La trastienda del uso de la “vía humanitaria” para adoptar niños
Adopción en Haití II: La increíble historia de fundación Familias Multicolor y sus dos directoras
07.02.2013
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La trastienda del uso de la “vía humanitaria” para adoptar niños
07.02.2013
Entre septiembre de 2011 y septiembre de 2012, tres familias chilenas vivieron una estremecedora historia hasta lograr traer a Chile a tres pequeñas haitianas a las que habían decidido adoptar. Había también una cuarta niña, Amelia, pero ella nunca llegó. Murió de Sida en Haití (ver reportaje: “Adopción en Haití: la estremecedora odisea de tres familias chilenas para traer a sus hijas”).
En el desarrollo de esa investigación, CIPER recopiló las piezas que no encajaban en la Fundación Familias Multicolor y en su hogar de acogida (creche) en Puerto Príncipe, entidad con la que esas tres familias iniciaron el camino de la adopción. Lo que vivieron Bibiano Castelló, Valeria Mutis, Luis Sagredo, Andrea Lombardi, Jorge Ignacio Cortés y Catalina Viel tanto en Chile como en sus continuos viajes a Haití, fue clave para empezar a armar un rompecabezas cuyas piezas hablan de una institución que se valió durante años de la precaria estructura judicial haitiana para traer a los menores de manera irregular.
De acuerdo a los datos que maneja el Ministerio de Relaciones Exteriores, de los 13 niños haitianos que han ingresado a Chile bajo la fórmula de la “ayuda humanitaria” con fines adoptivos, al menos ocho están vinculados a la fundación que dirigen Rosemary Donoso y Bárbara Vigouroux y que hoy investiga la justicia.
A pesar de las campañas públicas que ambas mujeres realizaron para conseguir fondos e incentivar la adopción -incluso antes de que la entidad existiera legalmente–, pocos se dieron cuenta de las piezas que no encajaban: un directorio cuyos miembros nadie conoce; un patrimonio del que no existe registro contable; descontrol total sobre el uso de los recursos y donaciones; desconocimiento de procedimientos y plazos legales de Haití; un supuesto “abogado” que resultó ser un procurador con buenos contactos para sacar a los niños de su país; una ex funcionaria de la embajada chilena en Haití que administra la creche y que trajo menores a Chile sin que se encuentre rastro de su ingreso según la PDI; y nula fiscalización de cómo se cuida a los pequeños en el hogar de Puerto Príncipe. Tampoco de cómo llegan.
Durante la investigación surgieron varias interrogantes. ¿Cuántos niños haitianos fueron ingresados por las directoras de la fundación a Chile sin adopción legal? ¿Cuánto dinero recaudaron en Chile y en el extranjero? ¿Quién fiscaliza esos procesos? Lo que sigue, es el relato de lo que encontramos.
En 2006, la actual subgerente de mesa fija de la corredora Larraín Vial, Rosemary Donoso, llevaba 16 años casada y aunque tenía tres hijos, un día despertó con una idea fija: viajar a Haití. Allá, en el país más pobre del continente, en el Caribe, estaba la niña que quería adoptar.
-La verdad, yo no tenía ninguna explicación de por qué adoptar. Tenía hijos biológicos, no tenía problemas de esterilidad, pero un día desperté no con la obsesión, pero con la idea fija de que mi hija estaba en Haití. Tampoco era un tema altruista… era como que estaba allá no más. En mi familia no había niños adoptados, nunca me había planteado ser mamá adoptiva y de un día para otro me hizo el click. Nació así, de un día para otro –contó a CIPER durante una entrevista el pasado 26 de diciembre (ver entrevista completa).
Para cuando a Donoso le surgió la idea del viaje, Bárbara Vigouroux, empleada de una exclusiva tienda de ropa, llevaba tres años realizándose exámenes de fertilidad sin resultados. De acuerdo a su testimonio, que publicó la revista Ya el 2 de febrero de 2010 (CIPER intentó en reiteradas oportunidades hablar con Vigouroux para conocer su versión, pero fue imposible. En la última oportunidad afirmó que al día siguiente se iba de vacaciones), conoció a Donoso “por esas cosas de la vida” y habría sido ella quien un día de 2006 la llamó y le dijo que una niña la esperaba en una creche (hogar de niños) en Puerto Príncipe, Haití.
Cuatro años antes de que adquiriera personalidad jurídica, y probablemente sin que ellas mismas lo supieran, comenzaba a cimentarse la historia de la Fundación Familias Multicolor, una institución que ambas dirigen con la promesa de “acompañar a familias chilenas en su proceso de adopción de un niño haitiano”.
Buscando traer lo antes posible a las niñas desde Haití, Donoso y Vigouroux fueron al Sename. Raquel Morales, actual directora del Departamento de Adopción de esa entidad pública, confirmó ese contacto y dijo que entonces se les advirtió que la adopción en Haití no era aconsejable por la precariedad del sistema haitiano. La legislación de la época no daba garantías para que un proceso de “adopción simple” como el que rige en Haití, en donde los padres biológicos tienen la opción de arrepentirse, pudiera regularizarse en nuestro país, donde rige la “adopción plena”: una desafiliación definitiva con los padres biológicos del niño.
-Se les indicó cuáles eran nuestras aprensiones respecto al tema y las dificultades legales. Pero ellas decidieron continuar con el proceso en Haití para lograr finalmente una autorización de salida del país de los niños y posteriormente su traslado a Chile –explica Morales.
