AL MENOS 28 HERIDOS HAN SIDO ATENDIDOS EN CLÍNICAS PRIVADAS
Baleada en La Pintana: adolescente internada en Clínica Las Condes no volverá a caminar
26.10.2019
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AL MENOS 28 HERIDOS HAN SIDO ATENDIDOS EN CLÍNICAS PRIVADAS
26.10.2019
Los casos de heridos bajo estado de emergencia se han ido multiplicando en las clínicas de la capital, muchos derivados desde la red pública de salud. Entre estos pacientes se encuentra D.U., de 16 años. Según su familia fue herida por un civil con un arma de guerra a las 14:00 del lunes 21, mientras iban a comprar pañales. CIPER recorrió centros asistenciales privados y el recuento parcial indica que al menos siete heridos a bala han sido recibidos por clínicas. Los establecimientos del holding Banmédica (Santa María, Dávila y Vespucio) no entregaron información.
“¡Mamá, mis piernas, mis piernas!”. Es el jueves 24 de octubre y la adolescente de 16 años D.U. solo modula, sin voz, desesperada, mientras recupera la consciencia y se palpa las piernas. No las siente. Ha estado inconsciente tres días y despierta en una cama de la Unidad de Tratamiento Intensivo (UTI) de la Clínica Las Condes. Hasta allí llegó en helicóptero el martes 22, trasladada desde el Hospital Padre Hurtado. Había sido baleada en La Pintana. El proyectil le perforó un pulmón y le rompió la columna vertebral. No volverá a caminar.
Carolina, su madre, está a su lado. Aún no puede creer lo que pasa. La familia es evangélica y Carolina cuenta que “no se meten en nada”. Relata que el lunes 21 de octubre salieron a comprar pañales a una distribuidora en Santa Rosa a eso de las 14:00. En avenida Lo Blanco la segunda de sus cinco hijos recibió un balazo en el hombro que salió por su espalda, arrasando con vértebras y médula espinal. El tiro la dejó en riesgo vital.
El diagnóstico era claro: si lograba recuperarse, quedaría parapléjica. El sábado 26 recibieron la noticia que esperaban: la niña ya no está en riesgo vital.
D.U. no es la única paciente que está en la Clínica Las Condes por lesiones graves ocurridas en medio de la convulsión que vive el país bajo las manifestaciones pacíficas, los saqueos y los actos vandálicos que se iniciaron en la noche del viernes 18 de octubre. Según informaron en ese centro asistencial privado, han recibido cuatro heridos a bala. Tres de ellos derivados desde hospitales de la red pública. Otro trasladado por una ambulancia del Servicio de Atención Médica de Urgencias (SAMU). Tres de estos pacientes siguen hospitalizados en la UTI. El cuarto ya recibió el alta.
Otras clínicas de Santiago también suman heridos. Algunos de gravedad. Según información proveniente del Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH), los casos más graves están llegando a la Clínica Las Condes, Clínica Universidad de Los Andes y Clínica Alemana.
En la Clínica Universidad de Los Andes, el jefe de la Unidad de Paciente Crítico Adulto, doctor Danilo Fischer, informó a CIPER que han recibido a un paciente, hombre, derivado del sistema público. Presentaba lesiones en la espalda, tórax y mano derecha. Se encuentra estable. El médico explica que no pueden dar más información.
Desde la Clínica Alemana señalan que recibieron tres heridos, dos de bala, que permanecen hospitalizados en la UTI y la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), y uno de perdigón, que fue dado de alta.
Gonzalo Castillo, asesor jurídico de la Dirección Médica de la Clínica Indisa, dijo a CIPER que desde el viernes han recibido 19 pacientes con lesiones por perdigones, contusiones y heridas diversas. No hay afectados por balas. Tres son mujeres, una de ellas menor de edad y uno de los pacientes perdió un ojo. Del total, hay cuatro con lesiones graves, que requieren hospitalización y cirugía, pero la clínica no entrega más antecedentes. El asesor detalla que han acompañado a las víctimas a hacer sus denuncias ante el Ministerio Público y el INDH.
CIPER consultó también en las clínicas pertenecientes al holding Banmédica, que incluye a la Santa María, Dávila y Vespucio. Pero declinaron entregar datos.
En la sala de espera de la UTI de la Clínica Las Condes, la familia de D.U. pasa gran parte del día. Se demoran entre dos y cuatro horas –por el caos en el tránsito de los últimos días– en llegar desde su casa en un pasaje de la Villa Juan Pablo II, en la comuna de El Bosque. A los tacos se suma que el auto en que se trasladan no tiene TAG, por lo que no pueden usar la autopista.
Con 23 años de matrimonio y cinco hijos de entre 12 y 18 años, Yerko y Carolina nunca perdieron la esperanza de que su hija sobreviviera, aunque los médicos les advirtieron “que nos teníamos que preparar, porque en cualquier momento podía partir”, relata la mamá.
