ENTREVISTA A ESTEBAN LÓPEZ, DIRECTOR EJECUTIVO DEL CEPR, UAI:
“La pandemia se va a volver a instalar y los planes que están implementándose no van a dar abasto para que las empresas no quiebren”
29.09.2020
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ENTREVISTA A ESTEBAN LÓPEZ, DIRECTOR EJECUTIVO DEL CEPR, UAI:
29.09.2020
Esteban López, PhD en Planificación Regional, investigador del COES y encargado del boletín laboral de la UAI, tiene proyecciones pesimistas. Si enfrentamos una segunda ola de COVID, muchas empresas no van a resistir y podemos vivir “una quiebra masiva”. Para evitar esto, entre otras cosas, recomienda dejar de pensar que Santiago es Chile. Cada zona tiene sus problemas y potencialidades de desarrollo. Medidas generales nos pueden llevar a una situación “parecida o peor a la crisis del ’80”. Destaca también la fuerte contracción en el empleo femenino, que afecta la brecha de género, y que impacta fuerte en el tercio de familias chilenas que dependen de los ingresos de las mujeres. Para reactivar ese empleo es necesario abordar el problema del cuidado familiar que hoy mayoritariamente están haciendo ellas.
La crisis económica producto de la pandemia ha sido especialmente dura con el empleo femenino. Del 1,8 millón de puestos laborales que se han perdido hasta ahora “casi 900 mil son femeninos”, informó la ministra de la Mujer, Mónica Zalaquett en Icare. Agregó: “Es un panorama sombrío que en solo seis meses perdimos 10 años de esfuerzo en materia de inserción laboral, pasando del máximo histórico del 53,3% en enero pasado al 41,3% en julio”.
De acuerdo a un informe del Observatorio Laboral en la Región Metropolitana, el 55,2% de las mujeres en edad de trabajar está inactiva (ver artículo). El gobierno tomó nota de esta realidad y por primera vez desde que comenzó la pandemia incluyó una medida que apunta directamente al empleo femenino, con un subsidio especial para las empresas que contraten mujeres. Sin embargo, según Esteban López, investigador de la Universidad Adolfo Ibáñez, por los montos anunciados “estos son empleos precarios, de baja cualificación y que dejan fuera (o con muy bajos incentivos) muchos de los empleos que se han logrado generar en el último tiempo”.
Los anuncios (ver el detalle) hechos por el Presidente Piñera este domingo 27 de septiembre “muestran claras intenciones de apoyar el retorno y las nuevas contrataciones, favoreciendo a las mujeres, pero me parece que se queda corto. Entiendo que este sea un programa para incentivar e impulsar la reactivación, pero los topes son muy bajos. Este programa podrá subsidiar un 60% del sueldo bruto con tope mensual de $ 270 mil para la contratación y/o reactivación de empleo femenino. Esto significa que, en el mejor de los casos, los empleos que se beneficiarán con el 60% prometido del subsidio son aquellos de $ 450 mil hacia abajo”, dice el académico.
Esteban López encabeza el equipo que realiza el “Boletín Laboral CEPR – Especial COVID-19” del Centro de Economía y Política Regional de la Universidad Adolfo Ibáñez, que mide en trimestres móviles el desempeño del empleo en las regiones Metropolitana, de Antofagasta, de Valparaíso y del Biobío. Ya habían advertido el especial impacto en el empleo femenino que ha generado la pandemia con un aumento de la brecha de género en la participación del mercado laboral y con una proyección pesimista: que ésta aumentará por el tipo de medidas que está tomando la autoridad.
Para López, doctor en Urban and Regional Planning de la Universidad de Illinois, e investigador del COES, las políticas de reactivación implementadas hasta ahora no apuntan a solucionar este problema pues se focalizan en reactivar la construcción, donde el empleo es mayoritariamente masculino. Los paquetes anunciados no consideran que uno de cada tres hogares tiene a una mujer como principal sostén. “Apoyos del gobierno como el Programa de Mujeres Jefas de Hogar son valorables, pero suponen y requieren que la mujer pueda salir a trabajar, cosa que no es posible sin antes solucionar el tema del cuidado de los hijos, problema que a su vez no se solucionará hasta que sea seguro reabrir las escuelas y jardines”, explica López
Según el informe del CEPR, el cierre de colegios y jardines infantiles puede estar impidiendo a muchas personas participar en el mercado laboral, especialmente a las mujeres. En la región de Valparaíso la inactividad laboral por motivos de “responsabilidad familiar temporales”, aumentó 7 veces para los hombres y 59 veces para las mujeres. En Biobío la brecha es mayor: los hombres que dejaron de trabajar por “responsabilidad familiar” aumentaron 33 veces; las mujeres, 132.
