Las promesas que no se han cumplido en el Servicio de Neuropsiquiatría Infantil del Hospital San Borja
06.03.2014
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06.03.2014
Hemos esperado demasiado para que se inauguren las nuevas dependencias del Servicio de Neuropsiquiatría Infantil en el Hospital Clínico San Borja Arriarán (HCSBA). Esa unidad, tal como lo expresamos en una carta previa publicada por CIPER, es el centro de referencia nacional de niños y niñas con enfermedades neurológicas y psiquiátricas, y tras el terremoto del 27/F, quedó 100% inhabilitado. Las autoridades prometieron que el servicio sería restaurado. Ese compromiso tenía como fecha límite noviembre de 2013. Pero eso aún no ha ocurrido.
Desde esa fecha nos hemos reunido sistemáticamente para entregar un servicio, que según el director del Servicio de Salud Metropolitano Central (SSMC), Fernando Benavente, el subsecretario de redes asistenciales, Luis Castillo, y el director del HCSBA , Claudio Robles, sería “de lujo”. Así lo señaló el mismo Benavente en una entrevista que otorgó al diario La Tercera en octubre del año pasado:
“Los niños que se atienden hoy en Neuropsiquiatría Infantil, podrán contar próximamente con instalaciones de primer nivel y además, con equipamiento de lujo, entre los cuales destaca una pesa-silla para discapacitados, un electroencéfalo portátil con sus dos estaciones de lectura respectivas, además de pesas digitales, entre otros”.
“Es un proyecto de más de 1.800 millones de pesos y que fue establecido como prioridad por el director del hospital y es por ello que se ha solicitado a las subdirecciones administrativas respectivas, que se coordinen con tal de contar con todo el equipamiento necesario, lo antes posible”.
Hoy nos hemos enterado que los dineros no existen y que el presupuesto se ha reducido de $150 millones a tan sólo $20 millones, vulnerando nuevamente los derechos de los niños discapacitados de todo Chile.
Las autoridades pretenden inaugurar nuestro servicio el próximo lunes 10 de marzo. Eso sí, sin sillas en la sala de espera, por lo que los niños y sus padres deberán esperar de pie a que los atiendan. Como es el centro de derivación nacional, muchos de ellos llegan de distintas partes del país, luego de extensos y extenuantes trayectos, pero eso pareciera que no importó a la hora de decidir abrir nuevamente el servicio. Tampoco podremos contar con sillones cama para que los padres puedan quedarse con sus hijos hospitalizados y así evitar la angustia que genera separar a los pequeños de sus cuidadores. Además “no hay dinero” para sillas de ruedas neurológicas para aquellos pacientes que no pueden caminar. Nada de eso se condice con las “instalaciones de primer nivel” y el “equipamiento de lujo” que Benavente anunció a través de la prensa y en los sitios web del Ministerio de Salud y el SSMC.
El director del SSMC aseguraba que se comprarían máquinas de examen de última generación para las cuales ahora no existen fondos. Se refería al electroencefalógrafo y a electromiógrafos portátiles, técnicas diagnósticas que nos permiten realizar oportunamente diagnósticos como epilepsia o enfermedades musculares y a los nervios, aumentando los tiempos de inicio de tratamiento y disminuyendo la posibilidad de complicaciones o incluso de muerte.
Todo lo anterior ha ocurrido a pesar de que el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) emitió una declaración donde establece que en el Servicio de Neuropsiquiatría Infantil se está vulnerando el derecho de los niños discapacitados al no ser priorizados los recursos para ellos.
¿Por qué los niños deben esperar a que al ministro Jaime Mañalich y a las demás autoridades responsables les importe entregarles una atención digna y segura? ¿Por qué los padres y niños beneficiarios del sistema público de salud deben esperar su atención de pie por falta de recursos para comprar sillas para la sala de espera cuando con el costo de una de sus oficinas podrían financiarlo? No podemos permitir que los niños discapacitados mueran esperando un diagnóstico y un tratamiento por falta de dinero para la compra de recursos tecnológicos, mientras que en las clínicas privadas están a libre disposición.
El problema es que las autoridades aparecen en la prensa firmando acuerdos con nuestro servicio y prometiendo infinidad de recursos, para luego decirnos que dichos fondos no existen. ¿Acaso los menores beneficiarios del sistema público de salud no tienen derecho a esperar atención en un lugar bonito, cálido y digno, a diferencia de los beneficiarios del sistema privado, que cuentan con salas de espera climatizadas, alfombradas, con sillones de cuero y cafetería para sus padres y familiares?
Nuestro equipo de profesionales, y sobre todo nuestros niños, necesitan ayuda, y ya no sabemos a quién acudir. Habíamos presentado ante la Corte de Apelaciones de Santiago un recurso de protección que fue acogido en noviembre de 2013, pero luego desistimos. ¿Por qué? Porque el subsecretario, Luis Castillo, nos los exigió como requisito para conseguir el dinero. Confiamos en ellos, y hoy pagamos las consecuencias.
*El autor de esta carta es médico neurólogo infantil del Servicio de Neuropsiquiatría Infantil en el HCSBA.