COLUMNA DE OPINIÓN
Protección de los ecosistemas acuáticos ante la presión de la crisis económica que viene
03.07.2020
Hoy nuestra principal fuente de financiamiento son nuestros socios. ¡ÚNETE a la Comunidad +CIPER!
COLUMNA DE OPINIÓN
03.07.2020
Chile tiene más de 1.200 ríos y 15.000 lagos y lagunas. Todos estos ecosistemas acuáticos son muy sensibles a cambios inducidos por la acción humana, explica el autor. La columna revisa en detalle un aparato público negligente en la tarea de proteger y fiscalizar: desde estudios que se pagan caro y no se usan, a las largas demoras en auxiliar sistemas en crisis, pasando por un reducido y parcial monitoreo. La desaparición de humedales como la laguna Aculeo, el deterioro ambiental del Lago Villarrica y el daño que sufre hoy el lago Panguipulli podrían agravarse con la agenda pro-crecimiento anunciada por el gobierno, la cual, en opinión del autor, se contrapone con las prioridades del Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático.
Los lagos, ríos y humedales son los ecosistemas más sensibles frente a cambios inducidos por la acción humana y los efectos del cambio climático. En Chile la degradación progresiva de los recursos hídricos queda claramente reflejada por la contaminación química de ríos, la desaparición de humedales como el caso de la laguna Aculeo o el deterioro ambiental del Lago Villarrica [1]. Actualmente, para este lago se han activado planes de descontaminación que implican onerosos costos para el Estado sin que ello garantice que el lago vuelva a recuperar su condición ambiental natural.
En 2017 tuvieron lugar los Acuerdos Voluntarios para la Gestión de Cuencas, proyecto CORFO liderado por la Agencia de Sostenibilidad y Cambio Climático [2]. Para el caso del Lago Panguipulli, en base a antecedentes científico-técnicos y gracias a la participación ciudadana, se logró que la Dirección General de Aguas (DGA) solicitará formalmente al Ministerio del Medio Ambiente (MMA) que comenzará con los procedimientos administrativos para que se elaborase una norma ambiental para proteger la salud del Lago Panguipulli [3].
Desde entonces han pasado casi tres años sin que el MMA haya tomado cartas en el asunto. Esta situación genera preocupación y alarma ya que las presiones humanas sobre la cuenca (por ejemplo, proyectos industriales o inmobiliarios), en el marco del acuerdo nacional Covid-19, podrían verse intensificadas en todas las cuencas del país con consecuencias ambientales tan lamentables como las evidenciadas para el caso lago Villarrica, ambiente que durante los últimos veranos ha generado reiterados florecimientos masivos de microalgas potencialmente toxicas para la salud humana.
Lago Villarrica ha pasado de ser un lago de aguas limpias muy diluidas en nutrientes, a un lago eutrofizado, es decir con aguas donde la influencia humana ha acarreado cambios negativos en la calidad del agua y la biodiversidad.
El inventario más reciente de cuerpos de agua en Chile identifica más de 1.200 ríos distribuidos en 101 cuencas y más de 15.000 lagos y lagunas [4]. De acuerdo con la clasificación mundial de ecorregiones [5,6] se reconocen cinco ecorregiones de sistemas acuáticos continentales en el país: Atacama, Altiplano, Mediterráneo, Lagos Valdivianos y Patagonia.
