COLUMNA DE OPINIÓN
Cómo alinear el poder de los ahorros previsionales con los intereses de los trabajadores
21.07.2020
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COLUMNA DE OPINIÓN
21.07.2020
Los dueños de los fondos de pensiones son los trabajadores, pero no ejercen ese poder. ¿Es posible cambiar eso? La columna expone la experiencia de dos fondos (uno en Estados Unidos y otro en Canadá) que son controlados por sus cotizantes, rentan bien y, además, invierten en empresas amigables con el medio ambiente y respetuosas de los derechos laborales.
La discusión sobre el retiro del 10% de los fondos ha terminado de desnudar la falta de legitimidad que la ciudadanía le entrega a las AFP. Asimismo, hemos visto que ni la clase dirigente ni las élites han sido capaces de persuadir a los ciudadanos de a pie de por qué un sistema, que invierte ahorros en el mercado de capitales, podría ser conveniente y adecuado para los intereses de los trabajadores.
La historia de las sociedades modernas es majadera en demostrar que el poder económico influye fuertemente sobre el poder político e ideológico.[1] Desde los lazos laborales hasta las políticas públicas, quienes concentran el capital definen las opciones de desarrollo que las sociedades adoptan. En Chile, pese a que los montos de las pensiones son claramente insuficientes, los fondos de ahorros de los trabajadores y trabajadoras para la vejez han crecido de tal manera que se han configurado como el conjunto de activos más relevantes en el entramado económico. [2] [3] No se podría entender el crecimiento económico de Chile sin la expansión que ha tenido el sistema financiero y el mercado de capitales.[4]
Pero de manera contraria a lo que indicaría la lógica, los trabajadores y trabajadoras no han tomado el control de ese poder para usarlo en función de sus intereses. La ley que los obliga a cotizar entregó ese poder a las AFPs, con la promesa de que estas maximizarían los retornos. Así, estas normas han impedido a los trabajadores poner en acción el poder político que proviene del peso de sus ahorros y paradójicamente otros grupos de interés se lo han apropiado. (Para ver un desarrollo de esta discusión ver columna de Daniel Matamala[5])
Desde su imposición, los fondos de las AFPs han permitido la capitalización de grandes compañías y bancos. Desde los años ochenta a mediados de los noventa fue el sector financiero el mayor receptor de ahorros de los cotizantes. Con los años, se ha vuelto cada vez más relevante el sector corporativo (acciones y bonos) y el externo dentro del portafolio de inversiones.[6]
Ahora, con el desarrollo y profundidad que han alcanzado los mercados de capitales, invertir en grandes compañías o la banca no es la única alternativa para rentabilizar los ahorros. Prueba de ello son los actuales fondos de pensiones en Estados Unidos, Canadá y Europa, que consideran asistir con recursos previsionales sólo a compañías que además de rentar, promuevan mejores condiciones laborales, la inclusión de minorías, la promoción de energías limpias, que apoyen a las empresas medianas o que busquen inversiones con claro impacto social. Es decir, que mejoren el bienestar de los afiliados hoy mismo y a la vez cuiden la rentabilidad para asegurar pensiones en el futuro.
En Chile, el debate sobre los fondos de pensión se está centrado únicamente en la disputa sobre la sobrevivencia de las AFP, pero no se han considerado alternativas que beneficien a los afiliados más allá de los clásicos parámetros del modelo (edad de jubilación, monto de cotización y pensión futura) y que motiven a los trabajadores a confiar en la pertinencia de un sistema de pensiones que responda a sus inquietudes.
Una manera de aumentar los beneficios de los afiliados en el mediano y largo plazo es cambiar el destino y el objetivo de la inversión de los fondos de pensión. En lo que sigue comentaré brevemente la importancia que tienen los ahorros previsionales y con qué sentido se invierten, para luego enfatizar por qué los fondos previsionales, poseen para los trabajadores y trabajadoras, un importante poder en la mejora de sus condiciones actuales y futuras.
