Empresa usa agua del río Huasco y no tiene planta de potabilización
Detectan alto nivel de mercurio en agua destinada al consumo de los cerdos de Agrosuper en Freirina
29.11.2012
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Empresa usa agua del río Huasco y no tiene planta de potabilización
29.11.2012
A las 15:30 del pasado 23 de mayo una pequeña caravana de vehículos policiales cruzó los portones de las dependencias de la empresa Agrosuper en el sector Bodeguillas, a la altura del kilómetro 18 de la ruta que une Vallenar con Freirina. La columna estaba compuesta por un vehículo de la Brigada Investigadora de Delitos contra el Medio Ambiente (Bidema) de la PDI, dos carros de la Brigada de Investigación Criminal (Bicrim) de la PDI de Vallenar y carabineros de Freirina. Casi cuatro horas más tarde, a las 19:23, los efectivos se retiraron. Llevaban cinco muestras de suelo y cuatro de líquidos extraídas de las instalaciones de Agrosuper, donde las heces de miles de cerdos se acumulaban, liberando los gases de la descomposición del excremento. La zona era un infierno nauseabundo e irrespirable. Y así quedó descrito en el Informe Policial Nº 586 de la Bidema, destinado a la Fiscalía Local de Freirina, que dio cuenta de las diligencias realizadas en esa jornada.
Dos oficiales de la Bidema, junto a un perito medioambiental de la PDI, ya habían intentado ingresar a las instalaciones de Agrosuper al mediodía de ese mismo miércoles 23 de mayo. El fiscal Jorge Hernández Ángel les había ordenado constatar el estado de la planta, el origen y las responsabilidades por los malos olores y por la legión de moscas que trastornaban a los habitantes de Freirina, una comuna agrícola ubicada al poniente de Vallenar, en la Región de Atacama.
El abogado de la empresa, Marcelo Castillo Sánchez, le impidió el paso a esa primera comitiva policial. Tal como lo señala el citado informe de la Bidema, Castillo alegó que tanto el inspector a cargo del grupo, Jaime Pérez Aguilera, como la subprefecto que le acompañaba, Nayadet Urra Mena, “con anterioridad habían desarrollado otras investigaciones relacionadas con la empresa Agrosuper, indicando que las conclusiones de esas indagatorias habían sido tendenciosas en contra de la compañía”. Castillo recusó la presencia del inspector Pérez y de la subprefecto Urra en el equipo investigador. Los policías debieron retirarse.
La negativa del abogado obligó al inspector Pérez a recurrir nuevamente al fiscal Hernández, quien con urgencia consiguió que el juez de garantía de Freirina, Daniel Herrera Marín, extendiera una “Orden de Entrada y Registro” vigente por 24 horas. Sólo así, con auxilio de la fuerza pública, la Bidema pudo quebrar la oposición de Agrosuper al ingreso de los peritos y constató que los excrementos de los cerdos habían colapsado uno de los estanques donde las aguas con heces (denominadas “purines”) debían ser tratadas, contaminando el suelo. Además, comprobaron que la empresa había regado alrededor de 80 hectáreas con aguas con excrementos, oscuras, espesas y pestilentes, porque vació los reactores (estanques donde este líquido debía ser tratado y purificado) a objeto de repararlos.
La orden extendida por el juez Herrera permitió a los efectivos de la Bidema constatar que en la planta operaban tractores y maquinaria pesada que pretendía cubrir con tierra las huellas del riego con aguas servidas y contener el derrame de purines. También facilitó que el perito medioambiental José Gárate Lagos tomara las ya mencionadas cinco muestras de suelo y cuatro muestras de líquido.
Tendrían que pasar tres meses para que una de las cuatro muestras de líquidos encendiera las alarmas en la Fiscalía de Freirina. El 8 de septiembre pasado, el inspector Pérez entregó al fiscal Hernández las 76 páginas de su Informe Nº 586, acompañado de dos gruesos tomos de anexos, donde figura también un informe reservado firmado por el perito Gárate. En ese extenso caudal de datos, gráficos, cuadros, fotografías, análisis y estudios, un antecedente resaltó ante los ojos del fiscal: la tercera muestra de líquidos, correspondiente a agua destinada a dar de beber a los cerdos en uno de los planteles de engorda, presenta una concentración de mercurio (metal pesado calificado como posible agente carcinógeno), que supera en 1.760% el límite permitido por la norma chilena (NCh 409/1 Of. 2005) para el agua potable.
