DEJA CORRALITO DE $43 MIL MILLONES CON FÓRMULAS SIMILARES AL FRAUDE DE LA POLAR
Intervención de Cooperativa Financoop pone en jaque nuevo banco de Vicente Caruz
04.09.2017
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DEJA CORRALITO DE $43 MIL MILLONES CON FÓRMULAS SIMILARES AL FRAUDE DE LA POLAR
04.09.2017
Cuando el 14 de agosto pasado el Ministerio de Economía resolvió intervenir la Cooperativa Financoop, la cuarta más grande del país, la noticia no provocó mayor revuelo. A pesar de que la medida generó un “corralito” de $43 mil millones que hoy tiene a más de dos mil personas y sociedades con sus depósitos congelados y sin garantía de devolución. Lo que en ese momento no se supo, es que la decisión de la autoridad económica de bajarle la cortina a esa cooperativa, tuvo otro efecto financiero: puso en jaque al nuevo banco que el ex controlador del Banco del Desarrollo, Vicente Caruz, planeaba inaugurar a fines de este año.
“El objetivo es hacer un banco competitivo y, al mismo tiempo, con contenido social. Aunque seremos un banco distinto, vamos a competir con todo el sistema bancario”, anunció en julio de 2016 el empresario Vicente Caruz en el diario La Tercera. En la misma nota, fijó para fines de este año la apertura de su nueva entidad financiera. En paralelo, a través de la Cooperativa para el Desarrollo Financoop, de la que es socio, compraba participaciones en otras dos cooperativas y negociaba con otras entidades similares, paso necesario para hacer viable su nuevo banco.
Con sus más de 50 mil clientes, Financoop era la punta de lanza del proyecto bancario del grupo liderado por Caruz. Solo le faltaban la licencia y el capital inicial.
Creada en 2006 por Caruz -y sus socios de la Sociedad de Inversiones Norte Sur– Financoop no había hecho otra cosa que crecer en los últimos nueve años. Tanto, que en julio pasado ya era considerada la cuarta cooperativa más grande del país (por detrás de Coopeuch, Oriencoop y Capual), con créditos por $46.447 millones y depósitos por $44.460 millones. Además, tenía oficinas en cinco regiones y una red de acuerdos con cooperativas de todo el país que le permitía distribuir en otras 13 ciudades –desde Arica a Osorno- productos financieros, como créditos con aval del Estado o préstamos para pequeños empresarios.
Un deterioro patrimonial que pone en riesgo la viabilidad de la entidad, fue el argumento que esgrimió el Ministerio de Economía para decretar la intervención de Financoop. El 14 de agosto el 23 Juzgado Civil de Santiago decretó la paralización de la cooperativa, luego de que el Consejo de Defensa del Estado (CDE) se hiciera parte del proceso.
Financoop “incurrió en una irregular práctica contable respecto de su cartera crediticia, que trae como consecuencia que los resultados que presenta no reflejan la crítica situación económica que realmente tiene”, se lee en el libelo acusatorio del CDE. Y la acusó de haber implementado “una estrategia que impide evidenciar el problema real de los créditos impagos”, los que cuantificó en $13.645 millones.
El CDE solicitó al tribunal que decrete la disolución de la cooperativa, retenga sus bienes (oficinas y equipos avaluados en $293 millones) y sus inversiones financieras (otros $1.278 millones depositados en al menos cinco bancos) y le prohíba celebrar cualquier tipo de contrato. También le pidió nombrar un interventor.
La versión de los ejecutivos de Financoop es distinta. En conversación con CIPER, dos de ellos, que pidieron reserva de su identidad, afirmaron que el 28 de mayo pasado se había alcanzado un preacuerdo con el gobierno para revertir la situación. Ello se haría mediante la creación de una fundación -al alero de Financoop- que recibiría todos los créditos malos, limpiando así los balances de la institución. Esta fórmula de separar los pasivos contaminados es la misma que usó la banca chilena durante las crisis del ‘82 para seguir operando.
