FISCALÍA ORDENÓ A LA PDI INVESTIGAR ESA REPARTICIÓN DE CARABINEROS
Nueva denuncia contra cuartel del metro Baquedano: joven recibió un tiro en esa unidad
25.10.2019
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FISCALÍA ORDENÓ A LA PDI INVESTIGAR ESA REPARTICIÓN DE CARABINEROS
25.10.2019
David Muñoz acusa que en el acceso al cuartel subterráneo le dispararon un escopetazo a menos de un metro. Sufrió heridas graves en el muslo, con pérdida de tejido. Eso ocurrió a la misma hora en que otro joven, Nicolás Lüer, asegura que fue golpeado en un túnel de esa unidad, donde habría visto a otros detenidos. Aunque se ha difundido que la acusación de Lüer fue descartada, la PDI informó a CIPER que la Fiscalía le ordenó investigar y Carabineros confirmó que inició un sumario.
El miércoles 23 circularon profusamente denuncias de torturas que se habrían cometido en dependencias de Carabineros ubicadas en un subterráneo al interior de la estación Baquedano del Metro. Y aunque ni los jueces ni el fiscal que se apersonaron en el lugar detectaron evidencia que sustente esa versión, no se ha descartado que en esa unidad policial se hayan cometido graves abusos en contra de detenidos y manifestantes. De hecho, la PDI confirmó a CIPER que el jueves 24 recibió una orden de la Fiscalía para investigar. Además, Carabineros informó oficialmente a CIPER, el miércoles 23, que se inició un sumario interno por estas acusaciones.
Las sospechas de que el martes 22 efectivamente se cometieron serios abusos en la unidad policial de Baquedano, se acrecientan con el testimonio de un personaje clave en esta difusa trama y que hasta hoy no se conocía: David Muñoz, un joven que participó en la masiva manifestación desarrollada en la Plaza Italia ese día, cuando se produjeron los hechos denunciados. CIPER lo contactó y escuchó su testimonio: cuenta que fue baleado a quemarropa en el acceso a la unidad policial subterránea. El hecho ocurrió a la misma hora en que el primer denunciante, Nicolás Lüer, dice haber escuchado un tiro al interior del cuartel, cuando, según su versión, era golpeado por carabineros dentro de las mismas dependencias.
David Muñoz (23 años) tiene una profunda herida en el muslo derecho, con pérdida de tejido, producto de un escopetazo. Convaleciente y con instrucción médica de reposo por tres semanas, recibió a CIPER y relató las circunstancias en las que fue herido en el cuartel, dependiente de la 60° Comisaría.
A ese cuartel de Carabineros se ingresa por una estrecha escalinata que está en la esquina de Arturo Burhle con Ramón Carnicer, una cuadra al sur de Plaza Italia y al costado del Parque Bustamante. La escalera es un antiguo acceso al Metro que fue clausurado y que ahora solo sirve para entrar a la unidad policial. Pero no tiene señalética que la identifique como una dependencia de Carabineros. Los vecinos del sector indicaron que –hasta las denuncias que circularon el pasado miércoles– muy poca gente sabía que es el ingreso a un recinto policial, pues parece un acceso abandonado.
Eso fue lo que pensó David Muñoz, quien relata que bajó a orinar cuando aparecieron dos carabineros –sin identificación– y uno de ellos le descerrajó un tiro de escopeta a menos de un metro. Muñoz relató a CIPER que ese día la reja de acceso al túnel estaba tapada con un latón, lo que le impidió ver hacia el interior.
El testimonio de Muñoz coincide con las declaraciones que dio a CIPER el presidente de la Cruz Roja, Patricio Acosta, quien asegura que prestó auxilio al herido en un sector aledaño al cuartel policial a la misma hora que relata el joven lesionado.
