COMO INTERMEDIARIO PARA APERTURA EN ISLAS VIRGENES ACTUÓ EL BUFETE CHILENO PRIETO y CÍA
“The Panama Papers”: las sociedades que Mossack Fonseca creó para los protagonistas del “Caso Chispas”
09.05.2016
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COMO INTERMEDIARIO PARA APERTURA EN ISLAS VIRGENES ACTUÓ EL BUFETE CHILENO PRIETO y CÍA
09.05.2016
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Aunque han pasado casi 20 años, la millonaria operación de venta de Enersis a Endesa España a fines de los ’90, quedó grabada en la memoria colectiva como uno de los mayores escándalos financieros ocurridosen Chile. A mediados de 1997, siete altos ejecutivos de la chilena Enersis, encabezados por José Yuraszeck Troncoso, negociaron el ingreso de Endesa España a la propiedad de la eléctrica acordando una serie de contratos que beneficiaban con millonarios dividendos a este grupo –conocido como los “gestores clave”–, en desmedro del resto de los accionistas y de los intereses de la compañía.
“El negocio del Siglo”, como fue tildada la operación, dio pie para la promulgación de la Ley de OPAs (Ofertas Públicas de Adquisición de Acciones), la que introdujo nuevas regulaciones al mercado en materia de transparencia. También ha llenado innumerables páginas de la prensa nacional y ha sido objeto de múltiples estudios sobre gobierno y regulación corporativa. Pero algunas preguntas aún siguen dando vuelta.
Una de ellas es cómo los “gestores clave” administraron los cuantiosos fondos que recibieron una vez que saldaron la venta de sus acciones en Enersis. Casi dos décadas después, los más de 11 millones de archivos del bufete panameño de abogados Mossack Fonseca, filtrados al diario alemán Süddeutsche Zeitung y compartidos por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) con CIPER y un centenar de medios, podrían entregar algunas luces al respecto.
Un puñado de esos archivos permite conocer, paso a paso, las hasta hoy desconocidas gestiones de José Yuraszeck y sus socios, para comprar simultáneamente siete sociedades offshore en el mismo paraíso fiscal: las Islas Vírgenes Británicas. Y esas gestiones se hicieron justo en momentos en que los “gestores clave” llevaban adelante las negociaciones paralelas con Endesa. Todas las sociedades offshore se constituyeron entre la última semana de agosto y las primeras de septiembre de 1997, cuando aún el directorio de Enersis no había sido informado sobre los acuerdos secretos que Yuraszeck había concretado, luego de haberlo mandatado a fines de julio para acordar una “alianza estratégica” con Endesa España.
En esta desconocida maniobra, el grupo liderado por Yuraszeck y conformado por los ex ejecutivos de Enersis Luis Mackenna Echaurren, Marcos Zylberberg Klos, Marcelo Brito León, Arsenio Molina Alcalde, Eduardo Gardella Brusco y Alfonso Torrealba Ugarte, contó con un facilitador clave: el estudio jurídico Prieto y Cía., fundado en 1977 por el reconocido abogado –y consejero legal de ICARE–, Patricio Prieto Sánchez.
Todos los “gestores clave” –a excepción de Luis Fernando Mackenna– abrieron con solo días de diferencia sociedades offshore con Mossack Fonseca, asistidos por el staff de abogados de Prieto y Cía., las que quedaron registradas en el mismo domicilio: calle 24 de Castro, Road Town, Tórtola, Islas Vírgenes Británicas.
A poco de estallar el escándalo, luego de conocerse las favorables condiciones de venta que los ejecutivos habían pactado con Endesa en beneficio propio, las sociedades offshore ya se encontraban operativas, la mayoría contaba con cuentas corrientes en el Republic National Bank of New York de Suiza (adquirido en 1999 por el Banco HSBC) y realizaban importantes movimientos financieros: entre noviembre de 1997 y abril de 1998, se instruyeron aumentos de capital para esas siete sociedades que en conjunto sumaron US$86,5 millones ($38 mil millones de la época).
A mediados de 1997 los protagonistas de esta polémica negociación, por la que años después serían sancionados por la Corte Suprema con millonarias multas, comenzaron a manejar los hilos de sus finanzas con sociedades registradas a miles de kilómetros de Chile.
