CIPER ACADÉMICO / ANÁLISIS ELECTORAL
Participación electoral en el plebiscito. Lecciones para el proceso constituyente
28.10.2020
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CIPER ACADÉMICO / ANÁLISIS ELECTORAL
28.10.2020
Pensando en el proceso constituyente el artículo examina la votación de este domingo. Nunca habían votado tantos y tantas, pese a lo cual la participación electoral sólo se elevó 2 puntos porcentuales respecto de la última presidencial. Las comunas más grandes aumentaron su participación, pero en las pequeñas menos gente lo hizo; particularmente llamativa es la pronunciada caída en las comunas con mayores tasas de población indígena. Estos elementos plantean un desafío clave: cómo involucrar en el debate constitucional al casi 50 por ciento que no participó pero que deberá hacerlo en el plebiscito de salida.
Fotografía de portada: Eric Allende / Migrar Photo
Las cifras de participación electoral en el plebiscito serán objeto múltiples cruces y análisis en el futuro. En este artículo entrego algunos datos descriptivos que, pienso, dan algunas pistas útiles para el proceso constituyente que se avecina.
Aunque este proceso se iba a activar independiente de si concurría un 20, 50 o 90% del electorado, sabemos que su legitimidad está dada por una concurrencia masiva de la ciudadanía votar y que la preferencia del Apruebo fuese respaldada de modo contundente. El pasado domingo pudimos constatar que se superó el umbral psicológico del 50%+1 de la ciudadanía habilitada para votar y se obtuvo un resultado particularmente contundente tanto respecto del Apruebo (78%) como en relación con la Convención Constitucional (79%).
Cuando analizamos la participación electoral a nivel de elecciones presidenciales, observamos una notable persistencia del universo electoral que concurre a votar y que hasta el año 2009 fue de poco más de 7 millones de electores(as) (ver cuadro 1).
Esto puede explicarse por el sistema de inscripción voluntaria y voto obligatorio que desincentivaba a que nuevos electores se inscribieran para votar. Además, las fuerzas políticas hicieron pocos esfuerzos por motivar la participación o interesar a nuevos votantes: parecía más cómodo trabajar en un universo conocido. Por otra parte, quienes concurrían a votar lo hacían porque estaban marcados sociológicamente por el plebiscito de 1988 estableciendo un habitus electoral (Contreras y Navia 2013).
En 2013 se estableció la inscripción automática y el voto voluntario. La participación electoral en relación con quienes tenían más de 18 años cayó significativamente ese año —muy probablemente por la certeza que existía de la elección de la presidenta Michelle Bachelet en aquella competencia— y llegó al 49% en la última elección de 2017. En las elecciones municipales las cifras fueron ostensiblemente más bajas.
Esta caída diacrónica en la participación electoral y que pasaría de 87 a 49% afectó principalmente a las generaciones más jóvenes que mayoritariamente no asistían a votar. El hecho que la mitad de los ciudadanos y ciudadanas no participaran de los procesos electorales hizo creer a los gobernantes que obtenían altos porcentajes de apoyo electoral en virtud de quienes concurría a votar (62% Bachelet y 54,6% Piñera), pero que en realidad representaban pírricas cifras en relación con el universo electoral (25% Bachelet y 26% Piñera).
Cuadro 1
Participación electoral en elección presidencial y plebiscito
El plebiscito no escapó de la barrera de los 7 millones. Aunque en términos absolutos representa la cifra más alta alcanzada desde el retorno de la democracia, la participación electoral solo se elevó 2 puntos porcentuales respecto de la última presidencial.
Las condiciones sociales eran excepcionalísimas, qué duda cabe.
La pandemia, los conatos de violencia, y la sensación de derrota anticipada del “Rechazo” podrían haber sido muy potentes disipadores de la concurrencia de los y las electoras a votar. Viendo el vaso semi-lleno, aumentó la participación electoral y poco más de 500 mil electores adicionales salieron a la calle a estampar su voto. Viendo el vaso semi-vacío, un segmento muy relevante de la población no se motivó para salir de sus casas y concurrir a votar en un tema demarcatorio del destino de la república.
