Jefe de la División de Estudios de la Secretaría General de la Presidencia responde a columna publicada por CIPER
29.04.2020
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29.04.2020
El 16 de abril CIPER publicó una columna escrita por Rafael González y Miguel Kiwi titulada “Chile no está aplanando la curva, la perdimos de vista”. Tal como indica el título, una de sus principales conclusiones es que “debido a que no se hacen los testeos necesarios, parece que aplanamos la curva; pero no lo hacemos: desde fines de marzo no sabemos dónde está la curva de contagios”.
La siguiente columna busca contrastar las creencias de González y Kiwi con los datos disponibles para Chile y otros países del mundo. Lo que se observa al mirar los datos es que: (1) la capacidad de testeo de Chile es alta, de hecho, ha sido destacada por estudios y medios internacionales. (2) las tendencias similares de las cifras de contagios activos con las cifras de hospitalizaciones UCI muestran evidencia en contra de la hipótesis de González y Kiwi. En conclusión, la estrategia del gobierno está mostrando resultados: la ejecución de medidas preventivas de manera oportuna y la estrategia intensiva en tests tienen hoy en día a Chile como uno de los países con la menor tasa de letalidad del mundo.
Los autores señalan que el 14 de abril Chile reportó 392 casos nuevos en base a 2.752 tests diarios, alcanzando 7.917 casos acumulados. Luego, para demostrar que Chile hace pocos tests, González y Kiwi comparan la cantidad de tests realizados en un solo día, para distintos países, en momentos similares de la curva epidemiológica (en torno a los 8 mil casos). A partir de esta información, que muestra a Chile como el país que menos tests realiza para ese día en particular (ver tabla 1), los autores concluyen que Chile no está testeando lo suficiente.
Sin embargo, los autores caen en una falacia que en literatura académica se denomina cherry picking. ¿Qué significa esto? Significa que González y Kiwi escogen datos o casos particulares para validar su conclusión: en este caso, los autores escogen el día en que Chile reportó la menor cantidad de tests diarios (14 de abril). ¿Qué pasa si, por ejemplo, escogemos otro día para hacer la comparación? Como veremos a continuación, la conclusión de González y Kiwi se cae completamente.
Vamos al 9 de abril, día en que Chile realizó 7.942 tests, reportó 426 contagios nuevos y llegó a 5.972 casos acumulados. Si comparamos la cantidad de tests realizados por los países al día de alcanzar el contagio número 6.000, vemos que Chile es el país que más tests realiza de este grupo (ver tabla 2). ¿Significa esto que Chile tiene una capacidad de testeos increíble? No. Pero estos resultados muestran que el argumento de González y Kiwi no es consistente al tomar distintos días y, por lo tanto, su conclusión es errónea.
Además, los autores caen en dos errores conceptuales adicionales. En primer lugar, González y Kiwi se basan en una “foto” (es decir, la información de un día en particular), en vez de analizar la “película completa” (es decir, la información de todos los días). Todos los países tienen “días buenos y días malos”, por lo que, mayor cantidad de datos significa mejor evidencia para sustentar la hipótesis, por eso la mayoría de los estudios suelen basarse en la trayectoria completa de los países, no en días particulares. En segundo lugar, los autores no toman en cuenta la población de estos países: Turquía tiene más de 84 millones de habitantes, el Reino Unido tiene casi 70 millones y la población de Italia es de más de 60 millones de habitantes. Por lo tanto, para comparar capacidades de testeo, es necesario ajustar por la población de cada país. Varios autores tanto en Chile como en el extranjero sugieren ajustes por población para las comparaciones entre países.