Los mismos ejecutivos de Financoop dijeron a CIPER que ese acuerdo fue ratificado el 2 de mayo, cuando ofrecieron al gobierno un plan de capitalización por US$2 millones, con el compromiso de reinvertir las utilidades durante los próximos años. Y que incluso le plantearon acogerse a la Ley de Quiebras y reorganizarlo todo.
Eso fue exactamente lo que hicieron los controladores de Financoop en estos últimos días. El interventor nombrado por el tribunal, Juan Manuel Valenzuela, llevaba apenas unas horas apersonado en las oficinas de la cooperativa, cuando los accionistas de Financoop acudieron al 30 Juzgado Civil de Santiago para intentar acogerse a la Ley de Quiebras y así evitar su disolución. La jugada de los dueños de Financoop generó una compleja situación legal que dejó en una difícil situación al Ministerio de Economía, aún bajo la conducción de Luis Felipe Céspedes.
-La Cooperativa (Financoop) quiere burlar las acciones judiciales ya iniciadas mediante el proceso de reorganización –fue la opinión entregada por abogados del CDE a CIPER.
Ese no fue el único movimiento estratégico realizado por los controladores de la cooperativa intervenida. El jueves 24 de agosto, su abogado Rodrigo Zegers, solicitó al 23 Juzgado Civil que se oficie al CDE para que ponga a disposición del tribunal el currículum vitae y los antecedentes que tuvo en cuenta al proponer como interventor al abogado Valenzuela. En el oficio, afirman que Valenzuela tiene vínculos laborales y de amistad con el jefe del área de fiscalización y supervisión de la División de Asociatividad y Economía Social del Ministerio de Economía, Zoran Ostoic.
Así, Financoop y el Ministerio de Economía están enfrentados a tres bandas en tribunales. En el 29 Juzgado Civil de Santiago se discute si la cooperativa debe entregar o no la nómina de depositantes -como lo ha pedido el gobierno desde el 10 de abril- “con el fin de proteger los depósitos de los ahorrantes”, según dijo a CIPER la subsecretaria de Economía, Natalia Piergentili. Mientras que en el 23 Juzgado se tramita la disolución de la cooperativa y en el 30 Juzgado, la decisión de acoger o no la quiebra.
Si el tribunal decide disolver Financoop, la cooperativa será liquidada; pero si acepta su reorganización, ésta podría seguir operando. Para el proyecto bancario de Caruz, la primera salida sería la sepultura. Además de los US$30 millones de capital mínimo inicial que hay que documentar para abrir un banco en Chile, la Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras (SBIF) califica la reputación de los dueños, con especial atención en que no hayan estado involucrados en escándalos financieros, antes de aprobar una solicitud.
En 2007, Vicente Caruz y sus socios de Inversiones Norte Sur vendieron en US$1.170 millones el Banco del Desarrollo a los canadienses de Scotiabank. El mercado esperaba su retorno al negocio en cualquier momento. Durante 25 años, el empresario fue la cara pública del Banco del Desarrollo, primero como su gerente general y después como su presidente. Su participación en el sistema financiero, su cercanía con la Democracia Cristiana y la Iglesia Católica, uno de sus grandes clientes, lo convirtieron en un personaje influyente en esa industria.
Hasta antes de su caída, Financoop era la envidia del sector. La cooperativa tenía oficinas modernas, su personal era mayoritariamente universitario y su agresiva estrategia comercial denotaba la llegada de un actor más competitivo a un sector caracterizado por un estilo tradicional y reposado de hacer negocios.
Cuando comenzaron los primeras señales de que Financoop estaba en problemas, varios ejecutivos del rubro se los atribuyeron a la audacia de la cooperativa. Otros, a dos dictámenes de la Contraloría General de la República que fueron una verdadera desgracia para el sector. Entre 2009 y 2010 los montos que las cooperativas podían descontar por planilla de los créditos entregados a sus afiliados, bajaron desde un 40% hasta el 15% para el sector público, y hasta 25% en los privados y las Fuerzas Armadas. Hasta 2010, el 60% de los clientes de Financoop trabajaba para el Estado.