Con todo, el masivo apoyo por las opciones Apruebo y Convención Constitucional permiten decir que los 5,8 millones de votos por estas dos opciones representan al 40% del universo total del país, cifra no menor si se le compara con el apoyo que venían recibiendo los presidentes de la República.
Quizás la cifra más llamativa, aunque menos mencionada, es el modo en que se distribuyó la participación electoral según el tamaño de población de las comunas. Observamos que mientras menor es el tamaño de la comuna, menor es el nivel de concurrir a votar.
Cuadro 2
Participación en plebiscito por tamaño poblacional de comunas
Varias hipótesis podríamos aventurar a partir de este dato. Primero, parece ser que la naturaleza principalmente urbana del conflicto social actual y las movilizaciones podría estar estimulando la participación de la ciudadanía en los grandes centros urbanos. Segundo, muy probablemente las campañas electorales tuvieron muchos problemas de despliegue y movilización en comunas más alejadas y menos densamente pobladas. Tercero, y como correlato del punto anterior, es muy probable que el esfuerzo de movilización y activismo ciudadano se haya centrado en lugares más densamente poblados. Cuarto, dado que se trató de una campaña en pandemia, la conectividad a internet jugó un rol clave, por lo que podría haber afectado los niveles de participación en lugares más alejados y con problemas de conectividad.
Otro fenómeno que se ha destacado es la relación que existe entre la participación electoral y el nivel socioeconómico. Todo parece indicar que mientras mayor es el nivel socioeconómico, mayor es el interés y motivación por participar (cuadro 3). Esto suele asociarse con los niveles de escolaridad de la ciudadanía. En el caso de Chile hasta hace muy poco observábamos que esta relación se aplicaba solo en centros urbanos, pero que no se sostenía en lugares rurales porque allí se mantenía una tradición de asistir a votar pese a que existen altas tasas de pobreza. Las relaciones más cercanas entre la política y los electores (clientelismo) además de prácticas establecidas de acarreo, explicaban ello. Sin embargo, ya en la elección de 2017 observábamos una menor participación en sectores más pobres y de menor densidad poblacional (Fuentes, De Cea y Teitelboim 2018). Esto se reitera en el plebiscito donde observamos que las tasas de participación caen en la medida en que aumenta el nivel de pobreza (Cuadro 3).
Cuadro 3
Participación electoral y pobreza en plebiscito 2020
Siguiendo el modelo de los encuentros autoconvocados, podrían organizarse en distintos momentos de la Convención, jornadas nacionales para la discusión de ciertas temáticas (derechos sociales, formas de democracia, etc.), en la que se levantaran propuestas ciudadanas sobre temas específicos para la Convención.
Aunque la naturaleza de una elección presidencial no es igual a la de un plebiscito, sí podemos contrastar los niveles de participación electoral. Lo primero que salta a la vista es que, pese a que se trata de niveles de participación similares, se observó un comportamiento por regiones distintivo: mientras en el norte y centro del país se incrementó la participación electoral, en la zona centro sur y sur (de O’Higgins y hasta Aysén, se produjo una disminución de la participación electoral.
Cuadro 4
Participación electoral por regiones
La baja en la participación electoral en las regiones del sur podrían explicarse por un eventual desinterés de los sectores de derecha de querer acercarse a las urnas para manifestar una preferencia que parecía derrotada antes de la elección. Mayores análisis se necesitarán para explicar estas bajas en regiones como la Araucanía, Ñuble y Maule. El caso de la región de Antofagasta amerita una mención especial por el importante salto en sus niveles de participación que, eventualmente podrían deberse a los niveles de conflictividad social en la capital regional.
