LA INCREIBLE HISTORIA DEL REFUGIO IRLANDÉS DEL FABRICANTE DE iPHONE
Apple: documentos filtrados revelan cómo acumuló millonarias ganancias en paraíso fiscales
06.11.2017
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LA INCREIBLE HISTORIA DEL REFUGIO IRLANDÉS DEL FABRICANTE DE iPHONE
06.11.2017
Era mayo de 2013, y el jefe ejecutivo de Apple Inc., estaba enojado. Tim Cook debía sentarse ante el Subcomité Permanente de Investigaciones del Senado de Estados Unidos, el que había realizado un estudio sobre cómo Apple había evadido decenas de miles de millones de dólares en impuestos, transfiriendo los beneficios hacia subsidiarias irlandesas que el presidente del subcomité denominó «empresas fantasma».
«Nosotros pagamos todos los impuestos que debemos, cada dólar. No dependemos de trucos fiscales… No escondemos dinero en ninguna isla caribeña», declaró Cook.
Cinco meses después, Irlanda cedió a la presión internacional y anunció medidas enérgicas contra las empresas irlandesas que, como las filiales de Apple, afirmaban que casi la totalidad de sus ingresos no estaban sujetos a impuestos en Irlanda ni en ninguna otra parte del mundo.
Documentos recién filtrados arrojan luz sobre cómo el fabricante del iPhone respondió a estas medidas. A pesar del rechazo público del director ejecutivo Tim Cook a los paraísos isleños, fue precisamente a ellos a los que recurrió Apple cuando comenzó a buscar un nuevo refugio contra los impuestos.
Baker Mckenzie, asesores de Apple y uno de los bufetes de abogados más importantes del mundo radicados en Estados Unidos, sondearon a uno de los principales actores en el sector offshore: al bufete de abogados Appleby, especializado en la creación y administración de empresas en paraísos fiscales.
En un cuestionario que Baker Mckenzie envió en marzo de 2014, figuraban 14 preguntas para las oficinas de Appleby en las Islas Caimán, las Islas Vírgenes Británicas, Bermudas, la Isla de Man, Guernsey y Jersey.
Una de ellas decía: «Confirme que una empresa irlandesa pueda realizar actividades de administración… sin estar sujeta a tributación en el ámbito de su jurisdicción».
Apple también pidió garantías de que el clima político local seguiría siendo favorable: «¿Hay algún acontecimiento que sugiere que la ley puede cambiar de forma desfavorable en el futuro previsible?».
Al final, Apple se asentó en Jersey, una pequeña isla situada en el Canal de la Mancha que, como muchos de los paraísos caribeños, no cobra ningún impuesto sobre las ganancias corporativas a la mayoría de las empresas. Jersey iba a desempeñar un papel significativo en la recién configurada estructura fiscal irlandesa de Apple.
Bajo esta configuración, el fabricante de la Macbook ha podido seguir disfrutando de tasas ultra bajas de impuestos sobre la mayoría de sus ganancias y mantener fuera de Estados Unidos gran parte de sus ingresos en una montaña de US$252.000 millones de dinero offshore. Mientras tanto, la ofensiva del gobierno irlandés contra las “empresas fantasma” ha surtido poco efecto.
La verdadera historia de la cacería de islas de Apple, se encuentra entre las revelaciones que emergen de una nueva filtración de registros corporativos secretos que revela cómo Apple, Nike, Uber y otras corporaciones multinacionales, juegan el juego de los impuestos offshore. Y también, cómo los principales bufetes las ayudan a explotar las diferencias entre los distintos códigos tributarios del mundo.
Los documentos proceden de los archivos internos del bufete de abogados offshore Appleby Global y del proveedor de servicios corporativos Estera, dos empresas que funcionaban conjuntamente bajo el nombre de Appleby hasta que Estera se independizó en 2016. Los archivos muestran cómo Appleby y, posteriormente Estera, desempeñaron un papel menor en la creación de muchas estructuras fiscales transfronterizas.
El diario alemán Süddeutsche Zeitung obtuvo los registros y los compartió con el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) y sus medios asociados, incluyendo el New York Times y Univision en Estados Unidos, la australiana ABC, la BBC en el Reino Unido, Le Monde en Francia, CBC en Canadá y CIPER en Chile.
Estas revelaciones se producen en momentos en que la Casa Blanca y el Congreso de Estados Unidos están considerando reducir la tasa de impuestos federales sobre ingresos corporativos, bajándola de su techo actual del 35% al 20% o menos. El Presidente Donald Trump ha insistido en que las empresas estadounidenses están recibiendo un trato perjudicial con las actuales disposiciones fiscales.