El CEPR aporta otro dato complejo: en las regiones Metropolitana, de Valparaíso y del Biobío, las mujeres son la mayoría de los “ocupados ausentes”, vale decir, con suspensión de sus contratos. Son, por tanto, potenciales desocupadas en caso de terminarse el plazo de vigencia de la Ley de Protección del Empleo (LPE).
López piensa que sin planes que reactiven las escuelas, los jardines infantiles y las salas cuna (y que pasan por controlar la pandemia) muchas mujeres no van a poder volver a trabajar y “se va a expandir la brecha de género”.
El gobierno debiera, entonces, tomar en cuenta nuestra “cultura de género de patriarcado”, dice. “En Chile el hombre sigue siendo el que tiene preferencia para mantener su trabajo, y el que menos ayuda en la casa. Yo mismo en este momento estoy aquí trabajando mientras mi esposa está con los niños. Se está golpeando el empleo femenino porque claramente están tomando roles dentro de las necesidades sociales de sobrevivencia. Y es duro y complicado, porque se está perdiendo el avance que habíamos tenido para aumentar la participación femenina”.
En vez de dar cuenta de la realidad, el investigador estima que las medidas del gobierno fallan porque son, en cierto modo teóricas o “de libro”: “Cuando hay crisis económicas lo que se hace es reactivar la inversión a través de la construcción. Que salga el ministro de Vivienda y Urbanismo a decir que se va a hacer un plan de viviendas sociales es obviar completamente a las mujeres. Tal como el anterior ministro de Salud dijo que no sabía que había hacinamiento, es como decir que no sabía que había un problema de género en Chile, yo no sabía que había heterogeneidad territorial en el país, que teníamos que tratar de generar políticas espaciales focalizadas en los grupos que más están sufriendo”.
-¿Qué tipo de medidas podrían beneficiar directamente a las mujeres para recuperar sus empleos?
-Capacitación en sectores donde son tradicionalmente excluidas, puede tener un alto impacto. También se pueden generar programas de apoyo para que, una vez pasada la pandemia, opten más fácilmente al cuidado de los niños. Por ejemplo, se podrían implementar programas de educadoras que estén rigurosamente monitoreadas (testeadas dos veces a la semana como se hace en algunas universidades) para que puedan reabrir en forma controlada los jardines o incluso ir a las casas.
Además de no tener una mirada de género, las políticas económicas de reactivación no distinguen los distintos ciclos productivos que tienen los distintos territorios. “Las regiones tienen su propio ciclo influenciado por sus particularidades productivas. Entonces, te imaginarás que el ciclo económico de Antofagasta viene muy influenciado por el precio internacional del cobre, y es muy distinto del ciclo productivo del Maule, que tiene una actividad agrícola que predomina. Cuando uno pone una política aespacial o espacialmente ciega sobre ciclos productivos que son distintos, termina favoreciendo a aquellas regiones que estaban en expansión y desfavoreciendo a las que estaban en contracción; y las acelera más hacia la contracción”.
López dice que las acciones anunciadas y en vigor son típicas de lo denominado Spatially Blind Policies, o Políticas Espacialmente Ciegas, que van a las personas, pero dejan de considerar que éstas viven en un territorio con condiciones distintas. El investigador cita como ejemplo la Ley de Protección del Empleo: independientemente de dónde esté la empresa, de su condición, del nivel de contagio que tenga la zona donde está, se aplica la misma norma. “Ahora estamos investigando cuáles son los impactos de una ley tan aespacial en un problema donde el espacio es tan importante”.
Otro ejemplo arranca de una investigación que hizo López sobre el mercado de la vivienda. En 2009, la región de Antofagasta ya tenía los arriendos un 20% más caros que la Metropolitana, pero el subsidio de arriendo era el mismo. La actividad minera subía los precios en un efecto denominado “enfermedad holandesa”. “La minería es importante en Antofagasta, pero no toda la gente trabaja en minería. Pero la gente sufre los precios de mineros”, comenta López. Por ende, las medidas reactivadoras en esta zona del país no pueden ser iguales a otras donde los ingresos y el costo de la vida es menor”.
El académico profundiza: “Comienza el año laboral en Chile y la Metropolitana parte altiro, pero Valparaíso no. Como tiene un componente más turístico, su ciclo económico parte en junio o julio y la contracción llega en marzo. En ese sentido, la pandemia le pega más fuerte porque ni siquiera comenzaba su ciclo de expansión de generar y contratar. Le pega menos fuerte, relativamente hablando, a la Metropolitana. En ese sentido lo que queremos visibilizar es que Chile es distinto y dejar de pensar que Santiago es Chile, o que Valparaíso es Antofagasta. Es cierto que el 40 por ciento de la población vive ahí, pero tenemos un 60 por ciento fuera, con distintas tasas de crecimiento, de velocidades de cambio que necesitamos visibilizar”.
