El Faro obtiene Premio de Derechos Humanos WOLA 2012
20.09.2012
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20.09.2012
La disminución de la tasa de homicidios en El Salvador, un país donde sólo en 2011 se registraron 4.374 asesinatos, no tiene nada que ver con los milagros. Si las dos principales pandillas (la Mara Salvatrucha y el Barrio 18) dejaron de matarse entre sí, fue por obra de un pacto al que llegaron con el gobierno del Presidente Mauricio Funes a comienzos de este año. Un pacto secreto que no era lo que se había anunciado oficialmente desde el principio: que las pandillas habían dejado de matarse como un gesto que ofrecían a la sociedad a cambio de nada y que el traslado de 30 de sus líderes de la cárcel de alta seguridad de Zacatecoluca era sólo una coincidencia.
Nada o muy poco se sabría de los detalles de ese acuerdo si el equipo de periodistas de El Faro no hubiera investigado y escudriñado cada uno de los pasos que siguieron los personajes clave que participaron en la inédita negociación del gobierno salvadoreño con dos de las organizaciones más peligrosas y violentas del mundo. Quizás tampoco se conocería la profundidad de algunos de los carteles más poderosos del narcotráfico que operan en Centroamérica ni de muchos de los más importantes casos de corrupción que han estallado en los últimos años en esa región.
El mismo ministro de seguridad y justicia de El Salvador, David Munguía Payés, lo reconoce en el reportaje que publicaron el martes 11 de septiembre en su sección Sala Negra con los últimos detalles del pacto entre el gobierno y las pandillas: “En marzo El Faro develó algo que nosotros no queríamos develar”.
El impacto que han tenido las investigaciones de El Faro lo ha llevado a ser reconocido como uno de los más importantes y respetados medios del continente. Por eso fue galardonado en los Premios de Derechos Humanos WOLA 2012, que entrega cada año la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA, por sus siglas en inglés) a organizaciones y personas que se esfuerzan por reducir el crimen y la violencia, a menudo exponiéndose a graves riesgos personales.
“El Faro ha demostrado la habilidad que tiene el periodismo independiente para monitorear efectivamente a aquellos en el poder, denunciando grupos del crimen organizado y poderosos intereses políticos, y transformándose en una fuerza mayor para la democracia y los derechos humanos en el país”, dice el comunicado de WOLA sobre la premiación que se llevó a cabo el miércoles 19 de septiembre en la Embajada de Francia en Washington, Estados Unidos.
No ha sido fácil el trabajo que ha realizado desde su fundación en 1998 el medio de comunicación independiente que dirige el galardonado periodista Carlos Dada y que creó junto a Jorge Simán. En una zona marcada por la violencia, su equipo de profesionales ha logrado develar a través del periodismo de investigación los alcances de la corrupción y el crimen organizado en América Central, enfrentando no sólo constantes presiones del poder, sino que incluso seguimientos y hasta amenazas de muerte. El momento más crítico fue quizás el que tuvieron que enfrentar en marzo de este año, 10 meses después de haber publicado “El cartel de Texis” (leer artículo), una investigación que reveló una red de crimen organizado que involucra a líderes de pandillas, empresarios prominentes y políticos locales en el noreste de El Salvador; y sólo unos días después de haber revelado los nexos de las pandillas con los funcionarios del gobierno para obtener “beneficios” a cambio del cese al fuego: aquello que, según Munguía, el gobierno no quería develar.
Para Dada, de cierta forma, los riesgos son algo inherente a la profesión cuando son precisamente las historias más violentas y peligrosas las que se quieren cubrir. Al recibir el premio, el director de El Faro señaló que en su país no hay una tradición de periodismo de investigación, que no tienen referencias ni maestros, por lo que han aprendido a realizar su trabajo inspirados en periodistas americanos y europeos que han arriesgado, y en muchos casos perdido, sus vidas para poder contar una historia. “Es nuestro deber moral seguir haciéndolo”, dijo, y agregó:
-La corrupción y el crimen organizado encuentran un terreno fértil en países con instituciones débiles. El periodismo investigativo aborda estos problemas y los expone a los ciudadanos, pero esto es irrelevante si no hay suficiente voluntad política en las autoridades para que estos delitos tengan consecuencias –añadió Dada.
El premio que anualmente entrega WOLA reconoce a las organizaciones o individuos que han trabajado incansablemente para promover los derechos humanos, la democracia y la justicia social en América Latina. Según el sitio web de la institución, los galardonados son aquellos “que ejemplifican un compromiso con la visión de futuro de WOLA, donde los derechos humanos y la justicia social son la base de las políticas públicas”.
En la edición 2012 del premio, además de El Faro, hubo otros dos reconocimientos. Uno de ellos fue para Helen Mack, la presidenta de la Fundación Myrna Mack, en Guatemala, por su “larga historia luchando por los derechos humanos y el Estado de Derecho en su país”.
Cuando su hermana Myrna fue asesinada por militares en 1990, Helen se embarcó en una cruzada que la llevó a convertirse en una de las más influyentes defensoras de los derechos humanos y en una de las voces líderes en asuntos de seguridad ciudadana en la región. En 1993 creó la Fundación que lleva el nombre de su hermana y desde entonces ha trabajado con otras organizaciones para presionar por mayor transparencia y rendición de cuentas por parte de las instituciones de seguridad y justicia de su país. Fue la cabeza de la Comisión para el Fortalecimiento de la Justicia (1997) y una de las fundadoras del Movimiento Pro-Justicia (1999) que promueve la transparencia en las elecciones de de los oficiales de justicia. En 2009 ayudó a formar el Foro de Guatemala, una red de más de 50 organizaciones que apoyan el trabajo de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG). El año pasado, Helen encabezó la Comisión Presidencial sobre Reformas Policiales, desde donde abogó por reformas para fortalecer, modernizar y profesionalizar la Policía Nacional Civil de Guatemala (PNC).
La otra institución premiada por WOLA fue el Centro de Formación y Capacitación para los Procesos de Atención a Situaciones de Sufrimiento Social(CFC PASSOS), también de El Salvador, que fue reconocido por el trabajo que ha realizado desde 1997, influenciado por las enseñanzas del asesinado arzobispo Óscar Romero, para prevenir la violencia en las comunidades más marginalizadas de San Salvador mediante actividades orientadas a jóvenes en situación de riesgo.
-Estamos inspirados por las iniciativas pioneras de cada uno de nuestros galardonados –dijo al entregar los premios Joy Olson, directora ejecutiva de WOLA–. La seguridad ciudadana es un derecho humano fundamental. Los Estados tienen la obligación de desarrollar instituciones fiscalizables que protejan a todos los ciudadanos de la violencia y la delincuencia.
Vea el video de la ceremonia de entrega de los Premios de Derechos Humanos WOLA 2012: