El expediente desconocido
En la Suprema se libró el último round de la pelea de los arquitectos Senerman y Mardones
30.05.2011
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El expediente desconocido
30.05.2011
Fue uno de los episodios polémicos del 2008. El arquitecto Gonzalo Mardones –uno de los favoritos del Presidente Piñera–, denunciaba en las páginas de revista Qué Pasa que Abraham Senerman le había plagiado un proyecto. El acusado era uno de los empresarios inmobiliarios más activos en Chile, principal impulsor, a través de Sencorp, del boom del barrio financiero apodado como “Sanhattan”.
El último edificio emblemático que él mismo proyectó fue la Torre Titanium, la más alta del país. Y justo al frente, donde funcionó el Estadio Santa Rosa de Las Condes de la Universidad Católica, construye su nuevo y ambicioso proyecto inmobiliario: Parque Titanium. El mismo que desató el bullado litigio con Mardones. Aunque parecía un caso cerrado hace ya dos años, lo cierto es que siguió un silencioso trámite judicial hasta llegar a la Corte Suprema, donde recientemente Senerman sufrió un duro golpe.
Todo comenzó a principios del año 2005, cuando Abraham Senerman entró en conversaciones con el Club Deportivo Universidad Católica para participar en la licitación de las 6,5 hectáreas de terreno del estadio, con el fin de utilizarlo para consolidar la presencia de la Inmobiliaria Titanium en la zona. Junto al holding Bethia -ligado a la accionista de Falabella Liliana Solari-, concretó la compra a fines de 2007. Las cláusulas de ese contrato incluyeron el permiso de edificación y los derechos sobre el proyecto inmobiliario desarrollado por los arquitectos Gonzalo Mardones y Eduardo San Martín, quienes en 2001 habían sido contratados por el Club de la UC.
Fue esta dupla de arquitectos la que recurrió a los distintos organismos para obtener las autorizaciones para construir los edificios. El tema era polémico ( ver recuadro ) y para lograr los permisos se reunieron, entre otros, con el alcalde de Las Condes, Francisco de la Maza y con el entonces ministro de Vivienda, Jaime Ravinet. El proyecto finalmente se aprobó según las condiciones de uso de suelo del Estadio Santa Rosa, determinado por la Ordenanza General de la Ley de Urbanismo y Construcción para terrenos de áreas verdes, según el cual un 20% se debe destinar a construcción y el 80% restante a parques de uso público.
Luego de numerosas reuniones, De la Maza y los dos arquitectos llegaron a un acuerdo: se construirían 3 torres de 23 pisos –la altura fue definida por el municipio–, y habría 4 hectáreas de parque. Con esos límites, Mardones y San Martín diseñaron un proyecto arquitectónico por encargo del Club UC.
Tras adjudicarse el terreno y el proyecto por US$ 34,7 millones, Senerman inició los trámites de cambio de profesionales, pues según declara en el expediente abierto por el Tribunal de Ética del Colegio de Arquitectos, desde un comienzo advirtió al Club Deportivo UC que no continuaría con los servicios de Mardones y San Martín.
El encargado de hacer los nuevos trámites fue el arquitecto Mauricio Fuentes, quien hasta unos meses antes había integrado el equipo del Club Deportivo UC, gestionando con ellos la obtención del permiso de edificación. Fuentes figuró, además, como revisor independiente del proyecto original. Pero ya en el proceso de licitación Senerman lo contrató y, según afirma Fuentes en el expediente, le informó a la gerencia del Club UC y a Eduardo San Martín, sin que ellos pusieran ninguna objeción.
Cuando Mardones y San Martín se enteraron de que Senerman había iniciado el trámite de modificación del permiso de edificación y que sus nombres habían sido “silenciados” del documento sin su autorización, estalló el conflicto.