Los documentos demuestran que, en realidad, muchas de las grandes empresas multinacionales estadounidenses pagan muy bajas tasas de impuestos, gracias en parte a las complejas estructuras empresariales que han establecido con la ayuda de una red mundial de asesores tributarios de élite.
En este sentido, Apple, marcha a la cabeza. A pesar de que casi todos los diseños y desarrollos de sus productos se llevan a cabo en Estados Unidos, el fabricante de iPhone ha reportado durante años que aproximadamente dos tercios de sus ganancias mundiales se obtuvieron en otros países, donde ha podido acceder a bajas tasas de impuestos.
Ahora, los documentos filtrados ayudan a entender cómo Apple llevó a cabo una silenciosa reestructuración de sus compañías irlandesas a fines de 2014, lo que le permitió seguir pagando impuestos a tasas bajas sobre la mayoría de sus ganancias globales.
Las multinacionales que transfieren activos intangibles a paraísos fiscales y adoptan otras agresivas estrategias de evasión están costando a los gobiernos de todo el mundo cerca de US$240.000 millones al año en ingresos fiscales, según un cálculo conservador hecho en 2015 por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
Los nuevos documentos revisados por ICIJ y medios asociados proporcionan una visión de la forma en que funcionan esas estrategias. Muestran los creativos métodos que las empresas de asesoramiento inventan en respuesta a los intentos por parte de los reguladores de tomar medidas enérgicas contra los refugios fiscales.
«Las empresas multinacionales estadounidenses son las grandes maestras a nivel mundial de los esquemas de evasión fiscal que agotan no sólo la recaudación de impuestos de Estados Unidos, sino la recaudación de impuestos de la mayoría de las grandes economías del mundo», dijo Edward Kleinbard, un ex abogado corporativo que ahora es profesor de derecho tributario en la Universidad del Sur de California.
La administración Trump y el Congreso de Estados Unidos están considerando la posibilidad de conceder una exención tributaria que les permitiría a las grandes multinacionales traer de vuelta a casa un estimado de US$2,6 billones que han guardado en filiales offshore, a una tasa impositiva mucho más baja.
Kleinbard dijo que la perspectiva de una gran exención tributaria corporativa «simplemente invita a las empresas a acelerar aún más su estrategia de evasión de impuestos, en previsión de nuevas reducciones temporales (tax holidays) en los años venideros. Y elimina la presión a favor de una reforma genuina».
Un vocero de Apple declinó responder una lista de preguntas acerca de la estrategia fiscal offshore de la compañía, salvo para decir que les informó a los reguladores en Estados Unidos, Irlanda y la Comisión Europea sobre su reorganización en el extranjero. «Los cambios que hicimos no redujeron nuestros pagos de impuestos en ningún país», dijo el portavoz.
Y añadió: «En Apple, seguimos las leyes, y si el sistema cambia, vamos a cumplir. Apoyamos firmemente los esfuerzos de la comunidad mundial hacia una amplia reforma tributaria internacional y un sistema mucho más simple, y continuaremos abogando por eso».
Al transferir tranquilamente marcas, patentes y otros activos intangibles a las compañías offshore, muchas otras empresas globales han podido reducir sus facturas de impuestos dramáticamente.
Los documentos filtrados muestran cómo los activos valiosos –incluidos los derechos a la marca Swoosh de Nike, la aplicación de transporte privado de Uber y las patentes medicinales que cubren todo, desde el Botox hasta los implantes mamarios–se le atribuyen a un bloque de oficinas de cinco pisos en Bermudas, ocupado por Appleby y Estera.
La propiedad de la base de datos de usuarios de Facebook y la plataforma tecnológica para la mayoría de los países fuera de Estados Unidos, con un valor de miles de millones de dólares, se maneja a través de empresas con direcciones igualmente modestas en Gran Caimán, utilizadas por Appleby y Estera. Y el rastro del dinero en Apple puede trazarse hasta un edificio utilizado por Appleby y Estera en Jersey, a unas 19 millas de las costas del norte de Francia.
Las direcciones compartidas por las dos empresas offshore en paraísos fiscales, han acogido a secretas compañías fantasma, enterradas profundamente dentro de la arquitectura corporativa de muchas de las grandes multinacionales. A pesar de las medidas adoptadas por los gobiernos para eliminar gradualmente estas lagunas, siguen siendo tan populares como siempre.