Estas ecorregiones, construidas en base a criterios climáticos y geológicos de las cuencas, reconocen ríos, lagos y humedales con atributos ambientales comunes (calidad natural del agua) y comunidades biológicas similares [3]. Por lo tanto, las ecorregiones de agua dulce en Chile representan herramientas de gestión ambiental territorial, las cuales fueron generadas en 2010 por la Ex CONAMA, actual Ministerio del Medio Ambiente (MMA), gracias a la colaboración Chile-Alemania para la modernización de políticas ambientales coherentes para la sustentabilidad de los recursos hídricos [7, licitación N° 1588-160-LE09). Las ecorregiones de agua dulce para Chile fueron construidas en base a la propuesta metodológica desarrolladas por los países de la Unión Europea en el marco de la Directiva Marco del Agua, DMA [8]. La transferencia tecnológica para implementación de las metodologías europeas en el contexto chileno fue liderada por los investigadores alemanes Tanja Pottgiesser, del Instituto de Ecología, Área Hidrobiología, de la Universidad de Duisburg- Essen (ejecutora de la clasificación de cuerpos de agua de Alemania) y el Dr. Arnold Quadflieg, Director Del Departamento de Agua y Protección de los Recursos Hídricos, y del Departamento “Unión Europea – Directiva Marco del Agua y Asuntos Internacionales”, ambos pertenecientes al Ministerio de Medio Ambiente del Estado Federado de Hesse, Alemania [ver 7].
A la fecha, sin embargo, la clasificación de cuerpos de agua de Chile – por ecorregión- no ha sido utilizada en ninguna instancia de actualización o modernización de normativas ambientales vigentes y tampoco empleada como base de futuras estrategias de priorización de conservación de humedales en el país. Lo más sorprendente de todo es que este importante documento, generado con fondos públicos, no se encuentra actualmente disponible en los repositorios del MMA. Una situación que llama profundamente la atención ya que este trabajo sentó las bases para la generación de directrices que creasen herramientas coherentes de gestión territorial sustentable de los recursos hídricos de Chile.
Bajo el actual escenario de cambio climático y escasez hídrica al que nos enfrentamos existe mucha preocupación por el deterioro progresivo de los recursos hídricos en el país debido al incremento de la actividad humana en los territorios. En este contexto, las principales perturbaciones humanas que repercuten sobre el estado ecológico y la calidad del agua de los ecosistemas dulceacuícolas y que ponen en riesgo la diversidad biológica y la salud de las personas, se relacionan con cambios históricos en el uso de la tierra, agricultura, salmonicultura, plantaciones exóticas, la urbanización e invasiones biológicas [9, 10, 11] así como también perturbaciones locales más severas como la mega-minería en las ecorregiones del norte del país y los embalses, como los principales factores estresantes en las cuencas fluviales del centro-sur del país [6, 9].
La evidencia científica reciente [12,13, 14, 15] señala que el mayor riesgo ecológico para lagos y ríos del Sur de Chile está relacionado con el efecto combinado del cambio de uso del suelo (deforestación), la expansión urbana, la descarga de aguas residuales desde centros poblados y/o la expansión hacia el sur de la actividad acuícola; todos ellos estresores de origen humano que dejan contaminación química y que inducen la fertilización (aportes externos de nutrientes: fósforo y nitrógeno) de los ecosistemas acuáticos que se caracteriza por un crecimiento sostenido de plantas acuáticas y microalgas (fitoplancton). Este proceso de incremento de la productividad biológica de lagos y ríos es conocido como eutrofización y acarrea consigo cambios negativos en la calidad del agua y biodiversidad.
En Chile, el desarrollo normativo ambiental en calidad del agua se inicia con la promulgación de la Ley 19.300, Sobre Bases Generales del Medio Ambiente y su Reglamento para la Dictación de Normas de Calidad Ambiental y de Emisión (Decreto Supremo 93/1995 MINSEGPRES (actualmente, DS 38/2012) donde se establece que todos los chilenos tienen “el derecho a vivir en un medio ambiente libre de contaminación”, estableciéndose explícitamente que es el Ministerio del Medio Ambiente la entidad de gobierno encargada de la coordinación del proceso de generación de normas de calidad ambiental y de emisión con el fin último de “regular la presencia de contaminantes en el medio ambiente, de manera de prevenir que éstos puedan significar, por sus niveles, concentraciones y periodos, un riesgo para la protección o la conservación del medio ambiente, o la preservación de la naturaleza”.
Las principales políticas ambientales vigentes para prevenir la degradación de los ecosistemas acuáticos del Chile y conservar las contribuciones de la naturaleza para el bienestar humano son:
Debido al deterioro ecológico del Lago Villarrica, se han activado complejos y costosos planes de descontaminación que esperamos logren revertir o recuperar su actual condición ambiental.
