicano de la división institucional del poder”; “la división republicana del poder social”; por “el motivo según el cual una república libre se separa del despotismo opresor en la medida en que existe división del poder social” (Octubre en Chile, páginas 20, 96, 86; cf. 69, 104, 105-106; en un libro anterior, La frágil universidad [Santiago: Cep 2016, descargable aquí], abordo también el problema de la división del poder, intercediendo por ella contra propuestas políticas que terminan conduciendo a la concentración del poder).
(4) Chernilo sostiene que yo no creería, en fin, en una “fundamentación racional de principios morales”. Desde mi tesis de licenciatura (sobre la Suma contra gentiles de Tomás de Aquino) y mi primer libro, Verdad y práctica (Valparaíso: Edeval 2000), pasando por ¿De qué hablamos cuando hablamos de Estado? (ya aludido), Más allá del cientificismo (Santiago: UDP 2010, descargable aquí) y hasta mi último libro (Carl Schmitt between Technological Rationality and Theology), del año 2020, he intentado efectuar, de diversos modos, precisamente, esa fundamentación.
Me parecen exigencias investigativas básicas:
(i) que cuando un autor (A1) estudia y discute en un texto académico una materia (M) en un autor (A2), el primer autor (A1) lea y cite los textos en los cuales el segundo autor (A2) ha investigado en lo principal la materia (M) discutida;
(ii) que cuando un autor (A1) discute en un texto académico los trabajos (T) de otro autor (A2), el primer autor (A1) se ciña a lo que esos trabajos (T) dicen y no le atribuya al segundo autor (A2) algo completamente distinto o contradictorio respecto lo que éste ha sostenido expresa y claramente allá.
En su texto en CIPER, basado en investigaciones hechas con fondos públicos, de Fondecyt, según consigna, Daniel Chernilo:
(i) me ha atribuido un tipo de recepción de Carl Schmitt sin haber leído y citado ninguno de los textos que yo he dedicado al estudio de Carl Schmitt;
(ii) además, me ha atribuido –como consta en los puntos (1) a (4)– afirmaciones completamente distintas o contradictorias respecto de lo que yo he sostenido expresa y claramente.
En el artículo de Daniel Chernilo estamos, así, en el mejor de los casos, ante una incompetencia severa; en el peor, ante el incumplimiento de los deberes mínimos de la honestidad intelectual. En ambos, ante faltas graves a las exigencias básicas de la investigación.
Este artículo es parte del proyecto CIPER/Académico, una iniciativa de CIPER que busca ser un puente entre la academia y el debate público, cumpliendo con uno de los objetivos fundacionales que inspiran a nuestro medio.
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Hasta el momento, CIPER Académico recibe aportes de seis centros de estudios: el Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (COES), el Centro de Estudios Interculturales e Indígenas (CIIR), el Centro de Investigación en Comunicación, Literatura y Observación Social (CICLOS) de la Universidad Diego Portales, el Núcleo Milenio Autoridad y Asimetrías de Poder (NUMAAP), el Observatorio del Gasto Fiscal y el Instituto Milenio para la Investigación en Depresión y Personalidad (MIDAP). Estos aportes no condicionan la libertad editorial de CIPER.