Con respecto al primer punto, veamos qué nos dicen los datos con respecto a la cantidad de tests totales realizados por cada país hasta el momento de reportar 10.500 contagios (es decir, el total de tests desde el inicio de la pandemia, no la cantidad de tests de un día en particular). Según Our World in Data, Chile está lejos de ser el país con menos test realizados (ver tabla 3). Incluso, la cantidad de tests realizados por Chile es superior a la suma del total de tests realizados por Italia y Bélgica. Con respecto al segundo punto, al ajustar por la población de cada país nos damos cuenta que Chile ha realizado más de 6 veces los tests realizados por Italia (al mismo momento de la curva epidemiológica) y casi 7 veces la cantidad de tests que ha realizado Turquía (ver figura 1). Es decir, las conclusiones de González y Kiwi no solamente no son robustas, sino que son profundamente equivocadas.
Además de lo anterior, los autores comparan a Chile con el trágico caso de Nueva York. Señalan que, como una manera de contrastar las profundas diferencias entre ambos casos, NY ha realizado más de 500.000 tests a la fecha, mientras que Chile se acerca “recién” a los 100.000. Los autores olvidan decir que, por ejemplo, el estado de Nueva York lleva más de 12.000 fallecidos a la fecha, es decir, más de 100 veces la cantidad de muertes que se han reportado en Chile. Acá la trampa es evidente: se está comparando dos casos que, a pesar de tener poblaciones similares[1], no están en el mismo momento epidemiológico.
La pregunta razonable a hacerse en este caso es: ¿cuántos tests había realizado Nueva York al momento de reportar en torno al contagio número 10.500? Respuesta: 45.437 (21 de marzo), es decir, menos de un 40% de los tests que ha realizado Chile. Una segunda pregunta interesante sería: ¿cuántos tests había realizado Nueva York al momento de reportar el fallecido número 140? Respuesta: 91.270 tests (24 de marzo), es decir, un 25% menos que Chile, en el mismo momento epidemiológico (ver figura 2)i. Por lo tanto, nuevamente podemos observar que tanto la comparación como las conclusiones que sacan González y Kiwi no son basadas en evidencia robusta, y aparentemente están muy influenciadas por sus creencias.
Finalmente, vale la pena citar algunos estudios y reportes internacionales que destacan la capacidad de testeo del país. La prestigiosa London School of Hygiene & Tropical Medicineii hizo un estudio en el cual se quiso responder la siguiente pregunta: ¿qué porcentaje de los casos sintomáticos está testeando y reportando cada país? Según los investigadores, Chile estaría reportando el 48% de los casos sintomáticos reales. Esto posiciona al país como el 7mo país del mundo que más testea y reporta contagios de coronavirus, tras Armenia, Corea del Sur, Sudáfrica, Israel, Emiratos Árabes y Australia. De acuerdo a este estudio, Chile supera a países como Japón (que reporta el 31% de los contagios sintomáticos), Alemania (29%), Argentina (14%), España (6,5%), EEUU (12%), Italia (6%) y el Reino Unido (3,6%). ¿Qué significa esto? Que la cantidad de contagios reportados por Chile representa una cifra más cercana a la de los contagios reales que tiene el país, y esto permite que las autoridades tomen mejores decisiones de política pública.
Además de lo anterior, la OMS y diversos medios como la BBC, The Economist, así como también el banco JP Morgan han destacado la capacidad de testeo del país. El representante de la OMS en Chile, Fernando Leanes, ha señalado que Chile está haciendo una cantidad de pruebas “impresionante” y que el país “está con una capacidad de muestreo muy, muy grande”. Por su parte, la BBC, en una nota titulada Cómo Chile ha logrado mantener a raya el covid-19iii, destaca que Chile cuenta actualmente con 49 laboratorios que tienen la capacidad de realizar diagnósticosiv. The Economist ha resaltado la robusta respuesta del Gobierno, la fortaleza del sistema de salud chileno y también ha destacado la disponibilidad diaria de tests. Por último, JP Morgan ha realizado 3 reportes sobre la respuesta de Chile al coronavirus, resaltando, entre otras cosas, la estrategia intensiva en tests el país. En conclusión, tanto los datos como los medios internacionales concluyen lo mismo: Chile tiene una destacada capacidad de testeo, lo que ha permitido identificar tempranamente los casos de contagio y tomar medidas oportunas y focalizadas en las zonas de mayor contagio. Esto, por supuesto, se aleja bastante de las conclusiones de González y Kiwi.
