ME TOO DEL FÚTBOL FEMENINO CHILENO, PARTE IV
Diez años de malos tratos para las futbolistas de Everton
20.10.2020
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ME TOO DEL FÚTBOL FEMENINO CHILENO, PARTE IV
20.10.2020
Mario Vera es uno de los entrenadores más exitosos del fútbol femenino chileno. Al mando de Everton fue bicampeón nacional y finalista de la Libertadores. Pero su registro contrasta con el maltrato que denuncian algunas de sus dirigidas. Gritos destemplados en los camarines, insultos y comentarios homofóbicos son parte de los episodios que varias de ellas hoy se atreven a revelar. Tras zamarrear a una joven sub17, la asociación nacional de jugadoras le abrió una investigación. Everton solo lo cambió de puesto y lo dejó a cargo del fútbol joven. Esta es la entrega final de la serie de reportajes sobre abuso, acoso y maltrato en el fútbol femenino.
Foto de portada: Jugadoras de Everton y Audax Italiano / ANFP.
Esta serie de reportajes corresponde al proyecto de título de las autoras, alumnas de Periodismo de la Universidad Diego Portales, dirigido por el profesor Rodrigo Fluxá.
Vea acá las tres entregas anteriores:
Me too: los archivos secretos del fútbol femenino en Chile
Un intento de suicidio en Unión Española: jugadora sub17 fue acosada por un funcionario del club
En 2007 Mario Andrés Vera Bazáez de 29 años, junto a Antonio Bloise, entonces presidente de Everton, crearon la rama femenina del club. Mario Vera fue su director técnico y no solo eso, fue durante tres años el entrenador de fútbol femenino más exitoso de Chile.
Everton salió campeón en 2008 y 2009, mismo año en que participó de la primera edición de la Copa Chile. Llegó a la final y se enfrentó a Colo Colo. Cuatro a dos fue el resultado a favor de la escuadra de Mario Vera. Everton fue el primer equipo chileno femenino en participar en la Copa Libertadores en 2009 y 2010. En 2009 logró el cuarto lugar y en 2010 perdió la final por uno a cero frente al Santos de Brasil.
Nicole Tobar llegó a Everton en 2009, tenía 18 años y fue su primer club profesional. Ella junto a cinco compañeras, que venían del Lago Rapel, vivieron con Mario Vera en una cabaña en Quilpué. Como eran jóvenes y el fútbol femenino no es profesionalizado, había jugadoras que no tenían dónde vivir. Nicole Tobar entró a Everton con la promesa de recibir $60 mil mensuales y que sus servicios básicos estarían cubiertos: comida, transporte y residencia. El compromiso era con Mario Vera, pero no todo se cumplió. El dinero pactado no llegó hasta su tercer mes en Everton y Nicole Tobar recuerda: “Muchas veces pasamos hambre, no teníamos dinero, tampoco había almacenes cerca de la casa, porque quedaba en un lugar retirado y Mario no siempre nos tenía comida para cocinar”.
Mario Vera explica que en esta época muchas jugadoras querían ir a jugar a Everton porque era el equipo campeón. Pero reconoce que “al fútbol femenino jamás le han dado la importancia que merece”. Entonces, dice, él trataba de ayudarlas. Mario Vera no vive del fútbol femenino, desde 1999 es dueño de una empresa de arriendo de maquinarias y ese es su principal ingreso. Según Vera, su mamá le daba la comida diaria a las jugadoras, pero Nicole Tobar lo desmiente y cuenta que “cuando Mario se olvidaba de abastecernos con comida y andaba apurado, nos dejaba en la casa de su madre antes de ir a entrenar y nos daba once. Porque sabía que ella siempre nos daría algo”.
Además de incumplir compromisos económicos, el maltrato como director técnico es lo primero que recuerdan las jugadoras al preguntarles por sus años en el club. Gloria Cantillana también entró a Everton en 2009. Ella era de Rancagua, se integró con 15 años al equipo sub 17 y se quedó hasta 2012 en una primera etapa. “La relación con Mario era mala. Yo no tenía a nadie que me fuera a defender, alguien que fuera a decir: ¿Oye, qué te pasa con mi hija? De repente una se equivocaba en un pase y te echaba del entrenamiento”, recuerda.
