COLUMNA DE OPINIÓN
Covid-19 y el centralismo de los medios de comunicación
04.05.2020
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COLUMNA DE OPINIÓN
04.05.2020
Durante el 18/O parte de la prensa fue cuestionada por estar alineada con los intereses de la elite. En la crisis del COVID-19, acusa el autor, los medios tampoco han estado a la altura. Esta vez su falla es el centralismo. Describe que Magallanes, Araucanía y Ñuble lideran las muertes por COVID-19, pero la Región Metropolitana concentra la atención mediática. ¿A qué se debe esta preferencia? El autor plantea que la falta de una perspectiva nacional afecta negativamente la calidad de las preguntas que los periodistas están haciendo. Y eso desprotege, otra vez, a los más vulnerables.
“Selva austral no quiero
velarte como a un amado
diccionario de palabras muertas.
¡Resiste Ñielol!”
Selva Saavedra
(Pitrufquén, 1902 – Temuco, 1990)
El sábado 25 de abril varios medios nacionales[1] publicaron “Puente Alto supera por primera vez a Temuco como la comuna con más contagiados”. Los artículos planteaban que la comuna capitalina tenía más contagiadas por COVID-19 que la capital de la Araucanía. Sin embargo, ninguna publicación reconocía que Puente Alto tiene el doble de población que Temuco: 568.106 vs 282.415 habitantes (Censo, 2017). Para hacer comparables los dos municipios solo bastaba con estimar el número de contagios en relación con la población total de la comuna. En este escenario, el 25 de abril Temuco tenía 228 contagiados por cada 100 mil habitantes y Puente Alto 121. ¿Por qué los periodistas y editores, de al menos seis medios, dejaron pasar esta obviedad?
Mi argumento es que la poca rigurosidad de los artículos no es un accidente y tiene una explicación histórica y otra económica.
Primero, desde la formación del Estado chileno, la capital de Chile ha sido el centro del país: el mantra es “si no pasa en Santiago no existe”.
Segundo, los medios de comunicación tienen incentivos económicos para cubrir, mayoritariamente, lo que sucede en la Región Metropolitana. El retorno de su inversión está dado por el número de lectores que acceden diariamente a sus noticias. Más lectores es más dinero, y con el 40% de la población viviendo en la capital, el cálculo es simple.
Si alguien en Puente Alto necesita un respirador mecánico, que no está disponible en su comuna, es más fácil trasladarlo(a) a la Clínica Las Condes. Si alguien de Caleta Tortel necesita un respirador mecánico que no está disponible en Coyhaique, el periplo es una travesía de 455 kms. hacia la capital regional de Aysén (9 horas aprox.) y una hora más en avión para llegar a Puerto Montt.
El “error” de estos artículos es conocido como la falacia de la verdad a medias “son frases engañosas y falsas, que incluyen algún elemento de verdad…pero no toda la verdad, lo que produce un engaño provocado por omisión”. Este “error” termina generando más problemas que soluciones, nos hace ciegos a lo que pasa en otras realidades y nos desvía de aspectos esenciales que la pandemia ha evidenciado: incapacidades de gestión regional, administración de los hospitales, bajo número de test y altas cifras de fallecidos en algunas regiones. La ciudadanía necesita que los medios hagan las preguntas que importan, pero si el enfoque sigue siendo “lo que vende” o publicar críticas superficiales, la población vulnerable queda aún más desprotegida.
Los estados de América Latina se construyeron desde un centro, que habitualmente es su ciudad capital. En Chile, Santiago ha sido el hogar de la elite política y económica del país. Nuestra historia, al menos la oficial, ha sido la historia de los cambios y transformaciones originadas en la capital. Han pasado casi 480 años desde su fundación en 1541, y a pesar de varios intentos de descentralización, la capital continúa concentrando el capital humano, político y económico del país.
Es cierto, existen diferencias al interior de Santiago, no es lo mismo vivir en Vitacura o Las Condes que en San Bernardo o Maipú. Sin embargo, si alguien en Puente Alto necesita un respirador mecánico, que no está disponible en su comuna, es más fácil trasladarlo(a) a la Clínica Las Condes. Si alguien de Caleta Tortel necesita un respirador mecánico, que no está disponible en Coyhaique, el periplo es una travesía de 455 kms. hacia la capital regional de Aysén (9 horas aprox.) y un ahora más en avión para llegar a Puerto Montt. Aunque el ejemplo es extremo, existen diversas situaciones similares en las regiones de Arica, Tarapacá, Coquimbo o Magallanes, por nombrar algunas. Es decir, las regiones no estamos en igualdad de condiciones para enfrentar esta pandemia y esto se refleja en los datos.