CIPER revisó los documentos del proceso de calificación ambiental de este proyecto. La planta fue autorizada a utilizar, para todas sus operaciones, aguas superficiales extraídas del río Huasco, pero en el proceso de calificación nunca se explicitó qué tipo de tratamiento se daría al agua destinada al consumo animal. Eso, a pesar de que se ubica en una región minera donde el río podría ser impactado por residuos de esa actividad. Las autoridades no le exigieron instalar una planta de potabilización para dar de beber a los cerca de 500 mil cerdos que el predio llegó a albergar.
Representantes de Agrosuper reconocieron a CIPER que el agua no pasa por una planta de potabilización, pues señalaron que solo se filtra y se le aplica cloro, y que no se le realizan procedimientos para separar los metales (como el mercurio) que pudiese contener. No obstante, afirmaron que cada 15 días realizan un monitoreo en los estanques de acumulación -que encargan a un laboratorio privado- y que nunca han detectado valores que sobrepasen las normas en medición de metales.
El alto nivel de mercurio detectado en el agua es un dato completamente nuevo en la investigación de la alerta sanitaria en Freirina. Hasta ahora las pesquisas se habían centrado en establecer las causas y responsabilidades por la pestilencia y la proliferación de moscas. En ese sentido, el informe de la Bidema establece que el origen de la crisis fue una falla en el proceso de aireación de los estanques de tratamiento de purines. Esto provocó la acumulación de excrementos que desbordaron los sistemas. Hasta ahí, los resultados de las pesquisas se movían dentro de parámetros esperables para el episodio que se investigaba.
Lo que no estaba en los cálculos de los investigadores, fueron los resultados que arrojó la tercera muestra de líquido tomada el 23 de mayo. La alta concentración de mercurio puede ser indicativa de un problema mucho más grave que el mal olor. Aunque el mismo informe policial establece que se requieren nuevos muestreos para sacar conclusiones definitivas, de comprobarse que ese metal está presente de manera anómala en el curso del río Huasco, podría ser un factor de riesgo para la salud de la población, ya sea porque consume directamente el agua o bien hortalizas y animales (como los cerdos de Agrosuper) expuestos a ese recurso.
La información sobre las muestras tomada por la PDI surge a pocos días de que se difundiera la decisión de las autoridades ambientales que aplazó la resolución que ordena el cierre de la planta, la que había puesto como plazo para evacuar todos los cerdos el pasado 25 de noviembre (*). La empresa tiene ahora hasta febrero para regularizar su situación. Los habitantes de la zona, agrupados en el Movimiento Socioambiental Valle del Huasco, siguen exigiendo la clausura de la planta.
– Nos parece preocupante que la empresa no haya tomado el resguardo para trabajar con esa agua. La autoridad ha pecado de incompetente. Tenemos evidencia que la Seremi de Salud de Atacama tenía conocimiento de esto y no quiso hacer ningún trabajo para ver qué alcance podía tener una contaminación por mercurio, tanto en la producción porcina como en las comunidades que se abastecen de este recurso hídrico –señala Yahir Rojas, vocero del movimiento.
Cuando el perito ambiental José Garate Lagos levantó las muestras de suelo y agua, el pueblo de Freirina ya llevaba más de una semana en pie de guerra. Sus habitantes habían bloqueado la carretera de acceso a la planta de Agrosuper y el humo de las barricadas se confundía con el hedor de los cerdos. La compañía resolvió que sus empleados abandonaran las instalaciones si las autoridades no garantizaban su seguridad. Cinco días llevaban sin atención los 483.907 cerdos que había a esa fecha en la planta -según cifras aportadas a CIPER por el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG)- cuando el inspector Pérez, la subprefecto Urra y el perito Gárate, lograron ingresar a la planta.
Entre las 16:45 y las 18:13 del miércoles 23 de mayo, José Gárate Lagos tomó cinco muestras de sólidos (suelo) y cuatro de líquidos (agua con purines, purín crudo y agua de bebida para los cerdos) en nueve puntos del predio. La muestra identificada como P3 la obtuvo del agua potable destinada al consumo de los cerdos del “Plantel Destete-Venta Nº 6” (una de las instalaciones donde permanecen en engorda los ejemplares ya separados de sus madres a la espera de que cumplan 180 días para ser faenados). La muestra caratulada como P10 la tomó de un punto del suelo ubicado fuera del predio de Agrosuper, aparentemente sin intervención humana, que serviría como control para comparar con las otras muestras de terreno. En ambas (P3 y P10) se detectó una alta concentración de mercurio.