El dictamen de Contraloría obligó a todo el sector a ingeniar nuevas fórmulas para diferir el impacto de las nuevas normas. De haberlo hecho de golpe varias cooperativas habrían desaparecido.
Pero los problemas de Financoop no se originaron en el cambio de las reglas. Había desorden y cuentas poco claras. Un informe sobre el estado de la cartera de créditos, emitido en mayo de este año por el experto Sergio Álvarez, responsabiliza a la administración de la cooperativa de haber creado subsegmentos de la cartera para ir trasladando los préstamos impagos “de modo de no reflejar el riesgo efectivo de ellas”.
En el documento de 28 páginas, el experto da cuenta de situaciones irregulares, como calificar de “vigentes” a créditos que nunca pudieron ser cobrados. Tampoco había información fidedigna de un sector de la cartera de clientes y las cuotas pagadas con cheques protestados fueron contabilizadas como canceladas. Nadie persiguió la recuperación de ese dinero. Financoop, dice en su informe Sergio Álvarez, ni siquiera contaba con un software básico “similar al de las empresas del ramo”, para registrar como se debe, las operaciones y las alertas de cobro.
El experto concluyó que, de los $13.645 millones de créditos con problemas, que equivalen al 30,9% de todos los préstamos otorgados por Financoop, en el mejor de los casos se podrían recuperar $8.073 millones y $4.142 millones en el peor escenario.
“El origen de la cartera con deterioro es en general de una antigüedad mayor a tres años y ella se incubó en sistemas de información poco robustos, insuficientes controles internos y debilidades en la gestión que han permanecido a lo largo del tiempo”, describió el experto.
Todas las irregularidades descritas recuerdan el millonario monto de los créditos incobrables que los ejecutivos de La Polar siguieron registrando por años como “activos por cobrar” y que provocaron en 2011 el estallido de uno de los mayores fraudes financieros del país.
-Se revisó exhaustivamente desde 2010 hasta 2017, y se encontró que entre 2013 y 2014 ya existían señales de una mala práctica en lo referente a la clasificación de los créditos y/o préstamos, y por ende de las provisiones. Se les solicitó rectificar, lo que se hizo efectivo. Pero es solo hasta el año 2017 que se encuentra claramente un deterioro de la cartera de Financoop –explicó a CIPER la subsecretaria de Economía, Natalia Piergentili.
Abril de 2016 fue clave para Financoop. El 21 de ese mes, ingresaron a su consejo Daniel Albarrán (ex gerente general del Banco de Desarrollo y ex subsecretario de Pesca), Ernesto Livacic (ex superintendente de Bancos) y Richard Muñoz (consultor). Los tres se sumaron a Sergio Fernández (ex diputado DC), Hugo Trivelli (ex presidente de EFE), Carlos Mladinic (ex ministro de Agricultura) y Juan Carlos Accorsi. Todos ex socios o ejecutivos ligados a Norte Sur, al mismo Caruz y/o a la Democracia Cristiana.
A esa fecha, además, se había producido un distanciamiento entre Caruz y sus socios de Norte Sur, lo que se tradujo en la salida de esa sociedad de Financoop. Su participación fue comprada en unos $400 millones por la francesa SIDI, una sociedad de inversión de la ONG Comité Católico contra el Hambre y para el Desarrollo.
En Financoop, SIDI actuaba en bloque junto a Caruz. Con los votos de esa entidad, Accorsi y Mladinic obtuvieron sus asientos en el consejo.
Aunque la ley prohíbe que una misma persona o grupo maneje más del 10% de la propiedad de una cooperativa, en la práctica, Financoop era dirigida por los ex dueños del Banco de Desarrollo. Junto a los franceses y otros pequeños minoritarios controlaban en torno al 40% de la institución. El otro 60% está en manos de 50 mil socios de la cooperativa, la mayoría pasivos. Hay que recordar que cuando una persona pide por primera vez un crédito a una cooperativa debe hacerse socio de ésta comprando una o más cuotas, por lo que la mayor parte de los “asociados” no ejerce derechos por su participación.
