COLUMNA DE OPINIÓN
La traición
11.07.2020
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COLUMNA DE OPINIÓN
11.07.2020
La votación en la Cámara que aprueba el retiro del 10% de los fondos de las AFP es “la mayor derrota legislativa para la derecha desde el retorno de la democracia” escribe el autor. Aquí trata de explicar por qué parlamentarios de ese sector “traicionaron al modelo”.
¿Por qué los y las legisladoras votan del modo que lo hacen? Existen cinco argumentos complementarios que han sido bastante documentados para esa pregunta: (a) la lealtad con los electores, (b) la lealtad con el partido, (c) la lealtad con su coalición (d) la lealtad con sus convicciones, y (e) la lealtad con sus financistas.
En la votación de la Cámara respecto de la entrega del 10% de los fondos de las AFP a sus cotizantes se entremezclaron varias de aquellas explicaciones, provocando la mayor derrota legislativa para la derecha desde el retorno de la democracia. No es una historia que pueda ser entendida apelando a un solo argumento. No es puro interés egoísta, pura vendetta o convicción.
Aunque no conocemos todavía el resultado de esta trama, sostengo que se trata de la mayor derrota legislativa pues aquí se pusieron en entredicho los intereses materiales de las AFP, uno de los pilares de la concepción neoliberal defendida con tanto ahínco por dicho sector político. Por lo mismo, no se trataba de cualquier votación. No solo se estaba traicionando al partido o a la coalición de gobierno; se traicionaba nada menos que al modelo.
Aquel día de la votación hay quienes votaron pensando en sus electorados, que la están pasando mal, que están sufriendo las consecuencias duras de la pandemia. Los legisladores en teoría se deben a sus votantes y no debe sorprendernos que, en un ambiente de crisis, quienes toman decisiones sean más receptivos al clamor popular. Al final del día, su propia sobrevivencia depende de sus electores.
Pero aquí el asunto clave es que dicho representante sienta una presión efectiva social y los votantes hagan llegar sus demandas. No basta que el legislador sienta la presión de una encuesta nacional. Aquí cobra vida la micro-política de contactos, cartas, e-mails, llamadas telefónicas, comunicaciones y vínculos entre representantes y representados. Es esta presión cotidiana lo que provoca el actuar de aquel legislador o legisladora a la hora de votar.
Sostenía el diputado Miguel Mellado: “se confunden en quién es el Ejecutivo y quién es el legislativo. Acá hay una lealtad con las personas que te eligen, en las cuales tú tienes que ver, y a ellos [del Ejecutivo] les falta un poco de calle”. Sostenía que, “hay mucha ayuda que no le está llegando a la clase media, entonces por qué me voy a cerrar a debatirla. Estamos en la región más pobre del país y va a ser más pobre después de la pandemia” (Biobio 09.07.2020).
El diputado Cristhian Moreira argumentó: “claro, soy diputado del gobierno, pero yo me debo a la gente que votó por mí y los voy a defender. No creo que esto sea una derrota para La Moneda”. Agregó que: “voté a favor porque hay un gran clamor en la ciudadanía para hacer cambios en la AFP. Hoy vivimos una excepción, una crisis y la gente necesita esos recursos. Las ayudas del gobierno han sido insuficientes y este mecanismo sirve para que los que lo necesiten, no todos, puedan sacar parte de sus dineros en las AFP” (Chilevisión 09.07.2020).
A lo anterior se suma una segunda dimensión de la política: la disciplina partidista. En tiempos normales las bancadas, los partidos, logran disciplinar a sus legisladores en votaciones cruciales. ¿Cómo lo hacen? Existen incentivos del legislador para respetar aquello, dado que participa de un esquema de poder interno. De la buena relación que tenga con el partido dependerá su carrera política. El partido apoya campañas electorales, decide la lista de candidaturas, apoya técnicamente al legislador. Pero en Chile esta disciplina se debilita cuando el legislador desarrolla sus propias redes de apoyo en su distrito o cuando tiene capacidad autónoma para obtener financiamiento. La deslealtad aumenta cuando un partido vive una competencia electoral interna y aquello se hizo palpable en Renovación Nacional donde algunos sectores pretenden disputar el liderazgo del actual presidente Mario Desbordes. La votación se transforma en una expresión más de las pugnas de poder interno.
Los intereses de las AFP están estrictamente alineados con el gobierno; o el interés del gobierno con las AFP. No podemos clarificarlo.
Otra dimensión tiene que ver con la lealtad con la coalición que es particularmente relevante cuando se es gobierno. Si al gobierno le va bien —su Presidente marca bien, sus políticas se implementan— todos se alinean detrás para sacarse una foto. Pero si las cosas andan mal, el Presidente no marca nada de aprobación, muchos buscarán alejarse. Lo anterior no es tan simple y automático pues en un sistema tan presidencialista como el chileno, el Ejecutivo a través de la implementación presupuestaria y de la designación de cargos tiene importantes recursos de poder. La política aquí es transaccional. La capacidad del Ejecutivo de convencer a su coalición depende del tipo de oferta que se haga.
