CIPER DESCLASIFICA DOCUMENTOS QUE REVELAN EL ROL DEL GENERAL VILLALOBOS EN LA “OPERACIÓN ANDES”
Chats de inteligencia: la red de Carabineros para inculpar a mapuches en tráfico de armas que involucró a agentes argentinos
23.04.2019
Hoy nuestra principal fuente de financiamiento son nuestros socios. ¡ÚNETE a la Comunidad +CIPER!
CIPER DESCLASIFICA DOCUMENTOS QUE REVELAN EL ROL DEL GENERAL VILLALOBOS EN LA “OPERACIÓN ANDES”
23.04.2019
La “Operación Huracán” tenía una segunda fase destinada a inculpar a líderes mapuche en tráfico de armas desde Argentina: la “Operación Andes”. CIPER accedió a chats entre oficiales de Carabineros, incluido el general Bruno Villalobos, en los que se tejió esta nueva jugada de inteligencia. Villalobos selló un acuerdo con Gendarmería argentina para desplegar espionaje a ambos lados de la cordillera. Los argentinos estaban impresionados por el software “Antorcha”: sin sospechar que era un fraude, se ocupó incluso para rastrear el paradero del joven Santiago Maldonado, cuya desaparición conmocionó al país vecino. Los chats también relevan detalles de los mensajes y citas reservadas entre Villalobos y el fiscal Sergio Moya, quien ahora es uno de los protagonistas de la guerra desatada en el Ministerio Público.
Las esquirlas de la “Operación Huracán” terminaron por tumbar al entonces general director de Carabineros, Bruno Villalobos, el 12 de marzo de 2017. Desde fines de enero de ese año, cuando se supo que Huracán culminó en un montaje para inculpar a dirigentes mapuche, el general había sobrevivido como un náufrago aferrado a una tabla. Aunque consiguió terminar el periodo de la presidenta Michelle Bachelet, con quien mantenía un estrecho vínculo de confianza, Sebastián Piñera demoró menos de 24 horas para pedirle la renuncia. Así, la “Operación Huracán”, el plan que Villalobos había diseñado y dirigido personalmente para mantenerse en el cargo después del cambio de ocupantes de La Moneda, terminó convertido en un disparo a sus propios pies (vea el primer reportaje de esta serie: “Los chats que muestran cómo el general Villalobos dirigió la trama de la ‘Operación Huracán’”)
La revelación de CIPER, que publicó los chats que intercambiaron distintos oficiales involucrados en la trama de Huracán, no solo demuestra que Villalobos estuvo a la cabeza de esa operación, sino que tenía reservada una nueva jugada de inteligencia que pretendía involucrar a dirigentes mapuche en un supuesto tráfico de armas desde Argentina: la “Operación Andes”. CIPER desclasifica ahora nuevos chats que muestran los detalles de esta segunda operación, la que contó con la colaboración de la Gendarmería argentina, dependiente del Ministerio de Seguridad de ese país.
A partir de septiembre de 2017 la preparación de la “Operación Andes” se convierte en la nueva fase de la “Operación Huracán”. El tráfico de armas desde Argentina para abastecer a comunidades mapuche en Chile y a organizaciones criminales de Santiago, será el eje central del plan estratégico de Bruno Villalobos para continuar al mando de Carabineros bajo un nuevo período presidencial. Para entonces, el candidato del pacto de derecha, Sebastián Piñera, es el líder indiscutido en las encuestas.
Villalobos le confidencia a su círculo íntimo que ya tiene un puerto en el comando de Piñera: el general (r) Aquiles Blu. El hermano de su director de Inteligencia, el general Gonzalo Blu, aparece en el triunvirato que asesora a Piñera para enfrentar la crisis de Carabineros, junto al general (r) Rodolfo Pacheco y a Mario Desbordes, ex oficial de Carabineros y líder de Renovación Nacional (en marzo de 2018 asumió como diputado y presidente de su partido).