El 30 de julio de 1997 el directorio de Enersis –ex Chilectra Metropolitana, privatizada en 1987– aprobó iniciar las negociaciones para sellar una “alianza estratégica” con Endesa España, a objeto de que la empresa chilena iniciara una nueva etapa de expansión en el sector eléctrico en Sudamérica. Se acordó que fuera el entonces gerente general y accionista de Enersis, José Yuraszeck, el encargado de representar a la empresa en esa trascendental negociación.
Recién el 10 de octubre de 1997 –y luego de dos reuniones de directorio de la eléctrica chilena en las que, según acusó la Superintendencia de Valores y Seguros (SVS), nunca se informó de la magnitud de la negociación en curso– los directores de Enersis se habrían enterado de que las negociaciones iniciadas hacía más de dos meses por su gerente general, habían ido mucho más lejos de lo pactado.
Además de suscribir el 2 de agosto de 1997 el contrato de “alianza estratégica” con Endesa España, Yuraszeck había cerrado una serie de acuerdos paralelos de compraventa por las acciones serie B de las Sociedades Chispas,controladoras del 29% de Enersis.
Las acciones B solo representaban el 0,06% de la propiedad de las Chispas y estaban en manos de Yuraszeck y otros seis altos funcionarios de Enersis, “los gestores clave”: Luis Fernando Mackenna; Marcos Zylberberg; Marcelo Brito; Arsenio Molina; Eduardo Gardella; y Alfonso Torrealba (además tenían el 20% de las acciones de la serie A). Este grupo de “gestores clave”, tras una exitosa gestión de siete años (1990-1997) había logrado aumentar el valor de mercado de Enersis de US$517 millones a US$4.951 millones.
Pese a la baja participación accionaria que detentaban, los “gestores clave” manejaban la compañía a través de un esquema de control que les otorgaba “poder político” en el directorio de Enersis y eso era lo que mayormente seducía a los ejecutivos de Endesa España, interesados en controlar la eléctrica chilena. Para ello, una vez resuelta la operación, mantendrían a los ejecutivos en sus puestos directivos, bajo el compromiso de que éstos favorecerían el traspaso gradual a la transnacional española del control que detentaban en la empresa.
Fue esa la base del acuerdo entre el grupo de Yuraszeck y Endesa, por el cual la española acordó pagar US$500 millones por las acciones serie B (distribuidos en dos pagos por el 51% y 49% de las acciones) y solo US$1.000 millones por las A, pese a que los tenedores de estas últimas representaban casi la totalidad de la propiedad de Enersis (el 99,94% restante).
El 22 de octubre, a los pocos días de que la junta de accionistas de Enersis se enterara de las negociaciones sostenidas por los “gestores clave”, el directorio tomó la decisión de cesar en sus funciones a Yuraszeck por considerar que se había extralimitado en los poderes otorgados para la celebración del acuerdo.
El plan de los “gestores clave” se aguó, lo que forzó a una venta acelerada del paquete global de acciones serie B en cerca de US$250 millones. Según un artículo de El Mercurio de julio de 2005, US$66,1 millones de las ganancias de la operación de venta de las acciones quedaron en manos de Yuraszeck, US$39,7 millones fueron para Zylberberg; US$19,9 millones para Mackenna; US$26,5 millones para Molina; US$33,1 millones para Brito; y US$10,6 millones para Gardella.
En noviembre de 1997, la Superintendencia de Valores y Seguros (SVS), sancionó con una multa de 2.200.000 UF ($31 mil millones, valor UF de la época) a seis de los siete “gestores clave” por considerar que habían incurrido en conflicto de interés (Alfonso Torrealba quedó excluido).
Respecto de Yuraszeck, el organismo regulador se pronunció en los siguientes términos: “Ante los múltiples y evidentes conflictos de interés envueltos en la compleja negociación llevada a efecto, entre otros por el señor Yuraszeck con Endesa España, éste no informó a los órganos sociales respectivos el interés que tenía, ni se inhibió o excusó en aquellos actos que favorecían sus intereses (…) así como tampoco solicitó autorización para celebrar aquellos actos y contratos. De esta forma confundió sus intereses particulares con los de las sociedades en las que se desempeñaba como gerente general, director o presidente, en violación a su deber de observar las normas de proteger, con sus actuaciones, los intereses de tales sociedades” (ver documento de la SVS).
