ENTREVISTA A TOMAS PÉREZ-ACLE, DOCTOR EN BIOTECNOLOGÍA
Asesor científico del gobierno: las medidas están funcionando, pero hay que triplicar los test para tener datos más precisos
23.04.2020
Hoy nuestra principal fuente de financiamiento son nuestros socios. ¡ÚNETE a la Comunidad +CIPER!
ENTREVISTA A TOMAS PÉREZ-ACLE, DOCTOR EN BIOTECNOLOGÍA
23.04.2020
Integrante del grupo de asesores del Ministerio de Ciencias que trabajan en la pandemia, Tomás Pérez-Acle y su equipo evalúan los efectos de cuarentenas y cordones sanitarios. Dice que “es indiscutible” que las medidas del gobierno están funcionando, como lo indica la baja cifra de decesos. A su juicio, le han dado tiempo al sistema sanitario para prepararse, aplazando el peak del contagio, que estima podría ocurrir en julio. Pero concuerda con otros académicos en que falta información y que se debe aumentar el número de exámenes para tener datos más precisos sobre la evolución del contagio. Y advierte sobre el relajo que puede provocar el escenario de “nueva normalidad”.
Tomás Pérez-Acle, doctor en biotecnología y director del Laboratorio de Biología Computacional de la Fundación Ciencia y Vida, forma parte del grupo que asesora al Ministerio de Ciencias desde el inicio de la emergencia por Covid-19. Su labor, comenta a CIPER, consiste en evaluar las consecuencias de las medidas de restricción, como cuarentenas o cordones sanitarios. Para ello, desarrolló con su equipo un modelo que estudia la dispersión de la enfermedad en cada comuna y, a partir de esto, proyecta el impacto en el sistema sanitario. Sus recomendaciones son comunicadas directamente al titular de la cartera, Andrés Couve, quien luego las traspasa al Ministerio de Salud (Minsal).
A casi dos meses del primer caso de coronavirus en Chile, el último reporte entregado por el ministro de Salud, Jaime Mañalich, indica que superamos la barrera de los 11 mil contagiados totales y nos acercamos a los 200 fallecidos. Las conclusiones del ministro son positivas y lo resumió diciendo que los números invitaban a conclusiones “esperanzadoras, muy esperanzadoras”. Al menos la cifra de mortandad, identificada como el indicador más decidor de la pandemia, continúa siendo baja en comparación con la mayoría de los países que combaten el virus.
En esta entrevista, Tomás Pérez-Acle explica por qué cree que las medidas para contener la pandemia han tenido un efecto positivo y le han dado tiempo al sistema sanitario de prepararse para enfrentar el peak de contagios. Ese momento, según sus estimaciones, se ha ido aplazando y podría darse en julio. Si bien concuerda con otros académicos en que falta información y que se deben triplicar los exámenes de detección para que se puedan tomar con mayor certeza medidas como el retorno a clases o la reapertura del comercio, plantea que hay que trabajar con los datos disponibles. Y eso, dice, es lo que su equipo ha hecho. Aunque incompletos, sostiene, con esos datos se han tomado las decisiones de las autoridades que la evidencia indica que han ido en sentido correcto. Pero también advierte sobre el riesgo de caer en discursos exitistas que provoquen el relajo de la población: “Falta mucho”, dice.
Al tirar la raya para la suma, sostiene que “es indudable que (las medidas) están funcionando, eso es indiscutible. Tenemos tasas que van a la baja, como la tasa diaria promedio de nuevos infectados. Han funcionado las medidas del gobierno y las que ha tomado la gente, por eso tenemos que ser conscientes que mantener el virus a raya depende de nosotros mismos. Pero estamos aplanando la curva, eso es así”.