Mario Vera estaba a cargo de la rama femenina del club y era director técnico de la sub 17 y de la adulta. Sobre el trato, Gloria Cantillana es enfática: “Hacía lo que quería con nosotras en la sub 17, como sabía que nos gustaba tanto el fútbol, nos podía tratar mal y siempre estaríamos ahí”.
Nicole Tobar recuerda el partido contra Colo Colo en 2009: “Era el entretiempo, íbamos perdiendo y nos fuimos al camarín. Mario Vera le preguntó gritando a una compañera: ¿Qué te pasa? Ella respondió que nada y trató de excusarse cuando Mario le dijo que se pusiera de pie, le puso la mano en el short y le gritó: ¡Mira, estás toda cagada! ¡Avísame cuando sepas jugar a la pelota!”. La protagonista de ese episodio, que prefirió no dar su nombre, confirmó lo ocurrido: “Me gritó que tenía un mojón en el short”.
Una compañera que fue testigo, agrega: “Me acuerdo que hizo que se parara, le tocó el poto y le gritó. Todas quedamos paralizadas y nadie se atrevió a decirle algo”. Mario Vera niega haber tocado a la futbolista. Según su versión, en la cancha debe sacarle los miedos a sus jugadoras, pero asegura que nunca usó esas palabras. Nicole Tobar reflexiona que en el equipo había mucha normalización de los comentarios y gritos de Mario Vera.
Constanza Villanueva jugó en Everton como refuerzo para la Copa Libertadores de 2010 y en 2011, con 21 años, entró oficialmente al club. Se quedó hasta 2013 en una primera etapa. Ella coincide con Nicole Tobar y asegura que normalizaba el trato y lo trataba de justificar, pensando “Mario es así”. Hoy está en su último año de pedagogía y reflexiona: “Ahora entiendo que ese no debiera ser el trato a un deportista y pienso ¿cómo aguanté tanto?”.
“Para mí ha sido el DT que más me ha marcado. Me enseñó en la parte técnica súper bien, pero como persona, siempre falló”, explica Gloria Cantillana. En los primeros cuatro años que ella estuvo en Everton, la actitud de Mario Vera no cambió: “Nos decía que éramos malas y que no servíamos para el fútbol”. Agrega que ni su madre conoce todo lo que le tocó vivir en Everton en esos años: “Me gustaba tanto el fútbol que me la comí sola y me dejé pasar a llevar mucho”. A Gloria Cantillana le afectó psicológicamente lo vivido con Vera. “Creo que hasta hoy me afecta, porque me cuesta creer en mis capacidades. Pienso constantemente la frase que Mario me decía sobre que no iba a lograr nada”, detalla.
Verónica Riquelme jugó sólo en 2013 por Everton y recuerda episodios donde le tocó ver gritos y comentarios hirientes a compañeras. “¡Sácate los pañales, estás toda cagada jugando! ¡Empieza a despertar!”, son algunos de los gritos que recuerda Riquelme en su año con Mario Vera. El director técnico justifica que el dicho de los pañales se lo ha escuchado a 20 técnicos del fútbol femenino, explica que “es una expresión, no es una humillación” y que todo depende del contexto. Pero Javiera Moreno, vicepresidenta y jefa de Género y Desarrollo de la Asociación Nacional de Jugadoras de Fútbol Femenino (Anjuff) es enfática:
“Es una frase inaceptable. Es un ataque directo y una humillación. Además traspasa el límite de lo que sí corresponde como frases de motivación para las jugadoras. Urge hacer un cambio cultural para erradicar ese tipo de frases”.
Esos comentarios, dice Verónica Riquelme, generaban miedo en sus compañeras: “Las que eran débiles de mente cagaban. Mario se las comía. Pero las que éramos más fuertes, tratábamos de no pescarlo ni caer en su juego”.