Gobiernos de todo el mundo han impugnado algunas de las estructuras tributarias que mantienen los clientes de Appleby y Estera, aunque no siempre con éxito. Hace un año, Nike obtuvo un triunfo sobre el Servicio de Impuestos Internos de Estados Unidos. Una disputa entre las autoridades fiscales estadounidenses y Facebook se sigue desarrollando en los tribunales. A Apple, mientras tanto, se le está persiguiendo por US$14.500 millones en impuestos atrasados irlandeses, después de que reguladores europeos dictaminaron que Irlanda había concedido una ayuda estatal ilegal al aprobar la estructura tributaria de Apple.
Los documentos filtrados ayudan a explicar cómo tres jurisdicciones pequeñas –Holanda, Irlanda y Bermudas– se han convertido en destinos para grandes corporaciones que buscan evitar los impuestos sobre sus ingresos en el extranjero. En conjunto, estos tres lugares representan menos de un tercio del 1% de la población mundial, pero concentraron el 35% de todos los beneficios que las multinacionales estadounidenses reportaron haber ganado en el extranjero el año pasado, según el análisis de Gabriel Zucman, un economista de la Universidad de California en Berkeley.
Durante más de tres décadas, las multinacionales estadounidenses se han vuelto más audaces, trasladando vastas porciones de beneficios hacia paraísos fiscales. Las preocupaciones acerca de sus tácticas fueron ignoradas hasta que las finanzas de los gobiernos de todo el mundo se vieron presionadas a raíz de la crisis financiera del año 2008. Comenzando el otoño de 2012, la cuestión llegó a un punto crítico en un revoltijo de investigaciones gubernamentales, redadas de inspectores fiscales, periodismo investigativo y promesas de reforma.
Para el momento en que el Subcomité de Investigaciones del Senado de Estados Unidos publicó 142 páginas de documentos y análisis para su audiencia pública sobre la evasión de impuestos de Apple, en mayo de 2013, todo el mundo ya estaba prestando atención. El subcomité descubrió que Apple les estaba atribuyendo miles de millones de dólares de sus ganancias cada año, a tres subsidiarias irlandesas que no declararon «residencia fiscal» en ninguna parte del mundo.
Bajo la ley irlandesa, la mayoría de las empresas constituidas en ese país están obligadas a pagar impuestos sobre sus beneficios locales. Pero si los directores pueden convencer a las autoridades fiscales de que una empresa está «administrada y controlada» en el extranjero, a menudo puede evitar todos, o casi todos, los impuestos irlandeses.
Durante más de dos décadas, los directores de las tres empresas irlandesas de Apple –incluyendo por muchos años a Tim Cook– hicieron justamente eso. Al dirigir estas filiales desde la sede del grupo en California, evitaron la residencia fiscal irlandesa.
Al mismo tiempo, los directores sabían que sus empresas irlandesas no calificarían para residencia fiscal en Estados Unidos, porque la ley tributaria estadounidense funciona de forma diferente. Bajo las regulaciones estadounidenses, una empresa tiene residencia fiscal en Estados Unidos solo si está constituida allí.
«Apple buscó el Santo Grial de la evasión fiscal: compañías offshore que afirman que, para efectos fiscales, no son residentes en ningún lugar de ninguna nación», dijo en la audiencia de 2013 el entonces senador Carl Levin (demócrata de Michigan), presidente del subcomité senatorial.
El entonces ministro de Finanzas de Irlanda, Michael Noonan, en un primer momento defendió las políticas de su país: «No quiero ser el chivo expiatorio para algún malentendido en una audiencia en el Congreso de Estados Unidos». Pero en octubre de 2013, en respuesta a la creciente presión internacional, anunció planes para exigirles a las empresas irlandesas que declararan residencia fiscal en algún lugar del mundo.
En ese momento, Apple había acumulado US$111.000 millones en efectivo, mantenidos casi en su totalidad por sus “empresas fantasmas” irlandesas fuera del alcance de las autoridades fiscales estadounidenses. Cada año, la pila de dinero crecía más y más a medida que miles de millones de dólares en ganancias se vertían en estas filiales de bajos impuestos.
Apple querían mantener las cosas de esa manera. Por lo que buscó alternativas para reemplazar los refugios fiscales que Irlanda pronto cerraría. Al mismo tiempo, el fabricante del iPhone deseaba que su interés en el mundo offshore se mantuviera en secreto.