La sanción de la SVS dio origen a una larga batalla judicial que fue zanjada por la Corte Suprema en julio de 2005, la que ratificó la multa aplicada por el ente regulador (ver fallo de la Corte Suprema).
En una entrevista publicada el 17 de julio de 2005 por El Mercurio, el entonces abogado de la SVS, Francisco Pfeffer, resumió el fallo señalando: “Se les sancionó por el artículo 42, números 3 y 4, que prohíbe a los directores ocultar información a los directorios. Ellos suscribieron un contrato de gestión con Endesa España que contiene una cláusula de confidencialidad (…) esta es una muestra clara de ocultamiento como medio para favorecer una operación que iría en beneficio personal de ellos como accionistas de la sociedad en la que también eran directores”.
A fines de agosto de 1997, pocos días después de que José Yuraszeck sellara los acuerdos con Endesa España, las oficinas de Mossack Fonseca en Ginebra (Suiza) culminaban los preparativos para la inscripción de una sociedad offshore en Islas Vírgenes Británicas. El 29 de ese mes, la sociedad Packington Industries Limited quedó definitivamente incorporada en la jurisdicción británica de ultramar. Los papeles de Mossack Fonseca muestran como cliente de esa sociedad al estudio jurídico Prieto y Cía., domiciliado entonces en pleno centro de Santiago, y como primeros directores a José Roberto Yuraszeck, su esposa, Cecilia María Krebs, y sus hijos: José Francisco, Cristóbal y Cecilia.
Según los registros del bufete panameño, la sociedad fue sacada del sistema el 11 de noviembre de 1999. Sin embargo, en esos poco más de dos años, la oficina de Mossack Fonseca en Ginebra instruyó la ejecución de trámites clave. El más importante está fechado el 24 de abril de 1998, cuando se autorizó proceder con un aumento del capital de la sociedad de US$50 mil dólares, dividido en 50 acciones de un dólar cada una, a US$ 41,4 millones, dividido en el mismo número de acciones.
Los registros no aclaran cómo aquella instrucción se llevó a cabo y si finalmente se ejecutó. Lo concreto es que casi un año después, el 26 de agosto de 1999, Mossack Fonseca recibió un nuevo documento firmado por los cinco directores de Packington ordenando la disolución de la sociedad. La razón: “su inactividad” (ver respuesta de José Yuraszeck).
Técnicamente, Yuraszeck no fue el primero de los “gestores clave” de las sociedades Chispas en constituir una sociedad offshore con Mossack Fonseca como agente registrado. El 28 de agosto de 1997, solo un día antes de la inscripción de Packington, la sede de Ginebra del bufete panameño había inscrito –en el mismo paraíso fiscal de Islas Vírgenes– Eversley Holding Limited, sociedad en la que también está la huella de Prieto y Cía. como intermediario.
Según los registros, el 29 de abril de 1998, Eversley Holding Limited emitió acciones nominativas equivalentes a US$50 mil en favor de Myriam Serman Dvorquez –esposa de Marcos Zylberberg Klos (ex gerente general de la filial de Enersis, Chilectra S.A.)– y sus tres hijos: Alejandro, Joyce y David Zylberberg Serman.
Esta es la única sociedad ligada a los “gestores clave” del caso Chispas en la que, de acuerdo a los archivos disponibles de Mossack Fonseca, no se instruyeron aumentos de capital. Aunque sí realizó operaciones. En un fax con fecha 12 de julio de 1999 enviado por la abogada Alicia Olivos, de Prieto y Cía., a la oficina de Ginebra de Mossack Fonseca, se pide proceder con la disolución de Eversley Holding Limited, pues la sociedad “no ha realizado operación alguna desde el 31 de marzo de 1999”.
Siguiendo las instrucciones emanadas desde Santiago, el 9 de septiembre de ese año la sociedad fue oficialmente disuelta (ver respuesta de Marcos Zylberberg).