La literatura en torno a temáticas previsionales, como explica Andras Uthoff, tradicionalmente distingue dos tipos de componentes a considerar sobre los sistemas de pensiones. En primer lugar, un componente social, centrado en el valor de las pensiones, la buena vejez y el financiamiento de los días posteriores a la vida laboral. En segundo lugar (para los sistemas de ahorro), están los componentes relacionados con el desarrollo económico y el efecto que producen los ahorros de los trabajadores y trabajadoras en la economía.[7]
Centrándonos en el segundo componente, se entiende que, al imponer un sistema de cotizaciones individuales en Chile, no se tuvo como único fin generar mayores ingresos para los jubilados. El sistema de capitalización individual, como explicó el mismo José Piñera[8], favoreció la inclusión de dineros frescos al mercado de capitales para posibilitar su crecimiento. Lógicamente entonces, los ahorros de los chilenos y chilenas se han convertido en una importante fuente de capitalización para grandes empresas y bancos. Si al finalizar la primera década de funcionamiento del sistema, los ahorros acumulaban un valor equivalente al 10% del PIB corriente, para fines de 2018 estos fondos rondaban 70%. De estos recursos, más de un 50% son invertidos dentro del país, mayoritariamente en bonos y acciones que se transan en el sector financiero.[9] [10]
Con los años, estos fondos de pensiones han dejado de ser cuentas personales anónimas que rentan para un futuro y se han convertido en unas enormes reservas de inversión. Así muchos fondos previsionales han alcanzado gran influencia en el desarrollo de la economía mundial, afectando la vida actual y futura de sus afiliados y afiliadas.[11] De esta manera y bajo diferentes esquemas de previsión que generan ahorro a lo largo del mundo, los recursos se invierten buscando rentabilidades y otros objetivos particulares de los afiliados y afiliadas. Por ejemplo, la inversión de ahorros previsionales de trabajadores y trabajadoras no calificados para la creación de proyectos inmobiliarios en zonas de reducida oferta para alquiler, o la inversión de ahorros previsionales de en compañías donde se influye para alcanzar mejores políticas laborales.
Los ahorros administrados por las AFPs, se movilizan buscando mayores rentabilidades económicas[12]. Según algunos investigadores, las rentabilidades de los fondos invertidos podrían determinar hasta un 70% de las pensiones que reciben afiliados y afiliadas al momento de la jubilación.[13] Lo que se explica con menos vehemencia de nuestro sistema, es que las inversiones que se realizan con los ahorros previsionales son ciegas a los tipos de proyectos de inversión, sus externalidades y consecuencias para los trabajadores y trabajadoras.
Por ejemplo, ha ocurrido que intentando mejorar pensiones futuras, compañías como CMPC y SQM han sido parte del portafolio de inversión. Mientras la primera se coludía en el mercado del papel tissue[14] la segunda era fuertemente cuestionada a partir del financiamiento irregular de la política. Así, el sistema de pensiones chileno invierte sólo centrado en la rentabilidad económica sin considerar beneficios o perjuicios que estas acciones puedan traer para los mismos afiliados.
De los fondos acumulados en las AFPs, aproximadamente un 56% se invierte en activos locales mientras que un 44% se invierte en activos extranjeros. Del total de ahorros de los trabajadores y trabajadoras, un 11% se invierte en renta variable (compañías como SQM, Cencosud o CMPC) y un 44% en renta fija con una importante participación de la banca.[15] Es decir parte importante de los ahorros previsionales capitaliza grandes compañías (independiente de su historia, políticas comerciales o laborales) y sirve de financiamiento para la banca (que posteriormente ofrece a los a los mismos afiliados de AFP créditos de consumo con altas tasas de interés).
A mediados de los años setenta, Peter Drucker[16] destapó un fenómeno que crecía desde hace algunos años en la economía estadounidense: repentina y silenciosamente, los ahorros de los trabajadores y trabajadoras, a través de sus fondos de pensión, se transformaron en el capital más importante de la economía norteamericana.
En el centro de la economía más capitalista del mundo y en plena guerra fría, el proletariado se adueñaba de la propiedad de los medios de producción. Esto significaba, que los ahorrantes indirectamente podrían controlar el patrimonio de la industria (y medios de producción) acercándose al ideal socialista. Es decir, a través de la inversión de sus ahorros previsionales, los trabajadores podrían alcanzar espacios de poder y control sobre la economía.
Buscando el mismo efecto que Drucker temía que sucediera en Estados Unidos, casi diez años antes en Chile, el gobierno de Eduardo Frei impulsó un proyecto de ley que creó un “Fondo de Capitalización de los Trabajadores”. El proyecto intentó generar “propiedad social” de parte de empresas que se crearan o se adquirieran con recursos de este fondo, y así generar recursos financieros que permitieran reactivar la economía, los proyectos industriales y el aumento de provisión de viviendas sociales [17]. A través de este fondo, los asalariados y asalariadas podrían aumentar su riqueza sin aumentar su ingreso disponible haciendo posibles las metas de estabilización inflacionaria. Finalmente, los llamados “chiribonos” fueron para la derecha nacional un avance en estatización y socialismo mientras que para la izquierda y las uniones de trabajadores fueron un engaño al no considerarse aumentos en los ingresos actuales.[18]
Con los años, la relevancia que han alcanzado los fondos de pensión en el mundo ha motivado más reflexiones en torno a las posibilidades de inversión que los trabajadores y trabajadoras poseen, más allá de los esquemas de exclusiva rentabilidad económica (como las AFPs).
