COLUMNA DE OPINIÓN
El dios del orden y el dios de la protesta
04.07.2020
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COLUMNA DE OPINIÓN
04.07.2020
En una nación que se dice cristiana, como Estados Unidos, los conceptos de orden y de revuelta se sacralizan, explica el autor. En este ensayo analiza el conflicto racial en Estados Unidos, desde la llegada de los primeros esclavos en 1619 hasta hoy, a través de dos visiones cristianas contrapuestas: una nacionalista y seguidora del “dios del orden”; y otra que pone su fe en el “dios de la protesta” y que tiene como figura señera a Martin Luther King. Sobre este último la columna nos presenta una visión menos domesticada: un hombre que veía a Estados Unidos como “el mayor proveedor de violencia del mundo” y que fue calificado por el jefe del FBI como “el negro más peligroso para el futuro de esta nación”.
La Palabra de Dios puede ser usada tanto para construir como para destruir. Aunque para los cristianos hay un solo Dios, hay tantas imágenes de dios como creyentes. La idea de “dios” termina siendo el recipiente en que cada creyente proyecta sus dudas o certezas, sus esperanzas o frustraciones, sus luchas o defensas.
Esas imágenes compiten diariamente por un espacio en la conciencia del creyente, y por un lugar en la vida pública. En palabras de E.J. Dionne, estamos frente a “una lucha dentro del cristianismo sobre qué fuerza predominará – un nacionalismo cristiano blanco (…) o la tradición profética que proporcionó estabilidad espiritual a los movimientos abolicionistas y de derechos civiles.”[1] Dos dioses compiten por el reinado supremo en la esfera pública, el “dios de la ley y el orden” y el “dios de la protesta”.
La ley y el orden son entendidos como elementos vitales para la convivencia social, hasta que un grupo social cuestiona qué leyes y qué orden son los que deberían prevalecer, quién los define, y en beneficio de quién. El cuestionamiento personal da paso al discurso grupal, el discurso a la tensión, y la tensión a la protesta.
Sólo existe una historia verdadera acerca de la esclavitud en Estados Unidos de América (“USA”), pero hay dos películas con el mismo nombre, presentando dos narrativas disímiles y dos dioses opuestos.
Al término de la Guerra Civil (1865), la comunidad afroamericana enfrenta un nuevo terror: el Ku Klux Klan, una organización terrorista que buscaba restaurar la supremacía blanca en el sur, atacando a líderes y votantes del Partido Republicano, que, en ese entonces, representaba los valores progresistas del norte de USA.
Aunque la Ley contra el Ku Klux Klan de 1871[2] declaraba sus actividades como delitos federales, el Klan renacería en 1915 con un grupo de creyentes protestantes anti-inmigrantes de Atlanta que se había sentido inspirado por el libro “The Clansman” (1905) de Thomas Dixon (un supremacista blanco, pastor bautista y abogado) y el drama de cine mudo “The Birth of a Nation” (1915) de D.W. Griffith (basada en el libro de Dixon).
Al respecto, Melvyn Stokes señala que, “(d)ado que elevaba al Ku Klux Klan del período de Reconstrucción, Birth se vincularía estrechamente con el nuevo Klan fundado por el ‘Coronel’ William Simmons en 1915. En tanto el Klan subía y caía en los 1920s, la película funcionaba como un filme de propaganda y reclutamiento (continuaría siendo proyectado a audiencias del Klan al menos hasta los 1970s).[3]”
En un país que se entiende así mismo como una 'nación cristiana', tanto el ejercicio de la violencia como la protección de la dignidad requieren de su sacralización en la esfera pública. He ahí la razón de la existencia del 'dios de la ley y el orden' y el 'dios de la protesta'.
