SERNAGEOMIN HABÍA ORDENADO CIERRE TEMPORAL DE LOS BRONCES
Mina de Anglo American debió estar cerrada cuando uno de sus camiones provocó mortal accidente en ruta a Farellones
07.06.2012
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SERNAGEOMIN HABÍA ORDENADO CIERRE TEMPORAL DE LOS BRONCES
07.06.2012
Eduardo Frazier no debería haber muerto la mañana del lunes 4 de junio. Tenía 29 años y se había levantado, como todos los días, para ir a trabajar en Incocap, la compañía familiar donde además de ser uno de sus directores, era gerente general. Salió de su casa junto a su pareja Alejandra Valenzuela alrededor de las 8:00 de la mañana. Ambos vivían en una parcela ubicada en el kilómetro 7 de la ruta G-21, en la comuna de Lo Barnechea y en medio de la única vía que existe para llegar a Farellones. En el camino, a pocos metros de su casa, se encontraron con Rodrigo Espinoza, un vecino que hacía dedo a la orilla del camino. Frazier se detuvo. Rodrigo subió al auto y los tres emprendieron la marcha. En sólo minutos llegaron a la curva del kilómetro 5. Allí se encontraron de frente con un enorme camión que venía en el carril contrario. Cuando pasaban a su lado, el camión volcó. Frazier murió de inmediato porque la mole que llevaba cal viva para las operaciones de la mina Los Bronces, de Anglo American, le cayó encima. Su auto quedó destrozado. Aunque lesionados, Alejandra y Rodrigo salieron vivos. Lo mismo pasó con el chofer del camión. Eran las 8:10 de la mañana.
Pero Eduardo Frazier no debería haber muerto no sólo porque ese camión, con su carga altamente tóxica, tenía prohibido circular a esa hora por ese camino. Había otro antecedente adicional -hasta ahora desconocido- por el que ese camión nunca debió haber estado allí ese día.
Hace poco más de dos meses, CIPER publicó un reportaje que reveló las irregularidades que cada día comete Anglo American en el uso de esa vía para transportar sustancias tóxicas al yacimiento de cobre Los Bronces. La investigación acreditó que a distintas horas, caravanas de camiones circulan por las avenidas Kennedy, Las Condes y la ruta a Farellones, burlando las restricciones horarias impuestas para disminuir los riesgos a que se exponen los vecinos en caso de que esos vehículos sufran accidentes. Esos camiones –que llevan ácido sulfúrico, nitrato de amonio y cal viva– sólo tienen permitido circular entre las 00:00 y las 06:00.
Aunque se cumplieran las normas para el transporte de esas sustancias, el riesgo siempre está. Y no sólo para los vecinos de esa zona. El mismo reportaje mostró cómo el agua potable de todo el sector oriente de Santiago corre a diario el peligro de contaminarse cuando los camiones vuelcan y derraman su carga a sólo metros del cauce que alimenta las plantas de tratamiento de Aguas Cordillera. Eso estuvo a punto de pasar el pasado 28 de marzo, cuando uno de esos camiones se desbarrancó con una carga de 20 toneladas de nitrato de amonio que escurrió por la tierra, deteniéndose a solo 20 metros del curso de agua. Y en 2006, ese peligro se transformó en emergencia cuando dos veces las plantas de la empresa sanitaria tuvieron que paralizarse porque camiones accidentados habían vertido toneladas de químicos tóxicos en el agua que consume una parte importante de la capital.
Como eran las 8:10 de la mañana, el camión que se volcó sobre el auto de Eduardo Frazier no debería haber estado en la ruta. Y no sólo porque vulneraba la restricción horaria expresamente impuesta por la autoridad sanitaria metropolitana. Había más. Dos días antes, el Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin) cerró temporalmente la faena de Anglo American. Si ese camión estaba el lunes 4 de junio en el estrecho camino que lleva a Farellones, y si se dio vuelta y aplastó el auto de Eduardo Frazier con él en su interior, fue porque la empresa minera continuó con sus operaciones a pesar del cierre decretado por la autoridad máxima que los fiscaliza.
El otro accidente, que se ha mantenido en estricta reserva, ocurrió la tarde del sábado 2 de junio. Un camión que transportaba mineral al interior de la mina Los Bronces chocó con una camioneta que regulaba el tráfico desde y hacia el sector de carga de material. Su conductor tuvo suerte, porque salió sólo con lesiones leves, pero la camioneta fue declarada con pérdida total. Como lo indica el protocolo detallado en el Reglamento de Seguridad Minera, el gerente de seguridad y salud ocupacional del yacimiento, Nelson de la Rivera, se comunicó de inmediato con el Sernageomin. Primero por vía telefónica. Después, el accidente fue confirmado y formalizado con el envío que hizo el mismo funcionario del “Formulario de Notificación Inmediata de Accidente del Trabajo Fatal y Grave”. Según los registros de la entidad estatal encargada de regular y fiscalizar el sector minero en el país, la recepción de ese documento fue a las 17:43.