En 2013, Gloria Cantillana vivió un proceso de selección para representar a Chile en la categoría sub 20, equipo dirigido por Ronnie Radonich. Cuando asistió a entrenar, el seleccionador le dijo que la habían llamado dos veces antes y le preguntaron por qué no había asistido. “Quedé en blanco”, dice la jugadora. Nunca supo de los dos llamados previos. Constanza Villanueva asegura que le pasó lo mismo por lo menos una vez. Mario Vera se justifica y explica que “deben haber más de 100 llamados y dos se me pasaron… todas las demás fueron”. Él reconoce que no le gustaba el manejo de Marta Tejedor, entrenadora de la selección entre 2007 y 2011, porque a su juicio armaba un grupo de amigas y no una selección. Pero las jugadoras no opinan lo mismo.
Cuenta Gloria Cantillana que a Mario Vera no le gustaba que fueran a la selección chilena y filtraba a las que podían asistir. “La selección es para ir a huevear, es para volverse lesbiana”, recuerda Cantillana que eran las palabras de Mario Vera. Lo confirma Nicole Mariñelarena, actual jugadora de Everton. Mariñelarena y Sofía Rojas, quien también integra el plantel del club, cuentan que se burlaba de las seleccionadas en sus charlas de entrenamiento. Ambas recuerdan que se refirió a una jugadora (cuya identidad CIPER mantiene en reserva) como “mongólica”.
Sofía Rojas llegó en 2014 con 15 años al equipo y tiene marcada una escena que vivió en el camarín. Fue en un entretiempo de un partido sub 17 contra Santiago Morning en la cuarta fecha del Torneo de Apertura de ese año. Jugaban en Viña del Mar y perdían por tres goles a cero. Entraron a los vestidores y Mario Vera estaba enfurecido: “Se descontroló y comenzó a pegarle a las paredes y a gritarnos cagonas”, dice Sofía. A algunas jugadoras, agrega, les gritó directamente en la cara: “¡Eres una cagona de mierda!”.
Karime Orozco, compañera de Rojas, tenía 14 años y confirma la escena. Ella cuenta que en la fecha siguiente, contra Ovalle, en un partido de la categoría adulta pero donde jugaban en su mayoría niñas de la sub 17 por falta de equipo, ocurrió algo similar. En el entretiempo Mario Vera entró gritando al camarín, le pegó a la pared y se quebró la mano, detalla Karime Orozco. Vera entrega su versión: “No golpeé a nadie, ni le grité a nadie. Perdimos y por la rabia le pegué a la pared y me quebré la mano”.
A fines de 2014 Everton cerró su rama femenina y Mario Vera se hizo cargo del fútbol joven del club. Pero un grupo de hinchas y apoderados crearon Deportes Viña del Mar Fútbol Femenino. En 2015 hicieron un trato con Everton que les permitió jugar en el campeonato nacional y llevar su nombre. Varias ex basquetbolistas de la zona se sumaron para poder armar un equipo. En 2017, quienes dirigían el equipo le pidieron a Mario Vera hacerse cargo de la escuadra y le ofrecieron un sueldo. Según afirma Cristián Díaz, dirigente de la época, desconocían las actitudes de Mario Vera hacia las jugadoras.
El entrenador consiguió una cancha donde entrenar, reorganizó el plantel, fichó nuevas jugadoras y dejó fuera a otras. Uno de los fichajes fue el de Gloria Cantillana. Ella dice que retornó porque Mario Vera la convenció de que estaba más calmado y decidió darle una segunda oportunidad. Carolina Berkhoff era una de las basquetbolistas que se sumó al plantel, sobre la vuelta de Vera asegura que “muchas veces cedimos en el trato por tener una persona que nos podía ayudar a surgir. Porque ser Mario Vera te abre puertas y dejamos que hiciera lo que quisiera”.
Nicole Mariñelarena fue entrenada por Mario Vera en 2008 y volvió al club diez años después. Ella comenta que en ese primer año el director técnico solía comentar y burlarse de la orientación sexual de las jugadoras. “¡No la vas a dejar pasar porque te la comiste!” y “no se corten el pelo como hombre”, recuerda Mariñelarena y Gloria Cantillana que eran algunas de las frases que decía Mario Vera. Al reflexionar sobre su segundo período en el equipo, Nicole Mariñelarena dice: “Volver fue revivir todo, pero diez veces más”.