-En abril de este año, parte del directorio de Financoop, que estaba recién asumiendo, comentó a la división que detectaron un criterio de provisionamiento que les parecía irregular. Por ello, solicitaron una auditoría externa. Esto nos alertó de que el informe de auditoría que teníamos respecto del cierre del año anterior (2016) no reflejaba la verdadera situación de la cooperativa y nos hizo solicitar información -mediante oficio- para verificar la veracidad de la información recibida. Se solicitó, entre otros antecedentes, la remisión de los archivos contables y monto de las provisiones asociadas a cada crédito, además del archivo de captaciones y la cuenta de capital de cada socio –señaló a CIPER, la subsecretaria Piergentili.
El 7 de abril de 2017, Livacic y Albarrán llegaron hasta las oficinas del Ministerio de Economía para reunirse con Zoran Ostoic; la jefa de la división de empresas de menor tamaño, Alejandra Dagnino; y el coordinador de los asesores del ministerio, Juan Cristóbal Marshall. Dijeron que iban a informar de los problemas. En ese encuentro también participaron dos funcionarios de la SBIF, pese a que por tener un patrimonio inferior a UF 400.000 (US$ 16,4 millones), Financoop es fiscalizada por el Departamento de Cooperativas y no por la Superintendencia de Bancos.
Según relatan en Financoop, luego de esa reunión siguieron comunicándose con la autoridad e incluso se habla de un encuentro informal el sábado 8 de abril entre miembros del Consejo de Administración de Financoop y Ostoic en un café de Ñuñoa. Allí los directivos de la cooperativa habrían informado al funcionario de la Decoop -–ex jefe de gabinete de la alcaldesa Carolina Tohá en Santiago- sobre el plan de la administración para fortalecer a la cooperativa.
-La información recibida el 18 de abril fue insuficiente para analizar la cartera de colocaciones, fundamentalmente por la falta de información respecto de las provisiones -reiteró la subsecretaria Piergentili a CIPER.
Unos días después, el 28 de abril, la nueva administración de la cooperativa decidió despedir al entonces gerente general, Patricio Riquelme, argumentando “falta de probidad e incumplimiento grave de las obligaciones emanadas del contrato de trabajo”, según se lee en el escrito de Financoop en el que solicita levantar las medidas prejudiciales.
El 15 de mayo de 2017, el Consejo de Financoop decidió rechazar el balance de 2016 y contrató al economista de la Universidad de Chile y ex gerente general de la Asociación de Bancos, Alejandro Alarcón, para que emitiera una opinión sobre el plan de fortalecimiento, el que consideraba un aumento de capital de US$2 millones.
-Entre el 6 y el 7 de julio de 2017 se realizó una fiscalización in situ donde se revisaron diversas materias contables, en especial la cartera de créditos y materias legales, tras lo cual, y el posterior análisis de la información, se pudo conocer el alcance del problema patrimonial de Financoop. Antes de eso, y con las consecutivas prórrogas y entregas no satisfactorias de material, no había información concluyente para evitar que la cooperativa siguiera operando con normalidad -explica Piergentili.
La decisión de bajarle la cortina a Financoop –reiteró la subsecretaria de Economía-, se debió a la ausencia de información y a la “imposibilidad de determinar con certeza su daño patrimonial”.
Tras la decisión del 23 Juzgado de decretar una serie de medidas prejudiciales precautorias en contra de Financoop, $43.206 millones quedaron retenidos a la espera de las próximas decisiones. Es un “corralito” que afecta a 2.174 clientes, de los cuales más de la mitad corresponde a personas naturales que tenían depósitos a plazo entre $500 mil y $10 millones. El resto, son ahorrantes entre $10 millones y $120 millones, divididos entre personas y sociedades de diverso tipo.
Las atractivas tasas de interés -40% más altas que el promedio de la banca- actuaron como un poderoso imán para los inversionistas que confiaron en esa cooperativa. La mayoría de ellos no aquilató el riesgo que implica confiar su dinero a una entidad que no cuenta con la garantía estatal a los depósitos.