Acusaron a Senerman de “plagio y apropiación de trabajo ajeno” ante el Tribunal de Ética del Colegio de Arquitectos, argumentando que el proyecto de Senerman consta de 3 torres de 23 pisos y de 4 hectáreas de áreas verdes de uso público, igual que el proyecto original presentado por ellos. En su acusación afirman que nunca cedieron los derechos inmobiliarios del proyecto inscrito por ellos en el Registro de Propiedad Intelectual, por lo que es imposible que Senerman los hubiese adquirido al comprar el predio. Cuestionaron también el actuar del arquitecto Fuentes por faltar a la ética profesional. Gonzalo Mardones “considera inaceptable la participación de Mauricio Fuentes quien actuaba como revisor independiente tanto en el permiso de ellos como en esta modificación presentada por Abraham Senerman”, se lee en el expediente.
Frente a esta acusación, el 10 de noviembre de 2008 Senerman presentó sus descargos. Aseguró que trató de comunicarse con la dupla de arquitectos, pero al no recibir respuesta, decidió seguir por lo que llama “la vía legal”. En su declaración agregó que, previo a la compra, insistió ante el Club Deportivo UC para que los honorarios de los arquitectos estuviesen pagados: “A fin de tener mayor certeza, solicitó que el Club le cediera a Inmobiliaria Titanium, los derechos inmobiliarios, el permiso de edificación y todos los estudios, mediante escritura pública”.
Diecisiete días después de que Mardones y San Martín registraran la denuncia ante el Tribunal de Ética, el primero dio una entrevista a revista Qué Pasa donde expuso públicamente su acusación de uso de trabajo ajeno y comparó las maquetas de ambos proyectos –lo que ha sido calificado de fotomontaje– para intentar demostrar que Senerman le había copiado.
Senerman no tardó en reaccionar. Al considerar que su nombre y ejercicio profesional había sido desprestigiado, también recurrió al Tribunal de Ética el 8 de diciembre de 2008.
En enero de 2009, la fiscal Lilian Vergara acogió la denuncia de Mardones de utilización de trabajo ajeno por medio de la compra de Santa Rosa de Las Condes, situación que a su juicio, ameritaba una sanción ética: “Formúlese cargos por falta a la ética al arquitecto don Abraham Senerman por su participación en lo que respecta a la falta de lealtad profesional con sus colegas San Martín y Mardones”.
A juicio de la fiscal, los proyectos corresponden a soluciones arquitectónicas distintas, pero “para ambas el Plan maestro es el mismo y el programa es el mismo”. Se entiende que el proyecto de Senerman sí se basa y trabaja sobre la propuesta original, pudiendo haber ingresado uno nuevo. Además, en esa oportunidad, la fiscal consideró que “es el Club Deportivo Universidad Católica el principal causante de los desencuentros y disputas entre los arquitectos y merece un especial llamado de atención moral, pese a que legalmente se ha actuado dentro de los parámetros de la normativa vigente”.
Respecto de la denuncia de Senerman, la fiscal dejó estipulado que San Martín y Mardones merecían una sanción por hacer pública la controversia en los medios de comunicación y “afectar” la honra del arquitecto, sin esperar la resolución del Tribunal de Ética.
Cuatro meses después, el 7 de mayo de 2009, el tribunal emitió finalmente un fallo (Resolución Nº 08-10). A diferencia de lo manifestado en enero por la fiscal Vergara –que también integra el tribunal–, decidió sobreseer a Abraham Senerman de los cargos por violación a los principios de lealtad profesional.
Quien sí fue sancionado fue Gonzalo Mardones, recibiendo una censura por escrito y de carácter público, por dar a conocer el caso, desprestigiando profesional y éticamente a Senerman. A su vez, Eduardo San Martín recibió una amonestación verbal de carácter privada por respaldar y hacer propia la actuación de Mardones.
Esta resolución fue lo último que se conoció públicamente del caso. Sin embargo, aún le quedaba mucho camino y un importante giro.