Una de las jugadoras que fichó en 2019 en Everton fue Carol Negrón. Volante con más de diez años de experiencia en el fútbol, llegó desde Puerto Montt a los 29 años. Las negociaciones las hizo con Mario Vera. Él le ofreció alojamiento y $300 mil mensuales. “Todo quedó en nada, las 300 lucas me las pagó dos meses, después 100 lucas, luego 50 y finalmente, nada”, dice Negrón. Con la casa sí cumplió. Ella cuenta que vivió en una cabaña de Mario Vera al oriente de Quilpué. Le quedaba lejos del centro de entrenamiento y no tenía transporte. Vera la llevaba y traía.
Carol Negrón fue testigo de constantes gritos a sus compañeras. Cuenta que generalmente gritaba “marca a la negra, a la guatona o a la huevona”. Ella se preguntó por qué nadie le respondía y sus compañeras le dijeron que siempre había sido así.
El jueves 4 de abril de 2019, Pía Zamorano, segunda arquera de Everton, se lesionó. La falta de apoyo del club a la jugadora indignó a Nicole Mariñelarena, capitana de la época, quién denunció ese mismo fin de semana por redes sociales lo ocurrido.
La denuncia tuvo repercusiones. Una fue la respuesta del club en relación a la cobertura de las lesiones. Gustavo Dalsasso, gerente deportivo de Everton, dijo que desde ese momento la institución iba a correr con los gastos de las lesiones del plantel. Otra consecuencia la vivió Nicole Mariñelarena, porque en el entrenamiento siguiente, Mario Vera la castigó por la publicación y le quitó la capitanía a ella y a la segunda capitana, Joanna Osorio. “Por reclamar por lo justo, Mario me gritó y me dijo que nunca más sería capitana”, cuenta Mariñelarena. Agrega: “Mario siempre nos decía que con poco debíamos hacer mucho y ese pensamiento nos estancaba”.
Tras la conversación en que Mariñelarena y Osorio perdieron la capitanía, Carolina Berkhoff dio su opinión. Mario Vera la quedó mirando fijo y empezó a encararla: “¿Tú, quién eres? Primero debes rendir en la cancha para hablar. No sirves para nada, no puedes opinar”, recuerda Berkhoff que fueron algunas de las palabras del director técnico. Ella le respondió que esa discusión no era para ese momento, pero él continuó gritando. Nicole Mariñelarena junto a otras compañeras la defendieron. Sofía Rojas cuenta que “la empezó a atacar y menospreciar. Le decía que era mala”. Carolina Berkhoff comenzó a llorar y Mario Vera dijo que ninguna estaba obligada a estar ahí. Eso provocó que varias jugadoras abandonaran el entrenamiento, entre ellas Nicole Mariñelarena, Sofía Rojas, Carolina Berkhoff, Tania Hidalgo y Gabriela Herrera.
Al preguntarle a Mario Vera por el conflicto con Carolina Berkhoff, dice que nunca le gritó, solo le explicó que ella no estaba en los planes del equipo y que entrenaba para hacerle un favor.
Tras lo ocurrido, Mariñelarena, Rojas, Berkhoff y Herrera se ausentaron por varios días y fueron eliminadas del grupo de Whatsapp del equipo. Gustavo Dalsasso se comunicó con ellas y las citó a una reunión. Las cuatro le relataron lo que pasó en ese entrenamiento y cuentan que Dalsasso desconocía la real discusión. En consecuencia, se disculpó por lo ocurrido y les pidió que se reintegraran. Pero ellas le explicaron que Mario Vera era el que no quería su retorno. Según las jugadoras que estaban en la reunión, el gerente deportivo decidió llamar a Mario Vera frente a ellas y le dijo:
-Mario, tengo cuatro chicas acá que el lunes vuelven a entrenar.
Mario Vera no entendió a quienes se refería y Dalsasso decidió darle los nombres. Las jugadoras confirman que escucharon claramente la respuesta, aunque Dalsasso no tenía su teléfono en altavoz.
-¡Sofía Rojas, esa concha de su madre no vuelve a entrenar!- respondió Mario Vera.
Gustavo Dalsasso y otros directivos del club fueron contactados pero no quisieron participar del reportaje. “Everton de Viña del Mar está en un proceso de reestructuración de su área femenina”, respondió el club.