La discusión intelectual, en la que escasean voces que analicen el caso chileno, se puede agrupar en tres enfoques que usando distintas herramientas buscan direccionar adecuadamente el interés de afiliados y afiliadas:
I. Criterios de Inversión (“Screening”):
Los criterios de inversión corresponden a la idea de construir portafolios socialmente responsables a partir de principios que incluyen o excluyen alternativas. Engelen[19] explica que las inversiones guiadas por criterios definidos por los inversionistas generan impactos en los comportamientos de las compañías, sobre todo a través de las amenazas de retiro de los fondos. Basta con considerar la defensa pública a las AFP que han realizado empresarios y grupos de interés chilenos en los últimos días para dimensionar la relevancia de esta alternativa.
Los criterios de inversión ganaron respaldo en su funcionamiento durante la década de 1980, cuando se dejó de invertir en Sudáfrica con el objetivo de aportar en derribar el sistema apartheid. En la actualidad los criterios se han sofisticado y las prohibiciones de inversión han recaído sobre compañías tabacaleras, el mercado de las armas, condiciones de derechos humanos y cuidado del medio ambiente.[20]
Si bien los criterios corresponden a decisiones de cada fondo de inversión, existen repetidos casos de fondos que utilizan estas orientaciones y las promueven, por ejemplo, fondos de pensión particulares y públicos en países como Estados Unidos[21], Noruega[22], Suecia[23], Canadá[24] y organizaciones internacionales como la OECD[25].
Teniendo en consideración, lo que en la literatura se ha llamado “prudent man”, que sugiere que los responsables de los fondos de pensión no deben descuidar nunca las rentabilidades de los ahorros, distintos estudios concluyen que la aplicación de criterios de inversión no da como resultado un menor rendimiento de los fondos en el mediano y largo plazo.[26] [27]
II. Inversión Económicamente Dirigida (“economically targeted investments”):
La inversión económicamente dirigida corresponde a las inversiones realizadas por los fondos de pensión (en general en una proporción pequeña de su portafolio), que busca generar retornos financieros y a la vez un impacto económico, social y medioambiental. Generalmente las inversiones económicamente dirigidas se centran en la provisión de viviendas asequibles, generación de empleo y apoyo a medianas y pequeñas empresas.
Distintos académicos identifican este tipo de inversión como un buen vehículo para movilizar parte de los recursos previsionales, al ser una manera efectiva de satisfacer necesidades de capital y estimular el crecimiento económico local.[28] [29] Muchos autores han documentado el desarrollo de este tipo de inversiones y especialmente los que han sido liderados por sindicatos de trabajadores. En ellos las expectativas de retorno y generación de beneficios locales han superado las expectativas a corto plazo, pero la evidencia es contradictoria para describir los rendimientos financieros en horizontes de tiempos más largos. [30] [31] [32] [33]
III. Enfoque de Propiedad (“Shareholder Activist” o “Advogacy Shareholder”):
El enfoque de propiedad es una estrategia de compromiso y mayor involucramiento en las prácticas de las compañías en las cuales se ha invertido. Esta práctica consiste en la utilización de los puestos en los directorios que les corresponden a los fondos por sus inversiones en cada compañía. De esta manera, influenciar a través de la participación directa que permite la correspondiente proporción de la propiedad. [34]
Se ha investigado que este tipo de enfoques generan algunos cambios en las compañías como los límites en remuneraciones a ejecutivos y cambios en políticas laborales.[35] [36] [37] Al mismo tiempo, estos mismos autores, dejan ver que este enfoque es complejo y tiene alcaces limitados. Entre otras cosas, implica invertir mucho tiempo en compañías que tienen comportamientos distintos a los esperados, los inversionistas eticos tienden a ser minoría y los gerentes se han vuelto cada vez más sofisticados en la forma en que gestionan las expectativas de los accionistas. [38]
A pesar de las diferencias propias entre los sistemas previsionales de Estados Unidos, Canadá y algunos países de Europa, existen variadas formas de adoptar estos enfoques con el fin de materializar el poder de los afiliados en el desarrollo de sus regiones y al mismo tiempo rentabilizar las pensiones de largo plazo. El caso más conocido de integración de estos enfoques es el del Sistema de Retiro de Empleados Públicos de California (CalPERS).