Según el obituario de Dixon en New York Times, Birth “representaba la guerra civil y las secuelas de la guerra, con énfasis en las cualidades de Galahad del primer Ku Klux Klan, del cual el padre del Sr. Dixon fue fundador y en el que su tío tenía el título de Gran Titán del Imperio Invisible. [4]”
Lo que hace a Birth tan polémica es la forma en que presenta tanto a la comunidad afroamericana como a los supremacistas blancos del Klan. Según el crítico de cine Richard Brody, Birth “muestra a la esclavitud en una luz idílica, presenta a los negros como buenos solo para trabajo servil (…) muestra a los esclavos libertos como interesados, sobre todo, en el matrimonio interracial, cayendo en excesos legalmente aprobados y violencia vengativa principalmente para forzar a mujeres blancas a tener relaciones sexuales. Muestra a los blancos sureños formando el Ku Klux Klan para defenderse a sí mismos de tales abominaciones y estimular la causa ‘aria’ principalmente. La película afirma que el escuadrón de la muerte de sábanas blancas sirvió justicia sumariamente y que, al negar a los negros el derecho al voto y mantenerlos generalmente apartados y subordinados, restauró el orden y la civilización al Sur.[5]”
Pero existe una segunda Birth (2016), dirigida por el director afroamericano Nate Parker, que cuenta la historia de la rebelión de esclavos ocurrida en Virginia en 1831 bajo el liderazgo del predicador y esclavo Nat Turner[6]. Durante un período de depresión económica severa en el sur, el amo de Nat recibe un ofrecimiento: que Nat, que sabía leer pasajes de la Biblia, sea llevado a diferentes plantaciones de esclavos a predicar pasajes bíblicos sobre sujeción y mansedumbre. Al ver los abusos que otros esclavos sufrían, Nat empieza a predicar sobre otros bíblicos que hablaban sobre cómo Dios aborrecía la opresión, iniciando una revolución que sería uno de los preludios para la Guerra Civil 34 años después.
Su ejecución en Jerusalén, Virginia terminaría con esa rebelión, pero daría inicio a otra forma de revolución. Al narrar su ahorcamiento en 1831, Charles Joyner señala que “despellejaron su cuerpo y convirtieron su carne en grasa. Cortaron un bolso de recuerdo de su piel y dividieron sus huesos como trofeos, para ser entregados como reliquias familiares. Si se suponía que todo esto matase a Nat Turner, pareciera haber fallado miserablemente. Nat Turner aún vive en la historia, porque lideró la más grandiosa revuelta de esclavos que haya tenido lugar en la más grande república esclavista en el Nuevo Mundo.[7]”
Para este momento, ya habían transcurrido 212 años desde 1619, en que alrededor de 20 africanos de Angola fueron traídos por los portugueses a Point Comfort y luego vendidos como esclavos a los colonos, iniciando la esclavitud en Estados Unidos. Luego vendrían las patrullas de esclavos (1704) como herramienta de terror organizado, las falsas promesas de libertad de la Guerra Civil (1861 – 1865), los “Black Codes” (1865 – 1868) para retenerlos en el sur a pesar de ser técnicamente “libres”, la Décimo Cuarta Enmienda (1868) otorgando nacionalidad y protección legal a los esclavos libertos sólo en el papel, y las leyes “Jim Crow” (1880s) colmando de segregación todo espacio de la vida cotidiana afroamericana.
La presencia del Klan y las leyes “Jim Crow” llevarían a los afroamericanos a emigrar hacia las ciudades del norte, en lo que se conoce como la “Gran Migración” (1916 – 1970). No obstante, el racismo y violencia los seguiría, empezando con los ataques raciales de blancos contra afroamericanos durante el “Verano Rojo” (1919). La revuelta más violenta sería la de Chicago, en la que morirían 15 blancos, 23 afroamericanos y 1,000 familias afroamericanas verían sus casas incendiadas. Aunque sí había policías en estos barrios afroamericanos del norte, estos preferían no intervenir. Con el paso del tiempo, el racismo y la necesidad de “control” llevaría a la aceptación de la brutalidad policial contra la comunidad afroamericana que vemos hoy.
A pesar de esta historia de violencia, 67% de estadounidenses creen que USA es “una nación cristiana”, incluyendo un 48% de seculares[8]. En un país que se entiende así mismo como una “nación cristiana”, tanto el ejercicio de la violencia como la protección de la dignidad requieren de su sacralización en la esfera pública. He ahí la razón de la existencia del “dios de la ley y el orden” y el “dios de la protesta”.
Las protestas por el asesinato de George Floyd llegaron hasta la Casa Blanca, generando que el presidente Donald Trump fuera llevado brevemente a un bunker por razones de seguridad el viernes 29 de mayo[9]. Tres días después, desde el Rose Garden de la Casa Blanca, Trump anunció que era “el presidente de la ley y el orden” y demandó que los gobernadores ordenaran que la Guardia Nacional controle a los manifestantes, o él mismo desplegaría al ejército para “resolver rápidamente el problema para ellos”[10]. Inmediatamente después, informó que se dirigía “a presentar mi respeto a un lugar muy, muy especial”, empezando su caminata hacia la Iglesia St. John de Lafayette Square (“La Iglesia de los Presidentes”[11]).