En todo caso, advierte que esto no quiere decir que no haya tareas pendientes ni cosas por mejorar. El investigador pone énfasis en dos cosas: aumentar los test por millón de habitantes, hasta alcanzar un piso de 15 mil exámenes diarios (actualmente varía entre cuatro, cinco y seis mil) y concentrarse en la detección de casos asintomáticos o con pocos síntomas. Solo de esta manera, señala, podremos lograr una trazabilidad confiable de los contagios:
-Lo que sabemos del virus es que el 30% de las personas que lo tienen es asintomática y un 55% de los infectados tiene síntomas menores. En ese grupo no se encuentra gente con fiebre. Si hoy el requisito en el sistema público para hacer el test es tener fiebre, estamos dejando fuera al 85% de los infectados y solo nos estamos enfocando en el 15% restante. Entonces, la única forma de llegar a los 15 mil test por millón de habitantes, es con lo que llamamos test rápido. Podemos hacerlo vía PCR, que es el test con una tasa de efectividad mucho mayor, pero si realmente queremos llegar al límite de los 15 mil test por millón de habitantes, tenemos que irnos al test rápido. Y tiene que estar enfocado, principalmente, en la gente asintomática o con pocos síntomas.
El impacto que tienen los protocolos del Minsal en el número de personas que finalmente pueden someterse al examen preocupa porque, tal como han advertido otros académicos, las cifras locales son extremadamente sensibles a la capacidad de testeo (vea el reportaje de CIPER “Grave falla: al menos en cuatro regiones se han tomado menos exámenes de Covid-19 que lo instruido por el Minsal”). Paralelamente, en la última semana el gobierno se apartó del slogan “quédate en casa” y ha instalado el concepto de “nueva normalidad”: volver a desarrollar actividades sociales conservando medidas de distanciamiento y de protección, como uso de mascarilla y guantes.
-Considerando que el 85% de los contagiados podría estar circulando sin ser detectado, ¿no es temerario que el gobierno haya planteado que los funcionarios públicos vuelvan al trabajo presencial, que se retomen las clases y se reactive el comercio?
-Si analizamos la curva de la tasa de crecimiento promedio diario, podemos decir que las medidas están funcionando, pero estamos lejos de tener una curva plana, que solo tiene Hong Kong hasta el momento. Si la pregunta es: ¿es suficiente esta reducción en la tasa para cantar victoria?, la respuesta es que no, no es suficiente.
-¿Por qué?
-Porque el valor de la prevalencia (la proporción de personas de la población contagiadas al mismo tiempo), que en Chile es de 6,16 por cada 10 mil habitantes, es muy alta para el país chico que somos. Es más alta que la de Nueva Zelanda (2,97), que la de Australia (2,52) e incluso que la de Brasil (1,84), entre otros países. Eso quiere decir que si uno toma la cifra de contagios acumulados, es decir 10.832 (al reporte del 21 de abril) y calcula -siendo positivos- que el 50% de estas personas ya están recuperadas, igual tendríamos 5 mil infectados activos. Y si relajamos las medidas, si la gente asume que esto ya pasó, y lamentablemente creo que no hemos sido lo suficientemente enfáticos en decir que ni siquiera estamos en la mitad del camino, podemos crecer exponencialmente sobre 5 mil personas. Ese es el peligro de pensar que estamos en esta nueva normalidad. El gobierno va a seguir manteniendo medidas y es muy importante que la gente entienda que esto no ha pasado.
“Inmunidad de manada”. Así se denomina la estrategia que ha empleado el gobierno y que en la práctica implica que la población se infecte lentamente o genere inmunidad de forma parcial, de modo que no se produzcan muchos casos graves al mismo tiempo que puedan colapsar el sistema sanitario. El director de Espacio Público, Eduardo Engel, manifestó en entrevista con CIPER sus dudas acerca de la eficacia de este método en Chile:
“Con la información disponible, da la impresión que es muy riesgosa la estrategia que está siguiendo el gobierno. Está suponiendo que tiene información de mucha calidad y que va a poder tomar medidas a tiempo, de modo de evitar que esto se salga de control en algunas ciudades o comunas. Y yo creo que la información que tienen es de una calidad que hace difícil esta estrategia tan en detalle, tan focalizada”, dijo Engel.
Antes de dar su opinión al respecto, Pérez-Acle hace una distinción: “Una cosa es que nosotros no tengamos la información y otra cosa es que el gobierno la maneje”. Dicho eso, el investigador afirma que concuerda con la apreciación de Engel. Pero dice que su opción fue trabajar y avanzar con los datos que hay:
-Alguien podría tildarme de ingenuo, porque tiendo a creer que el dato que tenemos es el mismo que tiene el gobierno. Aquí tenemos dos opciones: o nos ponemos a criticar el dato y no salimos de ahí, o tratamos de apoyar al gobierno para tratar de que se tomen las mejores decisiones con los datos que tenemos, que es lo que hemos hecho nosotros.