En la muestra P3, correspondiente a agua extraída desde el interior del Plantel Nº 6, el mercurio marcó 0,0186 miligramos por litro, en circunstancias que la norma chilena para agua potable (NCh 409/1 Of. 2005) establece como límite 0,001 mg/L. Esto significa que el nivel estaría sobrepasado en 1.760%. Otro elemento que superó los límites en esta muestra fue el sulfato, que registró 723,1 mg/L y cuyo nivel en la norma es tolerado hasta 500 mg/L. El sulfato superó en un 44% lo establecido en la norma. Una alta concentración de sulfato, explicó el perito Gárate en su informe, tiene efecto laxante y “puede causar diarrea crónica en cerdos recién destetados”.
El análisis del suelo levantado en la muestra P10, indicó que ahí el mercurio se encuentra en una concentración de 9 mg/Kg, por lo que el perito Gárate dedujo que este nivel se puede considerar como natural para la zona.
El mercurio es un metal pesado y, en su informe, Gárate señala que ha sido identificado como “posible carcinógeno para el ser humano”. En el mismo texto, se señala que en estado inorgánico (metálico) su absorción por parte de quien lo consume en alimentos o bebidas es baja (7% a 15% del total ingerido). Pero en estado orgánico, producido por microorganismos en un medio acuoso (metilmercurio), su absorción puede llegar a 95%. Por eso, tragar por accidente el mercurio metálico contenido en un termómetro no reviste mucho riesgo, pero sí puede ser grave consumir de manera permanente algún tipo de carne -como la de pescado, por ejemplo- que ha acumulado una alta dosis de metilmercurio.
Según los informes entregados a la fiscalía por Pérez y Gárate, las muestras líquidas fueron tomadas como “muestras puntuales”, conforme a las normas chilenas que regulan estos procedimientos (NCh 411/2 Of. 96 y NCh 411/10 Of. 2005). Esto significa que son “muestras discretas, tomadas de una masa de agua de forma aleatoria”. Por lo mismo, la Bidema advierte que “solo representan la calidad del agua en el momento y lugar desde donde fueron extraídas”. A partir de estas muestras, entonces, no se puede deducir que el alto nivel de mercurio en el agua bebestible sea permanente. Tampoco, por el método de análisis utilizado, se pudo establecer si este mercurio es orgánico o inorgánico.
Gárate y Pérez, en sus informes, recomendaron al fiscal realizar nuevas pruebas y análisis para certificar si la presencia de este metal pesado es una condición permanente del agua que beben los cerdos. También aconsejaron realizar otros peritajes -como analizar la carne de los cerdos- para establecer si el mercurio ha sido absorbido por los animales y, de ser así, en qué proporción, pues dependiendo de eso se podría configurar el riesgo de que ese metal pesado se haya traspasado, finalmente, a los consumidores de la carne.
El fiscal de Freirina, Jorge Hernández Ángel, indicó a CIPER que su investigación apunta a establecer si hubo “propagación de agentes tóxicos para la salud de las personas que viven acá. Ese es el delito que está en el Código Penal. Es una figura bastante amplia. Tenemos que comprobar cuál ha sido el impacto que ha tenido todo esto en la salud de las personas y los animales. Por ejemplo, ahora apareció esto del mercurio”.
Hernández confirmó que pidió a la Bidema que tomara las muestras que arrojaron que el mercurio “está fuera de la norma”, como dice él, en el agua proveniente del Plantel Nº 6. Y confirma que ya pidió tomar nuevas muestras a la misma brigada.
– Yo pedí otros informes, contramuestras posteriores, que se están realizando. Segundos informes hasta ahora no hay.
-¿Eso incluye muestras de carne de los cerdos?
-De agua bebestible.
-¿El objetivo es ver si los resultados que arrojó la primera muestra puntual se repiten?
-Exactamente. Pedimos que se tomaran de distintas fuentes, en distintos lados.
-¿En otros planteles?
-Sí, se van a tomar muestras de distintos depósitos de agua.