Así lo explicó Cameron Adderley, director global de la división corporativa de Appleby, en un mensaje de correo electrónico a otros socios principales: «Para aquellos de ustedes que no lo saben, los [funcionarios] de Apple son extremadamente sensibles en cuanto a la publicidad… También esperan que el trabajo que se está realizando para ellos solo se discuta entre el personal que está autorizado a saberlo».
Para Appleby, explicó Adderley, ésta era «una tremenda oportunidad para brillar a nivel mundial con Baker Mckenzie».
El papel de Baker Mckenzie en la creación de estructuras offshore para las multinacionales, y luego defenderlas cuando fuesen impugnadas por los reguladores fiscales, es legendario. El bufete de abogados también ha participado en el lobby desplegado en contra de las propuestas para tomar medidas enérgicas contra la evasión de impuestos por parte de los gigantes de la tecnología. Tiene 5.000 abogados en 77 oficinas de todo el mundo. Sus ex socios incluyen a Christine Lagarde, la ex ministra francesa de Hacienda y ahora directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI).
A puertas cerradas, Apple decidió que su nueva estructura fiscal offshore debería, con la ayuda de Appleby (posteriormente Estera), usar Jersey, una de las islas refugio más grandes con fuertes vínculos con el sistema bancario del Reino Unido, donde las filiales irlandesas de Apple ya tenían cuentas. Jersey es una dependencia de la corona del Reino Unido, pero hace sus propias leyes, establece sus propias tasas impositivas y no está sujeta a la mayoría de las legislaciones de la Unión Europea, por lo que es un conocido paraíso fiscal.
A medida que avanzaban los planes de Apple de utilizar un paraíso isleño, surgía otro posible problema. A mediados de 2014, de nuevo bajo presión de otros gobiernos, los ministros irlandeses habían comenzado a explorar una prohibición de un refugio fiscal conocido como «doble irlandés»: una estrategia de evasión utilizada por decenas de empresas, incluyendo Google, Facebook, LinkedIn y otras compañías tecnológicas, así como empresas farmacéuticas como Abbott Laboratories.
El “doble irlandés” les permite a las empresas recaudar ganancias mediante una unidad irlandesa que realmente emplea personas en Irlanda, para luego enviar estas ganancias a una segunda filial irlandesa que afirma tener residencia fiscal en una isla de bajos impuestos, como las Bermudas, las Islas Caimán o la Isla de Man.
Estas enérgicas medidas podrían haber interferido con los nuevos planes de Apple en Jersey antes de que despegaran. Aunque estaba destinado a las estructuras de “doble irlandés”, el potencial cambio en la regulación les prohibiría a todas las compañías irlandesas alegar residencia fiscal en un paraíso fiscal.
Aunque el fabricante del iPhone no estaba en condiciones de protestar mucho, otros sí lo hicieron. Terilea Wielenga, radicada en California, y presidenta del Instituto de Ejecutivos de Impuestos, escribió al Ministro de Hacienda irlandés Michael Noonan en julio de 2014, advirtiéndole que la prohibición de las estructuras de “doble irlandés” «podría no ser prudente». Y si los ministros irlandeses insistían en avanzar, harían bien en incorporar «un importante período de transición».
Lo que su carta no dijo, pero que ahora muestran los documentos filtrados de Appleby, era que Wielenga estaba silenciosamente orquestando una prolongada estructura de “doble irlandés” con el fabricante de Botox, Allergan, empresa en la cual ella trabajaba en aquel momento como jefa de impuestos. Durante más de una década, la estructura ha enviado las ganancias obtenidas en Irlanda, donde Allergan tiene una fábrica de Botox, hacia Bermudas.
ICIJ intentó contactar a Wielenga por correo electrónico, pero no recibió respuesta. Allergan no respondió las preguntas específicas acerca de sus asuntos fiscales, pero dijo: «Allergan acata todas las leyes tributarias aplicables y las normas contables y paga todos los impuestos adeudados en todas las jurisdicciones donde realiza negocios».
Irlanda incluyó una generosa cláusula de protección para Allergan y otras multinacionales que utilizaban estructuras fiscales irlandesas. «Para las empresas existentes, se prevé un período de transición hasta fines de 2020», declaró Noonan el 14 de octubre de 2014.
Más precisamente, según reveló la letra pequeña de los documentos normativos, las disposiciones de protección se aplicarían no sólo a las compañías existentes cuando el ministro de Finanzas habló, sino también a cualquiera creada a fines de 2014.