Otra de las sociedades incorporada a Islas Vírgenes Británicas entre fines de agosto y principios de septiembre de 1997 por Mossack Fonseca fue Plaza Contractors Corporation, ligada al ex gerente de Desarrollo de Enersis, Arsenio Molina Alcalde y a su esposa María Cristina Lira Valdés.
Plaza Contractors quedó inscrita el 12 de septiembre de 1997 y los registros la muestran como una de las más activas de entre las sociedades que compraron los ex ejecutivos de Enersis en Islas Vírgenes. El 26 de septiembre, la sociedad –también gestionada por el estudio Prieto y Cía.- emitió 50 mil acciones al portador (equivalentes a US$50.000) e instruyó la apertura de una cuenta bancaria en el Republic National Bank of New York en Suiza (hoy HSBC).
A dos meses de haber sido constituida, la nueva sociedad fue objeto de un importante movimiento. El 18 de noviembre de 1997 –cuando la negociación con Enersis aún estaba fresca– el directorio de Plaza Contractors autorizó un incremento de capital desde US$50 mil a US$11,5 millones.
Tras esa primera operación, Plaza Contractors dispuso de sucesivas maniobras financieras. El 23 de noviembre, cinco días más tarde de que quedara consignada la decisión de aumentar los fondos, se cancelaron las acciones al portador emitidas por la sociedad y se ordenó emitir un nuevo certificado de acciones nominativas a favor de Inversiones y Rentas Metropolitanas, empresa familiar de Arsenio Molina creada en julio de 1990. Junto a ello se instruyó un nuevo incremento de capital: de US$11,5 millones a US$13,6 millones. Según registros del Diario Oficial, el 4 de noviembre Inversiones y Rentas Metropolitanas, poco antes del traspaso de las acciones de Plaza Contractors, contaba con un capital de $117 millones. Fue ese mismo día que la sociedad anónima familiar de Arsenio Molina se transformó en sociedad de responsabilidad limitada. El siguiente movimiento se produjo el 11 de junio de 1999. Plaza Contractors dispuso recomprar 2,5 millones de acciones (a un valor par de US$1 cada una) a Inversiones y Rentas Metropolitanas, quedándose esta última con las 11,5 millones de acciones restantes. Siete meses más tarde la operación se repitió. El 11 de enero de 2000, la sociedad offshore de Molina volvió a comprar acciones a Inversiones y Rentas Metropolitanas: 4,5 millones de acciones, equivalentes a US$4,5 millones (quedaron 6,6 millones de acciones en manos de la sociedad chilena de Molina).
Una resolución de directorio de Plaza Contractors fechada el 30 de marzo de 2000, ordenó prescindir de los servicios de Mossack Fonseca como agente registrado de la sociedad. Pero a diferencia de las sociedades de José Yuraszeck y la vinculada a Marcos Zylberberg, Plaza Contractors no desapareció. En los registros del bufete panameño la sociedad aparece con el estatus de “CAR” (cambio de agente registrado), denominación con la que Mossack Fonseca rotula las sociedades que han estado bajo su dominio pero que fueron traspasadas por decisión del cliente a otro agente registrado. Desde entonces, Plaza Contractors fue administrada por la empresa Commonwealth Trust Limited.
Plaza Contractors no fue la única sociedad que Arsenio Molina y su esposa abrieron en Islas Vírgenes Británicas. El 25 de septiembre de 1997 constituyeron Wilbury International Limited, con Mossack Fonseca como agente registrado. Según un acta de directorio de esta sociedad del 28 de noviembre de 1997, Wilbury contaba a esa fecha con un capital de US$492 mil. Tal como sucedió con Plaza Contractors, a mediados del 2000, la sociedad fue sacada de los registros de Mossack Fonseca y transferida a Commonwealth Trust Limited.
Otra de las sociedades gestionadas por el estudio Prieto y Cía. para el grupo de ex ejecutivos de Enersis, fue Green Lane Impex Corporation, constituida el 12 de septiembre de 1997 en Islas Vírgenes, con Mossack Fonseca como agente. Vinculados a esta sociedad aparecen Marcelo Brito León (ex presidente de Synapsis y Río Maipo, filiales de Enersis) y su esposa Ana María Díaz Cumsille.