Minutos antes del inicio del toque de queda, policías y miembros de la Guardia Nacional entraron a Lafayette lanzando gas lacrimógeno y flahsbangs a manifestantes pacíficos que distribuían agua y barras de granola, incluyendo un grupo de sacerdotes y laicos de la Diócesis Episcopal de Washington acompañados por la Reverenda Gini Gerbasi, rectora de la Iglesia St. John de Georgetown[12].
Una vez ahí, Trump iniciaría una sesión de fotos de 17 minutos en honor al “dios de la ley y el orden”. Mientras todos esperaban unas palabras acerca de Floyd, los daños a la iglesia durante las protestas o los manifestantes violentamente retirados, Trump se limitó a levantar una Biblia negra y señalar “tenemos un gran país, el más grandioso país del mundo”. Cuando un reportero le preguntó «¿es esa su biblia?«, Trump respondió «es una biblia«.[13]
Para Laura Olson, profesora de ciencia política de Clemson University, “no debería sorprendernos que, en medio de la crisis actual, Trump esté intentando usar la religión para reforzar diferencias entre partidarios y oponentes. Como Putin, está posando como el defensor de una versión particular de un pasado glorioso.”[14].
Según Andrew Whitehead, sociólogo de Clemson, el uso de la fuerza y simbolismos cristianos le permite a Trump “señalizar a este subgrupo americano (nacionalistas cristianos) que los ve, los escucha, está de su lado e impondrá su visión política exclusivista por la fuerza. Y no será a pesar de sus retórica y acciones autoritarias que muchos cristianos blancos lo apoyarán. Será por eso. Y su reelección depende de ellas.”[15]
Cuando Trump fue elegido, 70% de evangélicos blancos creían que la cultura estadounidense había cambiado para peor desde 1950, por lo que usó la frase 'make America great again' para atraer a los evangélicos que buscaban recobrar el excepcionalismo americano, pero en una versión más reaccionaria que la propuesta por Ronald Reagan en su campaña de 1980.
El nacionalismo cristiano, un sistema de pensamiento conformado por simbolismos y narrativas que promueven la integración del cristianismo con la vida pública bajo la idea de que USA debe moldearse como una “nación cristiana”, ha mostrado ser una herramienta de comunicación política eficiente hacia una de sus principales bases de votantes: los evangélicos blancos.
Al ser preguntado sobre la sesión de fotos, Ralph Reed, director del Faith and Freedom Coalition, señaló: “(s)u presencia envió el mensaje gemelo de que nuestras calles y ciudades no pertenecen a alborotadores y terroristas domésticos, y que la respuesta final a lo que aflige a nuestro país se puede encontrar en el arrepentimiento, la redención y el perdón de la fe cristiana«[16].