Es bien sabido que en Chile la gobernanza del agua y la gestión sustentable de los recursos hídricos es compleja y fragmentada. Esto es debido a la superposición, redundancia de funciones y responsabilidades compartidas entre las muchas entidades gubernamentales diferentes relacionadas con la gestión del agua [16]. Sin embargo, y muy oportunamente, de acuerdo con el Código del Agua (artículos 299 y 29 bis 1), la Dirección General del Agua (DGA) del Ministerio de Obras Públicas es la principal entidad responsable del monitoreo y la conservación de los recursos hídricos (ríos, lagos y glaciares ), siendo no obstante el Ministerio de Medio Ambiente la única institución de gobierno responsable de coordinar la generación de normas de calidad ambiental – sólo- cuando la biodiversidad de los ecosistemas acuáticos está amenazada.
Actualmente, la DGA monitorea 287 estaciones de medición de la calidad del agua que se distribuyen en los principales ríos y solo en 16 lagos, los cuales en su conjunto forman parte del programa gubernamental llamado Red Mínima de Lagos (RML) que opera desde la década de 1980.
Lamentablemente el monitoreo lacustre a cargo de la DGA se ha centrado solo en el registro de parámetros físico y químicos (pH, oxígeno disuelto, concentración de clorofila, nutrientes e iones) como descriptores de la calidad del agua y no ha incluido históricamente el monitoreo de la diversidad biológica. Esta falta de información biótica de los ecosistemas de agua dulce a nivel nacional representa un serio obstáculo para evaluar la integridad ecológica de las aguas continentales [6, 9] y dificulta, por lo tanto, la promoción de estrategias de conservación y gestión sustentable de los recursos hídricos en el país.
En la actualidad, la normativa secundaria de calidad ambiental (NSCA) aplica sólo en tres cuencas fluviales de Chile (Maipo, Bio-Bio, Serrano) y sólo en dos sub cuencas lacustres correspondientes a los Lagos Villarrica y Llanquihue. Desde el punto de vista normativo, la existencia de NSCA para sistemas acuáticos, en tanto herramientas de gestión territorial, juega un rol importante en los planes de ordenamiento territorial (cuencas). Su promulgación implica fiscalizar y regular las fuentes de emisión de contaminantes derivados de la actividad humana en la cuenca, estableciendo, si fuese necesario, activar planes de descontaminación, si, como resultado del monitoreo de la calidad del agua de las masas de aguas normadas, se superasen los umbrales establecidos por la norma en parámetros específicos que describen la calidad del agua, por ejemplo concentración de nutrientes disueltos en el agua (por ejemplo, concentraciones de Fósforo o Nitrógeno) y/o la concentración de clorofila-a como un descriptor de la producción de microalgas en el sistema.
En el último informe de Evaluación Ambiental de Chile, realizado por la OCDE [12], se demanda a nuestro gobierno dar celeridad a los procesos normativos de calidad ambiental para ecosistemas de AGUA DULCE y priorizar la dictación de nuevas NSCA en las distintas ecorregiones del país. La OCDE es categórica en señalar que Chile, como país miembro de la OCDE desde 2010, debe mejorar mucho su desempeño ambiental, particularmente referido a la gestión sustentable de los ecosistemas acuáticos para evitar los efectos negativos de la contaminación y eutrofización, los cuales se verán exacerbadas debido al cambio climáticos.
La evidencia científica reciente señala que el mayor riesgo ecológico para lagos y ríos del Sur de Chile está relacionado con el efecto combinado del cambio de uso del suelo (deforestación), la expansión urbana, la descarga de aguas residuales desde centros poblados y/o la expansión hacia el sur de la actividad acuícola.
