PREMIO DE PERIODISMO GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ
FNPI premia a lo mejor del periodismo iberoamericano en Medellín
02.12.2013
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PREMIO DE PERIODISMO GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ
02.12.2013
Con la guerra que se desató entre el Cartel de Sinaloa y los Zetas a partir de 2005 en una zona conocida como La Laguna y que está compuesta por tres ciudades en el estado de Coahuila en México, uno de los pocos negocios que ha resultado ganador es el de las funerarias. Según relata el periodista Alejandro Almazán en su crónica “Cartas desde La Laguna” –publicada en Gatopardo en marzo de 2013–, en los últimos seis años, casi 3.700 personas han sido asesinadas allí. Por cada muerto que es abatido por las balas o los machetes o por las más brutales formas de tortura, los hombres que se desempeñan en una industria que vive de la muerte ajena salen al paso y se dejan caer como buitres. Así, literalmente, se lo reconoció uno de esos mismos hombres al propio Almazán: “Somos buitres y buitrear es lo que hacemos”.
El anterior es sólo uno de los tantos datos que Almazán utiliza para describir con lujo de detalles cómo se vive y sobrevive en La Laguna. Gómez Palacio (también conocida como “Gómez Balazo”) es una de esas tres ciudades que componen la zona de conflicto. Y Rocío Rebollo es su alcaldesa. Almazán habló con ella. Mientras fumaba un cigarrillo, la oyó decir: “¿Miedo? No, no, no. Yo tengo que demostrarle a la gente que en nuestra ciudad se puede vivir tranquilo”. En la siguiente escena, cuenta el periodista, Rebollo temblaba porque habían baleado su casa. Una muestra más de que en La Laguna lo único que prospera es la muerte y el miedo.
El pasado miércoles 20 de noviembre, en Medellín, Colombia, la crónica de Almazán fue reconocida por la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI) como una de las mejores piezas periodísticas realizadas en Iberoamérica. Así, el periodista mexicano se convirtió en el ganador de la categoría Crónica y Reportaje en la primera versión del Premio de Periodismo Gabriel García Márquez (ver sitio web del premio).
Fueron más de 1.370 trabajos los que postularon al premio que lleva el nombre del Premio Nobel colombiano, quien además fundó y preside la FNPI. Luego de una primera y segunda ronda de juzgamiento, se seleccionaron los diez mejores trabajos de cada categoría, los que fueron incluidos dentro de la Selección Oficial del Premio. Esos fueron los que pasaron a una tercera ronda de juzgamiento, donde se eligieron los tres mejores de su categoría. Esos finalistas fueron invitados a Medellín para participar no sólo en la premiación, sino también en una serie de talleres y conversatorios sobre periodismo.
En la categoría de Imagen periodística, donde competían trabajos fotográficos y audiovisuales, el ganador fue Esteban Félix por su proyecto “Azúcar amargo: la epidemia misteriosa”, una serie fotográfica publicada por la agencia AP que documenta las muertes en Chichigalpa, Nicaragua, debido a una misteriosa epidemia que mata a miles de personas cada año. En la región comprendida entre Panamá y el sur de México, los campesinos padecen insuficiencia renal. Desde el año 2000, esta afección ha matado a más de 24.000 personas en El Salvador y Nicaragua, los dos países más afectados por la epidemia.
Por su parte, el periodista brasileño Lucio Castro fue seleccionado como el ganador en la categoría Cobertura noticiosa, por su trabajo “Memorias do Chumbo: O futebol nos tempos do Condor” (ver el trabajo: Parte 1, Parte 2, Parte 3 y Parte 4). En los cuatro capítulos de esta investigación sobre las relaciones del fútbol y las dictaduras militares de Sudamérica en los 60, 70 y 80 en Brasil, Argentina, Chile y Uruguay, Castro muestra cómo los gobiernos militares utilizaron el fútbol como una herramienta de propaganda y mantuvieron un firme control sobre este deporte tan popular.
Por último, el primer premio en la categoría Innovación se lo llevaron Olga Lucía Lozano y el equipo de La Silla Vacía que desarrolló el Proyecto Rosa, una pieza transmedia que da cuenta, a partir de la voz de una líder de víctimas y el aporte de diferentes fuentes, de la aplicación de la ley de víctimas en Colombia, haciendo un seguimiento profundo de este proceso. Según el jurado, “es un proyecto que a partir de la reunión de diversos formatos y lenguajes, logra dar vida a una historia periodística de largo aliento que causa un impacto real en la vida de la protagonista y, a través de ella, en la vida de otras víctimas del conflicto colombiano”.