A partir de ese momento el general Gonzalo Blu será informado solo parcialmente de lo que hace la Unidad de Inteligencia Operativa Especializada (UIOE) de la Región de la Araucanía, el brazo encargado de Huracán y Andes. Es el general Villalobos, tal como lo ha hecho desde la gestación de la “Operación Huracán”, quien monitorea e instruye directamente a la UIOE de Temuco. Cuenta para ello con la lealtad de uno de sus hombres de mayor confianza: el mayor Patricio Marín, segundo al mando de la UIOE. Sin problemas, Villalobos se salta una y otra vez a su director de Inteligencia, Gonzalo Blu, para darle instrucciones a Marín. De hecho, llega a ordenarle al mayor que invente excusas para no entregar información a Blu. Así lo revelan los mensajes de wahtsapp intercambiados por Villalobos y Marín, a los que tuvo acceso CIPER, en los que incluso se mencionan dineros que podrían haber sido destinados a Blu.
El 8 de agosto de 2018 Marín le envía a Villalobos una imagen por whatsapp: una plantilla de pagos entre enero y diciembre de 2016 con cifras mensuales que varían entre $1 y $3 millones. El RUT asociado a esos pagos es el de Gonzalo Blu (ver aquí). Hasta hoy no se sabe a qué corresponden esos montos.
A fines de septiembre Villalobos mueve todos sus hilos para que sea el fiscal Sergio Moya, a quien conoce y de quien se dice amigo, el que dirija la investigación de la “Operación Andes”. Fue Moya quien tuvo a su cargo en 2012 la investigación para detener a Jorge Antonio Salazar Oporto y Alexis Cortés Torres, el primero ex miembro del MIR y el segundo del FPMR. Ambos escaparon hacia Chile luego de ser acusados de asesinar en junio de ese año al policía rural mapuche José Aigo a 50 kilómetros de Junín de Los Andes (Argentina).
El asesinato de Aigo provocó un remezón político, pues la camioneta en la que viajaban los dos chilenos era conducida por Juan Marcos Fernández, hijo del intendente de San Martín de los Andes, Juan Carlos Fernández (kirchnerista). De ese grupo, solo Fernández fue aprehendido y los dos chilenos huyeron.
El entonces fiscal nacional Sabas Chahuán decidió que esa causa la investigara Sergio Moya. En el desarrollo de esa indagatoria el fiscal Moya se relacionó con el fiscal general de Neuquén, José Ignacio Jerez. No tuvo resultados. Salazar y Cortés siguen prófugos.
En octubre de 2017 la investigación por el tráfico de armas, punto de partida de la “Operación Andes”, engarza con la que había tenido a su cargo el fiscal Moya en busca de capturar a los prófugos Salazar y Cortés. Pero ahora, Moya está instalado en Rancagua y tiene en sus manos la investigación del Caso CAVAL, que afecta directamente a la familia de la Presidenta Bachelet.
Villalobos decide enviar a un teniente de la UIOE a Argentina para seguir el rastro del supuesto tráfico de armas para organizaciones mapuche chilenas. El fiscal Moya recibe una importante información del entonces general director. Siguiendo los pasos del “subversivo” Guillermo Romero Bello, efectivos de la UIOE han ubicado a uno de sus contactos: el prófugo Jorge Salazar, quien vive clandestino en ese país y han instalado un router cerca de la cabaña donde se esconde para interceptar todas sus comunicaciones. Esas interceptaciones son una falacia. La inteligencia policial opera con los métodos hacker de Álex Smith, conocido como el “profesor», quien asegura que inventó un software (“Antorcha”) que intercepta los chats sin acceso físico a los aparatos telefónicos. El tiempo y la investigación judicial demostrarán que eso no es cierto.
Moya le da la orden a la UIOE de investigar el paradero de los dos prófugos: Salazar y Cortés. De esta forma, la “Operación Andes” cuenta ahora con un nuevo fiscal.
La confianza de Villalobos en Marín es total. Así queda demostrado una vez más cuando la comunicación entre la máxima autoridad de la policía uniformada y el fiscal Moya se hace a través del mayor. Marín sabe que Villalobos y Sergio Moya se conocen de antes y tienen una relación de confianza. De hecho, tres meses antes de que Moya asuma como fiscal de la “Operación Andes”, el 4 de junio de 2017, Marín le envió el siguiente mensaje por whatsapp al general Villalobos:
“Mi general, Sergio Moya necesita hablar con usted. Me escribió que lo llame a este número que le voy a enviar. Me dice que lo llame ahora si puede”.
Un nuevo mensaje privado de Marín a Villalobos revela que el 8 de agosto de 2017 el mayor se reúne con Moya: “A las 21 horas me junto con Moya”. Lo que se trató en esa reunión es relevante, porque un día después Marín le envió un nuevo whastapp a Villalobos, preguntándole: “¿Usted viene, mi general? Para conversar lo de Moya ayer”. La respuesta de Villalobos fue igual de enigmática: “Sí… no le cuentes a nadie, mañana hablamos”.
El 20 de agosto, la relación con Sergio Moya vuelve a emerger con urgencia en los wahtsapp entre Marín y Villalobos:
Tres días después, Marín seguía coordinando la reunión a la que se agrega un tercer invitado:
El misterio rodea los motivos de esa reunión. El 5 de diciembre Marín vuelve a coordinar otro encuentro entre el fiscal y el general director.
La relación entre Villalobos y Moya también emerge cuando la “Operación Huracán” comienza a naufragar. A mediados de enero, cuando el escándalo por el montaje ya ha desatado la crisis, Villalobos y Moya vuelven a reunirse, pero esta vez la cita tiene lugar en la casa del fiscal en Rancagua. Y a ella asiste también Marín. Es este último encuentro el que hoy tiene al fiscal Moya bajo sumario, por haber prestado “asesoría” al alto mando de Carabineros en medio de la investigación del Ministerio Público por los chats falsos de Huracán.
Las citas reservadas entre Villalobos y Moya son parte de los episodios que han surgido con fuerza en los últimos días en medio del enfrentamiento del fiscal con su jefe directo, Emiliano Arias. Moya acusa a Arias de tráfico de influencias en el Caso Caval, violación de secreto en una causa por drogas, obstrucción a la investigación por irregularidades en el Teatro Municipal de Rancagua y lo mismo en el proceso contra el ministro de la Corte de Apelaciones de esa ciudad, Emilio Elgueta. (vea la entrevista que Moya concedió a radio Biobío en la que formuló estas denuncias).
El 2 de diciembre de 2017 la inteligencia de Carabineros prepara su nuevo gran golpe comunicacional y judicial: pretende sorprender con las manos en la masa al prófugo Jorge Salazar Oporto y a sus cómplices. Ese era el debut de la “Operación Andes”. Según la información supuestamente entregada por “Antorcha”, ese día se realizará un intercambio de armas en el sector de “la cascada” del Parque Nacional Vicente Pérez Rosales, en la Región de Los Lagos.
El mayor Patricio Marín y el fiscal Sergio Moya se comunican, al menos, a través de tres celulares. Las conversaciones de ambos en los días previos a que se concretara la “Operación Andes” muestran los preparativos:
El mayor Marín funciona como enlace entre el fiscal Moya y el general Villalobos. A través de él coordinan varias reuniones y lo utilizan de correo humano para darse recados. Sí o sí el general director de Carabineros está enterado de los detalles de Andes.
Los datos que supuestamente arroja “Antorcha” indican que el armamento que llegaría al Parque Nacional Vicente Pérez Rosales está destinado a una banda narco de La Legua, en Santiago, y no a comunidades mapuche. Pero ni la Fiscalía ni Carabineros aclararon ese giro.
El 30 noviembre a las 16:41 Marín le envía a Moya supuestos diálogos captados por “Antorcha” entre el sospechoso Guillermo Romero y el prófugo Jorge Salazar. Es una conversación sobre el tráfico de armas que debía concretarse tres días después, el 2 de diciembre.
El 26 de septiembre de 2017 (apenas finalizada la “Operación Huracán”) la policía filtró a El Mercurio diálogos falsos entre comuneros mapuche que apuntaban a que recibirían armamento desde Argentina. Tres días después el entonces subsecretario de Interior, Mahmud Aleuy, viajó a Buenos Aires para reunirse con la ministra de Seguridad de ese país, Patricia Bullrich. Uno de los temas tratados en la cita fue el tráfico de armas a los mapuche.
En noviembre un reportaje de Informe Especial sobre la relación de organizaciones mapuche de Chile y Argentina incluye una entrevista al fiscal argentino José Ignacio Jerez (el mismo que se coordina con el fiscal chileno Sergio Moya), en la que este mantiene la tesis del tráfico de armas a comunidades mapuche: “Puede ser traspaso de armas o drogas. Son grupos que se financian a través del narcotráfico también”.
En esa fecha los fiscales y los policías chilenos y argentinos mezclan varias investigaciones y trazan caminos en paralelo: están tras los prófugos subversivos que mataron a José Aigo, indagan un supuesto tráfico de armas a través de la cordillera y siguen de cerca las conexiones de organizaciones mapuche de La Araucanía y Biobío con otras que operan en Chubut y Río Negro. Subversión, narcotráfico y conflicto social revueltos en la misma juguera.