Donoso y Vigouroux habían encontrado la fórmula para adoptar a sus dos hijas sin iniciar un proceso formal de adopción en su país de origen: las traerían a Chile con un “permiso de salud”.
Así fue como Rosemary Donoso trajo a su hija a Chile “por razones humanitarias” en 2006, un permiso que sirve como documento de salida temporal ante la necesidad de un tratamiento médico que no esté disponible en Haití, tras el cual los niños deben regresar. “A mi hija no le pusieron periodo de regreso porque creo que pensaron que se iba a morir. Estuvo hospitalizada 10 días en la Clínica Alemana”, afirmó.
El lugar donde Donoso encontró a su hija adoptiva en Haití, no está claro. Esto fue lo que dijo a CIPER cuando le preguntamos si había ido a buscarla a un hogar de menores:
-Sí, a un hogar…, bueno, no, a un hogar donde la mamá la había dejado por razones… de que era lo único que había. No es que haya sido de ese hogar. La mamá la fue a dejar allí. Yo conocí a su mamá. Tenemos una relación hasta el día de hoy. No es que seamos amigas, pero cada vez que voy la ayudo.
Utilizando la misma vía de las “razones humanitarias”, Bárbara Vigouroux trajo a su hija en 2007. Tres años estuvieron ambas tramitando la adopción de las dos pequeñas en los Tribunales de Familia con apoyo de la abogada del Sename, Carolina Von Schakmann. Durante todo ese tiempo las niñas estuvieron en Chile con visa de turista.
En el intertanto, el 12 de enero de 2010, un terremoto de gran potencia dejó a Puerto Príncipe en el suelo. El desastre hizo que ambas mujeres decidieran instalar en la capital de Haití un hogar para recibir a niños en situación de extrema precariedad. No fue la única decisión de Donoso por esos días: un segundo niño haitiano se incorporó a su familia, de nuevo bajo la misma fórmula. “Llegó antes de noviembre de 2010”, fue su respuesta ante la pregunta de la fecha en que llegó a Chile.
-La mamá me lo entregó a mí. Él tiene una diabetes grado algo…, porque tuvo mucha anemia. Era necesario hacerle una transfusión. Por eso es que viajó a Chile con autorización de salud. Pero ahora está mucho mejor. Tiene dos años y siete meses y está terminando el trámite haitiano –agregó.
A más de dos años de su ingreso a Chile, aún no está regularizado. Raquel Morales dijo a CIPER que el Sename “no sabe cuál es el proceso que Rosemary Donoso está siguiendo en esta segunda adopción”.
El terremoto de enero de 2010 dejó a miles de niños vagando solos por Puerto Príncipe y sus alrededores. La ciudad estaba en ruinas y sumida en una confusión total: el escenario perfecto para que el problema de la trata de menores desde Haití se disparara. En diciembre de 2010, un Reporte del Servicio Social Internacional (Service Social Internacional) dio a conocer una cifra que activó la alarma de la UNICEF y otros organismos internacionales: mientras que en 2009, 1.200 menores haitianos fueron objeto de adopciones internacionales, en 2010 esta cifra se duplicó, y sólo durante los 90 días posteriores al sismo.
En Chile, el Sename también quiso poner freno a las adopciones en Haití. Ya lo había hecho en 2006, cuando en enero envió un oficio a los funcionarios diplomáticos en ese país para que informasen sobre la precaria situación en la que quedarían los niños a su llegada a Chile. En octubre de ese mismo año, reiteró a través de otro documento su preocupación por el riesgo al que estaban expuestos tanto los niños como sus padres biológicos. Según la institución, los menores podían ser víctimas de redes de tráfico, pudiendo incluso involucrar al consulado chileno en Puerto Príncipe, donde se legalizan los documentos para que salgan de Haití.
Cuando el terremoto reactivó el interés de familias chilenas en adoptar niños haitianos, el Sename emitió una declaración pública donde se lee: “Sobre la base del conocimiento y la experiencia recabada todos estos años, debemos aclarar que no se puede generar un proceso de adopción de niños haitianos en las condiciones en que hoy se encuentra ese país. Muchos de esos niños han perdido sus registros de identificación y aún se desconoce si sus parientes cercanos están vivos”.
Donoso y Vigouroux refutaron la posición del Sename y optaron por incentivar la adopción de niños haitianos en Chile a través de una fundación. A los pocos días comenzaron a difundir públicamente su historia y a promover la adopción por la vía paralela en Haití. El 25 de enero de 2010, en entrevista con radio ADN, Donoso y Vigouroux ya eran presentadas como “voceras” de la Fundación Familias Multicolor, la que aún no existía: el Ministerio de Justicia le otorgaría su personalidad jurídica recién el 30 de diciembre de ese año. En esa entrevista, Donoso dijo:
-Por qué te vas a exponer a un proceso que puede durar dos años, donde el niño va a seguir en carencia, si tú te puedes demorar menos con un trámite que va a tener, a lo mejor, la misma validez acá en Chile, que es la cesión legal de los padres, que está traducida en francés y en español. Se las leen en los Tribunales de Justicia por si son analfabetos, de manera que ellos están totalmente claros que te están entregando un hijo que no va a volver y que es para ser adoptado en forma definitiva en Chile por la ley de acá. (…) Los niños llegan con visa de turista. Y hay que empezar… la primera vence a los tres meses, tramitar una posible de un año, después renovar un año, depende de lo que se van demorando los procesos. En el caso de nosotros creo que tenemos como tres visas de un año.