Ese mismo día, personal del Sernageomin fue hasta la mina para recabar la información que le permitiera no sólo indagar las causas del accidente –como le dijo a CIPER el jefe de su departamento jurídico, Max Larraín–, sino que también para “indicar las medidas correctivas inmediatas y pertinentes en el Libro del Sernageomin”. Aunque no está claro cuáles fueron las observaciones que los funcionarios anotaron en el libro de la faena minera, el Sernageomin emitió dos resoluciones exentas mediante las cuales dispuso el cierre total temporal del yacimiento de Anglo American hasta que se cumplieran a cabalidad cuatro de las medidas correctivas señaladas (las indicadas en los puntos Nº 1, 2, 3 y 5). Además, se ordenó la paralización de las operaciones de todos los vehículos que no estuvieran en condiciones técnicas de operar de acuerdo al procedimiento de tránsito de la mina.
-Nosotros dijimos: se cierra la faena de Los Bronces hasta que cumplan unas medidas que eran bastante específicas y que fueron cumplidas en los días posteriores. En base a eso, anoche se levantó la paralización temporal de la faena. La resolución salió a las 20:00 horas del miércoles 6 de junio –señaló esta mañana Larraín a CIPER.
Los documentos emitidos por el Sernageomin indican claramente que el lunes 4 de junio la mina debía estar completamente cerrada. Eso no sólo significa que la extracción de mineral debía paralizarse, sino que también todas las operaciones anexas, incluyendo el transporte de químicos por parte de sus proveedores. Pero eso no ocurrió.
El mismo día que falleció Eduardo Frazier, el director nacional del Sernageomin, Julio Poblete, se reunió con autoridades de Anglo American para discutir los antecedentes que la entidad estatal había recabado en su investigación sobre el accidente ocurrido al interior de Los Bronces y de las medidas que la empresa debía tomar para mejorar sus procedimientos. Una reunión de rutina, según explica Larraín, cuando ocurre un accidente de ese tipo. Ni la muerte de Frazier ni el por qué había camiones que seguían llevando sustancias tóxicas a la mina cuando ésta debía estar paralizada, fueron parte en la reunión.
A pesar de que lunes y martes Los Bronces debía estar cerrada, los camiones que proveen al yacimiento de químicos continuaron subiendo por la ruta a Farellones como si nada. Ni siquiera la presencia de funcionarios del Sernageomin, que esos días fueron a la mina para recabar más antecedentes sobre el accidente que ocurrió en su interior, fueron aliciente para que se detuvieran esas operaciones.
Después de la muerte de Frazier, y mientras la mina seguía recibiendo las sustancias tóxicas que requiere para su funcionamiento, los vecinos del sector salieron con pancartas a la calle para protestar por el peligro que significa el transporte diario y a cualquier hora de esos elementos frente a las puertas de sus casas. Horas más tarde, Anglo American emitió un comunicado público donde, además de lamentar su deceso y hacer llegar a su familia las condolencias respectivas, la empresa especificó que el camión que se volcó no era suyo, sino que pertenecía a una empresa subcontratista que les provee de cal viva. Por lo tanto, la responsabilidad en el accidente no era de la minera. Y de paso, mandó un mensaje a los vecinos que protestaban:
“La ruta G-21 es un camino público y es la única vía existente habilitada para acceder a la operación de Los Bronces. Es por ello que la compañía ha implementado rigurosas medidas de seguridad, incluyendo reglamentos de conducción, controles de velocidad en la ruta, especificaciones técnicas para los vehículos, normas para conducción en condiciones de invierno y capacitación permanente a los conductores”, dice el comunicado.
El martes por la noche, Liza Lobo, una de las vecinas del Camino a Farellones, reenvió a la comunidad del sector un mail que escribió Pedro Palma, otro de los habitantes que han participado en las manifestaciones. En él, Palma calificaba a Frazier como un “mártir de nuestra causa” y se quejaba por el tratamiento que había dado la prensa el día anterior al accidente, tratándolo como uno más de los tantos accidentes de automóviles que ocurren en Chile. Alegaba que ningún medio había mencionado las irregularidades detrás del transporte de los químicos. También que lo que afirmaba Anglo American en su comunicado, que esa ruta es la única vía que tienen para llegar a Los Bronces, es falso. Cuando reenvió el correo, Lobo aprovechó de avisarles a sus vecinos los horarios y lugares en que se realizarían el miércoles la misa y el funeral de Eduardo Frazier.
La paralización de la faena, al menos en el papel, duró hasta el miércoles 6 de junio por la noche. Si bien el Sernageomin levantó el cierre, mantuvo la detención de sus camiones de Alto Tonelaje por ser la causa específica del accidente del sábado con la camioneta dentro de la mina. O sea, durante toda esa jornada Los Bronces debía permanecer cerrada y, por lo tanto, sin recibir camiones cargados con ácido sulfúrico, nitrato de amonio o cal viva. Pero eso no pasó. Cuatro horas antes de que comenzara la misa para despedir a Frazier, el vecino Jaime Lama respondió el correo de Lobo:
“Liza espero que estés bien. Te comento que hoy la mina está de nuevo generando riesgos en el camino. Hoy recibí llamadas de vecinos que se encontraron con camiones y micros. Uno en particular contó 14 camiones y cuatro buses juntos, algunos claramente a exceso de velocidad y cruzados del eje de la calzada en las curvas. Por mi parte, he visto a varios desde mi casa. Es una falta de respeto a la vida humana y una total indiferencia frente a los lamentables sucesos de antes de ayer. Nos muestra las características reales de Anglo American: les importa un comino la comunidad y la vida de su gente”.