El 29 de septiembre de 2009, Mardones y San Martín apelaron, insistiendo en que se sancionara a Senerman por infracción a la disposición del artículo 6º de la Carta de Ética del Colegio de Arquitectos (que prohíbe “utilizar planos y documentos técnicos sin el consentimiento de sus autores” y es explícita en que de no obtenerlo se deberá desistir de su utilización). También lo acusaron de no cumplir las instrucciones dadas por el Tribunal de Ética, que prohibían pronunciarse públicamente sobre la causa antes de que se emitiera el fallo, pese a lo cual Senerman se refirió al caso en el Diario Financiero.
Además, solicitaron ser absueltos, pues Mardones se refirió al caso antes de la prohibición dictada por el Tribunal de Ética, asegurando además que “no tuvieron como objetivo desprestigiar personal o profesionalmente al arquitecto Senerman”
El aludido también hizo uso de su derecho de apelación y solicitó al tribunal confirmar las sentencias por faltas éticas contra los arquitectos Mardones y San Martín; declarar inadmisible la apelación; modificar la sanción de censura privada y por escrito a Eduardo San Martín y pronunciarse acerca del fotomontaje y de la indebida utilización de un medio de comunicación.
A fines de septiembre de 2009, el Tribunal de Apelaciones del Colegio de Arquitectos consideró las peticiones de los denunciantes y sancionó al arquitecto Abraham Senerman Lamas con una amonestación privada por su “falta de cuidado en la gestión dirigida a obtener la autorización de los arquitectos Mardones y San Martín”, para el uso de los documentos que originaron la certeza jurídica sobre el predio del CDUC; y en menor grado por violar la prohibición del Tribunal de Ética, respecto de hacer declaraciones públicas sobre el caso.
Además, el Tribunal de Apelaciones, rebajó en dos grados el fallo de primera instancia que sancionaba al arquitecto Gonzalo Mardones, adjudicándole cargos por censura, por escrito y de carácter privado, por hacer declaraciones en la prensa sobre el caso, produciendo el desprestigio ético y profesional de Senerman, y en menor grado por efectuar un fotomontaje sin la autorización del propietario de la maqueta. Sí confirmó la sanción de censura por escrito privada al arquitecto Eduardo San Martín, por ser ésta inapelable.
No conformes con la nueva resolución, el 14 de octubre de 2009 Mardones y San Martín presentaron, por separado, un recurso de reposición. Notificado de esta situación en noviembre, Senerman decidió hacer lo mismo. El Tribunal de Apelaciones volvió a fallar el 6 de enero de 2010 y no acogió la reposición presentada por Mardones de dejar sin efecto la censura por escrito en su contra. Tampoco accedió a la reposición de Senerman.
Sí concedió la solicitud de Mardones de dejar sin efecto su sanción por la realización de un fotomontaje, pues consideró que no había pruebas de que el arquitecto hubiese participado “de sí y para sí” en este hecho. Además, aceptó la solicitud de San Martín de sacar del expediente y en particular del fallo, el texto que hace referencia a su negativa de hablar con Senerman cuando éste lo solicitó. Este punto no es menor, ya que fue parte de la defensa del arquitecto de Titanium durante el proceso.
Senerman no quedó conforme y decidió llevar el tema a la justicia ordinaria. El 18 de enero de 2010, el abogado Hernán Tuane ingresó un recurso de apelación constitucional ante la Corte de Apelaciones de Santiago
Tras ser consultado por CIPER, Tuane leyó parte de las acusaciones que hizo durante el proceso: “Los denunciados Mardones y San Martín, sabiendo todas y cada una de las circunstancias que mi cliente por medio de Titanium desarrolló ante la Seremi de Vivienda y ante la Dirección de Obras Municipales de Las Condes, para obtener la modificación del permiso de edificación nº 173-07, hicieron un seguimiento continuo y permanente a todas sus actividades, esperaron pacientemente el resultado de la actividad profesional, para al fin cuando él logró conseguir la referida modificación, le asestaron impúdicamente el golpe de la desacreditación, publicando en la revista Qué Pasa sus dichos atentatorios al buen nombre y fama del señor Senerman. Esto lo hicieron así, pues ya tenían tomada antemano la decisión de llevarlo al Comité de Ética del Colegio de Arquitectos”.