En la misma entrevista, Bárbara Vigouroux agregó: “Y de hecho, yo creo que no es necesario hacer ese proceso de adopción en Haití porque acá no va a tener ninguna validez. Eso es lo más importante”.
La exposición mediática justo después del terremoto provocó un crecimiento nunca antes visto de chilenos interesados en adoptar niños haitianos por razones humanitarias. Para las dos mujeres era el momento preciso para que su campaña despegara, aun cuando su fundación ni siquiera existía legalmente.
En marzo de 2010 activaron la cuenta de Twitter de la fundación. Por esa vía contactaron a empresarios, figuras de televisión y radio y autoridades chilenas e internacionales para que apoyaran el proyecto. El 18 de ese mes, la animadora de televisión Vivi Kreuzberger les consultó por la red social con qué cosas contaban en ese entonces. La respuesta dice: “proyecto-personalidad jurídica-6500 seguidores- 30 matrimonios validándose para ser padres…”. En el mismo diálogo afirman, además, que el 19 de marzo dejaron en La Moneda el proyecto y los estatutos de la fundación. Entre los destinatarios de esos mensajes también estaban el Presidente Sebastián Piñera y el ex ministro del Interior y actual titular de Defensa, Rodrigo Hinzpeter.
Durante todo ese año, Donoso y Vigouroux promocionaron por distintas vías rifas, ferias y obras de teatro, entre otras actividades, para recaudar fondos en apoyo de los niños de Haití a nombre de Fundación Familias Multicolor. El fin: abrir un hogar de niños propio en Puerto Príncipe.El 18 de abril de 2010, Rosemary Donoso dio una entrevista en la Universidad del Pacífico en medio de una campaña para recolectar fondos en beneficio de los damnificados en Haití. Parte de esas donaciones irían para su fundación. Con una enorme cruz plateada colgando de su cuello, cuando le preguntaron cómo se financia la fundación, evitó dar una respuesta. Jamás dijo que como aún no tenían personalidad jurídica, ni siquiera tenían una cuenta corriente para recibir esas donaciones –y no la tendrían sino hasta enero de 2011–.
Para entonces, por los contactos previos que las directoras habían hecho en Haití, ya contaban con la colaboración del Estado Mayor Conjunto de Chile. De hecho, varios de sus viajes a Puerto Príncipe los hicieron en aviones de la Fuerza Aérea (FACH), lo que sólo se detuvo cuando la FACH prohibió la presencia de civiles en sus misiones luego del accidente en Juan Fernández en septiembre de 2011. Además, según dijo Donoso a CIPER, habían obtenido una franquicia en LAN que les permitía llevar hasta 10 maletas en los viajes que hacían cada dos meses. “O si no, cada seis meses en el avión FACH, en el relevo, mandamos 800 kilos”.
La campaña post-terremoto rindió frutos. El 23 de septiembre de ese año, Donoso difundió en su cuenta de Twitter la apertura de la creche en Puerto Príncipe, una casa con capacidad para 100 niños. Ese mismo día comenzó a pedir colaboraciones a través de la red social a Rafael Araneda, Douglas, Vivi Kreutzberger y Felipe Camiroaga, entre otras figuras de la televisión. Días después le enviaría un mensaje a Leonardo Farkas. En él decía que el orfanato en Haití ya estaba abierto y que “sin ayuda de nadie, tenemos que ir”. Pero hay una contradicción con las fechas. En entrevista con CIPER, Donoso afirmó que el hogar inició su funcionamiento un mes más tarde: “Nosotros pusimos la casa en Haití en 2010, el 26 de octubre”, dijo.
Cuando las directoras de la Fundación Familias Multicolor decidieron difundir y promover el “camino corto” de las adopciones en Haití, ya tenían conocimiento de niños susceptibles de adopción a los que luego recibirían en el hogar de acogida que instalaron en Puerto Príncipe. Aunque ya en abril de 2010, Donoso hacía mención a los estatutos de la fundación, estos recién se aprobaron siete meses después.
La fundación inscribió un “amplio giro” donde la única referencia a las adopciones es el asesoramiento a “familias que se encuentren en procesos de adopción de niños sean chilenos o extranjeros”. Y se entiende: la decisión era utilizar la vía humanitaria para sacar a niños en situación de abandono en Haití. En sus estatutos figuran como fundadoras y partícipes del primer directorio Rosemary Donoso, presidenta; Bárbara Vigouroux, tesorera; y como secretaria, Valeska Beovic, quien dejó la fundación en 2011. CIPER se comunicó con Beovic, quien desistió de entregar su versión de por qué se retiró.
El mismo camino de Beovic adoptaría a fines de 2011 el abogado Carlos Matthews, quien se incorporó como colaborador voluntario y ofreció asesorar legalmente a los padres en proceso de adopción de niños en Haití y que carecieran de dinero para contratar a un abogado. “Desde hoy contamos con el estudio jurídico Matthews y CIA, un prestigioso estudio jurídico, que nos acompañará como fundación en todos nuestros requerimientos legales. Gran alianza!!! Un orgullo y gratitud… Gracias Carlos Matthews”, se lee en la cuenta de Facebook de la fundación.
A los padres que en esos días tramitaban sus procesos de adopción con Fundación Familias Multicolor, se les informó que la primera reunión de directorio sería en la oficina de Matthews. Pero la cita nunca se concretó. Ninguno de los padres involucrados supo la razón: el abogado Matthews había desistido de colaborar con la fundación.