La sociedad fue incorporada a Islas Vírgenes Británicas el 12 de septiembre de 1997, con un capital de US$50 mil, dividido en 50 mil acciones de US$1 cada una. El 29 de septiembre de 1997, la sociedad instruyó abrir una cuenta bancaria en el Republic National Bank of New York de Suiza (hoy HSBC).
En reunión de directorio fechada el 21 de noviembre de 1997, se resolvió aumentar el capital de la sociedad en 300 veces: de US$50 mil a US$15 millones.
Los registros de Mossack Fonseca muestran que los movimientos financieros de la sociedad de Brito habrían seguido un patrón similar a los que ejecutó Arsenio Molina. El 12 de marzo de 1999, Green Lane autorizó la emisión de dos certificados de acciones: uno por US$50 mil a nombre de Marcelo Brito y otro por US$14,9 millones a nombre de Inversiones San Marcelo. Según registros de Impuestos Internos, Inversiones San Marcelo, propiedad de Brito León, inició sus actividades el 1 enero de 1993.
Cuatro días después, Green Lane dispuso recomprar 8 millones de las casi 15 millones de acciones en manos de Inversiones San Marcelo, transacción por la que le pagaría a la sociedad chilena de Brito US$8 millones. San Marcelo se quedó con 6,9 millones de acciones de US$1 cada una.
El siguiente movimiento de Green Lane registrado en los archivos del bufete panameño ocurrió el 28 de enero de 2000. La sociedad offshore ordenó recomprar otros US$5 millones en acciones a Inversiones San Marcelo, quedándose esta última sólo con 1,9 millones de acciones de la sociedad de Islas Vírgenes.
Dos meses después, el 30 de marzo, los directores de la sociedad acordaron reemplazar a Mossack Fonseca como agente registrado. Según se comunicó a los ejecutivos de la firma panameña, el “cliente tenía otros negocios” y los quería reunir bajo un mismo agente (ver respuesta de Marcelo Brito).
Fue Alicia Olivos, de Prieto y Cía., la encargada de comunicar la noticia a un ejecutivo de Mossack Fonseca vía fax: “efectivamente mis clientes han acordado el cambio de agente residente de Green Lane Impex Corporation. Por lo tanto le agradeceré proceder al traspaso de la sociedad a Commonwealth Trust Limited”, la misma compañía a la que Arsenio Molina traspasó sus sociedades.
El patrón de movimientos financieros instruidos por las sociedades de Arsenio Molina y Marcelo Brito, fue replicado con calco por el ex gerente Contralor de Enersis, Eduardo Gardella Brusco, también miembro del grupo de “gestores clave”.
A principios de septiembre de 1997, los abogados de Prieto y Cía. gestionaron para Gardella y su esposa, Patricia Gardella Dezerega, la apertura de la sociedad Stratford Industries Limited, la que quedó registrada en Islas Vírgenes Británicas el 12 de ese mes. El 29 de septiembre, los directores de la sociedad instruyeron la apertura de una cuenta bancaria en el Republic National Bank of New York de Suiza.
El 21 de noviembre de 1997, la sociedad instruyó un aumento de capital de US$50 mil a US$3 millones. Un año y medio después, entró en escena Inversiones Navidad, propiedad de Gardella Brusco y cuyo inicio de actividades data de 1993.
El 5 de abril de 1999, Stratford emitió dos certificados de acciones: uno de 50 mil a nombre de Eduardo Gardella y otro de 2,9 millones de acciones (con valor US$2,9 millones) a favor de Inversiones Navidad. Solo un día después, el 6 de abril, Stratford dispuso la recompra a Navidad de US$2 millones de acciones. Inversiones Navidad se quedó con las restantes 950 mil acciones de Stratford.
El 11 de septiembre de 2000, y siguiendo el mismo camino de la mayoría de las otras sociedades de los “gestores clave”, Stratford cambió de agente registrado.
Aunque no fue sancionado por la SVS, Alfonso Torrealba Ugarte (ex gerente general de la filial de Enersis, Edesur), también es mencionado como parte del grupo de “gestores clave” involucrado en la polémica operación con Endesa España.
Discosa International Corporation, sociedad vinculada a Torrealba y a su esposa, Virginia Medel Fernández, quedó constituida en Islas Vírgenes Británicas el 12 de septiembre de 1997, con Mossack Fonseca como agente registrado.