La Constitución no solo debería ser redactada en una convención constituyente paritaria en género, sino también en representantes regionales que vivan en sus regiones, conozcan sus contextos y necesidades.
López plantea que es necesario implementar políticas públicas que hagan más caro vivir y hacer empresas en Santiago “para que así se internalicen los costos y se generen incentivos para una desconcentración real. Así como restringimos la circulación en días de mucha congestión vehicular y contaminación, así como subimos los impuestos a las personas que fuman, debemos pensar que vivir y hacer negocios en Santiago es una actividad que genera ineficiencias, como lo son el crimen, la congestión, la sobreinversión urbana, etc., y que por lo tanto debe ser regulada”.
Esteban López no cree que el Gobierno desconozca las diferencias de género en el mercado laboral o la diversidad de ciclos económicos de las regiones. “Las autoridades conocen muy bien las heterogeneidades y desigualdades regionales. Simplemente, creo que el centralismo es más fuerte y a pesar de que mantienen en el discurso que Chile necesita ser descentralizado, saben también que políticamente es muy costoso, no solo porque significa fragmentar el establishment y abrir la cancha a más competidores que ya no solo estarán preocupados de solucionar los problemas en la RM, sino de lo que pasa en los contextos locales. Pero también creo que es políticamente costoso en el corto y mediano plazo incentivar la desconcentración, en particular porque les costaría más entender a las personas y es simplemente más trabajo hacerse cargo de las distintas realidades regionales.
El proceso constituyente en marcha es una buena oportunidad para conversar este tema, opina el investigador: “Es inaudito que los que vivimos en regiones veamos cómo se sigue invirtiendo fuertemente en alivianar los costos de la concentración construyendo más autopistas, expandiendo más el Metro, etc. La igualdad territorial, aquella que elimina las diferencias de oportunidades dependiendo de dónde se nace, comenzará a crecer igual como la igualdad de género creció en su tiempo. Por eso la Constitución no solo debería ser redactada por una convención paritaria en género, sino también paritaria en representantes regionales; personas que vivan en sus regiones y distritos y conozcan sus contextos y necesidades. Si la Constitución la redacta una mayoría de Santiago, habrá sido hecha en democracia, pero seguirá discriminando por el lugar donde se nace. Podemos tener un estallido 2.0 o 3.0 de las regiones que están cansadas de mirar a este hermano mayor que se lleva siempre toda la atención”.
Hoy, una de las políticas más importantes para sostener la economía es la Ley de Protección del Empleo, la que permite suspender los contratos pagando los empleadores sólo las leyes sociales mientras el trabajador recibe una parte de su sueldo con cargo a su seguro de cesantía. En el informe se señala que “existe una gran posibilidad que, a medida que se vayan cumpliendo los plazos máximos de cobertura en las próximas semanas o meses, los y las trabajadores adscritas a esta Ley pasen a ser desempleados o inactivos dependiendo de sus decisiones y las de sus empresas”.
El investigador es pesimista respecto de la capacidad de esta política de ayudar a los chilenos en los meses que vienen. “Lo que creo que va a pasar es que la pandemia se va a volver a instalar, con un rebrote grande, y los planes que están implementándose no van a dar abasto para que las empresas no quiebren. Este momento es clave. Las empresas tienen aire todavía, hay platas ahí ayudando a que la gente reciba su sueldo. Pero hay más empresas sumándose a la suspensión laboral, y cuando llegue el punto de que las empresas no aguanten financieramente el estar todavía paradas, congeladas, básicamente va a comenzar una quiebra masiva y ahí sí que nos vamos a ir a las pailas, en buen chileno… Es súper importante que miremos esto con ojos específicos a nivel país y también por regiones, porque cada región tiene ventajas comparativas y problemas endémicos que son necesarios de abordar para ver cómo las reactivamos. Siento que si no hacemos un plan que aborde las diferencias regionales vamos a quedar en un situación bastante precaria, muy parecida o peor a la crisis del 80”.
Hasta agosto, 1.152 empresas habían solicitado su quiebra, cifra levemente superior a 2019, pero con un marcado aumento en ese mes del año respecto al anterior (6,9%), según la Superintendencia de Insolvencia y Reemprendimiento. “Las que todavía están sobreviviendo tienen que pagar sus imposiciones de los trabajadores con su plata, con sus ahorros o endeudándose. Si la crisis se alarga, lo que va a pasar es que las empresas no van a poder seguir pagando esas contribuciones y van a comenzar a comerse los préstamos que pidieron o los ahorros que tenían o van a tener que vender sus bienes de capital o van a comenzar a quebrar. Yo me pregunto qué va a pasar si se produce una avalancha de quiebras de empresas masiva. En este minuto no veo qué se pueda hacer para parar eso drásticamente a no ser que comience una compra masiva de empresas por parte del Estado, que tampoco veo que sea factible”, resume López.