-El objetivo que dicen tener las fundadoras de Fundación Familias Multicolor es sumamente noble, porque los niños de Haití requieren ayuda urgente, pero precisamente para evitar que se preste para dobles interpretaciones, esta fundación debe operar de forma totalmente transparente, con las cuentas claras, con una organización que tú sepas claramente quién está y en una oficina determinada, no en una casa. La organización como fundación, yo no la vi. Pero lo que más me decepcionó fue la reacción que tuvieron ante mi ofrecimiento de asesorar legalmente a los padres en los trámites de adopción: lo único que me llegó fue una carpeta con el caso particular de Rosemary Donoso. Eso sí que no me pareció. Creo que el dicho “la caridad empieza por casa”, se usó a rajatabla en este caso –afirmó Matthews a CIPER.
Hasta ahora ha sido imposible conocer quiénes componen el directorio de la fundación. Desde hace algunos meses que su sitio web dejó de funcionar. Donoso tampoco quiso detallar quiénes lo conforman cuando se lo preguntó CIPER. “Sí, hay un directorio. Bárbara y yo estamos a la cabeza del directorio y de la administración. Esta cuestión es súper pobre. Nosotros embalamos, viajamos, contamos, recaudamos. (…) No tiene ningún glamour, o sea, el que ha pensado alguna vez que esto es para hacerse rico está absolutamente equivocado”, respondió.
Al insistirle por otros miembros del directorio, acotó: “Están dos parejas de padres, una enfermera de la Clínica Alemana y dos voluntarias que partieron el año 2010”. Se comprometió a enviar sus nombres por mail, pero nunca lo concretó.
-¿Y podemos conocer esa nómina? Porque la página web no funciona….
-Es que la página web la botaron…
-¿Cómo la botaron?
-No sé, la botaron. Y el mail igual… el correo electrónico de la fundación está clonado.
-¿Y cómo operan para recibir inquietudes de quienes quieren realizar donaciones?
-Las donaciones las hacen en la cuenta corriente de la fundación, directo.
-Pero entonces, ¿consultas no reciben por otra vía además del correo electrónico?
-Sí recibimos, por mail. Funciona, lo que yo te digo es que cualquier cosa que yo respondo sale para cualquier lado porque está replicado no sé dónde. No sé quién lo tiene replicado ni por qué.
En busca de documentos que dieran cuenta de la memoria, balances y nómina del directorio de la Fundación Familias Multicolor, CIPER solicitó por Ley de Transparencia a la Subsecretaría de Justicia la información. La respuesta del ministerio fue que nunca había recibido ninguna memoria, balance ni situación financiera anual de la fundación.
El 11 de diciembre de 2012, la Subsecretaría de Justicia notificó a sus directoras con el fin de mantener actualizado el Registro de Personas Jurídicas. Les dieron un plazo de 30 días para enviar el Acta de Constitución del directorio y la copia de la memoria y balance del año 2011 aprobados. El plazo venció sin que se remitieran los documentos.
Las familias consultadas por CIPER –tanto las que terminaron su proceso de adopción como las que aún se encuentran en trámite– coinciden en la nula transparencia en el uso de los recursos económicos de la fundación y en el carente manejo del hogar en Puerto Príncipe. Todos ellos cuentan que las cuidadoras pasan la mayor parte del día durmiendo o viendo televisión, sin preocuparse de los niños. Que los niños pasan, con suerte, una hora diaria en los juegos que les donaron y que el resto del día ven televisión. Y que no son sólo las cuidadoras, las cocineras y la administradora las personas que frecuentan el hogar. También está el hermano de esta última, un hombre a quien no se le ha podido acreditar ningún trabajo y que vive en la casa de acogida.
-Tiene metido al hermano ahí viviendo con ella. A veces estaba con otros hombres tomando cerveza adentro de la creche, y ¡cómo, si es un hogar de niños! –cuenta Andrea Lombardi.
Otra de las madres consultadas cuenta que una vez, en Haití, gastó cerca de US$ 1.000 en alimentos que dejó en la creche para los niños. Al día siguiente, cuando fue a la casa, vio la comida que le daban a los niños: “¡Ninguna verdura! ¿Dónde habían ido a parar los tomates y frutas que compramos?”.
Según un documento informativo entregado a las familias interesadas en iniciar el proceso en 2011, el costo por mantención de la casa es de al menos $2.892.500 mensuales: $475.000 por arriendo, luz y gas; $902.500 para pagar cinco cuidadoras, un administrativo y una enfermera tiempo completo; y el resto se va en agua potable, toallitas para la limpieza de los niños, pañales y leche. Al año, son casi $35 millones.
En relación a la tarifa del supuesto “abogado” haitiano que tramita los expedientes, Jean Bruno Bonne Anné, no existen registros claros. A las familias consultadas por CIPER les cobraban US$ 5.000 por sus servicios. Donoso aseguró en entrevista con CIPER que el trabajo de Bonne Anné tiene un valor de US$6.000. Pero en el mismo documento informativo de 2011 dice que el cobro varía entre U$3.000 y U$4.000, “dependiendo de la complejidad de cada caso”. Eso, no obstante, que la fundación no tenía un abogado en Haití, sino que un procurador -Bonne Anné- cuya función era hacer uso de su red de contactos para que los pequeños pudieran salir sin problemas de Haití a través de la “vía humanitaria” y más tarde, con la adopción simple.