Usando los datos abiertos del MINSAL, uno puede ver que la Región Metropolitana tiene 1.4 fallecidos por cada 100 mil habitantes. Magallanes (6.5), Araucanía (3.5) y Ñuble (2.7) lideran, tristemente, este ranking (ver figura 1). Tampoco Santiago tiene el mayor número de personas contagiadas, como suele aparecer en los noticiarios, sino que es la región de Magallanes, con 407 casos por cada 100 mil habitantes.
La Región Metropolitana solo tiene 1/3 de los contagiados de Magallanes (129 casos por cada 100 mil habitantes).Además, el número de test, aspecto clave para determinar la severidad de la pandemia, es liderado por la Región Metropolitana (ver figura 2). En resumen, las regiones tienen más muertos y menos test ¿Por qué? Esa la pregunta que los medios no hacen, porque no están haciendo bien su trabajo. Estamos enfrentando una situación extraordinaria, que nos llama a hacer cosas extraordinarias, es decir, fuera de lo cotidiano, de lo común, de lo acostumbrado.
Como segundo aspecto, los medios de comunicación masivos no tienen incentivos para cubrir zonas diferentes a la capital nacional. Sus ingresos provienen del número de lectores o auditores que accede a sus noticias, entonces, mientras mayor audiencia tengan, mayor será su retorno económico. En Chile, 2 de cada 5 personas viven en la Región Metropolitana, entonces, el incentivo está en generar noticias que puedan interesar a los capitalinos. Además, es más fácil conseguir una entrevista o nota con la alcadesa, el ministro, el personero de gobierno, los académicos expertos o el político de moda, todos viven en el mismo lugar. Un ejemplo que puede explicar cómo funcionan los incentivos y el mercado de las noticias es el siguiente. La publicación sobre cómo Puente Alto superó a Temuco en el número de contagiados logró 233 comentarios en El Mercurio (versión online) y 13.030 visitas en el sitio web de la radio Biobío. En cambio, el reportaje “El brote maldito de Angol” publicado el mismo sábado 25 por La Tercera, y donde se analiza el contagio y muerte por COVID-19 de Jorge Huaiquil (oriundo de Collipulli) a causa de una infección intrahospitalaria en Angol, solo logró 8 comentarios.
La comuna de Victoria con 34.890 habitantes y distante a 67 kms de Angol, tiene dos fallecidos por la misma causa (infección intrahospitalaria), sumando este municipio4 personas muertas por COVID-19. Es decir, y sin controlar por población, una sola comuna de la región de la Araucanía tiene más fallecidos que la región de Tarapacá, Atacama, Coquimbo, O’Higgins o Aysén. Y si controlamos por número de habitantes, Victoria tendría más fallecidos que Ecuador o Brasil.
Es cierto, no es correcto comparar comunas con regiones o países, pero el ejercicio nos permite dimensionar el problema. Sin embargo, y a pesar de la gravedad de la situación, difícilmente veremos al alcalde o al director del hospital de Victoria, en un despacho en directo con algún noticiero o matinal de difusión nacional, explicando por qué se generó la infección intrahospitalaria o cuál es la situación actual de la comuna. La noticia va a pasar, Victoria está a 620 kms. de Santiago y se nota.
En resumen, el eslogan del 18 de octubre fue “Chile despertó”, ojalá que ese despertar nos haga abrir los ojos hacia nuevas realidades, hacia mundos que están fuera de los límites urbanos de la capital. Estamos atravesando un evento histórico que, para bien o mal, va a cambiar la trayectoria del siglo XXI. Las acciones que tomemos hoy van a configurar el mundo en el que vivirán las siguientes generaciones. Lo mínimo que podemos pedirles a los medios de comunicación es que estén a la altura de las circunstancias.
Los invito a contestar las preguntas que importan ¿Por qué la región de O’Higgins, Tarapacá o Coquimbo tienen tan pocos test? ¿Por qué Magallanes, Ñuble y la Araucanía tienen tantos muertos? ¿Qué podemos aprender de los errores en la Araucanía y los aciertos en la región de Los Lagos en el manejo de la pandemia? ¿Por qué ocurrieron las infecciones intrahospitalarias en Angol y Victoria? ¿Se pudieron evitar? ¿Será la población indígena, tal como ocurre en Estados Unidos, la más vulnerable a la pandemia?
Si no nos contestamos estas preguntas, el “despertar de Chile” será solo un eslogan, otro entusiasmo pasajero.
*Mis agradecimientos a Lindsey Carte, Denisse Gelber, Héctor Nahuelpan y Luis Ríos por los comentarios y sugerencias.
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