JAVIER VALDEZ (1967-2017) OTRA VÍCTIMA DE LA NARCO-CORRUPCIÓN
Prensa mundial se moviliza por asesinato de reconocido periodista mexicano
16.05.2017
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JAVIER VALDEZ (1967-2017) OTRA VÍCTIMA DE LA NARCO-CORRUPCIÓN
16.05.2017
“Guardar silencio en mi caso es un acto de cobardía, complicidad y de muerte y yo ni soy cómplice ni soy cobarde… tampoco me considero valiente, pero tampoco estoy muerto”.
Así respondió frente a las cámaras en 2013 el reconocido periodista mexicano Javier Valdez Cárdenas, consultado sobre la libertad de prensa y la situación de violencia en su país.
Valdez (50 años), casado y padre de una hija, ahora está muerto. El lunes 15 de mayo, a plena luz del día, fue asesinado a tiros en Culiacán, Sinaloa, a pocos metros de Ríodoce, el semanario que él mismo fundó y desde el que denunció las atrocidades del narco y los carteles de la droga.
“Le dispararon en 12 ocasiones con dos armas distintas. Quien ordenó el crimen pidió a los sicarios que se aseguraran del objetivo (…) No tenemos ninguna duda: el origen de crimen de Javier Valdez está en su trabajo periodístico relacionado con los temas del narcotráfico. No sabemos de qué parte, de qué familia, de qué organización provino la orden. Pero fueron ellos”, se señala en un emotivo editorial titulado “Nos pegaron en el corazón” y publicado por Ríodoce el día de ayer.
El homicidio de Javier Valdez Cárdenas, el sexto asesinato de un periodista en lo que va del año en México, ha causado gran impacto en su país y en varios otros de la región. También se espera que marque un punto de inflexión en la impunidad de la que han gozado los sicarios detrás de estos asesinatos y la desidia del gobierno al momento de hacer justicia.
“En México se mata a periodistas porque se puede, porque no pasa nada”, fue lo que difundió vía redes sociales el medio Animal Político. Al menos una decena de medios digitales de comunicación mexicanos se sumaron a un paro de labores hoy martes 16 de mayo y varios periodistas del norte de Sinaloa se congregaron en las calles de la ciudad para protestar por el asesinato del reconocido periodista.
Valdez fue corresponsal en Sinaloa del diario La Jornada y también de la agencia France Presse. En 2011 recibió el Premio María Moors Cabot que entrega la Universidad de Columbia por la excelencia en el periodismo en las Américas. Ese año también obtuvo el Premio Internacional a la Libertad de Prensa, otorgado por el Comité para la Protección de Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés).
En un comunicado emitido a pocas horas de la muerte de Valdez, la CPJ hizo un llamado a la Fiscalía Especial para la Atención de los Delitos Cometidos contra la Libertad de Expresión de México a investigar con celeridad el asesinato del periodista y enjuiciar a los responsables. También advirtieron que “pese a que las autoridades han designado un fiscal especial para la investigación de delitos contra la libertad de expresión y han establecido un mecanismo de protección de periodistas, la falta de voluntad política para acabar con la impunidad convierte a México en uno de los países más peligrosos del mundo para el ejercicio de periodismo” (vea una nota del diario La Jornada sobre el comunicado de CPJ).
En el discurso de entrega en Nueva York del galardón con que el CPJ premió su labor periodística en 2011, Valdez señaló:
“En Culiacán, Sinaloa, México, es un peligro estar vivo y hacer periodismo es caminar sobre una invisible línea marcada por los malos que están en el narcotráfico y en el gobierno. Un piso filoso y lleno de explosivos. Esto se vive en casi todo el país, uno debe cuidarse de todo y de todos. Y no parece haber opciones ni salvación, y muchas veces no hay a quién acudir” (ver video aquí).
Paralelamente a su valiente y ardua labor como reportero, Valdez fue escritor prolífico. Durante su carrera como periodista publicó siete libros entre los que destacan, Miss Narco(2007); Malayerba (2010); Los Morros del Narco: Historias reales de niños y jóvenes en el narcotráfico (2011); y Narcoperiodismo: La prensa en medio del crimen y la denuncia (2016).