Si bien las tres familias que protagonizan el primer reportaje de esta serie son profesionales con un nivel alto de ingresos, el estado en que vieron a sus hijos en Haití los obligó a viajes y abogados que encarecieron los procesos. Como no tenían ese dinero, debieron recurrir a créditos que aún los tienen endeudados. Una de las parejas consultadas reconoció haber desembolsado cerca de $40.000.000 (más de US$ 80.000). Otros desistieron a mitad de camino porque no podían costear los constantes viajes a Haití u optaron por la vía de la “razón humanitaria”. CIPER se contactó con la mayoría de ellos. Casi todos prefirieron que no se revelaran sus nombres para no entorpecer el curso de sus trámites o para que no les quiten a sus hijos traídos al país sin pasar por el proceso legal en Haití. A ninguno de ellos se les entregó ningún comprobante o recibo al efectuar estos pagos. Ni de los pagos por “abogado” y tampoco por los US$200 que les cobraron desde 2012 por la mantención de sus niños en la creche.
De los montos con los que partió la fundación, sólo se sabe que el patrimonio inicial fue de $2.000.000 aportados por sus fundadoras y que, según los estatutos, “ingresarían a la caja de la Fundación una vez que ésta haya obtenido personalidad jurídica”. El resto de su patrimonio es un misterio. También se sabe que amigos cercanos de Donoso y Vigouroux (parte importante la componen colegas de Larraín Vial) crearon una red de apoyo que se fue ampliando al mismo ritmo que los padres interesados en iniciar los trámites de idoneidad, en este caso con Fundación Mi Casa, entidad que certifica que una familia es apta para adoptar.
En enero de 2011, las directoras de la fundación comenzaron a difundir una cuenta corriente del Banco BICE para las donaciones. Con la ayuda de voluntarios, convocaron gente que deseara aportar a través del Sistema de Pago Automático o de otras iniciativas. El 9 de marzo de ese año, Rosemary Donoso lanzó una campaña a través de Twitter para reunir al menos 100 padrinos que, con una donación mensual de $30.000, ayudaran a la alimentación de los niños de la creche en Haití.
Con cuenta corriente, personalidad jurídica y cada vez más voluntarios, Familias Multicolor poco a poco comenzó a recibir donaciones de mayor envergadura. Fue entonces que, desde Miami, el animador Felipe Viel –quien luego entusiasmaría a su hermana Catalina Viel a adoptar una niña de la creche– se enteró de la existencia de la fundación a través de una prima. Tras viajar a Haití y conocer la casa de acogida, se comprometió a recaudar dinero y a apoyar activamente la difusión del proyecto. Para eso grabó dos videos.
El primero fue en mayo de ese año. En él, Viel aparece sentado frente a la creche junto a Donoso y Vigouroux, cada uno con un niño en sus brazos. Conversan sobre la salud del más pequeño, el que carga Donoso, que habría llegado una semana antes al hogar pesando 1,8 kilos. Sobre un fondo musical de Michael Jackson, el video continúa con Viel contando que la creche existe desde noviembre de 2010 y que comenzaba “su etapa más difícil”: mantener a los 20 niños que vivían en esa casa “mientras avanzan lentamente los procesos de adopción de sus respectivas familias, en muchos casos ya asignadas”. Para ello requerían de padrinos que aporten US$ 60 al mes.
Para apoyar también en Chile el proyecto, el 27 de mayo de 2011, el conductor financió un gran evento en el Hotel W de Santiago, donde presentó la Fundación Familias Multicolor a cerca de 100 personas, entre los que se contaban actores, modelos y otros personajes públicos que hicieron cuantiosas donaciones (ver galería de fotos del evento). Viel se había convertido en su “delegado internacional”.
Cinco meses después, mientras Donoso comenzaba una campaña en Internet para que las personas donaran $2.000, Felipe Viel viajó a Haití desde Miami con miles de dólares en donaciones. Fue entonces que lanzó el segundo de sus videos: un diaporama con imágenes de él y las directoras junto a los niños de la creche.
Felipe Viel estaba sinceramente comprometido con la fundación y sus niños. A mediados de 2011, junto al ingeniero Nicolás Posselt, reunieron entre sus amigos en Miami aproximadamente US$ 8.000 para un auto para la fundación. Valeska Beovic, en nombre de la fundación, aportó otros US$ 3.000. La adquisición de ese Hyundai Tucson automático 2006 –que las directoras presentarían después como una “compra” y no como una donación– se convirtió en uno de los hitos de 2011 para la fundación, así como las reuniones con el encargado de la MINUSTAH y la Primera Dama haitiana y el hecho de ser la “primera y única institución chilena en obtener RUT haitiano y franquicia aduanera en Haití”.
En septiembre de ese año, un empresario italiano se comunicó con Nicolás Posselt para donar US$ 7.500. De acuerdo a lo que informaban las directoras por las redes sociales, ese año una colecta en Larraín Vial aportó $121.000 más otras donaciones que sobrepasaron los cuatro millones de pesos y que se sumaron a los $565.000 que recolectaron en dos ferias de las pulgas. Más adelante realizarían otra, donde la fundación obtuvo $835.000, y recibirían 60 cajas de alimentos donadas por el Colegio Antilén de Rengo. Como no hay antecedentes contables, no se sabe qué se hizo con esas y otras tantas donaciones que recibió –y continúa recibiendo– la fundación.