Desde el punto de vista del tamaño de la población, observamos que en el año 2017 el patrón mayor de participación se produjo en comunas de rango medio (entre 10 mil a 100 mil habitantes). Ahora, esta mayor participación se concentró en comunas densamente pobladas y particularmente de la Región Metropolitana como Maipú (62%), La Florida (59%), y Puente Alto (57%). Esto rompe con patrones de votación que tendían a ser más bajos en estas mega comunas. ¿Qué podría explicar aquello? Deberemos analizar elementos como tasas de desempleo o proximidad con la protesta social.
Cuadro 5
Participación por tamaño poblacional de comunas en 2017 y 2020
Aunque requiere observarse con mayor detenimiento la relación entre la pandemia y la participación electoral, preliminarmente se podría argumentar que, en promedio, las comunas que estaban el día del plebiscito en cuarentena (30 comunas), sufrieron una baja de participación electoral de 8 puntos en relación con las elecciones de 2017.
Ello no sucedió en las comunas que estaban en fase 2 de transición donde se observó una tasa promedio de participación similar a la de las elecciones de 2017.
Cuadro 6
Cuarenta y participación electoral
Información incidental obtenida de comunas en cuarentena por el autor muestra que al menos en comunas más alejadas y rurales pudo existir un problema de transmisión de información a los electores para explicar el procedimiento y las precauciones para asistir a votar. En Saavedra, por ejemplo, algunos informantes me indicaron que la baja en la participación pudo deberse a que no existía claridad entre los electores rurales respecto a si debían o no sacar permisos para ir a votar. También se reportó que en Chiloé se entregaron informaciones poco claras a la ciudadanía respecto del procedimiento para ir a votar. No obstante, convendría indagar más sistemáticamente si se aplicaron políticas de información a los electores más específicas en comunas afectadas con la cuarentena.
Otro fenómeno interesante de observar es la participación electoral en comunas con alta concentración de personas que se autoidentifican como indígenas.
Al respecto, vemos que se observó una caída pronunciada de participación en aquellas comunas con mayores tasas de población indígena (cuadro 7). Además, se mantiene una lógica inaugurada con el voto voluntario y que alude a que las tasas de participación en comunas indígenas son contingentes a la candidatura/tema que está en discusión. Por ejemplo, en la zona norte, las comunas con alta concentración indígena han tendido a votar por la derecha y en este plebiscito mostraron un nivel más bajo de participación (24%) que en comunas del sur. Allí, aunque bajó, la participación de los mapuches en comunas de alta concentración de población indígena llegó al 33%. Así, parecería ser un patrón ya instalado el comportamiento más contingente respecto de lo que está en juego en una elección.
No sabemos a ciencia cierta los motivos de esta baja participación en comunas con alta concentración indígena. Podríamos hipotetizar que podría deberse a la falta de información que caracterizó al proceso en zonas apartadas del país, pero quizás también debido a la no incorporación temprana de los escaños reservados en las opciones de Convención.
Cuatro 7
Comunas con población indígena y participación electoral
El análisis preliminar de la participación electoral en el plebiscito permite sacar algunas lecciones muy relevantes para el proceso político-electoral y constituyente que se viene en el país:
Contreras, Gonzalo y Patricio Navia. 2013. Diferencias generacionales en la participación electoral en Chile, 1988-2010. Revista de Ciencia Política, 33 (2): 419-441.
Fuentes, Claudio, Maite de Cea y Berta Teitelboim. 2018. Presidenciales Chilenas 2017: Por quién y cuánto votan los indígenas. Estudios Políticos 55.
Gundermann, Hans. (2007). Municipios y pueblos indígenas en Chile. En: Assies, Willem y Gundermann, Hans (eds.). Movimientos indígenas y gobiernos locales en América Latina (pp. 161-198). San Pedro de Atacama: Universidad Católica del Norte.
Ministerio de Desarrollo Social 2018. Informe de estimaciones comunales de pobreza, con datos de CASEN 2015. Serie de documentos metodológicos CASEN.
Este artículo es parte del proyecto CIPER/Académico, una iniciativa de CIPER que busca ser un puente entre la academia y el debate público, cumpliendo con uno de los objetivos fundacionales que inspiran a nuestro medio.
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