Las redes de amistad y negocios del gabinete de Sebastián Piñera
10.02.2010
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10.02.2010
Se toparon en los pasillos de la UC, iniciaron sus carreras en el departamento de Estudios del Grupo Cruzat y volvieron a las aulas en Chicago o Harvard. Se reencontraron en el exclusivo mundo chileno de los negocios, donde afianzaron amistades y ganaron millones al alero de los grandes grupos económicos. El alumno más aventajado los llevó al gobierno. Son los mismos de siempre, ahora en la cima del poder político.
Explorar en la historia de los ministros escogidos por Sebastián Piñera da nuevas señales sobre la convicción que se impuso en el proceso de elección. Una red invisible y cómplice y una historia común que atraviesa los últimos 30 años los une. Y no menos importante, ninguno de ellos heredó fortuna. La mayoría son profesionales de éxito que han acumulado cuantioso patrimonio colocando talento y agudeza en los negocios y en las mesas de dinero al servicio de los grandes grupos económicos. De la misma forma en que Piñera inició su conversión en millonario.
En el vértice de esta red se ubican los titulares de dos de las carteras clave de Sebastián Piñera: Hacienda y Cancillería. Felipe Larraín Bascuñán (51 años) y Alfredo Moreno Charme (48 años) son amigos de antigua data. Para ser más exactos desde 1976, cuando el futuro ministro de Hacienda ingresó a la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad Católica (UC). En ese momento, el nuevo canciller estudiaba desde hacía dos años ingeniería civil en la misma UC, pero su atracción irresistible por la economía lo hizo tomar cursos en esa facultad.
En esas aulas se hicieron amigos, formando un grupo de estudios el que también integraba Fernando Coloma, ex presidente de Canal 13 TV y director de la Bolsa Electrónica, quien integró el grupo Tantauco y figuró hasta última hora como posible miembro del gabinete.
A fines de los ’70, el grupo tuvo su primera oferta laboral. El Grupo Cruzat, uno de los más importantes de la época, había formado en el Departamento de Estudios de Forestal S.A. un verdadero motor reclutador de los más brillantes egresados de Economía de la UC. Moreno aceptó. También lo hicieron sus dos mejores amigos de facultad: Juan Bilbao y Francisco Pérez Mackenna.
Fue al alero del Grupo Cruzat que los caminos de Moreno Charme y el futuro ministro de Economía Juan Andrés Fontaine (55 años), se juntaron. El segundo acababa de llegar de la Escuela de Chicago. Había egresado en 1975 de Economía de la UC, titulándose con una novedosa tesis sobre macroeconomía y mercado laboral para luego partir a Chicago a realizar un post grado donde encontraría a Cristián Larroulet (56 años) y Joaquín Lavín (56 años), los nuevos ministros de la secretaría general de la Presidencia y Educación.
En un ambiente ajeno y lejos de responsabilidades locales, los lazos de confianza del trío y sus respectivas esposas se afianzaron y perduraron.
Del mítico semillero de Manuel Cruzat, donde Moreno y Fontaine harían escuela, hubo otros economistas que salieron a romper lo que hasta entonces se conocía como el inmutable mapa de los poderosos grupos económicos criollos. Entre ellos destaca Sebastián Piñera, Carlos Alberto “Choclo” Délano y su actual socio del grupo Penta, Carlos Eugenio Lavín.
También están los que se incorporarían al régimen militar para romper otros esquemas, como el hermano del presidente electo y su contendor de siempre, José Piñera. Su Plan Laboral y la reforma que creó la previsión privada (AFP) a principios de los ’80, hasta hoy son motivo de aguda polémica.
No sería la última vez que el grupo profundizaría y disputaría por sus habilidades en los negocios y las recetas para innovar en el modelo neoliberal desde la academia. Competitivos y buenos negociadores, se harían rápidamente un espacio en el selecto mundo empresarial chileno.
Alfredo Moreno no se ancló en el semillero de Cruzat. Le faltaba un paso importante. Poco después partiría a la Escuela de Chicago, un MBA obligatorio entonces para los más brillantes que querían incursionar en el mundo del poder y las finanzas en Chile, donde los Chicago Boys impartían sus reglas sin contrapeso.