Otro ingreso significativo se concretó el 27 de diciembre de 2011. La Fundación Familias Multicolor era una de las instituciones apadrinadas del programa Quién Quiere ser Millonario Alta Tensión VIP, de Canal 13. Cuando tocó la última pregunta, el actor Héctor Morales, que participó como padrino de la fundación, acertó. Ganó $15 millones. Al final del programa, Rosemary Donoso y Bárbara Vigouroux celebraron el premio, el que, aseguraron, lo usarían para pagar el arriendo de la creche.
A comienzos de 2012, Rosemary Donoso, su marido Marcos Ramírez y Bárbara Vigouroux asistieron a la Comisión de Familia de la Cámara de Diputados para dar a conocer su labor. Según el acta de la reunión, los parlamentarios acordaron por unanimidad oficiar al Ministerio del Interior una solicitud de antecedentes sobre las políticas de inmigración de ciudadanos haitianos en nuestro país.
Poco después, parte importante de los ingresos dejó de llegar.
Los aportes desde Miami a la creche se cortaron en marzo de 2012. Luego de reiteradas diferencias con Viel y Posselt por el estilo en el manejo de la fundación, un mail de Rosemary Donoso dejó en claro los límites a quienes deseaban aportar: “Se supone que quedó claro que nosotros seguimos poniendo las reglas. (…) Para ayudar también hay muchas ONG en Haití, que felices recogen voluntarios, y quizás para ustedes sea más cómodo y se sientan mejor que con este par de locas”, se lee en el correo electrónico. Ese fue el quiebre con su “delegado internacional” y Posselt.
-Nos desvinculamos porque tuvimos una diferencia de criterio en cómo manejar la fundación. Siempre pensamos que su futuro estaba en abrir el proyecto y sumar voluntarios y donaciones de otros países. Y ahí notamos un cierto recelo en proteger el proyecto, un obstáculo. Parecía que no confiaban en nosotros para poder mostrar esto y llevarlo a una liga mayor, y así acceder a donaciones internacionales. Cuando nos vimos limitados en cómo mostrar el proyecto, y tras notar que los seis meses del proceso de adopción comprometidos para terminar el trámite no se cumplían, nos salimos –cuenta Felipe Viel.
En todo caso, la salida de los hombres clave en la recolección de fondos no significó el cese total de los ingresos de la fundación de Donoso y Vigouroux. Todavía hay familias que apadrinan el hogar y colaboran mensualmente con dinero. CIPER le preguntó a Rosemary Donoso respecto a la dimensión de las donaciones en el presupuesto mensual: sólo un 20% de los gastos son financiados por las donaciones que recibe Familias Multicolor. El resto, dijo, proviene del bolsillo de las mismas directoras.
-¿Sólo un 20% se financia por donaciones?
-¿Pongámosle un 25%? Para ser un poco más generosos. Sí, porque la gente actúa un poco por moda, por lástima, no sé. Viene un huracán en Haití, sale alguna noticia, 200 mails. Pasa un poco el tiempo y la mitad. La gente estable es poca porque no tiene ningún glamour. No deja plata. Igual es difícil para una que es mamá decirlo. (vea entrevista completa).
Los US$ 4,5 millones del “Fondo contra el hambre y la pobreza” parecían ser la salida ante la falta de financiamiento que acusa Rosemary Donoso. En la postulación que las directoras presentaron ante la Cancillería, las cifras de donaciones no coinciden con la información entregada a CIPER ni con la que difundió Donoso en marzo de 2012 en las redes sociales.
Mientras que por Twitter la directora de la fundación decía que el “87% de los gastos de la fundación Familias Multicolor, se financian con amigos, colaboradores y se manda desde Chile a Haití”, en la ficha que entregaron al Ministerio de Relaciones Exteriores en noviembre de 2012, Donoso y Vigouroux señalan que la creche se ha “logrado financiar desde 2010 en un 50% con aportes de particulares, empresas, amigos y padrinos, lo demás es financiado en su mayoría por ambas fundadoras”.
CIPER solicitó a Rosemary Donoso y Bárbara Vigouroux en reiteradas ocasiones una segunda entrevista para verificar aspectos financieros y de funcionamiento de la casa de acogida. No hubo respuesta.
Antes de que la creche abriera sus puertas a fines de 2010, sus directoras y la administradora Marie Phabienne Ravilus, “Phabie”, ya estaban involucradas con el ingreso de niños haitianos a nuestro país para fines adoptivos. Según los datos oficiales que manejan la Cancillería y el Sename, son 20 los niños haitianos que han ingresado a Chile para ser adoptados desde 2005. De ellos, 13 han llegado por “vías paralelas”: con visa de turista y sin un proceso de adopción formal. Y entre estos últimos, ocho están vinculados a Rosemary Donoso, Bárbara Vigouroux y la administradora de la creche.
El Cónsul de Chile en Haití, Diego Rivera, alertó sobre las irregularidades en las que habrían incurrido las directoras de la Fundación Familias Multicolor. En la querella criminal por los delitos de injurias y calumnias que interpuso en contra de Donoso y Vigouroux en octubre de 2011, Rivera detalla el procedimiento alternativo a la adopción por el cual se lleva a niños haitianos a Chile, acusando a la fundación de haber “creado un procedimiento fraudulento que ignora la ley haitiana, las leyes de adopción en Chile y al mismo tiempo las leyes migratorias y, lo que es más grave, la Convención Universal de Derechos de los Niños o Infancia”.