Resulta sorprendente entonces que en la Estrategia Nacional de Biodiversidad (2017-2030) [17], en su objetivo estratégico “Proteger y restaurar la biodiversidad y sus servicios ecosistémicos” no encontremos nuevos ríos y lagos a ser priorizados para la dictación de NSCA. En este documento el único objetivo relacionado con NSCA al 2030, es dotar de nuevas estaciones de vigilancia en los tramos inferiores de las cuencas normadas (sólo 6 cuencas de las 101 cuencas del país), es decir monitorear las desembocaduras de las cuencas, lo cual no responde a las demandas de la OCDE, la preocupación ciudadana por el cuidado de la naturaleza y mucho menos al sentido común.
Es precisamente debido a la participación ciudadana y a la incrementada denuncia de descargas de aguas servidas en el Lago Panguipulli, desde los años 90s, que durante 2016 y 2017 se generaron diversos estudios, con fondos públicos y privados, los cuales buscaron conocer la condición ambiental del lago Panguipulli. Los resultados de las investigaciones [18,19,20], que evaluaron los datos históricos de calidad del agua del lago (Bases de datos DGA) en conjunto con la adopción de técnicas de detección remota [18] para el mapeo de la calidad del agua del Lago Panguipulli (análisis de imágenes satelitales), junto con el monitoreo limnológico in situ, señalan efectivamente que el lago Panguipulli evidencia los primeros síntomas de eutrofización, siendo esto particularmente notorio en una incrementadas biomasa de microalgas en la Bahía del Lago, lo que coincide con un deterioro de la calidad de agua y sedimentos de esta bahía. Estas investigaciones se desarrollaron en paralelo a los Acuerdos Voluntarios para la Gestión de Cuencas, pilotados por la Agencia de Sostenibilidad y Cambio Climático, proyecto financiado por CORFO [2], donde el objetivo principal fue propiciar acuerdos entre empresas, organismos públicos y otras organizaciones sociales que respondan – de forma conjunta- a las necesidades de fomentar la producción limpia y el desarrollo sustentable en cuencas, de manera participativa y descentralizada. Los resultados de los estudios científicos sobre el estado ecológico del Lago Panguipulli fueron socializados en distintos talleres y reuniones sostenidas en el marco de los Acuerdos Voluntarios para la gestión de cuencas.
Es precisamente este contexto, teniendo a la vista toda la información científica y reconociéndose el alto valor patrimonial del Lago Panguipulli, y toda la cuenca trasandina del Río Valdivia – como principal Zona de Interés Turístico (ZOIT) de la Región de Los Ríos – y como parte de la reserva de la Biosfera de los Bosque templados del Sur de América de la UNESCO [21], que la DGA de la Región de los Ríos solicitó al MMA, mediante oficio emitido el 3 de noviembre de 2017 [20- descargable], – incorporar al Lago Panguipulli como ambiente priorizado para la dictación de una NSCA, como parte de los Acuerdos Voluntarios.
El monitoreo lacustre a cargo de la DGA se ha centrado solo en el registro de parámetros físico y químicos (pH, oxígeno disuelto, concentración de clorofila, nutrientes e iones) como descriptores de la calidad del agua y no ha incluido históricamente el monitoreo de la diversidad biológica.
Han pasado ya 3 años desde el requerimiento hecho por DGA al MMA, sin que ésta haya evacuado una respuesta, situación que a todas luces estaría desconociendo la importante misión de la Agencia de Sostenibilidad y Cambio Climático y la urgente necesidad de regular la actividad humana para disminuir el riesgo de deterioro ecológico del Lago Panguipulli. Esta misma situación fue la que hace 2 décadas se discutía para el Lago Villarrica, ambiente actualmente protegido por una NSCA, pero que sin embargo, debido a lo anquilosado de los procesos de coordinación para generar la norma y la desregulada puesta en marcha de proyectos acuícolas, inmobiliarios y de expansión urbana dentro de planes de ordenamiento territorial de la cuenca del Lago Villarrica, finalmente han resultado en un cambio de estado del lago, que ha pasado de ser un lago de aguas limpias muy diluidas en nutrientes, a un lago eutrofizado donde la calidad del agua se ha visto deteriorada, lo cual se relaciona con el florecimiento recurrente, durante los últimos veranos, de cianobacterias potencialmente tóxicas para la salud humana.