En paralelo, Felipe Larraín, el mejor egresado de su promoción, optaría en 1981 por un doctorado en Harvard, el mismo derrotero de Sebastián Piñera.
Su opción le rindió frutos. En 1998 se convirtió en profesor visitante en Harvard. A su regreso siguió ligado a la academia en la UC y desde 1994 es director de varias empresas. Ha sido asesor del FMI y de varios gobiernos, Colombia, México y Ecuador, entre otros. Viña Quintay es su incursión empresarial. Su socio, uno de sus grandes amigos, el decano de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile y futuro ministro de Transporte, Felipe Morandé (54 años).
Cuando Moreno regresó a Chile, ya nada era igual. Los efectos devastadores de la aguda crisis económica se hacían sentir por doquier. Hizo clases en la UC para cumplir el compromiso contraído con el pago de su MBA en Chicago y formó una consultora con sus ex compañeros de Economía y Chicago: Juan Bilbao, actual dueño de parte accionaria importante del Consorcio Financiero y Francisco Pérez Mackenna, principal ejecutivo del holding del Grupo Luksic.
Entre sus clientes estuvo el Citicorp del cual era gerente Sebastián Piñera, el primer banco de inversiones en Chile. Manuel Cruzat tenía el 40% de su propiedad a través del Banco de Santiago y fue él quien propuso a Piñera para el cargo ejecutivo. Piñera no lo olvidaría. Acababa de ser despedido del Banco de Talca.
Moreno y Piñera volvieron a encontrarse. Y la sintonía se hizo fina cuando Moreno se topó en Citicorp con el más antiguo socio de Piñera y su mejor amigo: José Cox Donoso. Ambos son ignacianos.
A Piñera le gustó el desempeño del trío de consultores. Y les ofreció trabajo. Bilbao y Pérez Mackenna aceptaron. Moreno Charme optó por regresar al grupo Cruzat, pero ya no existía el pujante conglomerado empresarial. Se puso a la cabeza de su área de empresas de comunicaciones en quiebra e intervenida.
A mediados de los ‘80, la amistad de Moreno y Felipe Larraín cobró nuevos bríos cuando el último le pidió que ayudara a su padre, Vicente Larraín, quien en nombre del Patronato de la Infancia, accionista minoritario del intervenido Banco de Chile, libraba una dura batalla para no perder sus activos. Así lo consigna la revista Capital en febrero de 2005. Su gestión fue brillante y dejó a Felipe Larraín endeudado de por vida con Moreno Charme.
Su rol en ese episodio convirtió al futuro canciller en director del Banco de Chile. Y reforzó su vieja amistad con Carlos Alberto “Choclo” Délano, cuando ambos se transformaron en socios de dicha entidad. Al punto que cuando Délano y Carlos Eugenio Lavín decidieron volver a la banca, Moreno se convirtió en accionista y vicepresidente del Banco Penta. Una relación que lo conectó al grupo más íntimo de Piñera, del cual forma parte Délano.
El círculo de amistades en el gabinete de Piñera se estrecha con otro de los escogidos. Porque Moreno también es muy amigo de Joaquín Lavín, con quien comparten no sólo su formación en Chicago sino la amistad de Carlos Alberto Délano, quien es socio del nuevo ministro de Educación y de Cristián Larroulet en la Universidad del Desarrollo.
Casi todos los integrantes del semillero de Manuel Cruzat reconocen que fue él mismo quien los reclutó siendo profesor de Economía de la UC. Y también que trabajar con él fue una de las experiencias que los marcó en su vida profesional. «Lo que nosotros hicimos fue repetir lo que nos había enseñado Manuel Cruzat», confesó Carlos Eugenio Lavín en la revista de Economía de la Universidad Católica.
Según una nota de La Tercera, el presidente electo se refiere a Cruzat como “el profe”. Su amigo de la infancia, el empresario Fabio Valdés, cuñado de Cruzat, fue el intermediario de un aporte de US$24 millones que le dio oxígeno a su holding CB y que salió de los bolsillos de Piñera y Andrés Navarro.
Pero lo que mejor grafica la impronta de Cruzat es que el primer gabinete del empresario que hoy se sitúa entre los 20 millonarios más poderosos del mundo lleva el sello que hace más de dos década dejó Manuel Cruzat.