Lo grave es que la cartera de Financoop la componen mayoritariamente trabajadores y jubilados de casi 200 instituciones (sindicatos y asociaciones de diversas áreas de la economía), quienes por ahora tienen sus ahorros inmovilizados.
Entre los afectados también figuran otras cinco cooperativas que mantenían parte de sus ahorros en la entidad: Andescoop (Los Andes), Bansur (Osorno), Islacoop (Isla de Maipo), Mujercoop (Santiago) y Santa Inés (Viña del Mar). En total, las cinco registran depósitos a plazo por unos $1.770 millones que ahora también están inmovilizados.
“Esta invitación, en el caso de las Cooperativas de Ahorro y Crédito (CACs), tiene dos dimensiones. La primera, es invitarlas a unirse como parte de los emprendedores nacionales que sumen sus esfuerzos de capital para dar vida a esta entidad, en una forma y modalidad que se ajuste a la ley y la normativa. La segunda invitación a las CACs, es a generar una red de alianzas con BDS, que de origen a una relación virtuosa”, dice la carta que entre fines de 2016 y hasta hace algunas semanas recibieron varias cooperativas del país y a la que tuvo acceso CIPER.
La firma el gerente del Proyecto BDS o Banco del Desarrollo Social, Ernesto Livacic, quien además es miembro del consejo directivo de Financoop. En paralelo a la carta, Livacic se reunió con ejecutivos de cooperativas, ofreciéndoles participar en el proyecto del nuevo banco. En concreto, les propuso convertirse en accionistas de la nueva entidad, a través de la entrega de recursos, a cambio del acceso a productos financieros tan atractivos para este segmento, como tarjetas de crédito e hipotecas, entre otras alternativas de financiamiento.
Según recogió CIPER entre los representantes de las cooperativas que recibieron a Livacic, la propuesta consistía en replicar el modelo de corresponsalías bancarias: ellas pondrían a sus clientes y sucursales a disposición del BDS y cobrarían una comisión por servicios y todo lo que permita la norma. BDS pretendía aprovechar el atractivo mercado que atienden las cooperativas: 1,7 millón de personas según cifras del Ministerio de Economía. Un pilar de clientes para cualquier banco que está partiendo.
Todas las cooperativas que mostraron interés en el nuevo banco (BDS) impulsado por los controladores de Financoop, recibieron además de la carta formal de invitación un Memorándum de Entendimiento (MoU), que no consideraba compromisos de inversión pero sí, un extenso párrafo con exigencias de confidencialidad. Se esperaba, que las conversaciones culminaran “con la conformación de una alianza formal durante el primer semestre de 2017. En paralelo, estamos trabajando para solicitar en esa fecha la solicitud de licencia bancaria a las autoridades”.
En ese documento (MoU), se informa que el proyecto del BDS es propiedad de la sociedad Desarrollo y Redes, vehículo de inversión que en 2014 crearon Vicente Caruz y sus ex socios del Banco del Desarrollo.
Al momento de la intervención de Financoop (14 de agosto), Caruz ya contaba con el visto bueno de dos cooperativas: Bansur y Concredicoop. Para concretar el negocio, Caruz ingresó a ambas como socio durante 2016.
En Bansur, cooperativa con base en Osorno, el empresario ocupa un puesto en su consejo gracias a la participación del 4% que compró como persona natural. A Concredicoop, cooperativa de la Región Metropolitana, ingresó Financoop también en 2016, pagando $190 millones por su participación (4%). El 24 de marzo de este año, esa cooperativa vendió parte de su cartera de créditos por un monto de $1.591 millones, la que también presentaba problemas.
El 25 de abril pasado, desde el Ministerio de Economía, Zoran Ostoic preguntó por oficio a Financoop las razones de su inversión en Credicoop. “Esto se fundamenta en la esencia de las cooperativas”, fue la respuesta de sus ejecutivos.
-No se estaba en conocimiento del proyecto del banco de Financoop, considerando, además, que la constitución de bancos no es algo que corresponda a la DAES -afirmó a CIPER la subsecretaria Piergentili.