Más recientemente, debido al deterioro ecológico del Lago Villarrica, se han activado complejos y costosos planes de descontaminación [1] que esperamos logren revertir o recuperar su condición ambiental. En este sentido, anticiparse a los efectos negativos de la contaminación acuática y/o la eutrofización de lagos vía dictación de NSCA es sin duda la mejor estrategia para conservar los ecosistemas, siendo a la vez la mejor estrategia de gestión ambiental en términos económicos para el Estado.
Para el caso de Lago Panguipulli, apelando al principio precautorio, la evidencia científica, y el interés ciudadano por la protección de la naturaleza, demandamos que el MMA tenga a bien comenzar el proceso de dictación de una Norma Secundaria para este lago, y que, en base a la experiencia de contaminación de las cuencas del Villarrica y Llanquihue, actúe esta vez con celeridad para que este Lago sea normado prontamente, considerando los procedimientos y plazos que establecen nuestras leyes.
Por último, pero no menos importante, manifestamos nuestra profunda preocupación en torno a las nuevas medidas planteadas en el marco del acuerdo nacional Covid-19, que pretende acelerar la puesta en marcha de nuevos proyectos industriales en los territorios, lo que representa una señal de alarma para la conservación de lagos y ríos de país y que se contrapone con las prioridades del Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático (PNACC II) del Gobierno de Chile, el cual busca precisamente proteger la diversidad biológica y garantizar la sostenibilidad del ecosistema terrestre y de agua dulce [22].
1 Ministerio del Medio Ambiente. Decreto 43, agosto 2018. DECLARA ZONA SATURADA POR CLOROFILA «A», TRANSPARENCIA Y FÓSFORO DISUELTO, A LA CUENCA DEL LAGO VILLARRICA.
2 Agencia de Sustentabilidad y Cambio Climático
3 DGA 2017- Oficio ORD-DGA N° 973.
4 Ministerio de Obras Públicas-MOP. Estrategia Nacional de Recursos Hídricos 2012 – 2025.
5 Abell R, Thieme ML, Revenga C, Bryer M, Kottelat M, Bogutskaya N, Coad B, Mandrak N, Balderas SC, Bussing W et al. 2008. Freshwater Ecoregions of the World: A New Map of Biogeographic Units for Freshwater Biodiversity Conservation. BioScience. 58(5):403-414. Ver aquí
6 Fuster R, Escobar C, Lillo G, de la Fuente A. 2015. Construction of a typology system for rivers in Chile based on the European Water Framework Directive (WFD) [Article]. Environ Earth Sci. 73(9):5255-5268. English.
7 Departamento de Ciencias Ambientales y Recursos Naturales Renovables (DCA & RNR). 2010. Clasificación de Cuerpos de Agua, Informe Final. Facultad de Ciencias Agronómicas. Universidad de Chile. Santiago, Chile.
8 European Parliament and Council (2000) Directive 2000/60/EC of the European Parliament and of the Council of 23 October 2000 establishing a framework for Community action in the field of water policy as amended by Decision 2455/2001/EC and Directives 2008/32/EC, 2008/105/EC and 2009/31/E .
9 Habit, E., K. Górski, D. Alò, E. Ascencio, A. Astorga, N. Colin, T. Contador, P. de los Ríos, V. Delgado, C. Dorador, P. Fierro, K. García, Ó. Parra, C. Quezada- Romegialli, B. Ried, P. Rivera, C. Soto-Azat, C. Valdovinos, I. Vera-Escalona, S. Woelfl (2019). «Biodiversidad de ecosistemas de agua dulce». En P. A. Marquet et al. (editores), Biodiversidad y cambio climático en Chile: Evidencia científica para la toma de decisiones. Informe de la mesa de Biodiversidad. Santiago: Comité Científico COP25; Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación.