La primera acusación contra el cuartel de la estación Baquedano la hizo el joven Nicolás Lüer. Aunque ha mantenido un bajo perfil y evita hablar con la prensa, el relato que hizo cuando le prestaron asistencia médica se viralizó el pasado miércoles. Según esa versión, acudió a la concentración de Plaza Italia del martes junto a un grupo de amigos. Tras una descarga de gases lacrimógenos, Lüer se separó de ellos y se refugió en la escalinata de Ramón Carnicer y Arturo Burhle, sin sospechar que era una unidad policial.
Sorpresivamente, alguien lo agarró por la espalda y entre golpes lo arrastró hasta el túnel que se inicia al pie de la escalera. Afectado por el gas lacrimógeno y mientras era golpeado, entró en pánico. Más aún cuando en medio del forcejeo, en la penumbra del lugar, creyó divisar a otros detenidos, maniatados y colgando de ductos y cañerías que corren sobre la pared del túnel. Fue esta descripción la que desató la viralización de su historia. Según la versión que se ha difundido, escuchó gritos pidiendo ayuda y oyó un disparo dentro del túnel. Cuadrando las historias, ese tiro pudo haber sido percutado a la misma hora en que David Muñoz relata haber recibido el escopetazo.
Lüer salió de este lugar golpeado, desorientado y en shock. Un grupo de personas lo trasladó inmediatamente hasta el contingente de la Cruz Roja que prestaba auxilio a los manifestantes. El mismo que atendió a David Muñoz. Luego de recibir primeros auxilios, Lüer fue llevado hasta la ex Posta Central, donde ingresó en silla de ruedas. Testigos que estaban en ese servicio de urgencia aseguraron a CIPER que el joven entró en pánico cuando vio a un carabinero que se encontraba de punto fijo en el lugar, que intentó correr y, cuando pudieron calmarlo, continuó temblando.
Fue entonces cuando contó lo que él creyó haber presenciado: torturas en un subterráneo donde había gente colgada. El relato alertó a los funcionarios de la ex Posta Central y a personal del Instituto de Derechos Humanos (INDH) que estaba en ese lugar. Abogados de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECH) le prestaron asistencia jurídica y la profesora de derecho Myrna Villegas presentó un recurso de amparo vía telefónica al 7° Juzgado de Garantía de Santiago, que fue atendido por los jueces Daniel Urrutia y Darwin Bratti.
Ante el tenor de la denuncia, los magistrados se dirigieron inmediatamente hacia la unidad policial ubicada en el subterráneo de la estación Baquedano, en compañía de un contingente del INDH y de al menos un funcionario de la Brigada de Derechos Humanos de la PDI.
Tras constatar que no había detenidos en ese momento, el juez Urrutia le consultó al personal de Carabineros a cargo de la unidad si ese día mantuvieron personas privadas de libertad, lo que fue negado. También preguntó si, por algún motivo, allí manejaban amarras plásticas para maniatar detenidos, lo que nuevamente fue descartado por carabineros. Urrutia, por lo tanto, pidió una explicación para el hallazgo de dos amarras en el piso de la unidad, que no pudo ser esclarecida. Esas amarras fueron levantadas en el mismo túnel de acceso descrito por Nicolás Lüer, cuyas paredes calzaban con el relato que hizo el joven. Los magistrados también constataron que ese pasillo no cuenta con cámaras de seguridad. Por tanto no hay registro de la supuesta detención de Lüer u otras personas.
Los jueces también preguntaron si tenían escopetas en la dependencia y si las habían usado. Esta vez la respuesta fue positiva: había una que, según el relato de la policía, solo fue disparada en una ocasión ese día y para disuadir a manifestantes que intentaron incendiar la escalera de acceso a la unidad. Los magistrados levantaron ocho cartuchos en ese mismo acceso, uno de ellos percutado.
Más allá de las incongruencias respecto a la existencia de amarras, Urrutia y Bratti comprobaron que no había ningún detenido al momento de su visita, por lo que el amparo no siguió en curso. Sin perjuicio de esto, y ante la gravedad de la denuncia, levantaron un acta para ponerla en manos de la Fiscalía.