En el prólogo de Malayerba, una recopilación de sus crónicas en Ríodoce (prologado por Carlos Monsivais), el editor del libro –Antonio Ramos Revillas- advierte a los lectores: “Las crónicas que a continuación vas a leer son una premonición. La premonición de lo que podemos llegar a ser como sociedad si dejamos que los carteles de la droga continúen con su festín de balas y coca”.
Seis años después de la publicación de ese libro, la premonición se convirtió en una amenaza que se cierne sobre todos los países de América Latina.
El último informe especial del Comité para la Protección de los Periodistas determinó que en la década 2006-2016, 21 periodistas mexicanos fueron asesinados por las investigaciones que llevaban a cabo sobre narcotráfico y corrupción política.
De acuerdo con una nota publicada por Univisión tras el crimen de Javier Valdez, esta estadística pone a México en el sexto lugar del Índice Global de Impunidad, que se elabora a partir del número de asesinatos de periodistas en los que no se juzga a los culpables. “Conteos alternativos, como el de la organización de protección a los periodistas Artículo 19, han registrado 103 reporteros asesinados en los últimos 17 años (en México)”, señala la misma nota de Univisión.
Cifras de ese calibre son las que difundió la cadena británica BBC tras conocerse al ataque a Javier Valdez: “México es el tercer país donde más periodistas son asesinados: 105 desde 2000 (sólo Siria y Afganistán son más peligrosos para la prensa), y Valdez era el de mayor perfil y el más conocido a nivel internacional”.
Las escalofriantes cifras de esta estadística negra se han elevado al tope en 2017. En efecto, en lo que va de este año la violencia contra los periodistas ha quebrado todos los registros anuales anteriores: con la muerte de Valdez ya suman seis los profesionales acribillados en los primeros cinco meses de 2017 (vea la nota publicada por CIPER a fines de marzo sobre el asesinato de la reportera Miroslava Breach).
El citado informe de CPJ concluye que uno de los factores que provoca la desprotección en que se desarrolla el trabajo periodístico es la indolencia de las autoridades mexicanas para poner fin a la impunidad con que actúan grupos criminales y funcionarios corruptos para acallar a la prensa. En los distintos foros internacionales, los representantes del gobierno de México insisten en que la institucionalidad de su país no está bajo el acecho del narco ni de la corrupción, lo que se traduce en la ausencia de políticas internas efectivas para combatir la creciente violencia contra los periodistas.
El propio Javier Valdez se había referido en varias ocasiones a la trenza entre narcotraficantes y autoridades corruptas que amenaza al trabajo de la prensa:
“Ser periodista en Culiacán es complicado. Como pasa en esta sociedad, una sociedad enferma coludida con el crimen, todo mundo tiene contactos con criminales, con sicarios, con capos, policías corruptos, entonces cualquier nota periodística de denuncia, de crítica, donde los políticos no se ven bien parados puede ser motivo de una represalia”, aseguró a Univisión Noticias en 2012.
Insistió en el mismo punto en una entrevista concedida al diario La Jornada en 2016, tras la publicación de Con una granada en la boca, su último libro:
«No hablamos solo de narcotráfico, una de nuestras acechanzas más feroces. Hablamos también de cómo nos acecha el gobierno. De cómo vivimos en una redacción infiltrada por el narco, al lado de algún compañero en quien no puedes confiar porque quizá sea el que pasa informes al gobierno o los delincuentes«.
En 2015 Javier Valdez abrió una veta periodística, distinta a las investigaciones sobre corrupción, que volcó la mirada del periodismo hacia las víctimas de la guerra contra el narcotráfico. Lo hizo con la publicación de su libro Huérfanos del narco, que prestó voz a los hijos de policías, periodistas, empresarios, obreros y comerciantes, desaparecidos o ejecutados por bandas criminales.
En una entrevista publicada por Aristegui Noticias, de la reconocida periodista mexicana Carmen Aristegui, Valdez explicó que su libro buscaba poner luz sobre las desapariciones de personas, un tema que el gobierno mantiene invisibilizado:
“(A las desapariciones) no le hemos dado la importancia, ni hemos medido la tragedia, ni mi libro ni los mejores textos cuentan lo que está pasando en este país. Pero, ¡por favor!, estamos hablando de los niños huérfanos de este país, de la pérdida de un mañana (…). De 10 desaparecidos en el mandato de (Enrique) Peña Nieto, uno es un niño, el 10%. Estamos hablando de cerca de 30 mil desaparecidos en los años recientes, incluyendo el mandato de Peña Nieto”.