-¿Y esos resultados para cuándo estima que puedan estar?
-Estas muestras se demoran un poco. No tengo información de cuándo van a estar.
-¿Las muestras ya se tomaron?
-Tengo entendido que sí.
La orden impartida por el fiscal Hernández para realizar nuevos análisis y tomar más muestras, coincide con el curso de acción que recomiendan especialistas en toxicología y producción porcina.
La doctora Laura Börgel, directora del laboratorio de toxicología Servitox Ltda., señaló a CIPER que el informe de la PDI es un “estudio superficial” y que, como tal, debe considerarse apenas como el punto de partida para realizar nuevos muestreos y configurar un “análisis de riesgo”. Este último es un estudio mucho más complejo, con modelaciones matemáticas, que cuantificaría el riesgo a partir del volumen de agua que consumen los cerdos, el promedio de exposiciones al metal y la “dosis de efecto”, que corresponde a cuánto mercurio tiene acumulado el animal en músculo, cerebro y riñón. Recién entonces, dice la especialista, se podría cuantificar el riesgo de consumir esa carne de cerdo.
-Lo que hay que ver es qué tipo de mercurio se está midiendo (orgánico o inorgánico), cómo se mueve ese mercurio en el medio ambiente (la forma en que los cerdos entran en contacto con ese metal) y cuánto de ese mercurio llega finalmente al cerdo -dice la doctora Börgel.
Susana Muñoz, ingeniera agrónoma y académica del Departamento de Producción Agraria de la Universidad de Chile, especializada en nutrición de animales monogástricos (como los cerdos), coincide en que los valores arrojados por el análisis de la PDI constituyen una alerta y obligan a realizar nuevos muestreos.
-El mercurio es un metal pesado, como el plomo, y si se va acumulando en ciertos tejidos del animal, eventualmente podríamos comer un cerdo, como pasa a veces con los pescados, que puede tener concentraciones mucho más altas de lo que se encuentra en forma natural (…). El valor que yo manejo es que la absorción de mercurio por el tracto intestinal es muy baja. Si tú comes un gramo de mercurio, quedaría alrededor del 0,01%. Por eso, el riesgo es mínimo, a no ser que se trate de una cantidad enorme a la que estás expuesto.
Uno de los aspectos del informe de la PDI que destaca la profesora Muñoz es que en las muestras P2 y P8, correspondientes a agua con purines y a lodo con purines, no se detectó mercurio. Si los cerdos bebieron agua con una alta concentración de ese metal, debiese haber residuos en sus heces, pero en ellas no hay rastros de ese elemento.
-Si hay mercurio en el agua, pero no en los purines, ¿a dónde se fue ese mercurio que bebió el animal? No puedo decir que el 100% quedó acumulado en el cerdo mientras no tenga muestras del tejido donde supuestamente se acumuló. Deben tomarse muestras de carne, de hígado, que es lo que comemos -dice la académica.
Inicialmente, el proyecto que presentó Agrosuper al proceso de evaluación ambiental consideraba que toda el agua que utilizaría en las faenas sería captada desde napas subterráneas. Por lo mismo, desde 2005 presentó a la Dirección General de Aguas (DGA) 17 solicitudes de derechos para operar pozos profundos en su predio de Freirina.
CIPER pidió, a través de la Ley de Transparencia, los documentos que indican en qué estado se encuentran esas 17 solicitudes, gestión que aún está curso. Asimismo, preguntó en las oficinas centrales de la DGA si estas solicitudes ya fueron resueltas y, revisado en el mesón de atención al público el catastro de derechos, se informó que hasta ahora no se han entregado derechos sobre aguas subterráneas a Agrosuper en la zona de Freirina. Solo se le ha concedido, según se informó en la DGA, un derecho de aprovechamiento de aguas superficiales del río Huasco de 900 litros por segundo. También se gestionó a su favor el traslado de tres bocatomas para extraer agua del mismo río, debido a que compró los derechos que poseían otras personas.
Durante el proceso de calificación ambiental, en la “adenda 1”, que es el documento donde Agrosuper respondió diferentes consultas de entidades públicas que exigían mayores detalles del proyecto, la empresa informó que ya no usaría aguas subterráneas y que toda la operación de la planta se haría con aguas superficiales provenientes del río Huasco. Esta modificación fue ratificada en el proceso de “adenda 2” (página 66 y siguientes).