Eso le dio a Apple el tiempo suficiente. Para inicios de 2015, ya había reestructurado sus asuntos en Irlanda, incluyendo la obtención de residencia fiscal en Jersey para Apple Sales International y Apple Operations International, dos de las tres “empresas fantasma” irlandesas mencionadas en la investigación del Senado de Estados Unidos un año antes.
Durante los cinco años previos, Apple Sales International había sido el mayor generador de ganancias de Apple, produciendo más de US$120.000 millones, cerca del 60% de los ingresos mundiales de Apple.
Mientras tanto, gran parte de esos beneficios se transferían como dividendos a Apple Operations International, descrita por Cook como «una empresa creada para proporcionar una forma eficaz de administrar el dinero de Apple».
Antes de su traslado a Jersey, las dos filiales habían desempeñado un papel importante ayudando a Apple a acumular y mantener US$137.000 millones en efectivo –casi todo procedente de ganancias no estadounidenses apenas gravadas por otros gobiernos del mundo.
Las últimas cifras indican que, desde la reorganización de Apple de sus empresas irlandesas, esta suma ha aumentado en un 84%, aunque Apple no confirma cuáles de sus filiales extranjeras poseen este efectivo.
En silencio, este montón de dinero ha convertido a Apple en uno de los mayores fondos de inversión del mundo. Sus reservas de efectivo offshore se han aprovechado en una cartera que incluye bonos corporativos, deuda pública y valores respaldados por hipotecas.
Apple no fue la única multinacional que se movilizó rápidamente para aprovechar una última oportunidad antes del inicio de 2015.
«A fines de 2014 se cierra una ventana de oportunidad», le explicaron los asesores de DLA Piper, el gran bufete de abogados estadounidense, a CitiXsys, un proveedor de software minorista con sede en Nueva York. DLA Piper estableció un calendario frenético de constituciones y traspasos de propiedad intelectual que debían aprobarse rápidamente antes del nuevo año para configurar un “doble irlandés”.
Como explicó DLA Piper, este arreglo «debe ser administrado y controlado en [una] jurisdicción de 0% o bajos impuestos, como la Isla de Man, donde se reconoce la mayor parte de los beneficios». De esa forma, toda la estructura «produce una muy baja tasa impositiva efectiva, aproximadamente del 5% al 7%».
ICIJ contactó a CitiXsys y otras multinacionales que aparecen en este artículo. CitiXsys no respondió y Uber declinó hacer comentarios al respecto. Nike, Facebook y Allergan declinaron responder preguntas, pero proporcionaron declaraciones generales señalando que cumplen plenamente las reglamentaciones fiscales en los países donde operan.
El bufete DLA Piper declinó comentar mientras que Baker Mckenzie dijo que no discute los asuntos de los clientes. Appleby declinó responder preguntas, pero publicó una declaración en su página web: «Somos un bufete de abogados offshore que asesora a los clientes sobre formas legítimas y legales para administrar sus negocios». Estera, la empresa de servicios corporativos que se separó de Appleby a principios de 2016, y continúa administrando muchas compañías offshore, declinó hacer comentarios.
Si bien la estructura ensamblada por CitiXsys se asemeja a las estructuras adoptadas por Facebook, Google y otros que usan el «doble irlandés», las reorganizadas empresas irlandesas de Apple parecen funcionar de manera muy diferente.
El fabricante de iPhone se negó a responder las preguntas de ICIJ sobre su nueva configuración, pero esta parece darle ahora un papel clave a otra de las filiales irlandesas de Apple: una compañía llamada Apple Operations Europe.
Junto con Apple Operations International y Apple Sales International, la corporación formó las tres empresas irlandesas -criticada por senadores estadounidenses en 2013 por ser «empresas fantasma»- sin residencia fiscal en alguna parte del mundo.
En 2015, el endurecimiento de las leyes irlandesas forzó a las tres sociedades a encontrar una nueva residencia fiscal. Y aunque las otras dos compañías irlandesas establecieron su residencia en Jersey, Apple Operations Europe se convirtió en residente fiscal de Irlanda, el país de su incorporación.
Un indicio en cuanto a por qué las multinacionales podrían querer tener filiales en Irlanda, puede encontrarse, una vez más, en el anuncio sobre el presupuesto del ministro de Finanzas irlandés Michael Noonan en 2014.