Después de unas semanas Sofía Rojas, Carolina Berkhoff y Gabriela Herrera, abandonaron el club. “No me daban ganas de entrenar. Me fui de Everton por Mario Vera”, aclara Sofía Rojas. Para Carolina Berkhoff su salida fue difícil y relata: “Tenía 32 años, Mario siempre se dedicó a denigrarme, a pesar de mi esfuerzo por mejorar. Psicológicamente me dejó muy mal”. Por motivos económicos Berkhoff no asistió a un psicólogo, a pesar que sintió la necesidad.
El 14 de septiembre de 2019 Everton enfrentó a Santiago Wanderers, el clásico regional, en el estadio de Villa Alemana. Primero fue el partido de la sub 17 y a continuación jugó el plantel adulto. En el entretiempo del equipo juvenil, el marcador estaba igualado sin goles y las adultas ya estaban en los vestidores preparándose para su partido. Las jugadoras dicen que Mario Vera ingresó golpeando las paredes y gritando. Según cuentan Nicole Mariñelarena, Carol Negrón y otra entrevistada que prefirió no ser mencionada por miedo a represalias, el DT se paró frente a Trinidad Bernales, la tomó de los hombros, la zamarreó contra la pared y le gritó al oído: “¡Corre, corre, corre!”. La joven lo empujó para alejarlo, comenzó a llorar y se fue a los baños.
Las jugadoras juveniles quedaron paralizadas. Fueron algunas de la categoría adulta las que alzaron la voz para pedirle a Mario Vera que se detuviera, que se calmara. “Mario, ¿qué estás haciendo? ¡Para! ¿Cómo tomas así a una cabra chica!”, le gritaron.
Mario Vera cuenta su versión de lo ocurrido con Bernales: “Cometí un error. No eludo mi responsabilidad. Yo le grité más o menos cerca del oído, pero jamás la toqué”, explica. Cuenta que en esa ocasión puso su cargo a disposición, que habló con la jugadora y sus papás, que les explicó que estaba pasando por un mal momento, porque se estaba separando de su pareja y que ellos lo entendieron. Tras lo sucedido, reflexiona: “Cada día creo que no estoy para dirigir niñas chicas”.
Lo ocurrido el 14 de septiembre hizo que las jugadoras se cuestionaran el actuar que Mario Vera ha tenido por años. “Yo soy profe, el día de mañana voy a ejercer mi profesión y no puedo quedarme con eso en mi cabeza”, pensó Carol Negrón. Fue ella, junto a Nicole Mariñelarena y otras jugadoras, las que se organizaron. Recopilaron información, audios y contactaron a la Asociación Nacional de Jugadoras de Fútbol Femenino (Anjuff).
En mayo de 2019 la Anjuff estrenó su Protocolo de Abuso y Acoso Sexual, documento pionero dentro del fútbol femenino de Latinoamérica. Este protocolo comienza a operar una vez recibida la denuncia en la página web de la Anjuff o a través de un correo electrónico que se dispuso exclusivamente para ello. Luego, la asociación se contacta con la denunciante para reunir antecedentes y entregar apoyo jurídico, comunicacional o emocional. La Anjuff asesora y acompaña a la denunciante, protegiendo su identidad.
Javiera Moreno fue la encargada en la Anjuff de llevar la investigación sobre Mario Vera. Desde que recibieron la denuncia hasta diciembre pasado se reunieron 13 testimonios bajo reserva de identidad. Se redactó un informe donde se enumeraron las conductas inapropiadas del director técnico y a mediados de diciembre lo presentaron a los dirigentes de Everton. Javiera Moreno cuenta que los directivos ya estaban al tanto de algunas de las actitudes de Mario Vera y que quedaron en hacer una investigación interna.
Hasta febrero de 2020 la Anjuff no tuvo noticias de Everton. La primera semana de ese mes, la asociación insistió y la dirigencia le respondió que decidieron desvincular a Mario Vera de la rama femenina. El club no lo despidió, sino que lo dejó a cargo del fútbol joven. Según Mario Vera, él no fue cambiado de función por la denuncia y le quita valor a la investigación. De acuerdo con su versión, el real motivo sería una disputa interna con un compañero que quería su puesto.