COLUMNA DE OPINIÓN
Por qué las sociedades estallan
03.06.2020
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COLUMNA DE OPINIÓN
03.06.2020
En EE.UU la policía ha matado 400 personas en lo que va del año: ¿por qué el asesinato de George Floyd incendió el país y no los anteriores? La pregunta se puede plantear en clave chilena ¿por qué el 18 de octubre estalló Chile y no el 17 o dos meses antes? En este texto el biólogo y zoólogo Peter Turchin explica que cuando una sociedad salta por los aires no importa tanto el evento específico que produce la explosión, sino los generadores estructurales de inestabilidad. Identifica tres: empobrecimiento general, conflictos intra-elite y pérdida de confianza en las instituciones. Diversos investigadores han identificado la presencia de esos tres elementos en Chile.
Vea la columna original en el blog de Peter Turchin
Estados Unidos está ardiendo. Docenas de ciudades a lo largo del país permanecen bajo toque de queda a un nivel no visto desde las protestas de 1968 tras el asesinato de Matin Luther King Jr. La mayoría de las reflexiones se centran en las causas inmediatas de esta ola de violencia que ya suma ocho días. Y de hecho es difícil ver el video de George Floyd siendo lentamente estrangulado hasta la muerte sin sentir ira y tristeza. Pero mi trabajo, por decirlo así, es mirar más allá de lo inmediato y examinar las causas estructurales y profundas que lo explican.
He escrito muchas veces que las causas de las rebeliones y las revoluciones son en muchos aspectos similares a los procesos que causan terremotos o incendios forestales. Tanto en las revoluciones como en los terremotos, es útil distinguir las “presiones” (condiciones estructurales que se acumulan lentamente) de los “desencadenantes” (eventos de liberación repentina que preceden inmediatamente una erupción social o geológica). Los desencadenantes específicos de los trastornos políticos son difíciles o quizás imposibles de predecir con precisión. Cada año, la policía mata a cientos de estadounidenses: blancos y negros, hombres y mujeres, adultos y niños, delincuentes y ciudadanos respetuosos de la ley. Los policías estadounidenses ya han matado a 400 personas en los primeros 5 meses de 2020. ¿Por qué el asesinato de George Floyd desencadenó la ola de protestas?
Es seguro es que los generadores estructurales de la inestabilidad continuarán operando sin cesar. Peor aún, la pandemia de COVID-19 exacerbó varios de esos factores. Esto significa que incluso después de que la actual ola de indignación causada por el asesinato de George Floyd cese, habrá otros factores desencadenantes que continuarán provocando más incendios.
A diferencias de los desencadenantes, las presiones estructurales se acumulan lentamente y de manera más predecible y son susceptibles de análisis y pronósticos. Además, muchos eventos desencadenantes son causados en última instancia por presiones sociales acumuladas, que buscan una salida. En otras palabras, por factores estructurales. En artículos anteriores he abordado las principales presiones estructurales que socavan la resiliencia social: el empobrecimiento de la población, el conflicto intra-elite, y la pérdida de confianza en las instituciones del Estado. Más detalles sobre esto se pueden encontrar en mi artículo en la revista AEON y en la “doble hélice de la desigualdad y el bienestar” (y por supuesto, el tratamiento más completo de estos argumentos se encuentra en el libro “Eras de discordia”). Estas tendencias estructurales, que se hicieron evidentes para mi a principios de la década de 2000, dieron como resultado un pronóstico, que publiqué en 2010: “La próxima década probablemente sea un periodo de creciente inestabilidad en los Estados Unidos y en Europa occidental” (véase también una predicción cuantitativa de la violencia política en la década de 2020).
Este pronóstico no fue simplemente una proyección de una tendencia contemporánea (en 2010) de inestabilidad social en el futuro. De hecho, la inestabilidad social en los principales países occidentales había disminuido antes 2010 (ver gráfico 1). Más bien la base para este pronóstico fue un modelo cuantitativo que tomó como insumos los principales generadores estructurales de la inestabilidad (pobreza, competencia intra-elite e incapacidad del Estado) y los tradujo en un índice de estrés político (IEP), que está fuertemente correlacionado con la inestabilidad sociopolítica. La curva ascendente del IEP, calculada en 2010, sugirió una creciente inestabilidad sociopolítica en la próxima década.
Recientemente Andrey Korotayev y yo volvimos a revisar mis pronósticos para 2010 (en un manuscrito que está en revisión para una revista científica). Analizamos los datos en una variedad de indicadores de inestabilidad y descubrimos que, de hecho, las tendencias para casi todos aumentaron después de 2010 (nuestra serie de datos llega hasta 2018 pero los números para 2019 van a estar disponibles prontamente). Aquí está el resultado de la incidencia de disturbios en 6 grandes países occidentales:
Centrándonos en EE.UU. y mirando un periodo de tiempo más largo, vemos que la ola actual de inestabilidad ya ha alcanzado niveles similares a la anterior, que alcanzó su punto máximo a fines de la década de 1960.
Nuestra conclusión es que, desafortunadamente, mi pronóstico de 2010 es correcto. Desafortunadamente porque hubiera preferido que se convirtiera en una “profecía auto-negada”, pero eso claramente no ha sucedido.
¿Qué significa esto para la ola actual de protestas y disturbios? La naturaleza de procesos dinámicos como estos es tal que puede desaparecer mañana o escalar. Cualquier resultado es posible. Una chispa que cae en abundante combustible puede apagarse o convertirse en un infierno.
Lo que es mucho más seguro es que los generadores estructurales de la inestabilidad continúen operando sin cesar. Peor aún, la pandemia de COVID-19 exacerbó varios de esos factores. Esto significa que incluso después de que la actual ola de indignación causada por el asesinato de George Floyd se calme, habrá otros factores desencadenantes que continuarán provocando más incendios, en la medida que las fuerzas estructurales que socavan la estabilidad de nuestra sociedad continúen proveyendo abundante combustible.
ste artículo es parte del proyecto CIPER/Académico, una iniciativa de CIPER que busca ser un puente entre la academia y el debate público, cumpliendo con uno de los objetivos fundacionales que inspiran a nuestro medio.
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