El fiscal Moya le escribe al mayor Marín el 30 de noviembre: “Hablé con el fiscal argentino, viene antes del 20 de diciembre. Está en baires reuniéndose con la ministra ulrich (se refiere a Patricia Bullrich)”.
El 2 de diciembre la UIOE está desplegada en el Parque Nacional Vicente Pérez Rosales. Los integrantes de esa unidad se comunican por radio, pero también a través de whatsapp. CIPER accedió al registro de esos chats. El capitán Leonardo Osses, jefe de la Oficina Informática Forense de la UIOE, envía supuestos mensajes interceptados por “Antorcha” a Guillermo Romero y a Jorge Salazar. Como si viviera dentro de una fantasía informática, Osses le dice a sus compañeros que “Antorcha” le entrega además las coordenadas precisas donde están los blancos en ese minuto. Un supuesto chat de Guillermo Romero enciende las alarmas, pues habría detectado la presencia policial: “Búho camioneta gris nissan np300 ratas”. Los carabineros creen que están frente a una operación de contrainteligencia y Osses se comunica con el jefe de la UIOE, el coronel Marcelo Teuber.
Crece la paranoia:
La UIOE se aferra a la tesis de que la operación fracasa –no hay detenciones ni aparecen armas– porque los policías fueron detectados en los peajes. Nadie cuestiona la efectividad de “Antorcha”.
Osses envía otros supuestos chats interceptados. En ellos, Romero y Salazar señalan que no pudieron verse y que ya están de vuelta en sus respectivos refugios. Los carabineros se felicitan, tratan de sacar una hebra positiva de tamaño fracaso.
Bruno Villalobos sella en 2017 la colaboración de la UIOE con Gendarmería argentina (policía militarizada que depende del Ministerio de Seguridad). Si bien Carabineros colaboró con esa institución en 2012, buscando a los dos prófugos chilenos del crimen del policía José Aigo, es la desaparición del joven Santiago Maldonado en Argentina y la intensidad del conflicto mapuche en 2017, lo que reaviva esa estrecha relación. Para la “Operación Andes”, que suponía tráfico de armas, esa alianza con la policía argentina es esencial.
Entre el 14 y el 16 de agosto de 2017 se realiza en Temuco una cumbre entre personal de Inteligencia de Carabineros y de Gendarmería trasandina. En la capital de La Araucanía están en representación de los argentinos el comandante mayor Jorge Antonio Domínguez (director de Inteligencia criminal) y el comandante Rafael Antonio Benz (jefe del Centro de Análisis de Inteligencia Criminal). Por Carabineros participa el mayor Patricio Marín Lazo.
La minuta de esa reunión, a la que accedió CIPER, detalla los temas acordados:
“Mantener coordinación continua y permanente respecto al conflicto étnico mapuche; se acordó un canal técnico directo para intercambio de información entre el Director de Inteligencia Criminal, Comandante Mayor Sr. Jorge Antonio Domínguez y el jefe de Operaciones de la Unidad de Inteligencia Operativa Especializada Araucanía Mayor Patricio Marín Lazo; intercambio de blancos de investigaciones en común vinculados al conflicto mapuche y subversivo; intercambio de sujetos con órdenes pendientes en ambos países, relativos al conflicto mapuche y subversivo. Por parte de Inteligencia de Gendarmería Argentina, estos concurrieron a nuestro país a solicitar asesoría sobre la violencia rural, conflicto mapuche y subversivo, para utilizar nuestra experiencia como herramienta en el tratamiento étnico de su país de forma permanente en el tiempo. Se comprometieron a entregar la ubicación geográfica de los pasos no habilitados desde la República Argentina, los cuales son utilizados para el tránsito clandestino principalmente de prófugos de la justicia; coordinación de información relativa a la futura venida de la máxima autoridad de la Iglesia Católica Jorge Mario Bergoglio (Papa Francisco) y la reunión G 20 (Foro internacional), que se ha de realizar en la República Argentina el próximo año”.
En esas reuniones también participa el entonces estudiante de sociología de la Universidad Mayor Giorgio De Luca Piedra, quien en esos días se desempeña en la Dirección de Inteligencia Policial de Carabineros (Dipolcar) en Santiago y que oficia de nexo entre Gonzalo Blu (director de inteligencia de Carabineros) y Patricio Marín Lazo.