Dice el experto que un sexto y séptimo pago de la LPE, “no es suficiente. Por lo mismo, el plan ‘Paso a Paso, Chile se recupera’ intenta dar un empuje a la reactivación y a la nueva contratación. Si bien esto es una muy buena noticia, porque algo de esto tendrá un impacto positivo, en mi opinión sigue siendo insuficiente, en particular porque los topes son muy bajos y no lograrán incentivar con la misma fuerza la contratación de trabajadores y trabajadoras en el rango de sueldos medio o medio alto”.
En el boletín se argumenta que hay dos conceptos clave para lograr la recuperación del mercado laboral: la confianza y las expectativas. Confianza de que la pandemia está realmente controlada y que las medidas de la autoridad son las acertadas. Y esto redundará en que mejorarán las expectativas de que sí es posible encontrar un empleo. Pero para esto es fundamental reducir los contagios y que “el gobierno realice acciones que generen confianza”.
Explica López: “Pienso en dos grupos de acciones. Las que se hacen hoy en día no contribuyen en nada a recuperar la confianza, sino que, a confundir, como el plan de Fiestas Patrias que me parece un desacierto tremendo. Hay desacierto tras desacierto cada vez que se paran frente a una cámara y dicen lo que van a hacer; es, básicamente, un festival de incertidumbre, de improvisación. Hay gente que en medidas sanitarias incluso ha dicho paremos Chile una semana y hagamos un censo sanitario, con tests rápidos. Políticamente, uno podría hacer cosas como las que ha hecho Joe Biden en EEUU, que a la candidata de las primarias que más le dio duro es la que nombró como vicepresidenta (Kamala Harris). Es como si Piñera nombrara a Izkia Siches como ministra de Salud. Ese tipo de cosas necesitamos para mejorar confianzas. Si alguien le va a creer algo al gobierno es trayendo nuevos liderazgos que nos muestren que ya el jueguito de la necropolítica se acabó y que realmente quieren cambiar y ayudar a que Chile salga”.
En el boletín se muestra que hay un repunte en la esperanza de un mejoramiento en el mercado que permita abrir nuevas fuentes laborales. Pero, en Valparaíso sigue habiendo un alto porcentaje de personas que no busca trabajo porque cree que no encontrará. Esto, nuevamente, tiene relación con los ciclos económicos particulares de cada zona. En la Metropolitana la expectativa es mejor, pero un rebrote o una vuelta atrás en el “Paso a Paso” puede derrumbar esa ilusión.
Hay más empresas sumándose a la suspensión laboral, y cuando llegue el punto de que las empresas no aguanten financieramente el estar todavía paradas, congeladas, básicamente va a comenzar una quiebra masiva y ahí sí que nos vamos a ir a las pailas, en buen chileno…
-¿Qué está haciendo la gente que no sale a buscar trabajo? ¿Cómo se mantiene?
-No hay un único mecanismo y depende de la espalda financiera y de activos que tengan las personas. En una alta proporción de los casos, creo que se están sosteniendo entre una combinación de ayuda estatal (bonos, IFE, etc,) y alguna forma de recibir ingresos por otros canales, en su mayoría informales. Sin embargo, creo también que esto está comenzando a ser algo insostenible y las personas están saliendo a trabajar o buscar trabajo, incluso mal utilizando sus permisos, o simplemente sin permiso. También está pasando que las personas están vendiendo algunos de sus activos como automóviles, casas, hasta electrodomésticos, etc., para aumentar sus ingresos. Al mismo tiempo están tratando de reducir sus gastos, por ejemplo, sucumbiendo al hacinamiento (irse a vivir con un familiar).
Consultados sobre cómo financiarán sus costos si la pandemia se extiende por otros tres meses, en las cuatro regiones indican como primera respuesta “reducir gastos”. Luego, hay diferencias, pero todas tienen entre sus primeras opciones esperar ayuda del Estado. Sin embargo, todas las medidas tienen fecha de caducidad. El Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), la LPE, los bonos, dejarán de pagarse y ahí la economía familiar tocará fondo. López considera que las medidas tomadas no estuvieron bien formuladas porque “los planes fueron pensados para una crisis temporal, no para una hibernación. Se supone que iban a ser uno, dos o tres meses, que en junio ya íbamos a estar en recuperación. Y mira cómo estamos”.
Este artículo es parte del proyecto CIPER/Académico, una iniciativa de CIPER que busca ser un puente entre la academia y el debate público, cumpliendo con uno de los objetivos fundacionales que inspiran a nuestro medio.
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