El 18 de noviembre de 1997, se instruyó aumentar el capital de la sociedad de US$50 mil a US$12,8 millones, dividido en la misma cantidad de acciones con valor de US$1. Discosa también abrió cuenta corriente en el Banco HSBC de Suiza y desde esa cuenta Torrealba pagaba los costos de mantenimiento de la su sociedad en Islas Vírgenes.
Aparentemente, a diferencia del resto de “gestores clave”, Torrealba comenzó en algún momento a administrar su sociedad directamente, sin la gestión de un intermediario. Así se desprende de un correo electrónico del 2 de junio de 2006 enviado por un ejecutivo de Mossack Fonseca al ex gerente de Edesur: “Le informamos que Discosa fue eliminada del registro de BVI (Islas Vírgenes) por no pago de la licencia 2005 y su recargo. Dicha factura fue emitida y enviada a Prieto y Cía., quienes lamentablemente no nos habían informado que esta compañía había cambiado de administración hacia su persona”.
Ese mismo mes de junio, y tras ponerse al día en el pago,Torrealba instruyó el cambio de agente registrado y la sociedad salió de los registros de Mossack Fonseca. Discosa International Corporation fue transferida a la compañía Citco. La respuesta que el ex ejecutivo de Edesur dio al bufete panameño para explicar el cambio fue: “Básicamente para centralizar todo con una sola institución”.
Según los papeles de Mossack Fonseca, Yuraszeck, Zylberberg, Gardella, Molina, Brito y Torrealba, instruyeron entre noviembre de 1997 y abril de 1998 sucesivos aumentos de capital de sus sociedades offshore en Islas Vírgenes, que en conjunto totalizan US$86,5 millones, unos $38 mil millones de la época.
Una vez instruidos los aumentos de capital de las sociedades offshore de los “gestores clave”, Yuraszeck, Zylberberg, Brito, Molina, Gardella, Torrealba y Luis Fernando Mackenna (que no figura con sociedades en los registros de Mossack Fonseca), volvieron a reunirse. El 30 de abril de 1999, los “Chispas” constituyeron en una notaría de Santiago la sociedad Prospecta Limitada, con un capital de $1.750 millones.
A la constitución de esa sociedad, Marcelo Brito concurrió en representación de Inversiones San Marcelo, Arsenio Molina en representación de Inversiones y Rentas Metropolitanas y Patricia Gardella Dezerega (esposa de Eduardo Gardella), en representación de Inversiones Navidad. Las mismas tres empresas que, según los papeles de Mossack Fonseca, ordenaron sucesivas operaciones de canje y venta de acciones por millones de dólares con las sociedades offshore creadas por sus respectivos dueños en Islas Vírgenes.
Fue a través de Prospecta que los ex ejecutivos de Enersis tomaron en 2001 el control de la compañía Sal Punta de Lobos (SPL), en una operación que habría rondado los US$100 millones. Prospecta también llevó a cabo varios negocios inmobiliarios.
El 27 de abril de 2001, los mismos socios de Prospecta, crearon Prospecta Minera con un capital de $100 millones y luego Prospecta Transportes, que en junio de 2003 figura con un capital de $681 millones.
El 23 de diciembre de 2010, los dueños de Prospecta acordaron disminuir el capital de $1.750 millones dela sociedad, el que se redujo a $65 millones. En noviembre de 2013, la sociedad, que aglutinó los negocios de los ex ejecutivos de Enersis tras al escándalo financiero, fue disuelta. Habían transcurrido 17 años de aquél bullado episodio.