10 Torremorell A., Hegoburu C, Brandimarte A.B., Costa Rodrigues E., Pompêo M., Cardoso da Silva S., Moschini-Carlos, V., Caputo L., et al. Present and future threats for the ecological quality management of South American freshwater ecosystems. Inland Waters (en prensa)
11 Caputo, L., Huovinen, P., Sommaruga, R., Gómez. I., 2018. Water transparency affects the survival of the medusa stage of the invasive freshwater jellyfish Craspedacusta sowerbii. Hydrobiologia 817:179-191. doi.org/10.1007/s10750-018-3520-4
12 OECD, 2016. Biodiversity conservation and sustainable use. In: OECD Environmental performance reviews: Chile 2016. OECD Publishing, Paris. dx.doi.org/10.1787/9789264252615-12-en
13 Pizarro J, Vergara PM, Rodríguez JA, Sanhueza PA, Castro SA. 2010. Nutrients dynamics in the main river basins of the centre-southern region of Chile. Journal of Hazardous Materials. 175(1-3):608-613. http://dx.doi.org/10.1016/j.jhazmat.2009.10.048
14 Pizarro, J., Vergara, P.M., Cerda, S., Briones, D., 2016. Cooling and eutrophication of southern Chilean lakes. Sci. Tot. Environ. 541, 683-691. dx.doi.org/10.1016/j.scitotenv.2015.09.105
15 León-Muñoz, J., Echeverría, C., Marcé, R., Riss, W., Sherman, B., Iriarte, J.L., 2013. The combined impact of land use change and aquaculture on sediment and water quality in oligotrophic Lake Rupanco (North Patagonia, Chile, 40.8S) Journal of Environmental Management 128, 283-291.
16 Banco Munidal 2011. Diagnóstico de la gestión de los recursos hídricos. . Washington DC, USA: Departamento de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible Región para América Latina y el Caribe.
17 ESTRATEGIA NACIONAL DE BIODIVERSIDAD 2017-2030
18 Huovinen, P., Ramírez, J., Caputo, L., & Gómez, I. 2019. Mapping of spatial and temporal variation of water characteristics through satellite remote sensing in Lake Panguipulli, Chile. Science of the Total Environment, 679, 196-208. Ver aquí.
19 INFORME SOBRE CALIDAD DE AGUA DEL LAGO PANGUIPULLI – MARZO 2017
20 Dirección General de Aguas, Centro Eula, Universidad de Concepción DGA, 2017. Análisis y reformulación red de monitoreo de lagos Región de los Ríos/ Ministerio de Obras Públicas, Dirección General de Aguas, Departamento de Conservación y Protección de los Recursos Hídricos, Realizado por: Centro Eula, Universidad de Concepción.
21 Pino, A., Cardyn, P., Grupo de Trabajo Panguipulli, 2014. La reserva de la biosfera de los bosques templados lluviosos de los Andes australes y las singularidades territoriales de la comuna de Panguipulli. In: Moreira-Muñoz, A. Borsdorf, A. (eds), Reservas de la biosfera de Chile: Laboratorios para la sustentabilidad. Academia de Ciencias Austriaca, Pontificia Universidad Católica de Chile, Instituto de Geografía, Santiago. Serie Geolibros 17, 190-207.
22 Ministerio del Medio Ambiente. 2014. Plan de adaptación al cambio climático en biodiversidad. Elaborado en el marco del Plan de Acción Nacional de Cambio Climático y de la actualización de la Estrategia Nacional de Biodiversidad. Santiago, Chile. 95p.
Este artículo es parte del proyecto CIPER/Académico, una iniciativa de CIPER que busca ser un puente entre la academia y el debate público, cumpliendo con uno de los objetivos fundacionales que inspiran a nuestro medio.
CIPER/Académico es un espacio abierto a toda aquella investigación académica nacional e internacional que busca enriquecer la discusión sobre la realidad social y económica.
Hasta el momento, CIPER/Académico recibe aportes de cinco centros de estudios: el Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (COES), el Centro de Estudios Interculturales e Indígenas (CIIR), el Instituto Milenio Fundamentos de los Datos (IMFD), el Centro de Investigación en Comunicación, Literatura y Observación Social (CICLOS) de la Universidad Diego Portales y el Observatorio del Gasto Fiscal. Estos aportes no condicionan la libertad editorial de CIPER.