Un día después de estas diligencias, ambos magistrados concedieron una entrevista a La Tercera, la que fue titulada: “Jueces que se constituyeron en estación Baquedano: ‘No encontramos a personas detenidas, ni menos colgando del techo’”. Sus declaraciones se reprodujeron en otros medios y, sobre todo, en redes sociales, como si el caso estuviera cerrado y la versión de Lüer careciera de sustento.
Sin embargo, en el citado artículo de La Tercera el propio juez Urrutia indica que no se puede descartar la veracidad de la denuncia de Lüer y que se levantó un acta para el Ministerio Público relatando los hechos. La idea de que el caso no tiene asidero se reforzó cuando el fiscal Omar Mérida, el mismo miércoles 23 de octubre, señaló a la prensa que los “antecedentes recabados hasta el momento permiten descartar que la 60° Comisaría de Carabineros, ubicada en Estación Baquedano, haya sido utilizada como centro de tortura».
Un día después, y a pesar de sus declaraciones iniciales, el fiscal Mérida le ordenó a la Brigada de Derechos Humanos de la PDI que investigara el caso, según confirmó oficialmente a CIPER la misma policía civil.
CIPER se apersonó en el cuartel subterráneo de Carabineros el miércoles 23, pidiendo hablar con el oficial que estuvo a cargo el día de los hechos. Un capitán de apellido Javalquinto, según la identificación que llevaba en su uniforme, dijo que en ese momento no había funcionarios que estuvieron de turno el martes 22. No obstante, confirmó que se inició un sumario interno para aclarar qué sucedió. Esa información fue corroborada horas más tarde a CIPER por el Departamento de Comunicaciones de Carabineros.
A todo esto se suma ahora el testimonio del segundo denunciante: David Muñoz.
El relato de David Muñoz se sitúa a la misma hora en que el joven Lüer habría estado al interior del túnel en el cuartel policial: cerca de las 17:30 del martes 22. Dice que desde el interior de la unidad, en la reja que se sitúa al fondo de la escalerilla de acceso, emergieron dos carabineros y que uno le disparó. El tiro lo recibió en su muslo derecho y le produjo una intensa hemorragia.
Apenas pudo salir del lugar, un grupo de personas lo llevó hasta el puesto de la Cruz Roja, donde fue atendido por Patricio Acosta, presidente nacional de la organización: “Nosotros estábamos en la Plaza Italia, pero nos vimos afectados por los gases lacrimógenos y cruzamos hacia Ramón Carnicer. Allí llegaron muchos heridos por balines y disparos”, relata Acosta.
El médico recuerda que a Muñoz lo tomaron apenas salió de la escalinata, e inmediatamente le llamó la atención la gravedad de sus lesiones: heridas atribuibles a un arma de fuego y un golpe en la cabeza con un objeto contundente. Le tomó fotografías y luego lo llevó a la ex Posta Central. No supo nada más del joven hasta que CIPER le exhibió un video que había sido emitido por TVN, con imágenes captadas cuando era atendido por la Cruz Roja. Lo reconoció gracias a la vestimenta y el gorro del equipo de fútbol Universidad de Chile que llevaba el herido. Esas mismas señas, además de su paso por la Posta Central, fueron clave para que CIPER lo ubicara.
David Muñoz asegura que una vez que llegó al servicio de urgencia, un funcionario le indicó que no atenderían a nadie con heridas de perdigones o balines, supuestamente, “por orden del director”, el doctor Osvaldo Carrasco Ruiz. Ese mismo día personal del INDH acusó que no los dejaron ingresar al recinto médico por orden de la autoridad. Finalmente, cuenta, fue atendido por médicos y enfermeras que por iniciativa propia y al ver la gravedad de sus heridas habrían desoído la instrucción. La radiografía que se le aplicó demostró que los balines incrustados en su pierna eran de acero, pero recubiertos de goma.
El joven está dispuesto a declarar y dijo que piensa hacer la denuncia ante la Fiscalía. Su testimonio podría ser clave para aclarar qué fue lo que realmente ocurrió en el cuartel subterráneo que tiene Carabineros, a escasos metros del emblemático centro de reunión de todas las manifestaciones masivas de la capital.