En esa segunda adenda, la empresa fue taxativa al señalar que “el proyecto no contempla actualmente la construcción y operación de una planta de potabilización de agua”. CIPER revisó todos los antecedentes del proyecto y no encontró algún documento que acredite que al interior del predio de Agrosuper se instaló una planta de potabilización para el agua que consumen los cerdos. Tampoco se especifica de qué otra manera será tratada el agua para que cumpla con la norma de potabilidad. En síntesis, la autoridad ambiental calificó favorablemente el proyecto sin estar informada cómo el agua superficial del río Huasco, que recibe el impacto de faenas mineras y de una planta de tratamiento de aguas servidas en Vallenar, se convertiría en agua potable para casi medio millón de cerdos.
El Anexo 9.13 de la “adenda 1”, titulado “Abastecimiento de agua superficial” describe el sistema de captación y distribución del recurso para los diferentes planteles. Ese documento lleva el logo de Gestión Ambiental Consultores, la empresa que asesoró a Agrosuper y que en esa época tenía como subgerenta de Administración y Finanzas a la actual ministra de Medio Ambiente, María Ignacia Benítez. En este anexo jamás se menciona un procedimiento de potabilización. Lo que señala es que las aguas del río serán recibidas en una planta de bombeo e impulsadas por tuberías hasta unas “plantas de tratamiento” y desde ahí almacenadas en estanques para su posterior distribución. El documento no detalla si en esas “plantas de tratamiento” se potabiliza el agua.
Lo anterior es relevante porque ya en la “adenda 1” Agrosuper había adjuntado el Anexo 9.15, titulado “Antecedentes de plantas de potabilización de aguas”, también redactado por Gestión Ambiental Consultores. En ese texto, Agrosuper afirmaba que el agua para los cerdos debía, necesariamente, ser potabilizada: “Las aguas que deben ser potabilizadas corresponden al 100% del consumo de la faenadora y, al menos, al consumo de agua de bebida de los animales en los planteles”. Y señalaba que el proceso de potabilización de agua superficial requería de varias fases: desripiado, cámara de arena, coagulación y floculación, decantación, filtración y desinfección. Además, indicaba que a veces es necesario aplicar un tratamiento secundario, de tipo aeróbico, para reducir materias orgánicas (como coliformes fecales). Y agregaba que, en algunos casos, se requiere un tratamiento terciario para eliminar nutrientes o metales (como el mercurio): osmosis inversa, electrodiálisis y desinfección mediante la “inyección de gas cloro”.
Antes de cruzar la zona de Freirina, el río Huasco atraviesa una extensa zona de actividades mineras y cruza suelos ricos en diversos metales. Por lo mismo, es razonable que el fiscal Hernández investigue cómo es potabilizada el agua que Agrosuper extrae de ese curso fluvial y si ese proceso incluye el tratamiento terciario para eliminar metales.
De hecho, el agua llega a la planta a través de canales abiertos en suelo desnudo y en el informe del perito Gárate Lagos se indica, como hipótesis, que es probable que “la presencia de mercurio en la muestra de agua P3 (…), puede deberse a que existe ese elemento de manera natural en el suelo, lo cual se evidencia en el punto de control de suelo (muestra P10, donde se detectaron 9 mg/kg de mercurio)”.
La doctora Börgel considera que “es probable que (el mercurio en) el agua venga de una minería artesanal que no respeta las normas ambientales. Puede haber un trapiche más arriba. Puede haber habido una amalgamación en el río”. Para la profesora Susana Muñoz la posibilidad de que las aguas del río contengan una alta dosis de mercurio antes de ingresar al predio de Agrosuper, plantea un punto más grave:
-Si (el mercurio) está en el agua, eso importa porque no son solo los cerdos los que la consumen, pues está también la población humana. Si detecto que el agua tiene esto, son más importantes los humanos que los intermediarios.