La coordinación entre Carabineros y Gendarmería se concreta con la venia del general Villalobos. El 13 de agosto de 2017 el mayor Patricio Marín le escribe al general:
Al otro día se inician las reuniones. Se desarrollan en medio de una emergencia que angustia a los agentes argentinos: la desaparición dos semanas antes del joven Santiago Maldonado tras el desalojo que hizo la policía de un predio ocupado por comunidades mapuche en la Provincia de Chubut. En esa investigación participa desde un principio la UIOE de Carabineros.
Antes de llegar a Chile el comandante Domínguez, convencido de que “Antorcha” funciona, le pide ayuda a la UIOE. El oficial de Gendarmería le escribe el 12 de agosto, vía Whatsapp, a Patricio Marín solicitándole información sobre la cuenta de Facebook del hermano de Santiago Maldonado (Germán) y sobre una cédula chilena –perteneciente a Nicasio Luna– que apareció en el allanamiento al predio desde donde desapareció el joven.
El 15 de agosto Domínguez y Marín intercambian información sobre Luna, un cantautor chileno de Aysén y una de las últimas personas que estuvo con Maldonado antes de su desaparición. Ese mismo día el mayor Marín luce ante los argentinos las supuestas herramientas informáticas desarrolladas por el “profesor” Smith, las que le habrían permitido detectar que alguien abrió la cuenta de Facebook de Santiago Maldonado y además las coordenadas desde donde se hizo esa conexión. Los argentinos no se dan cuenta del engaño:
Los policías de la UIOE le decían a los argentinos que si obtenían la red wifi desde la que se había hecho esa conexión, eran capaces de infiltrar las conversaciones privadas de esas cuentas. Un gran invento.
Diez días después, Marín le informa a Domínguez que “se autorizó el tema nuestro (interceptar los chats del celular de Maldonado) así que en cualquier momento empieza a reportar el celular de Maldonado imeil y todo ?”.
“¡Impresionante!”, le contesta el argentino.
Además del celular de Santiago Maldonado, la UIOE le informa a los gendarmes que también ha logrado interceptar el celular de su hermano, Germán. El 3 de septiembre Marín le envía a Domínguez supuestos chats de Germán Maldonado:
El 21 de octubre el capitán Leonardo Osses (jefe directo de Álex Smith en la UIOE) le envía a Marín por Whatsapp una supuesta conversación entre Santiago Maldonado y el cantautor Nicasio Luna. El diálogo habría sido captado el 30 de julio, dos días antes de que desapareciera el joven argentino. Nada relevante se lee en esos chats: “Frío”, “sed”, “yo =”.
En los archivos de la UIOE a los que tuvo acceso CIPER aparecen documentos de la inteligencia argentina sobre los cruces fronterizos de Santiago Maldonado a Chile y a Uruguay. La misma información se repite sobre integrantes de su familia.
Actualmente en Argentina hay una causa judicial abierta para investigar el espionaje ilegal de la Gendarmería de ese país a la familia de Santiago Maldonado. La UIOE de Carabineros colaboró con esas operaciones. Tema aparte es si esa cooperación le sirvió de algo a los trasandinos.
La colaboración entre los carabineros y los gendarmes no se limita a los chats captados por “Antorcha” ni a la participación de policías chilenos en la indagatoria sobre Santiago Maldonado: incluye documentos sobre pasos migratorios no habilitados; cruces de chilenos por la cordillera; nombres de argentinos y europeos vinculados a la causa mapuche; datos de las vinculaciones entre la Coordinadora Arauco Malleco y la Resistencia Ancestral Mapuche (RAM, organización radical de comuneros argentinos). Y también información de sus principales líderes, como Héctor Llaitul y Facundo Jonas Huala.
Los intercambios de información incluyen datos migratorios, financieros y familiares de 24 personas –entre ciudadanos chilenos, argentinos, mexicanos e italianos-, los que según la policía estarían relacionados con la causa mapuche.
El 23 de diciembre de 2017 ambas policías comparten un documento con coordenadas de distintos lugares de las provincias argentinas de Río Negro y Bariloche. En esos lugares se requiere la captura de redes wifi para que la UIOE pueda utilizar sus herramientas de espionaje.
