Carta de la Comisión Nacional de Riego por columna publicada en CIPER y respuesta de Fundación Terram
15.12.2020
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15.12.2020
Vea aquí la carta enviada por la CNR en respuesta a este artículo y la réplica de Fundación Terram.
Señor Director:
Hace unos días su medio publicó una columna de opinión titulada: “El avance de la desertificación II: los millonarios subsidios de riego a agroexportadoras”. A partir de esta columna, y considerando que fue escrita en estilo de reportaje y aborda varios temas concernientes a nuestra institución, desde la Comisión Nacional de Riego (CNR) nos parece necesario aclarar y precisar algunos puntos que el autor mencionó.
Nuestro ánimo no es polemizar. Comprendemos y respetamos que existan visiones distintas en torno al uso del agua, y de los recursos públicos, sobretodo por la relevancia que tiene el correcto uso del recurso hídrico en los tiempos actuales. Sin embargo, es mi deber señalar que la CNR trabaja en los objetivos que legalmente le han sido mandatados con total transparencia.
Al respecto, los puntos principales que quisiéramos aclarar son:
Creemos firmemente que no hay mejor camino que el diálogo y el respeto mutuo para construir un mejor país en todos lo ámbitos. Por esta razón, hacemos ver nuestros puntos, pues estamos seguros de que los recursos púbicos que se han dispuesto a través de nuestra institución para mejorar la eficiencia del riego y así ayudar a mantener la producción agrícola en este escenario de escasez hídrica es un aporte al desarrollo del país, muy especialmente en nuestro postergado sector rural.
Saluda atentamente a Ud.
Federico Errázuriz Tagle
Secretario Ejecutivo
Comisión Nacional de Riego
El pasado 7 de diciembre, Ciper publicó el reportaje “El avance de la desertificación II: Los millonarios subsidios de riego a agroexportadoras”, cuyo autor, Maximiliano Bazán, es periodista de Fundación Terram. Tras ello, la Comisión Nacional de Riego (CNR), organismo encargado de entregar estos subsidios, hizo llegar una carta de aclaración en respuesta al reportaje, firmada por su secretario ejecutivo, Federico Errázuriz Tagle, donde se cuestiona parte de su contenido y sobre la cual nos parece relevante referirnos con el ánimo de aclarar algunos cuestionamientos que ahí se enuncian.
En primer lugar, es importante manifestar que el objetivo de la investigación es dar a conocer información asociada al funcionamiento y los efectos de dos políticas públicas que podrían estar contribuyendo a acelerar el proceso de desertificación que atraviesa nuestro país, como son la tala de bosque nativo sin reforestación, asociada a la Corporación Nacional Forestal (CONAF) (primera parte), y los subsidios a obras privadas de riego que no son sometidas a evaluación ambiental, otorgados por la CNR (segunda parte), ambas instituciones dependientes del Ministerio de Agricultura (Minagri). En ese sentido, es importante señalar que una revisión de la Ley Nº 18.450 de Fomento a la Inversión Privada para Obras de Riego y Drenaje es hoy del todo propicia, pues su vigencia expira en 2021 y por ende es el momento adecuado para visibilizar cómo se ha utilizado, a quiénes ha beneficiado y qué efectos podría estar generando
En relación al lugar que ocupa Concha y Toro en el reportaje, y que parece molestar a la CNR, es importante manifestar que este no responde a un sesgo hacia dicha empresa, sino más bien apunta a graficar la cantidad de recursos económicos que de manera sostenida son asignados a los grandes consorcios empresariales. En ese sentido, es importante relevar que ninguno de los datos publicados en la investigación ha sido puestos en duda.
Ahora, más que simplemente mencionar la larga lista de beneficiarios de subsidios de riego a lo largo de estos 35 años, en términos muy genéricos, como solicita la CNR en su carta, parece más relevante preguntarse si cualquier pequeño agricultor tiene fácil acceso y de manera reiterada a los beneficios que otorga la CNR, ya que como pudimos constatar en la lista obtenida vía transparencia, son muy pocas las personas naturales que recibieron cientos de millones distribuidos en varios subsidios, no siendo precisamente ellos pequeños agricultores que sí requieren de dicho beneficio. Así sucede, por ejemplo, en el caso de José Miguel Stegmeier Schmidlin, personaje ligado a la red clandestina de Paul Schäfer[1] y actual director nacional de la Sociedad Nacional de Agricultura (SNA), quien es la segunda persona natural que más dinero ha recibido de la CNR, acumulando $996 millones de pesos por medio de 15 subsidios entre 1997 y 2008. Lo propio ocurre también en el caso de María Gloria y María Loreto Fernández León, hermanas del conocido empresario Opus Dei, Eduardo Fernández León, quienes han recibido $387 millones entre 2005 y 2014 y $263 millones entre 1997 y 2009 desde la CNR, respectivamente, a través de 6 subsidios cada una de ellas.
En su carta, el organismo dependiente del Minagri acusa información parcial, señalando que el periodista “no contactó a nadie de la CNR y se limitó a realizar 2 o 3 consultas por ley de transparencia”, afirmación que no es efectiva, puesto que en reiteradas ocasiones se tomó contacto con los encargados de prensa y la OIRS de la CNR, para solicitar entrevistas y aclarar dudas asociadas a las propias bases de datos, siendo posible llegar al Secretario Ejecutivo del organismo solo durante un evento público durante fines de agosto del año 2019 y de manera acotada, luego de que él terminara con la entrevista en un pasillo al no gustarle una pregunta asociada a la desertificación.
Finalmente, como Fundación Terram nos parece positivo que a través de la carta de aclaración el Secretario Ejecutivo de la CNR señale que comparte “la necesidad de limitar el acceso a este instrumento por parte de grandes agricultores”, anunciando que prontamente se presentará un proyecto de ley al Congreso sobre esta materia. No obstante, nos parece importante que dicho proyecto que modifique la Ley Nº 18.450, en aras de prorrogar su vigencia, incorpore un enfoque ecosistémico, impulsando medidas que apunten a adaptar la producción agrícola al actual escenario de cambio climático, es decir a beneficios orientados a la agricultura para consumo interno, que sea eficiente en el uso del agua y que no contribuya a ampliar la frontera agrícola en desmedro de ecosistemas nativos, las comunidades y organizaciones locales.
Saluda atentamente,
Flavia Liberona
Directora Ejecutiva
Fundación Terram
[1] Ver reportaje CIPER: «Las tres sociedades que ligan al nuevo gobernador de Bío Bío con la red clandestina de Paul Schäfer».