El río Huasco es una de las fuentes de recarga de los acuíferos desde donde se extrae agua para el consumo de los habitantes de Freirina y, además, riega cientos de hectáreas de hortalizas, parronales y olivos. El presidente de la Junta de Vigilancia del Río Huasco y de la Asociación de Agricultores del Valle del Huasco, Wilhem von Mayerberger, descarta que las aguas del río y de riego estén contaminadas. Dice que el río es monitoreado permanentemente por una red de 32 estaciones financiada por Pascua Lama, la minera que opera en la cordillera en el nacimiento del curso fluvial, y cuya operación es validada por la DGA:
-Este es el río más monitoreado de Chile, por lo mediático de Pascua Lama -dice el dirigente gremial, quien explica que durante tres años, antes de que se iniciaran las operaciones de la minera, se midió la calidad de las aguas, para contar con una línea de base que permitiera establecer si las faenas de Pascua Lama impactan el recurso. Agrega que “se midieron partes donde el agua es de buena calidad y otras donde no es tan buena. Hay quebradas que pueden pasar por vetas de arsénico, pero se junta con otra agua de buena calidad y el conjunto, lo que mide la línea base, es que el agua total es de excelente calidad”.
Von Mayerberger reconoce que en el último tramo del río, desde Vallenar hacia Freirina y Huasco, donde se encuentra la planta de Agrosuper, el curso baja en calidad porque lo impacta una planta de tratamientos de aguas servidas de Aguas Chañar, la empresa sanitaria de la región. En esa zona, dice, los agricultores riegan con agua de vertiente. Esta es precisamente la parte del río que abastece a Agrosuper:
-Ellos ocupan agua de canal. Los canales pueden pasar por tierra agrícola donde les pueden echar matamalezas, químicos y orgánicos, perros muertos, etc. Ellos la potabilizan y le quitan todas esas cosas para dársela a los chanchitos. No tengo idea cómo funciona su sistema, pero sí la potabilizan. O sea… no sé si la potabilizan, pero le hacen un tratamiento.
Tres representantes de Agrosuper atendieron las consultas de CIPER sobre el informe de la PDI. El gerente de Asuntos Corporativos Rafael Prieto, el médico veterinario Mauricio Arias y el abogado Carlos Cortés, resaltaron que el análisis de la Bidema no es concluyente, que la fiscalía ha pedido tomar nuevas muestras para validar o descartar la anterior y que las mediciones de la calidad de agua que la empresa hace quincenalmente nunca han arrojado valores fuera de norma en relación a metales.
Arias afirma que al interior de la planta “efectivamente se hace un tratamiento y posterior cloración del agua”.
-¿Es eso igual a una potabilización?
-Podría hablarse de una potabilización, pero yo preferiría decir cloración.
-¿Hay algún certificado de la autoridad sanitaria que establezca que el tratamiento es de potabilización?
-Lo que nosotros aseguramos es que el agua que consumen los cerdos esté bajo los requerimientos de bacterias que presentan las aguas, que lo indica la norma 409 (sobre agua potable).
-¿Pero hay o no una planta de potabilización de agua?
-Hay una planta de tratamiento y cloración del agua en Freirina.
-¿No hay de potabilización?
-Yo no la llamaría de potabilización.
-¿En esta planta de tratamiento y de cloración, qué se le hace al agua?
– Se recepciona, llega a un tranque en el cual se hace un tratamiento de filtrado y posterior cloración.
-¿No se hace un proceso terciario donde se puedan separar los metales, por ejemplo, que es uno de los procedimientos que en las adendas Agrosuper establece que podría hacer?
-En el caso de esa planta, no.
-¿Pese a que es una zona minera, no se hace ningún tratamiento al agua relacionado con metales?
-No.
-¿Pero tiene alguna certificación de que la planta cumple los estándares para tratar el agua, de modo que sea seguro el consumo para los cerdos?
-Nos guiamos por la norma 409, que es lo que exige el Servicio de Salud, y en base a eso estamos funcionando.
El gerente Prieto agrega que Agrosuper ha contratado un laboratorio externo (SGS Chile Ltda.) que monitorea el agua de bebida para los cerdos cada 15 días, alternando los diferentes estanques de acumulación que hay en la planta para extraer muestras: “Se toman en los distintos puntos y después, con los análisis de laboratorio, se ve la composición, que tiene que regirse bajo esa ley (la norma 409). Informamos los resultados periódicamente”.
La empresa facilitó a CIPER los análisis de los muestreos hechos por SGS entre el 2 de enero y el 27 de septiembre de este año. En estos no se aprecian valores por sobre las normas para el mercurio. Pero en algunos meses sí superaron la norma los coliformes totales, trihalometano, sólidos disueltos totales, cloruros, ph y sulfatos. Estos últimos históricamente se encuentran en gran proporción en esa zona del río Huasco (vea los resultados de los muestreos hechos por SGS en mayo en los planteles Destete-Venta, antes y después de la toma de muestra hecha por la PDI).