Mientras esperan reciben algunas visitas. El viernes los acompañó su pastor y algunos feligreses de la iglesia Misión Pentecostal Nueva Jerusalén, ubicada en la comuna de La Granja.
Un par de metros más allá hay otra familia angustiada por un menor de 15 años que el sábado 19 de octubre fue baleado mientras, según les dijeron, participaba en un asalto en una Copec frente a la embajada de Estados Unidos. La abuela, que crió al joven, explica que no saben si le disparó Carabineros o la PDI. Pero dice que fueron tres tiros que lo tienen con riesgo vital, infarto cerebral y con la pérdida de las cuerdas vocales, por lo que tuvieron que hacerle una traqueotomía. Si despierta no volverá a hablar.
La abuela no tiene mucha información. El sábado se asustó porque el adolescente no apareció, lo anduvo buscando y de madrugada recibió un llamado de la PDI avisándole que estaba en la Clínica Las Condes. Fue desde su casa en Quilicura a despedirse, porque pensó que iba a morir. “Nosotros somos gente trabajadora. Tengo un restaurante. Estos días no he podido trabajar, pero la familia ha ayudado con plata. Si mi niño estuvo metido en un asalto no lo sé, quizás lo hizo, por tonto. Pero no entiendo por qué le dispararon tres veces”.
La pesadilla de la familia de D.U. empezó el lunes 21 alrededor de las dos de la tarde. Ese día, relata su mamá, “nos confiamos porque era temprano. Nunca pensamos que nos iba a pasar esto, que en menos de un segundo la iban a dejar así, con riesgo vital. Nosotros somos una familia modesta, sencilla. No andamos metidos en cosas”.
Ese día, Yerko, Carolina, el pololo de su hija mayor y D.U., iban en el auto familiar a comprar pañales para una nieta. Cuando estaban llegando al Complejo Deportivo Las Rosas de La Pintana, carabineros los hizo desviarse y terminaron estancados en un taco en avenida Lo Blanco. Yerko y su yerno se bajaron para mirar si podrían seguir avanzando. Mientras caminaban hacia el poniente, vieron un tumulto de personas corriendo en distintas direcciones. Pudo ser un saqueo. La adolescente los seguía, pero su papá le dijo que se devolviera. Él continuó caminando. “Había mujeres con niños, familias, adultos. Todos corriendo”, recuerda.
De pronto, empezaron los disparos. El yerno se refugió en un poste porque vio a un hombre de civil, alto y con pelo corto, con un arma larga parado frente al portón de un galpón de artículos chinos. Él calcula que estaba a unos 60 metros de ellos. Los apuntaba. Le llamó la atención, explica, la postura que tomó: “Como un experto, como un militar”.
Yerko fue infante de marina y sospecha que quien les disparó es alguien ligado a las Fuerzas Armadas. Además, por los profundos daños que causó la bala, piensa que fue un arma de guerra. El médico que la operó en el Hospital Alberto Hurtado dijo en su testimonio ante carabineros –que le leyeron a Yerko– que por las características de la trayectoria y el alcance del impacto, es una munición de alto calibre.
Al escuchar los disparos, el padre se dio vuelta. Y con horror vio a su hija cayendo al suelo con una perforación en el hombro izquierdo.
“Papá, aún estoy aquí”, le dijo antes de quedar inconsciente. Los próximos minutos fueron frenéticos. Lograron llegar al consultorio Santiago Nueva Extremadura, conocido como Santa Juanita de La Pintana, donde estabilizaron a la joven.
Luego fue trasladada bajo código rojo al Hospital Padre Hurtado, donde entró a pabellón.
D.U. quedó solo con un pulmón funcionando. Al día siguiente fue derivada en helicóptero a la Clínica Las Condes. “Aquí recibe la mejor atención. Hay un equipo médico completo para ella”, asegura su mamá.
Además de la declaración que prestaron el primer día a Carabineros, han hablado después con el OS9 y forman parte de los casos que está llevando el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH), que presentará una querella.
Yerko se emociona cuando habla de su hija: “Tenía sueños y se los destruyeron. Es bondadosa, muy querida, juguetona, risueña y sentimental. Ella ayudaba a cuidar a una señora con alzheimer. Quería estudiar para educar párvulos, porque le gustan los niños. La extrañamos”.
Su esposa aclara que no habían querido hablar con la prensa. Pero sienten que pasan los días y desde el gobierno no se han acercado: “No pasa nada. Ni el ministro Chadwick ni nadie ha aparecido. Y no queremos que esto vuelva a pasar. A nadie. Ese tipo de armamento no puede estar en la calle. Si al final realmente es armamento de guerra, ¿quién lo sacó, de dónde salió?”.
La mamá dice que desde la cama de la clínica “ella nos mira y llora. Está luchando, se está aferrando. ¡Nos da fuerza para buscar justicia!”.