“Lo que sí es claro es que Chile no está aplanando la curva. Creemos, en realidad, que Chile la perdió de vista”. Así de categóricos son González y Kiwi en su columna. Es interesante notar que los autores no muestran datos para justificar su afirmación. Esta conclusión se basa, exclusivamente, en la idea sostenida en un dato de que Chile está testeando de forma insuficiente.
La idea que hay detrás del punto de los autores es que al depender el número de contagiados del volumen de test que se hagan, las conclusiones que se pueden inferir usando este instrumento son poco robustas. Sin embargo, pasan de la idea de un mal instrumento a la idea de que la curva de contagio se disparó sin ningún tipo de evidencia, por lo que esa afirmación no es más que una creencia, una hipótesis no testeada en su columna.
Para poder responder la hipótesis de los autores, como primer paso, es bueno buscar otro instrumento que no esté correlacionado al número de test que se hacen. Una de estos instrumentos podría ser la de hospitalizaciones UCI.
Si efectivamente en Chile perdimos a fines de marzo la curva de los contagios, notaríamos fuertes diferencias en la tendencia de los nuevos contagios y las hospitalizaciones UCI. Lo que muestran los datos es que las tendencias son similares, por lo que no pareciera haber evidencia robusta de una pérdida de vista en la curva de contagios. A continuación, mostraremos esos datos:
Datos de la curva de contagios:
La curva de contagios activos, (es decir, los contagios que son infectantes) se muestra en las figuras 3 y 4. La figura 3 muestra la evolución de los contagios activos, es decir, los contagios confirmados acumulados, descontando los recuperados y los fallecidos totales del país. Al analizar este gráfico es posible ver que, a pesar del fuerte crecimiento inicial, en los últimos días el total de contagios activos ha tendido a estabilizarse.
Esta estabilidad de contagios activos se ve con mayor claridad en la figura 4, la cual muestra el comportamiento de los contagios activos nuevos de cada día. Acá se ve que Chile tuvo un peak de contagios activos nuevos el 4 de abril, con 321 casos adicionales. En los 16 días posteriores se ha reportado una cantidad adicional de contagios activos menor a la reportada aquella fecha. Nuevamente, esta es una buena noticia. Si bien Chile aún no ha aplanado completamente la curva de contagios activos (lo cual ocurre cuando los contagios activos adicionales llegan a cero) la figura 5 muestra claramente que la tendencia que está siguiendo el país es la correcta.
La cantidad de hospitalizaciones UCI (figura 5) en Chile se han mantenido relativamente estables los últimos días. Si bien entre el 3 y el 10 de abril (8 días) la cantidad de hospitalizaciones aumentó desde 237 a 383 (aumento del 60%), en los siguientes 8 días (entre el 10 y el 17 de abril) el número de hospitalizaciones UCI aumentó de 383 a 385 (aumento del 0,5%), con un peak de 389 hospitalizaciones el día 15 de abril. Lo que se ve en los datos es que las curvas siguen una tendencia similar, lo que supone evidencia en contra de las creencias sobre perder de vista la curva.
Probablemente nadie tenga la respuesta a esta pregunta. Lo que sí sabemos con certeza es que la estrategia de Chile está mostrando resultados: el número de contagios, hospitalizaciones UCI y fallecidos por COVID-19 han estado muy por debajo de las estimaciones iniciales de autoridades, medios e incluso científicos. En línea con lo anterior, hoy en día Chile cuenta con la tasa de letalidad más baja de Sudamérica (figura 7) y una de las más bajas del mundo, al comparar con países en el mismo momento epidemiológico (figura 8). Al momento de llegar a los 10.000 contagios confirmados, Chile cuenta con una tasa de letalidad inferior a la de Corea del Sur (1,29% vs 1,73%).