Aunque en los registros que maneja la Policía de Investigaciones no aparece ni una sola entrada al país, la investigación de CIPER da cuenta de que Phabie, la ex funcionaria de la embajada chilena que hoy está a cargo del hogar de niños en Puerto Príncipe, ingresó a Chile en más de una ocasión con documentos de “cuidado personal” de niños haitianos para entregarlos a una familia chilena.
–Phabie ha viajado como cuatro o cinco veces a Chile trayendo niños. Conversando con ella me decía: “Sí, conozco Chile” o “no conozco Chile”, “estuve, pero no estuve”. Y al final se sabe. Yo misma conocí a una mamá que me decía: “Ella me lo trajo”- cuenta Andrea Lombardi, madre de una niña haitiana del hogar de Familias Multicolor.
Si bien no fue posible determinar con exactitud la cantidad de niños cuyo ingreso a Chile estuvo a cargo de Ravilus, el Sename confirmó que el Departamento de Extranjería está en conocimiento de los viajes de la administradora de la creche a nuestro país. El procedimiento era sencillo. Tras la firma de los padres biológicos, los niños viajaban fuera de Haití acompañados de Phabie, la ciudadana haitiana que ostentaba el “cuidado personal” del menor. Una vez en Chile, se traspasaba mediante un acto notarial el “cuidado personal” a un chileno, haciendo la entrega física del niño. Cumplido el traspaso, Phabie regresaba sola a Haití sin que nadie le exigiera cuentas en nuestra frontera sobre el paradero del infante a su cargo.
CIPER confirmó el caso de un niño haitiano de 11 años traído por Marie Phabienne Ravilus en julio de 2010. En Haití, Phabie obtuvo la tutela legal del menor el 6 del mismo mes. El 21 de julio, Ravilus ingresó junto al menor como turistas a Chile. Una semana más tarde, Phabie entregó a un chileno –actual padre adoptivo– el “cuidado personal” del menor. El traspaso fue ante notario. Según el ordenamiento jurídico en Chile, el cuidado personal de un menor a otra persona que no sean sus progenitores se da frente a un juez de familia en caso de inhabilidad física o moral de ambos padres, dando el cuidado de preferencia a los consanguíneos más próximos y, sobre todo, a los ascendientes. Este no fue el caso.
El 3 de agosto de 2010, Phabie regresó a Haití. En Chile, el responsable del cuidado personal prorrogó la visa turística del niño con el fin de obtener más tarde la residencia definitiva. El 25 de mayo de 2011, el Departamento de Extranjería y Migración solicitó al Sename un Informe Social para decidir si otorgaría la visa de residencia. En una visita el 6 de junio de 2011, una profesional de la Unidad de Relaciones Internacionales del Sename entrevistó en el domicilio al matrimonio con el que vive el niño. La madre adoptiva afirmó que siete meses antes de la llegada de Marie Phabienne Ravilus a Chile, tomó contacto vía internet con la actual directora de Familias Multicolor, Rosemary Donoso, quien la contactó con Phabie. La administradora del hogar le habría enviado fotos del niño vía correo electrónico.
CIPER se contactó con el padre adoptivo del menor, quien aseguró no haber viajado nunca a Haití. Afirmó además, que la situación de su hijo ya está regularizada en Chile. También, que tiene contacto con dos casos similares al suyo.
El sistema opera por la permisividad de la ley local. Y si bien una reforma a la Ley 20.507 sobre “trata de personas” se concretó en abril de 2011, el problema no recae sólo en adultos haitianos que son traídos con contratos falsos de trabajo y, tras cobrarles altas sumas de dinero, dejados a su suerte (vea “Las redes que El Poli extendió en Chile para traficar inmigrantes haitianos”). También, existe el riesgo que el ingreso de niños se preste para prácticas ilícitas o poco transparentes ante el riesgo de la explotación de niños y de las familias involucradas en los procesos. Ante el creciente interés de las adopciones internacionales, la postura de UNICEF es clara:
“En algunos casos, sin embargo, las adopciones no se han realizado dando prioridad al interés superior de los niños, ya que los requisitos impuestos y los procedimientos empleados no fueron suficientes para prevenir las prácticas deshonestas. La persistencia de las debilidades sistémicas ha dado lugar al secuestro y la trata de menores, a la coerción y la manipulación de sus padres biológicos, a la falsificación de documentos y al soborno”.
El 2 de marzo de 2011, Haití adhirió a la Convención de La Haya, el tratado que desde 1993 promueve entre los países firmantes garantizar que las adopciones internacionales respondan realmente al interés del adoptado, respeten los derechos fundamentales y, como se menciona en su primer artículo, tanto el país de origen como el de recepción instauren un sistema que “prevenga la sustracción, venta o tráfico de niños”. Si el país de origen del menor está suscrito al Convenio, significa que sí existen mecanismos de control para garantizar la legitimidad de la adopción. No era el caso cuando Rosemary Donoso y Bárbara Vigouroux trajeron a sus hijas a Chile en 2006 y 2007, respectivamente.
La salida de niños con un tutor es una “seudo legalidad” que permite el viaje fuera de su país sin proceso de adopción. Una vez que los padres biológicos otorgan el “cuidado personal” del niño a un tercero, nada se puede hacer para evitar que el menor salga de Haití y viaje a otro país con fines de explotación laboral, sexual o, en este caso, con fines adoptivos. Las familias que reciben a los niños por esta vía no se someten a ningún tipo de evaluación de idoneidad si no es por propia iniciativa.