CalPERS es hoy uno de los mayores inversionistas del mundo, con más de $ 295 mil millones de dólares invertidos y ha promediado un 7% de retorno neto en los últimos 30 años. Durante este mismo período, CalPERS se deshizo de sus inversiones en comercializadores de tabaco y armas, y ha invertido en sociedades con preocupación por el bienestar de mujeres o minorías. Conocidos han sido los casos en que ha ejercido su influencia sobre las compañías en las que invierte, como con la cadena de supermercados Safeway, donde presionó fuertemente para el reemplazo de toda la plana directiva luego de publicarse malas prácticas laborales en la empresa.[39] [40]
Las inversiones del fondo no sólo se preocupan de las buenas prácticas y el impacto social por altruismo sino buscando mayores rentabilidades de largo plazo. Así lo han entendido los mercados, que al descubrir que CalPERS invertía en una compañía, automáticamente aumentaba su cotización en S&P500 por la señalización (se entiende que en esa compañía se velará por buenas prácticas). Esto es lo que se ha llamado “efecto CalPERS” que ha motivado a seguir con atención los movimientos de este fondo de inversión. [41]
En la actualidad, el modo en que CalPERS toma sus decisiones se concentra en su junta directiva. Es en ella donde se acuerdan los lineamientos de inversión y sus criterios. Esta junta directiva está compuesta por trece miembros. Algunos son elegidos democráticamente entre los afiliados (6), otros son designados por las autoridades políticas (3) y los últimos son autoridades gubernamentales. Los cargos se someten a votaciones cada cuatro años siendo procesos públicos que llevan a cabo las autoridades del estado.[42]
En la misma línea, podemos distinguir esfuerzos similares como es el caso de Concert Properties en Canadá descrito por Isla Carmichael.[43] En los años setenta, un sindicato de trabajadores de las telecomunicaciones identificó un gran flujo de fondos que abandonaban su región con destino a grandes capitales financieras en busca de rentabilidades económicas. Adicionalmente a la pérdida de fondos y de inversión en la zona, el sindicato era testigo de la disminución del empleo sindicalizado en los oficios de construcción a medida que los desarrolladores inmobiliarios utilizaban mano de obra más precarizada y no calificada. Pensaron que la utilización de los fondos de pensión era entonces una manera de luchar contra estas condiciones y crear trabajos bien pagados en el rubro.
Así para fines de los años ochenta, varios fondos de British Columbia, reunieron una pequeña proporción de sus dineros invertibles ($30 Millones) para crear una compañía de desarrollo inmobiliario enfocada en la construcción de viviendas para alquiler. El fondo de dinero no sería administrado directamente por los fondos que contribuyen, sino por expertos contratados por estos, para invertir de acuerdo con las políticas acordadas.
Desde 1989, Concert ha desarrollado proyectos por más de $3,400 millones de dólares, ha construido más de 12.000 viviendas para arriendo y venta. Ha adquirido más de 11,5 millones de pies cuadrados de propiedades productoras de ingresos y ha generado más de 28 millones de horas de trabajo sindical. Durante este tiempo ha contribuido en más de $ 123 millones de dólares a la pensión de los sindicatos afiliados, su salud y beneficios sociales.[44]
Cómo se ha analizado, los ahorros de los trabajadores y trabajadoras son un importante espacio de poder en el desarrollo de los países y sus economías. Que los fondos previsionales hayan estado al servicio del financiamiento de grandes grupos económicos no es una condición del sistema de inversión de ahorros. Es el resultado de la reducida influencia que han tenido sobre de esas inversiones los trabajadores y trabajadoras, y al mismo tiempo el alto interés que han demostrado algunos grupos económicos por estos recursos.
Es posible modificar nuestro sistema de pensiones. Migrar desde uno que sólo busca la rentabilidad individual a uno en que los trabajadores puedan ejercer control sobre el dinero invertido de manera que promueva sus intereses financieros y sociales. No hacerlo sería desconocer el inmenso poder político que tienen los trabajadores en la economía hoy.
[1] Piketty, Thomas. Capital and Ideology, Harvard University Press, 2020.
[2] Acuña, R., Villar, L., Villagómez, A., Fuentes, R., & Secada, P. (2013). Contribución del sistema privado de pensiones al desarrollo económico de Latinoamérica: Experiencias de Colombia, México, Chile y Perú. Santiago: SURA Asset Management.