Estos resultados no son casualidad, es bueno recordar una serie de medidas tomadas oportunamente. Muy probablemente fueron estás medidas las que marcan diferencias en las trayectorias de Chile con las que han seguido otros países. Chile suspendió eventos públicos, cerró fronteras, suspendió clases, cerró cines, restaurants y clubes y decretó Estado de Catástrofe antes que el país conociera la primera muerte por coronavirus. Esto marca diferencias notorias con otros países del mundo: Italia cerró fronteras con 9 mil contagios y más de 400 muertes; el Reino Unido suspendió clases con más de 2 ml contagios y 100 fallecidos; España decretó Estado de Emergencia con más de 5 mil contagios y 130 fallecidos. Chile comenzó a prepararse desde principios de año, realizó el primer test por coronavirus el 31 de enero, anticipó la adquisición de reactivos y ventiladores mecánicos, y ha tomado las medidas correspondientes antes que la gran mayoría de los países del mundo.
Sin embargo, los demás países de Sudamérica también fueron rápidos al momento de tomar medidas de distanciamiento social: Argentina, Uruguay, Perú, entre otros, también suspendieron clases o cerraron fronteras en los primeros 15 días desde la llegada de la epidemia. Sin embargo, a diferencia de estos países, Chile complementó estas medidas con una estrategia de tests masiva (figura 9). Esto permitió que el gobierno identificara los contagios de forma temprana, pudiendo hacer el seguimiento y tratamiento correspondiente a los infectados, tal como ha recomendado insistentemente la Organización Mundial de la Salud. Es por esta misma razón que el representante de la OMS en Chile, Fernando Leanes, ha señalado que las medidas adoptadas en Chile para contener el COVID-19 han sido “anticipadas, robustas e inteligentes”v.
Todo esto ha sido posible gracias a que el país comenzó a prepararse para enfrentar el coronavirus a pocos días de conocerse el brote en Wuhan. Durante los primeros días de enero el gobierno comenzó a elaborar un plan de acción COVID-19: el 31 de enero se realizó el primer test de diagnóstico en Chile, durante enero y febrero se comenzaron las gestiones para ampliar la capacidad hospitalaria del país, se ordenó la compra de nuevos ventiladores mecánicos, se comenzaron las gestiones para ampliar la capacidad de realizar tests mediante una potente red de laboratorios públicos y privados. Gracias a estas gestiones anticipadas hoy en día Chile cuenta con más de 500 ventiladores mecánicos disponibles, una red de diagnóstico con más de 50 laboratorios operativos y se ha logrado procesar más de 6 mil tests por millón de habitantes (Francia y el Reino Unido, con más semanas enfrentando el coronavirus, llevan 7 mil tests por millón de habitantes).
Una forma de simbolizar la anticipación con la que ha actuado el gobierno se refleja en que el 7 de febrero, tras una reunión con el embajador de Corea del Sur, el Ministro de Salud anunció la firma de la Alerta Sanitaria por la amenaza del coronavirus. Esta medida permitió, entre otros, facilitar la contratación de personal adicional para la red de salud, así como la compra acelerada de insumos, facilitando la gestión de la Red Asistencial para el manejo de eventuales casos. A esa fecha, el mundo contaba con 35 mil casos de contagio y más de 700 muertos por COVID-19.
Hasta ahora toda la evidencia indica que conviviremos durante un tiempo con el virus, tratando de adaptarse a una nueva normalidad que requiere el esfuerzo de todos. Para enfrentar esta situación no existe una bala de plata y probablemente el único camino es tomar decisiones basadas en los datos y el diálogo. Basar hipótesis tomando datos particulares y sin mirar toda la información disponible, no solo es imponerle un mayor peso relativo a “las creencias” por sobre la información, sino que no aporta en nada al momento actual.
i Covidtracking.com: Disponible aquí.
ii London School of Hygiene & Tropical Medicine: Disponible aquí.
iii BBC: Disponible aquí.
iv Economist Intelligence Unit: Disponible aquí.
v CNN: Disponible aquí.