El médico veterinario Arias dice que el análisis de SGS mide todos los parámetros que exige la norma 409: “Hacemos los monitoreos posterior al tratamiento del agua, a la filtración y cloración. Hoy, en el caso de los (planteles) Destete-Venta, específicamente, estamos muestreando las copas de almacenaje de agua cada 15 días”.
-¿Hubo en algún momento, en los meses cercanos a mayo, algunos parámetros por sobre la norma?
-¿En el caso de metales?
-En cualquier parámetro.
-En el caso de metales no hemos tenido ningún aumento de niveles sobre la norma. En algunos casos, hemos tenido ph sobre la norma y en sulfatos la zona históricamente es alta.
El abogado Arias pone en duda que el agua analizada por la PDI haya sido sacada de la que está destinada a la bebida de los cerdos y dice que ya planteó ese punto a la fiscalía: “La muestra de agua no fue de bebedero, fue (tomada) de un punto determinado donde se puede haber verificado cierta concentración de uno u otro metal, pero no era una muestra de agua respecto de la cual se estuviera dando de beber a los cerdos”.
-¿De dónde es, entonces?
-No sé exactamente de qué parte la sacaron.
-¿Entonces, cómo sabe que no es de los bebederos?
-Porque (el informe de la PDI) dice que no es de los bebederos.
-Pero el informe dice que era agua para bebida que estaba dentro del Plantel Destete-Venta.
-No lo tengo tan claro. Incluso cuando la fiscalía vio esto tampoco le quedó tan claro, por eso mandó a hacer otro informe.
A pesar de las dudas de Cortés, el informe elaborado por el perito Gárate es taxativo respecto de la ubicación y uso del agua correspondiente a la muestra P3: “Este punto de muestreo se encuentra ubicado al interior del Plantel Destete-Venta Nº 6 “Arenilla”, lugar desde el cual se levantó muestra de agua de bebida para los animales”. Incluso, fija las coordenadas exactas del punto: S 28º 33,120’ W 71º 1,140’.
Tal como lo señalan los informes del inspector Pérez y del perito Gárate, es probable que la alta concentración de mercurio haya sido un hecho puntual, aislado y no permanente. Aún si fuese así, y mientras no se demuestre que la medición hecha por la PDI adolece de errores, el vocero de los residentes de Freirina que se oponen a la planta, Yahir Rojas, espera que la fiscalía y las autoridades operen bajo el supuesto de que hubo exposición de los cerdos del Plantel Nº 6 a ese metal pesado:
– Esperamos que la autoridad tome cartas en el asunto, que se hagan nuevos análisis, que se muestreen posibles efectos sobre la comunidad y sobre los productos que Agrosuper ha puesto en el mercado.
Un antecedente que se debe considerar es que ya antes se ha registrado al menos un episodio en que de manera extraordinaria y aislada, tal como pudo haber ocurrido ahora con el mercurio, se detectó una alta concentración de un elemento químico en un curso de agua superficial de la zona. Efectivamente, en agosto de 2009 un monitoreo efectuado por Agrosuper al agua proveniente de la Puntera Los Chorros indicó que el Hierro Total sobrepasó los valores permitidos por la norma, aunque siempre se había mantenido por debajo del límite y luego volvió a bajar.
Una forma de establecer de manera concreta si los cerdos absorbieron y acumularon mercurio, aunque la presencia de ese metal haya sido un episodio extraordinario, es rastrear el paradero de los ejemplares que estaban en el Plantel Nº 6 al 23 de mayo y, si aún queda alguno en el mercado o en frigoríficos, analizar sus tejidos.
El jefe (s) del Área de División de Protección Pecuaria del SAG, Héctor Galleguillos, señaló a CIPER que ese servicio cuenta con las herramientas para establecer la “trazabilidad” de los cerdos producidos en los planteles de Freirina y determinar así su destino final.