[3] Corbo , V., & Schmidt-Hebbel, K. (2003). Macroeconomic Effects of Pension Reform in Chile. Santiago: FIAP: Pension Reforms: Results and Challenges. CIEDESS.
[4] Arrau, P. (2001). El Mercado de Capitales Chileno: Un Necesario Big-Bang Para el Crecimiento. En H. Beyer, & R. Vergara, ¿Qué Hacer Ahora? (págs. 334-364). Santiago: CEP Centro de Estudios Públicos.
[5] CIPER Chile, 26 de julio del 2016. «AFP: el poder impotente»
[6] Información pública en Superintendencia de Pensiones.
[7] Uthoff, A. (1997). Reformas a los sistemas de pensiones, mercado de capitales y ahorro. Revista de la CEPAL N°63, 29-50.
[8] Piñera, J. (1991). El cascabel al gato: La batalla por la reforma previsional. Santiago: Zig-Zag.
[9] Superintendencia de Pensiones
[10] Acuña, R., Villar, L., Villagómez, A., Fuentes, R., & Secada, P. (2013). Contribución del sistema privado de pensiones al desarrollo económico de Latinoamérica: Experiencias de Colombia, México, Chile y Perú. Santiago: SURA Asset Management.
[11] Carmichael , I., & Quarter, J. (2003). Money on the line. Workers’ Capital in Canada. Ottawa, Canada: Canadian Centre for Policy Alternatives.
[12] Las AFPs son responsables de invertir fondos según lo establecido en Decreto de Ley Nº 3500
[13] Macías, O. (2017). Inversión de los Fondos de Pensiones en Activos Alternativos. Seminario Tanner Investments «Activos Alternativos, impacto en el sistema de pensiones en Chile». Superintendencia de Pensiones.
[14] Fiscalía Nacional Económica. Disponible aquí.
[15] Superintendencia de Pensiones. (2018). Ficha Estadística Previsional N°69. Superintendencia de Pensiones.
[16] Drucker, P. F. (1976). The Unseen Revolution: How Pensión Fund Socialism Came to America. New York: Harper & Row.
[17] Bernedo, P., Camus, P., & Couyoumdjian, R. (2014). 200 años del Ministerio de Hacienda de la República de Chile. Ministerio de Hacienda
[18] Larraín, G. (2005). Chile, fértil provincia. Hacia un Estado liberador y un mercado revolucionario. Santiago: Ramdon House Mondadori.
[19] Engelen, E. (2006). Resocializing Capital: Putting Pension Savings in the Service of “Financial Pluralism”? Politics & Society, Vol. 34 No. 2, June 2006 187-218, 187-218.
[20] Hebb, T. (2005). California Case Study B: Real Estate. CalPERS ́ California Real Estate Initiative. Harvard Law School, Pensions & Capital Stewardship Project, Labor and Worklife Program.
[21] CalPERS. (2015). CalPERS Beliefs. Sacramento, CA.
[22] Norges Bank. (s.f.). www.norges-bank.no. Obtenido de Norges Bank.Disponible aquí.
[23] Second Swedish National Pension Fund – AP2. (2016). Second AP Fund Corporate Governance Policy.
[24] Fondaction . (s.f.). www.fndaction.com. Obtenido aquí.
[25] OCDE . (2013). Líneas Directrices de la OECD para Empresas Multinacionales. OCDE Publishing.
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[31] Hebb, T., & Beeferman, L. (2009). US Pension Funds’ Labour- Friendly Investments. Journal of Comparative Social Welfare Volume 25, Issue 2, 2009.
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[37] Webber, David. The Rise of the Working-class Shareholder : Labor’s Last Best Weapon. 2018. Print.
[38] Useem, M. (1993). Executive Defense: Shareholder Power and Corporate Reorganization. Harvard University Press,.
[39] Webber, David. The Rise of the Working-class Shareholder : Labor’s Last Best Weapon. 2018. Print.
[40] Carmichael, I. (2005). Pension Power: Unions, Pension Funds, and Social Investment in Canada. Toronto: University of Toronto Press.
[41] The Telegraph. Amanda Leek: “How to invest like…The California state pension fund” (2016).
[42] CalPERS. Board Member. Disponible aquí.
[43] Carmichael, I. (2005). Pension Power: Unions, pension funds and social investment in Canada. Canada: University of Toronto Press.
[44] Concert Properties. Corporate Details. Disponible aquí.
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