Pese a que el recurso fue admitido inicialmente a tramitación, diez meses más tarde, el 21 de octubre pasado y luego de juntar todos los antecedentes de la investigación, la Cuarta Sala, integrada por los ministro Patricio Villarroel y Pilar Aguayo y la abogado Andrea Muñoz, resolvió declarar inadmisible el recurso.
La guerra no terminó ahí. El 25 de noviembre, Senerman volvió a insistir en su defensa y presentó un recurso de casación ante la Corte Suprema. Sin embargo, el 27 de abril pasado el máximo tribunal sentenció que el recurso “adolece de falta de fundamento” y por lo tanto fue rechazado, poniendo fin a los intentos del Senerman por revertir el fallo del Colegio de Arquitectos.
Según relata Senerman en el expediente, trató de comunicarse con Eduardo San Martín –a quien conocía hace muchos años– entre enero y julio de 2008, para informarle del cambio de arquitectos en el permiso de edificación conseguido por los entonces arquitectos del Club Deportivo UC.
Asegura que manifestó siempre, como requisito para la compra al Club Deportivo UC, el no continuar con los servicios de Mardones y San Martín, pues ya tenía su equipo consolidado. Y por otro lado, San Martín reconoció que se negó a contestar las llamadas del arquitecto de Titanium una vez que se enteró por “azar” de las intenciones de modificaciones al proyecto realizado por él y Mardones.
De acuerdo a la versión de Senerman, después de varios intentos logró comunicarse con su colega, pero éste lo derivó con su abogado, sin que pudiera continuar la conversación. “Ante la negativa de los arquitectos Mardones y San Martín para discutir el tema de la autorización de la modificación del permiso (…) el arquitecto Senerman continúa la tramitación de la modificación del permiso por la vía legal”, se lee en el expediente.
Senerman justifica así el cambio de profesionales y la modificación del proyecto sin la venia de Mardones y San Martín. Agrega, incluso, que fue muy difícil la tramitación de cambio de profesional, pues San Martín “usó todas sus influencias y contactos para obstaculizar y retrazar el proceso”, enviando cartas tanto a la municipalidad como al Minvu.
Mardones y San Martín sostienen que Senerman inició el trámite de modificación del permiso de edificación ante el Departamento de Obras Municipales (DOM) sin haber concretado como corresponde –según los estatutos del Colegio de Arquitectos– el cambio de profesionales a cargo del proyecto y sin la autorización y firma de ellos. Sin embargo, según declararon los arquitectos al Tribunal de Ética, Senerman insistió y acudió con el expediente ante la Seremi de Vivienda, que autorizó la modificación, con lo cual finalmente el DOM aprobó el documento.
Ante las consultas de la fiscal Vergara, el seremi de Vivienda Javier Wood dejó claro que a su juicio el organismo que él representaba equivocó su actuar al no coordinarse con la municipalidad, pero hizo ver que la Seremi no es la que otorga el permiso, sólo autoriza la obtención de éste.
Cuando Senerman concretó la compra del terreno, la escritura dejó constancia de la existencia de un contrato con la misma fecha y lugar, para “ceder y transferir el proyecto inmobiliario, el permiso de edificación y otros estudios a Titanium”. Los arquitectos Mardones y San Martín dicen en el expediente que no fueron informados de este hecho y agregan que para ese entonces aún no se hacía efectivo el finiquito que concluía su relación con el Club Deportivo UC.
Mardones y San Martín firmaron el finiquito el 29 de enero de 2008 por una suma cercana a los $500 millones de pesos (24.000UF). Sin embargo, en sus declaraciones aseguran que este pago no incluyó los derechos inmobiliarios del proyecto realizado, sino sólo la obtención del permiso de edificación. San Martín aseguró que sus honorarios como arquitecto proyectista no habían sido cancelados.