-¿Pero la “inmunidad de manada” es una estrategia segura y factible?
-La “inmunidad de manada” es una cuestión super difícil de prever. Hace poco vi un comunicado de la Sociedad Chilena de Inmunología (Asochin), haciendo eco de la OMS, y después la OMS sacó un comunicado respaldando el de la Asochin, donde se dice que este es un virus demasiado nuevo y no sabemos si efectivamente puede producir “inmunidad de manada”. Por ejemplo, la influenza no tiene “inmunidad de manada”, porque todos los años tenemos que estar vacunando contra ese virus, porque muta.
-Entonces, ¿no existen indicios suficientes para determinar que la “inmunidad de manada” es una estrategia segura para combatir el coronavirus, como plantea el gobierno?
-No, los indicios no son suficientes. La OMS recomienda ser cautos y la Asochin hace eco de eso. No estamos seguros si la inmunidad que adquieren las personas es temporal o permanente. Y si es temporal, cuánto tiempo nos va a proteger. Bastaría pensar que este virus va a quedar dando vueltas en la población, para darnos cuenta que en la próxima campaña de invierno va a venir un coronavirus con mutaciones que nuestro sistema inmunitario no lo pueda reconocer. La OMS ha dicho reiteradamente, y nosotros los científicos también, que todavía no conocemos lo suficiente de este virus como para asegurar que tengamos inmunidad permanente. Si logramos tener una, lo más probable es que sea temporal, y probablemente a la vuelta de unos meses podríamos volver a infectarnos con el virus, porque sabemos que está mutando.
Eduardo Engel no es el único académico que ha manifestado sus reparos con la calidad de la información que maneja el gobierno y que proporciona de manera oficial. A través de su columna “COVID-19: Chile no está aplanando la curva, la perdimos de vista”, los investigadores Rafael González y Miguel Kiwi expresaron que, principalmente debido a una insuficiente cantidad de test, las autoridades extraviaron el verdadero rastro de la curva entre el 25 de marzo y el 1 de abril.
“Con ninguna estrategia de fuerte testeo, se va a lograr detectar el número real de contagios en un país. Eso es imposible, aunque se testeara a todo el país a la vez, aun así, tendríamos falsos positivos o negativos. Lo que se logra, con un gran número de testeos es que la curva de casos confirmados sea un reflejo del comportamiento del contagio real. Así si aumenta el contagio real, lo haga la curva de casos confirmados, y si se reduce la tasa de contagio real, se refleje en un aplanamiento de la curva. El número de test en Chile es tan bajo, que no permite relacionarlo con el contagio real de manera simple y segura, por lo tanto, creemos que estamos ciegos”, escribieron los autores en su columna.
Consultado por estas opiniones, Pérez-Acle toma distancia:
-Tanto González como Kiwi son académicos que yo respeto mucho, tienen una larga trayectoria. Estoy de acuerdo en abogar por mayor transparencia en los datos. Ahora, respecto de si perdimos de vista la curva, creo que hay que ser cuidadosos con las palabras. No solo el gobierno, también nosotros que estamos en el ámbito académico. ¿Tenemos todos los antecedentes para asegurar que los números que estamos viendo todos los días son los correctos? No. Pero, también podemos pensarlo desde el otro punto de vista: ¿tenemos todos los argumentos para decir que los números son incorrectos? Tampoco. ¿Podríamos mejorar la transparencia de datos y aumentar el número de test? Sí, podríamos, pero en el supuesto de que no conocemos los números reales y están en una esfera que no conocemos, que es el planteamiento de Miguel y Rafael, tenemos que pensar cuáles son los proxis o los puentes que podrían llevarnos a acercarnos a ese número. Uno de ellos son los test. Chile es el país que más test por millón de habitantes está haciendo en Latinoamérica. ¿Estamos cerca de lo que necesitamos? No, hay que triplicar ese número, pero vamos en la dirección correcta.