El mensaje del senador Iván Moreira vía twitter, muestra este tipo de transacciones. El senador anunció que se encontraba en estado de reflexión respecto de la votación del 10% de las AFP señalando que “una reflexión no es una decisión tomada. A la clase media hay que ayudarla con recursos del estado no con sus ahorros. Que atine el gobierno o tendrá su peor derrota” (10.07.2020).
Mejorar la oferta a veces implica lo que en los pasillos del Congreso se conoce como “el pirquineo de votos”, salir a convencer diputado por diputado, senador por senador, respecto de cierta decisión. Es en esa interacción que se produce la pasada de cuentas: ¿por qué no recibió mi llamada ministro? ¿Qué pasa con el proyecto de obras públicas en mi distrito? ¿Cómo este proyecto beneficia a mis electores? La política en su expresión más cruda. El Ejecutivo mejorando la oferta, el o la legisladora respondiendo a sus intereses distritales para mantenerse en el cargo o favorecer a sus electores.
Pero en política no todo es un mercado de transacciones individuales o colectivas. También existen convicciones. En una era de mayor transparencia y de activismo ciudadano, los y las legisladoras saben que no pueden ser incoherentes respecto de sus convicciones. Las convicciones —la ideología— es un motor relevante de la política y en Chile aquello todavía es así, aunque mucho suelen negarlo.
Hay quienes creen que el mejor modo de obtener bienestar es por el mercado: eso es ideología. Otros consideran que el Estado debe asumir un rol vital en las políticas sociales o económicas, etc. etc. La ideología sigue siendo un ordenador de la política en Chile, en particular en lo que se refiere al rol del Estado y en cuestiones valórica. Los ejes Estado-Mercado y liberal-conservador siguen determinando las divisiones entre los actores políticos.
A veces, quienes toman decisiones actúan asumiendo que todo legislador tiene su precio. Se concibe a la política como un mero mercado donde cada cual actúa según un interés material. Pero este supuesto olvida que las convicciones, las creencias a veces juegan un papel relevante en las decisiones. Recordemos el discurso de la diputada Oliveira en la Sala el pasado miércoles: “Debo hoy votar en conciencia, por empatía, por consecuencia con mi historia de vida. Sé lo que es tener hambre y pasar frío” (08.07.2020). Aquí operó una convicción que se saltó la lealtad con la coalición.
Pero por ser subjetiva, la política convicciones puede ser enarbolada en varias direcciones. Mientras la diputada sostenía que su conciencia la llevaba a apoyar esa reforma, Pablo Longueira apelaba al mismo argumento para sostener la posición exactamente contraria. En su carta enviada a los congresistas de su partido decía: “en política hay dos caminos que, por lo general, no convergen: ser respetado o ser popular. No se equivoquen, lo único que llena el alma es el primero. Genera una satisfacción íntima de que jamás se dejaron llevar por los aplausos fáciles”.
Pero falta una historia por contar. Otra de las lealtades que suele darse en política es con los grupos que sostienen el modelo de relaciones económicas. En una sociedad donde la política depende significativamente del dinero privado para acceder al poder, no debiese sorprendernos que existe un alineamiento entre los intereses económicos dominantes y los legisladores. En sociedades tan desiguales como la chilena, sería ridículo negarlo.
Esta es quizás la principal noticia del día. Que se produjo una pequeña fisura entre los intereses de las AFP y algunos legisladores que alzaron la mano el pasado miércoles.
Las AFP han manifestado explícita y abiertamente su posición de rechazo a esta iniciativa. Ven que con esta propuesta se abre una ventana al cambio del modelo y han sido explícitos en señalar el rechazo a la reforma. AFP Habitat en su carta a sus afiliados calificaba la votación como “un error histórico”. Pero en este caso esta administradora de pensiones entró directamente a la arena política al apoyar las políticas del gobierno de turno y criticar lo realizado por los legisladores: “como es de público conocimiento, el gobierno propuso un programa de ayuda evidentemente superior a la propuesta de retiro de fondos, y pese a lo anterior, lo de hoy fue una votación ideológica y populista” decía la carta.
AFP Cuprum sostenía en su carta a los afiliados que “esta medida representa un riesgo para el monto de las futuras pensiones”.
“En Provida esperamos que se hagan cambios que beneficien a nuestros afiliados y mejoren las pensiones y no que las perjudiquen, como podría hacer este proyecto”, sostenía la carta del gerente general de dicha AFP.
Así, los intereses de las AFP están estrictamente alineados con el gobierno; o el interés del gobierno con las AFP—no podemos clarificarlo. Lo que sí podemos afirmar es que esta sintonía de intereses entre las AFP y el gobierno es totalmente esperable y no debiese llamarnos a sorpresa. Lo único distintivo aquí es la fisura, todavía pequeña, entre algunos sectores de la coalición y los intereses de las AFP.
Y esta es tal vez lo más inédito del momento, el desajuste entre los intereses económicos (en este caso de las AFP) y algunos legisladores que en teoría debiesen responder a aquellos intereses. La traición con el modelo es sin duda la noticia del día.
Hemos sostenido aquí que este desacoplamiento, este desajuste tiene una explicación multicausal, muy racional por lo demás, que entremezcla lealtades con el electorado, conflictos partidistas pre-electorales, deslealtades con el Ejecutivo y definiciones por convicción.
Bienvenidos al Chile fragmentado, a un modo de hacer política donde tendremos funciones por un buen rato.
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