Tras indagar sobre las formas de control, CIPER constató que, a pesar de todos los tratados suscritos, la policía y los Tribunales de Justicia no han generado una alerta al Sename para realizar un seguimiento del estado de los niños que ingresan por vías alternativas.
En entrevista con Raquel Morales, directora del Departamento de Adopciones del Sename, CIPER consultó por la responsabilidad del organismo en la fiscalización respecto al ingreso de niños haitianos por vías irregulares. Morales confirmó que el Sename está en conocimiento del ingreso de menores a Chile por vías paralelas a la adopción simple y explicó el sistema de fiscalización y la situación de Fundación Familias Multicolor:
-En caso de que una organización como Fundación Familias Multicolor esté vinculada a irregularidades respecto al ingreso de niños haitianos a Chile sin adopción previa, ¿quién es el encargado de fiscalizar?
-Fundación Familias Multicolor no está acreditada ni es un organismo colaborador del Sename. Sabemos que tiene personalidad jurídica y que dentro de sus estatutos tiene como objetivo dentro de sus tareas la protección de los niños. Y para estos efectos obtuvo de las autoridades haitianas una acreditación para instalar un hogar. La relación de Familias Multicolor es con las autoridades haitianas. Son a ellos que tienen que responder por los requerimientos que la ley establezca y, en virtud de ello, la relación que se genere con el instituto haitiano para los procesos de adopción simple. Desde esa perspectiva, efectivamente no nos corresponde hacer un trabajo de fiscalización y supervisión.
-Por lo tanto, ¿el Sename no tendría ningún campo de acción en cuanto a la fiscalización de Familias Multicolor?
-No tenemos y no nos corresponde un control. Nuestra intervención se activa siempre, en el caso de niños haitianos o de otros niños, a requerimiento de otras instituciones como la Policía de Investigaciones, Tribunal de Familia o Departamento de Extranjería. O también, cuando llegan las familias con sus hijos a hacer consultas sobre cómo hacer un determinado trámite –afirmó Morales.
En diciembre de 2012, las familias Sagredo-Lombardi, Cortés-Viel y Castelló-Mutis, junto a otra madre que desistió de seguir con la adopción al darse cuenta de las irregularidades, se reunieron con directivos de la Fundación Mi Casa, encabezados por Delia Del Gatto, para entregarle todos los antecedentes sobre cómo funciona Fundación Familias Multicolor. No querían que otros padres pasaran por su experiencia. Del Gatto dijo que no tenían atribuciones de fiscalizar, pero desde entonces, esa entidad no tramita certificados de idoneidad para los padres que buscan adoptar un niño de la creche de Fundación Familias Multicolor.
Aun así, todavía hay cinco familias que esperan el término de sus procesos de adopción en el Instituto de Bienestar e Investigación (IBESR, símil del Sename en Haití). Apenas culmine el proceso, recibirán en sus casas a algunos de los 14 niños que hoy acoge la creche de la fundación en Puerto Príncipe. Una de las madres que aún está en proceso de adopción, contó a CIPER que lleva dos años a la espera de la llegada de su hijo y que recién en septiembre de 2012, Rosemary Donoso ingresó un expediente al IBESR para tramitar su adopción.
El seguimiento de CIPER a la Fundación Familias Multicolor arrojó un nuevo antecedente sobre su futuro. La intención de las directoras es romper vínculos con familias chilenas y trabajar en Argentina y Estados Unidos, ya que de las cinco familias que aún esperan a sus hijos, dos son argentinas y una estadounidense.
-Nosotros estamos pensando que quizá seguimos sólo con extranjeros, no con chilenos. Los extranjeros son mucho más respetuosos. Tú les cantas la cartilla el primer día y esa es la cartilla por la que ellos se rigen: “Los pagos son esto, tanto al inicio, tanto mensual. Este es un protocolo en que nosotros te acompañamos pero no somos los responsables del proceso de adopción”. Etcétera, miles de cosas (…) ¿Los gringos? ¡Al tiro! Si ellos están dispuestos a pagar 10 mil, 20 mil dólares por un niño, ¿tú crees que por 6 mil que les estás cobrando más 200 mensuales…? ¡Felices! En cambio, con Chile es todo más complicado. Si yo te mostrara las cartolas del banco…, es para llorar –dijo Rosemary Donoso a CIPER.
-¿Y estas son las últimas familias chilenas o aún no es una decisión tomada?
-En este minuto, sí. Todavía no está tomada la decisión pero en este momento estamos parados mientras se regularizan los procesos de chilenos que están allá.
En voz de las directoras, desde 2011 son siete los niños haitianos que han dejado el hogar y están en nuestro país tras completar los trámites en Haití. Desde mediados de 2012, el gobierno haitiano ha suspendido los nuevos procesos de adopción mientras concreta una reforma legal e institucional como lo exige el Convenio de La Haya. El IBESR está dando curso y término a los procesos antiguos mientras se pone en regla el sistema. En Chile, las familias que aún esperan a sus hijos adoptivos desde la creche de Familias Multicolor viven con miedo. No saben en qué situación están ni ellos, y lo peor, tampoco sus niños en Haití. La investigación judicial sobre el funcionamiento de Fundación Familias Multicolor recién comienza.