El “dios de la ley y el orden” no existe para defender conceptos teológicos, sino para expresar la nostalgia acerca de una sociedad conservadora blanca que se esfuma. Al respecto, John Fea enfatiza las similitudes entre la forma en que Richard Nixon y Trump usan el concepto de “ley y orden” para afrontar temas raciales: “Nixon negó consistentemente que usara la frase ‘ley y orden’ para enviar un mensaje a los votantes blancos que temían la violencia afroamericana, pero varios de sus partidarios conservadores escucharon ese mensaje claramente (…) Luego de filmar un anuncio de campaña llamando a la ley y el orden en las escuelas públicas, Nixon dijo a sus ayudantes ‘Sí, esto es un golpe justo en la nariz (…) esto se trata de la ley y el orden y los malditos grupos de negros-portorriqueños ahí afuera’. Como Nixon, Donald Trump señala que el uso del término ‘ley y orden’ no tiene que ver con la raza. Pero al combinar la frase con un tamborileo constante de atención hacia los ‘terroristas musulmanes’ o los inmigrantes ilegales mexicanos que él indica que están cometiendo crímenes violentos, está enviando un mensaje a su base de votantes mayoritariamente blanca de clase trabajadora de que él escucha, comparte y prioriza sus temores.[17]”
En “Letter from a Birmingham Jail” (una carta escrita por el pastor Martin Luther King Jr. durante su encierro en una prisión de Birmingham, Alabama por violar una ley local contra las protestas públicas, como respuesta a una carta pública firmada por ocho pastores blancos locales que criticaban las protestas por derechos civiles), King compara el rol del “blanco moderado” con el de los miembros de Klan y enfatiza la forma en que el concepto de “ley y orden” es utilizado para mantener el estatus quo en detrimento de la comunidad afroamericana: «Casi he llegado a la lamentable conclusión de que la mayor piedra de tropiezo para el negro en su camino hacia la libertad no es el Consejero de Ciudadanos Blancos (una red de supremacistas blancos) o el miembro del Ku Klux Klan, sino el blanco moderado, que es más devoto del «orden» que de la justicia; que prefiere una paz negativa que es la ausencia de tensión en lugar de una paz positiva que es la presencia de justicia; que constantemente dice: ‘estoy de acuerdo con la meta que persigues, pero no puedo estar de acuerdo con tus métodos de acción directa’. (…) Hubiera esperado que los blancos moderados entendieran que la ley y orden existen con el propósito de establecer justicia y que, cuando fallan en ese propósito, se convierten en las represas peligrosamente estructuradas que bloquean el flujo del progreso social. Hubiera esperado que el blanco moderado entendiera que la tensión actual en el sur es una fase necesaria de la transición de una desagradable paz negativa, en que el negro aceptó pasivamente su injusta situación, a una paz sustantiva y positiva, en que todos los hombres respetarán la dignidad y valor de la personalidad humana.[18]”
Cuando Trump fue elegido, 70% de evangélicos blancos creían que la cultura estadounidense había cambiado para peor desde 1950[19], por lo que usó la frase “make America great again” para atraer a los evangélicos que buscaban recobrar el excepcionalismo americano, pero en una versión más reaccionaria que la propuesta por Ronald Reagan en su campaña de 1980[20], según señala Gorski: “La variante trumpista de nacionalismo cristiano blanco es también más reaccionaria que su precedesor “excepcionalista”. Está desprovisto de los amables eufemismos sobre las misiones y los sacrificios que se afianzaron durante el siglo XX a favor de una retórica más antigua de desangramiento y dominación. También descarta los nuevos y racistas silbatos de «bienestar» y «crimen» que se diseñaron para la era post-derechos civiles y retoma las trompetas racistas de «violadores» e «invasores» que se inventaron en el período posterior a la Reconstrucción.”[21]
El “dios de la protesta” hace su aparición para forzar un contraste espiritual entre la defensa del status quo y la necesidad de cambio.
Como la protesta misma, este dios puede tomar muchas formas, unas veces llamando a la movilización en la esfera pública y otras llamando a la empatía en la esfera privada. En palabras del filósofo cristiano Cornel West, “la justicia es la forma en que el amor luce en público. La ternura es la forma en que el amor se siente en privado.”[22]
Quizás las principales muestras de demandas de justicia pública y expresiones de ternura privada fueron las manifestadas por el Reverendo Al Sharpton. En el memorial de George Floyd en Minneapolis, Sharpton emitió un reclamo que se ha convertido en el grito de guerra de la comunidad afroamericana: «La razón por la que nunca pudimos ser quienes queríamos ser es porque ustedes tenían su rodilla en nuestro cuello (…) Teníamos habilidades creativas, podíamos hacer lo que cualquier otro, pero no podíamos sacarnos su rodilla de nuestro cuello. Lo que le pasó a George Floyd pasa todos los días en este país, en la educación, los servicios de salud, y en cada área de la vida americana. Es momento de levantarnos en el nombre de George y decir ¡saquen su rodilla de nuestros cuellos!»[23]
Asimismo, durante su funeral en Houston, Sharpton usó la oportunidad para presentar ante la congregación a las madres de Trayvon Martin y Eric Garner, la hermana de Bothan Jean, la familia de Pamela Turner y los padres de Michael Brown y Ahmaud Arbery, también víctimas mortales de la brutalidad policial, enfatizando que “todas estas familias vinieron a estar con esta familia porque ellas conocen mejor que nadie el dolor que ellos sufrirán por la pérdida que ellos han sufrido.”[24]
Por momentos, la participación del “dios de la protesta” puede implicar discursos y actos que son interpretados como “radicales”, incluso de líderes religiosos.