La fiscal estimó que es poco probable que los arquitectos Mardones y San Martín no supieran que los derechos inmobiliarios estaban incluidos en la venta, pues según concluyó de una reunión que sostuvo con Juan Enrique Serrano, gerente técnico del Club Deportivo UC, desde que los arquitectos fueron contratados, ellos siempre supieron de la intención de comercializar el recinto, con proyecto incluido. Es más, según Vergara, ambos profesionales se mostraron dispuestos a colaborar en este propósito, aceptando los hechos de manera tácita. Y agrega que, en caso de no haber estado de acuerdo, nunca lo dejaron claro expresamente y por escrito.
Por otro lado, Serrano asegura que los arquitectos sabían que la única opción de continuar en el proyecto luego de la venta era que la inmobiliaria que comprara decidiera mantener el mismo equipo de arquitectos. Algo que no ocurrió.
El Club Deportivo UC estaba al tanto de que al menos una de las empresas que participaba del proceso contenía a Mardones y San Martín como arquitectos del proyecto. Por lo mismo, se preocuparon especialmente de que los arquitectos no se enteraran del precio y de las condiciones de la venta, para que no surgieran dudas de transparencia. Pese a los resguardos, la polémica se extiende hasta hoy.
El año 2000, La Universidad Católica pensó en el terreno de Santa Rosa de Las Condes para instalar el MBA de esa casa de estudios. Para ello contrató al arquitecto Eduardo San Martín. Sin embargo, las características de uso del suelo, sumado al costo de la autopista Costanera Sur, hicieron que al poco andar el Club Deportivo UC desistiera de la idea y optara por comercializar el recinto.
Entonces, el Club Deportivo UC conformó un equipo compuesto por Manuel Ahumada, Alfonso Swett, Mauricio Fuentes, Félix Villa y el recién contratado Gonzalo Mardones. Ellos realizaron un estudio que concluyó que lo que el mercado podía absorber en los próximos 15 años dada la ubicación del terreno, eran cuatro torres de oficinas más un hotel y estacionamientos. Sin embargo, cuando los socios del club se enteraron de esta iniciativa, recurrieron junto con la Agrupación Defendamos la Ciudad hasta la Contraloría General de la República para evitar el cambio.
Los opositores al proyecto argumentaron que el predio donde se ubicaban las dependencias del Club Deportivo había sido donado por el Estado a la Universidad Católica en 1970, con el fin de que los alumnos lo utilizaran para sus actividades deportivas. Sin embargo, durante la dictadura la universidad transfirió este recinto al Club Deportivo UC, situación que según manifestó Patricio Herman, presidente de Defendamos la Ciudad, al diario La Nación el 28 de julio de 2006, presentaba irregularidades que ninguna autoridad corrigió en su minuto.
Los socios, por su parte, dijeron que no estaban de acuerdo con la venta, pues tenían interés en seguir utilizando el estadio para el fin con el que había sido donado. La Contraloría rechazó el proyecto en primera instancia, situación que originó que el club presentara un recurso de protección en la Corte de Apelaciones, aludiendo que el dictamen de ese organismo vulneraba sus derechos constitucionales. Finalmente el 25 de abril de 2006, el tribunal de alzada revocó lo razonado por la Contraloría, permitiendo la venta del terreno.
En abril del año pasado comenzaron los primeros movimientos de tierra para iniciar la construcción de las 3 torres del proyecto Parque Titanium, el cual estaría listo en 2012, según ha manifestado a la prensa el socio de Senerman, Gonzalo Rojas, del Holding Bethia. El negocio de US$180 millones de inversión también cuenta con el financiamiento de Inversiones Muni de Carolina Munizaga Barrales.
Según se ha consignado en la prensa, Parque Titanium ya tiene cerrada la venta de la torre C con la firma de telecomunicaciones ENTEL. La segunda de las torres, la B, que ya se comenzó a construir, tiene 3 posibles compradores -un fondo europeo, otro norteamericano y otro chileno-, según informó Abraham Senerman al diario La Tercera, el 7 de agosto pasado. La torre A, podrían convertirse en un hotel.