Además de Engel, González y Kiwi, el doctor en ciencias de la computación, Claudio Gutiérrez, se sumó esta semana a las críticas respecto a la calidad y cantidad de datos epidemiológicos que el gobierno comparte con la comunidad científica (vea la columna “Gobierno y datos del Covid-19: secretismo, manipulación y democracia”). En este caso, Gutiérrez también detalló la información que a su juicio el gobierno debería manejar y transparentar con los académicos que están trabajando en modelos de proyección de la enfermedad, como el número de test por comuna, cuántos de ellos son positivos (desglosado en sintomáticos o no sintomáticos) y cuántas personas se han realizado más de un test y dónde, entre otros.
En este sentido, Pérez-Acle señala que su equipo trabaja con los mismos datos que conoce el resto de los ciudadanos, que son los que reporta el Minsal a diario y los que incluye en sus informes epidemiológicos.
-¿Se pliega a la inquietud de Claudio Gutiérrez?
-En la medida que tengamos más datos, nuestros modelos van a ser mejores. Si tú me pides que hoy proyecte el número de infectados que habrá al momento del peak, te digo que no lo puedo hacer. Yo te puedo decir los números de días en los cuales podría llegar el peak: a los 100 días desde el primer infectado sin cuarentena, 200 días con cuarentena total y en el caso de cuarentenas dinámicas, como las que estamos aplicando ahora, podrían ser 250 o 300 días. Pero para poder calcular el número de infectados con intervalos de confianza o confiabilidad, necesitamos tener datos más apropiados, mejores y más abiertos. Mientras más datos tengamos, nuestros modelos van a ser cuantitativamente mejores. Hoy nuestros modelos solo pueden ser utilizados de manera cualitativa. Necesitamos tener datos más precisos, ese ha sido nuestro requerimiento constante en la mesa.
Proyectar en qué fecha se producirá el peak de contagios es una de las tareas más importantes para preparar el sistema sanitario. Pérez-Acle es enfático en señalar que todas las medidas sirven para aplazar este punto. Si bien en un principio calculaba que podría producirse cerca del 20 de junio, con las cuarentenas parcializadas que ha decretado el gobierno ahora las proyecciones indican que se corrió para julio. Se trata de una situación dinámica, que varía casi diariamente, dice:
-Hoy lo único que puedo decir es que dependiendo de las medidas que se vayan tomando el peak se va a ir desplazando a futuro. Ojalá no llegue nunca, de tal manera que seamos capaces de mantener a raya el virus hasta que llegue la vacuna.
-Con los datos que tiene hoy, ¿es posible proyectar ese peak?
-Es super difícil, porque lo que está haciendo el gobierno es seguir la curva de infectados activos y, con 15 días de separación, comienza a subir la curva de recuperados. Ellos dicen que cuando la curva de recuperados cruce a los infectados activos, estaremos en el peak. Es una forma bien pedestre de hacerlo, que uno podría decir que a veces funciona y otras, no. El problema es que la curva de infectados podría volver a crecer, y generar escenarios cíclicos que nos llevarían a tener varios peaks. Eso es perfectamente factible y ha ocurrido en otros países. China ya tiene nuevas oleadas de infecciones y están cuarentenando otras regiones. El director de la OMS dijo que lo peor está por venir. Y es perfectamente factible que esto pase si las medidas se relajan.
-Eso podría colapsar más de una vez el sistema sanitario, lo que estamos tratando de evitar.
-Exacto. Porque hasta el momento sabemos que el 5% de los infectados va a requerir ventilación mecánica. Y la mitad de ese 5% tiene altas probabilidades de morir. La pregunta es cuántos infectados habrá, de tal manera que no sea mayor a la cantidad de ventiladores mecánicos que tenemos en el país. La única forma de evitar la crisis del sistema sanitario es bajar el número de infectados activos. Hoy, con 5 mil casos, suponiendo que efectivamente hay un 50% de recuperados de la cifra total, sigue siendo un número muy alto, que cada vez va a meter más presión. Podemos estar felices porque el número de recuperados va en ascenso, que es muy bueno, pero si el número de infectados sigue en ascenso, el cruce entre ambas curvas nunca se podrá producir.
Este artículo fue actualizado a las 22:50 del 23 de abril.