Los ganadores de cada una de las categorías recibieron un diploma y un premio de US$ 15.000. Los dos finalistas de cada categoría recibieron también un diploma, además de un cheque por US$ 2.500.
El Premio de Periodismo Gabriel García Márquez considera además una categoría aparte, para la cual no se conforma un jurado independiente como ocurre con las ya mencionadas, sino que es dirimido por el propio Consejo Rector del Premio: el Reconocimiento a la Excelencia Periodística.
Este galardón se entrega a un periodista o equipo de periodistas que se destaquen por su independencia, integridad y compromiso con los ideales de servicio público del periodismo. Así, la persona que lo reciba será puesta como ejemplo por el conjunto de su trayectoria o por un aporte excepcional a la búsqueda de la verdad o el avance del periodismo.
En la primera edición de este premio, el Consejo Rector vio en la periodista costarricense Giannina Segnini, creadora y editora de la Unidad de Investigación e Inteligencia de Datos del diario La Nación de Costa Rica, la persona ideal para recibir el reconocimiento en 2013.
“Durante su trayectoria, Segnini ha enfocado su trabajo en denunciar la corrupción y los abusos del poder. Entre sus investigaciones están las de los manejos financieros ilegales que hicieron miembros de la iglesia católica en su país; la historia que denunció los pagos de sobornos de una multinacional canadiense al alcalde de San José; y la serie de notas que llevaron a la cárcel a los ex presidentes costarricenses Rafael Ángel Calderón Fournier y Miguel Ángel Rodríguez Echeverría”, dice el anuncio oficial del Consejo Rector.
Giannina Segnini se ha destacado también por ser pionera del periodismo de datos y utilizar la tecnología y el poder de la informática para fortalecer el rigor de la investigación periodística. En este punto, el Consejo Rector destacó: “El esfuerzo tecnológico que ha hecho el equipo de investigación de La Nación, bajo el liderazgo de Segnini, ha permitido descubrir relaciones entre hechos y personajes deliberadamente escondidas y abusos de poder. De esta manera, le ha dado una potencia a la tarea vigilante del gran periodismo, acorde con las exigencias informativas de un mundo globalizado y complejo”.
El Consejo Rector también reconoció la faceta de educadora y divulgadora del conocimiento de Segnini, a través de su labor como formadora de periodistas en América Latina, el Caribe, Estados Unidos, Europa y Asia. Segnini ha dictado cursos y charlas en Columbia University de Nueva York y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), además de la Organización de Estados Americanos (OEA) en Washington, el Programa para el Desarrollo de las Naciones Unidas (PNUD), la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) y Transparencia Internacional en Berlín.
Amaro Gómez-Pablos, Miguel Soffia y Paula Bravo son los miembros del equipo de TVN que viajó a Medellín como finalistas del Premio de Periodismo Gabriel García Márquez en la categoría de Imagen periodística. El trabajo que fue reconocido como uno de los tres mejores de su categoría fue “Plástico: el doble filo”, un reportaje que publicó Informe Especial el 1 de diciembre de 2012 y que reseña la omnipresencia de un material que todos usamos pero del que sabemos muy poco. Un producto cuyo alcance a escala planetaria y en nuestro cuerpo resulta insospechadamente nocivo, como lo consignan varios de los entrevistados. El trabajo aborda temas de la ecología, la ciencia y la vida diaria, sobretodo del consumo y de la contaminación, con un fuerte contenido pedagógico sustentado en estadísticas y valiosos testimonios.
El jurado seleccionó el reportaje del equipo de TVN porque, a su juicio, “es un programa de televisión concebido para una amplia audiencia con la voluntad de provocar la toma de conciencia sobre un tema que interesa a toda la humanidad. La utilización de muchos recursos tanto en la narración como en la acumulación de elementos de información y testimonios consigue, con gran eficacia, mantener la atención de la audiencia”.
El reportaje trata tanto de ecología como de ciencia o de la vida diaria, sobre todo del consumo y de la contaminación que provoca. El jurado consideró que “la habilidad en la combinación de anécdotas, utilización de gráficos y entrega de estadísticas, configura un aporte amplio de datos sobre este tema a su audiencia”.
Por último, el jurado señaló que el trabajo “nos propone lo que puede hacer la televisión: alertar a la ciudadanía frente a una situación creada por ella misma, en su actividad de cada día. Asume de esta manera una de las tareas del periodismo: expresar de manera responsable los problemas de una sociedad libre”.