A través de una carta, enviada vía email, CIPER contactó a José Yuraszeck, Marcos Zylberberg, Eduardo Gardella, Marcelo Brito, Arsenio Molina y Alfonso Torrealba. A cada uno se le envió un cuestionario con las siguientes preguntas:
CIPER solo recibió respuesta, solo para algunas de las preguntas formuladas, de José Yuraszeck, Marcos Zylberberg y Marcelo Brito, las que reproducimos íntegramente a continuación:
Hoy 5 de junio de 2016, a las 12:01 horas recibí un correo suyo en que me adjunta una carta fechada el 3 de junio (hace dos días), en la que me hace una serie de preguntas relativas a hecho ocurridos hace 19 años atrás y me solicita las responda dentro de dos días. Considerando que hace pocas horas regresé de un viaje del exterior y que no tengo considerado ir hoy a mi oficina para recabar la información solicitada, sólo le puedo reiterar lo mismo que le contesté a un requerimiento similar hecho por Ciper hace algún tiempo (23 de enero de 2015). Tengo la certeza que los datos aportados en su oportunidad y ahora, son datos muy concretos y totalmente esclarecedores para su investigación:
-La sociedad Inversiones Santa Cecilia Ltda., abrió una cuenta en el Republic National Bank of New York el día 9 de octubre de 1997.
– Los fondos de inversión para la cuenta mencionada salieron de Chile vía CAPITULO XII del Banco Central de Chile.
-Los fondos aludidos fueron repatriados a Chile entre los años 1998 y 2001, todo Vía CAPITULO XII del Banco Central de Chile.
-El Banco Central de Chile autorizó expresamente (documentos en mi poder), la liquidación de los fondos en el mercado formal, ya que habían salido de Chile “al amparo de las disposiciones contenidas en la letra A del Capítulo XII, Título I del Compendio de Normas de Cambios Internacionales”.
-Todo lo anterior fue informadas oportunamente al Servicio de Impuestos Internos y revisados exhaustivamente por ellos.. Tengo los documentos que acreditan aquello y que también están en mi poder. La situación tributaria de dichos fondos quedó completamente aclarada con una resolución del Servicio de Impuestos Internos. Lo anterior queda absolutamente claro dado que en los últimos 15 años dicha sociedad ha presentado regularmente sus declaraciones de impuestos, las que han sido aceptadas (tengo los certificados).
-La cuenta fue cerrada el 31 de diciembre de 2001, cuento con certificado de aquello.
Finalmente le informo que desde la fecha señalada anteriormente, no cuento –ni directa, ni indirectamente- con ninguna cuenta en Suiza.
Como es de su conocimiento el tener cuentas corrientes e inversiones en el exterior no constituye delito, ni puede presuponer una intención fraudulenta ni de ánimo de ocultamiento.
Más bien, en los casos que yo conozco, corresponde a una prudente administración de un portafolio de inversiones, con un ánimo de diversificar y minimizar el riesgo geográfico a que están afectos los activos; así como también, aprovechar las oportunidades de inversión que puedan existir en los mercados internacionales.
Por otro lado, el radicar las sociedades de inversión en países que no gravan las rentas de inversiones que fueron hechas fuera de su territorio no implica el no pago de impuestos, ya que estas utilidades tributaron en el país en que se produjeron; sino que es una forma de poder invertir en el exterior sin quedar afecto a una doble tributación. Esta situación ha sido reconocida por la mayoría de los países, los que han subsanado dicho problema a través de la firma de convenios de doble tributación. Desafortunadamente no en todos los casos esto ha sido posible, y es así que hay varios países con los que Chile, a pesar de haber impulsado la firma de dichos tratados, no lo ha logrado.
En relación al caso de mi familia, puedo indicarle que en septiembre de 1997 una compañía nuestra, cuyo domicilio está en Chile, realizó una inversión en el exterior, registrándola según el capítulo XII de Título I de Compendio de Normas de Cambios Internacionales del Banco Central de Chile.
Todas las operaciones de dicha empresa han sido registradas en su contabilidad y declaraciones tributarias, y han sido permanentemente informadas al Servicio de Impuestos Internos y al Banco Central de Chile en cumplimiento del Capítulo XII.
Le agradeceré que, en caso que CIPER publique o difunda algún antecedente contenido en la carta que usted me envió, publique íntegra y simultáneamente, de la misma forma destacada, el contenido de esta respuesta.
Efectivamente tal como usted lo señala no tiene nada de ilegal tener sociedades offshore, más aún cuando la Sociedad mencionada está en conocimiento e informada al Servicio de Impuestos Internos de Chile y las divisas salieron acorde a las reglas del mercado formal chileno, al amparo del Capítulo XII del compendio de normas de cambios internacionales del Banco Central de Chile.