Meses antes un documento elaborado por la inteligencia argentina une cabos para explicar la relación existente entre la RAM trasandina y la CAM chilena (vea ese documento). Ese archivo fue compartido con Carabineros, al igual que los informes de la empresa Voyager Labs (que se especializa en periciar cuentas de Facebook) que analizó las redes sociales de las familias de Santiago Maldonado y de Facundo Jonas Huala.
A pesar de que la coordinación entre las policías se oficializa en agosto de 2017, ya en enero de ese año carabineros y gendarmes comparten datos. El 13 de enero un oficial argentino le envía un audio al mayor Patricio Marín sobre la inminente detención de Facundo Jones Huala.
El mayor Patricio Marín responde a través de otro audio donde dice que a Huala “le tienen ganas” en Chile:
La colaboración policial no solo se materializa con el envío de información. Agentes de inteligencia de ambas policías se visitan durante todo 2017. El 7 de septiembre aterriza en Temuco el comandante de Gendarmería Rafael Antonio Benz, quien se queda en la zona 22 días (hasta el 29 de septiembre) por lo que sigue en forma directa el hito de mayor éxito de la “Operación Huracán”: la detención de ocho comuneros mapuche el 23 de septiembre.
Benz regresaría a la misma zona menos de un mes más tarde (19 de octubre), hasta que el 23 de octubre llega a Chile el director nacional de Gendarmería Argentina, Gerardo José Otero. Un mes después fue el turno de los chilenos: el 23 de noviembre el mayor Marín está instalado en Buenos Aires.
Hoy los chats entre los carabineros imputados por los montajes de la “Operación Huracán” (todos en retiro) son indagados por la Fiscalía para esclarecer las responsabilidades en los ilícitos. Es paradójico que luego de intentar inculpar a dirigentes mapuche como responsables de atentados incendiarios utilizando supuestas comunicaciones por Whatsapp interceptadas, ahora sean los propios chats de los policías los que los inculpan. Hay una diferencia: estos mensajes sí son verdaderos. CIPER los revisó y encontró información sobre cómo operaba la UIOE que hasta ahora no ha sido revelada.
Según las conversaciones sostenidas vía Whatsapp entre el capitán Osses y el mayor Marín, ya en marzo de 2017 la UIOE utilizaba la técnica del phishing para obtener passwords de cuentas de Facebook (enviar un correo electrónico disfrazado de una información de interés, que exige ingresar usuario y contraseña de redes sociales, y así apropiarse de esos antecedentes privados). Así se hizo el 22 de marzo de 2017 con la cuenta de la hermana de Jorge Huenchullán (dirigente de la comunidad de Temucuicui Autónoma).
Pocos días antes, Osses ya le hablaba a Marín sobre su relación con el “profesor” Álex Smith, y urgía porque la institución lo contratara. Estaba encandilado con las dotes informáticas que supuestamente poseía Smith. Lo alojó en su casa cuando la mujer del “profesor” lo echó luego de una noche de juerga con Osses. Eran amigos.
El 28 de marzo de 2017 el capitán Leonardo Osses le menciona por primera vez a Marín que interceptarán mensajes de whatsapp desde teléfonos de dirigentes mapuche. Ese día, Osses solicita “un teléfono con whatsap, chip prepago sin nombre asociado”. Smith aún no está contratado, pero algo le pagan. El 24 de abril Osses le señala a Marín: “El profe me planteo el tema que necesita $100.000 ya que no le han pagado de una pega en Conaf y está sin niuno”. La respuesta es positiva.
Entre los “blancos” a los que la UIOE supuestamente había intervenido su whatsapp está el líder mapuche Aucán Huilcamán, a quien dicen haberle interceptado chats con el Presidente de Bolivia, Evo Morales: “Hermano Aucan cuenta con mi apoyo y recursos” (22 de julio de 2017).
En sus chats, Osses le habla a Marín de un “contacto” al interior de Entel, quien les entregaría información sobre números telefónicos, propietarios y códigos.
El próximo hito en la investigación del montaje en la “Operación Huracán” tendrá lugar este jueves 25 de abril. Ese día serán reformalizados los imputados, entre los cuales no figura el general (r) Bruno Villalobos. Y en esa audiencia todos estos chats que han sido revelados por CIPER, en los que participan integrantes de la UIOE y en los que también intervino Villalobos, cobrarán vital importancia para definir el futuro de la causa.