Galleguillos informa que el SAG cuenta con un programa de inspección ocular en las plantas faenadoras, donde veterinarios detectan y separan animales enfermos o dañados, además de revisar, de manera aleatoria, los ganglios de algunos ejemplares en busca de rastros de una eventual patología. Si alguno de los cerdos provenientes de Freirina hubiese presentado alguna condición anómala, probablemente lo habrían detectado ahí, indicó Galleguillos. Una alta acumulación de mercurio puede provocar en los cerdos varios síntomas evidentes: anorexia, arcadas, vómitos, fiebre, constipación, pérdida de peso, debilidad, flaccidez de la musculatura abdominal, cianosis y ceguera, entre otros. Pero una acumulación más baja, puede ser imperceptible. Por eso, según los expertos, se requiere analizar tejido muscular, riñones, hígado, tracto gastrointestinal, cerebro y nervios periféricos, para determinar cuánto ha absorbido el organismo del animal.
El SAG ha implementado un programa denominado “Control de Residuos”, donde se analizan muestras de carne de cerdos (y de otros animales destinados al consumo humano) seleccionadas según un programa anual. Ahí se detecta la presencia de antibióticos, sustancias esteroidales, residuos químicos y microbiológicos, contaminantes como metales pesados (entre los que se cuenta el mercurio), organoclorados y organofosforados, entre otros elementos. Pero este es un programa que sólo se usa para informar a los mercados externos acerca de los parámetros globales detectados en la producción nacional de carne (vea los resultados de 2011) y no es un monitoreo que permita prevenir o contener los alcances de un problema sanitario, como podría ser el que ha dejado al descubierto el informe de la PDI.
Agrosuper entregó a CIPER los resultados de las muestras tomadas a la carne de sus cerdos en el programa Control de Residuos entre enero y octubre de este año (vea el informe). En total se tomaron 1.114 muestras en sus tres plantas faenadoras: Lo Miranda (479 muestras), Rosario (500 muestras) y El Milagro (135 muestras). Sólo en 35 de esas 1.114 muestras se detectaron elementos como cobre, dioxinas, furanos y PCB’s (policlorobifenilos), aunque ninguno de ellos por sobre las normas.
De las 479 muestras tomadas en Lo Miranda, 14 contenían elementos de este tipo (2,7% del total). De las 500 levantadas en Rosario, 13 tenían estos elementos (2,8% del total). La planta El Milagro fue la que, proporcionalmente, tuvo más muestras positivas: con 8 casos sobre un total de 135 (5,9%). Esta última es, precisamente, donde se faenó la mayor parte de los animales de Freirina y todas sus muestras positivas (aunque siempre con valores bajo las normas) provenían de esa zona de la Región de Atacama.
Si se considera que los cerdos son enviados al matadero cuando cumplen 180 días, es probable que algunos ejemplares hayan pasado meses en Freirina después de haberse expuesto a beber agua con mercurio el 23 de mayo. El funcionario del SAG Héctor Galleguillos indicó que algunos cerdos, después de faenados, pasan hasta seis meses congelados en cámaras frigoríficas antes de su comercialización. De esta forma, eventualmente, el SAG aún podría ubicar ejemplares que se vieron expuestos al mercurio y analizar si absorbieron y acumularon este metal.
El médico veterinario de Agrosuper, Mauricio Arias, dice que “tanto a nivel nacional como internacional, nos exigen tener un sistema de trazabilidad de seguimiento de nuestros productos”, por lo que puede establecerse su destino final. Pero es difícil que aún se puedan encontrar ejemplares para analizar la carne. El gerente Rafael Prieto dice que “tenemos stock de exportaciones de cerca de un mes: llega la carne, se procesa y se va en estado congelado o fresco. Cuando va en estado fresco, se consume en ocho días. Cuando es congelado, tiene un período máximo, en general (para) los stocks que tenemos, que no son superiores a un mes o un mes y medio de inventario”.
Una línea de investigación que ahora podría seguir el fiscal Hernández, si su objetivo es determinar la “propagación de agentes tóxicos para la salud de las personas”, es solicitar al SAG que establezca si hay aún en el mercado o en frigoríficos algunos de los ejemplares que el 23 de mayo bebieron agua en el Plantel Nº 6 de Freirina. O, al menos, dónde se les comercializó.
(*) Al día siguiente de la publicación de esta investigación, la Seremi de Salud de Atacama levantó la prohibición de funcionamiento y la planta en Freirina volvió a operar sin restricciones (vea la información en una nota de radio Bío Bío).