Mientras los titulares de los medios se centraban en su decisión de tomar medidas enérgicas contra los arreglos del “doble irlandés”, poca atención se prestó a otras medidas que no se mencionaron en su discurso sobre el presupuesto, pero que estaban contenidas en los documentos políticos que lo acompañaban. En particular, los planes para ampliar un ya generoso régimen fiscal para empresas que aportan bienes inmateriales a Irlanda.
El incentivo, conocido como asignación de capital, ofrecía a las compañías irlandesas grandes deducciones fiscales si gastaban el dinero comprando caras propiedades intangibles.
Importante para las multinacionales, sin embargo, era el hecho de que el beneficio también estaba disponible para una empresa irlandesa que comprara bienes intangibles de otra empresa dentro del mismo grupo.
El acuerdo fue especialmente atractivo para las multinacionales que estaban en posición de vender sus bienes inmateriales en Irlanda desde una filial en un paraíso fiscal, donde la ganancia de la venta no sería gravada.
En efecto, a pesar de que la venta interna no le costaría nada a la multinacional, tal medida podría producir enormes exenciones de impuestos en Irlanda.
Incluso antes de que Noonan endulzara los términos de este régimen fiscal, algunos expertos sugirieron que el mismo podría ser usado para lograr tasas de impuestos tan bajas como 2,5%.
Apple se negó a contestar preguntas sobre si ha aprovechado esta exención tributaria a través de la venta de ciertos derechos para utilizar sus bienes intangibles de Apple Sales International en Jersey a Apple Operations Europe, en Irlanda.
Lo que está claro, es que una gran cantidad de bienes inmateriales aterrizó bruscamente en Irlanda durante el período en que Apple reorganizó sus tres filiales irlandesas. De hecho, el producto interno bruto del país para el año 2015 aumentó en un increíble 26%, impulsado por cerca de US$270.000 millones de activos inmateriales que aparecieron de repente en las cuentas nacionales de Irlanda a inicios de ese año (más que todo el valor de la propiedad residencial en Irlanda).
El economista y premio Nobel Paul Krugman llamó el acontecimiento «economía de los duendes».
El ICIJ mostró los resultados de su investigación a J. Richard Harvey, profesor de derecho de la Universidad Villanova, y a Stephen Shay, profesor titular de la Facultad de Derecho de Harvard. En 2013, ambos testificaron ante un comité del Senado de Estados Unidos sobre la anterior estructura irlandesa de Apple. Los dos le dijeron al ICIJ que parecía probable que el fabricante de iPhone hubiera transferido activos intangibles a Irlanda.
«Si bien no está 100 por ciento claro cómo Apple ha reestructurado sus operaciones irlandesas, una gran posibilidad es que hayan transferido más de US$200.000 millones de activos intangibles valiosos… a una compañía residente en Irlanda, por ejemplo Apple Operations Europe», dijo Harvey.
Shay agregó: «Al usar los alivios impositivos aplicados a la propiedad intangible irlandesa, Apple probablemente pagará poco o ningún impuesto irlandés adicional sobre los ingresos de Apple Operations International en los años por venir».
El Departamento de Finanzas irlandés dijo a ICIJ: «El régimen irlandés para bienes de capital de activos inmateriales es similar en líneas generales a los regímenes disponibles en otros países y no confiere ningún beneficio adicional a las multinacionales». Sin embargo, en octubre de 2017, Irlanda revirtió los términos endulzados que Noonan había añadido a la exención tributaria tres años antes.
Apple dice que tras su reorganización paga más impuestos irlandeses que antes: «Los cambios que realizamos no redujeron nuestros pagos de impuestos en ningún país. De hecho, nuestros pagos a Irlanda aumentaron considerablemente y durante tres años (2014, 2015 y 2016] hemos pagado US$1.500 millones en impuestos allí (el 7% de todos los impuestos corporativos que se pagan en ese país»), señaló Apple en una declaración.
Pero el fabricante del iPhone todavía no dice cuántas ganancias obtiene a través de sus empresas irlandesas,lo cual hace imposible determinar si US$1.500 millones es una gran cantidad de impuestos a pagar en tres años.
Reuven Avi-Yonah, director del programa de impuestos internacionales en la Facultad de Derecho de la Universidad de Michigan, dijo que Apple estaba «decidida a no ser lastimada» cuando tuvo que abandonar su estructura irlandesa anterior. «Así es como esto suele funcionar: cierras un refugio fiscal y se abre algo más. Y así indefinidamente», dijo.
Jesse Drucker, reportero del New York Times, contribuyó a este artículo.
Traducción al español realizada por Univision Noticias para el resto de socios de ICIJ