Cuando la gente piensa en el pastor King, prefiere enfocarse en su discurso “Yo Tengo un Sueño” de 1963[25], porque es emocionalmente más fácil de procesar al enfocarse únicamente en derechos civiles.
Es esa imagen la que hoy es instrumentalizada por quienes demandan protestas completamente pacíficas como respuesta a algunos eventos de saqueo durante las marchas por el asesinato policial de George Floyd. Cornel West llama a este proceso “la Santa Clausificación de King”: la idea de que King era un moderado en busca de consensos en lugar de un radical anti-sistema. En palabras de West, “tenemos que resistir la Santa Clausificación de Martin Luther King. No quiero sanitizar a Martin Luther King. (…) No quiero desinfectar al doctor Martin Luther King y no vamos a domesticar al doctor King”[26].
La domesticación de King olvida mencionar su oposición a la Guerra de Vietnam en su discurso “Beyond Vietnam: A time to break silence” de 1967, en que llamó a Estados Unidos “el mayor proveedor de violencia del mundo.”[27] Como resultado, 168 periódicos lo atacaron en los días siguientes, incluyendo el Washington Post y el New York Times[28]. El propio presidente Johnson le habría llamado “maldito negro predicador” [29] y J. Edgar Hoover, director del FBI, lo nombró “el negro más peligroso para el futuro de esta nación desde el punto de vista del comunismo, el negro y la seguridad nacional” [30].
2Hubiera esperado que los blancos moderados entendieran que la ley y orden existen con el propósito de establecer justicia y que, cuando fallan en ese propósito, se convierten en las represas peligrosamente estructuradas que bloquean el flujo del progreso social', Martin Luther King.
En su discurso “The Three Evils of Society” (1967)[31], King describe “los tres males de la sociedad”: el racismo, la explotación económica y el militarismo. Él entendía los tres temas como interconectados, por lo que su crítica al capitalismo se va exacerbando. De hecho, organiza la “Poor People Campaign”, un campamento de 3,000 carpas por 42 días en el National Mall de Washington DC para reclamar fondos federales para empleos para todos, un ingreso mínimo anual garantizado, programas anti-pobreza y casas para los pobres.[32].
Bajo los lentes de un “King domesticado”, podría sorprendernos que use su discurso “The Role of the Behavioral Scientist in the Civil Rights Movement» a la Asociación Psicológica Americana (1967) para explicar que el verdadero culpable detrás de los saqueos en las revueltas urbanas es la sociedad blanca: «(l)as revueltas urbanas son una forma especial de violencia. No son insurrecciones. Los revoltosos no están buscando tomar territorio o tomar control de instituciones. Sólo buscan crear shock en la comunidad blanca (…) El saqueo que es su principal característica sirve muchas funciones. Le permite al afroamericano más airado y pobre tomar bienes consumibles con la facilidad con que el hombre blanco usa su billetera. Muchas veces ni siquiera quieren lo que toman, sólo quieren la experiencia de tener algo. Pero más que todo, alienado de la sociedad y sabiendo que esta sociedad valora la propiedad más que a los hombres, él está causando shock en ella al abusar de derechos de propiedad (…). Un profundo juicio de las revueltas de hoy fue expresado por Víctor Hugo un siglo atrás. Él dijo ‘si un alma es dejada en la oscuridad, cometerá pecados. El culpable no es el que comete el pecado, sino quien causa la oscuridad’. Los políticos de la sociedad blanca han causado la oscuridad, crearon discriminación, estructuraron barrios marginales, y perpetúan el desempleo, ignorancia y pobreza. Es incontestable y deplorable que los afroamericanos han cometido crímenes, pero son crímenes derivados nacidos de los crímenes más grandes de la sociedad blanca.»[33]
En la conmemoración por los 50 años de su muerte, su hija Bernice King reveló que el sermón que el pastor iba a dar el día de su muerte se llamaba “Por qué Estados Unidos Podría ir al Infierno”[34].
