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Comentarios (2)

Omar Reyes Ríos | 18.11.2019
Buen artículo. Al menos sirve para generar discusión y mirada desde distintos puntos de vista. Pero considerando también el comentario del Sr. Patricio Pozo, no sería relevante un análisis de pagos de impuestos "no coercitivos", es decir, aportes voluntarios que pudieran hoy ser muy relevantes, evitando así todo persecución y segundas lecturas, siendo su fin el aportar directamente a la corrección de la inequidad. Lo único que si importaría, es que esos recursos se utilizaran verdaderamente en los fines que los generaron, como podría ser una ayuda directa a los sectores más necesitados que se definan y no que pasen a un fondo común cuya distribución y destino salga del propósito por el cual se generaron (se recibieron de contribuyentes que los aportan sin obligación).
Patricio Pozo G. | 01.11.2019
Este artículo es muy explicativo desde la mirada de quien lo escribe. Pienso q ahí radica el problema de fondo, pues el artículo, tal vez sin quererlo el autor, da cuenta del verdadero problema de fondo. 1.- La ley tributaria choca directamente con el código civil, lo q deja de manifiesto, el verdadero problema político de nuestro país ..LEYES MAL HECHAS...porque generalmente son redactadas por personas carentes de lo esencial, capacidad y conocimiento, dos atributos muy comúnmente escasos, en nuestros legisladores y sus asesores, lo que combinado con los intereses personales o partidista de los mismos, resulte en leyes mal hechas. 2.- Como consecuencia de lo anterior, la aplicación de las leyes y normas, necesariamente escritas para poder interpretar lo q la elaboración y redacción de las leyes, no deja claro, queda en manos de los fiscalizadores y sus jefes, lo que obviamente genera distorsiones, hoy es muy común ver en el SII, distintas formas de aplicar las normas anti elusion, llegando muchas veces a la paradoja de encontrar distintas aplicaciones entre fiscalizador y su jefe de grupo. Esta situación deja en evidencia el verdadero problema de fondo y que no es otro que, NUESTRA EDUCACIÓN, la formal y la moral. De la formal da cuenta el artículo, pero de la moral nada dice, esa que está en nuestro ADN, que da cuenta de lo importante de ser “vivo”, no respetar al prójimo, saltar la fila, buscar siempre al amigo, conocido, pariente o recomendado de, para que nos de una ventaja nimia sobre el común de la gente, aunque esta sea, ahorrar unos minutos o ampararse en la ley del empate, otros lo hacen, si yo no lo hago, soy gil. Este es a mi modo de ver el verdadero problema, nuestra educación moral, o cívica como algunos la describen, buscando eximir parte de nuestras vivezas, la de la gente común, por ende también la de nuestra clase política. No estamos formados para respetar, ni al prójimo, lo que permitiría entender e internalizar los impuestos, ni las leyes, que están tan mal hechas, que ha desarrollado en muchos, el arte y la capacidad de burlarlas, para obtener réditos económicos.
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