El “dios de la protesta” nunca ha sido una deidad cómoda para quienes consideran que esta debe realizarse bajo ciertos códigos de etiqueta y, por eso, no tardarían en abandonar a su profeta. En palabras de West, “el asesinato de Martin Luther King Jr. fue el resultado final de la fusión de las horrendas élites supremacistas blancas en el gobierno y ciudadanía estadounidenses y los profesionales liberales cobardes que temían los avances de King contra el imperio, el capitalismo y la supremacía blanca.”[35]
No obstante, mientras exista opresión por parte del “dios de la ley y el orden”, habrá respuesta del “dios de la protesta”.
[3] STOKES, Melvyn. D.W. Griffith’s The Birth of a Nation: A History of the Most Controversial Motion Picture of All Time. Oxford University Press, 2007.
[4] The New York Times, 4 de abril de 1946. «THOMAS DIXON DIES; WROTE ‘CLANSMAN’; Book Was Basis for ‘Birth of a Nation,’ Provocative Film– Supported Ku Klux Klan HE HAD HELD PULPIT HERE Also Was Lawyer, Lecturer –‘White Supremacy’ Was Subject of His Novels»
[5] The New Yorker, 1 de febrero del 2013. «The Worst Thing About “Birth of a Nation” Is How Good It Is»
[6] The New York Times, 6 de octubre del 2016. «Review: In Nate Parker’s ‘The Birth of a Nation,’ Must-See and Won’t-See Collide»
[7] JOYNER, Charles. Styron’s Choice: A Meditation on History, Literature, and Moral Imperatives. En Greenberg, Kenneth. Nat Turner: A Slave Rebellion in History and Memory. Oxford Press University, 2003. Página 180.
[9] The New York Times, 8 de junio del 2020. «Contradicting Trump, Barr Says Bunker Visit Was for Safety, Not an ‘Inspection’»
[10] CBS News, 2 de junio del 2020. «Trump says he’s «president of law and order,» declares aggressive action on violent protests»
[12] CNN US, 2 de junio del 2020. «Reverend describes how police sent her running from church»
[13] Christianity Today, 2 de junio del 2020. «Trump Makes Surprise Visit at Historic Church Near White House»
[14] The Conversation US. «Trump’s use of religion follows playbook of authoritarian-leaning leaders the world over»
[15] Religion News Service, 2 de junio del 2020. «With Bibles and flash grenades, Trump walks the Christian nationalist walk»
[16] The Atlantic, 2 de junio del 2020. «The Christians Who Loved Trump’s Stunt»
[17] FEA, John. Believe Me: The Evangelical Road to Donald Trump. Michigan: William B. Eerdmans Publishing Company, 2018. Páginas 175-176.
[18] WEST, Cornel. The Radical King: Martin Luther King Jr. Boston, Massachusetts: Beacon Press, 2016. Página 135.
[20] Business Insider, 15 de mayo del 2019. «The winning slogan from every US presidential campaign since 1948»
[21] GORSKI, Philip. Why Evangelicals Voted for Trump: A Critical Cultural Sociology. American Journal of Cultural Sociology, EEUU, Volumen 5, No. 3, p.348, 2017.
[23] The Guardian, 5 de junio del 2020. «‘Get your knee off our necks’: Al Sharpton delivers eulogy at George Floyd memorial – video»
[24] Vogue, 10 de junio del 2020. «The Most Moving Moment of Al Sharpton’s Eulogy for George Floyd»
[25] Universidad de Standford, «I Have a Dream,» Address Delivered at the March on Washington for Jobs and Freedom
[26] Rollingout, 18 de enero del 2010. «Stop the ‘Santa Claus-ification’ of Martin Luther King, Pleads Dr. Cornel West»
[27] Universidad de Standford. «Beyond Vietnam»
[28] NPR, 30 de marzo del 2010. «The Story Of King’s ‘Beyond Vietnam’ Speech»
[29] The Intercept, 16 de enero del 2016. «What the “Santa Clausification” of Martin Luther King Jr. Leaves Out»
[30] The New York Times, 29 de agosto del 2013. «‘The Most Dangerous Negro’»
[31] The Atlantic. «Martin Luther King Jr. Saw Three Evils in the World»
[32] Smithsonian Magazine, mayo del 2018. «Remembering Resurrection City and the Poor People’s Campaign of 1968»
[34] Huffpost, 4 de abril del 2018. «Martin Luther King Jr.’s Daughter Reveals Topic Of Scathing Sermon He Never Got To Give»
[35] The Guardian, 4 de abril del 2018. «Martin Luther King Jr was a radical. We must not sterilize his legacy»
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